Capítulo 6.

Mientras, en la baticueva...digo, en el otro consultorio XD.

-Eh, doctora –preguntó Hikaru extrañado- ¿Segura que no me tengo que quitar la camiseta para que me ausculte mejor?

-No, no, así está bien –respondió Paola fingiendo concentración- Aunque usted está bien como sea

-¿Perdón?

-Que usted está bien por donde quiera que lo mire –metió más la pata la joven XD- Quiero decir, QUE SE VE SANO, no creo que necesite un chequeo

-Es la rutina ¿no?

-Je, sí, bendita rutina –comentó Paola avergonzada- Ya puede ponerse de pie, súbase a la balanza por favor

Hikaru así lo hizo y de repente una cinta blanca cayó de su bolsillo.

-Se le cayó esto –dijo Paola, alcanzándosela- Bonita cinta, ¿quién la hizo? Veo que lleva un número "10"

-Una muy querida amiga en colegio –respondió Hikaru melancólico

-Hummm, por el tonito parece que fue más que una amiga –dijo la muchacha, notando una punzada de molestia en el estómago

-Ella está en Estados Unidos, vive allí desde hace tiempo...

-Qué bien –comentó Paola sonriendo satisfecha XD

-¿Perdón?

-Que...qué bien que usted aun la recuerde –fingió la Wakabayashi- Los hombres suelen olvidar rápidamente amores juveniles

-Je, en primera ella no fue mi "amor juvenil", digamos que es mi verdadero amor –aclaró Hikaru algo sonrojado (cursi ¬¬)- Y en segunda, habla como si estuviera resentida con alguien

-Dejemos mi vida privada ahí donde está mejor: en privado –pidió Paola cortante

-Lo lamento, no quise ser entrometido –se disculpó el muchacho, una vez que la doctora lo pesó

-Olvídelo, de todas maneras fui yo la entrometida –aclaró Paola seriamente- La verdad pienso que la muchacha en cuestión es muy afortunada al tener a alguien que la recuerde con tanto cariño después de tanto tiempo, y sobre todo, que sea usted...

Hikaru enarcó una ceja sorprendido y algo sonrojado, Paola esquivó su mirada y abrió la puerta. El muchacho se paró, murmuró una despedida aun algo aturdido y se fue.

-¿Ya puedo pasar? –preguntó Ken impaciente

-¿Ah? –fingió Paola- Oh, lo siento, pero ya pasó la hora...

-¡Cómo que ya pasó la hora! –se enfadó el muchacho, acercándose a ella- ¡Se supone que tienen toda la tarde para hacerlo!

-¿Así que usted cree saber mis horarios? –le preguntó Paola desafiante

-No es la primera aprendiz de médico que viene por aquí –le recordó el portero

-Compórtate Ken –lo espetó Genzo mirándolo de reojo

-¿Es usted su domador? –se burló Paola- Entonces tengo muchas quejas sobre él, veo que ambos están fallando: usted no enseña y él no aprende...

-...gracias entonces, te veo después –salió Taro sonriendo, interrumpiendo el seguro tremendo lío que se iba a armar, porque Genzo y Ken ya estaban en actitud de responderle a Paola

-Eh...bueno... –dudó Lily colorada, viendo a Taro irse como si fuera lo más interesante del mundo- Sigue usted, joven Wakabayashi

Genzo se sorprendió levemente, luego tomó su actitud austera nuevamente y entró delante de Lily.

-¿Lo vé? Si ella aun atiende a Genzo, usted debe atenderme a mi –la desafió Ken

-¡Ay! Bueno, pase entonces –dijo Paola molesta

Una vez adentro, y sin recibir orden alguna, Genzo se acercó a la camilla y se quitó la camiseta, seguida de los zapatos. Lily temblaba tanto de los nervios que su letra era inentendible en la hoja que se sacudía bajo su lápiz.

-Listo –dijo Genzo, sentándose sobre la camilla, acostumbrado ya a los chequeos médicos

-¿Eh? Ah, claro, voy... –respondió la muchacha, tropezando con el papelero y golpeándose el codo contra el tensiómetro de mercurio que había cerca, sin atreverse a levantar la mirada

-¿Me quedo así sentado? –preguntó el muchacho cordialmente- O prefiere que me eche

-Eh...no, así está bien, le voy a tomar la presión –respondió Lily, tratando de acomodar el tensiómetro en el brazo del muchacho, pensando en el mucho ejercicio que él debía hacer para tener un bíceps así XD

Después de tomarle la presión le pidió que se echara para auscultarlo y revisar su abdomen. Estuvo como 5 minutos sin mover el estetoscopio, porque no quería llegar al momento de tener que palparle el abdomen XD.

