Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, este fic es por mero entretenimiento.
"Conversaciones"
'pensamientos'
Énfasis
…………
Like we were yesterday…
8. Una breve pausa
Sano caminaba por las frías calles de Tokio, el almuerzo había transcurrido sin ninguna otra anormalidad, bah. . . ¿se podría llamar anormalidad al simple hecho de que Sano haya visto a Kenshin sonreír? O peor aún¡a Kenshin coquetear¿Eso es anormal? No, claro que no. Es atípico, teniendo en cuenta los años de amistad que llevan Sanosuke y Kenshin, no se puede pasar por alto que desde que se involucró en la vida de los Yukishiro, Kenshin había cambiado drásticamente, había dejado de sonreír, sus acciones eran más frías, al igual que el trato con las personas, fue en esos momentos donde fue llamado Battousai Himura, en síntesis había perdido la chispa, 'algo tuvo que haber pasado'
Kenshin y Aoshi habían dejado a Yahiko en la casa, después irían a su oficina a firmar unos papeles de 'no se que cosa', antes de que Kenshin fuera a 'no se donde a ser no se que' al menos eso es lo que Sano escuchó.
En el instante en el que Misao y Kaoru había salido por la puerta, Aoshi había apartado su vista de Kenshin, Yahiko siguió comiendo pero Sanosuke lo miró detenidamente, su mirada era difícil de descifrar, en aquel momento Kenshin se volvió a verle, sus ojos volvían a retomar su color dorado, mientras se sentaba y miraba su plato de comida por unos segundos y se volvía a Aoshi para conversar sobre su novia. No entendía nada. 'había vuelto a la... ¿normalidad?'
Sanosuke pasó sus manos sobre sus cabellos despeinándose "¡Mierda! No entiendo nada" - dijo cansinamente mirando al cielo y notó que las nubes comenzaban a juntarse, tapando la luz de la luna y se teñían de negro amenazando con una tormenta. "Será mejor que me vaya a casa, no hago mas que dar vueltas" - pero algo lo detuvo, a lo lejos escucho unos rápidos pasos, parecía que alguien corría.
"Por favor llévense todo lo que quieran pero déjenme ir" - decía la suave voz de una mujer a los tres hombres que se le acercaban y la encerraban en un callejón sin salida.
"Claro que nos llevaremos todo lo que queramos, por eso te llevaremos con nosotros" - le dice un hombre de aspecto libidinoso que se acercaba a ella con un cuchillo en la mano.
"No..." - susurra la muchacha intentando escapar del agarre del segundo hombre.
"Esa no es la forma mas adecuada de cortejar a una mujer" - dice una voz desde la oscuridad.
Los hombres se dieron vuelta "¿Quién eres?"
"Cuando la señorita dice que no, es no" - repite la voz de la oscuridad
El tercer hombre saco una pequeña picana "¿Quién eres?" - repitió levantando considerablemente la voz, pero nadie respondió.
"Jeje, es solo un cobarde" - dice el segundo más tranquilo.
"Eso es lo que tú crees" - dice una voz a su espalda, cuando se da media vuelta sorprendido por la agilidad del desconocido, recibe un golpe en su mandíbula haciéndolo perder el equilibrio.
"¡Mierda!" - grita el tercero, y se lanza con la picana en alto, dejando sus costillas descubiertas. El desconocido aprovechó los movimientos toscos del asaltante y lo golpeó haciéndolo caer, quedando inconsciente.
"Ahora solo quedas tu" - dice el desconocido mirando fijamente al hombre que tenía prisionera a la mujer.
"¡Aléjate!" - dice el hombre asustado - "¡Aléjate o le corto el cuello!" colocándole el cuchillo sobre el cuello de la joven asustándola, y haciéndola abrir grandemente sus ojos castaños.
"No eras más que un cobarde" - espeta el desconocido, avanzando con lentos pasos.
"A-Aléjate" - repite una vez más, su temblorosa mano se alzaba peligrosamente en el lado izquierdo del cuello de la joven y cuando vio que el desconocido se acercaba, sus nervios lo traicionaron y lo apuntó a él con el cuchillo - "Te dije que te aleja-" pero al dejar de apuntar con el cuchillo a la joven, el desconocido aprovecho tal descuido para proporcionarle una patada, haciendo volar el cuchillo rozándole la mano y dejándole una cortada.
"Idiota" - dijo el desconocido avanzando nuevamente hacia el agresor, proporcionándole una fuerte trompada que lo hizo volar unos metros y caer inconsciente.
