SUEÑO DE UNA NOCHE DE INTERNADO

Tokyo, Japón

Lily y Paola, un par de amigas que se conocieron obligadamente porque ambas se habían metido hace cinco años a estudiar Medicina, y fue entonces que el sexto año de prácticas en el Hospital, quedaron en el mismo grupo y descubrieron su gran afinidad, lo que no pudo evitar una gran amistad.

Lily del Valle: era una linda chica originaria de México, con un largo cabello castaño que la hacía notar a donde fuera. Su sueño era ser neurocirujana. La alegría y ternura que ella destilaba la llenaban de elogios de sus pacientes y compañeros.

Paola Shinobara: una chica germano-japonesa, de ojos verdes profundos, atractiva aunque ella no lo quisiera aceptar. Tenía la meta de ser psiquiatra al salir médico. Su fuerte temperamento contrastaba con la tranquilidad de su amiga.

Bueno, habiendo hecho las presentaciones, dejo al fin que ustedes conozcan la dura vida de ambas en la Medicina y de cómo un día, sin que siquiera pudieran imaginarlo, ésta les habría abierto unas posibilidades que creían cerradas, las posibilidades del corazón (y que conste que no me refiero con eso a Cardiología XD).

-Qué de la chin...me lleva la mi... –se escuchaba protestar dentro de la habitación de médicos internos- Pero me las va a pagar, maldito residente hijo de su tía Petunia...

-Eh...Paola –la interrumpió su amiga, entrando rápidamente y cerrando la puerta- Ya cállate o te van a escuchar, no sabes la de groserías que se están oyendo allí afuera...

-¡Que me escuchen si tienen oídos! –exclamó Paola furibunda, haciendo un ademán de "no me interesa" con el brazo- ¡Estoy harta de esto! De este hospital, de estos médicos, de estos pinches residentes...¡si por mi fuera me largo y no vuelvo!

-Yo diría que estás en un estado "post-turno" así que relájate y cuéntame qué pasó –trató de calmarla Lily, sentándose sobre la cama de debajo de la litera que tenían allí

-¡El cretino ése del jefe de residentillos! Metió la pata administrándole Penicilina a una paciente que se internó ayer, cuando bien clarito en la historia está "ALÉRGICA A LA PENICILINA" –contó Paola enojada- ¡Y ahora resulta que para el jefe de Guardia la culpable soy yo!

-¿Te castigó? –preguntó Lily apesadumbrada

-Sí... –respondió su amiga decepcionada- Tengo taaaaaaaanto sueño y el desgraciado me puso turno hoy también. Y como para variar, el desdichado de Kato le pidió que me cambie de guardia, que "porque conmigo no se puede"

-No le hagas caso ¿y a qué guardia entrarás?

-A la tuya –contestó Paola, alguito más animada- Al menos algo bueno saqué de esto

-¡Qué bien! Y con eso...con eso estarás en la guardia de mejor no digo quién –insinuó Lily con una sonrisa pícara que hizo sonrojar a su amiga

-Lily... –amenazó Paola- Mejor no sigas o le voy a decir al médico de mi guardia que te gusta mucho

-No te atreverías...

-A que sí, no por nada soy una Shinobara

-Por cierto –cambió el tema Lily, antes que su amiga cumpla con su desagradable amenaza- ¿Cómo está tu primo? La última vez que me contaste de él creo que estaba enfermo

-Ah...el pobre Touya (aunque Lily tenía otro concepto de él ;) ) –explicó Paola- Está tan ocupado con los negocios de mi familia que el stress lo está matando

-Deberías decirle que descanse un poco

-Se lo dije, le conté de las maravillas que me hablaste de Cancún, pero él dice que primero está nuestro bienestar...

-¿Sólo de ustedes dos? Nunca me contaste del resto de tu familia –recordó Lily curiosa

-Ah, pues...porque no es nada interesante, ya sabes –comentó Paola restándole importancia- Touya, yo, sus padres y yo, bueno, los quería como a mis padres, ellos murieron y pues todo quedó en manos de Touya y yo me fui con él, entonces somos como hermanos y...ya, eso es todo

-¿No tienen más familia?

