Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece, este fic es por mero entretenimiento.
"Conversaciones"
'Pensamientos'
Énfasis
Dedicados a todos los enamorados
……
Like we were yesterday…
10. Enamorados
Megumi estaba acostada sobre el pecho desnudo de Aoshi. Lo había extrañado tanto ese día. Necesitaba tanto verlo, tocarlo, sentirlo... Supuestamente no se verían hasta el fin de semana. Un problema con los horarios, cuando él descansaba, ella trabajaba y viceversa. Pero él la había sorprendido como en innumerables ocasiones.
Cuando abrió la puerta de su departamento encontró un sendero de rosas que la llevaban a su habitación. Las luces de su cuarto estaban apagadas. Solamente estaba iluminado por la tenue luz de las velas. Su cama estaba cubierta de pétalos de rosas rojas. Había una botella de vino, dos copas y chocolate blanco y negro. Y sentado sobre ella se encontraba Aoshi, sonriéndole.
- "Justo a tiempo" – le dijo mirándola fijamente.
- "¿Hiciste todo esto?" – preguntó Megumi atontada. No había escuchado lo que le había dicho. Estaba más sorprendida en la decoración de su dormitorio.
- "Claro" – respondió Aoshi, acercándose a ella. Paso un brazo sobre su cintura, abrazándola tiernamente – "Espero que no te hayas olvidado de que día es hoy"
Megumi frunció el ceño. ¿Qué fecha era¡Pero si no era ninguna en especial!
- "Aoshi ¿estas bien?" – preguntó mirándolo preocupada, posicionando su mano en su frente. Capaz tenía fiebre y deliraba – "Hoy no es un día especial"
Aoshi solo sonrió. Y le mostró su reloj despertador. 24.02. Megumi lo observo sin entender. Aoshi se acercó a su oído y le dijo.
- "Feliz día de los enamorados"
Megumi abrió los ojos de sorpresa. 'ya es medianoche. ¡Hoy es 14 de febrero!' Megumi abrió la boca para decirle algo, pero Aoshi fue más rápido y cortó la distancia. Sus labios se juntaron. Provocando en cada estómago un ligero movimiento, que ambos experimentaban siempre que se besaban. Esa pasión desenfrenada. Con ese deseo latente en sus ojos. Como un animal sediento por su presa, cortó el beso para mirarla fijamente. Y Megumi lo vio. La lujuria estaba allí. Tan improvisto, descendió sus labios hasta el cuello de Megumi, por lo que ella tuvo que tirar la cabeza hacia atrás, para darle mayor facilidad. Las manos de Aoshi, se perdían entre las ropas de su amante, acariciando la suave piel de su espalda. Cuando Aoshi le quitó la camisa Megumi ya no podía soportarlo más. Todo era endiabladamente exquisito. Necesitaba tocarlo. Necesitaba demostrarle cuando le quería. Cuanto le amaba...
Tomándolo desprevenido, lo empujo hacia la cama. Aoshi estaba sorprendido¿se rehusaba? Pero cuando vio la mirada de Megumi, notó el deseo. En ese momento, ella saltó sobre él y comenzó su labor.
Sus manos tomaban el cabello de Aoshi, corto y suave... sus labios le partían la boca. Las manos de éste estaban en la cintura de Megumi subiendo y con un ágil movimiento le desprendió el corpiño. Megumi cortó el beso y lo miró. Aoshi le devolvió la mirada. Megumi se sentó sobre él y se sacó el corpiño.
Esa noche sería larga. Pero no le importaba
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"gracias por su compra"
Era un hermoso día cuando Kaoru saludó a la asistente de compras y lo siguió siendo hasta que ella finalizo las compras. Fue hasta que se detuvo a comprar un helado cuando las oscuras nubes comenzaron a formarse alrededor del sol, amenazando con llover.
"¡Arigato gozaimasu!" – agradeció Kaoru recibiendo su suculento helado de chocolate.
Cuando iba a darle el primer bocado, una gotita le cayó en la nariz. Levantó la vista al cielo, y millones de gotas le cayeron en la cara. Todas las personas a su alrededor comenzaron a salir del área de tiro, refugiándose en los techos de las tiendas o hasta en restaurantes. Pero no nuestro querido personaje. Ella seguía con el helado, ahora comenzando a derretirse, en la mano y en la otra, dos bolsa de ropas, mirando el cielo maravillada por el fenómeno que estaba presenciando.
No es que fuera la primera vez que viera la lluvia o algo por el estilo, teniendo ya sus dieciocho años sería ilógico, al contrario, ella estaba maravillada porque era la primera vez, después del trágico accidente que había acabado con la vida de sus padres, que ella podía disfrutar del golpe de las infinitas gotas en su cara.
Cuando era chiquita feliz e inocente, en los días de lluvia ella se tiraba en el patio de su casa, que siempre estaba adornado con diferentes flores de colores, por placer de su madre, y trataba de adivinar cual sería el próximo lugar que las gotas golpearían su cara. Recordaba como su padre la llamaba desde de la casa. 'la merienda esta lista' gritaba continuamente, pero ella hacía caso omiso a los llamados de su padre, ella seguía presenciando las gotas caer.
Escuchó unos pasos acercarse, y para su sorpresa era su madre con una sonrisa en la cara. Lo siguiente que aumentó su sorpresa fue el acto posterior de su madre, ella se recostó a su lado.
- "¿Qué haces?" – le preguntó
- "Miro las gotas caer" – le contestó Kaoru
- "Son geniales ¿no?"
- "Si"
Transcurrieron varios segundos en silencio, ambas absortas en sus pensamientos, hasta que Kaoru rompió el silencio.
- "¿okaasan?"
- "¿si?"
- "cuando llueve quiere decir que los ángeles lloran ¿no?"
La madre de Kaoru se quedo en silencio un momento entre la indecisión de que responderle o pensando seriamente en la respuesta - "yo creo que llueve porque los ángeles lloran" – Kaoru miró a su madre sorprendida – "pero no creo que lloren de tristeza, sino de alegría. Lloran porque están contentos por nosotros, por nuestros logros, y por nuestra felicidad. También creo que ellos saben que no es siempre necesario llorar cuando uno esta triste, sino también cuando están contentos. Por eso mismo Kaoru, no llores cuando estés triste, porque de esa manera solo vas a lograr que ellos lloren por tu tristeza y no por tu felicidad. Sé feliz Kaoru, siempre intenta ver la luz en la oscuridad, lo bueno en lo malo, lo dulce en lo amargo, porque de esa forma podrás llorar de felicidad como lo hacen los ángeles, porque no es algo fácil de hacer el llorar por felicidad y recuerda solo llora cuando de verdad valga la pena llorarlo, cuando de verdad valga la pena estar triste, pero si no es así, enfrenta al mundo con una sonrisa, y así conseguirás tu ángel de la guarda"
- "¿yo tengo un ángel de la guarda, okaasan?"
