El siguiente objeto que encontró, sin embargo, le trajo una sonrisa a los labios. Tubos hechos de juncos. Eran de Elrohir y había prometido solemnemente que los había tirado hacía varios milenios. Y ahora habían sido encontrados escondidos cuidadosamente detrás de algunos libros de estanterías poco frecuentadas de la biblioteca. No sabía cómo habían llegado hasta allí.
Estaban hechos de viejas hojas secas. Las partes interiores, blancas y blandas, se habían secado y se habían separado de la dura corteza, dejando un estrecho tubo. Su hijo pequeño había inventado varios tipos de tubo, y mientras que a su padre todos le habían parecido un desastre improvisado, Elrohir había insistido en que aquellos artilugios producían burbujas más grandes y mejores.
Ooo
-Pero Ammé, ¡Yo no quiero aprender a bailar!-protestó Elladan, con las manos apoyadas en las caderas y frunciendo el ceño. -¡Las chicas bailan!
Celebrian detuvo su labor de bordado y usó los dedos de los pies, que sobresalían de sus sandalias, para detener el suave balanceo de la mecedora hasta detenerla. Se había preparado para disfrutar de una larga tarde de verano en el jardín, con sus hijos, pero Elladan parecía tener otras ideas. No lo cambiaría por nada en el mundo, pero a veces...solo a veces...no podía evitar desear que se pareciese un poco más a su hermano, que estaba acurrucado plácidamente en el otro costado absorto en un libro
-Debes aprender las danzas para los bailes de verano- insistió Celebrian -Eso, siempre y cuando seas lo suficientemente mayor para asistir.
Elladan le lanzó a su madre una mirada desafiante. Tenía la impresión de que usar la amenaza de prohibirle asistir a los bailes era muy injusta. Especialmente cuando él no tenía poder para amenazar con algo equivalente.
-Pero yo... -.
-Elladan-le advirtió Celebrian. El gemelo mayor frunció el ceño, pero no dijo nada más Cuando los ojos de su Ammë se ensanchaban así por el enfado era mejor no seguir provocándola.
Elladan se retiró a la sombra de un gran arbusto y se dejó caer sobre el suelo, abrazándose las rodillas y apoyando la frente sobre sus antebrazos cruzados. Era cierto que había disfrutado aprendiendo un par de pasos cuando era más pequeño, pero aquel asunto de aprender las danzas formales para los bailes era diferente. Ninguno de los otros muchachos de su edad asistiría a los bailes, así que ninguno iban a pasar las tardes bailando. Y si alguien averiguaba que había pasado la tarde dando saltitos alrededor del jardín, cogido de la mano, las burlas y las bromas que ya estaba sufriendo se volverían peores.
-Yo creo que bailar parece divertido-Elrohir terminó el capítulo y obedientemente cerró el libro, mirándole con una sonrisa..
Elladan le puso mala cara, preguntándose si su hermano se comportaba de un modo tan angelical solo para enfadarle. Era cierto que las veces que se habían escapado de la cama para echar un vistazo a los bailes, todo el mundo parecía estar divirtiéndose mucho. Pero no sería tan divertido como cortar, hacer rodajas o dispararle a algo.
-Es divertido, Elrohir Adoro los bailes. Tu padre y yo... -Celebrian se detuvo para girarse hacía su intransigente hijo. -Ahí lo tienes Elladan. Glorfindel baila y también lo hace tu padre.
Manteniendo su silencio, Elladan arrastró los dedos por la tierra, los palitos y las hojas secas que encontró bajo el arbusto. Ni Glorfindel, ni su padre, tenían que entrenar con otros muchachos que estarían encantados de enterarse de que, como sus propias hermanas, los gemelos, hijos de Elrond, tenían que pasar su tiempo libre en clase de baile.
-¡Ven, Elladan!- dijo Celebrian en un tono serio, extendiendo la mano mientras se ponía de pie. -No es tan malo.
Elladan camino con desgana por el césped para unirse a su madre y a su hermano. Pensase lo que pensase su madre, si era tan malo.
