Título: La amazona perdida y el pirata loco
Capítulo 5: Navegar por la mano de un pirata
Las risas de los niños los despertaron. Primero Jack abrió los ojos y se topó con los cerrados de ella. Quiso despertarla como los caballeros despiertan a las damas después de una noche de amor. Pero el no era un caballero. Ella no era una dama. Y lo suyo no había sido una noche de pasión. Consideró sus posibilidades. Pero todas implicaban besarla, tocarla y demás complicaciones.
El sonido de sus tripas salvó la situación. Estaba hambriento, no lo podía negar. Y sus tripas sonaron como el mas estridente de los gritos. Sora se despertó sobresaltada, sin dar tiempo a darse cuenta que estaban abrazados.
Ella se incorporó y lo miró. Sus tripas volvieron a sonar. Las de ella también. Y los dos empezaron a reírse con ganas.
Me muero de hambre!- admitió Sora.
Creo que tendremos que ir a comer algo.
Si... – dijo Sora cuando acabó de reírse- pero... los disfraces...
A estas horas de la mañana, todos los que buscan piratas deben estar durmiendo. Dejaremos las espadas, los sombreros, pistolas y demás……
Pero... si eres tú el único que lleva de eso...
Bueno, si quieres siempre puedes volver a ponerte el vestido.
Yo iré así. No habrá problema.- dijo Sora rotundamente.
En ese momento, ninguno de los dos dijo nada de esa noche, pues ambos eran culpables.
Apenas se ataviaban, Jack accedió a explicarle a Sora lo que ocurrió en la taberna por la noche. Mientras hablaba, la cara de ella iba pasando de por diferentes estados. Primero complicidad, luego estallaba en carcajadas, prestaba concentrada atención, y por último escepticismo.
¿En Muerta?
Eso parece.
Todo este tiempo... la localización de las amazonas ha estado en ... ¿Muerta¿Y tu no lo sabías! Como demonios puede ser eso! Ni siquiera sabes lo que robas? – vociferó Sora.
Lo siento querido, pero nosotros robamos por robar... luego lo gastamos... no nos importa el valor que tenga, si nos puede pagar una botella de buen ron, o el calor de una preciosa dama...- dijo Jack, con una sonrisa picarona.
Será posible! Habrá se visto pirata inculto! Debes tener millares de tesoros y la mayoría seguro que son valiosísimas antigüedades! Y tu malgastándolos en alcohol y fulanas!
¿Y que quieres que haga con ellos?
Agh! Eres horrible!
Lo siento, amor, pero no tengo nada mas de lo que ves. Bueno, y soy inmensamente rico, pero eso, ahora mismo, no importa.
Me da igual lo rico que puedas ser! Y no me llames querido, o amor! No soy nada de eso!
Veo que estas enfadado, hijo. Pero tranquilízate. Esta noche, como mucho mañana por la mañana, La Perla volverá a recogernos. Lo malo es que puede que se enfaden por tener que volver a Muerta nada más volver de ella.
Y que debemos hacer nosotros!- volvió a gritar Sora, desesperada.
Tu, antes que nada, te vas a tranquilizar. Probablemente cogeremos un bote e iremos los dos solos hasta allí. No queda muy lejos.
La situación se te escapa de las manos, eh, Sparrow? – dijo Sora, intentado que sonase lo mas despreciable posible.
Últimamente nada es como debería ser. Ni nadie. – la miró intensamente, y acto seguido salió de la habitación, dando un sonoro portazo.
Cuando Sora se hubo convencido de que aquella última frase no la había dicho por ella, cosa que fue al cabo de casi una hora, salió en busca de Jack. Cogió las cosas que había dejado, y lo buscó en cada una de las tabernas que encontró abiertas.
Cuando al fin dio con él, después de varias horas buscando, fue él quien la encontró a ella.
