Hotaru empezaba a creer que todo esto era un sueño, no, más bien era como una pesadilla. La mirada que le daba el pelinegro era aterradora, tanto que si no fuera porque sus manos estaban bajo la delgada sábana de la camilla, ya hubieran delatado sus nervios; aun así, lo único que hizo fue regresar su cabeza y mirada al techo, acomodando su cabeza en la almohada mientras juntaba sus manos sobre su estómago para después cerrar sus ojos y empezaba a susurrar cosas.
—Esto es producto de mi imaginación, nada de esto está sucediendo, nada es real…
—¿Qué estás diciendo? Oye…—habló Baji confundido, sin comprender qué era lo que ella recitaba—, ¡Oye! ¿Qué te pasa idiota?
Él estaba claramente enojado, tomó el brazo izquierdo de la chica para moverlo en un intento de llamar su atención y que dejara de decir cosas como si quisiera convencerse de que este encuentro no estaba sucediendo, pero lamentablemente, era algo que ambos estaban viviendo y que ninguno de los dos deseaba.
—Eres una malagradecida—dijo mientras continuaba molestando su brazo—, mejor te hubiera dejado inconsciente en el pasillo.
—Eso hubiera sido bueno—susurró la chica, recibiendo un fuerte golpe de puño—, ¡Basta! Eres un bruto…
Aru aceptó su cruel realidad cuando decidió usar la poca fuerza que tenía para sentarse en la camilla mirando en definitiva al chico pelinegro quien estaba con una serie expresión apoyado en el respaldo de la silla con una pierna sobre la otra y sus brazos cruzados. Daba mucho más miedo fuera de la ToMan.
—No sabía que estudiabas aquí, Aru—mencionó aquel apodo con burla—, ahora sé porque tu rostro me era familiar.
—¿De qué hablas?—ella no entendía nada de lo que estaba sucediendo y la cosa empeoró cuando Baji le dejó sobre la camilla una barrita de cereal con una caja de jugo de naranja—, ¿Y esto?
—La enfermero lo dejó aquí para cuando despertaras—la chica los tomó algo avergonzada al pensar que tal vez tuvo que haber sido muy obvio que estaba débil por falta de alimento—. Una vez fuiste a mi salón de clases a dar una charla con una chica alta de cabello negro muy corto y ya que anoche vi tu cicatriz, te pude reconocer fácilmente en los pasillos.
Aru no dijo nada, principalmente porque estaba con la boca llena, pero tampoco tenía mucho que agregar porque no se acordaba de lo que decía, o sea, según lo que mencionaba Baji solo sabía que mencionaba a Eri el año pasado cuando se había cortado el pelo, pero a diferencia de él, ella no recordaba haberlo visto alguna vez.
Bueno, si era tan diferente en la escuela, iba a ser difícil que lo recordara.
—Me reconociste por la cicatriz…—a pesar de que fue una afirmación, el pelinegro asintió—, creo que ahora entiendes porque usaba la mascarilla para ocultarlo, en cierto modo quiero proteger mi identidad. Si tal vez hubieras pensado en eso, no hubieras sido un idiota ayer.
Y Baji tuvo que darle la razón, porque eso tenía mucho más sentido que toda la historia que se creó en su mente sobre Mikey intentando recordar ese maldito día de su vida, pero también era un maldito terco, así que no estaba conforme solamente con eso.
—¿Y de dónde conoces a Mikey? Porque él estaba muy decidido a aceptarte en la ToMan aunque no sepas pelear.
—Bueno…
Hotaru jamás creyó que tuviera que contar la historia de cómo había golpeado a una idiota que la acosaba otra vez, no es como lo hubiera dicho tantas veces como para cansarse, pero podía asegurar que si tenía que explicarlo una vez más, iba a odiar esa anécdota de su vida.
—¡¿Eso es todo?! ¿Por eso te unió?—su tono de voz era casi de indignación, nunca pensó que Mikey iba a aceptar a alguien así de fácil, bueno, no sabe de qué se sorprende si ese idiota a veces resultaba ser todo un misterio.
