"La tierra y el glaciar"
No estaba seguro del porque dejo que lo siguieran, no eran malas personas, o al menos eso quería creer firmemente. Además no se podía quejar, después de todo le han ayudado a llegar hasta aquí, ya le faltaba poco para su destino.
Detuvo su paso un momento, era raro, tan solo hace un par de minutos juro escuchar varios disparos a lo lejos, sin embargo, ahora no, ya no estaban presentes, tal vez asesinaron a la persona dueña de los disparos o logro escapar.
Quería ir a comprobar, pero el recuerdo de su amiga herida ocasiona que evite que haga otras actividades.
Suspiro, se dio unas leves cachetadas tratando de alejar ideas absurdas.
Sujeto con fuerzas su mochila, faltaba poco, pronto le demostraría que es capaz de cuidar de él mismo aunque ella lo niegue. Corrió lo más rápido que podía, no le importaba llamar la atención de los monstruos después de todo, ellos se encargarían de los monstruos. O al menos a eso se quiere aferrar.
Después de dar varias vueltas a las calles, finalmente llego. Jalo la puerta, preparándose mentalmente para ser derribado por el golpe de su amiga y los reclamos que los acompañaría.
Sin embargo, no paso eso. Se sorprendió de ver que había luz en la instalación, tal vez eran las luces de emergencia. Quizás su amiga las logro restaurar cuando no estaba. Puede que no se encuentre tan mal como pensaba.
Tan inmerso estaba en sus pensamientos, que apenas alcanzo a esquivar una bala, logrando que le rozara su mejilla izquierda mientras cae al piso. Simplemente increíble, no se lastimo por un monstruo, pero si por un humano.
—¿Quién eres? —Una desconocida voz cuestiono de manera muy calmada, como si no estuviera apuntando su frente con su arma. Se sobre salto. Admiro al extraño, tenía cierta energía misteriosa. El extraño chisto enojado, a lo mejor porque lo miraba fijamente, no estaba seguro.
Abrió la boca, preparado para contestar, sin embargo, no fue necesario alguien más hizo acto de presencia y jalo el brazo que sostenía el arma.
—Det… Detente, no ha hecho nada malo. —Se escuchaba nervioso mientras trataba de calmar al mayor, el chico se veía de su edad. El mayor vio enojado al menor, lo que provoco que lo soltara y retrocediera un poco—. No te ataco, ¿verdad? Entonces… No tienes por qué atacarlo…
El mayor solo resoplo molesto ante la lógica del chico. Aun así no guardo su arma, sin duda él era demasiado precavido.
Ahora que miraba mejor su entorno, a lo lejos había un niño pequeño y junto a él estaba su amiga dormida además estaba demasiado pálida. De inmediato se colocó de pie y corrió a su dirección. El niño pequeño se asustó y corrió a donde estaban los dos extraños.
—¡Adelheid! —Le llamo sin pensar con la esperanza de que despertara en ese momento, se sentó a un lado de ella mientras le tocaba la frente, su temperatura estaba bajando, tenía que buscar algo para que su temperatura no baje.
Tenía la opción de ponerle su abrigo, pero este se encontraba húmedo y hacer una fogata dentro era una pésima idea, por muchos motivos, pues podían llamar la atención de algunos monstruos de la zona al igual que saqueadores y sobre todo podían intoxicarse.
—Pu… Puedes usar esta manta… —Una pequeña cobija doblada entro a su campo de visión. Aunque se escuchase nervioso eso no impidió seguir con su comentario, giro un poco su cabeza para ver mejor a la persona, era el chico de su edad. Este al notar que era observado le dio una pequeña sonrisa y agito un poco la cobija, insistiendo en que la tomara—. Cuando mejore… N… Nos lo puedes devolver…
—Gracias… —Murmuro feliz, ah, dios lo ha de amar, solo ha conocido a personas buenas cuando más lo ha necesitado. Sujeto la manta un par de segundos, a pesar de que se veía delgada se sentía muy cálida de alguna manera, poco después acobijo a su amiga—. Soy Enma…
El castaño asintió feliz, olvidando su nerviosismo un momento, no lo pensó mucho al presentarse también—. Tsunayoshi, mucho gusto en conocerte Enma. —Ninguno de los dos evito sonreír alegremente, quizás sea el inicio de una nueva amistad.
—Tsuna… —Susurro el más pequeño, logrando llamar la atención de la persona que considera su hermano mayor, quien de inmediato giro a verlo, pero antes de que le preguntara "¿qué sucede?", rápidamente agrego: —. Tengo hambre…
Enma sonrió al ver como el niño sujetaba fuertemente la mano de Tsuna y lo llevaba a donde se encontraba el sujeto extraño. Ah, demonios, se le olvido preguntar el nombre de ellos… Bueno, luego le podía preguntar a Tsuna cuando regrese, ¿cierto? Ahora que lo recuerda su amiga tiene unas piezas extra de ropa en su mochila, si se las pone encima, quizás le ayude a que su temperatura aumente, vio a varias partes de inmediato la localizo y fue por ella, en cuestión de segundos ya tenía un abrigo y otra cobija mucho más delgada sobre ella.
