En el primero capitulo se me olvidó decir que yo no tengo los derechos de autor y todas esas cosas. También me gustaría explicaros que esta va a ser una historia cortita, de unos cinco capitulos que ya tengo casi terminada. Por tanto no esperéis una historia demasiado profunda, quiero decir que todo se centra en Gaara e Hinata y aunque aparecen otros personajes y parejas, sólo están como fondo. También que sólo he leído el manga (estoy deseando pillar el anime) y hasta donde empieza esta historia, de modo que si meto la pata demasiado, me lo decís a ver si puedo arreglarlo un poco. Con esta aclaración creo que mas o menos contesto a lo que me habéis preguntado en los reviews casi todos : Holofernes, Azaleadm, RiMi, pandora, Kitsune-Megamisama, Dark Rinoa Chan, haruko-hatake, gracias por haberle dado al botoncito
2.Aprendiendo a soñarLa arena se elevó en el aire y cayó como una gran ola. Por fin Gaara se sintió satisfecho con el resultado y dio por terminado el entrenamiento por aquel día. Recompuso la arena para que volviera a formar el conocido paisaje de dunas y se sentó, sintiendo cómo el sudor resbalaba por su espalda, para disfrutar de la puesta de sol.
En momentos como ése, sólo en el desierto, disfrutando de la belleza de la naturaleza, se sentía en paz. En aquel lugar no era una amenaza para nadie y, en los últimos años la gente de su propia aldea habían empezado a verle de otra forma. Todavía le temían, eso era inevitable pero, teniendo en cuenta que ya no asesinaba a todo aquel que se atravesara en su camino, algunos incluso le dirigían la palabra. Por supuesto Gaara no les respondía, como mucho un gruñido, pero era una mejora considerable en su vida social.
Con los que si hablaba era con sus hermanos. Descubrió que a pesar de todas sus amenazas, ellos le querían, aunque siempre le habían tenido un miedo atroz. Ahora podía pasarse horas viéndoles discutir, incluso alguna vez había estado a punto de echarse a reír con las cosas que se decían. En esos momentos se alegraba de tener siempre puesta su armadura de arena para que ninguna emoción pudiera traicionarle.
También su relación con Shukaku había cambiado. Siempre había sido capaz de controlarle sin problemas, sólo que nunca había tenido razones para hacerlo. Ahora tenía otro objetivo en la vida: Naruto le había enseñado que existía otro camino y estaba tratando de seguirlo. Ya no se sentía como un arma sino como una persona. Cuando el Consejo le asignaba alguna misión, siempre se aseguraba de que no hubiera ningún truco: proteger a tal comerciante o asesinar a alguien que estaba causando más problemas de lo debido. Seguía sin tener problemas en matar, pero había descubierto que la sangre culpable era más satisfactoria que la inocente y le hacia sentir mejor. Shukaku parecía estar de acuerdo con él, siempre que hubiera sangre no habría problemas, sin embargo él también empezaba a comprender que era mejor ser respetado que simplemente temido.
-"¿Ocurre algo, Kankuro?"
-"No hay forma de pillarte desprevenido ¿verdad?" –dijo su hermano mayor sacudiéndose la arena que Gaara le había lanzado a modo de advertencia. Avanzó hasta donde su hermano seguía sentado observando el desierto y se dejó caer junto a él con un suspiro – "Ya ha llegado la delegación de la Hoja con su Hokage"
Gaara asintió. La Arena y la Hoja estaban manteniendo buenas relaciones desde la pérdida del Kazekage. Mientras se elegía uno nuevo el Consejo de Ancianos se ocupaba de la Aldea, pero la traición de Orochimaru los había debilitado mucho y por eso trataban de mantenerse neutrales con las demás Aldeas y firmar alianzas.
-"¿Ha venido Naruto?" – hacia dos años que no lo veía, desde su última visita a la Hoja tras el fracaso del rescate de Sasuke, y le apetecía verle otra vez
-"No"- respondió Kankuro –"Sólo la 5ª y cuatro guardaespaldas de bajo nivel, ellos también deben de seguir escasos de hombres" – Kankuro suspiró asqueado –"Nos han invitado a cenar" – miró a su hermano pequeño de reojo –"No esperan tu presencia por supuesto, pero a Temari y a mi nos han encargado ocuparnos de los huéspedes, se van a quedar en la Casa Principal. Te lo digo por si prefieres quedarte aquí, parece que van a ser unos días moviditos"
Ese último comentario picó la curiosidad de Gaara
-"¿Quiénes han venido?" – Kankuro tragó saliva, esa era la pregunta que había estado temiendo
-"Veamos... primero ese ninja tan vago que se cree un genio" – sonrió perversamente –"Temari se está encargando de él" – volvió a mirar a su hermano, parecía relajado, de modo que soltó el resto de un tirón, después de todo llevaba ensayando todo el camino desde la aldea, así que se levantó y dijo como si nada –" han puesto a tu chica en la habitación de al lado, seguro que no la van a dejar dormir. También han venido el amante de los perros y el de los bichos, esos están a mi cargo así que les haré un recorrido por las tabernas de la aldea. Bueno, te dejo, hay muchas cosas que hacer" – y sin más se alejó tan rápido como pudo, aunque la expresión de Gaara apenas había cambiado, sabia que hacia tiempo que había dejado de prestarle atención.
