O.o Kaoru-chan o.O
-Disclaimer-
Rurouni Kenshin no me pertenece, este fic es por mero entretenimiento.
-Summary-
UA K/K M/S y A/M -. Como la lluvia que nunca cambia su recorrido… Como el tiempo que nunca retrocede…Como los sentimientos intranscendentes que continúan vigentes a pesar del tiempo…Como fuimos una vez ayer…
-Author's notes-
¡Capitulo 12 arriba! Like we were yesterday actualizado! Creo que me salió más largo de lo acostumbrado y el titulo como que no pega mucho, se me dan muy mal los títulos, así que desde mi próximo fic los voy a dejar de poner :P
Hoy es un día muy especial¡es mi aniversario como autora¡¡Ya llego un añito¿Quién lo hubiera creído? Hace un año que estoy con este fic, sin duda quiero terminarlo lo antes posible. Espero que sea este año.
Ahora, les pido un favor, me gustaría saber que tal les pareció toda mi desenvoltura en con mis fics. Tanto esta como el resto, y mis one-shots :P es un pequeño favor. Déjenme un review y díganme si están conformes con mis trabajos, eso me haría el día.
Ahora, no los entretengo más. Y les dejo con la historia.
¡Nos vemos abajo!
"Conversaciones"
'pensamientos'
Énfasis
--Un saludo a Roro que mañana cumple años--
¡Te quiero mucho loca!
·········
Like we were yesterday…
12. Me confundes
El sol salía nuevamente en el cielo de la plena ciudad de Tokyo. Los pajaritos, felices, entonaban melodías que inspiraban cierto aroma a felicidad, además el cielo estaba limpio de nubes amenazantes de lluvia. Todo estaba tranquilo, bueno, al menos todo menos en el Hospital Central de Tokyo, cuando una singular pareja discutía siendo el centro de atención.
- "¡Pero que demonios te pasa idiota¡¡He dicho que no hace falta!" -
- "Pues entonces no eres una buena doctora, zorrita. Solo haz los estúpidos exámenes" – gritó malhumorado el joven castaño, comúnmente conocido como Sanosuke Sagara.
- "¡ Ni creas que voy a seguir tus ordenes¿¡Quien te has creído? - exclamó más enojada que nunca Megumi.
- "¡Pues soy un paciente!"
- ¡Paciente? El ser idiota no te convierte en paciente, sino en una carga para la sociedad¡estúpido sin cerebro!
- oi, mira zorrita-
- ¡que no me llames zorra!
Haciendo caso omiso a esta demostración de hormonas alborotadas, les cuento que Megumi le había pedido a Sayo que le hiciera visitas regulares para ver como seguía, sin embargo nunca creyó que traería consigo a cierto castaño que le freía los nervios.
Había comenzado bien el día, Aoshi le había dejado un recado diciéndole que esa noche iban a ir a cenar afuera, además tuvo una linda noticia: su paciente, el señor Noshibiki, había salido bien en la operación que el día anterior había efectuado, es más hasta se había levantado de buen humor ese día. Lastima que cuando se fijó en el calendario, y se dio cuenta de que era martes, tuvo una jaqueca al darse cuenta de que ese día, sería como su peor pesadilla.
Hacía menos de tres semanas que Sayo la visitaba, dos veces por semana con un Homo erectus a su lado. Dos veces a la semana, Megumi se veía envuelta en una disputa que no tenía final. Al principio, todos reaccionaron con sorpresa ¿Qué hacía la doctora Takani discutiendo con ese hombre¿Dónde había quedado la imperturbable doctora¿La que actuaba madura, acorde a su labor? Sin duda, ya no tenía nada de calma, y mucho menos madurez. Sin embargo después de la segunda visita, las discusiones fueron normales para el personal.
Megumi intento todos los métodos que conocía. Respiró profundo, pensó en cosas bonitas, (o sea en un loco con una sierra le cortaba la cabeza a Sanosuke), contó hasta diez... después hasta veinte... finalmente llegó a quinientos y el enojo seguía, mando al carajo a la calma y se digno a ser lo que nunca quiso: una inmadura. Pero era increíble como hacía ese muchacho para molestarla, (cuando nadie se atrevía. Todos conocían su temperamento), y hacerle perder la paciencia.
Sabía que no podía darse el lujo de perder la paciencia, tenía una imagen y pacientes a los que sorprender¿Qué pensarían los de la revista Fashion si la vieran en ese estado? Y pensar que tenía que soportarlo, solo por Sayo.
Estaba preocupada por la chica, sus síntomas estaban bien, no parecía tener ninguna irregularidad, y parecía sana, pero entonces¿Por qué no se dejaba hacer ningún tipo de análisis? Y después de la primera reunión que tuvieron, sus dudas se incrementaron.
-o-o-o-o-o-o-o-o
- Ohayo Megumi-san – saludó entrando a la oficina de Megumi, Sayo.
- Ohayo Sayo-san – devolvió el saludo Megumi mientras despegaba la mirada de su computadora - ¿Cómo te encuentras?
- Muy bien, gracias – le respondió la susodicha sentándose delante de Megumi.
-La razón por la cual te he citado, Sayo-san es porque quiero hacerte unas preguntas – Megumi miró directamente a Sayo, pero la misma no parecía inmutarse en nada – ¿Tienes dolores físicos?
- eh? Oh, no, para nada.
- ¿estas bajo stress?
- Tampoco.
- ¿Tienes anemia?
- Para nada.
- ¿Te exiges de alguna manera?
- no trabajo Megumi-san. – Sonrió Sayo – Pero ¿a que se debe esto?
- es solo que no es común que una jovencita de tu edad, le de unas convulsiones. El desmayo puedo llegar a entenderlo por el susto – Megumi cerró los ojos pensando en su salvador – pero convulsiones no. Dime la verdad Sayo¿Qué te esta pasando?
Sayo solo sonrió. Abrió la boca para hablar pero en ese momento, la puerta se abrió y de ella la voz que Megumi reconocería como su perdición.