- "Claro que si, Kaoru. Todos tienen uno"
- "¿y ahora esta llorando en el cielo por mi felicidad?"
- "No. Ellos no están en el cielo. Aunque te aseguro que llorara por tu felicidad"
- "¿y como lo sabes okaasan, acaso ya conoces el tuyo?"
- "Claro que si, y tu también lo conoces Kaoru"
- "¿Quién es?"
- "Tu padre Kaoru. Él es mi ángel de la guarda. Él llora cuando estoy feliz, él llora cuando estoy triste, él me da su hombro cuando lo necesito, palabras de aliento cuando creo que no puedo lograr mi meta. Él es mi sostén en mis decisiones, él es mi voz en mi boca, mi luz en mi oscuridad. Él es mi todo, mi ayer, mi hoy y mi mañana." – Kaoru la observaba con la boca abierta, su madre hablaba con tanta dulzura – "y tu también tienes uno Kaoru, él te esta esperando, para compartir tus éxitos, para ser tu hombro en tus fracasos, para ser tu voz de aliento en tus momentos de bajo autoestima, él esta allí, esperando"
- "¿me esta esperando okaasan?"
- "Por supuesto que si, pero estoy segura, pero muy segura, que él no querrá que te enfermes con esta lluvia, así que porque no mejor entramos a casa y nos tomamos algo calentito, hice una torta de chocolate y tu padre se lo va a comer todo si seguimos acá"
- "¿Torta de chocolate?" -
- "hai, pero primero debes bañarte, dudo mucho que tu ángel desee verte enferma"
- "hai okaasan" – en ese instante, Kaoru se reincorporo rápidamente y se dispuso a entrar, pero se detuvo y volvió la vista a su madre – "okaasan, te prometo que no llorare por tristeza a menos de que valga la pena" - y sin esperar la respuesta de su madre, entró a asearse.
Su madre quedo allí, sonriendo mirando donde hace unos momentos estaba se hija. Levantó la vista al cielo y le pidió a los cuatro cielos que su hija nunca tuviera que llorar por tristeza.
Desde aquel día ella había aprendido a no llorar por tristeza, no solo porque se lo había prometido a su madre, sino también porque estaba segura de que su ángel de la guarda no lo hubiese deseado así.
Cerró los ojos, y sonrió al sentir las gotas caer en su cara, una sonrisa de pura felicidad. Lo haría, todavía no había tenido la oportunidad, pero estaba segura que algún día ella lloraría por felicidad, por amor, y que el principal causante de su llanto sería su ángel. Si... algún día.
- "Se va a enfermar si sigue así" – abrió los ojos y vio como un paraguas negro la protegía de la lluvia, volvió la vista y se encontró con su amigo el pelirrojo. Kenshin la miraba sonriente, vestido de traje y corbata, llevaba un maletín en la otra mano, y miraba a Kaoru con ojos brillosos.
- "¡Kenshin¿Qué haces por acá?"
- "Acabo de salir de una reunión de trabajo, así que estaba yendo hasta la cafetería a saludarla señorita Kaoru, pero no esperaba encontrarla en medio de la lluvia. Menos mal que traje paraguas"
Kaoru se ruborizó un poco al escuchar la respuesta de Kenshin, pero lo disimulo bastante bien – "Hoy es mi día libre, Misao en la que esta en la cafetería ahora"
- "Menos mal que no fui entonces..." – susurró Kenshin por lo bajo
- "¿Qué dices?"
- "Nada, nada. Pero no puede estar así mojada, porque no vamos a un lugar más... seco. Además el helado ya se hecho a perder"
- "Si es verdad" – Kaoru miro sus ropas, estaba empapada y su helado estaba todo derretido – "Es una lastima, era de chocolate" - lamentó
- "Vamos, yo invito" -
- "¿pero adonde vamos?" – preguntó Kaoru mientras Kenshin caminaba
- "A mi apartamento"
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'Aoshi-sama' pensó Misao perdida en sus pensamientos, mientras las gotas golpeaban furiosamente las ventanas de The Fourth Avenue Café. Ella estaba apoyada en una de las tantas mesas del restaurante. Éste estaba más vacío de lo habitual, al parecer varios habían decidido no salir con esa lluvia y con aquella lluvia no se los podía culpar, aquel día solo predecía una sola cosa: dormir. Pero definitivamente esa no esa no era la suerte de Misao. Aunque se podría decir que la suerte de Misao había cambiado radicalmente esa mañana.
Como todas las mañanas, Misao se levantó temprano para preparar el desayuno para ambas. Ya estaba claro que Kaoru la cocina no la pisaba ni aunque Misao tuviera 88 grados de fiebre, con ilusiones y una neumonía agravada, así que esa mañana prepararía un desayuno especial ya que ayer a la noche, las chicas no habían pasado una buena noche.
Al regreso del trabajo, el auto de Kaoru se detuvo a muchas cuadras de distancia. Pero así de la nada. Se rehusaba a continuar. Sin otra alternativa, Kaoru tuvo que llamar a una grúa que llegaron en solo cuestión minutos. Dispuesta a llamar a su mecánico amigo, la agencia de grúas le aseguró que el mecánico de la empresa se lo arreglaría. Claro, que el mecánico, que parecía ser un buen hombre, le dijo había revisado todo el auto y todavía no encontraba la razón de su "conducta". Si había dicho "conducta" al parecer el mecánico tenía una cierta devoción por los autos. En fin, Kaoru no tuvo muchas alternativas, tuvo que dejar su auto en las manos de aquel maníaco amante de autos y volver en grúa con Misao. Aunque el viaje sí que no fue muy placentero...
Como iba contando, una vez en casa sanas y salvas, Kaoru se fue derecho a su habitación sin siquiera comer, alegando que estaba cansada y que tenía mucho sueño. Pero aquellas excusas no eran nuevas para Misao, que sabía que aquella conducta se trataba más que nada cuando Kaoru necesitaba más tranquilidad de lo necesario para pensar en cosas que requerían pensar más de lo necesario.
