Del Conocimiento a la Responsabilidad.

Written by: Lore-chan.

Capítulo 3º :  La Soledad.

       

        -Yo puedo sola…Koushirou…deja aquello y anda a la universidad…

            -no me demoro…mira ya estoy terminando.

            La madre del pelirrojo por poco y le arrebata la aspiradora, con la que, arrasaba desde las diez de la mañana con toda mancha, polvo y alimento botado por el piso, los sillones, las cortinas… hasta el gato angora de su progenitora casi es succionado.

Luego, ya al fin, satisfecho con su trabajo se dedicó a planchar cuanta camisa y pantalón se cruzara por sus manos.

            -si no te vas ya… – su madre miró el reloj empotrado en la pared verdosa -…llegarás atrasado a tus clases, además has faltado cuatro días al trabajo…por favor.

            -ya voy…

            El chico la besó suave en la mejilla indicándole por milésima vez que debía cuidarse hasta que él llegase por la tarde y que no hiciera esfuerzos innecesarios, cosa que obviamente ella no cumplía del todo.

            Arribando con escasos minutos de sobra a la universidad, caminó por un pequeño sendero hacia el gimnasio donde practicaban unas cuantas chicas y chicos, entre ellos Yamato, gimnasia. No era que Koushirou se fuese a inscribir a aquello, sino que su intención era toparse con el rubio a quien debía entregarle un programa que había hecho días atrás para su hermano. Mientras lo hacía meditó la posibilidad de que su madre no estuviese cumpliendo la promesa, de seguro y estaba metida en la cocina preparando algún plato para sentirse útil.

            Y le preocupaba, la mujer pasó tres días en Tratamiento Intensivo y otros tres en camilla recibiendo de comida sin una pizca de sal, era tan el caso de que su madre repudiara esos alimentos que Izzy tuvo que obligarla y dársela en la boca la mayoría de las veces. Al menos lo sucedido le ayudó a saber que una enfermedad al corazón comenzaba a apropiarse de ella desde hace meses, quizá un año atrás. Pero, aún así, ella omitió el porqué había ocurrido, sólo respondió que vino de pronto.

            Entró al gimnasio justo en los instantes en que Yamato, estudiante de Música y vocalista del grupo más famoso de la universidad, caía de las paralelas al tratar de pasar de la más baja a la alta. Poco menos de un segundo tardó en llegar su profesora que lo observó un tanto enojada al pobre que había caído de bruces contra la colchoneta.

            -llevas sólo dos meses en esto – reprendió la mujer bastante joven como para ser catedrática - …sabes que te tengo prohibido hacer piruetas con tan poca experiencia. Hay muchachos que llevan siete años y no les permito que desobedezcan mis órdenes. ¿escuchó Sr. Ishida?.

            -sí…

            -ahora levántese que la clase por hoy terminó.

            Luego se dirigió a los restantes que practicaban cada uno en lo suyo, dándoles la misma noticia que al rubio.

            Koushirou se acercó a Yamato ayudándole a levantarse.

            -¿no se lleva muy bien contigo, eh? – dijo el pelirrojo con sarcasmo.

            -¿Ame?

            -sí, tu profesora de gimnasia.

            -es así con todos – respondió colocándose una toalla alrededor del cuello –…y, ¿qué ocurre?. No es común verte por aquí.

            -te venía a entregar el trabajo de Takeru, a eso, ¿cómo está?.

            -mejor, mejor – caminaron hasta los vestidores – me parece que ha superado bastante bien su nueva fobia – rió él un poco divertido dejándose apoyar contra el muro.

            -¿te parece gracioso?.

            -o sea – dijo guardando la compostura debida – no es gracioso, pero hay que mirarlo desde un ángulo más simple. No hay porqué hacer alarde de algo así. Le puede pasar a cualquiera. A ti a mí.

            -bueno – Koushirou sacudió la cabeza – entonces, ¿para cuándo tiene hora?.

            -para un mes más, creo que por el siete u ocho. No estoy seguro, ¿quieres que lo confirme y te avise?.

            Titubeó.

            -si quieres… - dijo bajando sus hombros – aunque de todas formas lo llamaré por esa fecha para saber como se siente  de su… - se detuvo - …de su problema.

            -está bien, ahora te tengo que dejar. ¿tienes hora?.

            -olvidé mi reloj en la casa. Pero ya deben estar por empezar las clases. 

            -yo iré a darme un baño y te alcanzó durante el descanso. ¿sí?.

            -claro.

            El pelirrojo se marchaba del gimnasio cuando Mimi se paró de golpe frente a él apretando con nerviosismo los tirantes de su bolso. Ella le saludó y él le respondió de vuelta. Izzy le dio su tiempo para que comenzara a hablar, pero no lo hacía y ya las clases habían empezado.

            -¿qué ocurre?.

            -te venía a pedir disculpas – dijo meciendo su corta melena.

            -¿por qué?.

            Se cruzó de brazos esperando la respuesta, aunque la sabía de antemano, pero siempre era agradable escuchar a la orgullosa Tachikawa redimirse de sus actos.

            -por haberte hecho aquel desprecio el otro día… - lo miró apenada - …supe que tu madre sufrió un ataque al corazón, Sora me lo dijo, ¿está bien, ella?.

            -sí, gracias por preocuparte – sonrió.

            -espero que mejore aún más, le voy a mandar unas flores en la semana – guiñó su ojo – mándale un beso y que se cuide.

            -lo haré.

            -adiós Koushirou.

            Él sólo alzó su mano moviendo los dedos y corrió apresurado hasta su salón mientras pensaba que tal vez se llevaría una mirada desaprobatoria por parte de su profesor.

