La caricia fresca de la brisa y el rumor suave del arroyo habían causado un profundo sopor en los enamorados, sin embargo este estado fue bruscamente irrumpido por los gritos de unos niños y el de Alphonse. Sobresaltados se dirigieron a toda velocidad a averiguar cual era la urgencia.
Horrorizados descubrieron que la montaña estaba sufriendo un derrumbe atroz y el valiente Alphonse transportaba cuatro niños por lo que se le dificultaba correr con rapidez.
¡Hermano! ¡Haz algo!
Sin pensarlo Edward corrió hacia el derrumbe y con una palmada levantó un muro que detuvo el avance de las rocas.
Asombroso... — Mencionó Daiyari mientras era iluminada por el resplandor azul, nunca había visto a Edward utilizar la alquimia. Un segundo después corrió a verificar si los niños estaban heridos pero sólo tenían raspones menores y lógico pánico.
Los aldeanos conmocionados por el estruendo de las rocas a toda prisa se encaminaron hacia el bosque hallando a los niños de la aldea con los dos forasteros y la enfermera. Sin saber lo sucedido les fue obvio suponer que los causantes eran los hermanos Elric.
¡USTEDES! Sabía que su presencia traería desgracia a esta aldea! ¡VÁYANSE! — Mencionó el más anciano.
SÍ, FUERA! — Se hizo oír el eco de todos los concurrentes.
Los dos se miraron resignándose a la suerte de que jamás los pueblerinos iban a aceptarlos.
¡BASTA! — Gritó Daiyari — ¡Ustedes ni siquiera vieron lo que sucedió! El derrumbe pudo haber llegado al pueblo si ellos no hubiesen actuado! Alphonse con cuatro niños a su cuesta hizo lo posible por salvarlos y Edward detuvo a las rocas con este muro.
¡LA ALQUIMIA ES BRUJERÍA! — Se oyó desde la turba.
¿Cómo pueden estar tan cerrados al mundo? La alquimia es tan ciencia como la farmacología que prepara sus medicamentos, tan sana como la medicina que cura sus heridas! Lo que dicen es una blasfemia que no tolero! Hoy la alquimia salvó a sus hijos y a nuestra aldea.
La señorita Daiyari tiene razón... Ellos nos salvaron — Contó uno de los niños.
Alphonse es muy valiente, siempre nos cuida y nos hace reír con sus aventuras — Dijo otro.
Chicos, gracias... — Agradeció el menor de los Elric.
Y su hermano... — Mencionó otro — Bueno a él no lo conocemos bien... Gotas Pero parece que hace muy feliz a la señorita Daiyari, ella ahora vive sonriendo...
Daiyari miró feliz la sinceridad de los niños que hicieron reaccionar a los pueblerinos, observando a la muchedumbre, les confesó:
Ellos me han ayudado a superar lo de mis padres, si yo pude ¿Por qué ustedes no? No podemos odiar a todas las personas por un simple rótulo o por simple prejuicio de su profesión... No todos son como fueron aquellos inhumanos, ya lo oyeron, ellos son diferentes...
Los aldeanos quedaron mudos, pensando en sus arbitrarias conducta hacia dos seres que nunca demostraron maldad ni hostilidad, al contrario, ahora ellos habían salvado a los niños de un peligro mortal. Todos los miraron y le expresaron en quebrada voz:
Hermanos Elric... Perdónennos por juzgarlos sin conocerlos, estábamos errados... Gracias por cuidar a nuestros niños y salvar la aldea.
De nada — Dijo jubiloso Alphonse. Edward con una sonrisa asintió lo dicho por su hermano.
Cuando todos se marcharon estaba ya poniéndose el sol.
Edward... Mirándolo fijamente Lo de la alquimia... ¡ES FABULOSO!
¡Jah! Y eso no es nada... Alardeando
Mmmh... Levantando las cejas Siempre tan humilde...
Ejem, tu discurso fue muy impresionante también...
Gracias... Alphonse, eres muy heroico, se nota que los niños te quieren mucho...
Sí, eso parece Riéndose Ustedes deben haberse aburrido mucho en todo ese tiempo ¿Qué hicieron toda la tarde? ¿Hermano? ¿Daiyari?
Al, no curiosees. — Dijo molesto y ruborizado Edward.
Menos pregunta Dios y perdona — Afirmó ella esquivando la pregunta.
¿Cómo? Confuso No entiendo...
¡Es mejor así! — Afirmaron a coro los dos jóvenes.