- OI¿Qué tanto están hablando¿Es que la doctora zorrita no sabe atender? – Sanosuke Sagara tenía la caballerosidad de una iguana ciega. Su última pregunta la hizo con todas sus intensiones. Lo que ganó fueron, gritos, insultos, desprecios de la joven doctora.
-o-o-o-o-o-o-o-o-o-
Y ya habían pasado tres semanas de eso y las visitas y peleas seguían siendo las mismas.
- ¡YA¡¡Hace media hora que están ahí encerradas hablando, después de todo tienes que hacerle los exámenes! Pero ¿de que demonios estaban hablando?
- ¡eso no es de tu incumbencia cabeza de pollo!
- ¡idiota¡Haz los estúpidos exámenes!
- ¡no eres nadie para mandarme!
- pues será mejor que los hagas sino te-
- sino¿¡que? – se apuró a preguntar amenazante Megumi
Se acercó peligrosamente a Sanosuke. De ellos tranquilamente se podía ver un aura de ira, sin embargo Sanosuke notó algo: estaban cerca... peligrosamente cerca.
Estaban a pocos centímetros de distancia. Sanosuke tranquilamente podía sentir el aliento de Megumi, sus labios pintados en rojo hacían sus labios más grandes, dándole el efecto de sensuales. Su mirada era la misma, 'como la de una zorra desafiante' pensó Sanosuke. Sus ojos castaños con forma de almendras, estaban levemente cerrados debido a su entrecejo fruncido. Esa mirada... esa mirada le recordaba su primer encuentro en la calle. ¡Demonios que se veía bonita aquel día! Pero... ¿que demonios estaba pensando¡Esa mujer era una culebra en el cuerpo de una mujer! Bueno, esta bien... era hombre, tenía que admitir que la mujer no era una monstruosidad, al contrario... era bellísima. Además la ropa de doctora... mmh... no hacía más que alimentar sus fantasías sexuales... 'baka' se reprochó mentalmente, pero cuando sus miradas de cruzaron, cuando se quedaron mirando directamente a los ojos, inconfundiblemente se ruborizaron.
Megumi había llegado a su límite. Admitía que no tenía ni dos gramos de paciencia, pero eso ¡ya era el colmo¿Cómo se atrevía ese idiota bueno para nada, criticarle? Sino fuera porque esta en el hospital... aplicaría los mismos golpes que Aoshi le aplicó a su atacante una vez. Estaba enojada, estaba frustrada de que ese idiota con cabeza de pollo se le apareciera siempre. ¡Kamisama es que no era suficiente con aquel accidente vergonzoso en la calle! Nunca había tenido tantos deseos de matar a alguien... pero iba en contra de la ética de la medicina... 'maldita carrera' pensó estúpidamente.
Sin embargo, en ese momento, todo el enojo se había disipado, la miraba con sus ojos marrones llenos de fuerza que tanto le hipnotizaban. Sus labios parecían suaves, todo lo contrario a lo que su apariencia gritaba: SALVAJE. Su espalda era ancha, su modo de caminar era de agrandado, su forma de hablar no era nada educada, y hasta sus comentarios estaban tan fuera de lugar como su vestimenta. Pero en aquel momento era lo que menos le importaba... se veía tan accesible...
Cuando sintió esos ojos castaños sobre ella, mirándola de una forma que la confundió supo que algo estaba mal.
- ejem... – dijo una voz a sus espaldas.
Megumi y Sanosuke se separaron inmediatamente, como si fueran dos resortes. El viejo doctor Genzai los miraba divertido. Colocándose bien sus anteojos, que resplandecían con la luz artificial del hospital.
- Megumi, el señor Toshimi te esta esperando en tu oficina – dijo el anciano con un dejo de diversión.
- Gracias doctor Genzai – Megumi miró a Sayo – Me encantaría que hiciera algunas visitas periódicas Sayo-san, tenga en cuenta lo que le dije
- Muchas gracias por su preocupación Megumi-san, pasaré a verla. – sonrió Sayo.
- Muy bien – Megumi miró por última vez a Sayo y su mirada se posó en la de Sanosuke. Él ni siquiera la miraba, se dignaba a mirar a otro lado como si el techo fuese la cosa más maravillosa del mundo. Megumi dejo de verlo, y se alejo.
Ninguno de los presentes noto, el rubor que mantenían los alborotados.
O o o O
- Arigato gozaimasu! – saludó una muchachita de corto cabello castaño en la puerta del local.
The Fourth Avenue Café, esta lleno como de costumbre, varios empresarios iban de paso a tomar una taza de café, tener sus almuerzos laborales o reuniones internacionales. Se podría decir que ese restaurante estaba en el tope de su fama. Y eso solo podía significar unos muy satisfechos jefes.
Sin embargo, a pesar de que a algunos, como en el Fourth Avenue Café, les iba bastante bien, otros como nuevos restaurantes de la zona, no la pasaban muy bien.
- neeh... esto esta algo aburrido¿no? – dijo una aburridísima Misao, apoyada sobre el mostrador, sus manos sostenían su cabeza para no caer en garras del sueño.
Hacía menos de una semana que finalmente el Akabeko había abierto oficialmente, sus puertas al público. El tío de Tae, finalmente le había "regalado" el famoso restaurante. 'Claro que el famoso restaurante no tenía ni como mantenerse en pie'. Pensó Kaoru.
Tuvieron que trabajar la primera semana remodelando todo, pero absolutamente todo. Pintar, lustrar, baldear, comprar los mosaicos, manteles, mesas, sillas, se tuvieron que encargar de las publicidades, repartir volantes, comprar los utensilios de cocina, platos, vasos, cubiertos, servilletas, además de contratar a personal cocinero, mozos, tuvieron que pedirle ayuda a un contador, aparte de conseguir clientes esa semana para poder pagar a los empleados... 'agotador' pensó Misao, recordando la locura que fue la semana anterior.