-"Ha venido" – susurró Shukaku
-"No es mi chica, no se por qué insisten en llamarla así"
-"Porque es la única hembra a la que has besado"
-"Se estaban burlando de ella, sólo me pareció una buena forma de agradecerle el habernos curado"
-"Agradecimiento" – la ironía brillaba en la voz del demonio
De pronto sintió unos labios suaves sobre los suyos y el recuerdo de un cuerpo joven derritiéndose entre sus brazos. Sin poderlo evitar Gaara gimió ante el recuerdo de Hinata mientras la risa de Shukaku resonaba en sus oídos.
A veces el demonio hacia eso, torturarle con el recuerdo de Hinata. Al principio creyó que era una forma cruel de diversión, pero luego empezó a pensar que simplemente, a Shukaku también le gustaba aquel recuerdo. El problema era que ya habían pasado dos años, y el recuerdo de un beso inocente despertaba emociones e instintos que todavía no comprendía
-"Gaara" – llamó Shukaku con voz melodiosa –"Quiero hablar con ella"
-"Ni hablar"
-"Quiero hablar con ella" – repitió el demonio con voz inocente –"Agradecerle también que nos curara"
-"No"
-"¿Por qué no? Hace tiempo que no te pido nada"
-"Querrás su sangre. No quiero que la mates"
-"Sangre de Hyuuga...debe ser deliciosa."- Shukaku sonrió con malicia
-"He dicho que no"
-"Sólo quiero hablar con ella, no le pondré una zarpa encima. Te lo juro" – Gaara dudó, esta vez parecía que hablaba en serio y por otro lado podría tener una excusa para volver a verla –"Vamos, ella también me curó a mí, no podría hacerle daño" – siguió insistiendo el demonio
-"Esta bien, hablarás con ella. Pero óyeme bien, un solo arañazo, una sola gota de sangre y será lo último que hagas"
-"De acuerdo"
-"Oh, si, más fuerte Shikamaru!"
-"Temari...Dios...Temari"
Hinata dio otra vuelta en la cama, esos dos gritaban tan fuerte que la almohada que mantenía tapando sus oídos no servía de nada. Estaba claro que no iba a pegar ojo hasta que terminaran, lo malo es que todo parecía indicar que seguirían así toda la noche. Era demasiado tarde como para salir a buscar un criado y pedir que la cambiaran de habitación, tendría que esperar al día siguiente. Después de todo una noche en vela no iba a matarla. Se quedó tumbada en la cama, derrotada, escuchando cómo en la otra habitación dos personas se amaban apasionadamente.
Sintió una punzada de envidia, ella no tendría a nadie que la deseara de esa manera. Se había convertido en una chica realista y había comprendido que no estaba enamorada de Naruto. Nunca lo había estado, más bien lo admiraba. Había visto como siempre todos le habían dado la espalda y cómo él nunca se había dejado vencer. De cierta forma se había convertido en un ejemplo a seguir para ella, siempre encerrada bajo las normas de la familia, sin poder hacer ni decir nada por miedo a contrariar a su padre. Ella misma reconocía que no era fuerte, no al menos tanto como se esperaba de ella y por mucho que se esforzara nunca parecía ser suficiente. Además ni siquiera quería dirigir al Clan Hyuuga, tenía demasiadas normas injustas y ella un corazón demasiado grande como para tomar el tipo de decisiones que serían necesarias. Su hermana Hanabi si sería capaz, era todo lo que su padre esperaba y sólo era cuestión de tiempo que se anunciara quién sería la nueva heredera. Entonces su destino sería claro: su padre elegiría un esposo para ella y sus hijos correrían la misma suerte que Neji.