Al día siguiente, el ambiente era muy distinto, tanto dentro de la casa como afuera. Edward y Daiyari sonreían cómplices ante el desconcierto de Al y cuando salieron de la humilde morada, las personas los saludaban bondadosamente y muchos les llevaron algunas delicias, cosa que sorprendió a todos.
¿Te das cuenta lo que tenía que pasar para que los aceptaran?
A veces se necesita un shock para hacer reaccionar a las personas... — Afirmó Alphonse.
Pero por suerte nadie salió herido ¿No? Mirando a Edward
Asqueado Por lo menos hubieran traído algo mejor que esa nauseabunda le... le...
Ed, cuidado con lo que piensas hacer, ni te atrevas a romperla porque te la veras conmigo...
Mfff... No entiendo como te puede gustar tanto... Venas ¡LA ODIO! ¡LA ODIO! La destruiré! Ojos negros
¡EDWARD! Venas Aléjate de esa botella! EDWARD!
Gota Hermano...
Mas tarde, ya de noche, ella cansada por el trabajo y el estudio se daba palmadas en el hombro para sacarse las contracturas pero fue un esfuerzo en vano.
"No hay caso... tendré que llegar a descansar..."
¡¡¡¡¡DAIYARI! — Ella saltó del susto cuando gritaron su nombre — ¿Qué te pasó? Inocentemente
¡AY EDWARD! Vena ¡Terrible susto que me diste!
Bueno, ya, ya... Solo quería darte una sorpresa.
Misión cumplida.
Ellos caminaban a la par por las calles de ripio de la aldea, no se decían nada pero podía sentirse que se morían por besarse aunque ninguno iba a dar el paso inicial.
Está empezando a refrescar a las noches... Brrr tembló
¿Tienes frío?
Algo... Temo enfermarme... ¿Te imaginas? La enfermera de la aldea enferma, sería un caos...
Ven, te prestaré este abrigo.
¿Y tú? Te enfermarás...
No, mi chaqueta es bastante abrigada...
Observándolo pícaramente Eres amable Edward Elric...
¿Por qué me miras así? Turbado
Por que si no lo haces tú, lo haré yo...
¿Hacer que?
Esto... — Y lo besó en la comisura de los labios dándole después cortos ósculos en los bordes de los labios.
Es muy desinhibida enfermera... Pero aprende, así es mejor... — La tomó de la cara dándole un beso profundo. Al finalizar ella se mordió el labio inferior y lo miró acusadoramente.
Tú no te quedas atrás, debes respetarme, recuerda que soy ocho meses mayor que tú...
No se te nota en lo absoluto...
Lo sé y por eso nadie me da la credibilidad que quiero pero pronto iré a rendir mi examen y me tomarán en serio... Ummhh Mirándolo ese entrecejo te hace lucir muy grande pero cuando te ries pareces un hermoso jovencito.
Ja! Arrogante Deberías verme cuando gano mis batallas
Viéndolo de reojo Niño engreido...
Ven aquí tú! — Y la aprisionó con sus brazos por lo que se enrojeció mucho — No eres tan valiente ahora ¿No?
Abstraída Tus ojos son tan... luminosos...
Sonriéndose Y los tuyos son bellos en verdad, tienen un resplandor rojizo cuando les da el sol...
Esa es herencia de mi padre, él era de Ishbal... ¿Recuerdas que te conté? Soy una mezcla rara... Mi mamá era muy blanca... y bueno... Yo salí...
Muy linda...
Ohhh Ruborizada
Ella lo besó de forma cariñosa tornándose luego muy apasionada, instintivamente Edward la acercó aún mas a él sintiendo como los senos de la joven se apretaban a su pecho y cuando las cosas se pusieron más fogosas, escucharon un portazo que rompió el frenesí.
Ed... deben ser alrededor de las doce de la noche... Se molestaran con nosotros...
Si, bueno... Resignado
Al llegar a la casa él la sorprendió robándole un beso que desencadenó de nuevo la pasión. Desde dentro se oían los sonidos que producía tan intensa demostración de amor que finalizó cuando ellos entraron riéndose y callándose mutuamente; ya era muy tarde y ambos se dieron las buenas noches en silencio.
Al otro día realizaron la misma rutina que no desdeñaban y él la acompañó hasta la puerta despidiéndola afectuosamente. Al entrar percibió a su hermano muy nervioso.
¿Qué sucede Al?
Hermano... Escuché que están siendo atacadas villas muy cercanas a ésta, al parecer los enemigos se ocultan cerca de aquí y los militares los están buscando arrasando todo para hallarlos... Creo que debemos partir lo más pronto posible... En cualquier momento pueden hallarnos y si peleamos es posible que esta aldea sea devastada... — Edward no decía nada, sólo miraba el suelo con las cejas fruncidas.
