Una forma diferente de ser.
Hacía mucho tiempo que Sango no iba a visitar su aldea, por eso se sintió tan sorprendida de ver aquella delgada columna de humo elevándose desde su interior. Sin pensarlo dos veces le ordenó a Kirara que descendiera en un claro alejado de la aldea, desde donde luego de prepararse con todo su equipo para una posible batalla, se encaminó sigilosamente con la intención de inspeccionar los alrededores en busca de posibles trampas o indicios de lo que ocurría, resistiéndose así a su primer impulso: el de solo ir volando inmediatamente a darles su merecido a cualquier invasor que hubiera osado profanar aquel lugar sagrado para ella. Luego de haber caído en tantas trampas de Naraku, la astuta exterminadora decidió está vez actuar con más prudencia y calma, y quien sabía, quizás no se trataba de nada en realidad.
No tardó mucho en encontrar pistas, aunque con tantas diferentes, como los cientos de cadáveres de monstruos regados por allí y por allá, lo más seguro era que algo bastante serio estaba pasando en aquel lugar. Una parte de ella quería creer que todo esto era obra se su amado hermano Kohaku, deseaba con todas sus fuerzas que aquello que presenciaba fuera un indicio de que él había recuperado la memoria, y que sin saber donde buscarla había regresado a la aldea en busca de refugio, tal vez todos esos monstruos habían sido envidados por Naraku para cazarle y Kohaku los había matado para escapar de ellos, pero a menos que hubiera cambiado de arma, era dolorosamente lógico que aquellas heridas punzantes tan profundas no habían sido hechas por su kama; pero aún así, conservando un poco de esperanza se dirigió por fin a su aldea, esperando que aquello que encontrara allí no fuera por mucho una gran desilusión.
Desde lejos, oculta entre las copas de los árboles, podía apreciar claramente que todo estaba en calma dentro de los límites de la aldea ya no tan abandonada. Furtivamente se aproximó a dar un vistazo más cercano, todo estaba igual a como ella lo había dejado la vez anterior, quizás hasta un poco más limpio y mejor cuidado. Sin lugar a dudas, mientras se adentraba con cuidado dentro de la aldea, no podía dejar se sentirse intrigada por la naturaleza del ser que había hecho todo esto.
—¡Bienvenida! —Una efusiva voz grave estalló alegremente tras ella justo cuando estaba más segura de no percibir la presencia de nadie en aquel lugar, mucho menos tan cerca de ella. De un salto se puso en guardia con su hiraitotsu sobre su espalda, lista para exterminar a cualquier terrible monstruo que le hubiera tendido aquella trampa— ¡Es magnifico que por fin hayas llegado, tengo algo preparado para ti desde hace tiempo! ¡Ven, te lo mostrare con mucho gusto!
—¡Alto allí y no te muevas! ¡Pon las manos donde pueda verlas! —Como toda reacción aquel sujeto de larga cabellera castaña suelta sobre su cara, solo se quedó inmóvil por un par de segundos sin expresión alguna en sus labios y sin obedecer aquello que se le había ordenado sobre sus manos— ¿Qué esperas? ¡Muéstrame tus manos!
El desconocido sonrió entonces, hablándole de nuevo a Sango con una actitud bastante atrevida y confianzuda para un perfecto extraño, se podría decir.
—¿Sabes algo, Sango? Me parece que este es un excelente momento para poner a prueba mi más reciente creación, veamos...
Preparada para lo peor, Sango esperó a ver de que se trataba antes de atacar impulsivamente, para su sorpresa aquel sujeto asomó su mano derecha por entre los pliegues de su gi, llevando en ella un redondel de cristal oscuro, enmarcado en una muy elaborada montura de metal.
—¿Qué es eso y qué pretendes hacer con él?
—Tranquilízate, esto es solo para poder verte mejor, aunque dentro de un rato ya no lo necesitaré, el sol ha comenzado a ocultarse —elevó el cristal, acomodándolo sobre su ojo derecho y apartando luego la cortina de cabello de sobre este con la larga garra amarillenta de su pulgar, un detalle que le delató al instante a Sango que aquel ser debía ser seguramente algún tipo de monstruo, un monstruo bastante atrevido además— ¡Vaya! —Exclamó muy emocionado— ¡Pero si eres aún más bella de lo que me habían dicho! ¿No estás interesada en un buen novio fiel y considerado? ¡Porque yo estoy completamente disponible!
—¡No, gracias, ya tengo bastante con un pervertido en mi vida! ¡HIRAITOTSU!
Con toda su fuerza y su furia arrojó su mortal ataque hacia aquel invasor lengua larga, su certera puntería impecable le aseguraba un blanco perfecto, en especial porque él no hacía nada por esquivarlo.
—¡Menospreciarme será tu ultimo error, muere!