-Lily, no todos somos como tu familia: no nos reproducimos como conejos –aclaró Paola divertida, sentándose junto a su amiga

-Para que te lo sepas –se hizo la ofendida Lily- No somos tantos como para merecer el comentario, gracias...

-Pero son más que Touya y yo

-Pienso que Touya y tú no son los únicos y que debes de tener familia en algún lado más ¿qué me dices de tus padres?

-Ya te lo dije: ellos se desligaron de mi y yo de ellos, entonces me quedé con Touya

-¿No hay nadie más? –indagó Lily curiosa

-No, te lo repito –añadió Paola impaciente- Somos sólo dos

-Psss –bufó Lily incrédula- No puede ser que sean tan poquititos

-¡¡Shinobara! –se escuchó un reclamo al otro lado de la puerta- ¡¡Hay pacientes y tú descansando!

-Pedazo de... –murmuró Paola enojada, poniéndose de pié- Bueno, nos vemos más tarde

-Contrólate –le pidió Lily antes de verla marcharse dando un portazo

Tomó una revista de la mesita de noche que tenían. Hace tres días que la había comprado, pero por su falta de tiempo no había podido siquiera leer los titulares. Hojeándola detuvo la mirada en una noticia que comentaba que los seleccionados japoneses se encontraban concentrados para prepararse en vistas el próximo mundial sub-23 que se realizaría en Qatar (esta parte, dedicada a mi Vasco UU). Miró con especial cariño la fotografía de uno de los porteros japoneses, uno que había llamado su atención desde su llegada a Japón, cuando siguiendo las noticias locales del deporte que más les fascinaba se enteró la existencia de ese atractivo nihon-jin.

Las horas pasaron y el hospital se fue vaciando, al menos de personal de salud, porque sólo iban quedando los que estaban de guardia esa noche. Lily y Paola se encontraban descansando detrás del gran mesón de mármol de enfermería de Emergencias, con los pies sobre la mesa.

-¿Y qué tal? Supongo que Kato no te dijo más –le preguntó Lily curiosa, chupándose un caramelo de frutilla (si quieren que sea una "Colombineta")

-Bah... –respondió Paola fastidiada comiéndose uno de los chocolates con maní que tanto le gustaban (ja, se parecen a mis respuestas)- El idiota se sonrió triunfal y le dijo a Nanito que se haga cargo de mi de ahora en adelante...

-Aghh...jajaja –se atragantó Lily de la risa- ¿"Nanito"? Desde cuándo lo llamas así, jajaja

-¿Puedo continuar o te vas a seguir riendo de mi? –se indignó su amiga sonrojada

-Lo siento, lo siento –trató de tranquilizarse Lily, aguantando la risa- Continúa

-Él cree que soy una irresponsable y que conmigo no va a poder seguir haciendo guardias –prosiguió Paola aun sonrojada, metiéndose a la boca 2 chocolates al hilo

-Yo no creo eso –opinó sonriente un muchacho de ojos negros y piel blanca, apoyando los codos sobre el mesón de mármol, provocando que Paola se atorara- Creo que eres muy capaz y que los 3 juntos nos divertiremos más en las guardias...

-Je...hola doctor –saludó Paola nerviosa, mientras Lily aguantaba la risa

-¿No le parece que el doctor Ashira fue muy injusto? –indagó Lily haciéndose la desentendida

-Sí, pero ya saben cómo es él –respondió el muchacho, encogiéndose de hombros

-Es mi trauma –comentó Paola molesta- Y eso que estoy en Trauma-tología...

-Jajaja –se echaron a reír sus acompañantes, mientras Paola los miraba sonrojada

-Bueno, ya saben, si llega algún paciente me avisan –les dijo el residente, enderezándose- Estaré en mi dormitorio por si me necesitan

-No se preocupe –contestó Lily sonriente- Si lo necesitamos...Paola lo irá a buscar

Paola le lanzó una mirada de odio a su amiga y luego, fugaz como la luz, cambió el gesto a una sonrisa para despedirse del joven médico.