Enma era buena persona, de eso estaba seguro, se sorprendió bastante cuando la voz burlona estuvo de acuerdo con él. Era la primera vez en mucho tiempo que alguien no le lanzaba un insulto o le intentaba atacar cuando intentaba ayudar, se encontraba bastante alegre por ese y muchos más motivos. Incluso se estaba dejándose llevar por Lambo a donde sea que lo quisiera llevar. "Quizás hasta logremos viajar juntos…" Pensaba demasiado contento.
"Para que después te abandone, como todos lo han hecho…" Ah, era demasiado bueno para ser verdad, como desearía poder dejar de escuchar aquella voz por una vez en su vida. Sacudió su cabeza, logrando silenciar a la voz.
—¿Qué planeas hacer, Tsunayoshi? —Cuestiono enfadado Reborn, al pequeño objetivo no le bastaba solo con defender a un par de desconocidos sino que también les tenía que dar la manta que era de Sawada Nana. Tsunayoshi sabía que nuevamente se había metido en problemas, aun así se atrevió a negar levemente con la cabeza. El ojos ónix no parecía tragarse el cuento, así que cambio la pregunta—. ¿Qué es lo que necesitas?
Tsuna se quedó mudo ante esa pregunta, no tenía una respuesta exacta… De igual manera no se movía más aunque su hermanito lo jalara con todas sus fuerzas. Se había quedado congelado a tan solo un par de metros de Reborn.
—Lambo tiene hambre. —Con firmeza y con un tono de voz ligeramente alto logro llamar la atención de su querido hermano, pero también del amargado de Reborn.
—Sí, ya te escuche Lambo… —Calmado como siempre le respondió a su hermanito. Se inclinó para cargarlo y caminar, pero se detuvo hasta quedar a un lado de Reborn y susurrar: —. Necesito que confíes más en mí… —De alguna manera se escuchaba dolido.
Y con eso dicho siguió su camino, llegando al mostrador en donde se encontraban sus mochilas y su ropa mojada. Saco un par de latas, una botella de agua, unos pequeños vasos de plástico al igual que unos cubiertos. Tenían que conseguir lo más pronto víveres.
—¿Qué haces, Tsuna? —Pregunto confundido Lambo, con anterioridad había visto a su hermano servir "sopa de lata" en 3 vasos, nunca en 7 vasos, ¿eso significa que les tocara menos porción que antes? No estaba seguro… Además, ¿por qué 7? Si solo son 3 y si contaba a las otras dos son 5, ¿para quién son las 2 sobrantes? ¿Y para que saco el agua? ¿Qué no se supone que esa no se bebe hasta que acaben la comida?
—Repartiendo la sopa… —Respondió de manera vaga, sin dar detalles, una vez que termino de llenar los vasos, sujeto uno y se lo llevo a Reborn que lo veía de cierta manera decepcionado, aun así lo tomo y no le dijo nada más. Le entrego otro a Lambo, tomo 3 y la botella de agua, nuevamente se encamino a donde se encontraba Enma, siendo seguido por su hermanito.
Enma se sorprendió que Tsunayoshi le entregara 2 vacos y la botella de agua, cuando trato de preguntarle del porque le entregaba eso, el castaño solo se limitó con decir "lo necesitara…"
Tras haber terminado de comer y que Tsuna le presentara a su hermanito y al sujeto extraño, comenzaron a platicar un poco más, no había incomodidad, solo armonía.
Adelheid se sentía caliente, muy caliente, como si se estuviera quemando. Abrió los ojos de golpe, encontrándose con varios pares de ojos que la veían sorprendida; unos chocolate, unos verdes y unos rojos… ¡Era su amigo! Sin importarle el dolor se lanzó a él, lo insulto, lo regaño, realmente estaba muy preocupado por él. Nunca se dio cuenta que estaba llorando hasta que su amigo se lo dijo…
—Debes de tener hambre, ¿por qué no comes? —Hablo la misma persona que trato de echar con anterioridad, dudosa acepto el vaso lleno de comida, no estaba segura de comer hasta que vio a Enma, este asintió feliz. En cuestión de segundos ya había comido todo. Una botella de agua le fue entregada, con el mismo ritmo se la tomo. Realmente estaba hambrienta—. ¿Cómo te sientes?
La mujer asintió—. Me encuentro mejor, gracias… —Murmuro viendo a otro lado, ignorando el hecho de que su amigo estaba hablando acerca de ella con Tsunayoshi, ah, finalmente recordó su nombre. Nuevamente la oscuridad la recibió.
Por otro lado. Realmente odiaban la situación, ¿cómo lograron perder de vista a un enano? Estaba muy malhumorado… Su "voz" le había dicho que lo siguieran, que él los llevaría a Reborn, pero lo perdió y ahora no sabe si aquel enano está vivo o no.
—Relájate, Hayato… —Tranquilo como siempre Takeshi sonrió, recargándose en su compañero que parecía estar a punto de explotar—. Al menos dejo de llover, ¿no crees que es bueno?
Hayato no estaba de humor para contestar, no quería discutir por el momento, quería encontrar al enano de pelo rojo lo antes posible. No entendía como podía ser tan rápido, si lo vio caerse un par de veces, sin embargo, eso no explicaba cómo es más rápido que el imbécil fanático del béisbol.
Nuevamente dejo que su "voz" lo guiara, después de todo es por ella que logran llegar a provisiones o les advierte de monstruos y de humanos a su alrededor.
—Vamos a la biblioteca. —Ordeno Hayato, dejando a su compañero sorprendido aun así asintió y comenzaron a caminar a donde se encuentra.