—¿Esperabas algo más?—ese idiota era un experto en joder a su orgullo, llegó a morder la bombilla de la caja de jugo para evitar insultarlo dentro de la escuela.
—La idea de que eras una espía era más emocionante.
Aru solo quería golpearlo, en teoría le debe un golpe por la que él le dio en el brazo, pero el fugaz recuerdo de ella dándole una parada anoche llegó a su mente haciendo que casi escupiera el jugo por la sorpresa y aun peor cuando se fijó en la bandita que tenía en el rostro, pero no mencionó nada por la vergüenza.
Baji, por su parte, ahora se sentía vacío porque su teoría conspiranoica de que Mikey buscaba torturarlo por la muerte de Shinichiro estaba momentáneamente descartada, porque aún no se confiaba de ella, pero al ver la marca de su rostro podía comprender el porqué de tanto misterio con su imagen, además, Haruchiyo también usaba una mascarilla para ocultar sus marcas.
En este punto se sentía como un idiota, así que debía aceptar sus errores.
—Lo lamento—dijo volteando la cabeza hacia un lado por la vergüenza que sentía al decir eso—, actúa como un imbécil ayer, pero en mi defensa, no puedo creer que uses un disfraz para asistir a las reuniones de la ToMan.
—Así no se dan disculpas sinceras, además, tú te disfrazas de nerd para venir a la escuela, ¿no es lo mismo?
—No juegues mis mismas cartas, inútil.
Y antes de que Aru pudiera levantarse para golpear a Baji, la enfermera entró a la habitación mirando a los dos muy molesta, aunque dirigiéndose más al pelinegro quien intentó fingir que no se había dado cuenta de la presencia de la mujer.
—Baji, te dije que fueras a tu clase.
Mierda, la clase de matemáticas. Hasta ese momento, a la chica se le había olvidado que se encontraba en horario escolar, intentó ver la hora en el reloj para ver si aún podía asistir a la clase, pero la enfermera pareció ver sus intenciones y se le acercó para detenerla antes de siquiera levantarse.
—Deberías quedarte hasta al menos la próxima clase, estabas muy agotado—dijo la mujer con un dulce tono de voz mientras le sostenía el hombro—, el que se debe ir es otro…
—Soy una buena persona, sacrifiqué mi clase de física por ella.
—¡Baji Keisuke! No voy a seguir justificando tus faltas a clases. El otro día hasta querías que te justificara por una astilla en el meñique.
—¿Y si esa astilla se iba por mi sangre y atacaba mi corazón? Usted no entiende mi miedo.
Aru no comprendía nada, pero le causaba gracia la discusión de Baji y la enfermera. Honestamente se sentía mejor, pero decidió hacerle caso a la mujer y recostarse nuevamente en la camilla a pesar de que se arriesgaba a ser castigada por una inasistencia. A su madre no le gusta que falte a clases, pero ella como enfermera debiera entender que estaba mal de salud.
—Vete Baji.
El pelinegro acomodó su cabello en una moña más floja, dejando caer incluso dos mechones de pelo al frente mientras mantenía una expresión de fastidio, al parecer no estaba de ánimos para hacer algo más producido.
—Gracias por traerme—dijo Aru un poco avergonzada de tener que agradecerle a la persona a la cual sentía odio genuino.
—Quiero decirte algo—respondió algo bajo pero con seriedad mientras terminaba de arreglarse—. Aún no me generas confianza, así que no creas que no dudaré de ti en cualquier momento.
Y Hotaru sintió que todo estaba como siempre.
[...]
El salón del club de teatro era un desastre y Chifuyu no comprendía nada de lo que estaba pasando, él solo observaba el mundo arder desde su asiento en una esquina del lugar; veía al secretario correr de un lado a otro llevando cajas de aquí y allá mientras la tesorera le gritaba a nada de explotar en llanto de frustración porque en su inventario le faltaban cosas que solamente ayer había contado.