-¿Se encuentra bien? –le preguntó Genzo preocupado, tratando de serenarse, porque se sentía incómodo en semejante situación- Está muy colorada y temblando

-¡Claro! –contestó Lily, mirando hacia los pies del muchacho, mientras ponía sus manos sobre su abdomen pensando "ay Dios, ay Dios..."- ¿No duele, verdad?

-No, no duele –respondió Genzo, sonriendo al notar la extrema incomodidad de Lily, quien había concluido y había volteado a recoger un bajalenguas (tú lo conoces, creo, como abatelenguas) que de los nervios había soltado

En ese instante Genzo se incorporó, al mismo tiempo que Lily y...¡se dieron tremendo cabezazo! Lily se sintió mareada y dolorida (no por nada digo que Genzo es un cabezón, jaja XD). Genzo llovía en disculpas y puso una mano sobre el rostro de Lily, que lo veía con ojitos de borrego a medio morir.

-¿Se siente bien? No fue mi intención...

Cuando ambos se dieron cuenta en qué situación se encontraban, se separaron rápidamente y se pusieron colorados. No era para poco, porque por unos minutos Genzo se quedó tomando a Lily por la mejilla.

Mientras...en el otro consultorio (sonaba mejor baticueva...XD)

-¿Duele? –preguntaba Paola maliciosamente apoyando todo su peso en sus manos que estaban sobre el abdomen de Ken, después de evitar largamente esa situación al igual que su amiga

-Uhh –murmuró el muchacho, sin aire- No...

-Bueno, siéntese –le ordenó Paola, para luego golpearlo con violencia en la espalda (por debajo del nivel de las costillas, lo que se llama puño percusión para los que no saben)

-¡Oiga! ¿Así siempre trata a sus pacientes? ¿con tanta agresividad?

-Oh, vamos –lo despreocupó Paola, retornando a su hoja de datos- Usted es deportista, tiene que soportar un examen más riguroso

-Deje de comportarse así –exigió Ken acercándose a ella y hablándole por detrás

-Y usted deje de molestarme –lo desafió Paola, volteando y sin importarle quedar nuevamente muy cerca de él- Parece que desde que entró su objetivo es hacerme la vida imposible

-Se equivoca doctora, a mi me place que esté aquí, porque aunque no lo crea, llamó mi atención desde la primera vez que la vi allá en Urgencias –dijo el muchacho, en un tono que parecía sincero, porque no sonreía de forma autosuficiente

-Pues no parece –aseguró Paola sin turbarse- Si quiere pelea no le daré gusto, porque éste es mi trabajo y no pienso darme por vencida por gente como usted

-¿Y cómo es la gente como yo? –preguntó Ken algo dolido, acercándose más a ella, hasta que su nariz tocó la de ella

Paola no supo responder, se quedó paralizada, hasta que la puerta se abrió de pronto, y una Lily estupefacta los miraba desde el umbral.

-Eh... –murmuró Lily confundida- Paola, aquí tienes el martillo de reflejos, pensé que ibas a necesitarlo...

-Ah sí...gracias –contestó su amiga desenfocada, acercándose a Lily para coger el martillo

-Bueno, permiso... –dijo Lily con voz preocupada, marchándose

-No me respondiste –espetó Ken a Paola- Cómo es la "gente como yo"

-Engreída, petulante, insoportable, arrogante, altanera... –dijo la muchacha tranquilamente, guardando el instrumento que tenía en la mano- ¿Se me fue algún otro adjetivo?

-Se te fue "así como yo" –aseguró Ken irónico- Porque tú no eres diferente a "gente como yo"

-Ja, quizá no Wakashimazu –siguió Paola sin inmutarse- Sin embargo yo tengo algo que tú no tienes...CLASE

-¿Qué dijiste? –preguntó el joven con enojo

-Si vas a comportarte como lo haces, al menos que la gente sepa que tienes algo bueno que ofrecer más que una fachada interesante –añadió Paola hiriente- ¿O crees que alguien se fijaría en el portero suplente de Wakabayashi?