"¿Te encuentras bien?" - pregunto el desconocido mirando a la mujer que se había resbalado y ahora estaba sentada en el piso.
"si..." - dice débilmente, intentando reincorporarse, pero el susto no le dejaba recuperarse haciéndola perder el dominio de sus piernas. El desconocido lo nota.
"Déjame ayudarte" - y delicadamente toma su mano, notando la suavidad de su piel, el desconocido se sonroja.
"Muchas gracias..."
"Sanosuke, Sanosuke Sagara"
"Muchas gracias Sagara-san" - dice la mujer sonriendo, provocando que Sanosuke se sonrojara más.
"no hace falta agradecerme..." - responde Sanosuke apenado - "Cualquier que estuviese en mi lugar hubiese hecho lo mismo"
"Pero usted estaba aquí Sagara-san, esa es la diferencia" - responde la mujer, sonriéndole ampliamente, retomando lentamente la confianza.
Sanosuke no sabía que decir, la presencia de la mujer, no hacía mas que incomodarle de una manera muy placentera¿Tiene sentido?
"¡Oh!" - exclama la mujer rompiendo el silencio que comenzaba a volverse incomodo - "¡está lastimado!" - dice al ver la sangre de la mano de su salvador, 'la herida no es muy profunda' se dijo Sano, pero parecía todo lo contrario para la mujer que cuidadosamente tomó con sus delicadas y suaves manos la de Sano y acarició el borde de la herida, provocado una ligero escalofrío en la espalda de éste, la mujer sacó de su bolso una cajita y extrajo una curita de ella y le cubrió la herida con sumo cuidado temiendo lastimar al joven.
"no era para tanto" - fue la leve respuesta del sonrojado Sanosuke.
"No sea tan orgulloso Sagara-san" - fue la simple respuesta de la mujer - "al fin y al cabo, una herida es una herida y como tal debe ser cuidada"
"Gracias. . ." - Sanosuke estaba sorprendido ante la preocupación de la mujer, aunque aún había algo que le molestaba de toda la situación. - "oi. . . ¿me vas a decir tu nombre?"
Ante semejante pregunta, la aludida no pudo evitar sonrojarse, se había olvido de presentarse y con una sonrisa dijo, o al menos lo intentó.
"Watashi wa S-" - pero esta vez algo estaba mal, muy mal, lo presintió. Tosió, y su mano fue directamente a su boca, se volvió a mirarla pero su vista se nubló, escuchaba la voz de Sanosuke como si estuviera a kilómetros de distancia, sintió su cuerpo desfallecer, y la calidez de los brazos de Sanosuke alrededor de su cuerpo, en ese momento todo se volvió negro.
OooO
Había terminado de revisar los contratos sobre un caso de sucesión con Aoshi, y ahora se encaminaba con su audi negro hacia el encuentro con Sayo-dono, había intentado por todos los medios no pensar en los acontecimientos anteriores, sin embargo el olor a jazmines, la melena larga y azul y esos ojos como el océano, interrumpían siempre sus pensamientos. Y ya no sabía como hacer para evitar la mirada de Sanosuke que se había intensificado notoriamente. Estaba claro, que él no era de la clase de hombre que coquetea con meseras en restaurantes y mucho menos estando acompañado, por dos amigos y un menor.
Intuitivamente, sacó la alianza de su bolsillo y lo miró. De momento volvió su vista al reloj, 18.15, 'Tomoe debe estar en la reunión con los directores' no podía negar que no era feliz con su vida, tenía como mujer a una de las más famosas actrices de la farándula, él era uno de los hombres más respetados del país, tenía grandes amigos, Sanosuke, Aoshi, muchos lo idolatraban, como el pequeño Yahiko, estaba buscando una casa para vivir con Tomoe, su vida estaba bien como estaba, entonces¿Por qué aparecía en sus pensamientos aquella pelinegra¿Por qué se le a travesaba su dulce sonrisa¿Por qué le parecía recordar aquellos ojos azules¿Quién era Kaoru Kamiya? Volvió a guardar su alianza.
No entendía nada.
Ya eran las 18.30 y Kenshin se encontraba frente una casa de dos pisos, era bastante acogedora tenía una gran chimenea blanca que sobresalía del rojo techo, tenía ladrillos de vista, sus ventanas con marcos blancos que estaban adornados con pequeñas flores de diversos colores, su puerta de roble negra tenía una manija dorada en forma de león, y su hamaca blanca daba señales de que allí vivió, en algún momento, una niña, la entrada estaba bordeado de una baranda blanca que conducía hacia unas escaleras de ladrillo, esa casa daba un aire de felicidad, como si en ella hubiera vivido una familia muy feliz.
