Cap. 5 Amor en el vagón y risas a mogollón.

Cuando entraron en el compartimiento, los cuatro que ya estaban dentro empezaron a hacer preguntas:

-¿Dónde os habíais metido?- Eli fue la primera.

-¿Por qué habéis tardado tanto?- siguió Emma antes de que les diese tiempo a responder.

-¿Qué os han dicho en la reunión?- otra pregunta, esta vez de James que no parecía hacer caso a que Bridget y Sirius habían estado fuera tanto tiempo como Lily y Remus.

Bridget se quedó pensando en cómo contestar a las preguntas de Emma y Eli. Sirius se le adelantó a hablar, y lo hizo con mucha naturalidad:

-Hemos estado estirando las piernas y ellos dos han estado en la reunión todo este tiempo- informó él señalando con la cabeza a Remus y Lily.

-Allí nos han dicho lo mismo de siempre: al salir del tren hay que acompañar a los de primer año hasta el lago; ser responsables; seguir las leyes al pie de la letra…- cuando Remus dijo esto último, James y Sirius se empezaron a reír.

-¿Estás seguro de que lo podrás cumplir, Remus?- preguntó James todavía riéndose a carcajadas.

Remus sonrió e hizo una mueca. Ninguna de las chicas entendía nada. Cuando James y Sirius por fin acabaran de reír, Peter empezó. Esto provocó que los tres se empezaran a reír con más fuerza aún.

-Jejeje… lo acabo de coger, jejeje… ahora- dijo Peter.

-¿Se puede saber de que diablos os reís?- preguntó Lily algo exasperada. Pero antes de que alguien pudiera contestar dijo:

-Mejor no quiero saberlo.

-Eso, mejor no quieras saberlo, Lils- contestó Remus.

-Interesante… ahora me muero de curiosidad- dijo Bridget a punto de echarse a reír ella también. Claro, hasta que Lily la miró con cara de asesina.

Cuando cesaron las risas, el compartimiento se abrió.

Era una señora, tenía el aspecto de ser muy mayor, a Lily y a Bridget le caía muy bien. Tenía el pelo canoso y tenía las cejas del mismo color. Tenía muchas arrugas, debía de tener unos ochenta años. Pero ella era muy simpática y en todos los viajes pasaba por donde estaban ellas especialmente.

-¡Hola chicas! ¡Por fin os encuentro!- dijo ella con una sonrisa muy alegre.

-¡Hola señora Thonks! ¿Qué tal está?- saludó Bridget animadamente.

-Lo mismo digo, ¿cómo está?- preguntó Lily.

-Oh, genial, genial. Muchas gracias por preguntar, mis niñas. Y vosotras, ¿qué tal el verano?- dijo la señora Thonks amablemente y muy contenta.

-Las dos muy bien, ¿a que sí Lily?- dijo Bridget.

-Claro, claro que fue bueno el verano, aunque algo aburrido al acabar tan rápidos los deberes.

-Jajaja que adorables sois, ojalá todo el mundo fuese como vosotras. Ahora acabo de pasar por un vagón por el que casi me roban el carrito y me tiran al suelo- dijo ella con la cabeza gacha.

-¿A que adivino quiénes eran?- dijo James hablando por primera vez desde que entrara la señora Thonks-. Fue Malfoy y su pandilla, ¿a que si?

-Ese tal Malfoy no será un chico rubio, ¿no?- dijo preocupada.

-Sin dudarlo, es él- intervino Sirius.

-Bueno chiquillos, ha sido un placer hablar con vosotros, pero tengo que recorrer todo el tren antes de que lleguemos a Hogwarts. Así que, ¿queréis algo del carrito?-dijo ella lamentando el tenerse que ir.

-Claro, danos… espera, déjeme calcular- James pensó un poco y luego-. Ya está, ¿podría darnos: seis ranas de chocolate, un paquete de grageas y una docena y media de calderos?- preguntó James.

-Jovencito, claro que puedo hacerlo, pero tú ¿puedes pagar todo eso?- preguntó la señora Thonks con el ceño fruncido.

-Claro, ¿por qué te crees que voy con él en el tren?- preguntó Remus riéndose.

Todos se empezaron a reír, después James lo miro con cara de sorprendido.

-Y yo que pensaba que era porque eras mi amigo…- James se seguía riendo.

-Ah, ¿si? Pues que ignorante eres entonces, ¿no? Jajaja…- siguió Sirius.

-Que graciosos sois, muchachos. Este compartimiento será mi favorito. Pena que para el año ya no vengáis.

-Ya, nosotros también lo sentimos- dijo Eli.

-Bueno, me tengo que ir, venirme a visitar algún día ¿entendido? Bueno, tomad esto, os lo cobro todo a solo un galeón. Os hago una rebajita por la compañía que me hacéis- dijo la señora Thonks dándole a James todo.