-¡Yo no soy el suplente de nadie!

-No es lo que parece... además -continuó Paola, sin importarle lo mal que podía estar haciendo sentir a Ken - Según sé tú también eras un becado del Toho

-¿Y qué con eso?

-Que eso concluye que tú y yo no somos iguales –afirmó Paola triunfal- Porque "gente como tú" no tiene nada que ofrecerle a "gente como yo"

Ken la miró con desprecio, con un dolor evidente en los ojos. Paola le mantenía la mirada con arrogancia, sin embargo se sentía algo mal por dentro, porque si bien solía ser altanera y grosera con la gente cuando se molestaba...no era tan mala como la creían.

-Buenas tardes Wakashimazu –se despidió al fin la muchacha, ordenando sus hojas y metiéndolas en un fólder- El informe de tu examen físico lo tendrá hoy mismo el doctor Nakata

-Buenas tardes DOCTORA Shinobara –puntualizó Ken marchándose, dejando a Paola luego de salir, inmersa en un mar de culpa UU

Mientras que cuando Lily regresó con Genzo, se veía aun aturdida. El muchacho, que se estaba amarrando los calzados, se percató de su estado.

-¿Se encuentra bien doctora? –preguntó Genzo, poniéndose de pie- La veo pálida...

-¿Pálida y bruta? –se burló Lily, sonriendo ligeramente

-No, yo no quise decir eso –aclaró Genzo avergonzado

-Ja, era una broma joven Wakabayashi –dijo Lily sonriendo más por la perturbación del muchacho, pensando "qué tierno..." ¬¬

-No me diga así –le pidió Genzo, poniéndose la chaqueta de su deportivo- Sólo dígame Genzo

-Humm, no sé si pueda, verá, estamos en un ambiente de trabajo y...

-Sé que a los muchachos también les gustará que los trate por su nombre –la interrumpió Genzo seguro- Además tenemos casi la misma edad ¿no?

-Bueno, sí –admitió Lily, derrotada por una cuantas palabras del portero japonés- Pero...¿su novia no se enojará si lo tuteo? –añadió hiriente rápidamente

-¿Cuál novia? –preguntó Genzo confundido

-Mi amiga Paola –respondió Lily frunciendo el ceño- Sé que lo que hizo no está bien, porque mire que venir a involucrarse con uno de ustedes en el trabajo...

-Paola no es mi novia –aclaró Genzo algo molesto por la insistencia

-¿Ah no? Pero noto que hasta la trata por su nombre

-Es algo que ella me permitió –mintió Genzo, cosa que puso peor a Lily, porque por alguna razón se sentía en derecho de ver al joven obligado a decirle la verdad

-Ah... –murmuró Lily como si nada le importara- Como sea, de todos modos no es mi problema

-¿Hay algo que la moleste porque yo tutee a su compañera? –se atrevió a preguntar el muchacho intrigado

-¿A mi? –respondió ella, exagerando el tono- Para nada, ya le dije, lo que haga no es asunto mío, pero bueno, sabrá aceptar las consecuencias y más si se enteran que ella y Wakashimazu...ups –metió la pata, sin querer, tapándose la boca rápidamente, porque por querer herir a Genzo se había extralimitado

-¿Ella y Wakashimazu qué? –preguntó Genzo, entrecerrando los ojos

-Nada, nada, digo que ambos parecen amigos y podrían pensar mal de ella, además si alguien más la vio salir de su habitación...se verá en grandes problemas –aseguró Lily nerviosa

-Ella y Ken no son amigos, ¿o acaso no es obvio que ella y usted no lo soportan?

-De mi parte eso es seguro, pero Paola tiene amistades raras –dijo Lily, esquivando la mirada de Genzo, recordando al serio y agresivo Loui Napoleón que ella un día le había presentado como amigo suyo (y decía que odiaba a los futbolistas...)- Bueno, no le quito más su tiempo, buenas tardes...

-Buenas tardes, DOCTORA –puntualizó Genzo, saliendo sin mirarla, cosa que hirió el corazón ya maltratado de Lily

-Que te vaya bien Genzo... –murmuró con tristeza viéndolo marcharse

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Cuando Genzo llegó al gimnasio vio a Ken solo, haciendo pesas, con evidente furia.