Ooo
Cuando Elrond y los otros invitados de Lorien llegaron paseando por el jardín un par de horas más tarde, Celebrían estaba sujetándose la falda con las manos, mientras enseñaba un elaborado paso de baile que Elrond reconoció: Era una danza de los elfos silvanos. Los gemelos estaban mirándola atentamente, con Elladan intentando mantener una expresión desinteresada.
-Ahora intentadlo vosotros- Celebrian se retiró con una sonrisa, colocándose un rizo suelto detrás de la oreja.
Mirándose el uno al otro con cara de duda, los gemelos comenzaron a imitar los saltos, despacio al principio pero ganando velocidad mientras su confianza se incrementaba..
Sonriendo, Galadriel comenzó a dar palmas al ritmo de la música imaginaria y en seguida Celebrian y Elrond se le unieron. Casi sin respiración por la actividad, Elladan levantó la vista para sonreírle a su abuela. Sin embargo, aquella distracción provocó que tropezase con sus propios pies y en un intento desesperado por mantener el equilibrio agarró a Elrohir y ambos rodaron por el suelo.
Elrond cimentó su papel como "mal padre" al no poder disimular lo divertido que le había parecido el incidente y echarse a reír en voz alta. Recibió por ello miradas de reproche del enredado montón en el suelo y una mirada de Celebrían que hizo que el Señor de Imladris dejase de reírse de repente.
-No es el más coordinado de los elfos-observó Celeborn con calma, ignorando el dolor que le había atravesado cuando el muchacho habría tropezado exactamente de la misma manera que su propia hija cuando estaba aprendiendo el baile -Esa es, quizá, la causa de su dificultad con el arco. Nunca será un soldado, Elrond.
Elrond apretó los dientes y rápidamente intento acallar a su suegro, o al menos colocarse entre el abuelo y el nieto antes de que Celeborn viese la cara horrible que Elladan estaba poniendo. No es que le culpase, él mismo tenía ganas de darle al Señor de los Galahhrim una buena bofetada.
-Ammë, ¿podemos irnos a jugar, por favor?- preguntó Elrohir rápidamente, reconociendo la máscara de rabia en la cara de su hermano y sabiendo que, si no se iban pronto, Elladan volvería estar en serios apuros de nuevo. -Querréis hablar con Galadriel y Celeborn...
Celebrian les dio permiso rápidamente, al darse cuenta de que Elladan estaba mirando las espinillas de su padre con una expresión que no auguraba una solución pacífica.
Ooo
Los gemelos corrieron juntos a través de las crecidas hierbas de la pradera hacía el más pequeño de los ríos tributarios. Era el más grande en el que los pequeños elfos podían jugar sin supervisión. Las cabezas llenas de semillas de las hierbas más altas les hacían cosquillas en las piernas mientras corrían y ocasionalmente se detenían a coger una flor salvaje particularmente bonita para regalarle un ramillete a su madre.
-Elrohir-Uno de los amigos del entrenamiento del gemelo menor vino corriendo descalzo sobre la exuberante hierba que crecía en las orillas del rio. Elrohir inmediatamente comenzó a saludar con la mano y echó a correr para reunirse con su amigo dejando a Elladan solo.
El gemelo mayor frunció el ceño al ver que el par se marchaba. Siempre jugaba con Elrohir y aquello no era justo, especialmente teniendo en cuenta que tenía pocos amigos propios con los que jugar. Los otros muchachos de su grupo de entrenamiento no apreciaban ser derrotados habitualmente por el miembro más pequeño del equipo. Aunque por lo menos, así no tendría que jugar a los juegos tranquilos y aburridos que Elrohir y el otro muchacho preferían. Cogiendo una piedra grande y sacudiéndose los mocasines, Elladan chapoteó para unirse a un grupo que estaba intentando construir una presa para convertir el rio en una poza para bañarse.
El río era un lugar glorioso para jugar en los atardeceres soleados. En aquella región, donde la corriente excavaba su perezoso lecho a través de la pradera, la orilla del río era lisa y estaba cubierta de cantos rodados, y el agua corría a una profundidad perfecta para remar, pero poco profunda para suponer algún peligro, incluso para aquellos que no sabían nadar.