—No te estoy menospreciando, sé exactamente de lo que eres capaz y lo respeto, pero... —Al mismo tiempo que sujetaba su monóculo con su mano derecha, cual si desenfundara una poderosa arma oculta hizo aparecer su otro brazo, negro como la brea y de largas garras como rubíes, con cuya punta descargó un veloz golpe justo en el centro del hiraitotsu, partiéndolo en dos aparentemente sin problemas; luego de que las mitades cayeron tras de él después de pasar girando aún con mucha fuerza a los lados de su cuerpo, él terminó su frase— ...tristemente tu arma no está a tu altura. Como vez es verdad lo que piensas, eres buena, pero no tan buena como tu padre.
—¡No te atrevas a hablar de él como si lo conocieras, sucio monstruo! ¡Te exijo que me digas quien eres y qué haces aquí!
—Mi nombre es Braha Nira, y sí conozco a tu padre, de hecho hemos estado conversando de ti mucho estos últimos días...
—¡Mentiras, no trates de engañarme! ¡No hay manera de que hayas hablado con él, porque él está... está...!
—¿Porque él está muerto? Quizás su cuerpo lo está, pero aparte de ser un muy buen jugador de shougi, tiene un alma bastante conversadora —y agregó con presunción— para un ser tan poderoso como yo no es ningún problema hablar con espíritus ¡Ja! ¿Verdad que estás impresionada?
—¡Solo del tamaño de tu vanidad! ¡Aún no te creo nada! ¿Me oyes?
—Pues ni remedio, tendré que recurrir a los anticuados y siempre efectivos recuerdos vergonzosos que nunca fallan.
—¿De que rayos estás hablando?
—Cuando tenías seis años trataste de alcanzar un panal de abejas, porque eras una niña muy golosa y la miel era tu dulce favorito. El único problema fue que te equivocaste y en lugar de un panal de abejas el que encontraste era uno de avispas, al darte cuenta de tu error saliste corriendo con todas tus fuerzas, pero las avispas seguían muy de cerca tras de ti, por un momento te creíste perdida, hasta que de pronto viste un gran charco de lodo en medio del camino, astutamente pensaste que si te cubrías de lodo las avispas no podrían picarte, así que sin dudarlo saltaste en medio de aquel charco, asegurándote muy bien de cubrirte por completo. Te tapaste el rostro con las manos, así, para que no te fueran a entrarte por la nariz, esperaste un rato manteniendo la calma mientras escuchabas los zumbidos acercarse y luego alejarse muy velozmente luego de revolotear por un segundo sobre ti, entonces separaste un poquito los dedos de tu manito, quitándote el lodo de sobre el párpado para poder abrir el ojo y percatarte de que ya se habían ido todas, miraste en todas direcciones y escuchaste atentamente por un buen rato, y al estar segura de que se habían marchado te paraste triunfante con tus puños en alto, diciendo "¡Sí, soy muy lista!". Pero curiosamente no fue hasta ese momento, cuando ya no estabas preocupada ni tenías la nariz tapada, que te diste cuenta de ese olorcillo que te rodeaba. Regresaste luego de mucho rato a tu aldea, todos los que alarmados llevaban rato buscándote, corrieron a abrazarte, pero enseguida notaron aquella peste que ni con el largo baño que te diste en un riachuelo cercano te pudiste quitar... ¡AJAJAJAJAJA! ¡Olías a puro excremento de ogro! ¡JAJAJAJAJA! ¡Muy efectivo para espantar avispas, pero muy malo para la ropa! ¡JAJAJA! ¡Me pregunto qué tan lista te sentías en aquel momento! ¡JAJAJAJA!
Sango había resistido con bastante paciencia todo el relato, pero no sin dejar de ponerse cada vez más roja y no precisamente de vergüenza.
—¿Y bien —preguntó luego de hacer una fuerte inspiración para controlar su risa— ahora si crees que he hablado con tu padre? Tienes que reconocer que aparte de ti, solo él conoce todos los detalles, tú misma se los constante varios años después ¿o no es así?
—¡Aún no te creo nada, bien puedes haberme leído la mente!
—Sí, quizás, pero de tu mente no pude haber sacado todos los secretos y truquillos que me enseño tu padre para prepararte la sorpresa que me encargaron darte.
—¿De qué sorpresa hablas?
—¿Por qué no lo vez por ti misma? Está allí dentro de la armería, lista y esperándote.
—¡Ja! ¡Ni pienses que te daré la espalda!
—¡Vaya que eres egoísta negándome el placer de volver a apreciar ese lado tuyo tan atractivo! Pero no importa, seré yo quien se de la vuelta primero —acto seguido se sentó en el suelo, extendiendo ambos brazos a los lados para mantenerlos siempre a la vista— listo, desconfiada, ya vez que estoy a tu merced y no puedo hacer nada para dañarte, pero es mejor que sepas que a tu padre le molesta que seas tan ingrata conmigo. ¿Escuchaste, Sango?