-¿Y el entrenador? –preguntó Genzo, quitándose la chaqueta

-No está, dijo que ya es muy tarde y que la programación del entrenamiento se arruinó –respondió Ken cortante, sin dejar de practicar

-Veo que llegaste antes que yo –trató de conversar Genzo

-Llegué hace unos minutos –aclaró su compañero con tono fastidiado

-Vaya, parece que no estás de humor...

-La verdad, no –aseguró Ken, incorporándose- Así que me voy, tampoco tiene sentido quedarse aquí...y menos contigo

Genzo enarcó una ceja sorprendido pensando "¿Y a éste qué bicho le picó?", mientras veía a Ken dispuesto a irse, enojado.

-Por cierto Wakashimazu –se recompuso Genzo- Deja ya de fastidiar a las doctoras, o harás que las echen, sabes que el entrenador discutió con el doctor Nakata cuando se enteró que los practicantes serían mujeres

-No las fastidio, sólo trato de hacer amistad ¿o te molesta? –inquirió Ken irónico

-Pues no seas tan "amistoso" -respondió Genzo mordazmente- La doctora Del Valle creo que ya aclaró las cosas contigo y Shinobara...

-Shinobara es tu novia, ya me di cuenta –lo interrumpió el karate keeper con fastidio- Al parecer tú eres "gente como ella"

-¿De qué hablas? Y ya te dije que no es mi novia, coincidimos en conocer Alemania

-No me interesan los detalles...adiós "portero titular"

Y sin decir más Ken se fue, dejando a Genzo con ganas de seguir reclamándole.

-Me las vas a pagar Wakabayashi –murmuraba Ken desafiante- Y tú también Shinobara, ambos me las van a pagar...

Cuando llegó la hora de la cena, Sano contaba orgulloso sobre la prueba de Paola que él había pasado.

-...y entonces vino la doctora Del Valle y me felicitó –concluyó el ex jugador del Hirado, inflando el pecho, mientras la mayoría de sus compañeros reía por lo bajo ya que se imaginaban la verdadera intención del ejercicio, a excepción de Ryo y Aoi que lo veían asombrados

-Yo también hubiera pasado la prueba –aseguró Ryo autosuficiente

-¡Vaya! –exclamó Aoi boquiabierto- A mi nunca me tocó una prueba similar...

-Ni te hubiera tocado Aoi –le dijo Mamoru seriamente- Porque esa prueba no existe...

-¡Claro que existe! –se ofendió Sano- Y yo la pasé

De pronto todos se callaron al ver entrar a Paola sola, tratando de ignorar sus miradas. Buscó entre todos pero no halló a Kazuki, así que se fue hacia una mesa solitaria. Momentos después entró Genzo, que al verla, se fue a sentar con ella, ignorando los cuchicheos de sus compañeros.

-Te estaba buscando –le dijo Genzo por lo bajo, mientras esperaba a que le sirvieran la cena

-¿Y a qué debo el honor? –ironizó ella, dejando su vaso de agua sobre la mesa

-Deberías comportarte, viniste aquí a trabajar –la regañó Genzo entre susurros- Vas a meter en problemas al doctor Nakata, no sabes lo que hizo él para que las aceptaran

-¿Por qué el reclamo? Ni entiendo de lo que me hablas –gruñó Paola impaciente, dejando sus cubiertos sobre el plato

-Deja de estar amistando con Kazuki y Ken

-Con Kazuki no te metas, ¿estamos? Es mi amigo de colegio –aclaró Paola- Y en cuanto a Wakashimazu, ni sé por qué lo dices

-Paola, no vayas a involucrarte con nadie aquí...

-¿Es una advertencia o una solicitud cariñosa? –se burló su prima

-Es una orden –dijo Genzo seriamente

-Ja, lo que me faltaba, que aun después de tanto tiempo quieras ordenarme

-Eres mi prima hermana, y debo cuidarte...

-Pues no lo necesito, gracias, que sé cuidarme sola

En ese momento entró Lily y vio a ambos. Sorprendentemente se acercó a ellos.

-¿Quiere sentarse doctora? –ofreció Genzo caballeroso, incorporándose

-No gracias –respondió Lily imitando una sonrisa, luego dijo por lo bajo- No interrumpiría por nada su tiempo a solas...