Había cangrejos de rio y pequeños foxinos en el agua fría, y tratar de cogerlos era uno de los juegos favoritos; pero, a pesar de que los pequeños elfos eran rápidos, pocas veces tenían éxito. Las piedras grandes y cantos rodados que eran barridos de las montañas con las tormentas del invierno, proveían de asientos y piedras para cruzar el rio, y entre las rocas más pequeñas había material para construir presas.
Gruesos juncos verdes y otras plantas crecían en algunas regiones de la orilla. Era allí donde Elrohir y su amigo estaban tumbados boca abajo, mientras contemplaban el agua clara, viendo los desconfiados movimientos de los peces. Cada uno había roto un junto seco y marrón y metiendo un extremo en el agua, estaban soplando burbujas por el estrecho tubo.
Este era el primer verano en el que Elrohir había jugado con otro que no fuese su hermano, y con el sol calentándole la parte de atrás de sus piernas, no pudo evitar sentir que era estupendo pasar tiempo con alguien que prefería juegos más pacíficos, en lugar de estar siendo constantemente arrastrado al grupo de los más alborotadores, rápidos y ruidosos.
Ooo
-¿Bailando? ¡Ha! ¿Acabas de decir que has estado bailando?- La voz ruidosa y llena de desprecio distrajo a Elladan de su juego y levanto la vista para encontrarse con que uno de los chicos más altos estaba de pie en el mismo lugar en el que Elrohir y su amigo, que todavía estaban soplando burbujas.
El gemelo mayor frunció el ceño. Conocía al chico del entrenamiento, al menos lo suficientemente bien para haber desarrollado una fuerte antipatía por sus tendencias de matón, y no creía que el asunto fuese a acabar así. Nervioso, Elladan comenzó a correr a saltos sobre las matas de hierba, donde había estado buscando palos para la presa en el rio.
-Sí. Hemos aprendido un baile especial del Reino del Bosque- Elrohir se puso de pie, sin estar familiarizado todavía con la naturaleza del otro muchacho. -¿Quieres que te lo enseñe?
Un par de jóvenes elfos mostraron interés, pero al oponente de Elrohir no le hizo gracia y la oferta amistosa fue contestada con un puñetazo en la nariz. Elrohir tropezó y cayó al suelo con los ojos llenándose de lágrimas. De naturaleza amigable y pacífica, el gemelo pequeño no podía entender que había causado semejante respuesta.
!Déjalo en paz¡-Elladan corrió hasta el lado de su hermano, con los pies descalzos separados y las manos apretadas en puños.
El elfo más grande lo miró con desdén, pero aún así se retiró un poco. Un gemelo era fácilmente manejable, ¿pero dos?
-¿Por qué?- Sus ojos oscuros miraron con desprecio a Elrohir que estaba encogido sobre su rodilla raspada intentando no llorar. -¿Es que quieres bailar con él? Supongo que eres su pareja de baile.
Elladan estaba a punto de negar vehementemente que bailara, había bailado o bailaría en el futuro cuando Elrohir dijo en voz alta:
-Por supuesto que lo es.-El gemelo más joven se puso de pie y adopto una pose agresiva similar a la de su hermano. -¿Quien iba a ser si no?
Elladan le puso mala cara a su hermano, mientras su oponente se echaba a reír.
-Creo que podría ganarte hasta mi hermana- El muchacho llamo a una chica un par de años más joven que él, que vino desde un par de metros rio arriba, donde las chicas elfas jugaban-lejos de sus sudorosos y salpicadores hermanos.
Los gemelos saludaron a la recién llegada con idénticos ceños fruncidos.
-Por supuesto que puedo ganarle-La chica entrecerró los ojos con aire peligroso mirando a su hermano. -Una chica siempre puede vencer a un chico.
El hermano parecía muy poco complacido con aquel comentario.
-Puedo empujarte y... -explicó la diminuta doncella elfa, dándole a Elrohir un vigoroso empujón que lo envío a la orilla del rio- no puedes hacer nada. Porque soy una chica.