El vecindario era muy tranquilo, lejos de los ruidos de la ciudad, de los autos, y de los problemas que concernía las grandes ciudades. Avanzó sin perder de vista la entrada de la casa por si Sayo aparecía, revisó la madera a sus pies, era fuerte, las ventanas estaban en buen estado, tal vez algo desgastado por la humedad, sin embargo no era nada serio, se acercó a la hamaca, tenía escrito las siglas K.K en ellas. Seguramente tendría un significado, pero no se molesto en prestarle demasiada atención, sino que avanzó hacia el patio que era extenso pero el pasto estaba crecido dejando ver lo descuidado que se habían vuelto los dueños, había una gran pileta en el medio, al costado había una mesa enorme y a su izquierda había una parrilla donde todos los domingos se podría reunir la familia a comer un gran asado.
Se internó un poco más adentro, viendo un pequeño vivero, estaba lleno de plantas de diferentes colores, que denotaban que en un momento fueron la belleza de aquel jardín, pero hoy estaban todas marchitas, flores azules, rosas, rojas, amarillas, violetas, pero todas muertas, salvo una flor, una flor que parecía destacarse de las demás por ser muy especial y eso le llamó la atención.
Había una flor de jazmín que luchaba con vivir, estaba siendo comida por los insectos, había muchos yuyos a su alrededor, pero ella seguía allí, levantada con orgullo y dignidad frente al resto.
Kenshin se acercó a ella y tocó, sintiendo la suavidad de cada pétalo, miró a su alrededor y vio una regadera cargada con agua, alguien la dejaba a propósito, pero tampoco se digno a pensar demasiado sobre el tema, regó la planta y aspiró su olor, trayéndole recuerdos de lo sucedido anteriormente.
"¿Cómo te llamas?"
"Kamiya, Kaoru Kamiya"
"Aa, un placer Kaoru-dono"
"el placer es mío. . ."
"Kenshin Himura"
"Un placer Kenshin"
Mirando nuevamente la flor, se reincorporó lentamente. Sacudiendo su cabeza para que esos pensamientos se disiparan, volvió a mirar su reloj 18.56 'Sayo-dono no ha llegado' volviendo nuevamente al frente de la casa, le dedicó una última mirada. Era linda, se imaginaba trabajando en el vivero, Hachiko jugando con niños en un día de verano, y él mirándolos desde la hamaca junto a la dueña de los ojos azules.
Se paró en seco, en cuento aquellos ojos volvieron a interferir en sus pensamientos, se reprochó a si mismo por dejar que eso pasara.
Caminó hacia su auto y se subió puso en marcha el automóvil y se dispuso a marcharse, dándole una ultima mirada a la casa, que probablemente sería suya.
OooO
"waaaaaaaaaaaa, nunca deseé tanto llegar a casa" - dice Misao, cambiándose de ropa.
"Sé lo que quiere decir" - le responde Kaoru.
Finalmente habían terminado su turno de la noche. Después de atender la mesa cinco, Misao y Kaoru no tuvieron descanso hasta que el último cliente se fue, y ahora que todo había terminado, no podían sentirse más que satisfechas.
Tae les había pedido un favor muy grande se había enterado que los dos meseros que estaban enfermos, al final no iban a poder asistir por casi tres semanas enteras, por eso, la ayuda de Kaoru y de Misao iba a ser requerida por más tiempo, hasta que Tae encuentre un reemplazo y antes de que ambas empiecen con sus clases, o sea tiempo indeterminado.
"Muchas gracias chicas por haberme ayudado hoy" - les había dicho Tae, depositándoles frente a ellas, una bandeja con dos tazas de cafés y dos grandes porciones de tortas.
"No hay problema Tae" - le contesta Kaoru, y mientras se le hacía agua la boca al ver la torta de chocolate. Amaba el chocolate.
Misao le sonreía ampliamente, no se podía quejar la había pasado bien, a pesar de que había muchas personas en el restaurante incluyendo maleducados como el cabeza de gallo y el mocoso insolente, había visto a su querido Aoshi-sama, y eso la había puesto feliz. Ahora estaba más segura de que quería a ese hombre, a pesar de que sea serio, frío y poco hablador, ella parecía ver algo que los demás no parecían ver, no le importaba que fuera casado, viudo, que tuviera novia o que se haya ido a vivir a Alemania, ella lo iba a querer igual, porque aunque no lo dijese mucho, ella se había enamorado.
