Rukawa sadismo y sus derivados
El Hanamichismo
Después de un exhaustivo estudio de fics Rukawa sadistas (Tres cuartas partes de los fics existentes, diría yo) he llegado a la conclusión de la tortura extrema del pobre Ru no es el único punto en común.
El Hanamichismo: Dicho de toda devoción hacia el personaje pelirrojo, que implica a elevarlo a un papel semejante al de Dios todos poderoso.
Esto es, cuanto más odio y rencor tenga la autora hacia Rukawa, más amor le profesara a Hanamichi. Podemos expresar este fenómeno mediante una fórmula matemática:
Primera ley Rukawa-Sadista: La felicidad de Hanamichi es inversamente proporcional a la desgracia de Rukawa.
Esto es; Que Rukawa se lesiona se queda paralítico y no puede volver a jugar a basket en su vida? No os preocupéis, porque Hanamichi se habrá convertido en la estrella más cotizada del panorama internacional. Qué Rukawa está sólo, porque se quedó viudo y sus cuatro hijos murieron en una accidente de coche que él conducía? Hanamichi vivirá en la poligamia y tendrá docenas de retoños revoloteando a su alrededor.
Rukawa se ha cargado a alguien? Hanamichi será su abogado. Rukawa es emocionalmente inestable? Hanamichi será su psicólogo. Rukawa es un estafador? Pues Hanamichi inspector de hacienda. Rukawa es un vagabundo que duerme bajo un puente? Hanamichi será el sucesor de Microsoft. Rukawa tiene Sida? Hanamichi es director del hospital central de Tokio.
Y así podríamos seguir hasta crear una gran serie de antítesis con la que nuestra pareja preferida se complementaría.
Pero no sólo somos Hanamichistas en los argumentos de las historias. También los somos en las descripciones. Me refiero, a que en el anime y el manga Inue se encarga de dejarnos claro que Hanamichi no es muy agraciado, que roza el callismo y que es un freak de cabeza pies (n/a: Hanamichistas, no os abalancéis sobre mí, soy la primera en reconocer que Hana está bueno) y en cambio, Rukawa es un Dios terrenal. Sin embargo, en los fics se presentan de la siguiente manera:
"Hanamichi era muy atractivo. Desde que se había hecho un renovado corte de pelo, toda la población femenina del instituto le asediaba en los pasillos y es que no era para menos. Era un chico exótico y encantador, con una personalidad vital que conquistaba a cualquiera. Aquella condensada masa de músculos firmes, que se intuían bajo una camiseta adherida a su piel morena por el sudor, que le hacía resplandecer sobre aquella cancha cual Dios en el Olimpo. Luego estaban sus ojos. Enormemente expresivos, cálidos y acogedores, que contrastaban con unas facciones masculinas y viriles que agradaba tanto a chicas como a chicos – Creo que ya hablamos de esto en el capítulo dos, esta frase suele aparecer mucho en los fics. Ya tratamos eso de la enorme virilidad de los protagonistas de Slam Dunk, y todos ellos parecen sentirse atraídos por Hana -. Y ahí estaba Rukawa. Él era algo más bajito, sus músculos no eran tan fibrosos como los de Hanamichi, y los ocultaba bajo una holgada camiseta de color oscuro. Aquel día estaba más pálido que de costumbre, y su espeso flequillo le caía cansado sobre la frente…"
Vamos, que mientras que Hanamichi es la lujuria hecha humana, Rukawa parece un enfermo terminal en la sala de espera. Claro que este recurso es muy consolador; yo soy una joven exótica, proporcionada y sinuosa, mientras que Nicole Kidman no es más que una flaca larguirucha que necesita tomar algo más el sol…
Pero no sólo eso. Hanamichi es el héroe perfecto. Siempre que Rukawa agonice tras una sanguinolenta pelea, él estará ahí. Siempre que Rukawa tenga ya los barbitúricos en mano, él estará ahí. Cuando esté depresivo, obsesionado, manipulado, sicótico o lo que dios quiera, él estará ahí.
Pero ahí un problema. Ese complejo de héroe claramente hanamichista, acaba creando una dependencia maníaca en Rukawa que le dejará la inteligencia emocional y la capacidad de reacción completamente nula. Y ya volvemos, que si Hanamichi se muere el se corta las venas, que si el pelirrojo le abandona el se tira por el balcón, que le dice que le deja y él se pone a llorar, que se lía con otro – o peor, con otra – el mata al amante y luego se pega un tiro…
En fin, cosas de la vida. Dejaremos que Rukawa vaya anudado ya la soga, por lo que pueda pasar, y me despediré con esta malísima continuación. Miles de gracias por los reviews, y actualizaré Casualidades de la vida en breve. Bye!