Elladan se quedó mirando a la chica sonriente y luego se giro hacia su enlodado hermano.
-¡No! Ada nos ha dicho que nunca hagamos daño a una dama—dijo Elrohir.
Elladan empujo a la chica con su hombro y la envió trastabillando hacía el agua con un chillido.
-Tú no eres una dama, eres una cualquiera.
Hubo un repentino silencio entre los jóvenes elfos que se habían reunido a su alrededor. Elladan se detuvo únicamente para ayudar a su hermano a volver a la orilla y comenzó a arrastrarlo hacia la pradera antes de que nadie pudiera perseguirlos
-Vamos Elrohir. Vamos a encontrar a alguien más con el que jugar-dijo el gemelo mayor en voz alta mientras comenzaban a alejarse, con las rodillas doloridas por el esfuerzo de alejarse a toda prisa.
-Elladan.- siseó Elrohir enfadado mientras su hermano lo arrastraba lejos de allí. -¡Ada se va enfadar muchisimo!
Elrond no iba a estar contento. No iba a estar contento en absoluto.
Elladan se mordió el labio y continuó marchando con paso firme a través de los tallos de las largas hierbas. No lamentaba ni por un segundo sus acciones, pero quizá debería haber contenido su lengua. Ni siquiera sabía lo que la palabra significaba exactamente, pero algunos de los elfos mayores parecían conmocionados.
-Siempre eres tú- ¡Siempre nos metes en líos y siempre soy yo el que tengo que pararte!
-Bueno, pues tu deberías defenderte-le respondió Elladan enfadado -¿Por qué no le has pegado?
-No he querido-Elrohir se puso colorado mientras su hermano suspiraba de un modo que parecía cuestionar su hombría, y luego reaccionó y añadió: -Ada dijo que era mejor luchar con las palabras en lugar de con los puños.
Elladan suspiró exasperado. -No iba a escuchar tus palabras, Elrohir.
-Puede que sí-dijo Elrohir plácidamente antes de girarse completamente para enfrentarse a su hermano con los ojos brillantes -No tienes que pelear por mí. Puedo defenderme solo.
Elladan hizo una mueca terrible.
-No les dejaré que te hagan daño. Nunca dejare que te hagan daño.
Ambos gemelos continuaron caminando por el campo en silencio, cada uno reflexionando interiormente que parecía ser su deber en la Tierra Media proteger a su copia. Al mismo tiempo cada uno le lanzo al otro una mirada idéntica de desesperación. ¿Por qué no podía Elrohir darse cuenta de que tenía que hacer frente a los chicos mayores que se aprovecharían de su pequeño tamaño? ¿Y por qué tenía Elladan que tener tan pocos modales y menos idea ,incluso, de cómo usarlos?
Galadriel paseó sin hacer ruido entre las frescas sombras de las praderas, al mismo paso que su esposo. Ella había insistido en que la acompañase. Cuando quería hablar con él sobre un tema que no deseaba discutir, era sabio elegir un lugar donde no hubiera rutas de escape.
-Los gemelos son una delicia-Galadriel bajó los ojos y lo miró evaluándolo.-Elrohir te adora
Celeborn pareció complacido a su pesar.
-Elrohir es un buen chico
- ¿Y Elladan no lo es? La Dama de Lorien mantuvo el tono de divertida curiosidad.
-Creo que tu memoria es tan buena como la mía-le sonrió Celeborn a su esposa mientras recordaba algunas de las historias que les habían contado acerca de las aventuras de los gemelos. -Es ruidoso, testarudo y caprichoso.
-Se parece a su madre a esa edad- añadió Galadriel despreocupadamente, fingiendo estar absorta en una perla suelta en el dobladillo de su vestido.
Celeborn se quedo helado y le costó un par de segundos recuperarse.
-Bueno, sí, ahora que lo mencionas supongo que lo es-dijo Celeborn fingiendo estar relajado. -Quizás Elrohir se parezca más a su padre cuando era niño.