"¿Vamos Misao?" - pregunta Kaoru, una vez que ambas estaban vestidas.
"¡Hai!" - responde sonriendo Misao.
Kaoru se había acostumbrado a los cambios de humor que a veces presentaba Misao, y con una sonrisa en la cara, ambas caminaron hacia la salida. Caían pequeñas gotas del cielo, las nubes habían tapado completamente la luz de la luna y mostraban signos de una gran tormenta, Kaoru se detuvo mirando el cielo.
Antes amaba la lluvia, amaba caminar bajo la lluvia, amaba cantar bajo la lluvia, pero ahora la lluvia representaba momentos oscuros de su pasado, momentos que intentaba olvidar, aunque eran en vano, porque en situaciones como esa, las recordaba con amargura. Ahora tenía encrucijadas en la lluvia, tenía recuerdos dolorosos en la lluvia, su símbolo de felicidad había cambiado hacía un año, ahora la lluvia significaba soledad. Sin embargo, en ese momento no recordaba solamente eso, sino que también reflexionaba sobre cierta mirada, de cierto particular pelirrojo, una mirada que la había dejado intrigada. ¿Qué significaba¿Por qué le importaba tanto¿Quién era Kenshin Himura?
No entendía nada.
"¿Kaoru?"
Kaoru se dio media vuelta, su mejor amiga Misao la miraba desde el auto preocupada. Se sintió un poco avergonzada y tonta, no estaba sola, tenía a su fiel amiga junto a ella, y con respecto al pelirrojo no podía perder tiempo en eso, fue solo un encuentro casual, una coincidencia, no tenía importancia, aquella mirada no significaba nada... no?
"¿Daijobu?" - le preguntó la muchacha de ojos verdes, una vez que entró al auto
"Hai, daijobu" - le contesta sonriendo y poniendo en marcha el auto, intentando alejar aquellos pensamientos, intentando alejar lo que la lluvia significaba, e intentado alejar la mirada del pelirrojo que se infiltraba en sus pensamientos.
OooO
"¡Necesito un médico urgente!" - gritaba un desesperado hombre de cabellos castaños, llamando la atención de todos los que se encontraban en la sala de emergencias del hospital.
Sanosuke Sagara había estado cargando el cuerpo de la damisela inconsciente durante todo el trayecto. Se había maldecido así mismo, cuando decidió tomar un taxi, pensando que tal vez así pudiese llegar más rápido, pero las calles estaban bloqueadas por la inauguración de un nuevo local y sin perder más tiempo puteando al taxista por haber escogido aquella calle, claro que Sanosuke no sabía que aquella era la una calle que te llevaba directo al hospital, pero en esos momentos Sanosuke hacía oídos sordos. Salió corriendo del taxi, hasta llegar al hospital, bajo las incesantes curiosas y alarmantes miradas del resto de las personas.
Rápidamente, Sanosuke se encontró envuelto por cinco enfermeros que tomaron a la mujer de los brazos de Sanosuke y la depositaron en una camilla y comenzaron a guiarla hasta una de las habitaciones disponibles de la sala. Mientras tanto, un nervioso Sanosuke, los seguía por atrás hablando sin cesar sobre los síntomas que ésta había sufrido.
"Una vez que se desmayó, comenzó a sacudirse, como si tuviera una especie de ataque, había tosido sangre, pero no estaba lastimada. Unos hombres quisieron asaltarla pero ninguno llegó a tocarla, no se que-" - pero la camilla desapareció tras una habitación, una enfermera cerró la puerta y se encaró a Sanosuke, cortándole la palabra.
"Hiciste muy bien, ahora ella esta en manos del médico a cargo, no te preocupes" - le había tranquilizado - "Puedes ir a esperarla a la sala de espera. Pero ya no puedes hacer nada por ella" - le había dicho antes de volver a entrar a la habitación y dejar a Sanosuke mirando atónito el marco de la blanca puerta, que lo separaba de la mujer.
Tenía algo de razón, ya no podía hacer nada por ella, pero se sentía inútil estando sentado en la sala de espera sin hacer nada y eso lo enfurecía, tenía ganas de golpear a los miserables que se había atrevido a atacarla desprevenida. 'Cobardes'
Pero no podía hacer nada, solo esperar en aquella sala, mientras que por su mente vagaban innumerables pensamientos sobre una mujer que minutos antes yacía en sus brazos.