Fuera de control, falta de organización, era poco decir. Que las cortinas tenían que ser rojas, manteles negros, platos con dibujos, arreglos florales en cada centro de mesa... y ¡cuantas discusiones tuvo con los distribuidores! Que las cortinas vinieron rotas, que los manteles estaban descoloridos, que las flores eran de año del p- (lamentamos informar que las palabras textuales de Tae tuvieron que ser censuraros por el horario de protección al menor), las mesas disparejas y que directamente se habían olvidado de traer las sillas, además que le cobraban de más.
Si. La palabra más adecuada para definir esa semana era: LOCURA. Tae se había comportado como una verdadera administrativa y comerciante. Manteniendo la calma cuando era necesario, y levantando la voz, aunque no mucha, cuando se enojaba. Sus amenazas no eran solo sus palabras, sino que hasta su cuerpo acompañaba cada una de esas palabras, inquietando, inhibiendo y hasta asustando a los distribuidores. Sin duda Tae se merecía tener finalmente su propio restaurante. La forma en la que hablaba con sus manos y hasta la forma en la que elegía cada una de sus palabras, eran dignos de una empresaria de alto rango.
Lastima que una vez que hubo terminado todo, el tío de Tae se había olvidado de mencionar, que el local todavía no estaba del todo pagado, sino que ella se tenía que encargar de pagarlo cada mes. 'Menudo detalle, se le escapó al viejo' pensó Kaoru cuando le escuchó hablar. Además, el tío le había dejado a cargo su prima, Tsubame, una chica bonita, educada, respetuosa y muy pero muy tímida. Le daba vergüenza hablar con extraños, y se ponía nerviosa cuando Misao daba saltos de alegría cuando veía pasar alguien por el local, pero se ponía más nerviosa cuando, a veces estaba tan ensimismada en sus pensamientos que susurraba algo incomprensible, que más tarde entendió como 'Aoshi-sama'
Y así estaban las cosas. Tae había vuelto a la normalidad, aunque parecía preocupada por la poca popularidad del lugar
- No tienes que preocuparte por eso Tae. Es solo cuestión de tiempo para que aparezca alguien – le había asegurado Misao alegre como siempre.
Al principio Tae se tranquilizó, recordando las palabras de Misao, pero la tranquilidad solo le sirvió hasta el segundo o tercer día. La mayoría de los clientes eran "recomendados de" y esos eran: conocidos de Tae, conocidos del tío de Tae, parientes conocidos del tío de Tae, y los amigos conocidos de los parientes del tío de Tae. También estaban, Kenshin, Aoshi, Sanosuke y el odioso, hermano de Sanosuke, Yahiko que parecía tenerla con ella. Aspecto maduro ni cuatro pepinos, se dijo Kaoru cuando el muchacho se la daba de adulto, su aspecto era igual al de su hermano, maleducado, malhablado y muy impertinente, aunque tenía sus cualidades, al igual que su hermano mayor, eran simpáticos y leales. Pero se olvidaba de aquellos aspectos cuando él no desaprovechaba ninguna oportunidad para llamarla busu y avergonzarla delante de Kenshin, digo! Delante de los demás...
Lo bueno es que ahora, Kaoru tenía manera de hacerlo callar y con solo una simple palabra: Tsubame.
Yahiko se ponía rojo en su presencia, tartamudeaba y se ponía tenso... para no decir estúpido, digo más estúpido de lo normal. Pero bueno, al menos tenía cierto poder sobre ese muchachito.
- No quieres que le hable mal de ti a Tsubame ¿no? – le había dicho Kaoru sonriente.
- maldita bruj-
- ¿como?
- nada, nada – le había dicho Yahiko separándose de ella, murmurando cosas.
- Puedo escucharte Yahiko – le había dicho Kaoru con una voz muy dulce.
Yahiko maldijo, pero caminó en silencio.
Pero dejando aparte al mocoso insufrible, que aparecía todos los días junto a su hermano a comer. Debía agradecer a esos dos. Intentaban animar a Tae, de hacer reír a los demás, además como comían mucho Tae se ponía contenta. Y lo mejor de todo es que cuando salían, gritaban a los cuatro vientos.
- QUE RICA QUE ES LA COMIDA DEL AKABEKO, NO YAHIKO?
- SI SANOSUKE, ENCIMA ES TAN BARATO Y NUTRITIVO.
- CREO QUE VOY A VENIR MÁS SEGUIDO AL AKABEKO
- CREO QUE YO TAMBIÉN VOY A VENIR MÁS SEGUIDO CABEZA DE POLLO.
- AL AKABEKO EH? NO A CUALQUIERA YAHIKO-CHAN.
Y así comenzaron a pelear ("¡No me digas Chan!" "¡no seas idiota!"), y ese tipo de publicidad no le gustaba a Tae, pero no podía dejar de hacer sonreír a las chicas mientras Tsubame se tapaba la cara con bandeja de comida, temerosa.
Los que también ayudaron mucho fueron Aoshi y Kenshin, aunque el primero no lo decía. A veces ayudaba a Tae con los problemas legales y la ayudó bastante con el tema del alquiler al ver que le estaban cobrando cinco veces más de lo que valía. Solamente hay que mostrarle el aspecto impotente de abogado que tiene Aoshi para acobardar a todos. Los dos recomendaban el restaurante, tanto a empleados, colaboradores y socios, y así comenzaba a llenarse, poco a poco al igual que la confianza de Tae.
Aunque ese día parecía diferente al resto.
Kenshin y Aoshi estaban trabajando, Sanosuke había desaparecido, probablemente llegaría más tarde a comer de glotón que es. Yahiko hablaba con Tsubame, poco a poco se le iba la timidez, al igual que el tartamudeo de Yahiko. Pero ni un alma entraba. Misao y Kaoru ya estaban aburridas. Habían decidió ayudar a Tae, al comienzo, pensando que les iba a ir bien, pero aquello ya te mataba de aburrimiento.
Kaoru sonrió cuando recordaba la inauguración del Akabeko. Sanosuke se había encargado de traer tantas botellas de sake como si hubiera asaltado un camión, Yahiko comiendo como un glotón. Tsubame encogida en un rincón debido a su timidez, Tae riendo feliz de las idioteces que hacia Sanosuke, Aoshi serio como siempre y una eufórica Misao al verlo ahí sentado a su lado, mientras le hablaba sin parar como una cotorra, y al lado de ella estaba Kenshin. Su querido amigo pelirrojo, que sonreía ante la visión.
