"Caminando en la tormenta"

Todo cambia, las personas, las actitudes, el clima, pero lo único que no cambia es el cielo. Esta más que seguro que las nubes celosas lo están ocultando en este momento, y no solo eso, la lluvia se le ha unido para que nadie admire y aprecie al cielo que tanto custodian.

No llevan mucho tiempo caminando, de eso están seguros, lo único que no comprenden es como de un hermoso clima soleado cambio a uno nublado de manera tan repentina.

Tenían que apresurar su paso y lo sabían muy bien, querían correr para ir mas rápido, sin embargo, no querían arriesgarse a llamar la atención de las "criaturas" que vagan por las mismas calles que ahora recorren. Pero tampoco se querían enfermar, pues ya llevan más de una hora y tan solo han recorrido siete calles, y la lluvia no es de mucha ayuda que digamos.

—Ya me canse… —Soltó un pequeño suspiro mientras se recargaba detrás de un carro, se negaba a dejar de cargar a su hermano menor, este estaba protegido con un pequeño impermeable verde.

—Tal vez… —Intento hablar, dar su pequeña y humilde opinión a su compañero.

—Ya te dije que no —soltó con firmeza el castaño mientras negaba, apretó ligeramente a Lambo, pero este no dijo nada, desconocía a que se refería el amargado de Reborn—. Así que deja ese tema de lado Reborn.

El nombrado resoplo con irritación, quizás debería de rendirse de una vez con el tema de abandonar al niño.

—Entonces, ¿qué propones? —Pregunto demasiado sarcástico y con cierto enojo. Cruzo los brazos mientras veía detenidamente a Tsunayoshi, lo estaba juzgando.

Al castaño no le gusto la mirada, para nada, trato de ponerse de pie inmediatamente, pues estaba de cuclillas y, sin embargo, su buena suerte ocasiono que resbalara hacia atrás, haría sonar la alarma del auto, eso era malo, cerró los ojos mientras apretaba más a Lambo, tratando de protegerlo del impacto que se aproximaba, ya está aceptando el hecho de que se verían rodeados nuevamente en cuestión de segundos, pero grande fue su sorpresa de que fue salvado por Reborn.

El de ojos ónix no se veía nada feliz por el accidente que estaba a punto de ocasionar. Tuvo mucha suerte de que reaccionara rápido, no quería más problemas de los que ya tenían, jalo al castaño por la cintura y lo dejo caer cerca de un árbol.

—Tsunayoshi. —Su tono fue lo suficientemente duro para que el nombrada temblara un poco. Sawada sabía lo que se aproximaba, otro regaño, uno más en la lista, ya hasta perdió la cuenta de cuantas veces lo ha regañado en tan solo unas horas.

—Lo sé —comento tratando a toda costa de que no se escuchara cansado. Se resignó y contemplo el pavimento unos instantes, escuchando de manera lejana a la voz burlona de su cabeza, evitando hacer muecas por sus crueles comentarios, además de que no deseaba hacer que su hermano menor se preocupara. Se colocó de pie nuevamente, y mostro una suave sonrisa—. Primero busquemos un lugar donde refugiarnos, después discutiremos de esto…

Reborn observo un momento al castaño, este admiro con más detenimiento su entorno, como si tratara de reconocer el lugar en el que estaban. Fueron unos interminables minutos de silencio, solo el sonido de sus respiraciones y de las gotas que chocan con todo su entorno fueron su música de fondo.

—En la otra calle se encuentra una biblioteca —rompió el silencio con una voz tranquila, no quería enfadar más a Reborn de lo que ya estaba. Lambo pego más su cabeza al pecho de su hermano mayor—. Si logramos llegar a ella, podemos pasar la noche en ella además podemos conseguir un libro que nos sea de ayuda…

Reborn contemplo las opciones un minuto, no quería poner en riesgo a Tsunayoshi por pasar la noche en una casa que probablemente contenía un monstruo, pero tampoco quería dormir nuevamente entre los arbustos o en las ramas de un árbol.

La biblioteca era opción tentadora, algunas están rodeadas de locales de víveres, e inclusive rara vez llegan a tener máquinas expendedoras y botiquines de primeros auxilios, tal vez incluso Tsunayoshi logre estudiar un poco sobre plantas medicinales o algo por el estilo que los ayude a tratar mejor las heridas… Aunque, ¿qué les asegura y garantiza que no tenga monstruos dentro de ella?

—El día que inicio todo esto, la biblioteca se encontraba cerrada. —Eso si lo sorprendió, fijo su vista un momento y el castaño continuo—. Eso lo sé porque era domingo y los domingos se mantiene cerrada…

Detuvo sus pensamientos un momento, era lógico lo que decía, ¿y si alguien ya se adentró y saqueo todo? No perdían nada con intentar ir. Observo como el cuerpo del menor temblar, a ese ritmo existe el riesgo que se enferme. Se niega a que eso suceda.

—Vamos —comento algo molesto—. Guía el camino.

Lambo estaba más que sorprendido, por primera vez en mucho tiempo dejo que su hermano guiara el camino, quizás esa es la señal del mundo para decirles que pronto dejaran ese plano.

—Me puedes contar una historia cuando lleguemos, Tsuna —suplico el más joven de todos, anhelaba volver a escuchar a su hermano narrando fantásticas aventuras.