OooO
"¿Como se encuentra doctora?" - pregunta el enfermero
"Ya se esta mucho mejor" - contesta la voz sensual de una mujer - "aunque no me parece que el ataque, la sangre y que se haya desmayada se haya debido al susto de ser casi asaltada" - meditó la mujer seriamente - "Háganle unos estudios completos y llévenlos a mi oficina" – un grupo de enfermeros se pusieron a trabajar en eso – "mientras tanto iré a hablar con el hombre que la acompaño ¿Dónde esta?"
"La última vez que lo vi, estaba en la sala de espera, callado y serio, con solo verlo daba miedo" - responde el enfermero - "Aunque supongo que es natural, si la persona que quiero es atacada y le da un ataque, no estaría muy contento"
"Es lo más natural" – afirma la doctora soltando su largo cabello negro y peinándolo con su mano izquierda – "iré a verlo" agrega antes de salir de la habitación.
Había sido una larga noche para la doctora Megumi Takani, no veía la hora de irse a su departamento y acostarse a dormir por días, teniendo a su lado el cuerpo caliente de Aoshi. Lamentablemente, ambas cosas eran totalmente imposibles por el momento, ya casi estaba amaneciendo, y seguramente Aoshi tendría que ir a trabajar.
Ahora que ambos habían vuelto de tan calurosas vacaciones, volvían a tener escaso tiempo para verse. Y más sabiendo que Aoshi se había mudado definitivamente a su nueva oficina, sabía que no lo vería mucho.
Aoshi era de aquellos hombres, que se comprometían con su trabajo y hasta no terminarlo no salían de la oficina para ver la luz del día. Sin embargo, esa cualidad fue una de las razones por la cual ella le terminó gustando. Aunque siempre se mostraba frío y serio, no le fue muy difícil saber que era un hombre simple, que disfrutaba de las delicias de la vida, sin ser demasiado arrogante con su estilo de vida, se bastaba con un silencioso lugar y meditar, nada más que eso, ella recordaba con una sonrisa en la cara, cuando mantenían pequeñas disputas sobre aquel tema.
Megumi era de aquellas mujeres que les gustaba mantenerse en movimiento, viviendo la adrenalina en cada segundo de su vida, tal vez fue esa una de las razones por la cual había elegido la medicina como carrera, aunque muy en el fondo sabía que su deseo fue siempre salvar a los demás, como si se lo debiera a alguien.
Mientras Aoshi vivía una vida tranquila, ella vivía una 'vida a las apuradas' como la catalogaban en las revistas de chimentos, así se hizo famosa, salvando vidas en distintas regiones del mundo, y al final sin darse cuenta ella fue salvada de aquella estresante vida por Aoshi. Aun recordaba su encuentro como si hubiese sido ayer.
Oo-Flash-Back-oO
Megumi se encontraba en África ayudando a niños hambrientos, una noche mientras viajaba en su 4x4, atravesando un bosque, Megumi escuchó los gritos desesperados de una mujer, y sin pensarlo dos veces salió del auto con un botiquín de primeros auxilios y corrió guiada por los despavoridos aullidos de la mujer.
Para su sorpresa vio una mujer siendo 'atacada' por un hombre que la sujetaba por sus muñecas y la mantenía acorralada en un árbol, apretando su cuerpo contra el de la mujer, el hombre buscaba desesperadamente la boca de la mujer, mientras que ésta intentaba inútilmente forcejear, pero el hombre le superaba en tamaño, lagrimas corrían por las mejillas de la victima de tal fechoría, y aquello a Megumi no pudo causarle otra cosa más que repulsión.
Actuando bajo impulso, se abalanzó hacia el agresor por su espalda, quien sorprendido intentó quitarse de encima al desconocido que lo había interrumpido. Aquel intento fue aprovechado por la atacada, que se separó lo más lejos posible del hombre intenta a ponerse los harapos de ropa que cubrían su cuerpo.
Las manos de Megumi fueron tomadas por el hombre, y sin que ella pudiera evitarlo, el atacante se las arregló para posicionarla en la misma posición que había mantenido a la otra mujer. Sujetándola fuertemente, desvió su mirada hacía la otra mujer, que había desaparecido hacia el tupido bosque.
"Parece que te quedaste sola"- fue la respuesta del hombre, que ahora apretaba contra el árbol el cuerpo de Megumi.