Por eso mismo, Misao se levantó temprano esa mañana, preparó unos deliciosos y esponjosos hot cakes, calentó el dulce de leche, dejo el café preparado en la cafetera, y puso unos jazmines, las flores favoritas de Kaoru, en el centro de la mesa. 'con esto será más que suficiente' antes de marcharse al trabajo, le dejo a Kaoru un dibujo de ella misma sonriendo y deseándole un hermoso día libre.
The Fourth Avenue Café, no quedaba tan lejos pero como Misao se había tomado su tiempo preparando el desayuno, se le hizo tarde y salió deprisa a la parada de colectivos.
El viaje en colectivo fue normal, se dispuso a observar el paisaje hasta que una anciana se sentó al lado de ella, comenzaron a hablar como si fueran conocidas. Hablaron de la vida, del trabajo, de los estudios, del amor y claro esta de Aoshi-sama. Misao no dejaba de pasar ninguna oportunidad para hablar de su Aoshi-sama, aunque sea con una anciana del colectivo.
Los consejos de la anciana fueron los siguientes: "No dejes que una muchachita te inhiba de aquella manera. Lo que falta en algunos, sobra en otros". Sin poder escuchar más, Misao llegó a su parada y la anciana le despidió con una sonrisa y un movimiento con las manos. Mientras se alejaba, Misao escuchó la voz de la anciana "No hay mal que por bien no venga"
Con una sonrisa en la cara, Misao comenzó a caminar. Sin embargo la caminata no duró mucho.
- "¡Deténganlos!"
Antes de que pudiera reaccionar vio dos muchachos corriendo en dirección a ella. Sin importarle mucho se abalanzaron sobre Misao, sin embargo no cayo. Un brazo fuerte la tomo por su cintura y la envolvió en una especie de abrazo. Los dos muchachos se alejaban, los gritos de la anciana habían cesado, y un tumulto de gente se formaba alrededor de ella.
- "¿estas bien?" – preguntó una voz.
- "Hai, hai... arigato shimasu" – agradeció Misao volviendo la cabeza hacia el sujeto que la había protegido de casi una estampida de rinocerontes. – "¡AOSHI-SAMA?"
- "Hola Misao" – le saludó Aoshi.
-o-o-o
- "gracias por acompañarme Aoshi-sama"
- "No es nada"
Silencio.
- "Lindo día ¿no?"
Aoshi asintió con la cabeza.
Silencio
- "Aoshi-sama... ¿Qué esta haciendo por acá?" –
- "Iba a trabajar"
- "Ah... trabaja con Himura¿no?"
- "Si" – '¿es que acaso no puede decirme nada mas?' pensó Misao – "Es mi socio"
- "claro, en HCorp"
Aoshi asintió con la cabeza.
Silencio.
- "también es profesor en la Universidad de Tokyo ¿no?"
- "Si"
- "Ahí es donde va a estudiar Kaoru. Se acuerda ¿Mi amiga?"
- "Kamiya-san, si ella me comentó sobre su beca" – preguntó Aoshi
- "Hai, Kaoru!" – Respondió Misao contenta – "La beca se la gano por ser muy inteligente. Seguramente le va a ir bien, ella es muy capaz y todo lo que intenta siempre lo tiene, por eso es mi mejor amiga. No tengo hermanas, pero para mi Kaoru es como mi hermana... también vivimos juntas... con todo lo que le pasó a Kaoru... pero ella es muy fuerte. Me gustaría ser como ella" – Misao decía todo rápidamente que las palabras se atropellaban en su boca al salir.
- "Como eres estas bien Misao" – le dijo Aoshi. Y por un instante Misao creyó verlo sonreír, pero al segundo siguiente de que Misao pudiera preguntarle, agregó – "Ya llegamos"
Frente a ellos estaba el restaurante-cafetería, The Fourth Avenue café.
- "oh... ya llegamos... bueno... gracias por acompañarme Aoshi-sama"
Aoshi solo asintió y Misao dio unos pasos abriendo la puerta.
- "hasta pronto Aoshi-sama" – Aoshi hizo un ademán con la mano en forma de despedida y se alejo.
-o-o-o-o-o
'Aoshi.sama' pensó nuevamente Misao. Sin duda Aoshi se había aburrido con ella. ¡Su conversación fue más parecida a un cuestionario de policía! 'seguramente le pareciste una idiota Misao, hablando tanto' Aoshi-sama era uno de los pocos hombres que le había llamado la atención, y ella había perdido la oportunidad de conocerlo mejor. Aunque al parecer siempre era frío y poco hablador. Pero porque le dijo "Como eres estas bien Misao" además por una milésima de segundo Misao creyó verlo sonreír.
- "¿Misao?" – preguntó Tae mirándola preocupada.
- "¡Eso es¡¡Voy a hacer sonreír a Aoshi-sama aunque sea lo último que haga!"
O o----------------------------------o O
- "¿Te encuentras bien¿Segura que no quieres ir en auto? Yo pago el taxi" – dijo el castaño, mirando preocupado a la ojiverde.
- "Estoy bien Sano. No te preocupes. Solo quiero caminar un poco"
Sanosuke había estado muy preocupado esa mañana. Después de que Sayo se negara a hacerse cualquier tipo de análisis, los doctores le habían dado de alta. Finalmente, después de que él hubiese insistido tanto su estado, salieron del hospital. Sanosuke comenzó a lanzar las mil palabrotas que se sabía, para intentar parar a un taxi. Sayo, sonriendo a su pesar, había convencido a Sano con caminar. Renuente a aceptarlo, Sanosuke abrió la boca para quejarse, pero solo basto que Sayo sonriera para que disipara cualquier objeción.
- "Podríamos ir a la plaza, no esta muy lejos y el día es muy hermoso"
A esa altura Sanosuke ya no podía negarle nada. Comenzaron a caminar, y Sanosuke notó como el aura pacifista de Sayo se extendía a su alrededor, confortándolo y embriagándolo de calidez. Sayo le pidió a Sanosuke, cuando pasaron por un almacén si podía comprarle una botella de agua, y antes de que pudiera darle plata para pagar la botella, Sanosuke se había encargado de hacer sentar a Sayo en el primer banco que estaba a su alcance y salir corriendo hasta el almacén, preocupado por la reciente sed de Sayo.
Mientras Sayo esperaba a Sanosuke, miró a su alrededor y vio a un grupo de niños jugando a la pelota, otros montando un barrilete con sus padres y otro grupo se reía de las payasadas que hacía el payaso de la plaza, mientras que su ayudante regalaba globos rojos. Los juegos de la plaza estaban repletos de chicos, subiendo y bajando del tobogán, subiéndose por la trepadora, ascendiendo y descendiendo por el subibaja, y dando vueltas en la ruleta.