—Por supuesto… —Susurro con cierta alegría mientras se escondían detrás de un árbol, esperando pacientemente a que el monstruo se marche—. Mientras tanto guarda silencio… —le dedico una pequeña sonrisa mientras colocaba un dedo en sus labios, sabe lo que significa: "guarda silencio hasta que te diga que es seguro". Lambo solo asintió, compartiendo la sonrisa de su hermano mayor.

Reborn admiro la escena unos segundos, sin duda alguna Tsunayoshi aprecia bastante a su hermano adoptivo. No está del todo seguro, a lo mejor lo ve como un remplazo para darle el cariño que le entregaba a su madre antes de ese incidente, nada es seguro, en ocasiones es bastante difícil conocer lo que piensa.

El monstruo no se alejaba, y la lluvia no tenía la intención de parar, al contrario, ahora era con mayor intensidad que antes. Solo los dioses saben porque no se ha parado a eliminar aquella pobre persona que se perdió en sus deseos banales.

Escucho un pequeño estornudo, o al menos el intento de contenerlo, era de Tsunayoshi, su expresión era de horror. Suspiro de manera pesada, quizás nunca debió acceder a la misión que le fue entregada antes de todo eso. Escucho un carro ser lanzado. Ah, esto se pondría feo.

No tiene idea en qué momento se quedó dormido, tal vez fue a los minutos de permanecer escondidos. No está seguro, quizás fue al instante.

Sus ojos se maravillaron al ver la entrada de aquel edificio, sin duda era enorme, casi abarcando dos calles.

Tsunayoshi trato de empujar la gran puerta de madera, sin embargo, no podía, Reborn cansado de esperar y de hacer guardia empujo ligeramente al castaño para poder intentarlo, planeaba derribar la puerta, hasta que logro distinguir un letrero que decía "Jale". Admiro un momento al castaño, este retrocedió instintivamente.

Tal y como la puerta decía, solo necesitaba jalar para poder adentrarse a ella. Cuando entraron todo estaba oscuro, Reborn saco una pequeña linterna y le ordeno quedarse en donde estaba al castaño. Este asintió sin protestas. Unos minutos más tarde, Reborn llego a la caja de fusibles y la activo, vio las luces parpadear un poco, después de eso la luz clara pasó a una de tonalidad rojizo, eran las luces de emergencia. De inmediato apago su linterna y regreso con Tsunayoshi.

Esta vez los tres estaban sorprendidos por lo ordenada que se encontraba, y no solo eso, parece que los generadores de energía aun funcionan. Lambo de inmediato fue colocado en el piso y arrastro a su hermano mayor al área donde cree que se encuentran los cuentos infantiles. El castaño no se quejó. Quizás puedan pasar una noche tranquila. Incluso si despejan el área, puedan quedarse ese lugar… Posiblemente no necesiten seguir la carta…

Reborn los siguió de lejos, con la guardia en alto, eso era demasiado bueno para ser cierto. Un extraño ambiente se sentía, algo malo pasara, de eso está seguro.

Un pequeño grito de terror se escapó de los labios de Lambo, Tsunayoshi de inmediato lo cargo. Reborn sacó su arma, preparado para disparar.

No era el, eso es malo. Salió de su escondite, preparada para marcharse de ese sitio e ir tras su amigo. Paso de largo, no le importo que la vieran. Solo quería asegurarse de que el este bien y nada más.

—¿Te encuentras bien…? —Pregunto confundido el desconocido, su voz estaba llena de preocupación y temor, ¿tenía miedo de que los atacara? Tal vez. No se molestó en responder, aun así la persona siguió insistiendo—. ¿Cuál es tu nombre? ¿Llevas mucho tiempo aquí?

Cierto, ella lleva mucho tiempo ahí, no tiene por qué marcharse, quien debe dar media vuelta y seguir su camino son ellos, no ella.

—Adelheid, deben marcharse. —Mostro una mirada dura, el más pequeño parecía estar a punto de llorar por su aspecto deplorable, sin embargo, el castaño no le importo aquella mirada, parecía más preocupado por heridas que no son de él.

—Tranquila, no queremos hacerte daño, solo queremos pasar la noche aquí, después de eso seguiremos nuestro camino —trato de apaciguarla, no quería entrar en conflicto con otra persona—. Me llamo Tsunayoshi —quería presentarse al menos, intentando entrar en confianza—. Él es mi hermano menor, Lambo —miro brevemente a su querido hermano que se encontraba mucho más tranquilo—. Y él es Reborn… —Señalo al nombrado. La chica se sorprendió bastante.

Justo cuando planeaba hablar, fuertes dolores de cabeza se apoderaron de ella, sentía como su cráneo era perforado, aunque quisiera gritar no podía, se había quedado sin voz.

Una eternidad se sintió, agua escurría de los chicos, oh no, estaba lloviendo. Se obligó a ponerse de pie, necesita saber que él está bien. Dio varios pasos, pero fue detenida por el que se hacía llamar "Tsunayoshi".

—Suéltame —Ordeno, fue en vano, no tenía fuerzas ni energía suficientes para liberarse de alguien que se ve mucho más débil que su amigo—. Necesito saber que él está bien…

Y el frio suelo la recibió, después de eso todo fue oscuridad.