Al escuchar aquello Megumi entró en pánico, su corazón latía a mil por hora, y su respiración era entrecortada. Sus ojos solo demostraron derrota, ella siempre había sido una mujer admirada por su valentía, y ahora estaba sola. La mujer la había abandonado, estaba en el medio de un bosque, alejada a kilómetros de distancia de cualquier pueblo más cercano, con un violador y no creía que sus gritos corrieran la misma suerte que la otra mujer.
Al mirar directamente los ojos de aquel salvaje y repulsivo hombre, noto la libidinosa mirada como respuesta, y se dijo a si misma, 'Siempre has sido una mujer admirada por tu valentía Megumi, no debes rendirte'. Ella no se rendiría, no se acobardaría de nada, mientras aquel hombre, tomaba una sola mano las dos muñecas de Megumi, y con la otra comenzaba a vagar por su cuerpo, lo miró directamente a los ojos, no se iba a permitir apartar la vista de ellos, demostrando su odio y su valentía, su orgullo.
Sin embargo, algo extraño ocurrió, el hombre cayó sobre su cuello, respirando fuertemente, algo lo había golpeado. Megumi miró extrañada la causa, y se encontró con la mirada más fría que alguna vez hubiese visto.
Había un hombre, atrás del atacante de Megumi, alto de cabellos oscuros y cortos con azules parecidos a dos glaciares que parecían detonar un odio indescriptible hacia el atacante. Tomándolo por el cuello, lo lanzó lo más lejos que pudo de Megumi, y caminado lentamente se acercó a él. El aludido, aun mareado por ser zarandeado de aquella forma, se levantó mirando con odio al hombre que lo había interrumpido, y se abalanzó sobre él, lanzando golpes de izquierda a derecha.
Pero los golpes fueron esquivados con suma agilidad, y solo le tomo dos segundo embocarle un golpe en la mandíbula para dejarlo inconsciente en el suelo.
Mirándolo por última vez con desprecio, se acerco a Megumi que permanecía sentada en la base del árbol al haber perdido la fuerza de sus piernas para mantenerse en pie.
Sin saber el porque, dejo que el desconocido la levantara y la llevara en brazos hasta la camioneta, la dejo sentada en el asiento trasero de éste, mientras que él abrió el baúl y sacó algo que ella no pudo ver y se adentró nuevamente hacia el bosque. Volvió al cabo de cinco minutos, Megumi seguía inerte mirando el asiento delantero.
"¿Te encuentras bien?" – fue la pregunta del hombre, al sentarse junto a ella, mirándola comprensivamente.
Megumi lo miró directamente a los ojos, y sin saber por que se tiró a sus brazos llorando desconsoladamente. El hombre, solo la abrazó y con sus manos, acarició su espalda haciendo pequeños círculos. No supo cuantos minutos pasaron después, pero Megumi se quedo dormida.
Al despertar se encontró acostada en una cama, tapada con sabanas blancas, la luz del sol penetraba por las cortinas rojas, dejando visiblemente la vista al exterior. Se reincorporó y camino hacia la ventana, parecía estar en una enorme casa, su camioneta estaba en el garaje atrás de otra camioneta, su mirada se poso en la habitación, pulcramente ordenada, había un escritorio al lado de la cama, y allí estaba su cartera con su ropa lavada y doblada, un momento, se miró a si misma y descubrió que tenía puesto un pijama blanco '¡Quién demonios la había cambiado?'
"Veo que te has levantado" – dice una voz. Megumi mira instintivamente la puerta donde se encontraba la mirada fría del hombre que la había salvado la otra noche. "pensé en entrar con una murga, para ver si te despertabas" – '¿Acaso le estaba bromeando?'
"¿Quién me cambió?" – fue lo primero que salió de su boca, intentado parecer tranquila, pero falló en el intento, su mirada afirmaba lo que su voz denotaba.
"La criada" – dijo simplemente el hombre entrando a la habitación - "ella se hizo cargo de ti, mientras yo avisaba a la policía lo que había pasado"
Megumi, se sonrojó ante tal revelación, había desconfiado de su salvador, aunque era un tanto frío, era apuesto, demasiado apuesto quizás, pero no se iba a dejar intimar por eso.
"Supongo que debería agradecerte"
"Supones bien"
Megumi lo miró con ojos centellantes, habrá sido su salvador y todo lo demás, pero había algo que no le gustaba ni una pizca de ese hombre, aunque. . . sin embargo. . .
"Gracias. . ."
"De nada, Takani-san" – dice el hombre apresuradamente, aunque mantenía su carácter estoico – "Será mejor que se cambie, la policía necesita que testifique" – agrega antes de salir de la habitación.