—¡Ya cállate, escandaloso! —Siempre manteniendo un ojo sobre él, la astuta exterminadora se acercó con cuidado a la armería tras ella. Minuciosamente examinó la puerta en busca de trampas, al no detectar ninguna la abrió de golpe, saltando a un lado muy cautamente, esperó por un momento a que algo ocurriera, una explosión, una lluvia de dagas o lo que fuera, pero nada pasó, así que procedió a asomarse recelosamente de reojo al interior de la armería plenamente iluminado, y de verdad se llevó una gran sorpresa— ¡Pero si es un hiraitotsu!
—Nuevecito y flamante, linda Sango. Modestia aparte, para ser el primero no me ha quedado nada mal.
Ella se dio la vuelta alarmada, solo le había quitado la vista de encima por una centésima de segundo y él, aunque seguía en la misma posición que antes, ahora solo se encontraba a unos tres pasos de ella.
—¿Pero qué...?
—Es todo tuyo, solo falta encordarlo, pero eso puedes hacerlo tú misma y a tu gusto si lo prefieres. ¿Qué dices, ahora sí me crees?
—Aún no sé si confiar en ti.
—¿Y en el criterio de ella, no confías?
—¿De quién...? ¿¡Kirara, qué haces!? —Él se había dado la vuelta, mostrando entonces al sobrenatural animalillo, muy tiernamente acurrucada en su regazo, Braha Nira bajó los brazos, rascándole la cabeza a Kirara con su mano derecha.
—Lo vez, esto siempre me pasa con los animales y con los bebes también. Sin importar todo lo rudo que trato de lucir, ellos siempre se dan cuenta de que no soy tan malo en realidad. ¿Y qué tal ahora? No te pido que confíes en mí, ¿pero al menos podrás darme una oportunidad, qué crees?
—Francamente, no sé qué creer...
Con increíble velocidad, él se puso de pie muy cerca de ella, dejando a Kirara a sus pies y luego tomándola de la mano y apoyando esta última contra su pecho, hablándole entonces apasionadamente, mirándola a los ojos con los suyos, intensos y brillantes.
—Pues solo cree en tu corazón que te dice... —Olfateó a Sango con interés repentino, y luego agacho la cabeza desanimado, soltando un leve suspiro— Qué lastima, de nuevo he llegado tarde, tú ya estás enamorada de otro...
—¿¡De qué rayos hablas!? ¡Y suelta mi mano! —Para aquel momento ya estaba más que confundida, aunque no era que aquella actitud no le recordara a alguien en particular, justamente al hombre del que ella sabía que sí estaba enamorada.
—¡Jejeje! ¡No te molestes, aún podemos ser amigos! ¿No te parece?
—¿Amigos? —Lo pensó bien, la verdad era que todos sus amigos ya eran bastante extraños, ¿por qué no uno más? Tampoco era tan repelente, hasta era un poco simpático cuando no estaba tratando de pasarse de listo— ¡Pues como amiga te aconsejo que si quieres llegar algún día a tener novia dejes de ser tan atrevido con las mujeres! ¿Has comprendido?
—¡Dalo por hecho! ¡Braha Nira siempre sigue los buenos consejos, sobretodo viniendo de mujeres tan prudentes como tú! ¡JAJAJAJAJAJA!
Sango se le quedo mirando con una sonrisa de simpatía, viéndolo así, riendo tan alegremente y con su rostro casi infantil plenamente descubierto, realmente provocaba confiar en él, aún con ese extraño color de ojos que tenía. Aquella terminaría siendo una muy amena noche junto a su nuevo amigo, escuchando la historia de su vida, el porque había estado matando a todos esos monstruos y capturado sus armas, y hasta como había sido una de las tías de Sango quien le había enseñado una manera efectiva de limpiar la sangre de ogro de su ropa. Fueron ratos muy agradables en verdad, hasta la mañana siguiente, cuando luego de practicar un poco para acostumbrarse a su nueva arma más veloz y poderosa, y asegurándose de que dejaba en buenas manos el cuidado de la aldea, Sango decidió adelantar su partida, prometiendo volver pronto con todos sus amigos para que conocieran a Braha Nira.
—¡Aaaaah! ¡Me encanta este lugar! —Dijo para sí mismo Braha Nira al quedarse solo de nuevo— ¡Ya he hecho una buena amiga, me he inspirado mucho para crear nuevos inventos, y aún con todos los ogros y monstruos que hay alrededor, se respira tanta paz...! ¿Y eso? ¡WOW!
—¡Danza de las cuchillas!
La paz no siempre dura para siempre.