Era como si se conocieran desde hacía mucho tiempo, debido a que parecían leerse los pensamientos y saber exactamente que era lo que el otro necesitaba, y eso que solo se conocían de hacía menos tres semanas. Pero en ese tiempo habían pasado tantas cosas, se habían encontrado, habían hablado de varios tema y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y claro, Kenshin seguía impartiendo sus clases de manejo de espada a Kaoru, que parecía muy feliz con tan solo ir a verlo.
Es verdad, tenía que aceptar que la amistad de Kenshin era muy valiosa para ella, se tenían plena confianza, o al menos eso era lo que ella creía. Ella le contaba todo, le contó sobre sus padres, sus deseos de que estudiara, el dojo que tenía y sobre cuanto le extrañaba.
- no tiene que ponerse triste por ellos señorita Kaoru, porque al ponerse triste ellos también lo hacen, y a usted no le gustaría eso¿verdad?
Kaoru sonrió al escuchar las palabras de Kenshin. Desde ese momento se dio cuenta de lo valiosa que era su amistad.
Claro que nunca faltaba una hiperactiva amiga y una fantasiosa ejecutiva que le dijeran que Kenshin podría ser algo más que un simple amigo. Pero ella se negaba a creer eso, Kenshin no se fijaría en ella ¡Le llevaba como diez años! Además él era un hombre muy apuesto de seguro que ya tenía una novia. Su estomago se removía de su lugar con solo pensarlo. Pero de nuevo las insistentes palabras de Misao aparecían en su cabeza.
- Trabaja durante toda la tarde, y cuando termina viene directo a ti, comienzan a hablar hasta la noche y después nos lleva a casa. Si no fuera porque estoy yo, seguramente ya hubiera hecho su movida – le había dicho una muy segura Misao, mientras Tae asentía con su cabeza.
Y ahora Kaoru dudaba ¿Y si Kenshin estaba indirectamente coqueteando con ella? Y peor ¿y si ella no se daba cuenta? Era verdad que algunas veces ella se quedaba como estúpida mirando las facciones de Kenshin y cuando se veía descubierta por aquella miraba violeta, se ruborizaba y más cuando él le sonreía. Pero eso no quería decir nada¿no?
Sus dudas comenzaron a inquietarla, miró a Kenshin que tomaba más sake y vio sus finos labios mojados por el líquido. De repente paso. Kaoru se quedo estática mirándolo, sus facciones le parecían ahora mucho más hermosas, sus manos parecían gentiles, su cabellera le intrigaba y sus ojos le maravillaba... no podía ser... no podía gustarle Kenshin...
- señorita Kaoru ¿se encuentra bien? –
Kaoru había vuelto en si. La cara de Kenshin estaba a pocos centímetros de la suya, podía sentir su calor y perfume... 'Chester Ice' pensó encantada. Y se quedó mirándolo, sus ojos violetas chispeantes al verla, su mirada de preocupación y sus labios tan cerca de los suyos que... si se acercaba un poco más...
- EY JOU-CHAN¿¡¡NO ESTAS YENDO MUY RAPIDO? – la voz de Sanosuke la sacó de su ensimismamiento y sorprendida se alejó lo suficiente de Kenshin para volver a tomar aire... kami, tan cerca... tan cerca...
- Mou Sanosuke¡no seas idiota! – le espetó Kaoru notoriamente ruborizada, pero Sanosuke se reía como tonto, al parecer el sake ya había viajado por todo su cerebro más de dos veces.
- señorita Kaoru ¿se encuentra bien? – le había preguntado otra vez Kenshin. Kaoru contuvo el aliento al escuchar la voz preocupada del pelirrojo. Y sin mirarlo a la cara y le había dicho.
- si, estoy bien Kenshin. No te preocupes – y se había levantado para acercarse a las cocinas. Necesitaba aire fresco...
Los siguientes dos días a la fiesta, fueron una tortura para Kaoru, porque Kenshin no había aparecido en ningún momento. Tuvo miedo de que por su culpa, de aquel episodio él se hubiera dando cuenta de sus pensamientos. Tal vez lo había incomodado de alguna forma, o había dicho algo que le había molestado y por más que hiciera memoria no podía averiguar que era. Al final terminó enojándose con él, diciendo que era un idiota, aprovechador, que seguro que te teñía el pelo y que llevaba lentes de contacto. En ese momento apareció Kenshin, con la hermosa sonrisa de siempre y disculpándose de su ausencia. Se había acumulado mucho trabajo en la oficina y tuvo que ponerse al día.
El malhumor y el enojo de Kaoru se habían esfumado al instante en el que había llegado. ¡Obvio que se le había acumulado trabajo¡Era normal! Sonrió tontamente a Kenshin y le sirvió una taza de café, comenzando a hablar de las cosas que habían ocurrido en esos dos días. Pero lo que Kaoru no sabía, es que Kenshin ese día se había escapado del trabajo para ir a verla. No sabía porque, pero tenía esa necesidad de verla. Al final después de tanto pensarlo, se encogió los hombros y se dijo que capaz le había tomado cariño y que necesitaba una amiga con quien hablar...
Por suerte las mentiras tienen patas cortas ¿no?
De ese día habían pasado casi una semana, y todo parecía encajar bastante bien desde entonces, Misao estaba más contenta de lo acostumbrado, al parecer Aoshi le iba aprestar un libro que le iba a ayudar con el ingreso a la universidad el año próximo y una Misao feliz, significaba un terremoto de 9,2 en la escala de Richter debido a sus saltos.
La puerta se abrió y la campanilla sonó anunciando un cliente, de ella entró un hombre, de tal vez unos veintipico de años, sin duda joven. Misao se acercó lo más rápido que sus ágiles piernas le permitían. '¡Por fin un cliente!'