"Un momento" – espeta Megumi – "¿Cómo sabes mi nombre?"
"Apareces en el noticiero, hace dos días que estás durmiendo y por ende estuviste ausente de cualquier medio de comunicación, y una doctora tan reconocida y bella como Megumi Takani, siendo por el momento el principal objeto de atención para muchos paparazis, no es fácil de olvidar"
Megumi se había quedado con la boca abierta, no solo por el hecho de que había estado durmiendo por dos días enteros, sino porque el hombre le había dicho bella. Bueno, al parecer no era tan malo, después de todo.
"¿Cómo te llamas?" – fue la pregunta de Megumi
"Aoshi Shinomori" – respondió el hombre mirándola directamente a los ojos, manteniendo el contacto visual – "y si no te gusta el café frío te recomiendo que te vistas rápido." – y sin nada que agregar salió de la habitación, dejando a una Megumi confundida.
Después de una exhaustiva atestiguación en la comisaría, Megumi y Aoshi, estaban en un restaurante almorzando, no sabían porque pero había algo que le molestaba del otro y lo más extraordinario era que a pesar de que el sentimiento era mutuo, no dejaban de hablar y de reír, así Megumi se enteró como su salvador, se encontraba en esa zona.
Aoshi estaba en un viaje de negocios y había cerrado un contrato cerca de aquel bosque y debía atravesarlo para llegar a su casa, pero al ver la camioneta de Megumi abandona cerca del bosque y al escuchar unos ruidos extraños, no dudo en ir a investigar. Afortunadamente llegó a tiempo antes de que algo malo pudiese pasar.
A pesar de aquel sentimiento que ambos sentían por el otro, no fue un impedimento para dejar de verse, al contrario, a pesar de que vivían a distancia y de los líos de horarios que ambos compartían, igual parecían encontrarse en el supermercado, en el banco¡hasta en una fiesta!
Aunque esos encuentros no fueron más que simples coincidencias, ninguno de los dos dejo escapar la oportunidad de hablar y darse cuenta de que tenían muchas cosas en común, solo fue cuestión de tiempo para que la relación se profundizara, y uno de los hechos detonantes fue: viajar juntos en avión rumbo a Japón, pero cuando digo viajar juntos, me refiero a que ¡se sentaron hasta juntos!
Cuando llegaron a Japón, se dieron cuenta de que ya no podían seguir siendo tan hipócritas y seguir diciendo que todo aquello era simple coincidencia, al salir del mismo taxi ya se miraban con ojitos cariñosos y cuando Megumi lo invito a tomar una taza de café, las maletas de Aoshi, permanecieron por tres días enteros al lado de la puerta del departamento de Megumi.
Oo-Fin-del Flash-Back-oO
De ello, ya había trascurrido seis meses y Megumi no podía negar que no estaba contenta. Caminando hacia la sala de espera, rezó a todos los cielos para irse a su departamento y expresarle a Aoshi, en forma adecuada cuanto lo quería.
OooO
Sanosuke comenzaba a perder la paciencia, habían pasado muchas horas sentado en la sala de espera, todos los demás se habían ido retirando mientras ¡él seguía esperando respuestas!
Volvió a mirar su mano, donde permanecía aún, la curita que Sayo le había puesto. La curita estaba decorada con dibujos animados, eran los personas del anime Ranma ½, estaba p-chan, Shampoo (la gata), el panda Genma y el pato (nunca se acordaba el nombre). Sonrió al ver los dibujos, la mujer era tan infantil, era dulce y atenta, cuanto más hablaba de ella, más le agradaba, y al recordar su cara pálida y la sangre en su mano, Sano sentía una presión en el pecho.
Escuchó unos pasos acercarse, vagamente Sanosuke levanto la cara para ver quien se acercaba, en eso vio algo que nunca se hubiese imaginado y sin que pudiera pensar exclamó.
Aunque no fue solo la voz de Sanosuke, Megumi también se había sorprendido de ver al cabeza de pollo en la sala de espera y sin saber porque, también exclamó.
"¡TU QUE HACES AQUÍ?"
OooO
Sano: oi Kenshin¿Qué demonios estamos haciendo acá abajo?
Kenshin: Lo que pasa es que "Kaoru-chan" decidió hacernos cargo del cierre.
Sano¡ah claro! Encima que me hace quedar como un idiota¿tengo que hacer SU trabajo? Que la lleve el diablo
Kenshin: maa, maa, no seas tan injusto con Kaoru-chan, es una señorita muy ocupada, mira, hace servicio comunitario, ayuda en un jardín maternal y en un centro para chicos especiales.
