He tardado pero ya expliqué las causas en mi otro fic "Matrimonio de Conveniencia" y no quiero repetirme demasiado.
Asi que muchas gracias a tods los que se acordaron de darle al botoncito en el capitulo anterior y no me riñeron demasiado por no actualizar : Kisame Hoshigaki, Sirenitus, Tak, Dark Rinoa Chan, Dark Rinoa Chan, Lizirien, Lin Hashimoto, Kitsune-Megamisama
Tan sólo perdonad la tardanza y aquí tenéis el último capítulo.
5. Luchando por un sueñoTsunade se dejó caer hacia atrás en el sillón, tratando de mantener la compostura ante lo que acababa de escuchar. Si alguien le hubiera dicho que el Kazekage de la Arena entraría en su despacho justo antes de la comida para decirle que iba a tomar una esposa de su Aldea, Tsunade probablemente hubiera sonreído y dicho que ojalá. Pero si después hubieran añadido que aquella futura esposa sería una de sus mejores medininjas sin duda se hubiera echado a reír por la broma.
Y sin embargo allí estaban, sentados frente a ella.
-"No le estoy pidiendo permiso Hokage" – dijo Gaara del Desierto sin perder un ápice de su compostura y rompiendo al fin el incómodo silencio – "sólo quiero que no haya malentendidos en este asunto. Mi matrimonio es consentido y en nada afecta a la Hoja"
-"¿Es eso cierto, Hinata?"
-"Si, Hokage" – respondió la kunoichi con un hilo de voz, sin atreverse a mirarla a la cara –"Gaara dice que mi padre podría intentar provocar una guerra. Estoy traicionando a mi Clan no a mi Aldea"
-"No estás traicionando a nadie Hinata, deja de decir tonterías"- protestó Tsunade molesta ante la actitud de la chica –"Perdona que te lo diga, pero tu padre es un verdadero imbécil y dejarle plantado es lo mejor que puedes hacer, claro que nunca se me hubiera ocurrido algo como esto" – sus palabras parecieron hacer el efecto deseado porque Hinata por fin levantó la cabeza. Tsunade aprovechó para volverse hacia Gaara –"Por mi parte está todo claro Kazekage, Hinata va contigo a la Arena por propia voluntad y con todas mis bendiciones. Hiashi podrá gritar y patalear cuanto quiera pero la Hoja acepta ese matrimonio" – sonrió complacida dejando zanjado el asunto – "Os deseo lo mejor, de todo corazón. Supongo que os iréis ahora mismo"
-"No" – respondió Gaara levantándose y tomando a Hinata de la mano –"Voy a hablar con ese Hiashi Hyuuga, no me llevaré a su hija como si fuera un ladrón"
-"Se derramará sangre Kazekage" – Hinata cerró los ojos tratando de no llorar, eso era lo que más temía, pero ya no había marcha atrás
-"Sólo si intentan quitarme lo que ya es mío"
Hinata recorría el familiar camino hacia la Casa Principal como un condenado avanza hacia el patíbulo, únicamente la presencia de Gaara a su lado le permitía no perder el paso mientras recorrían el laberinto de jardines. Pronto llegaron a la gran explanada ante la Casa y quedaron sorprendidos ante la recepción que les aguardaba.
Casi todos los miembros del Clan estaban reunidos allí, con Hiashi a la cabeza mirando a su hija con una mueca de asco. Cerca, pero no demasiado, se encontraba Neji con una expresión fatídica en el rostro, pero al menos fue capaz de sonreír a su prima tristemente. Al otro lado de Hiashi había un hombre al que Gaara no había visto nunca, y al que sus ojos rebelaban como externo al Clan. No paraba de vociferar y gesticular con las manos, parecía aterrorizado. Tenía las ropas rasgadas y multitud de arañazos por todo el cuerpo. No tuvo que pensar mucho para deducir que era el famoso comerciante. Una vez identificado, se fijó en Hinata, que le miraba como pidiendo una explicación.
-"Shukaku fue a verle esta mañana" – Hinata arqueó una ceja y Gaara enseguida presintió su primera reprimenda de parte de su futura mujer, pero simplemente se encogió de hombros – "No lo hemos matado"
Estaban lo bastante cerca del grupo como para que las palabras de Gaara fueran perfectamente escuchadas. El comerciante se puso lívido y comenzó a señalarle con el dedo, el ceño de Hiashi se frunció aún más si cabe y Neji soltó una sonora carcajada, evaporando al instante el mal humor de su prima.