En ese momento, el rubio recordó lo feliz que fue al haber visto a Yura llegar muy tranquila a su salón avisando al profesor que él tenía un permiso especial del director para faltar a la clase y ayudar al club, creyó haber vivido un milagro al ser salvado de la clase de biología, pero ahora al ver el desastre del club, tal vez le hubiera gustado haberse quedado repasando que era el reino fungi.
—Chifuyu, ¿podrías sacar las cajas vacías al pasillo?—preguntó con una dulce voz la vicepresidenta, la cual intentaba ocultar todo el estrés que sentía al tener que controlar a la directiva ella sola porque el presidente brillaba por su ausencia.
—Sí, no hay problema.
Chifuyu empezó a realizar su tarea, evitando ir a la esquina donde el secretario y la tesorera se encontraban gritándose mutuamente. En una realidad alterna, él aceptaba su suspensión y solo hubiera tenido que soportar castigos hogareños y gritos de su madre, pero ya era muy tarde para eso.
—Oi Chifuyu.
—Baji-san, ¿Qué hace aquí?—preguntó confundido Chifuyu, aunque feliz de ver a su querido amigo y compañero llegar por el pasillo con una sonrisa.
—No quería regresar a clases y pasé por tu salón para ver si querías escaparte de clases, pero ya que no estabas supuse que estarías aquí—dijo el pelinegro al afirmarse al lado de una de las ventanas mientras escuchaba y veía a la directiva gritarse dentro del salón—, ¿Que sucede aquí?
—El director les consiguió una presentación al club para el próximo fin de semana, por lo que deben ensayar, pero parece que se ha perdido parte de la escenografía y todos están en pánico—dijo como si realmente no le importara—, ¿No fuiste a clases?
—Sucedió algo…
Baji fue ambiguo con su respuesta, decidió guardarse los detalles de lo recién sucedido hasta más tarde, cuando no tuviera los gritos de la directiva de fondo y no tuviera una conversación intermitente con el rubio quien entraba y salía del salón cada segundo con cajas.
Sentía lástima por él.
[...]
Aru observaba el blanco techo de la enfermería mientras intentaba recordar todas las veces en las cuales se ha enfermado y ha tenido la oportunidad de descansar aunque no podía asegurar que esto se considere un descanso, pero si era como un receso de sus actividades diarias. La verdad, estaba tan acostumbrada a sentir malestares por culpa del estrés y ansiedad que no los dejaba pasar para seguir haciendo lo que debía.
Estaba tan metida en sus pensamientos que llegó a saltar en su lugar cuando su celular vibró en el bolsillo de su chaleco, ya pensaba que Yura se había demorado mucho en preocuparse por ella; pero cuando sacó el móvil para revisar que había recibido, todo se volvió una mierda.
DingDing: Así que…¿ahora eres parte de la Tokyo Manji? La traición, Aruchan.
—Ese nombre de mierda…—insultó a lo bajo mientras cerraba su celular y lo guardaba en el bolsillo de su chaleco mientras pasaba sus manos por su rostro en clara frustración.
Ese idiota lo sabe…
Aprovechando que la enfermera tuvo que salir a una emergencia en el patio, decidió levantarse lista para ir a hablar con Yura. Realmente creyó que ella iba a respetar su decisión de no decirles a sus primos, pero al parecer era una experta en hacer todo lo contrario a lo que se le dice y obviamente no iba a mantener su boca cerrada. ¿Y si bloqueaba el número? No, si hacía eso era probable que tuviera a ese idiota en su casa contándole a su mamá que lo trataba mal.
Gracias a la poca comida y unos suplementos de vitaminas que le habían dado, ahora tenía la energía suficiente para subir hasta el tercer piso hacia el club de teatro para tener una seria conversación con su amiga que no sabe respetar lo que ella dice.
Y a medida que subía, recibió otro maldito mensaje del mismo idiota.