Galadriel suspiro antes la imposibilidad de conseguir que su marido hablase acerca de lo que le perturbaba y apartó una ramita invisible de su cabello. Mientras se daba la vuelta para marcharse añadió una advertencia:
-Le estás haciendo daño, Celeborn.
Ooo
Una vez más estaba de vuelta en el estudio. Otra vez metido en líos. Un escalofrió le recorrió la espalda mientras recordaba la voz de Elrohir, tan parecida a la suya.. -Ammë y Ada me quieren más a mí de todas formas. Han dicho que eres un niño difícil- Y ahora lo llamarían difícil de nuevo.
-Ammë. Ada.- Elladan saludó a sus padres con un poco de aprensión, antes de girarse hacía los bancos entre las estanterías donde Erestor y Glorfindel estaban absortos en su trabajo, preguntándose si debería saludarlos también.
-Elladan.-La voz de su padre sonaba inusualmente grave, y cuando levantó la mirada, Elladan se dio cuenta de que sus padres no parecían particularmente enfadados. Más bien tristes y decepcionados, avergonzados de él.
-A... ¿Ada?" Elladan se removió inquieto bajo el peso de la fría mirada que le dirigieron. Sintiéndose incómodo se dio la vuelta hacía su madre, esperando una respuesta que fuese menos glacial pero no encontró ninguna sonrisa de simpatía en ella, tampoco.
-¿Has atacado a una joven doncella esta tarde, Elladan?- La ceja izquierda de Elrond se elevó inquisitivamente.
Elladan se quedó perplejo. No había sido un ataque, solo un empujón, y en cualquier caso ella había empezado.
-Yo…Yo …-
- ¿No me entendiste cuando te dije que un elfo civilizado nunca insulta o hace daño a una dama?- Elrond comenzó en un tono que era particularmente frio, pero el "nunca" resonó estridente. Las cabezas de Glorfindel y Erestor bajaron más cerca de sus papeles.
-Pero Ada-habló Elladan rápidamente, sin tener en cuenta como sonaban sus palabras. -¡No era una dama! Empujó a Elrohir y no era tan bonita de todas formas. Tenía pecas, y el pelo áspero y feo ¡Se parecía más a un orco!
-¡Elladan!-gritó Elrond. Durante un breve segundo Elladan temió que su padre iba a levantarse, ir hacia él y sacudirle, pero Celebrian colocó una mano en su brazo y se calmó.
-Lo siento, Ada-murmuró Elladan, frotando un nudo en la madera del suelo con la punta de su mocasin.
-Nunca volverás a hablar de una doncella de semejante manera de nuevo, ¿me has entendido?- Elladan comenzó a sentir que la ira contenida de su padre, apenas disimulada por sus frías maneras, era más terrible que la furia directa de Glorfindel .
-Si, Ada
-¿Pero dónde has aprendido semejante lenguaje Elladan?- preguntó Celebrian con su voz llena de decepción y disgusto -¿Me has oído a mi o a tu padre usar semejantes palabras?
-Yo… Es solo una palabra que he oído a Glorfindel usar en los barracones...-murmuró Elladan, evitando la mirada de sus padres -Era una broma y debía ser divertida porque todo el mundo se rió.
Tres pares de ojos se giraron acusadoramente hacia el elfo rubio, que tuvo la delicadeza de ponerse colorado. Erestor se preguntó como el Señor de Imladris podía confiarle a sus hijos cuando era obvia que resultaba una mala influencia para los dos.
-Nunca la uses de nuevo. ¡Jamás!- Elrond se giró hacia su hijo, dejando que Glorfindel se deslizase extremadamente rápido y en silencio fuera de la habitación.
-Si, Ada
-Te disculparás con la muchacha y puedes pedirle a Glorfindel lecciones extra de Quenya cada noche desde ahora hasta Midwinter.
Elladan le frunció el entrecejo salvajemente a su padre.
Está bien, Ada.
Ooo
Los dos niños elfos estaban de pie, frente a frente: una mirada gris malhumorada enfrentada a otra, enfadada, de color avellana. Sus padres se habían marchado para hablar, o más bien para que Elrond y Celebrian repitieran cuanto lo sentían, dejando a Elladan libre para disculparse.