-"Hinata¿qué significa esto?" – demandó por fin Hiashi con tono severo. Pero no fue su hija quien contestó
-"Vamos a casarnos"
-"Esta claro que en la Arena no tenéis modales si esa es tu forma de pedirme a mi hija. Además Hinata ya está prometida y ningún Hyuuga abandonará la Hoja con vida" – Hinata retrocedió instintivamente ante la amenaza de su padre pero Gaara ni se inmutó
-"No te estoy pidiendo nada, Hiashi Hyuuga, sólo te informo que a partir de este día, Hinata será mi mujer"
-"Maldito, desvergonzado...¡Neji, acaba con él!" – gritó Hiashi a su sobrino. Algo así estaba esperando Gaara desde el principio y suavemente empujó a Hinata hacia un árbol, para mantenerla a salvo del conflicto. Fue precisamente ese gesto, y la mirada de preocupación de Hinata los que dieron fuerzas a Neji
-"Lo siento, Hiashi-sama, pero no iré en contra de Hinata" – apenas pronunció esas palabras, Neji cayó al suelo gritando de dolor. Hiashi había activado el sello y ahora ordenaba al resto de su horrorizado Clan que cargara contra el Kazekage. Sin embargo, poco pudieron hacer, porque la tierra bajo sus pies empezó a temblar mientras se convertía en arena, arrojándolos al suelo mientras con ojos atónitos veían cómo se amontonaba a su alrededor, dejándolos encerrados en una trampa de arena capaz de tragarse por completo la Casa Principal.
El sonido silbante de arena contra arena se confundía con los gemidos de los aterrorizados Hyuugas y las sonoras maldiciones de Hiashi que veía como perdía el control de la situación por momentos. Tal era su preocupación, que inconscientemente liberó a Neji y éste, por instinto, buscó con la mirada a Hinata. Fue por eso el primero en dar la voz de alarma
-"Hinata!"
-"Aaaahggggg!" – gritó medio asfixiada una voz femenina. Aquel grito pudo más que todas las órdenes de Hiashi. Las voces enmudecieron y la arena dejó de silbar a su alrededor, tomando por fin la sólida apariencia de un muro.
Hinata estaba de rodillas en el suelo sollozando, como si se hubiera dejado caer, cerca de ella un cuchillo, y a unos metros sobre su cabeza, dentro de una columna de arena, su hermana Hanabi luchaba por respirar.
-"Tú eliges cuántas hijas quieres perder en este día, Hiashi Hyuuga"
Casi diez años. Hiashi suprimió un escalofrío mientras la comitiva entraba por fin en la Aldea Oculta de la Arena. Sus ojos se movían entre la multitud congregada para recibirles, buscando en vano la conocida marca de su Clan.
Hinata estaba allí y, aunque desde aquel fatídico día en que su fue como una fulana con aquel demonio había prohibido a todos pronunciar su nombre, le habían llegado noticias. Todos sin excepción habían escuchado maravillas sobre la esposa del Kazekage de la Arena, de cómo era capaz, con una simple sonrisa, de aplacar la furia y la sed de sangre de su esposo.
También y muy a su pesar, tuvo que permitir que una gran cantidad de mujeres de la Arena fueran admitidas como aprendices en el hospital de la Hoja. No sólo no había conseguido lavar con sangre la mancha en su honor con una guerra, sino que las relaciones entre la Hoja y la Arena nunca habían sido mejores. Y una prueba de ello era precisamente su presencia allí, como representante de la Hoja, durante el examen para chuunin que aquel año se celebraba en la Arena. Hiashi se repetía una y otra vez que su única razón para acceder a la petición de Tsunade era ver cómo su nieto, junto con el hijo de Neji, pasaban la prueba, dando a todos una muestra de la supremacía de su Clan, pero una vez más sus ojos sobre la multitud le traicionaban.
Ya estaban en el estadio, esperando a que comenzara el examen. El maldito demonio le había saludado con cortesía, el mismo trato con él que con los demás miembros de la delegación, insultándole al no reconocerle, pero Hiashi también sabía jugar a aquel juego, ya se le bajarían los humos cuando su nieto ganara todos los combates.
La mala fortuna quiso que su nieto fuera emparejado con el hijo de Neji y una vez más trató de apartar de su mente la imagen de un examen similar, hace mucho tiempo, pero esta vez no debía temer por el resultado.