-Jajaja, creo que pediré que le bajen a la calefacción –comentó Lily divertida- Estás rojísima, jaja

-¿Te parece gracioso? –se quejó Paola malhumorada

-Vamos Paola, sería bueno que le dijeras que te gusta...

-Sí, eso cuando tú le digas a quien ya sabemos lo tuyo –la desafió su amiga

-Claro, como yo me llevo tan bien con él como tú con "Nanito" –se burló Lily- Míralo, hasta se alegró de que estés con nosotros

-Lo dijo por pura cordialidad

-Cordialidad mis medias –concluyó Lily, sentándose bien sobre su silla- Me trago un termómetro si no eres correspondida por él

-Mira Lily –puntualizó Paola, enderezándose- Yo sabré cuándo es el momento correcto de decir lo que siento, y a quién...

-Doctoras –las interrumpió una enfermera- Acaba de llegar un paciente

-Voy yo o vas tú –preguntó Lily

-Vé tú, yo estoy bien aquí gracias –respondió Paola con frescura, volviendo a acomodar sus piés- Recuerda que ayer estuve de guardia

-Ok, ok, sólo por eso –advirtió Lily, negando con la cabeza divertida

Se encaminó hacia uno de los cubículos, donde se encontraba sentado sobre la camilla un muchacho alto, delgado, de cabello algo largo, que a Lily se le hizo conocido.

-Buenas noches –saludó cordialmente- Dígame en qué puedo ayudarlo

-Eh...buenas noches doctora –contestó el muchacho con una pequeña reverencia- Hace unos minutos tuve una mala caída y creo que me lastimé la mano

-A ver, veamos –dijo Lily, acercándose a él, notando que evidentemente él tenía la muñeca de la mano derecha algo inflamada- ¿Le duele cuando la mueve?

-Sí, ni siquiera puedo tocarla –explicó el muchacho adolorido, mientras Lily tomaba suavemente la mano afectada y la movía con delicadeza

-¿Qué pasó? ¿ya te atendieron? –se escuchó una altanera voz detrás de la muchacha

-Joven, ya le dije que no puede entrar, el área es sólo para pacientes –protestaba indignada la enfermera

-Je, no importa Midori –le dijo Lily sin voltear- Deja que se quede

-Pero doctora... –trató de replicar Midori

-Ya te dije que... –pero Lily no pudo seguir, al voltear notó que nada más y nada menos que Genzo Wakabayashi, su ídolo japonés, estaba parado justo detrás de ella

-¡Auch! –exclamó el otro muchacho, ya que con la sorpresa Lily le había movido la mano exageradamente

-Ups, lo siento –se disculpó Lily nerviosa, soltando al joven- Cre...cre...creo que tendremos que sacarle una radiografía para saber si no hay fractura

-La verdad no lo creo –afirmó el afectado levantándose de la camilla- Si vine fue porque los exagerados de mis compañeros creen que es algo grave, pero me conozco, sé que con una buena fricción y unos analgésicos mi mano estará bien para mañana

-Ahora resulta que tú eres el médico –alegó Genzo sarcástico- Mejor siéntate donde estabas y deja que la doctora haga su trabajo

Ante tal denominativo Lily se puso colorada, aunque no sabía el por qué de tanta vergüenza.

-Ahora vuelvo –dijo Lily, saliendo del cubículo después de notar que Genzo la miraba fijamente, aunque de reojo

Se acercó rápidamente al mesón donde su amiga seguía disfrutando de su descanso.

-Paola, vé a llamar a Fernando, hay un paciente –contó rápidamente

-Psss, ya lo sé –bufó Paola aburrida- Vé tú, yo ni pienso ir hasta su habitación

-Porfis –rogó Lily

-Hagamos una cosa, mejor que vaya Midori, mientras vamos a ver a tu "paciente difícil" –propuso Paola tranquilamente poniéndose de pie y encaminándose hacia el cubículo indicado, tomando en la mano su estetoscopio

Cuando llegó, Genzo iba de salida buscando a Lily. Sus miradas chocaron y fue como fuego que se sintió en todo el lugar. Ambos enarcaron una ceja con sorpresa y se mantuvieron la mirada por unos segundos.