Elladan se removió inquieto, mirando primero al suelo y luego a los ojos avellana y después tomó una profunda bocanada de aire.
-Siento haberte empujado al agua Y siento mucho haberte llamado cualquiera porque no sabía lo que significaba.-El muchacho bajó la voz hasta convertirla en un susurro. -Pero no siento haber dicho que no eras una dama. Nunca serás una dama.
Los ojos avellana se estrecharon
-Entonces acepto tu disculpa Elladan Medio-Elfo-Al oír su tono de voz Elladan se pregunto si había dicho medio-elfo con intención de insultarlo, pero desechó la idea como ridícula. -Y no quiero que tú me llames dama. Tú no sabes lo que es una dama.
Ooo
La familia recorrió las salas de Imladirs en un silencio pétreo. Elladan miró aprensivamente las mejillas coloradas de su madre y la mirada glacial de su padre antes de hablar.
-Ada, ¿Puedo ir a practicar tiro con arco? Le he prometido a Glorfindel que estaría allí.
Elrond bajó la vista para mirar a su hijo y suspiró.
-Entonces ve, Elladan, porque no deseo mirarte.
El Señor y la Señora de Imladris continuaron su camino por el pasillo dejando a su hijo solo y paralizado durante un buen rato.
Se acercaba el atardecer. El cielo estaba adquiriendo variados tonos de azul y la brisa fresca que corría por el valle era más perceptible. Sin dejarse engañar por la aparente falta de atención de Glorfindel, Elladan colocó otra flecha y echó hacia atrás la cuerda del arco, procurando cumplir los estándares de perfección del elfo rubio. Un par de segundos más tarde el proyectil golpeó su objetivo, justo en el centro de la diana.
-Muy bien, Elladan - Glorfindel se desperezó desde donde aparentemente se había quedado dormido y se estiró.- ¿No estás contento?
Incluso aquella hazaña no había conseguido arrancar una sonrisa en la pálida cara del muchacho.
-Oh, sí. Sí que lo estoy-Elladan asintió farfullando.
Algo estaba mal.
-¡Ven aquí, Elladan!-Glorfindel hizo señales al muchacho para que se acercase, y una vez que hubo llegado, lo acurrucó contra su costado. -No estás contento esta noche
Elladan lo miró con mala cara y golpeó los talones contra el suelo. Ahora Glorfindel iba a reñirle también ¿Es que pensaban que no se había dado cuenta de que había hecho mal?
-Tu Ammë y tu Ada tienen razón al estar enfadados. Los has avergonzado mucho.-El elfo rubio dio un par de golpecitos en el mentón de Elladan cuando este abrió la boca para protestar. -Cuando te comportas de esa manera la gente piensa que no te han educado bien.
-Oh-Elladan se puso colorado y se removió incómodo. Se apartó del brazo de Glorfindel y rápidamente se alejó del elfo adulto.
El elfo rubio levantó las cejas, pero reconoció la postura pensativa del muchacho y no dijo nada.
-Glorfy-Se atrevió a peguntar Elladan cuando las sombras se hicieron más largas-¿Soy malvado?
Glorfindel comenzó a reírse.
-¡Por todos los Valar! Pues claro que no, pequeño. ¿Que te hace pensar eso?
Elladan le lanzó una mirada ofendida.
-Nada.
Tragándose la risa, Glorfindel volvió a coger al muchacho y lo deposito en su regazo para arrullarlo.
-¿Así que te miras en el espejo y ves un pequeño orco devolviéndote la mirada?- El elfo rubio consiguió que el muchacho se echase a reír y luego volvió a preguntar: ¿Estás seguro de que no es nada, Elladan?
Elladan se giró para enterrar la cara contra la túnica de Glorfindel
-Siempre hago mal y siempre soy yo ¡Todo el mundo lo dice! -Tomó una bocanada de aire temblorosa y comenzó a hablar de nuevo con voz insegura que rápidamente terminó en lágrimas -Elrohir me contó que Ada y Ammé dijeron que era difícil. Y entonces Ada ha dicho que no quería ni siquiera verme. Y… y…no creo que me quieran mucho, Glorfindel
Aquello dejo a Glorfindel sin palabras, y se limitó a murmurar frases tranquilizadores y acunar al muchacho con suavidad hasta que las lagrimas pararon Para entonces muchos de los arqueros habían llegado, y los estaban mirando a ambos con expresiones de interés.