- Buenos días¿Desea que le ofrezca algo de beber o prefiere comer algo? Tenemos unos exquisitos tallarines. También tenemos comida oriental, occidental, afrodisíaca y-
- eh... un momento – interrumpió el muchacho visiblemente apenado – yo solo vine a preguntar por la calle Shikuse.
Silencio. Misao bajo la cabeza, sus puños se cerraron y su cuerpo temblaba. Por un instante Yahiko creyó que se había puerto a llorar, pero el grito desgarrador le hizo cambiar de opinión.
- ¡ES QUE ACASO ERES IDIOTA¿A PREGUNTAR LA CALLE? YO TE VOY A DAR... PEDAZO DE CRE-
- MISAO – exclamó Kaoru acercándose a su amiga que parecía apunto de comerse de un bocado al pobre muchacho que había caído al suelo asustado por la reacción de Misao.
- ¡SUELTAME KAORU, YO LE DEMOSTRARÉ A ESTE BUENO PARA NADA DONDE QUEDA LA CALLE!
- ¡Para Misao! – Kaoru intentaba sostenerla, pero los movimientos de Misao eran demasiados fuertes. – la calle Shikuse esta a dos cuadras yendo para la izquierda – le dijo Kaoru, al muchacho que pareció entenderlo y más asustado todavía, logró reincorporarse y salir corriendo dejando la puerta abierta.
- ¡HACIA LA IZQUIERDA BAKA! – gritó Kaoru enojada cuando vio al muchacho ir por la derecha. Volvió a verlo pasar corriendo asustado pero hacia el lado correcto.
Después de unos largos minutos Misao logró tranquilizarse y desprenderse del agarre de Kaoru
- baka – dijo más calmada pero aun enojada con el imbecil que la había ilusionado.
La tarde pasó de lo más normal. Bueno, normal en lo que respecta el local: ningún cliente. Las chicas, después de limpiar todas las mesas más de cuatro veces, sacaron las carta y comenzaron a jugar al poker, cuando Kaoru se dio cuenta de que Misao no tenía ni la más mínima idea de cómo se jugaba, probó con el piedra-papel y tijeras. Cuando ya agotaron cualquier tipo de juego, (un poco más y jugaban a la soga), cada uno se concentró en sus pensamientos.
Misao comenzó a pensar en su querido Aoshi-sama, tenía que agradecer a todos los dioses por la cercanía que habían hecho esas últimas semanas. Para muchos no sería la gran cosa, pero para Misao si.
Las visitas regulares que hacía tanto, al The Fourth Avenue Café y al nuevo Akabeko, la hacían feliz. Había veces en la que se sentaba junto a él para hablar, aunque ella era la única que hablaba, Aoshi siempre contestaba con monosílabos o con algún movimiento en la cabeza, hasta Kaoru se había sorprendido de escuchar una vez a Aoshi una oración completa. Sin embargo Misao parecía feliz.
Sus preguntas muchas veces eran como cuestionarios, y otras veces como un interrogatorio policial. Lo más asombroso era que a Aoshi no parecía molestarle. Siempre estaba relajado, y cuando Misao le hablaba se le quedaba mirando, tal vez sea respeto o que de verdad le era agradable la compañía de Misao.
Ella siempre sonreía, y reía feliz. Su sonrisa era sincera y sus ojos brillaban por cualquier cosa, lo que a veces descolocaba a Aoshi, como la vez que Misao había hecho varias preguntas sobre un libro de historia sobre los grupos secretos de la era Edo, que vale agregar que Misao sabía que él debería tener algo como eso, y Aoshi le había declarado de que él lo tenía y que se lo prestaba si ella quería. Recordó en ese instante la manera en la que había sonreído, la manera en la que sus ojos chispeaban alegres, como nunca antes le había visto, y el aura de felicidad que le embargaba se había hecho presente, tanto como abrumarlo. Nunca lo dijo, pero esa era la mejor cualidad de Misao, y le gustaba mucho.
Misao suspiro, rogando que su Aoshi-sama este comiendo bien.
Muy diferente a los pensamientos de Misao, Kaoru pensaba en sus padres. Hacía tiempo que no visitaba la casa. Sabía que todavía estaba en venta, y nadie parecía querer comprarla. No porque no hubiera compradores, sino que cada vez que alguien le daba una suma, ella se negaba esperando el próximo.
Si seguía así no iba a vender la casa, y debía de venderla. Aunque haya sido su casa por toda su vida, aunque tenga miles de recuerdos de su vida pasada, de sus tiempos felices, aunque sea la casa que sus padres construyeron para el futuro de su hija. Ahora esa casa no podía significar menos que soledad. La realidad de que estaba sola en una enorme casa. Las habitaciones parecían más grandes, el silencio se agrandaba con cada segundo, y un manto de tristeza la embargaba. Antes, donde en esa misma casa, ella correteaba feliz, donde había dado sus primeros pasos, sus primeras palabras, los festejos que hacía en esa casa, donde siempre había un clima calido y amoroso. Donde no le faltaba nada. Esa casa ya nunca podía se la misma.
Había dejado en ella, su valentía, su determinación y el recuerdo de las personas que más amaba en su vida.
Recordaba la fiesta de egresados, cuando había vuelto a la noche. La casa estaba a oscuras en silencio, sus padres no estaban.
Recordaba la entrega de diplomas, como todos sus compañeros recibían sus diplomas de sus padres y ella de los padres de Misao.
Recordaba cuando había vuelto a su casa y había llorado largamente por la ausencia de sus padres.
En ese momento quería llorar, allí apoyada en la mesa de entrada del restaurante, ella quería llorar y desprenderse, librarse de toda esa amargura que sentía en su garganta cada vez que pensaba en sus padres.
Pero se había prometido no hacerlo. Ante la tumba de sus padres, no llorar nunca más. No derramar una lagrima más por ellos y por nadie. Lo querrían así ¿verdad?
- no tiene que ponerse triste por ellos señorita Kaoru, porque al ponerse triste ellos también lo hacen, y a usted no le gustaría eso¿verdad?
Las palabras del pelirrojo hicieron eco, nuevamente en su mente. Claro, como él lo decía, a sus padres no les gustaría verla llorar. Era momento de volverse fuerte y espantar aquellos fantasmas.