-¿Qué? –preguntó Genzo extrañado

-Paola vine a entregarte tus llaves, las dejaste en tu escritorio

-Gracias –contestó su amiga seriamente, distraída de pronto por la entrada de los ex Toho, entre ellos Ken, que se veía callado y muy serio, mientras sus compañeros reían; cuando Kazuki la vio en compañía de Genzo se quedó boquiabierto- ¡Kazuki!

Kazuki hizo un gesto que interpretaba un "para qué me llamas, si estás con quien estás". Sin embargo se acercó, seguido de sus compañeros.

-Buenas noches –saludaron todos, excepto Ken, quien miraba distraídamente los detalles del mantel

-¿Quieren acompañarnos? –preguntó Paola

-Por mi no hay problema –asintió Kojiro, acercándose una silla, al igual que Takeshi y Kazuki

-Buenas noches, ¿interrumpo algo? –preguntó Taro sonriente, apareciendo tras de ellos

-¡Taro! –exclamó Lily exagerada- ¿No quieres que busquemos mesa en otro sitio? Al parecer ésta se encuentra completa

-Por mi no hay problema –respondió Taro, marchándose con ella, mientras Genzo los seguía con la mirada, visto con burla por su prima

-Yo también prefiero estar en otra mesa –añadió Ken rápidamente, retirándose, haciendo sentir algo culpable a Paola

Como era de esperar, Genzo y Kojiro se pusieron a conversar sobre el fútbol europeo, y Kazuki con Takeshi sobre el japonés, mientras Paola ponía cara de fuchi.

-Gracias por contarme en su conversación –se indignó ella, marchándose enojada- Buen provecho...

De todos los presentes que se quedaron con un "hello con su hello" XD, Kazuki fue el único que se sintió culpable e iba a salir tras de ella, pero creyó que en ese momento su amiga le diría hasta de qué se iba a morir, así que prefirió que sus ánimos se calmaran un poco. Mientras en otra mesa, Lily y Taro conversaban amenamente.

-Así que conoces a Napoleón –le dijo Lily incrédula- Sabía que de algún lado lo conocía, pero qué raro

-¿Crees que Napoleón es raro? Jajaja, ahora que lo pienso, nunca lo vi haciéndole ojitos a Pierre, jaja

-Taro –sonrió Lily- No me refería a eso, es sólo que Paola detesta el fútbol y lo relacionado con él, y resulta que Napoleón también es futbolista

-Hummm, no sabía eso de tu amiga –admitió él pensativo- ¿Pero y por qué lo odia?

-Creo que tuvo problemas con alguien que estaba en el medio, una relación pues, y salió mal parada –contó Lily entristecida- Jamás me dijo de quién se trataba

-Hizo bien, creo que hay ciertos detalles de los cuales mientras menos se sepan, mejor para uno...

-¿Por qué?

-Lily, hay cosas que sólo recordarlas lastiman, ¿te imaginas si otros se enteran y te lo recuerdan cada vez?

-¿Alguna vez no me contaste algo? –inquirió ella curiosa

-Veamos –analizó Taro- A ver, no, eso te lo conté...eso también... ¡ah eso, no eso también lo sabes...

-Deja de burlarte Taro –rió Lily, arrojándole la servilleta en la cara- Es en serio

-Yo también hablo en serio, te conté todo de mi y ahora que lo analizo –dijo él conforme, devolviéndole el detalle- Eres la única persona, además de Ozora, que me conoce así

-¿Y debo agradecerte? –se burló su amiga

-No, quizás sólo pagarme los derechos de mis secretos –contestó él guiñándole un ojo

-¿Y a cuánto ascendería? –preguntó Lily sonriendo, siguiéndole el juego

-A un cine o una cena para dos –aclaró el muchacho- No te pido que sea a la luz de las velas, y en el primer caso, yo elijo la película e invito las palomitas

-Queda en consideración –dijo Lily, golpeando la mesa con un puño, como si hubiera dado un veredicto- Pasemos al siguiente punto

-Jajaja, extrañaba bromear contigo

-¿Conmigo o de mi? –se indignó la joven

-Contigo, de ti me burlaba mientras no estabas, jajaja

-Graciosito –dijo Lily, sacándole la lengua, mientras sus compañeros miraban de reojo y con curiosidad tal escena

-Para mi que a Taro le robaron el corazón –opinó Kisugi sonriente

-¿Es su ex, no? –les recordó Shingo

-Parecen viejas chismosas –los regañó Jun seriamente OO- Dedíquense a lo suyo

-Es que así no es divertido –admitió Ryo cínicamente- ¿Y qué me dices tú Misugi, al fin le diste el "sí" a Yayoi?