Suspiró con lágrimas en los ojos y se dejó llevar por los suspiros de los amantes, deseando ser amada. Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, su mano bajó acariciando su cuerpo y sus dedos entraron sin pudor en su interior a través de la ropa, siguiendo el ritmo impuesto por los gemidos de Temari y Shikamaru. Su pequeño cuerpo empezó a estremecerse con el placer que ella misma se estaba provocando y tuvo que taparse la boca con la otra mano para no volverse tan ruidosa como sus vecinos y descubrirse a si misma. Sus caderas subían y bajaban sin control mientras sus dedos la elevaban más y más hasta que ya no pudo soportarlo más. Su cuerpo se arqueó mientras explotaba y luego cayó lentamente sobre el colchón, tratando de recuperar el aliento. Con los ojos aún cerrados, sus dedos abandonaron su interior y notó una sustancia pegajosa que se escurría entre su piernas e impregnaba sus dedos.
Ya más calmada, Hinata fue recuperando sus sentidos y de golpe se sintió alarmada. Abrió los ojos y quiso gritar, pero la vergüenza se lo impidió. Ante ella tenía a Gaara del Desierto que de nuevo la penetraba con aquellos ojos verdes. Estaba sobre ella, con las rodillas a cada lado de sus caderas y las manos a la altura de sus hombros. Hinata quería morirse de la vergüenza¿Cuánto tiempo llevaba allí¿La habría visto¿Por qué no decía nada?
Gaara se había quedado sin palabras. Había entrado por la ventana de la habitación para no despertarla. Todavía no estaba muy convencido de su acuerdo con Shukaku y si ella estaba dormida, simplemente se iría y lo dejaría para otra ocasión, dijera el demonio lo que dijera.
No sabía exactamente que esperaba encontrar, pero desde luego no a la inocente Hinata gimiendo y retorciéndose sobre la cama. Gaara tardó unos momentos en descubrir qué estaba haciendo ella, para después acercarse más y más sin poder evitarlo. No podía apartar la vista. Estaba como hipnotizado y sentía que aquel cuerpo sobre la cama le llamaba, le suplicaba que se uniera a él.
Cuando ella al fin abrió los ojos, una vez más actuó por instinto. La cogió por la muñeca y, sin dejar de mirarla fijamente a los ojos, lamió lentamente uno a uno cada uno de los dedos embadurnados, saboreándola. Hinata cada vez respiraba más rápido, dividida entre la incredulidad y la vergüenza. Cuando al fin Gaara soltó su muñeca y habló, ella quedó más confundida que nunca
-"Quiero dormir contigo"
-"¿Qué?"
-"Quiero dormir contigo" – repitió Gaara sin cambiar de expresión.
Hinata respondió tapándose lo más posible con las sábanas y retrocediendo hasta la cabecera de la cama, para poner distanciarse de él. Gaara se quedó quieto viéndola retroceder, y permaneció de rodillas en la cama. Parecía que Hinata no le había comprendido así que trató de explicarse
-"Quiero acostarme contigo"
-"NO" – dijo ella indignada
-"¿No¿Por qué no?" – Gaara estaba perplejo, nunca nadie se había atrevido a negarle nada
-"Porque...porque yo no soy de esas chicas. Aún después de lo que has visto ..." – bajó la vista avergonzada –"pero eso no significa que puedas aprovecharte de mí"
-"¿Aprovecharme de ti?" – Temari volvió a gritar en la habitación de al lado, dándole al fin una pista a Gaara de lo que estaba pasando y sin poder evitarlo, él también se ruborizó un momento. Menos mal que Hinata seguía demasiado avergonzada para atreverse a mirarlo a la cara.-"Shukaku quiere hablar contigo" -Ahora si que la chica lo miró a los ojos – "Para que él salga yo tengo que dormir"
Esta vez Hinata si pareció entenderle, así que sin esperar a otra negativa, Gaara se dejó caer hacia atrás en la cama y cerró los ojos, murmurando las palabras que le llevarían al reino de los sueños por un corto tiempo. Ella alzó una mano para detenerle, decirle que fuera lo que fuera que un demonio sanguinario quisiera contarle no le interesaba, pero ya era demasiado tarde, la arena se arremolinó en torno a la cama e Hinata retrocedió de nuevo hacia la cabecera, asustada. La arena se aquietó un momento y formó un rostro de animal en el aire.