Sanosuke: bueno, pero eso no le lleva todo el día.
Kenshin: pero también hace otras cosas, tiene seis horas semanales de inglés...
Sanosuke: bueno... todavía le quedan las mañanas
Kenshin: pero a la mañana tiene que estudiar, piensa, ella esta cursando quinto año de la secundaria, es el último año. Y tiene 14 materias, así que a la mañana se dedica a estudiar.
Sanosuke: bueno... ahora que lo dices
Kenshin: además la señorita Kaoru-chan, es una hija muy responsable, cuando llega del colegio se encarga de cuidar a su sobrina de un año, así su mamá puede descansar.
Sanosuke¿De enserio?
Kenshin: claro, y además de escribir a la señorita Kaoru-chan, le gusta mucho leer, así que semanalmente se compra algo para leer, por ejemplo esta semana se compró dos libros de Agatha Christie y...
Sanosuke¿Y esa?
Kenshin: es una escritora, escribe historias de detectives.
Sanosuke: ah, claro, y no tiene tiempo para hacer el cierre
Kenshin: Sano, no seas tan injusto, la lectura es lo único que relaja a la señorita Kaoru-chan.
Sanosuke: bueno, pero que pasa los fines de semana eh?
Kenshin: bueno, la señorita tiene amigos así que los sábados sale...
Sanosuke: Claro, primero los amigos ¿no?
Kenshin: pero es que no los ve siempre, y los extraña
Sanosuke¿y que pasa los domingos?
Kenshin: en el curso de la señorita están juntando plata para la fiesta de egresados, entonces los domingos se dedica a cocinar tortas y estu-
Sanosuke¿Tortas?
Kenshin: si, pero la señorita Kaoru-chan no es buena cocinando, yo escuche que se le había quemado tres bandejas de brownies y que al final tuvo que comprar una torta hecha.
Sanosuke: oh¡es que acaso ninguna Kaoru sabe cocinar!
Kenshin: pareciera que no...
Sanosuke: bueno, ya entendí, tiene una vida ocupada, pero que no crea que voy a hacer el cierre siempre eh!
Kenshin: es temporal Sano, además la señorita es buena
Sanosuke: si claro... bueno¿Qué sigue ahora?
Kenshin: Los reviews...
Sanosuke: ah cierto...
Kenshin: Kaoru-chan, quiere agradecer a gabyhyatt que la sigue siempre, y a su hija Mary Jean... oh... como la pelicula?
Sanosuke: no te distraigas Kenshin, terminemos rápido que quiero ir a comer algo, me muero de hambre.
Kenshin: pero ya terminamos...
Sanosuke¿Como?
Kenshin: No hay más reviews
Sanosuke¿y porque sigo acá¡Yo me voy!
Kenshin: espera Sano
Sanosuke¿¡y ahora que?
Kenshin: no te vas a despedir...
Sanosuke: ah si, bueno, este... lectores, lectoras... que les vaya bien, cuídense y déjenle reviews a Kaoru-chan, sino se va a enojar conmigo
Kenshin: y conmigo
Sanosuke: bueno... chau
Kenshin: hasta la próxima
Notas de la autora: Espero que les haya parecido gracioso lo anterior, siempre tuve ganas de hacerlo, voy a intentar repetirlo. En fin, esta parodia se debe al lío que tengo en mi cabeza, es un intento de relajación, bueno, pasemos a lo que importa.
Este capitulo lo termine antes de que me acosaran con pruebas en el colegio, por eso me quedo bastante decente.
Como vengo diciendo en todos mis fics, voy a retrasar la entrega de cada capitulo por razones lógicas (todo lo que dijeron Kenshin y Sano), con el colegio casi no puedo respirar y con inglés directamente muero de asfixia. Asimismo cuando llega la noche, estoy muy cansada y lo único que pienso es tengo sueño.
Voy a seguir escribiendo, pero no voy a actualizar tan rápido.
Muy bien, Sanosuke se encontró finalmente con la señorita amor y paz, y también con la novia de Aoshi¿Les gusto el flash back? Tengo miedo de ser demasiado repetitiva.
¿Y Kenshin que visitó esa casa que parece que la va a comprar? Temas puntuales de este capitulo, lo voy a explicar en próximos. Con Kaoru no paso nada en este capitulo, pero ya entrara en acción.
Esperando que Kenshin y Sano hayan contestado todas sus dudas.
Bai Bai
Kaoru-chan