-Buenas noches –saludó Genzo secamente, desviando la mirada

-Buenas –respondió Paola de mala gana mirando en otra dirección

-Paola –le murmuró Lily- El paciente está adentro, le dije que tendríamos que sacarle una radiografía

Su amiga corrió la puerta deslizable y entró, mientras Lily se quedó afuera. El muchacho volteó y se quedó gratamente sorprendido al verla.

-Buenas noches doctora –saludó el muchacho sonriendo

A Paola tal gesto la ruborizó y trató de controlarse.

-Bue...buenas noches –saludó Paola tratando de mantener la serenidad- Como le dijo mi colega (jaja, ya se hizo la "doctor") es necesario que le saquemos una radiografía

-Mire –aclaró el muchacho- Sé que esto no es gran cosa, si vine fue por insistencia de mis compañeros, yo no siento más que dolor

-Ah ¿nada más? -se burló la muchacha

Se escuchó correr la puerta, el residente ingresó delante de Midori y Lily.

-Vaya sorpresa, lo que menos hubiera esperado esta noche, y miren que esperaba quemados, accidentados o incluso suicidas –comentó el joven médico- Era que se presentaran los famosos jugadores de la selección japonesa

-Si vinimos fue porque estábamos aquí cerca cuando ocurrió el incidente –contó Genzo

-¿Y qué fue lo que pasó? –preguntó Fernando, mientras revisaba la mano del muchacho

-Estábamos jugando por aquí cerca y sufrí una mala caída

-Tendremos que sacarle...

-Sí, ya sé, una radiografía, ellas ya me lo dijeron...

-Pues sí, señor Wakashimazu –alegó el médico, cambiando el tono afable por uno más serio ante la altanería del portero japonés- Es necesaria una placa radiográfica

-El doctor Fernando verá luego el tratamiento necesario –añadió Lily

-¿Fernando? –preguntó Genzo extrañado- Su nombre no es...común por aquí

-Soy argentino –respondió el muchacho- Pero eso es lo de menos, ¿está de acuerdo o no?

-No –contestó Ken decidido

-Bien, Lily –dijo el residente, soltando a Ken- Haz el favor de tomarle todos sus datos, signos vitales y colocas en la historia una nota en la que el señor deslinda de toda responsabilidad al hospital por su decisión

-Sí doctor –contestó Lily de mala gana

-Paola, ven conmigo por favor –le pidió el médico saliendo seguido por la mirada de los porteros japoneses

-Te pasaste –le recriminó Genzo a Ken, una vez que se fueron y sólo quedó Lily

-El médico de la selección me hubiera atendido, por qué no esperaron

-El doctor es un gran traumatólogo –defendió Lily frunciendo el entrecejo

-Disculpe, yo... –se avergonzó Ken, pero la muchacha fingió demencia y lo ignoró de plano

Cuando salieron del cubículo, Fernando se dio cuenta que había otro paciente esperando, así que él y Paola se dirigieron hacia el mencionado. Mientras el médico le hacía una serie de preguntas sobre las razones de su lesión, ya que tenía un esguince de tobillo, como indicaba el protocolo Paola le tomaba la presión arterial. Pero, mientras cumplía con su labor, ella miraba distraídamente hacia el cubículo donde estaban Lily y los demás.

-Eh...Paola –se escuchó llamarla al médico residente

-¿Ah? –murmuró la muchacha, sin dejar de mirar curiosa al cubículo de donde momentos antes había salido

-Señorita –comentó el paciente, con un dejo de dolor- N...no creo tener la presión tan alta

-¿Ah? –volvió a murmurar Paola reaccionando, dirigiendo al fin su mirada hacia el tensiómetro que el hombre tenía en el brazo, percatándose recién que la aguja del manómetro señalaba ya 300 mmHg. Obviamente el pobre paciente tenía el brazo morado y su gesto de dolor incrementado- ¡¡Ay, cuánto lo siento!

Rápidamente le quitó el instrumento y llovió en disculpas al pobre hombre que se frotaba el brazo adolorido.