- konnichi wa – gritaron dos voces masculinas. La puerta se había vuelto a abrir, dejando entrar a dos alborotados y a una jovencita desconocida para Misao y Tae.
- Konnichi wa – saludo la mujer de cabellos cortos y castaños.
- ¡Sayo-san!
- ¿Kaoru-san?
El mundo parecía un pañuelo en ese momento.
- Kaoru-san que alegría verla. – dijo cortésmente Sayo mientras sonreía. Misao se acercó y sonrió.
- Arigatou. Sayo-san, ella es mi amiga Misao Makimashi
- Hola – saludó Misao sonriente.
- Encantada en conocerla – Sayo hizo una reverencia y Misao se sintió fuera de lugar y la imitó aunque duramente.
- Sayo-san, no sabía que conocía a este par de atolondrados. – le respondió Kaoru en una sonrisa burlona, mirando a Sanosuke y Yahiko.
- ¿A quien llamas atolondrado busu?
- Ya deja de llamarme así Yahiko-chan – le espetó Kaoru enojada.
- eres una vieja bru-
- ooooh, Tsubameeee – canturreó Kaoru maliciosamente. Yahiko se calló enseguida. Se removió en su lugar enojado y volvió la vista al menú delante de él.
Kaoru sonrió quedita y volvió su atención a Sayo, le guiñó un ojo y le sonrió.
- ¿Qué van a ordenar? – preguntó Kaoru sonriente. Yahiko masculló algo entre dientes sin entenderse.
- Jou-chan, trae el plato del día – dijo Sanosuke sonriente – que sean cuatro ordenes.
- ¿esperan a alguien más? – Kaoru era buena en matemáticas y en la mesa había nada más que tres personas.
- no. Dos son para mi. – dijo Sanosuke, como si fuera lo más normal del mundo.
- glotón – murmuró Kaoru
- aprovechador – dijo Misao
- insaciable – dijo entre dientes pero esta vez entendible Yahiko
- ¡eyy! Mas respeto que soy un cliente y tu Yahiko, soy tu hermano mayor! – dijo enojado Sanosuke
- ¿respeto? – Repitieron los tres - ¿desde cuando inspiras respeto? – siguieron sonriendo grandemente.
- OI! – exclamó mucho más enojado Sanosuke, mientras Kaoru, Misao y Yahiko reían a buena gana.
Sayo les miraba, la relación que tenían era muy linda. Bromeaban, sonreían, y jugaban entre ellos. Parecían ser una familia muy unida. Pero al instante recordó que Kaoru y Misao no eran familiares, sino simples amigas. Y sonrió contenta, al conocer personas tan amigables. El recuerdo de su vida pasada, se hizo presente. El recuerdo de sus padres y de su hermano. Hacía ya más de cinco meses que no le veía. Se sentía sola, pero sabía que ella no podía convencerlo con que se quedara. Su hermano era muy testarudo. Y sus padres... bueno, ellos tendrían que estar en el cielo felices.
- ¿Sayo-san? – la voz preocupada de Kaoru le sacó de su pensamiento. La miró y se encontró con sus ojos azules - ¿se encuentra bien?
- si, si. Solo estaba pensado – se excusó al ver varias miradas sobre ella, y sonrió tratando de calmarlos.
- Bueno, entonces ya traemos cuatro ordenes – dijo Misao dándose media vuelta. Pero Kaoru siguió en su lugar.
- oye Sano... – comenzó tímidamente Kaoru
- ¿Qué pasa jou-chan? – preguntó
- ¿sabes...? - ¿Por qué le costaba tanto preguntarlo? Era una pregunta de amiga - ¿sabes donde esta Kenshin?
Sanosuke se sorprendió, pero sonrió arrogantemente. Podría desquitarse con ella - ¿Por qué lo preguntas?
- oh, es que como normalmente llega contigo o con Aoshi más temprano... entonces yo pensé... que tal vez...
- ¿que tal vez que?
- bueno, que tal vez... – Kaoru seguía tartamudeando. No se dio cuenta de que Misao se le había quedado observando, ni que Tae también la veía y tampoco de la mirada de picardía de Sanosuke y Yahiko... 'oh, busu ahora puedo molestarte...'
- ¿si Kaoru? – apremiaba Sanosuke, ansioso por la respuesta
- Bueno, que tal vez se había olvidado de mí – dijo casi en un susurró avergonzada.
- No me he olvidado de usted señorita Kaoru – dijo una voz a su espalda, cuando todo se había sumido en silencio.
Kaoru se dio media vuelta de la sorpresa, mirando con grandes ojos lo que su vista le permitía – Ken...shin – dijo más roja que el color de pelo de Kenshin.
Kenshin miraba fijamente los ojos color zafiro de la jovencita, sus mejillas levemente sonrojadas, y como todo su cuerpo parecía achicarse debido a que la había escuchado. Pero su corazón había palpitado peligrosamente, amenazando salir de su cuerpo cuando le escuchó, y le había hecho tanto bien...
Un momento... él no podía pensar así. Esta bien que Kaoru sea una jovencita con muchas virtudes, de las cuales le encantaba cada una de ellas, pero solo era un cariño de amigo lo que sentía por ella. Él amaba a Tomoe, y estaba satisfecho de su matrimonio, aunque éste consistiese en solo media hora juntos a la semana, y llamados telefónicos cuando podían.
Tomoe últimamente estaba muy ocupada con su vida laboral, bueno, no últimamente esas semanas sino años, desde que se habían casado, exactamente. La popularidad de Tomoe había crecido, aunque su matrimonio ya había pasado a la segunda página de interés del público, todavía se comentaba de cómo se mantenía aquella relación.
Sus horarios nunca coincidían, y las pocas veces que se veían ambos estaban muy cansados y casi no hablaban... todo se había vuelto una rutina, tal vez el amor todavía existía pero muy levemente, no podría morir por algo como eso¿o si?
Al fin y al cabo, él estaba casado y había hecho un juramente, amarla hasta que la muerte les separe. Y las promesas estaban para cumplirlas.