            Llegada la tarde y con ésta su trabajo; comenzó, tras cuatro días de ausencia, su rutina de mesero. Xiang fue la más asombrada y gustosa cuando lo vio entrar, olvidó que debía unas órdenes y se dirigió enseguida hasta él para preguntarle por la madre y si ésa la causa de sus faltas.

            La alegría de la joven china no duró demasiado, de la cocina salió un hombre alto y delgado: era el hermano de Xiang, que llegaba en reemplazo de su padre que tuvo que viajar a Beijing por problemas familiares. Y como Izzy había faltado por aquellos días tuvo que ir a darle constancia de que él era el mozo que no había llegado.

            -¿Izumi? – lo miró de pies a cabeza haciéndolo sentir incómodo.

            -soy yo.

            -me han hablado de ti – y de reojo vio que su hermana pequeña se sonrojaba – espero que no tenga más problemas para seguir asistiendo a su trabajo.

            -no, hasta el momento no los tengo, pero de todas formas avisaré de antemano si no pudiese venir.

            -está bien – sonrió al fin y dejó de lado su aspecto de jefe antipático – soy Zhang y estaré vigilándote por uno o dos meses, entre tanto mi padre no está.

            El muchacho subió y bajó su ceja demostrando que, aunque fuese simpático con él, seguía siendo el que mandaba. Lo dejó ir a vestirse con el típico atuendo mientras iba a la cocina a apurar las órdenes.

            Durante la tarde, no hubo muchos inconvenientes con su nuevo jefe. Al contrario, era bastante amable y lanzaba una que otra broma en el momento adecuado. Los sucesos transcurrieron como en un día normal.

            Llegada la hora del cierre y ahora que la gente en el local no era abundante, Xiang notó la presencia de un chico que se paseaba de un lado a otro tras el vidrio de entrada. Era de aspecto juvenil, pero abundaba la barba sin rasurar en su barbilla que le elevaba la edad en dos o tres años, llevaba ropa sport y el cabello corto negro. La joven se acercó hasta la puerta.

            -¿quieres algo? – le preguntó desde el interior.

            -¿yo? – se sintió intimidado por ella.

            -si …tú, estás hace bastante rato…¿buscas a alguien?.

            -no – contestó seco.

            -¿entonces?.

            -sólo miro. Me encanta la forma que tuvieron para decorar el local, es…alegre – sonrió mirándola.

            -¿en serio? – observó el decorado, no era la gran cosa pero si llamaba la atención - ¿eres extranjero?, ¿americano, europeo?.

            -no…soy japonés – dijo con orgullo inflando su pecho – no lo sé, pero desde niño siempre me han gustado el tipo de decoración que tienen los chinos.

            -pues no es tan diferente como el de Japón…

            -yo si creo que son diferentes, verás…

            -espera – lo interrumpió - ¿quieres pasar?, o sea…dudo que quieras conversar conmigo yo adentro y tú afuera.

            -está bien, gracias…

            Entró con timidez mirando cada rincón meticulosamente, Xiang lo condujo hasta una mesa alumbrada sólo por una vela que tenía insertada ideogramas.

            -te voy a traer jugo… - dijo ella limpiando su delantal - ¿qué sabor te agrada más?.

            -no, no te preocupes. No tengo dinero.

            -yo te invito…así me cuentas – sonrió amable.

            -en serio…muchas gracias.

            -y bien, ¿qué sabor? – alistó su libreta para anotar el pedido.

            -…durazno.

            -te lo traeré en seguida.

            La hija del dueño del restaurante se acercó alegre hasta la máquina que facilitaba los jugos y llenó uno de los vasos más grandes. Incluso, hasta comenzó a tararear una canción de su país mientras lo hacía.

            -ten… - dejó el vaso sobre una servilleta en la mesa.

            -me llamo Hiroyuki – dijo el chico al sentir el frío del cristal.

            -el mío es Xiang.

            -¿te has dado cuenta lo diferente que son los nombres entre chinos y japoneses a pesar de ser culturas parecidas?.

            La pregunta descolocó por segundos la cabeza de Xiang, sin embargo, era una pregunta que no se había hecho antes.

            -sí, son distintos… - suspiró.

            -¡Xiang!, ¡ven! – le llamó su hermano desde la caja.

            -espérame, no demoro.

            -…ten cuidado con tropezar – le dijo.

            Ella lo miró extrañada, no entendió porqué le había dicho algo así. Fue hasta donde su hermano y recibió unas bandejas que debía entregar. Se acercó a la mesa dejando el pedido y cuando dio la vuelta los pies se le cruzaron y cayó al suelo.

            -¿estás bien? – le preguntó Koushirou a su izquierda.

            -sí… - dijo sonrojada pero con fuerzas para levantarse de nuevo – sólo tropecé.

            -ya es tarde, debes de estar cansada. Deberías sentarte – le recomendó el pelirrojo.

            -lo haré.  

            Cojeó hasta donde se encontraba el muchacho bebiendo su jugo de durazno.

            -¿cómo sabías que caería?.

            -sólo lo supe – sonrió - …disculpa, pero…¿a qué hora sale Koushirou?.

            -¿Koushirou?, ¿lo conoces?.

            -digamos que somos la misma persona, pero cambiadas – alzó sus cejas dejando una incógnita.

CONTINUARÁ… 

Notas:

Y digamos ahora que la historia está un poco más extraña, ya? ^___^  la entrada de este chico, insisto, no es de más, no es para calentarme más la cabeza creando personajes, incluso se llevarán una sorpresita y sólo les adelantaré que este Hiroyuki tiene así como poderes premonitorios…no diré nada más ^^

Espero que vayan con el hilo del fic, no puedo subir los Cap seguidos porque he estado súper ocupada e incluso escribo una vez cada tres o cuatro días sólo una hoja a veces menos.

Saludos a todos!!

L o r e – c h a n.