DingDing: No me gusta que seas parte de la Tokyo Manji, pero llámame cuando estés en problemas, estaré ahí para ti.
—¿Y este idiota quien se cree?—preguntó frustrada mientras intentaba ignorarlo, queriendo guardar su celular nuevamente pero recibiendo otro mensaje—, ¿Ah?
DingDing: Siempre estaré ahí, así que dile a ese pelinegro que a la próxima que te golpee, lo voy a matar.
No se refería a lo de anoche, ¿verdad? Ni siquiera se lo contó a Yura, en más, no pensaba contárselo porque sabía que le terminaría contándole a todo el mundo y hasta le diría a su madre para que la encerrara para no salir lastimada; estaba molesta, creyó que saber que Baji y tal vez otros miembros de la ToMan ahora saben la identidad que había intentado proteger ya era lo suficientemente malo, pero que esos idiotas sepan su puesto de miembro honorario en la Tokyo Manji, era aún más frustrante.
Entiende la preocupación de Yura, pero sentir que dependía de alguien más para estar bien le molestaba, era como si nadie pudiera confiar en ella.
—Ay no…—y para más remate, cuando llegó al tercer piso y se acercaba al salón, estaba Baji en el pasillo con su típica pose de brazos cruzados pero al parecer riéndose de un Chifuyu quien parecía que se le había acabado el aire—, definitivamente este no es mi día.
—Oh, Ar…¡Hotaru!—se corrigió Yura rápidamente cuando salió del salón y vio a su amiga a un lado, acercándose a ella con preocupación por saber cómo se encontraba, aunque asustada al ver que la chica no pudo controlar su expresión molesta con ella—, ¿Sucede algo?
—¿Hotaru?—preguntó Baji confundido— Oh, ya entiendo. Aru de Hotaru.
—¿Aru? ¿La de la ToMan?—y para no ser suficiente con todo, el pelinegro se había dado cuenta del detalle obvio que a Chifuyu se le había pasado el día en que se presentaron…
Y entre los cuatro presentes en el pasillo se quedaron en silencio, escuchando solamente la discusión entre la tesorera y el secretario que aún gritaban sobre cosas del inventario. Baji solo podía reírse mientras Aru quería golpearlo porque a él le había valido una mierda lo que ella dijo sobre resguardar su identidad, bueno la verdad es que en este punto ya no importaba, nadie respetaba nada de lo que ella dijera.
—¿Él también es de la ToMan?—preguntó Yura en un casi susurro a la chica, aunque no pasó desapercibida por los dos chicos quienes intercambiaron miradas confundidos.—Eh…no debería haberme metido con eso.
—Gracias por darte cuenta—respondió con sarcasmo Aru recordando los mensajes que había recibido hace un rato—, tú y yo hablaremos más tarde.
Yura se quedó en silencio al lado de su amiga revisando su propia lista de cosas que necesitaba mientras que Chifuyu aún intentaba analizar lo que estaba sucediendo frente a sus ojos.
—Pensé que iba a ser un poco obvio por lo de ayer—dijo la castaña riéndose algo avergonzada ante el confundido Chifuyu—, entre el nombre y este idiota quitándome la mascarilla…
—No alcancé a ver tu rostro, creo que nadie más que Baji-san pudo verlo—respondió el rubio tranquilizando el alma de la chica—, y sobre el nombre…la verdad es que no me fijé mucho, me quedé más con lo que había dicho Yura sobre tus notas.
—Oh, hablando de notas—agregó Yura a la mitad de la conversación—, dieron las notas del examen de matemáticas y bueno…solo te fue un poco mal.
—¿Qué? ¿Eres una idiota también?—se burló Baji al escucharla—¿Qué tan mal le fue?
—Tuvo 5 malas de 20—respondió Yura algo molesta por la reacción del pelinegro.
—Oh…pero yo suelo tener 20…
—¡¿Buenas?!-le interrumpió la chica muy sorprendida.
—Malas—agregó Chifuyu burlándose de su capitán.