-"Dulce...muy dulce" – susurró Shukaku mirando a la chica como un verdadero depredador –"Una pena"
-"¿Una pena¿El qué?" – Hinata estaba aterrorizada, pero si iba a morir, intentaría hacerlo como una orgullosa Hyuuga al menos
-"Que no pueda tocarte" – Hinata lo miró intrigada y Shukaku rió –"Ha dicho que se mataría si te pongo la zarpa encima" – dijo mirando de reojo a Gaara
-"¿Dijo eso?" – jamás habría esperado una protección semejante y avanzó un poco hacia Gaara, incrédula
-"Tampoco es que hiciera falta. Eres afortunada, eres la única humana a la que no dañaría nunca" – algo en el tono de su voz o quizás en su expresión hizo que Hinata le creyera y perdió un poco el miedo
-"¿Eso es lo que querías decirme?" – preguntó Hinata sin apartar la vista del rostro dormido, más interesada en Gaara que en lo que el demonio quisiera
-"Eso es lo que le dije a ese tonto para convencerle" – Shukaku volvió a reír –"Sólo quería que repitiéramos"
-"¿Repetir?" – el rostro de arena se acercó tanto que Hinata tuvo que retroceder, quedando al lado de Gaara
-"Dormimos juntos una vez, sólo que entonces estaba demasiado débil como para saborearlo"
-"¿Qué quieres decir? No entiendo, dijiste que no me harías daño"
-"Y no lo haré" – susurró de nuevo el demonio mirándola con ojos extraños –"Duerme..."
La arena se revolvió una vez más, esta vez envolviendo suavemente a Hinata, cuando se despejó, estaba tendida junto a Gaara, profundamente dormida.
Shukaku voló en forma de brisa de arena por todas las calles de la Aldea. Se asomó a las casas por las ventanas abiertas y observó a la gente que Gaara insistía que debían proteger. Escuchó risas y llantos, y veló familias dormidas. Jugueteó con los guardias revolviendo sus ropas y asustó a algunos borrachos haciendo que escucharan su risa demoníaca. Disfrutó de su pequeña libertad hasta que sintió las cadenas tironeándole: Gaara se despertaba.
Abrió los ojos y enseguida notó un cuerpo a su lado. Hinata. La atrajo hacia él en un ataque de pánico para notar con alivio su aliento contra su garganta y los latidos de su corazón sobre su pecho.
-"Ja ja ja" – rió Shukaku ante la reacción de su carcelero
-"¿Por qué está dormida?" – preguntó dejándola suavemente sobre las sábanas, Hinata protestó suavemente por el cambio y ella misma se acomodó, utilizando el hombro derecho de Gaara como almohada y recostándose sobre él, buscando el calor de su cuerpo en la fría noche del desierto
-"¿Acaso piensas despertarla?"
Gaara ya no le prestaba atención, de nuevo aquella sensación cálida que recordaba estaba allí, pasando del cuerpo de Hinata al suyo. Su alma necesitaba paz y ella era la única capaz de proporcionársela. Posó la mano derecha sobre la cadera de la chica, manteniéndola a su lado y ella le recompensó deslizando su pequeña y suave mano por su pecho hasta detenerse justo sobre su corazón.
-"Esto es lo que querías" – dijo Gaara sintiendo como la sensación lánguida se apoderaba de él, relajándole –"Pero no me dormiré"
Shukaku volvió a reír, unos minutos de libertad eran suficientes... por ahora –"Vaya, tu hermanita la ha vuelto a despertar, son demasiado ruidosos"
Hinata se estiró un poco, todavía medio dormida, para descubrir que alguien la mantenía firmemente abrazada, impidiéndole que se separara de él. Alzó la cabeza y parpadeando para alejar el sueño descubrió a Gaara mirándola de nuevo. Aquellos ojos verdes tenían un poderoso efecto sobre ella.
-"Hacen demasiado ruido" – dijo tontamente, Gaara asintió –"No van a dejarnos dormir" – comentó volviendo a su posición original sobre su hombro y sin poder reprimir un bostezo
-"¿Quieres que les haga callar?"
-"Me encantaría..." – dijo ella cerrando los ojos y volviéndose a dormir
El sonrió pícaramente e instantes después, una ola de arena apareció en la habitación contigua, sepultando a sus dos ocupantes y cesando de forma instantánea sus ruidosas actividades
-"GAARA!" – gritó Temari encolerizada, pero su hermano no le prestó atención, era mucho más importante el olor del pelo de Hinata
-"Buenos días" – saludó una sonriente Hinata al entrar en el comedor para el desayuno. Shino le respondió con una sonrisa mientras que Kankuro y Kiba gruñeron ante el empleo de un tono de voz tan alto después de una noche de borrachera. Hinata se sentó y comenzó a desayunar con apetito, más contenta que nunca.