Elladan se sorbió la nariz, y Glorfindel deseó tener un pañuelo a mano Los dos caminaron juntos hasta el lugar acostumbrado bajo los árboles, donde el elfo rubio colocó rápidamente a Elladan .
-Glorfy-Lo llamó con voz ansiosa mientras se daba la vuelta hacia el campo de entrenamiento-¿He hecho que Ada se enfade contigo?
Elladan parecía tan desconsolado al pensarlo que Glorfindel se echó a reír.
-No es para tanto. Aunque sospecho que tendremos una conversación más tarde.
Y el necesitaba hablar con su amigo. Por que el asunto había terminado de una manera que estaba más allá de sus capacidades.
La casa de Elrond estaba en sombras, incluso las luces de la Sala de Fuego habían disminuido y las llamas se habían extinguido. Solo las luces de la biblioteca todavía brillaban con luz cálida.
Dentro de la biblioteca, en uno de los largos bancos y a la luz de una linterna que tenía junto a él, Celeborn estaba leyendo un informe que estaba contenido en un viejo texto. Un silencio espeso llenaba el aire en aquella cálida noche, interrumpido solo por el periódico crujido del papel al pasar la página.
-Celeborn, ¿Puedo hablar contigo?- Elrohir caminó de puntillas por la habitación, con su pregunta apenas audible.
El Señor de Lorien se giró hacía él, y parecía un poco molesto, pero su expresión se suavizó cuando descubrió la identidad de la interrupción.
-Por supuesto-Sacó una silla a la que Elrohir trepó felizmente, dejando que sus piernas colgasen adelante y atrás. -Pero es muy tarde, Elrohir. Se rápido.
No estaba seguro de la hora a la que los gemelos se retiraban a dormir, pero basándose en el hecho de que Elrohir estaba vestido solo con su camisa de dormir, asumió que hacía rato que debería estar en la cama.
-Creo que debo ser una persona aburrida-anunció Elrohir, mirando a su abuelo cuidadosamente.
-Por supuesto que no eres aburrido Eres ordenado, tranquilo y sensato-Celeborn le dio un par de palmaditas en la cabeza a su nieto-Eres una persona estupenda con la que pasar el tiempo.
-Pero Celeborn, eso es lo que me hace aburrido-Se quejó Elrohir con voz lo suficientemente alta como para que Celeborn pensase en taparle la boca con la mano para evitar que la guardia entrase corriendo.-Nunca hago nada valiente, excitante o tengo una aventura. La gente nunca que escoge el primero para los equipos ¡Y Elladan es mejor que yo en todo!
-No en todo.- Celeborn comenzó a señalar al gemelo más joven sus destreza con todo lo que tenía que ver con la pluma o los libros
- Todo eso es aburrido.
- ¿Qué pasa con el tiro con arco?-Probó Celeborn y sonrió mientras a Elrohir se le iluminaba la cara. Eres el mejor pequeño arquero que he visto.
-Me gusta el tiro con arco- dijo Elrohir orgullosamente, alzando la cabeza y sintiéndose cada vez menos inútil.
-Dime… sí, y solo sí, tu Ada y tu Ammë están de acuerdo, ¿Crees que te haría sentir menos aburrido si hacemos una pequeña cacería?-Celeborn contempló como los ojos de Elrohir comenzaban a brillar tan intensamente que se preguntó si uno de los fuegos artificiales de Mithrandir se había metido dentro del muchacho. -Solos tú y yo
-¿Harías eso? ¿Solo por mí?- La boca de Elrohir se quedo abierta
-Sí, porque te encuentro de lo más interesante
Celeborn fue espectacularmente asfixiado por una especialidad del repertorio de saludos de los gemelos: el abrazo volador