Dos ancianas se acercaron con intenciones de sentarse, pero ningún banco estaba vacío, así que Sayo se levantó y les cedió el lugar, con una palabra de agradecimiento las ancianas se sentaron y despidieron a Sayo con palabras calidas. Sayo comenzó a caminar y a adentrarse por la plaza, donde los árboles se abrían paso y el pasto era más verde que el artificial. Encontró un árbol que estaba a la vista de la vuelta de Sanosuke, apoyó su espalda en ella y cerró los ojos, dejando que la suave brisa golpeara su cara y el sol brillara sobre su sonrisa.
Cuando Sanosuke volvió y encontró a las dos ancianas en el asiento donde había dejado a Sayo se sorprendió, no creyó haber tardado tanto, hasta llegó a pensar que se había demorado cincuenta años y ¡la anciana era Sayo¿O quizás fue abducida hacia la dimensión desconocida? Sacudió la cabeza repelando esos pensamientos, cuando la finalmente la vio. Ella estaba recostada sobre un árbol, como fondo había niños riendo y jugando, pero no le maravillo el panorama, sino la sonrisa de Sayo¿podía ser más hermosa? Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un niño, extremadamente gordo cayó sobre Sayo, enojado Sanosuke fue a su encuentro.
- "Ten cuidado por donde caminas zoquete" – fue la respuesta de Sanosuke.
El niño gordo se asustó cuando vio la cara de Sanosuke e hizo una mueca en la que claramente daba síntomas de llanto, y eso alarmó a Sanosuke.
- "oi, no gordito no llores" – pidió Sanosuke algo desesperado cuando vio los ojos vidriosos del niño – "oh vamos te compro algo para comer" – intentó Sanosuke, pero ese comentario no hizo más que empeorar la situación.
El niño comenzó a llorar y a Sanosuke le agarró un ataque de pánico, comenzó a dar saltitos alrededor del niño desesperado, intentando alegrarlo así paraba de llorar. Pero el llanto del niño incremento cuando vio a Sanosuke blandir por su cabeza la botella de agua (claro, él no sabía que Sanosuke intentaba alegrarlo), asustado el niño se refugio en los brazos de Sayo, quien le abrazo y le dijo algo al oído que hizo al niño calmarse.
Sanosuke se quedo estoico, el niño ya no lloraba, y solo ocurrió con las palabras de Sayo. Lentamente el niño cortó el abrazo de Sayo y les sonrió, Sayo le devolvió la sonrisa y el niño salió corriendo, alegando que Sanosuke era un cabeza de gallo.
Sanosuke se enojo y maldijo a todos los niños gordos gritando que eran unos zoquetes llorones, pero el niño solo se dio media vuelta y le sacó la lengua
- "¡Maldito demonio!" – gritó Sanosuke amenazándolo con la botella de agua.
Sayo se quedo observando a Sanosuke, su comportamiento era muy infantil, tenía casi veinte años y no parecía nada maduro, y con ese pensamiento se rió del comportamiento, Sanosuke se le quedo mirando para después contagiarse y reírse con ella. Pasaron varios segundos cuando volvieron a hablar.
- "Se te da bien con los niños" – dijo Sanosuke intentado entablar una conversación.
- "Si, siempre me gustaron" – respondió Sayo sonriendo – "Son muy graciosos"
- "Soy unos pequeños diablos" – repuso Sanosuke mirando a los niños a sus alrededor
Sayo aumentó su sonrisa.
- "oh, acá te traje el agua" – dijo Sanosuke sacando de la bolsa la botella de agua. Sayo abrió los ojos sorprendida, había comprado una botella de dos litros y medio – "Pensé que tenías mucha sed" – repuso algo colorado.
- "Gracias Sanosuke"
El transcurso del día paso de lo más normal, entre charlas y risas, llegó la tarde, aunque no con un sol enorme, sino con una lluvia devastadora. Las risas de los niños se apagó enseguida, los negocios que abrían al aire libre cerraron, y los payasos soltaron los globos que volaron por el nubloso cielo. Teniendo en cuenta del estado de Sayo, Sanosuke dijo algo de refugiarse en un restaurante, a lo que Sayo negó diciendo que su casa no estaba muy lejos del parque. Caminaron apresuradamente bajo los techos de los almacenes, cuando notaron que era más rápido que esperar un taxi, al poco tiempo se detuvieron frente a una casa de aspecto alegre.
Entraron y Sayo buscó un par toallas y susurró algo de ropa seca. Sanosuke se quedo observando la casa de Sayo, con la toalla alrededor de su cuello, y comenzó a mirar las fotografías que estaban colgadas en la pared. Había varias fotos en blanco y negro, dos mujeres, dos hombre, dos niños, y había una en la que estaba una mujer y hombre de edad adulta y dos niños, la niña tenía grandes ojos y pelo corto, mientras que el niño era más alto que ella y de pelo largo. Todos se veían muy felices.
Debajo de esa foto se veía a los mismos niños de la foto ya crecidos, atrapados en un abrazo, debajo había otra, y otra. Sanosuke notó que todas las fotos que estaban colgadas en la pared eran de Sayo acompañada con el mismo hombre y siempre estaban cariñosos ¿debían abrazarse tanto? Se notaban que se querían, no hacía falta tan poca distancia física para hacerlo notar.
Sayo salió de su dormitorio ya cambiada, aunque su pelo aun estaba húmedo, sus pequeños rulos en la punta de sus cabellos no parecían haber perdido la forma.
- "Lo único que pude encontrar es un sweater Sanosuke, por lo menos esta seco y es abrigado."
- "¿Quién es?" – preguntó Sanosuke sin miramientos señalando al hombre de la foto.
- "Ese es mi hermano Shogo, se encuentra en el exterior por problemas personales,"
- "¿hermano?" – repitió Sanosuke más aliviado.
- "¿va a cambiarse o no?" – preguntó Sayo
Cuando Sanosuke desapareció por la puerta de l baño, Sayo se encargó de preparar un té caliente, para prevenir de cualquier resfrío. Ya había colocado dos tazas en la mesa cuando apareció Sanosuke.
- "¿Por qué tienes tantos medicamentos en el baño?" – preguntó casualmente Sanosuke.
Sayo se sonrojo hasta la punta de sus pies¿Cómo puede ser tan indiscreto?