¿Dónde diablos te has metido?- le dijo Jack, cogiéndola de un brazo. – Date prisa, nos vamos a Muerta-
¿Qué¿Cómo¿Cómo que nos vamos a Muerta¿Y los demás¿La Perla?
Creía que me llevaría mas tiempo encontrar a esos dos, así que les dije que viniesen esta noche. Pero la Perla es muy rápida, aún no habrán salido. Y hemos de llegar antes de que se vayan, para buscar ese dichoso mapa. – dijo sin ni siquiera mirarla, mientras andaban en dirección al amarradero.
Pero dijiste que los tesoros los gastabas! Es imposible que esté allí! Además si hace tanto tiempo!- contestó angustiada Sora.
Deberías saber, que un mapa, no tiene mucha salida en el mercado. Aunque sea de una isla donde solo viven mujeres. Este pirata no es tan necio como para desperdiciar los auténticos tesoros.
Sora se quedó sin palabras. Desde luego, Jack le había dado una lección. No era ni mucho menos el hombre que aparentaba ser. Dentro de la coraza de roca resbaladiza, había una mente sagaz y un corazón de oro. Lástima que ella no supiese como llegar hasta él.
Cuando llegaron a la playa, Sora vio como un señor entrado en años, de pelo cano y vientre prominente, preparaba una pequeña barcaza.
Cuando llegaron hasta él, éste, sonrió a Jack, y le hizo un gesto para que tomase la embarcación. Jack la tomó con gustó e indico a Sora que lo siguiese. El señor, le sonrió con gentileza. Se quedó mirándola unos segundos, extrañado, y volvió a sonreír. Luego se acercó a ella y al oído le dijo: " pequeña, tu eres la única que se quiere engañar". Y se marchó.
Sora reaccionó cuando la orilla ya se veía muy pequeña y el traqueteo del pequeño barco le desordenó los pensamientos.
Chico. Chico. Chico! ... Sora!
Eh? Qué? Que pasa?
Que te pasa?
Quién era ese hombre? – preguntó Sora, ignorando a Jack completamente, mientras miraba de nuevo a la lejana orilla.
Un pescador que conocí anoche. Buena gente.
Sora pareció reaccionar ante la respuesta.
Anoche? Cuando ibas vestido de fulana?
Si, bueno... flirteó un poco y cuando se dio cuenta que no era lo que él esperaba... se echó a reír. En vez de delatarme me invitó a un trago y estuvimos hablando hasta que aparecieron Edgar y Waqas. ¿Porqué?
No, por nada, por nada... solo que me ha impresionado...
Un sabio anciano, cierto. Muy divertido con unas copas de mas.- y sonrió recordando.
Se hizo silencio por unos instantes, y Sora volvió con la mirada a la ancha espalda de Jack.
Hmm... Jack...
Si?
Esto... quería pedirte disculpas, por lo de esta mañana. Te he gritado y me he enfadado sin motivo. A pesar de todo lo que estás haciendo por mí, no soy mas que un estorbo. Siento haberte molestado- dijo mirando al suelo.
No te preocupes por nada, Sora. Ayer por la noche, en la taberna, me porté como un bastardo. No tenía derecho a decirte lo que te dije. Y no eres ningún estorbo. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien- y se echó a reír.
Sora, que seguía con la mirada baja, de pronto dijo:
Jack, está entrando mucha agua en el bote, no te parece?
Eh?
Jack miró a sus pies y vio que el agua le cubría mas del talón de sus botas.
Maldita sea! Siempre me pasa lo mismo! Chico! Coge ese cubo! Ahueca agua! Vamos!
Los dos se pusieron inmediatamente a sacar agua de la barcaza, hasta que cuando les cubrían casi media pierna, Jack dijo:
Supongo que sabrás nadar, chico.
¡Qué¿Pretendes que nos tiremos al agua en alta mar¿Sin ningún lugar al que ir? Estás loco!
¿Cuándo aprenderás a tomarte las cosas con calma¿Ves ese banco de niebla?- y señaló a un vago punto a su izquierda.
