El error de Jiang Cheng
De verdad que no los soporta. Es lo más estúpido a lo que se ha sometido alguna vez y no encuentra razón para tolerarlo.
—No te atrevas a juzgarme de nuevo ¿me entiendes? —Wei Ying está parado al centro de la carpa que comparte con Jiang Cheng, tiene a ChenQing en la mano derecha y apunta con ella a los dos jades gemelos. No. Solo le apunta a Lan WangJi, Zewu-Jun, por otro lado, parece desesperado por hacer algo. Lo que sea.
Jiang Cheng también lo desea. Está harto de que en cualquier lugar que se encuentren, tanto su hermano como el Segundo hermano Lan decidan ignorar la guerra para dedicarse a pelear. A veces incluso extraña las miradas anhelantes y pegajosas que se daban en el Descanso de las Nubes hace unos años.
—¡Wei Ying! —La voz de HuanGuang-Jun es baja, ronca y parece provenir de lo más profundo de su ser. Es la voz de alguien que no dará un paso más de margen. Firme, inamovible de su sitio—. No es un juicio sino un hecho.
Sí, el cultivo demoníaco podría ser una mala idea, pero les estaba ayudando a ganar la guerra. Una que antes parecía simplemente una competencia por resistir al inminente avance de la secta Wen y su dominio del mundo del cultivo. No estaban peleando para ganar, ni para derrotarles, simplemente para evitar su avance. Desde que Wei Ying había regresado, las cosas eran diferentes.
—DiDi, no creo que esta sea la forma de discutir —Zewu-Jun ofrece a su hermano una sonrisa cálida, junto a una mano tranquilizadora en su hombro. Jiang Cheng sabe que aquello sólo sería una tregua, está es la cuarta pelea en cinco días.
—No es una discusión —espeta Wei Ying, apretando aún más su flauta, convirtiendo su enojo en girones de energía Ying alrededor de sus dedos.
—Yo creo que sí —no puede permitir que estos dos arruinen a largo plazo toda la guerra. Debe ser definitoria la tregua o la destrucción.
Pasando frente a su hermano y tomando al Primer Jade de Lan por extremo de una manga para llevarlo hacia afuera, Jiang Cheng determina que si va a ser un líder de secta tendrá que ser implacable, de manera que nadie se comporte como un chiquillo en frente suyo. No tolerará ningún tipo de chantaje o drama innecesario.
—Van a pasar la noche aquí. En la mañana espero que hallan tomado una decisión sobre su disputa. —Antes que uno de los dos involucrados pueda responder, arrastra al otro líder de secta afuera y con un talismán sella por completo la entrada de la tienda. Ahora hay un campo de energía al rededor. Podrán rasgar la tela peleando, pero igual pasarán las próximas horas compartiendo el mismo espacio.
Están en medio de una guerra, si se comportan como niños, va a tratarlos como tales.
—Líder Jiang, ¿no es un poco exagerado? —Zewu-Jun estaba mirando la tienda con diversión.
—Usted ha sido tan testigo como yo de la relación de esos dos. Prefiero que vuelvan a sus extraños comportamientos de antes, no que se sigan peleando cuando necesitemos concentrar nuestras fuerzas contra la secta Wen.
Lan Xichen no se atreve, o no quiere rebatir sus pensamientos. El primer jade se ha caracterizado siempre por su actitud pasiva, poco dada a la confrontación, y eso resulta positivo en un momento tan decisivo. Tal vez porque él también sabe ... O lo imagina. Discutir sobre sus hermanos debería ser el paso a seguir, pero Jiang Cheng no quiere ser quien haga la pregunta definitoria.
No es que sea un mojigato, o tenga algo en contra de ciertos hombres, es solo que el desconocimiento total de lo que implica lo aterra. Tendrá que hacer sus propias investigaciones, sea que Wei Wuxian y Lan WangJi se arreglen o no, pueda ser que a su querido segundo al mando se le ocurra traer a otra cara bonita de fuertes brazos a su casa; y tendrá que estar preparado para ello.
—Líder Jiang —la voz suave de Lan Xichen se cuela entre sus desastrosos pensamientos—, ya que mi hermano ha tomado su tienda ¿podría ofrecerle la mía? Ya ha sido preparada para dos personas y en vista de que se ha interrumpido nuestro consejo de guerra, podríamos retomarlo.