-"Parece que fuiste tú la que tuvo al final la mejor noche" – comentó Kiba mirándola con ojos rojos y echando una ojeada a Temari y Shikamaru, ambos tenían ojeras y parecía que el ninja rezumaba arena cada vez que giraba la cabeza. Hinata se sonrojó y fijó la mirada en su plato, Temari enseguida captó la reacción de la chica y recordó que tenían habitaciones contiguas
-"¿Dónde está Gaara?" – preguntó mirando a la kunoichi, recelosa
-"En el desierto supongo" – respondió Kankuro creyendo que la pregunta era para él – "No creerías que vendría a desayunar con nosotros teniendo invitados, ya sabes cómo es. Además el Consejo ha recibido avisos de salteadores de caravanas, le habrán mandado a investigar"
-"Si claro¿quién mejor que él¿no crees, Hinata?"
Esta vez estaba sentada en la cama, apoyada en el cabecero y sintiéndose como una tonta. Realmente se había vuelto loca. Estaba allí, esperando tranquilamente a que un chico entrara por la ventana de su habitación. Su padre pondría el grito en el cielo si llegaba a enterarse, pero no podía evitarlo. La noche anterior se había sentido protegida. Era una sensación reconfortante, parecida a cuando se desahogaba con Tenten contándole entre lágrimas las miserias de su vida. Tenten le proporcionaba una sensación de alivio y tranquilidad consigo misma, anoche, con Gaara había sentido eso mismo pero unido a una seguridad y protección que Tenten no podría darle. En brazos del pelirrojo se había sentido bien, segura y capaz de enfrentarse a cualquier cosa por el simple hecho de tenerle a su lado.
El viento del desierto sopló, trayendo una ráfaga de arena al interior de la habitación y a Gaara con ella. No dijo nada, sólo la miró con sus ojos verdes y se tendió en la cama a su lado. Hinata se ruborizó ante la familiaridad del acto, como si para él fuera de lo más normal el estar así con ella
-"¿Hoy también quiere hablar Shukaku conmigo?" – Gaara adelantó un brazo y ella se dejó guiar hasta recostarse a su lado como la noche anterior
-"No"
Permanecieron quietos en silencio, con algunos granos de arena danzando a su alrededor por la brisa de nocturna del desierto.
-"Tu hermano comentó que hoy estarías en el desierto, vigilando a las caravanas" – Gaara no dijo nada, le encantaba el sonido de aquella voz tan dulce susurrándole –"Es curioso que todavía sea vuestro Consejo quien os gobierne, ha pasado mucho tiempo desde que perdisteis al Kazekage. El nuestro enseguida mandó buscar a Tsunade-sama"
-"El Consejo no quiere volverse a equivocar. El anterior Kazekage sólo fue elegido por el poder que podría proporcionar no por el que él mismo poseía, por eso Orochimaru pudo engañarlo tan fácilmente"
-"Ese poder del que hablas eras tú ¿verdad, pero ¿cómo esperaba controlarte?"
-"Era mi padre" – respondió él sin más. Hinata se incorporó al instante y le miró a los ojos
-"Lo siento"
-"¿El qué?"
-"Que muriera" – Gaara parpadeó extrañado
-"¿Por qué lo sientes?"
-"Porque era tu padre" – los ojos de la chica parecían a punto de echarse a llorar por su padre muerto, de modo que a Gaara no le pareció oportuno decirle que su padre no lo vio nunca como a uno de sus hijos, sino como a un arma y que, al darse cuenta de que no podría controlarlo había optado por mandarle matar.
Se quedaron mirándose el uno al otro, y allí estaba de nuevo aquella sensación cálida que la envolvía cada vez que él estaba cerca. Poco a poco sus rostros se iban acercando cada vez más, Hinata de nuevo atrapada en el poder que aquellos ojos verdes, hipnotizantes, tenían sobre ella. La mano de Gaara se posó en la mejilla de la chica, encantado con el tierno rubor que mostraba, cuando de pronto, sus ruidosos vecinos volvieron a sus actividades nocturnas, haciendo trizas el suave ambiente de seducción en el que habían caído de forma tan inocente.
Hinata enterró su cara en el hombro de Gaara, totalmente avergonzada por lo que había estado a punto de pasar. Gaara suspiró profundamente mientras en sus oídos resonaba la risa de Shukaku y abrazó con fuerza a Hinata, manteniéndola a su lado en cuanto notó que ella intentaba alejarse.
-"Duerme, Hinata Hyuuga" – le susurró al oído mientras la arena creaba una burbuja a su alrededor para aislar el sonido. Por la mañana, la delegación de la Hoja regresaría a casa, no podía culpar a Temari de querer aprovechar al máximo los últimos instantes de felicidad.
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