¿Qué banco de niebla? – Sora miró a su alrededor, y fijó su vista en lo que parecía un lejano punto blanco en el horizonte.-
¿Ese banco de niebla?
Muerta.
¿QUÉ! Eso está por lo menos a dos kilómetros de distancia! Pretendes que vayamos nadando hasta allí?
Ese es el gran misterio de la isla. Nada es lo que parece. Ni siquiera la distancia. – y se tiró al agua y comenzó a nadar en dirección a donde había dicho.
Desde lo que quedaba de barco flotando, Sora le gritó:
¿Y... y los tiburones?
Jack desde la distancia le contestó:
Esperemos que estén bien alimentados!
Y Sora le siguió, como se había acostumbrado a hacer en los últimos días, como única alternativa.
Deberían haber pasado unos 6 ó 7 minutos, cuando a Sora le empezaron a dar calambres en los brazos. Ella no estaba acostumbrada a tanto esfuerzo físico, y además, apuntaba el medio día, y desde la tarde anterior, no había probado bocado.
De todas maneras, el sol que le había estado cegando los ojos en un principio, había desaparecido, y una sombra lo substituyó. Nubes. Pensó Sora. Nubes enormes. Paró un segundo para descansar los brazos, y al mirar hacia arriba, la inmensidad de rocas grises la aturdió. Un segundo mas tarde, miró hacia Jack, que nadaba unos metros más adelante, y... como un milagro, lo vio ... ¡caminar por encima del agua!
Una alucinación. Como la cercanía de la isla. Una alucinación. No creía lo que veía, hasta que Jack se giró y le gritó, antes de caer al suelo sin aliento:
Unos metros mas, y levántate!
¿Qué¿Qué estaba diciendo ese loco¿Qué se levantase¿En medio del agua? Como ni siquiera se paró a considerar la opción, reanudó su ejercicio con mas fuerza para llegar antes donde estaba él. Y en efecto, unos metros mas adelante, su rodilla y su mano derecha se toparon con la dura piedra. ¡Maldita sea¡Ahora lo entendía! La roca llegaba a escasos metros de la orilla!
Se levantó como pudo, intentando disimular el dolor y llegó extasiada al lado de Jack. Cuando se tiró en la arena, no pudo evitar el quejido de dolor.
Jack se incorporó, pues medianamente, su pulso se había normalizado. Y miró a Sora.
¿Te he dado algún motivo para que no confíes en mi¿Eh?- alzó la voz
Sora no contestó, porque no podía. Solo lo miró mientras hablaba.
Pues si no te lo he dado- siguió Jack- haz el favor de hacer lo que te digo!- acabó gritando
Entonces, examinó su rodilla e hizo una mueca. Luego cogió su mano e hizo la misma. Arrancó un pedazo de tela de su camisa, y la partió en dos. Un trozo, lo ató con soltura a la rodilla, que mostraba tan solo unas raspaduras – parece insignificante, pero luego te dolerá- musitó entre dientes. Con la mano tuvo mas cuidado. Estaba hinchada y roja, y tenía un tajo en la palma, por culpa de un canto afilado de la roca. Ató el jirón de ropa con mucho cuidado y acarició el dorso.
Hubo un momento de embarazoso silencio para él, porque Sora estaba perdida en la caricia.
Son muy suaves.- dijo Sora, como adormilada.
¿Cómo?
Tus manos...para ser las manos de un pirata, son muy suaves.
Jack le acarició la cara y ella le miró. Luego sonrió, dejando ver el brillo de sus dientes de oro, y dijo:
Pues es muy triste que unas manos como las tuyas estén heridas... aunque sean de "un chico"- las últimas palabras las dijo con suavidad, en un susurro, aunque haciendo hincapié en ellas.
