Baji miraba su reflejo en el pequeño espejo de escritorio mientras se pasaba un algodón con alcohol por la mejilla para intentar desinfectar el feo raspón que le había quedado por el improvisado golpe de la chica. La patada fue dura y lo había tomado por sorpresa, pero el rodillazo no fue tan fuerte como esperaba, pero la tela del pantalón hizo estragos en su rostro.
Desde el escritorio de su habitación podía escuchar la sirena de la policía a lo lejos, lo cual no le sorprendió tanto, porque sabía qué era lo que se trataba de investigar debido a que fue algo que él mismo había provocado por culpa del enojo que sentía.
Tuvo que regresar a casa temprano porque Draken lo echó de la reunión por sus actitudes de mierda y, a pesar de que intentó hablar a su favor, ni siquiera él mismo entendía por qué había actuado de aquella manera tan impulsiva; esperó tener el apoyo de Chifuyu, pero ni siquiera él estaba de su parte, pero lo entendía.
Baji tampoco se pondría de su lado y por eso se retiró molesto del templo Musashi.
Estaba muy enojado, incluso, la palabra no le hacía justicia a toda la rabia que tenía acumulada en su interior y por eso, mientras caminaba hasta su hogar, tomó un palo que encontró en un basurero y se desquitó contra un vehículo estacionado en la calle.
Y ahora que miraba de reojo el papel donde estaba escrito el nombre de Kazutora, empezó juntar todas las piezas del puzzle. Después de su último intento de escribirle algo no había pensado en nada más y se quedó en blanco, creyendo que tal vez este mes no le mandará una carta.
Estaba perdiendo el control, sus pensamientos habían estado centrados en Kazutora, en el accidente de Shinichiro y como Mikey ha estado actuando estos días con él.
Había algo extraño en Mikey.
Se sobresaltó en su lugar cuando su celular sonó ante un mensaje de Chifuyu, quien de una forma muy breve y casi fría le pedía que saliera un momento. Si era honesto no quería verlo, pero de mala gana salió de su hogar para encontrarse con el chico rubio esperando al otro lado de la puerta con una expresión muy seria.
—Hola—dijo Chifuyu con frialdad mientras empezaba a caminar hacia las escaleras de un costado.
—Hola…—Baji lo siguió sin cuestionarlo, sabía que tomara asiento en uno de los escalones como a veces hacen para hablar mientras comen peyoung yakisoba.— La reuniónterminó temprano.
—Sí, Mikey solo quería hablar sobre qué quiere que le demos otra pelea a la pandilla que peleó contra ti el sábado—su tono de voz era desanimado, incluso se expresa físicamente cansado, como si estuviera aburrido de todo lo que estaba sucediendo.
Cuando Baji tomó un lugar a su lado ni siquiera se atrevió a verlo a la cara, simplemente miró hacia el frente a la muralla blanca del pasillo mientras dejaba sus manos en los bolsillos de su chaqueta de la ToMan que aún utilizaba.
Todo era un silencio incómodo porque Chifuyu quería hablar pero no sabía cómo comenzar.
—Baji-san, ¿te encuentras bien? No tienes que decirme si es que no quieres, pero eres mi amigo, mi compañero, y por eso me preocupa cómo te has estado comportando estos días.
—¿Tú también lo has notado?—preguntó casi con sarcasmo, recordando cómo habló con Draken y Mikey el otro día porque su molesta actitud estaba resaltando más de lo normal. — He estado pensando en algunas cosas…
Aquello no justificaba nada de lo que había hecho ni cómo había actuado. Chifuyu igual se sentía ajeno a todo lo que sucedía, ayudar en el club ha tomado mucho de su tiempo libre, por lo que no había tenido la oportunidad de sentarse junto a Baji para hablar sobre lo que había escuchado de él por parte de los capitanes.
Incluso, le pareció curioso encontrarse un auto reventado en el camino, hace mucho que no veía uno, pero era una señal de que Baji no estaba en sus mejores momentos.
—He estado pensando en que…debería disculparme con esa chica—habló en un tono bajo, como avergonzado de aceptar sus errores, no es que no supiera cuando estaba mal, pero es la primera vez que lo aceptaba tan rápido—, ella se ha llevado la peor parte porque cuando la veo siento que estoy teniendo un deja vu.
—¿De qué hablas?—preguntó confundido el rubio mientras observaba como Baji pasaba nervioso sus manos por su cabello.