¡El Consejo! Los malnacidos se han quedado con sus cartas y sus mapas dentro. Se masajea el puente de la nariz tratando de no explotar, sí fue impulsivo, pero se debe a que esos dos no pueden mantener una disputa amorosa en medio de una guerra de esa manera. Al menos ZeWu-Jun parece inmune a ideas como esa, manteniendo las formas.
Dando un ligero asentimiento, sigue al otro hombre a través de las tiendas de sus subordinados, donde alguna caras se mantienen atentas a lo que ocurre entre ellos. Seguro que una disputa entre el clan Jiang y el clan Lan es un chisme interesantísimo en medio el tedio de la guerra. Son las sectas más pequeñas, con poder militar limitado y asoladas por completo por el clan Wen, lo único que les mantiene en pie son sus reputaciones.
Llegando a la tienda que lidera al clan Lan las caras curiosas desaparecen. El ambiente aquí es tan pacifico y bien distribuido que hace sospechar que intentar fundar su propia aldea en la planicie despejada que han escogido para asentarse. Algunas personas saludan al líder de secta y por extensión a Jiang Cheng mientras caminan. Para sorpresa de muchos, algunos de los habitantes de esta aldea improvisada son mujeres vestidas de blanco, con cintas igual de pulcras ordenando sus cabezas y miradas suaves, todas llevan al cinto una espada.
—Nuestras hermanas y tías dejaron su lado de la montaña para ayudarnos en la guerra —le explica ZeWu-Jun al verle tan sorprendido—. El clan Wen también destruyó esa parte de la secta, pero ellas tienen caminos y accesos secretos que nadie más conoce, por lo que estaban más a salvo que nosotros. Incluso salvaron reliquias importantes. El tío se enojó en un principio pero la tía Xin le recordó que él solo tenía potestad sobre el área de los discípulos masculinos.
Jiang Cheng no quería preguntar, pero la lengua le picaba ¿aquella tía era una hermana de Lan Qiren o su esposa? Si era lo segundo, podía sentir un poco de diversión por la cara de aquel hombre siendo regañado por su esposa en frente de su líder de secta, que además era su sobrino.
—¿Tienen experiencia en la lucha? —Pregunta en cambio. No queriendo entrar en las pesquisas de una familia que no es la suya.
—Oh, sí. Tienen el mismo entrenamiento que nosotros y se cultivan en las mismas condiciones, la razón por las que nunca se ven es porque prefieren la cultivación aislada, así como el cazar en las zonas donde pueden verse afectados familias o poblados pequeños. —Hay un suspiro de anhelo en las siguientes palabras del otro líder de secta– Además cuidan de nosotros cuando somos pequeños, casi siempre entre todas.
—Eso es bueno, creo —Su madre y su nodriza se ocuparon de él, luego su hermana. Hasta la adolescencia las chicas (y las mujeres en general) fueron algo periférico, extraño. Su madre era feroz y directa, su hermana era tierna y diplomática. No tiene la imagen de mujeres siempre abnegadas como referencia.
—Sí, claro —agrega ZeWu-Jun antes de indicar con su mano la entrada de la tienda que debe pertenecerle.
Jiang Cheng no quiere mirar, pero los ojos abrumados por alegría que caracterizan a Lan Xichen no están ahí.
...
Después de dos horas ahí dentro, Wei Wuxian ya no quiere continuar callado y en su esquina. Lan Zhan, como siempre lo ha hecho, solo lo ignora a través de una buena postura y una meditación profunda.
Lo odia.
Pero se ve tan ... Apacible.
Desde su primer encuentro, en la oficina de supervisión, todo lo que han hecho es discutir, haciendo que todos a su alrededor caminen en puntas de pie para no tocar ninguna fibra sensible cuando están cerca. Aún así, Wei Ying lo encuentra desastroso, sacar de quicio a Lan Zhan fue lo que siempre intentó, ahora que lo consigue quiere detenerlo. No es así como imaginó las cosas, mucho menos en medio de una guerra.