Entonces, clavó sus ojos en el azul de los de ella y contempló su bella cara. Había perdido el pañuelo, y los rizos que se empezaban a secar le daban un aspecto azucarado, pues sus mejillas se habían sonrosado y contrastaban con el claro oscuro de su piel. Entonces, con su mano herida entre las de él, se acercó a su boca. Un poco más, solo un poco mas. Sintieron el aliento del otro en sus mejillas heladas por el agua, y la voz de Gibbs los separó como si algo hirviendo hubiesen tocado.
¿Quién anda ahí!- se oyó desde dentro de la cueva.- Responded!
Somos nosotros, amigo!- dijo Jack, y se dejó caer en el suelo otra vez.
Cuando Gibbs llegó donde estaban ellos y no vio embarcación alguna cerca, solo se le ocurrió decir:
Solo a un loco como a ti se le hubiese ocurrido venir nadando.
Por la tarde mas o menos estaba todo en orden. Seguían en la Isla de Muerta. Jack y Sora habían comido y habían descansado como se merecían. Y la tripulación estaba impaciente por no saber que hacer. Llevaban muchos meses alejados de tierra firme, sin descanso, solo saquear por saquear. Estaban de acuerdo en que el Capitán Jack Sparrow necesitaba recuperar el tiempo perdido en su barco, pero, bucaneros o no, todos necesitaban un incentivo para seguir adelante. No tan solo su amor al mar.
Así pues, cuando el capitán los convocó a todos en tierra y les dio un nuevo motivo para seguir adelante, murmullos se alzaron entre las voces apagadas de los piratas.
Caballeros, m´lady, dijo dirigiéndose a Ana María, os voy a proponer un reto. Guardado pero perdido entre estos tesoros, hay un arcón. En ese arcón, se hayan innumerables mapas, escritos y documentos, que conducen al país de las mujeres. Supongo que todos habréis oído hablar de las amazonas.
Y?- se oyó a Ana María.
Hay algo por lo que tu también saldrás ganando, querida. Hay muchas mujeres, pero enormes tesoros. Como los que nunca te has podido imaginar.
¿Qué clase de tesoros?- replicó la mujer.
Los mas valiosos del mundo, guardados por mujeres, en un lugar perdido, que solo se encuentra gracias a un mapa. Y ese mapa es el que tenemos que encontrar. ¿Entiendes?
¿Cómo son las mujeres? – gritó otro pirata
Mi querido amigo, son las mas bellas del mundo. Son hermosas y salvajes, que han crecido entre la naturaleza, que no conocen la maldad. Criaturas perfectas que esperan a ser rescatadas- dijo Jack sonriendo.
Risas, y admiraciones se alzaron de nuevo en la cueva. La tripulación estaba de acuerdo.
Como decía, ese arcón que hemos de encontrar, guarda el mapa con su paradero, que como el de esta isla, ha de ser secreto. Vamos a ir, y vamos a arrasar.
Vítores y risas llenaron el ambiente. Todos y cada uno de los miembros buscaron y rebuscaron en los arcones, entre las coronas, los doblones de plata y oro, las joyas, los objetos de valor, las estatuas...en busca del preciado mapa que revelaría el paradero de las amazonas.
Todos querían ser presentes, todos querían una recompensa, excepto Ana María, que de echo, estaba mas bien poco contenta con la nueva y disparatada idea de su capitán.
Fue mas bien difícil hallar el cofre. Era pequeño y mas bien feo. De madera y sin aparente valor. – sabes donde guardar lo mas importante, Sparrow- se oyó una voz ronca.
Jack cogió el arcón y lo abrió. Toda la tripulación estaba atenta, incluso Sora, que aunque no había dicho una palabra desde que llegó a la isla, había buscado con fervor ese mapa, con la idea en la cabeza de volver a su casa por fin, después de tanto tiempo.
Dentro, había un montón de papeles roídos y enrollados. Empezó con calma a mirarlos uno por uno, intentando reconocer alguna señal que le indicase algo, pero sin mucho éxito. No recordaba en absoluto que fue lo que se llevó cuando atacaron Karakawe. Pero estaba seguro que se había llevado documentos. Siempre le hacía.