En la arena, las cosas no iban bien para el joven Hiashi. Siempre había fanfarroneado de que era el mejor mientras que Neji, digno hijo de su padre, permanecía en silencio aceptando una humillación tras otra. Sin embargo, en aquella ocasión fuera de la Hoja, Neji se estaba entregando a fondo y le tenía contra las cuerdas, así que, desesperado, Hiashi se jugó la última carta y activó el sello en el muchacho. Neji se echó las manos a la cabeza y aulló de dolor, mientras Hiashi aprovechaba la oportunidad de golpearle sin problemas en el estómago, tirándolo al suelo. Estaba a punto de darle la última patada, cuando otro muchacho, con el emblema de la arena en el brazo, en una alarde de velocidad, cogió a Neji del suelo y lo alejó unos metros poniéndolo a salvo
-"¿Pero qué clase de cobarde eres tu?" – gritó el desconocido. Hiashi sonrió, todavía envalentonado con su victoria, a aquel chico. Tenía el cabello negro y lacio, y unos ojos verdes que ardían con cólera
-"Lo importante es ganar"
-"¿De veras?" – el muchacho de ojos verdes frunció el ceño y Hiashi se preocupó, en menos de un segundo, sus ojos se volvieron completamente blancos y pequeñas bolas de arena volaron con perfecta precisión hacia sus intersecciones de chacra, derrotándole en breves segundos con la técnica del Ojo Blanco.
Desde su asiento en la grada, Hiashi se puso en pie de un salto sin poderlo evitar. No necesitaba más para reconocer a aquel muchacho como sangre de su sangre.
-"Naruto, aspirante por la Arena, estás descalificado" – la voz segura del Kazekage, enmudeció a todo el estadio que había estallado ante el giro que había tomado el combate
-"Pero pa...Kazekage¡ha hecho trampa!"
– "Sólo un examinador puede interferir en el examen. Todos sois conscientes del riesgo que representa y lo habéis asumido. Cualquiera de vosotros puede morir y aún así estáis aquí" -el muchacho enmudeció y bajó la cabeza, aceptando su expulsión. Aunque obviamente la mayoría de los asistentes no estaban muy de acuerdo con la decisión del jurado.
Cuando de nuevo reinó el silencio, los combates continuaron pero Hiashi ahora no podía apartar la vista de un lugar apartado en el que no había reparado hasta entonces. Una mujer vestida con una túnica se ocupaba de los heridos con gran maestría. En esos momentos curaba las rozaduras del joven Neji, mientras el chico descalificado, sentado a su lado, intentaba animarlo. Por sus gestos parecía más preocupado por el estado de Neji que por su descalificación. Sin duda aquel chico se habría graduado con honores, tenía madera de ninja.
Un tiempo después, cuando se dio por finalizado el examen. Hiashi vio que una niña pequeña se acercaba medio corriendo y medio tropezando hacia el grupo, y se abrazaba a las piernas de la mujer. Hiashi no pudo evitar sonreír ante la escena.
-"Recogí aquello de despreciaste Hiashi Hyuuga" – no tuvo que girarse para saber quién le estaba hablando. –"Algún día Naruto será el mejor ninja de la aldea y ocupará mi lugar" – se podía palpar el orgullo en su voz –" Con honor¿puedes decir lo mismo del fruto de tu preciosa línea de sangre?"
Hiashi se giró, dispuesto a enfrentarse con él, pero de pronto se dio cuenta de que no tenía argumentos en su favor. Cara a cara, Hiashi estudió el rostro del Kazekage. Estuvieron unos segundos así, estudiándose mutuamente, hasta que Gaara, sin inmutarse, siguió avanzando. Justo antes de abandonar la grada susurró, sólo para los oídos de Hiashi:
-"Te mataré si te acercas a ella"
Volvió a sentarse, en silencio, queriéndose ir de aquel maldito lugar pero sin poder evitar ver como aquel hombre, aquel demonio, se acercaba a las personas que observaba. Revolvía el pelo del muchacho, dándole su aprobación ante lo que había hecho y sin esfuerzo levantaba a la niña entre sus brazos, que lo recibió con un gritito de alegría mientras se abrazaba a su cuello. Entonces, la mujer se acercó y le dio un suave beso en los labios.
Hiashi enterró la cabeza en las manos. Se había equivocado. Había cometido un tremendo error, pero todavía estaba a tiempo de subsanarlo. Para empezar nombraría a Neji líder del Clan, acabaría con la línea de sangre pero era un precio que ahora estaba dispuesto a pagar por el bien de los suyos. Neji devolvería el honor a los Hyuuga y, con el tiempo, incluso podría intentar que Hinata volviera.
No, Gaara nunca le permitiría acercarse a ellos, y lo entendía, sólo había hecho sufrir a Hinata. Muy a su pesar sonrió, ya que sintió una losa levantarse sobre su corazón. Hinata estaba bien, a salvo e incomprensiblemente sería feliz con su demonio de la arena, porque él la cuidaría sobre todas las cosas, porque Gaara , tatuado en su frente, llevaba el nombre de Hinata.
Fin
by Varng
Espero que os haya gustado, para mi fue un placer escribirlo.