- "Sanosuke, esas cosas no se hacen, no es apropiado"
- "Esta bien, lo siento, pero" – se disculpó pero agregó – "¿Por qué tienes tantos medicamentos?" – 'Que insistente'
- "Dolor de cabeza" – repuso vagamente Sayo
- "Pero ¿tanto dolor tienes? Hay mas de cinco frascos de diferentes colores" – siguió Sanosuke.
- "Algunos son para dormir ¿azúcar?" – preguntó Sayo intentando cambiar de tema. Cosa que no pasó desapercibida por Sanosuke.
La tarde pasó tranquila, Sanosuke y Sayo terminaron hablando como si fueran viejos amigos, Sanosuke le contó sobre su hermano Yahiko, remarcando que era un chiquilín insolente (Sayo rió ante tal aclaración) y que tuvo que cuidarlo cuando sus padres murieron. En esta parte de la historia Sanosuke lo contaba tranquilo, sin pesadumbres.
- "¿y no te afectó en nada la muerte de tus padres?" – preguntó sorprendida Sayo.
- "al principio si, pero ahora no tanto. En algún momento tenía que pasar."
- "ya veo" – respondió Sayo cabizbaja – "Parece que lo tomaste con madurez"
- "¿eh?" –
- "Nada, nada" – sonrió Sayo
- "¿y que me cuentas de ti? Deben ser una familia feliz según las fotografías"
- "oh, eso fue hace tiempo atrás. Ahora somos mi hermano y yo. Mis padres murieron cuando yo era chica, la foto grande del medio es la última que nos tomamos todos juntos. Mi padre murió primero, años más tarde le siguió mi madre"
- "¿Qué pasó?"
- "Mi padre se murió de una enfermedad y mi madre de tristeza" – dijo sonriendo Sayo
- "Parece que lo tomaste bien" – dijo Sano interpretando la sonrisa de Sayo
- "Si, bueno, tampoco estoy sola. Tengo a mi hermano. Siempre viene a visitarme"
- "ya veo"
- "oh¡pero que tarde es!" – Dijo Sayo cuando sonaron las campanas de su reloj, anunciando las ocho de la noche – "lamento haberle hecho perder todo el día Sagara, seguramente habrá tenido cosas más importantes que hacer"
- "No tenía nada que hacer, y pensé que ya habíamos dejado el Sagara en el pasado" – respondió Sanosuke sonriendo al mismo tiempo que se reincorporaba
- "gracias Sanosuke" – dijo Sayo acompañándolo hasta la puerta y abriéndola – "Nos vemos"
- "Chau Sayo" – y sin que saber porque le dio un beso en la mejilla, cuando se separó Sayo tenía un pequeño rubor en las mejillas.
Sanosuke comenzó a alejarse por las calles, había dejado de llover y el viento era muy fuerte. Su tiempo con Sayo fue placentero, con ella era todo más fácil, era alegre, simpática y tenía una hermosa sonrisa, con ella podía hablar sin discutir, podía reír libremente y además era un encanto de persona, tanto por dentro como por fuera, era todo casi perfecto. Y eso le molestaba, que fuese casi perfecto, aunque no sabía que era lo que faltaba para llegar a la perfección.
O o--------------------------------------o O
- "mmh... la verdad es que no lo hago desde hace mucho tiempo"
- "oh vamos Kenshin hazlo de una vez"
- "pero señorita Kaoru¿esta segura?"
- "claro¿cuantas veces tengo que repetírtelo,
- "estoy algo oxidado..." – repuso el pelirrojo sonrojado
- "¿quieres algún tipo de lubricante¿Aceite?" – bromeó Kaoru sonriendo
El pelirrojo negó con la cabeza - "no me gustaría lastimarla"
- "si sigues tan indeciso no lo hagas y listo"
- "pero usted quiere"
- "y tu también quieres Kenshin, lo veo en tu cara"
- "esta bien, lo voy a hacer. Pero será a mi manera ¿si, no quiero apurarla"
- "de acuerdo, primero lento, pero ¿después...?"
- "esta bien, después rápido. Solo... trate de no quedarse atrás."
- "lo intentaré"
Lentamente Kenshin comenzó a moverse, sus movimientos al comienzo eran lentos pero se fueron intensificando a medida que el tipo pasaba, Kaoru lo imitaba, intentado no quedarse atrás. El rostro de Kenshin parecía estar conteniéndose, como si controlara sus impulsos, y Kaoru lo percibió cuando sus movimientos se volvieron más lentos, le dio una mirada de advertencia y Kenshin aceleró sus embestidas, ya estaba terminando, podía sentirlo. Una más y... ¡listo!
- "¿Satisfecha?" – preguntó Kenshin jadeando
- "si..." – respondió Kaoru entrecortadamente, intentaba normalizar su respiración – "gracias Kenshin, hacia mucho tiempo que no experimentaba algo parecido"
- "No es para tanto"
- "de en serio. Nunca me lo voy a olvidar"
- "Lo único que debe recordar es como agarrarla, es diferente con cada tipo"
- "Pero esta la agarro así¿no?" –
- "si, pero trate de no tensarse tanto, sino no va a poder disfrutarlo. Es un arte"
- "si ya lo se. Es que es mi primera vez con esto"
- "¿esta segura que quiere continuar? Yo no soy ningún maestro. De seguro muchos pueden estar interesados en ayudarla"
- "no, no. Sigamos. Entonces, así y así¿no?"
- "Después así, así y así y listo" – repitió Kenshin.
- "deberías dedicarte a enseñar Kenshin. Tienes mucha paciencia."
- "no me gusta en grupos, es mejor individual"
- "te entiendo. Uno se compenetra más individualmente."
- "¿seguimos?"
- "si, segundo asalto"
Kenshin y Kaoru siguieron con su segundo asalto, para los que no presenciaron las situaciones anteriores seguramente no entenderán lo que ocurre, mejor expliquemos desde donde nos quedamos.
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- "¿pero adonde vamos?" – preguntó Kaoru mientras Kenshin caminaba
- "A mi apartamento"
El paraguas de Kenshin era pequeño para dos personas así que tuvieron que caminar muy pegados. Kaoru estaba nerviosa, nunca antes había ido a la casa de un hombre, su padre le decía que no era apropiado para una señorita. Pero allí estaba ella, en camino al departamento de un hombre que apenas conocía.
No era que no confiara en Kenshin, eso era absurdo, desde el primer momento que lo vio sus ojos le inspiraron toda la confianza que necesitaba, pero ahora... no dejaba de dudar.