Tendría que dejar de pensar mucho en las cosas o palabras que Kaoru decía o le hacían sentir.
El silencio comenzaba a formarse muy incomodo para los presentes. Kenshin mirando atentamente a Kaoru, pero con la mirada perdida. Kaoru con la mirada baja, ruborizada a más poder... le había escuchado. Había escuchado de su boca que le quería...
¡Y ese maldito silencio solo le ponía más nerviosa¿Qué estaría pensando¿Se habrá dado cuenta de que le tenía presente? Bueno, era su amiga y estaba preocupada por su ausencia. Era normal.
No, no era normal, y ella lo sabía. Las cosas que Kenshin le hacía sentir se sentían muy bien, demostraba una confianza, emanaba una protección y una seguridad que la hacía sentirse especial, pero seguro que era así con todas sus amigas...
Pero no conoce otras personas... Pero siempre viene a verte a ti... se contestó ella misma. Pero esa respuesta le asustaba. Ella consideraba a Kenshin su amigo, y nada más... bueno, tal vez era su mejor amigo... pero era el único que podía entender la manera en la que ella se sentía. Sentía su abrigo cuando lo necesitaba, sus palabras de apoyo cuando más lo necesitaba, él era más que un amigo, era verdad... él era su... ángel...
Abrió sus ojos grandemente. Estaba equivocada... a ella no podía... no podía g-
- oi jou-chan ¿para cuando mi comida? – por suerte o por desgracia Sanosuke interrumpió sus pensamientos.
- eh?.. ¡Ah si! Enseguida – y salió casi corriendo hacia las cocinas, seguida por Misao y Tae, siendo observada atentamente por Kenshin.
- neh, Kenshin ¿vas a quedarte todo el día ahí parado o te vas a sentar?
Kenshin le miró, sonrió y se sentó. Sería una larga tarde.
O o o O
- Ahora no puedes negar que él no siente nada por ti.
- no se de lo que estas hablando Misao.
- ¡Por Kami Kaoru¡¡Vos lo escuchaste¡Escuchaste lo que te dijo!
- claro que si, no estoy sorda
- ¿Entonces? – Preguntó Tae - ¿no estas contenta?
- ¿Contenta porque? Fue solo una contestación de amigo
- ¿Amigo¡Amigo ni ocho cuartos! – dijo exasperada Misao.
- No tienes porque emocionarte tanto Misao, Kenshin es solo mi amigo.
- Entonces porque te preocupaba tanto que no le importaras¿Por qué preguntaste algo así? – Tae había dando en el punto. ¿Por qué le importaba?
- Porque es mi amigo y le aprecio mucho – contestó ella intentado grabárselo en la mente. Kenshin era solo su amigo, nada más. Solo amigos.
- Kaoru- - comenzó Misao, pero ésta le interrumpió.
- Ya te lo dije Misao, solo amigos. Ahora tengo que ir a llevar esto. Con permiso – y salió de las cocinas con cuatro bandejas de comida, dejando a Misao y a Tae con la boca abierta
- ¿Qué demonios fue todo eso? – Explotó Misao con una venita sobresaliente en su frente-
O o o O
- Acá tienen – dijo Kaoru acercándose a la mesa y depositando las bandejas con sus respectivos.
- Muchas gracias señorita Kaoru – agradeció Kenshin con una sonrisa. Kaoru se ruborizo pero intentó no perder la calma ¿Cómo puede estar así después de lo anterior? Pero aquel comportamiento ayudó a Kaoru a pensar que él no estaba tan mareado con sus pensamientos (eso creía). Al final ella tenía razón. Eran solo amigos. Y no sabía porque eso no le causaba ninguna emoción.
- buen provecho – agregó antes de levantarse e irse.
- oi jou-chan¿no te quedas? – preguntó Sano sorprendido. Normalmente se quedaba junto a Kenshin charlando.
- No puedo. Tengo trabajo que hacer – se excusó Kaoru y caminando hasta las cocinas.
- ¿trabajo? Pero si esta todo vacío – masculló Sanosuke restándole importancia y comenzando a hablar con Sayo, mientras Yahiko comía como si fuese la última cena. Pero Kenshin todavía tenía su comida en la mano, mirando la nada, aparentemente concentrado en algo.
Comieron y hablaron animadamente, Kaoru seguía siendo interrogada por sus dos amigas pero ella seguía igual. 'Terca como siempre' pensó Misao, pero antes de que pudiese decirle algo, la puerta se volvió a abrir. De ella apareció un jovencito de cabellos castaños con una sonrisa en la cara. Se acerco hasta donde estaban las tres muchachas y comenzó a hablarles.
- Mi nombre es Soujiro Seta y me gustaría trabajar aquí – 'caramba que es directo el chico' pensó Misao con ojos abiertos. Pero no estaba segura de que Tae necesitara más personal.
- Lo siento mucho, pero ya estamos llenos. – dijo Tae
- oh, es una lastima – murmuró Soujiro triste. Al final todo le salía mal. Su tristeza era palpable y l mirada de soslayo del joven fue visto por las mujeres que les dio pena.
- Pero seguro que encuentras algo¿no Tae? – dijo Misao guiñándole el ojo, y sonriente.
- ¿Seguro que no necesitas otra mano? Las cajas de verduras son muy pesadas – comentó como quien no quiere Kaoru, recordando aquellas cajas pesadas... si Kenshin no hubiese aparecido ese día a ayudarla... Kaoru se golpeó mentalmente por pensar en esas cosas.
- Bueno... – dijo algo renuente Tae... tal vez, pensándolo mejor...
- Puedo ayudar en eso señorita Tae – A Tae se le iluminaron los ojos. ¡Le había dicho señorita!
- Muy bien, me convenciste. Estas contratado. – dijo sonriente Tae. Kaoru y Misao le vieron con una sonrisa forzada, que fácil que era de cambiarle opinión.
- Muchas gracias – sonrió el joven Soujiro con alegría.