El dolor de su núcleo dorado faltante le hace una llamada, se siente solo, vacío e incomprendido. No puede compartir esto con nadie, mucho menos con su hermano, a quien no consultó para ninguna de sus acciones, aunque fue el directamente afectado por ellas. Pero Lan Zhan parece tan empecinado en señalar su mal camino que no puede permitir que Wei Ying se concentre de manera adecuada, no sólo porque desconoce sus motivos, sino porque nunca esperó que esos bonitos ojos y ese diestro brazo le apuntaran con tanta saña sus errores .
Es un caso perdido y no necesita menos.
—Lan Zhan ... —ah, por qué su boca tiene que ser más rápida que su cerebro.
El hombre se remueve, abriendo sus párpados lisos para descubrir los dos soles que hay debajo. El corazón de Wei Ying late sin tregua, siente que algo escarba dentro suyo, descubriendo sus profundos pecados. Su boca se seca y quiere huir.
Le observa sin decir nada.
—Yo ... no quiero pelear más contigo ¿entiendes? Mi secta necesita mi ayuda, tu secta necesita mi ayuda ... Sin el cultivo demoníaco los Wen avanzarán sobre nosotros en poco tiempo. No es justo que perdamos tratando de ser caballerosos cuando ellos no lo son.
El inexpresivo rostro del caballero no demuestra ningún tipo de reconocimiento, los iris de sus ojos danzan con las delgadas llamas de las velas. Está penando, descubre Wei WuXian, no puede rebatir sus palabras así que debe encontrar la brecha para llevar a cabo todo a un lugar familiar.
Dentro suyo, un pequeño hoyo le hace querer encogerse. Está ahora bajo un juicio real de Lan WangJi, no un apresurado grito de las reglas del clan Gusu Lan.
—Lo necesitamos —admite, no hay pena ni alegría en ello—. Pero te hará daño el resto de tu vida.
—Son mis decisiones, Lan Zhan, no las tuyas. Yo viviré con el dolor que tenga que vivir si eso salva a mi secta ya las personas que amo —quiere volver a ver el Muelle del Loto en primavera, con jóvenes discípulos que tratan de pescar y aprender a nadar. Quiere el sol sobre su piel mientras corre, el sonido de la madera crujiendo bajo sus pies, con Jiang Cheng amenazando desde atrás y la risa suave de su Shijie entre las muchachas que recogen vainas de loto con sus pies sumergidos en el agua—. ¿No harías tu lo que fuera necesario para defender y restaurar tu hogar?
Es injusto y lo sabe, Lan WangJi casi había perdido una pierna evitando que saquearan y quemaran la preciosa biblioteca de su secta.
—Te ayudaré —pide el hombre—, después de la guerra, para que no uses el cultivo demoníaco.
Hay una risa escapando de la boca de Wei WuXian.
—No sabes lo que estas prometiendo, Lan Zhan. ¿Qué pasa si hay otra amenaza?
El ceño del Segundo maestro Lan se frunce ante la idea: —Wei Ying puede confiar en mí.
Su corazón corcovea dentro de su caja torácica, por un momento quiere creer que hay más allá de lo que es la oración simple: "Wei Ying puede colocar todos sus problemas en manos de Lan Zhan, él los entenderá todos"; pero sabe que eso no es posible que lo que dice se dice es que Lan Zhan va a ayudar a terminar la guerra y aniquilar a todo aquel que amenace el mundo del cultivo.
Esto se trata del mundo de allá afuera, no de las cosas que pasan entre ambos.
—Gracias, Lan Zhan. Solo piensa que todo lo que hago en esta guerra es por todos, después de eso, podemos hablar de lo demás.
No, no podrían hablar. Tendrá que traicionar a Lan Zhan o minimizar su uso de la energía resentida. La verdad es demasiado dolorosa para sí quiera mencionarla.
Después de eso, cada uno toma uno de los catres en la estancia y se prepara para dormir. Lan WangJi medita por un tiempo y Wei WuXian, a pesar de sus hábitos, se deja llevar por el sueño tan rápido como puede, su consumo de recursos sin núcleo es enfermizamente alto y lo cansa demasiado.
Notas de autor:
Este es mi intento de escribir algo ligero en casi seis años. Así que, tengan paciencia conmigo con que este será un trabajo más bien experimental (no quiere decir que por ello me importe menos).
Tengo otro trabajo en curso, pero ese requiere más tiempo para escribir y otro que quiero publicar, pero deseo tener más asegurado antes de revelarlo al mundo.