Cuando apenas quedaban papeles, cogió uno, lo miró y empezó a leerlo. No era un mapa, ciertamente, solo unas líneas y un vago dibujo. "Dellas" ponía al final, y una cruz marcaba el lugar.
"Dellas, la ciudad de las mujeres" – dijo Jack. Y sonrió para si.- Marineros! Mañana en la mañana partiremos rumbo a Dellas! Preparaos!- sentenció
Apenas habían subido al barco para pasar la noche, y habían preparado todo lo necesario para partir, Sora entró en el camarote de Jack.
¿Desde cuándo pensabas arrasar a las amazonas, capitán?
Solo era un pequeño aliciente para motivar a los chicos. En cuanto lleguen allí se convertirán en corderos inofensivos. No sufras por ellas.
¿Y que hay de saquearlas?
Creo que te has tomado demasiado en serio el discurso que he hecho. Lo cierto es que no creo que esas mujeres tengan mucho de valor. Cuentan que no hay hombres. Cuentan que han vivido solas por mas de 1000 años. Dios sabe como han sobrevivido.
Capitán...
¡Podrías dejar de cuestionarme alguna vez!- Jack se levantó de la silla donde estaba y enfrentó a Sora- Cree en mi! Confía en mi!Confía!
Jack se refería a una cosa, pero Sora no lo entendió. Miró de nuevo al suelo y dijo antes de marcharse de la habitación:
Lo tendré en cuenta, mi capitán.
Cerca, en Muerta, dos hombres se preparaban para asaltar La Perla.
Ya no hay movimiento, parece que están dormidos. Vamos all�!
Espera, espera. ¿Estas seguro que es una de ellas?
Si. Tardamos tanto en encontrarlas que cuando lo hicimos, grabé sus caras en mi cabeza. Ha cambiado bastante, pero seguro que es una de las niñas. Recordaré toda mi vida esos ojos azules... y por supuesto que no me va a engañar vistiéndose de chico.
Waqas, será mejor que la dejemos.
No! Nunca! He de acabar lo que empecé con ella. Se me escapó entonces, pero ahora... será mía... y Sparrow va a pagar por esconderla de mi...
Con esto, Edgar y Waqas remaron hasta el navío, cobijados por la oscuridad.
Continuará
Hola! Se que este capítulo es algo mas largo y no hay mucha acción que digamos pero es necesario. Prometo que el próximo será mucho mas interesante -
Nota:
Como habréis podido comprobar, hay un pequeño homenaje a Will/Elisabeth, por la escena en la que él le cura la mano a ella en El Interceptor. Esa escena me gustó mucho, y espero que me perdonéis por haberla recreado aquí o
Por otra parte, la mencionada ciudad de las mujeres, "Dellas" existe. Al menos en un libro que leí hace un tiempo, y que me ha dado el nombre para ello.
"Dellas, un mundo femenino" de Charlotte Perkins Gilman. Es un libro excelente para la lucha del feminismo - . Habla de un poblado de típicas amazonas y de su supervivencia sin hombres. Os lo recomiendo.
De todos modos, dejadme vuestros comentarios y propuestas, me animan muchísimo a seguir escribiendo.
Gracias a todos.
Hasta muy pronto.
PD 24/03/05: aunque este fic ya esté acabado, siento no poder subir los capítulos con la rapidez que lo hice cuando se publicó por primera vez, pero realmente estoy muy atareada con la revolución, el trabajo, e intentar recuperar mi vida social! de todas formas, os agradezco mucho que lo sigáis y que me dejéis comentarios, me alegran mucho, aunque no lo exprese por aquí aprovecharé estos días de fiesta que tengo, y que he vuelto a casa, para intentar subir unos cuantos mas. GRACIAS de nuevo, y hasta pronto. Un beso!