—He estado pensando en esa noche con Kazutora— Chifuyu sabía a qué se refería a pesar de que no lo mencionara de forma explícita, pero entendía que era un recuerdo doloroso—, porque esa noche estaba vestido exactamente igual que ella cuando la conocimos. También usé una sudadera negra, los pantalones negros y una estúpida mascarilla negra para ocultar mi rostro, entonces cuando la veo, siento como si me estuviera recordando ese momento.
—Pero debe ser una coincidencia, no creo que esa sea su intención—dijo el rubio intentando pensar en lo más lógico—, en más, no creo que ella sepa siquiera lo que sucedió ese día.
—Pero Mikey lo sabe y fue él quien la llevó a la ToMan.
Chifuyu se había propuesto a hablar con su capitán porque Draken le había mencionado sobre lo tenso que había visto a Baji este último tiempo, incluso después de la conversación que ellos habían tenido con él; sabía también el gran estima que le tiene a Kazutora, porque había leído un par de cartas que el pelinegro le ha dedicado a su amigo.
Por lo que no era sorpresa que todo aquello le pasara la cuenta en algún momento, pero no creyó que fuera de esta manera exactamente.
—Baji-san, yo creo que Mikey no está buscando torturarte psicológicamente por lo que sucedió. Insisto en que es una coincidencia.
—¿Y si no lo es?
Chifuyu suspiró mientras se quedaban en silencio, ahora le daba la razón a Draken sobre lo imposible que estaba resultando tratar con Baji en estos días.
—Es algo en lo que no debería entrometerme, sería descortés hablar de eso cuando no debería, pero tú has demostrado tu perdón hacia Mikey y a él parece haberlo superado, por eso sigues en la ToMan siendo uno de sus comandantes.
—Pero eso no quita que no tenga resentimiento—dijo molesto— cuando lo vi por primera vez luego de lo de Shinichiro, yo lloré, me arrodillé pidiéndole perdón mil veces y él con el rostro serio me dijo que estaba bien.
—Y eso…
—Y eso fue todo, luego fue como si nada hubiera pasado. Me invitaba a las reuniones de la ToMan, iba a por mí después de clases para que no lo ignorara y asistiera. ¿Pero sabes qué? A pesar de llevar todo normal, él jamás aceptó mis disculpas.
—Pero no por eso él te odia y hace esto a propósito. Estoy seguro que Mikey no es mala persona…
Baji se quedó en silencio pensando en ello, Mikey era su amigo de la infancia, pero no podía asegurar que realmente no tuviera resentimientos hacia su persona. Nadie podría perdonar algo como lo que hizo, incluso si se ponía en su lugar, no hubiera perdonado nada.
Va a vivir toda su vida con el peso de una muerte sobre sus manos y no sabe si será torturado por eso o tendrá que aprender a sobrellevarlo.
—Voy a hablar con esa chica—dijo Baji más tranquilo—, voy a averiguar si es que tiene algo que ver con Mikey y tal vez, después le pida perdón por lo de hoy.
—Creo que debería ser al revés.
[...]
La profesora de química estaba hablando algo sobre equilibrio químico, era lo único que Hotaru podía distinguir escrito en la pizarra porque su mente no podía concentrarse en lo que ella decía por lo mal que se sentía.
Desde lo sucedido anoche que sus manos y su cuerpo no han dejado de temblar, además de que sus ojos estaban hinchados y ardían porque, aunque se prometió a sí misma que no lloraría dentro de su casa, lo hizo por el miedo que sintió.
Y como si su desgracia no tuviera fin, su madre se negó a servirle desayuno, así que también estaba pasando vergüenza al sentir como su estómago sonaba por exigirle algo de comer.
Yura le miraba de reojo con mucha preocupación, al parecer era un poco obvio que se encontraba muy mal, porque cuando entró al salón durante la mañana chocó contra cada persona que estaba en su camino.
Todo estaba mal, se sentía cansada y recién era la primera clase del día.
—Deberías ir a la enfermería—Yura le susurró a Aru, quien se negaba a ir.
—La clase ya va a terminar, solo iré a comer algo y estaré mejor.
Pero mintió.
Cuando sonó el timbre del receso, Yura tuvo que ir a una reunión de presidentes de clubes y Eri fue con su novio, así que sin supervisión, Hotaru lo único que hizo fue intentar dirigirse al baño que se encontraba en el primer piso para lavar su rostro e intentar fingir que todo estaba bien.