Misao le mostró el local y sus obligaciones. Soujiro terminó siendo un chico muy agradable, simpático, caballero y muy servicial. Estaban en la mesa de entrada y Misao reía de un chiste que le había dicho Soujiro. Pero la puerta se abrió por tercera o cuarta vez, ya no me acuerdo, pero no tiene importancia.
Y de ella unos ojos fríos como dos iceberg miraban atentamente a la pareja sonriente. Parado como una estatua estaba Aoshi Shinomori.
- ¡Aoshi-sama! – exclamó contenta Misao al verlo, pero no se dio cuenta de nada inusual, ya que Aoshi cambio enseguida su semblante. – él es mi nuevo compañero de trabajo, Soujiro Seta
- Buenos tardes – dijo cortante
- Buenas tardes – saludó Soujiro sonriente - ¿Desea tomar algo?
- No, gracias – respondió secamente - solo pasé a dejarte el libro Misao. Tuve que buscarlo por eso tarde mucho – dijo extendiendo el libro.
Misao lo tomo entre sus pequeñas manos y sonrió lo más que pudo. Atesorando en su pecho, aquel libro como si fuese el tesoro más valioso en su vida.
- Muchas gracias Aoshi-sama – agradeció con una finita voz, del entusiasmo, Misao.
Aoshi no respondió pero se sintió contento de ser él el que le causo ese estado.
O o o O
Notas de la autora que hoy cumple un año de serlo: siii! Hoy 30 de enero de 2006 es mi aniversario.
Hace exactamente un año que subí el primer capitulo de este fic. Un año, doce meses, y acá esta el capitulo 12. Que loco ¿no? Yo que pensaba que durante el año había escrito más, pero al parecer no :P
Pero estoy feliz, porque es una de las cosas que mantuve constante. No como las falsas dietas que solo me duran un día, o como el dibujo que nada más lo hago cuando estoy inspirada. Es algo que muchos esperaban, y que me hace sentir bien. Creo que por eso lo continuo, porque es algo que me gusta hacer, además me gusta mucho recibir sus reviews, sus comentarios y esas cosas. Es gratificante.
Por eso, voy a intentar este año terminar con este fic... preferiblemente antes de mitad de año, pero no prometo nada. Por lo menos este año quiero terminar una o dos historias así comienzo algunas nuevas que tengo en mi mente.
Todavía sigo pensando... hace un año ya... mi fanatismo por kenshin y Kaoru crece día a día. Espero nunca cansarme y seguir escribiendo. Espero no cambiar pero mejorar.
Supongo que después de este año, puedo mirar para atrás y ver a Mangela Kaoru-chan The Tanuki (seeeh, lasrguisimo) dando sus primeros pasos en Era muy novata, tenía muchos errores y no me parecía la gran cosa mi narración, pero al parecer para ustedes si. Intento superarme día a día para algún día ser reconocida entre ustedes y escuchar decir 'Oh, si Kaoru-chan es muy buena, deberías leer algunos de sus fics y déjale review que sino se enoja :P'
Espero que algún día pase, ser conocida como mi favorita autora Linay (la mejor que leí)... como la señorita Kary (adoro a esta mujer), BlanKaoru y Shiomei (me maravillan), estas son las personas que de verdad estimo. Algún día me gustaría causar el mismo efecto que estas señoritas.
Oh, ya me motive :P (me entró una basurita en el ojo, no lloro :P)
Gracias por todo el apoyo que me dieron durante todo este año en todos mis fics... son geniales y los súper quiero, y a vos también aunque no me dejes review!
Pero espero, aunque sea por hoy, recibir un review tuyo felicitándome :D
Muchas gracias por los reviews de Epílogo de Fuego de Amor, y de Aunque sea nuestro destino, estoy pensando seriamente en seguir ese fic... muchos querían, así que tal vez. Gracias por desearme un lindo feliz cumpleaños y espero recibir hoy mis felicitaciones.
Sigan así, los re quiero, mucho, mucho, mucho.
Ahora sobre el fic: Like we were yesterday:
Soujiro volvió a aparecer, y no parece agradarle mucho a Aoshi. Tengo planes para Soujiro.
Kaoru no puede creer que le guste Kenshin, no porque sea feo o algo así sino porque es la primera vez que le pasa algo así. Acuérdense de que ella quiere estudiar por sus padres para no distraerse. En el próximo capitulo lo voy a explicar mucho mejor.
Sanosuke esta sentando cabeza con Megumi, se da cuenta de que es una doctorcita muy sexy.
La cuestión con Sayo la voy a explicar adelante, Megumi va a dar su parte, por eso las visitas regulares. Creo que para el próximo capitulo lo voy a poder explicar mejor.
Megumi, sigue igual, aunque ahora reacciona diferente con Sanosuke, voy a hacer algo con esta pareja en el próximo capitulo y también la pareja de Misao y Aoshi.
Tomoe también sino me equivoco va a aparecer en el próximo capitulo, así vamos cerrando la trama.
Enishi seguro que aparece en el próximo, tiene que aparecer. Y ahí la trama se va a mover diferente.
Teniendo eso claro me imagino que no van a faltar muchos capítulos.
Yo diría que con veinte o veinticinco capítulos esta todo listo, pero estoy exagerando.
I hate you love:
Como se me esta complicando este capitulo! Ni idea de cómo hacer muy graciosa la pasarela, así que solo necesito tiempo.
Si te odio te amo, si estudio estoy en el secundario.
Me reí bastante con el disfraz de Sanosuke, pero estoy intentando hacerlo más graciosa todavía. Tiempo, estoy llena con inglés y necesito tiempo.
A la vuelta de mi casa nació el amor: Cupido toca la puerta.
Ya estoy casi terminando el capitulo, así que me imagino que para la semana que viene ya la estaría actualizando, o un poco antes... ya verán. ¿Adelante? Kaoru se va a un boliche.
Me despido, no tengo novedades, un saludín a Roro que cumple años el 31 :P
Besos, ténganme paciencia con los fics si?
Please review so you'll update soon and makes me happy :)
Por favor review de esa manera actualizaré más rápido y me hace feliz :)
O.o Kaoru-chan o.O