Cara sombría Al... Mañana a primera hora partiremos. Provocaremos un disturbio a varios kilómetros lejos de aquí y pasarán por alto esta aldea...
Es buena idea hermano... Siento mucho que tengamos que marcharnos, te veías muy feliz.
Rictus Si atacaran esta villa perderíamos la fe que ganamos, sería muy frustrante ¿No? Jejejeje...
Hermano...
Al, voy a tomar un poco de aire...
Está bien hermano...
"Es lo mejor para todos... Pero... "
Sin darse cuenta caminó hasta la salita de urgencias de Daiyari, pero no se atrevía a entrar y despedirse. Sencillamente no lograba llegar y besarla para después decirle que partirían mañana. De repente la puerta se abrió y ella lo vio alegrándose por la visita, sin embargo en un instante descubrió cierta mirada fría que la heló, desconcertándola.
Preocupada ¿Qué te pasa? Te ves... triste... — Él no le respondía nada lo que la alarmó aun más — Ed, dime que sucede? Dímelo por favor...
Daiyari, están atacando los pueblos cercanos... — Ahí la muchacha comprendió todo y su mirada parecía un vidrio trizado.
¡No! ¡NO! Gritó — Raudamente se alejó corriendo hacia el prado y él la siguió alcanzándola con rapidez ya que ella se hallaba arrodillada llorando y con su mano sobre su boca — Trataba... Trataba... de no pensar en este día pero sabía que alguna vez llegaría... Llorando desconsolada
Angustiado Calla, calla... Si no te detienes... yo... Abrazándola No pienses que es fácil para mi, no puedo decirte adiós... Ya no puedo desatar el nudo que creamos... No logro seguir adelante sin llevarte en mi presente... Pero debo seguir... Te juro que desearía tanto quedarme contigo... Pero esa no es una opción...
Lo sé, te entiendo, debes seguir, pero me duele demasiado — Él la ayudó a incorporarse para abrazarla con pujanza.
¿Y cuando te irás?
Mañana tempranos partiremos...
¿Tan pronto?
Si, es lo mejor. Aseguraremos la tranquilidad de la aldea y tu vida... Si te llegaran a tocar un solo cabello, yo, yo no... — Y ella lo besó con lágrimas en su cara, sabiendo ambos que ese sería un último beso, que se les dificultaría encontrarse de nuevo, por esto lo disfrutaron al máximo aunque tenía ese sabor agridulce, contradictorio, que pendulaba entre el "siempre y el nunca" — Prométeme que te cuidarás... Que no te lastimarás más...
Claro, te lo prometo... Llorosa No me olvides Edward...
Esa, Daiyari, tampoco es una opción...
Crees... Que alguna vez volveremos a vernos?
Haré hasta lo imposible para que asi sea... Será una de mis metas...
¿Y como lo sabré?
No estoy seguro... La única manera viable que se me ocurre ahora son las cartas... Puede que te las mande con un nombre falso...
Es lo más precavido...
Luego, por el agote emocional se dirigieron abrazados hacia la casa, lentamente, tratando de estirar las agujas y aplazar el inexorable "mañana". Alli encontró a Alphonse con una maleta, y ella no pudiendo evitar la tristeza lo miró y le dijo con una forzada sonrisa:
Adios, Alphonse, has sido un gran amigo... Espero que tengan éxito en su búsqueda... Cuidate y cuida mucho a Ed por favor...
Daiyari... Triste Claro que si, gracias por tu hospitalidad... Cuidate también...
Mecánicamente ella caminó a su habitación y tratar de dormir, al igual que Edward, sin embargo, él aun la oía sollozar.
Una hora después, Daiyari ajada por la tristeza, se acercó a él que dormitaba, y con cuidado apoyó sus labios sobre los del joven y musitó:
Edward, te amo...
Luego, lo miró con melancolía y regresó cautelosa a su habitación. Edward se dio vuelta, posicionándose de costado abriendo apenas los ojos que se cristalizaron al mismo tiempo que apretó con impotencia las arrugadas sábanas.
A la mañana siguiente, muy temprano y sin hacer ruido se alistaron para marcharse. El alquimista ya no soportaba volver a oírla llorar y jamás había detestado tanto las despedidas, por lo que sólo miró fugazmente hacia atrás, y mientras su hermano lo esperaba ya afuera, soñaba algún día conseguir una vida calmada y feliz junto a ella. Esbozó una sonrisa, agradeciendo haberla hallado y también el poder sentir en su corazón tanta esperanza y alevosa alegría. Y corriendo junto a Alphonse se alejó del lugar.
CONTINUARÁ...