Kenshin se había detenido frente a un auto negro, Kaoru supuso que era suyo cuando éste saco un aparatito y sonó un 'pip-pip' que parecía ser la alarma. Kenshin le abrió la puerta y le sonrió. Kaoru un poco intranquila, entró al auto y espero a que Kenshin lo pusiera a andar.
Kenshin era un caballero, obviamente no le iba a obligar a hacer nada que ella no quisiese, pero... ¿sería lo mismo en su casa¿Se comportaría igual que cuando estaba en presencia de terceros? Bueno, en cualquier caso, ella sabía protegerse. ¡Por favor! Ella era la profesora del dojo Kamiya Kasshin Ryu, obviamente sabía protegerse. Un poco más tranquila, respiro profundamente.
Miró por la ventanilla, la lluvia seguir golpeando las calles y el viento era muy fuerte. Las calles estaban desiertas... sería complicado que alguien la escuchara pedir socorro en caso de... ¿en caso de que? Ya había aclarado que Kenshin era un caballero y que no le haría nada ¿Por qué se preocupaba? Si Kenshin quisiese algo, seguramente flirtearía con ella, y eso no lo había hecho aunque... ciertos episodios pasaron por la mente de Kaoru cuando estaba en The Fourth Avenue Café ¿no fue en ese momento que le preguntó que si el perro le había hecho daño¿No había visto en sus ojos una preocupación que era extraña? Eran recién conocidos en ese momento¿Por qué tanta confianza? Pero esos ojos lavandas preocupados...
- "¿va a salir?" – preguntó una voz que la desconcertó y la alejo de sus pensamientos. Kenshin estaba parado afuera, abriéndole la puerta del auto ¿ya habían llegado?
- "ah, si" – y salió rápidamente algo sonrojada – '¡Kaoru no baka, nada va a pasar nada!'
- "esta algo desordenado, espero que no le moleste" – dijo Kenshin colocando la llave en la puerta abriéndola.
- "esta bien" – aminoró a decir Kaoru.
El departamento de Kenshin era excepcionalmente grande y cálido. Decorada con grandes cuadros, y bibliotecas enormes que llegaban a alcanzar el techo del departamento, las luces estaban apagadas pero igual se veía ya que la chimenea artificial estaba encendida. El sonido de las llaves contra la mesita al lado de la puerta se escuchó cuando entraron a la casa, pero en el mismo instante en el que Kaoru puso un pie en la casa, cayó de lleno al suelo.
- "¡MOU!" – gritó al sentir el frío de las baldosas.
- "señorita Kaoru¿se encuentra bien?" – preguntó Kenshin con la voz un poco apagada.
- "si... pero ¿Qué demonios fue eso?" – masculló todavía en el suelo. Miró a su alrededor y vio a Kenshin intentando sujetar algo. Una masa peluda se movía en su agarre
- "Hachiko..." – murmuró avergonzado Kenshin. Kaoru sonrió y se reincorporó. Hachiko parecía haber crecido varias pulgadas más, para no hablar de kilos.
- "parece que no le agrado mucho¿no?" – dijo Kaoru casi sonriendo.
- "en verdad, no le agrada casi nadie" – repuso Kenshin aun peleando con retener al perro.
- "bueno... eso es una lástima" – dijo acercándose al perro, alargo la mano y le dio un par de palmaditas en la cabeza. Ante el tacto el perro cerró los ojos y levantó la cabeza para lamer la mano de Kaoru. – "Al parecer ya le caí bien" – añadió sonriendo, aumentando los cariños hacia el perro.
Kenshin se le quedo observando. Generalmente Hachiko no era agradable, simpático o amistoso con nadie salvo él. Con todos se mostraba arisco y peleador, con Tomoe se comportaba distante, como si aquella frialdad que ella tenía como personalidad le asustara. Pero con Kaoru... parecía ser la excepción.
A Kaoru parecía agradarle de en serio.
- "iré a traer unas toallas, y una muda de ropa. Esta tiritando" – dijo Kenshin
- "neh, Kenshin no hace falta. No tengo frío" – dijo Kaoru sonrojada.
- "Claro que si" – afirmó Kenshin – "lo puedo notar" – añadió antes de irse
Kaoru tiritaba de frío, era verdad. Toda su ropa estaba empapada, así como su calzado. Pero... ponerse ropa de Kenshin...
Kaoru se arrimó a la chimenea junto con Hachiko que, con su cabeza, buscaba la mano de Kaoru en busca de caricias. Bueno, al menos estaba Hachiko, no estaban solos. Pero ¿Qué estaba diciendo¿Qué podía hacer Hachiko? Era un solo perro con contextura física de cinco, pero seguía siendo un perro, además si se lo encerraba en una habitación no podía ser de mucha ayuda. Kaoru sacudió su cabeza intentado alejar de nuevo ese tipo de pensamientos. Kenshin no haría nada. Su mirada vagó por la habitación intentando concentrarse en otra cosa que no sea en lo que pensaba. Y vio encima de la chimenea dos espadas. Era dos espadas muy viejas, se notaba por la saya. Se asomó un poco más y pudo ver que ninguna de las dos llevaba insignias de nada, de esa forma era imposible saber de que época eran.
- "¿le gusta?" – Kaoru se dio media vuelta y se encontró cara a cara con Kenshin. Éste ya se había cambiado y llevaba un par de toallas y algo de ropa. Viendo como Kaoru miraba con atención las espadas, se acercó al lado de ella en silencio.
- "Kenshin, no te había escuchado"
- "seguramente porque se veía muy concentrada. ¿Le gustan las espadas?"
- "Mi educación se debe a un hombre amante del arte de las espadas." – respondió Kaoru casi sonriendo.
- "veo que tuvo una infancia muy influenciada"
- "si, bueno... la familia de mi padre era descendiente samurai. Además tenemos nuestro propio dojo, y al ser la instructora... Creo que esa también fue una razón para que me guste tanto"
- "entiendo. Deben tener un lindo vinculo usted y su padre"
- "Tuvimos. Si..."
- "lo siento mucho señorita Kaoru, no sabía..."
- "no pasa nada Kenshin"
- "lo siento mucho..."
- "de en serio Kenshin, no es nada" – y apoya su mano en su antebrazo. Kenshin sonrió, y tomó su mano. Kaoru se sonrojo, pero siguió en su posición
- "oh!" – dijo Kenshin de pronto, percatándose de la situación – "Esta fría, acá encontré algo de ropa, están secas, es mejor que lo que lleva puesto"
- "gracias" – respondió Kaoru agarrando la ropa – "¿Kenshin...?"