-Adiós y gracias, señora Thonks- dijo James muy agradecido.

-Adiós chicos- se acercó al oído de Lily-. Es un chico muy agradable- Lily se sorprendió, había señalado a James con la cabeza-. Debes darle una oportunidad.

-¿Por qué me dice eso a mi? No me gusta- respondió sin entender nada.

-Con el tiempo lo entenderás- contestó, en cuanto dijo esto, se marchó.

Cuando se cerró la puerta del compartimento, Bridget miró a Lily con cara de curiosidad. Cuando Lily la miró, negó con la cabeza como diciendo "Aquí no ha pasado nada".

Bridget se fijó en una cosa, Eli estaba demasiado callada ese día, era demasiado extraño, solía hablar mucho más. Sabía en que estaba pensando pero no dijo nada.

Como todos quedaran en un silencio absoluto, no lo pudo soportar más y terminó hablando:

-Hace un poco de calor, ¿no?- tenía la esperanza de que alguien le contestara.

-Si, buff…- contestó Eli mientras se abanicaba con la mano.

-Si, pero… Eli, cariño el asa del sujetador no tiene la culpa- dijo Lily con tono bromista.

Eli miró sus hombros, el asa estaba caída. Todos la miraban. Sirius y James con descaro, Peter intentando imitarlos, pero Remus, lo de Remus era… diferente. Él hacía como si no mirara nada pero en realidad él también miraba de reojo. Eli se puso muy roja, como no se había puesto en su vida y rápidamente se subió el asa.

Bridget quiso cambiar de conversación para que Eli estuviese tranquila.

-James, ¿cómo vamos a hacer en el equipo este año? Creo que nos falten tres personas, ¿no?

Eli miró para Bridget y con una sonrisa le dio las gracias moviendo los labios.

-Si, exacto, nos faltan tres- exclamó James.

-Nos faltan dos cazadores- habló Eli por primera vez desde el imprevisto-. Necesitaré ayuda, yo sola no podré con todos.

-Y yo necesito otro golpeador que me ayude- siguió Bridget-. Tom era buenísimo el año pasado, pena que se haya ido, ¿no?

-Bueno, Lily, Remus, ¿por qué no os animáis?- preguntó Sirius esperanzado.

-¿Yo? ¿Jugando al quidditch? ¡Ni lo sueñes!- exclamó Lily.

-Pues yo tampoco me apunto. Ya sabéis que el quidditch a mi no me gusta, ¿me imagináis a mi montando en una escoba, otra vez?-declaró Remus.

-Pues la verdad es que no- declaró Sirius.

-¿Por qué no?- preguntó James mirando para Lily-. Así podríamos pasar más tiempo juntos.

-Pues por eso mismo, Potter. No me apetece verte todos los días en las clases y aun por encima tendría que aguantarte en mis tiempos libres en los entrenamientos- intentó decir Lily con tranquilidad.

El tiempo pasó hablando de quidditch. Eran las ocho de la tarde y todos estaban durmiendo excepto Remus y Bridget.

Bridget era incapaz de dormir cuando era de día y se preguntaba si a Remus le pasaría lo mismo.

-Remus- le llamó ella.

-¿Hhmm?

-¿No eres capaz de dormir?- le preguntó al chico.

-No, cuando es de día no, y si aun por encima estoy viajando aun menos. En general, no me gusta dormir, así que ahora no sería capaz de dormirme ni con una poción.

-Jajaja… A mi me pasa lo mismo.

Los dos se callaron. De repente Eli, se movió. Cuando ocurrió esto, acomodó su cabeza en el hombro de Remus. Éste, automáticamente se puso rojo. Bridge se fijó primero en uno y después en el otro. Sonrió al ver a su amiga tan contenta en sus sueños. Pero le hizo aun mas gracia ver lo rojo que estaba Remus. Remus miraba para Eli, tenía cara de estar asustado, pero por otra parte también parecía gustarle aquello.

-Venga, Remus. Que se note que eres un Merodeador. ¡Aprovéchate y estírate!- exclamó Bridge mirando a Remus con cara entusiasta. Con esto, él aun se puso más rojo.

Remus se puso algo rígido intentando no despertarla. Pero era tarde. Eli se despertó segundos después. Ella se notaba algo cómoda, demasiado como para estar en el tren. Miró hacia su lado izquierdo y notó que estaba apoyada sobre alguien. Levantó poco a poco la cabeza con miedo a ver sobre quien estaba apoyada. Estaba sobre el hombro de Remus. Sacó rápidamente la cabeza de su hombro y a continuación se puso aun más roja que Remus.

-Lo… lo siento, Remus. Lo siento mucho.

-No, no te disculpes. No… no pasa nada.

Bridge los miraba a los dos con una sonrisa pícara en los labios. Están hechos el uno para el otro pensó.