No sería la primera vez que haga eso, en más, estaba tan acostumbrada a actuar como si nada hubiera sucedido que ya debería formar parte del club de teatro, pero al igual que la ToMan, solo era una miembro honoraria de esta.
Caminó por el pasillo hasta la escalera, afirmándose torpemente en la muralla para intentar no caer ante la molestia de mareo que sentía, mal momento para estar en el segundo piso, pero su suerte estaba momentáneamente de su lado, porque al llegar al entremedio de ambas escaleras, estaba ilesa.
Solo podía pensar que bajar el último tramo de la escalera iba a tomarle todo el receso, pero antes de siquiera poder estar cerca del primer escalón, escuchó un extraño ruido tras de ella antes de sentir como le tomaban el brazo izquierdo y la tiraban hacia atrás.
La terrible sensación de ser tocada nuevamente hizo que su cuerpo reaccionara intentando lanzar golpes al aire, aunque fue en vano, porque ninguno de sus ataques logró llegar a la persona que la tomó. El grito se quedó atorado en su garganta, sentía tanto miedo en ese momento que cuando se volteó para enfrentarse a quien se ocurrió tocarla perdió el equilibrio y cayó al suelo golpeándose con fuerza las manos con las cuales intentaba amortiguar la caída.
Odiaba que la tocaran, lo odiaba…
La castaña sentía el cuerpo frío y estaba respirando con dificultad, ya en ese punto no podía aguantar las lágrimas por el dolor del golpe y cuando levantó la cabeza, a pesar de su borrosa visión, pudo ver a un chico de lentes polarizados con el cabello negro tomado y bien ordenado a un lado, al igual que todo su uniforme, además de una bandita pegada en su mejilla.
No sabía quién era pero aun así, se arrastró por el suelo intentando alejarse de él. No tenía fuerza en ninguna de sus extremidades, además que el temblor de su cuerpo había regresado, no podía levantarse para huir.
—¿Te encuentras bien?
Esa voz la conocía, pero estaba tan abrumada por tantas cosas que no podía pensar con claridad. El chico se intentó acercar, pero la chica aún se arrastraba con dificultad por el suelo intentando alejarse aunque terminó chocando con la muralla tras de ella, provocando la confusión del pelinegro.
El chico se sacó los lentes dejándolo guardado en el bolsillo superior de su chaqueta escolar, seguido de deshacerse del moño y arreglar su cabello en una forma en que la chica finalmente pudo reconocerlo.
—B-Baji…
Hotaru se cubrió la boca al darse cuenta que al decir su nombre se había delatado sola. Se le había olvidado aquel detalle que anoche el pelinegro le había quitado la mascarilla, pensó que sus reflejos habían sido lo suficientemente rápidos como para que nadie hubiera descubierto su rostro, pero al parecer no fue así.
Hasta ahora no se le había cruzado por la mente dejarse caer por la escalera, pero ahora era tentadora la idea.
Baji se colocó en cuclillas para estar a su altura mientras le veía muy asustada, causándole gracia porque la chica con la cual solía encontrarse en la ToMan suele enfrentarlo.
—Oye…
Y ante todo pronóstico, la chica no alcanzó a contestar nada porque perdió la consciencia y, si no fuera porque Baji alcanzó a tomarla, realmente hubiera caído por las escaleras.
—Eres molesta hasta para esto.
[...]
Se sentía extraña, cuando abrió los ojos solo podía observar el color blanco predominante del lugar, era lo único que podía reconocer a pesar de lo borroso de su mirada, aunque había un leve olor a desinfectante que le provocaba náuseas. Su madre, quien trabaja como enfermera, suele oler similar a un pasillo de hospital y en este punto de su vida le era desagradable.
Seguro alguien la trajo a la enfermería y se había perdido no sabe cuántas horas de clases por culpa del cansancio y seguro su madre la castiga por eso. Si recordaba todo lo que había sucedido desde ese día que había decidido escaparse, le daba ganas de cerrar sus ojos y despertar en esa mañana para evitar que eso sucediera.
—Despertaste—escuchar aquella grave voz la hizo despertar del entumecimiento y la fantasía de su realidad alterna donde nada de esto había sucedido. Volteo su cabeza a la derecha, encontrándose al idiota de Baji sentado en una silla a su lado con una expresión muy seria—, pensé que no despertarías nunca.
Oh mierda, que esto siga siendo un sueño.