Las dos chicas intercambiaron miradas confundidas mientras los dos chicos peleaban entre sí, más bien, era Baji intentando golpear a Chifuyu por haber mencionado el tema de sus notas. El timbre del receso sonó interrumpiendo a quienes por poco desatan una batalla a muerte de golpes y llamando la atención de Aru quien estaba perdida en el tiempo.
—Voy a ir a buscar las cosas al salón, ¿necesitas algo?—Y aun a pesar de todo, la castaña seguía siendo una buena amiga para Yura.
—¿Podrías comprarme un chocolate? Debo quedarme aquí a arreglar esto y ya estoy muy estresada, tengo que todavía buscar un reemplazo para Takano. Chifuyu, tu puedes tomarte un descanso.
El rubio aceptó la propuesta, pero prometiendo quedarse cerca por si lo necesitaban de nuevo y, por ende, Baji también se había quedado ahí mientras observaban a Aru irse sin decir nada.
—No se me había pasado por la mente que podría ser la misma Aru de la ToMan—dijo Chifuyu en su defensa—, cuando la conocí parecía ser una chica muy amable y según decía Yura era la segunda mejor de la clase, así que no me la imaginaba como parte de una pandilla.
—¿La segunda mejor?
—Tiene las mejores calificaciones del salón, entonces…¿Baji-san?
[…]
Aru caminaba a paso lento por los pasillos mientras analizaba los mensajes que había recibido. Ella no sabía si Yura realmente había hablado con sus primos sobre ella y la ToMan, era su amiga, su confidente, ¿qué sentido tendría traicionar su confianza? ¿Qué ganaría? No era una coincidencia que casualmente él le hablara luego de que le contara su situación a Yura. ¿Y si realmente habló con ellos?
—Oye…—Hotaru se volteo ante la reconocida voz que había resonado por el pasillo, el cual era Baji quien se acercó rápidamente a la chica muy agitado, como si hubiera corrido una maratón—, necesito pedirte algo.
Hubo un corto silencio que solo sirvió para que Aru intentara analizar qué es lo que estaba sucediendo en tiempo real.
—¿Qué cosa? —preguntó algo dudosa, sintiendo miedo de lo que pudiera decir el pelinegro de moña.
—Chifuyu está algo ocupado con el tema del club de teatro y él habitualmente me ayuda a estudiar y…—se detuvo un momento a respirar profundo para aclarar sus ideas porque ya se estaba arrepintiendo de lo que estaba por hacer.— Más o menos en dos semanas tengo un examen de matemáticas y ya que parece que a ti te va bien, ¿no podrías enseñarme? Solo necesito aprobar, no necesito tener la mejor calificación.
En ese momento todo se sintió extraño, más bien, Aru sentía esto como un extraño deja vu, porque podía asegurar que en algún momento estuvo en una posición parecida a la de Baji.
—No, ¿por qué debería?—intentó imitar la firmeza con la que él le había respondido esa noche.
—Porque podríamos hacer un trato, yo te enseño a pelear y tú me ayudas con matemáticas.
Hotaru se consideraba una persona sencilla y muy fácil de convencer, porque a pesar de que era una propuesta de mierda, para ella era una excelente idea. Ver pelear a Baji fue un show espectacular y cuando le preguntó si podía enseñarle es porque realmente quería aprender de él y ahora se le presentaba la oportunidad…
Era realmente fácil de convencer.
—Bien, pero vamos a seguir el horario que yo quiera y, si me llegas a estresar, te voy a dejar a tu suerte.
—Lo bueno es que si tú me estresas, puedo golpearte.
—Si vuelves a golpearme y puedes asegurar que no vas a aprobar tu examen,
Baji sonrió en forma de burla por el intento de amenaza por la chica. Estaba pensando en matar dos pájaros de un tiro, porque el tiempo que podía pasar con ella también le iba a ayudar para determinar si era confiable o no, además podría intentar salvar su calificación en matemáticas.