- "¿si?"
- "¿acaso tu sabes manejar una espada?"
- "no soy un maestro, pero mi padrastro si sabe, y me enseñó de chico. Algo recuerdo"
- "¿podrías...?"
- "señorita Kaoru...?"
- "¿crees que podrías practicar conmigo, enseñarme algo?" – preguntó Kaoru sonrojada pero mirando directamente a Kenshin.
Kenshin se quedo unos segundos en silencio. No se esperaba eso. Pero tampoco le parecía una calamidad. Tampoco se moriría por hacerlo. Tampoco le costaría mucho. No era un sacrificio. No era un castigo. Era satisfactorio.
- "sería un placer"
- "¡gracias Kenshin!"
- "pero a cambio de algo"
Kaoru se estremeció – "¿Qué cosa?" – 'eso no...¿No?'
- "que se cambie y me permita invitarla a tomar algo caliente" – respondió sonriendo
- "vale" – dijo aliviada – "pero la próxima vez invito yo"
- "Es un hecho"
-o-o-o-o-o-o
Ahora Kaoru vestida con ropa de Kenshin, practica junto a él. Había insistido para empezar a practicar esa misma tarde, ya que estaba lluvioso al menos podían sacarle algo provechoso al día. Lo cual Kenshin no pudo negarse mucho. Se había dado cuenta que no tenía suficiente poder para negarle nada a Kaoru. Nada. Sin duda pensaría eso más tarde.
Además de convencerlo a practicar con ella regularmente, también había logrado convencerlo a que le enseñara algunas técnicas. Las técnicas que su padrastro le había enseñado. Técnicas que si se enteraba que una mujer lo sabía haría remover a todos sus antepasados de sus tumbas.
- "Creo que por hoy eso es más que suficiente" – sentenció Kenshin que estaba sentado en el piso igual que Kaoru.
- "Nunca estuve más de acuerdo" – pactó Kaoru. Estaba igual o más cansada que Kenshin. A veces podía ser muy estricto el pelirrojo y más cuando de espadas se hablaba. Las técnicas que le había enseñado habían sido duras, pero le gustaron, tenían una precisión increíble, además Kenshin era muy veloz – "Eres bueno"
- "¿oro?"
- "y modesto" – agregó. Kenshin sonrió – "Deberías enseñar. Estoy segura que podría conseguirte un lugar en mi dojo"
- "No creo"
- "¿Por qué no? Enseñas bien... algo estricto pero bien"
- "No se. Pero principalmente no me gustaría enseñar estas técnicas..."
- "¿Por qué no?"
- "No es algo apropiado para enseñar"
- "pero me estas enseñando a mi"
- "Es diferente"
- "no lo es. Es lo mismo que enseñarle a un grupo de alumnos que a mi"
- "Si lo es. Porque un grupo de alumnos no me lo pidieron, sino usted"
- "pero ellos también pueden pedírtelo"
- "si. Pero no son usted"
Kaoru abrió su boca para decirle algo, pero al segundo lo pensó mejor y la cerró. No salía de su sorpresa. ¿Qué diferencia hay entre ella y un grupo de alumnos¿Qué es lo que tiene ella que el resto no tiene? 'oh por dios ¡que significa esto?'
La lluvia había parado, y en el departamento solo se escuchan el tic tac del reloj. Hachiko se había quedado al lado de la chimenea mientras Kaoru y Kenshin practicaban, pero ante el acto de silencio entre los dos, que parecía crecer más y más y a convertirse en un silencio incomodo, creyó conveniente ayudar a esos dos. Sin previo aviso salto entre medio de los dos, moviendo la cola continuamente, tanto Kenshin como Kaoru se reincorporaron rápidamente, pero Kaoru no corrió tanta suerte, ya que Hachiko se tiró sobre ella.
- "¡Hachiko!" – fue el llamado de Kenshin. Logró a duras penas sacarlo de encima de Kaoru y pararla – "¿esta bien?" – preguntó preocupado
- "si... si..." – dijo Kaoru atontada – "pero creo que tu perro la tiene conmigo"
- "lo siento mucho. No suele comportarse así"
- "entonces definitivamente la tiene conmigo" – dijo ella mirando a Hachiko que había vuelto a su antiguo lugar.
DING-DONG El reloj marcó las ocho de la noche
- "¡Es tarde!" – Dijo Kaoru mirando el reloj – "Misao debe estar preocupada. Debo ir a casa"
- "la acompaño"
- "no es necesario Kenshin, ya te tomaste muchas molestias"
- "no es ninguna molestia. Es solo que es de noche para que una señorita salga"
- "¡Kenshin! Yo sé protegerme sola" –
- "Eso ya lo se señorita Kaoru, pero me sentiría mejor si la acompaño ¿le molesta?"
¿Qué si le molestaba? Kamisama¿¡Que dice este hombre? – "claro que no"
- "bien busco las llaves y vamos" – dijo Kenshin saliendo de la habitación
Kaoru se acerco a Hachiko, bajo a su altura y le acarició la cabeza.
- "te debo una Hachiko" – le susurró Kaoru en el oído del perro.
O o-------------------------o O
Ya era de noche, y en el auditorio los trabajadores comenzaban a irse. Las luces comenzaban a apagarse, y el estacionamiento quedaba vacío poco a poco. Había sido un turno muy agotador para la joven actriz Tomoe Yukishiro. Al ser una de las más jóvenes actrices de la obra así también la más experimentada, los directores habían decidido que nadie supiera de su participación en la obra. Nadie debía saber que ella estaba allí, por lo que diariamente Tomoe debía dar varias vueltas antes de entrar al auditorio, así perder a los paparazis. No es tarea fácil, aunque solo era hasta mediados de Marzo, cuando la obra por fin saliera. El estreno y su participación iban a ser sorpresa hasta el último instante. Un par de semanas más y todo volvería a la normalidad.
Como siempre, Tomoe fue la última en salir de la oficina, debía serlo para así sacarse de encima a los periodistas que cada día parecían más perspicaces. Caminó por los pasillos, sus tacos hacían mucho ruido al caminar, pero después de unos minutos sus pisadas no eran las únicas que resonaban. Alguien más estaba atrás de ella. Apuró el paso, cada vez las escuchaba más lejanos. Cuando llego a la entrada miro atrás, no había rastros de nadie a su alrededor. Un poco más tranquila caminó despreocupadamente, su auto la esperaba a un par de cuadras. Abrió la puerta para salir, pero una mano en su hombro la paró en seco.
- "¿Yukishiro-san?" – preguntó una voz masculina.