-Paola –le dijo el médico con voz de pena- Mejor vé a descansar, sé que ayer estuviste de turno y...

-Pero no doctor –trató de explicarse Paola- No es que esté cansada, me distraje y eso, pero...

-Paola, vé a descansar, es una orden –dijo el muchacho decidido

La joven suspiró resignada, volvió a disculparse con el paciente y salió del cubículo, topándose entonces con una sonrojada Lily que salía del cubículo de enfrente.

-Gracias por todo doctora –le dijo Ken, acercándose con una sonrisa- Y lamento el mal momento que les hice pasar

-Eh...no, no fue nada –contestó Paola nerviosa, mientras veía de reojo cómo Lily se acomodaba y reacomodaba el cabello detrás de una oreja

-Ah, ¿ya se van? –preguntó Fernando algo molesto

-Sí, gracias por todo doctor –dijo Genzo educadamente, con una reverencia

-Le prometo que si el médico de la selección ve necesario me tomaré la radiografía con la que tanto insistieron –comentó Ken con algo de sorna

-Es un imprudente –masculló Lily malhumorada

-¿Perdón? –preguntó Ken algo ofendido, enarcando una ceja

-Nada, nada –lo despreocupó Lily avergonzada

Paola se despidió con una tímida sonrisa y se dirigió a su habitación, seguida por Fernando, que iba a poner las notas correspondientes en su historia clínica. Ken le devolvió la sonrisa a la muchacha y salió.

-Muchas gracias doctora –dijo Genzo sinceramente a una Lily sorprendida

-No fue nada, ya sabe, es nuestra labor –respondió la joven tratando de no parecer incómoda

-Ya lo sé –aclaró el muchacho- Y la verdad con doctoras como usted, cualquiera caería encantado en el hospital...eh, lo siento, no quise...

-No, no se preocupe –lo disculpó Lily, más roja que nunca por el coqueto comentario

-Bueno pues, buenas noches –se despidió Genzo, marchándose luego de dedicarle una reverencia

-A...adiós –contestó la muchacha, suspirando mientras él se marchaba

-Debería dejar de suspirar así –le aconsejó una voz cerca de ella- Hay otros pacientes que atender, por ejemplo, el pobre hombre al que su amiga casi le necrosa el brazo XD (o sea, casi se lo mata al cortarle la circulación, jaja)

-¿Qué?

-Así como oye –aclaró la enfermera divertida- Por andar chequeando a los muchachos ésos que salieron, se distrajo y ahora el paciente no quiere ni ver el tensiómetro XD

-Mejor voy a verlo –contestó confundida Lily rápidamente

Cuando por fin la sala de Urgencias quedó vacía, Lily fue a darle una visita relámpago a su amiga hasta su habitación, que quedaba en el mismo piso. Entró y vio a Paola echada sobre su cama, mirando detenidamente el techo. Su amiga se sonrió y se acercó a ella, apoyándose sobre el colchón de la cama de la litera de arriba, donde Paola dormía.

-¿En qué piensas?

-¿Eh? ¡ah, Lily! Eres tú –contestó Paola adormilada

-¿Sabes dormir con los ojos abiertos? –se burló Lily- O de plano estabas pensando en tu "trauma"

-No, no pensaba en él –aclaró su amiga seriamente- ¿Por qué la duda?

-Óyeme, te ves muy preocupada, ¿pasa algo? –preguntó Lily nuevamente, dejando la risa

-Pssss, no es nada, no me hagas caso –dijo Paola, dándole la espalda a Lily

-¿Te puedo ayudar en algo?

-No, gracias de todos modos...

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Notas:

Fic escrito en varios, varios meses por Lily de Wakabayashi y Tsuki W. (aunque nadie quiera creerlo)

El siguiente fic recopila muy brevemente algunas anécdotas vividas en el Internado por las autoras. Los personajes pueden ser de nuestra creación, a excepción claro de los hechos por Yoichi Takahashi, o ser personas de carne y hueso. A estos últimos se les agradece prestar sus nombres (aunque de hecho no lo sepan