Lentamente Tomoe se dio media vuelta. Frente a ella había un hombre de unos veintípico de años, pelo castaño oscuro, y bien corto, sus ojos parecían almendras, de un marrón intenso, su tez era blanca y sus labios formaban una sonrisa encantadora. Antes de que Tomoe pudiese decir algo, el hombre volvió a hablar.
- "siento mucho molestarla Yukishiro-san, pero la vi y me sorprendió mucho, por un momento creía que estaba alucinando o algo así, pero al verla me doy cuenta de mi error. Soy un gran fan de usted, y si me permite decirlo creo que es una mujer bellísima" – añadió el hombre algo sonrojado, pero Tomoe no se inmutó en nada. La situación era incomoda, el hombre se revolvió las manos nervioso, en busca de algún tema de conversación, parecía alarmado. Miro a su alrededor y vio un florero con ciruelos – "Por favor acepte esto" – dijo agarrando las flores y sacando de sus ropas una tableta de chocolate blanco. Tomoe lo aceptó – "Para demostrarle mi afecto" – despistadamente miró su reloj y exclamó – "oh, pero que tarde es! Seguro debe estar muy cansada y no quiero entretenerla más. Que le vaya bien Yukishiro-san" – dijo el hombre, hizo un ademán de despedida, se disponía a irse cuando...
- "eh..." – comenzó Tomoe. El hombre la miró. Tomoe miró sus brazos y después al extraño – "Gracias"
El hombre sonrió ampliamente, la saludo y se alejo, dejando a Tomoe con una barra de chocolate en la mano y un ramo de ciruelos. Acercó su cara. Olían bien.
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A la noche, cuando Tomoe dormía un florero lleno de ciruelos y una barra de chocolate descansaban en la mesita de luz, junto con su anillo.
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Notas de la autora: ¡FINALMENTE PUDE TERMINARLO! En verdad, tenía pensado, seguirlo después de la escena entre Kaoru y Kenshin pero no tenía idea de que iba seguirle, y para tenerlo una semana más en mi carpeta... no pude aguantar.
A ver... ¿se sorprendieron de ver a Aoshi tan romántico? Cuando lo pensé no me lo podía imaginar, pero una vez que lo terminé de escribir, me gustó tanto que no lo quería borrar. Espero que les guste.
La escena de Misao quedo algo colgada. Pero ella siempre quiso hacer feliz a Aoshi, y como él es tan frío, se puso como meta hacerlo sonreír. Tierno.
Las cosas con Sayo y Sanosuke como que van...su escena me encanta, es muy de Sano revisar los botiquines del baño y hacer preguntas de ese formato.
Entre Kaoru y Kenshin... me encanta la conversación entre la madre de Kaoru y ella, me gusto mucho como me quedo. Y la escena "vamos a mi apartamento" con los pensamientos de Kaoru... me reí mucho, pero es tan natural pensar esas cosas. Y ¿que más? Ah si... las lecciones, eso fue lindo, también la aparición de Hachiko, parece ser un perro muy inteligente después de la última escena.
Esas fueron las notas del día.
Estoy tardando más de lo acostumbrado en subir. Pero la culpa la tiene el colegio, me están matando poco a poco, y hasta mi tiempo para vivir se restringe día a día. Por suerte o por desgracia, faltan un par de días para que terminen las clases, solo un poco más. Es el último esfuerzo, después de esto, soy libre por tres benditos meses. Falta poco.
Obviamente toda la culpa no la tiene el colegio, sino también mi falta de inspiración que no vuelve. Doy gracias al cielo por haber tenido la mayor parte de este capitulo hecho antes, sino hubiesen estado mas de un mes esperando que actualice.
Espero encontrar mi musa inspiradora pronto.
Pasó una semana difícil, con mi fiesta de egresados, pasaron las mil y una desgracias, lluvia, pruebas, ninguno de mis amigos pudo venir, otros no pudieron entrar, y los que no tenían que entrar, entraron, algunos cayeron en coma cólico, otros internados. En mi curso se emborracharon tanto... fumaron tanto... de 19, éramos 6 que no tomábamos... mis amigas y dos compañeros mas... fue triste...
Pero bueno, ya pasó, y no quiero pensar en eso porque me voy a poner mal y no quiero. Mi mamá me dice que las cosas no me las tome muy a pecho, que intente que no me duela lo que mis amigos o conocido me hagan, que no me ate a nadie, así que, dicho y hecho. D
Ahora sí, dije lo que tenía que decir. Creo que para el próximo viernes voy a tener listo el siguiente capitulo de "Si te odio te amo, si estudio estoy en el secundario"
Vocabulary:
okaasan: significa madre.
(Perdón por no haber puesto desde el primer capitulo un "vocabulary")
Take care & eat cake.
Bai bai
Sanosuke asoma su cabeza, tímidamente, detrás de la famosa cortina roja que tanto identifica a las obras de teatro. Mira a su alrededor, suspira y sale.
"Queridos lectores, Kaoru-chan se ha visto absorbida por el deber estudiantil, pide perdón por haberse atrasado tanto y espera que no le tiren tomatazos, solo muchos reviews... promete seguir escribiendo, pero hasta que no termine las clases no va a poder subir mucho, aunque advierte que si en el colegio la siguen presionando como lo están haciendo, para antes de fin de año lo va a pasar en el loquero, con una úlcera del tamaño de un rascacielos. Se despide atentamente, Kaoru-chan"
Reviews:
gabyhyatt: En un momento dije algo sobre las edades. Se van a mantener mas o menos como los del manga... con algunas diferencias... hice a sanosuke un poco mas grande.
Kaoru: muchas gracias por tus criticas, lamento mucho que pasara. No volvera a ocurrir.
Yumiki-sama: hohohohoho, Sayo y Megumi... mmmh... tendran su relacion...hohohoho, espero escribir eso pronto. Entre Aoshi y Misao, lo pense muchas veces pero me encanta como me quedan los capitulos con Megumi, asique vere como me las arreglare.Este fic es originalmente un K&K-A&M-M&S, asique veremos...
Skaevan: Se las posiciones que toma el tiempo en contra de los lectores, pore eso aprecio tanto a los que me dejan review, anonimos o no. Estoy muy contenta que te guste me estoy esforzando mucho y espero que este cap tambien te guste.
Lazara: Espero que te vaya bien.
Leslie: jajaja, me encanto tu review! me estas malcriando con tantos alagos! pero aca esta el decimo capitulo. Muy especial. Disfrutalo.