-Chistoso... –dijo molesto el ex capitán del Musashi, avergonzado

Paola iba enojada camino a su habitación, cuando su celular sonó. Lo que le dijeron la dejó preocupada y velozmente salió del complejo deportivo. Llegó al hospital y presionó el botón del ascensor repetidas veces, ansiosa, esperando que el maldito aparato se abriera de una vez. Una vez adentro presionó el "6", para ella fue una eternidad el ascenso hasta ese piso. Cuando por fin se abrió corrió por el pasillo hacia enfermería, donde había bastante actividad, entre ellos distinguió a Fernando, que ayudaba en lo que podía.

-¿Dónde está? –preguntó Paola agitada- ¿Qué pasó?

-Pidió que te llamaran –respondió Fernando entristecido- Está en su dormitorio

La muchacha corrió hacia la sala que tenía en un cuadro al lado de la puerta el N°16, sin importarle no llevar guardapolvo ni vestuario necesario ingresó en la habitación, donde una enfermera y dos médicos hacían reanimación a un paciente ya anciano, con el pelo cano, bigote, bastante enflaquecido del cuerpo, pero con los brazos y piernas hinchados por el edema.

-¡Ya le pusieron la adrenalina! –exclamó uno, sin dejar de presionar el tórax del paciente

-Sí doctor –contestó la enfermera, buscando en el cajón del aparato reanimador otra ampollita

Paola se quedó de piedra, mirando estupefacta al anciano: él había sido su paciente en cirugía, había llegado con un cuadro hepático complicado y no tenía buen pronóstico, pero como en todos sus pacientes, ella tenía la esperanza de que un día lo vería salir del hospital ya recuperado. Recordaba que las enfermeras solían comentar que el paciente era bastante malhumorado y ofensivo con ellas, sin embargo a ella jamás la había tratado mal, porque siempre la recibía con una sonrisa; y por eso cometió un pequeño error que no se podía evitar y que ya le había pasado otras veces: se encariñó con él.

El segundo médico puso las paletas del reanimador sobre su pecho y miró rápidamente hacia el monitor, quería saber si se registraba función cardiaca y nada. Volvieron a intentar con medicamentos y presionando el pecho, hasta que una débil actividad cardiaca empezó a dibujarse en el monitor, que llenó de ilusión a todos. Paola se acercó y de pronto el anciano abrió lentamente los ojos.

-Doctora... –murmuró él

-Shh...no hable don Mario –le pidió Paola sin saber qué decir, mientras sentía un nudo en la garganta- Pronto se sentirá mejor...

-El sólo verla me pone mejor –aseguró el anciano, esbozando una sonrisa- Usted es como mi ángel...

Y poco a poco cerró los ojos, mientras los médicos retomaban la reanimación pues había entrado en un nuevo paro cardiaco. Paola no dejaba de estrechar la mano fría del anciano. Desesperada exigió continuar ella y se puso a presionar el pecho del paciente con toda la fuerza que tenía, sintiendo incluso bajo sus manos el quebrar de las costillas de éste. Estaba agotada, no supo cuánto estuvo así, mirando los ojos del anciano, esperando que éstos se abrieran. Cuando ya casi no sentía los brazos y el sudor goteaba en su frente uno de los médicos puso una mano sobre su hombro.

-Ya no podemos hacer nada Paola –le dijo- Será mejor retirarnos

-¡No! –exclamó ella- Él va a salir...va a salir...

-Paola –le pidió una voz conocida- Ya pasó una hora, ya nada se puede hacer, perdió mucha sangre...

Entonces ella se detuvo, miró con rabia a todos y luego se dirigió al anciano.

-Yo avisaré a los familiares –se ofreció uno de los médicos, saliendo

Uno a uno los del personal de salud fueron saliendo, dejando a Paola con Fernando.

-¿Vienes?

-¿Por qué? –preguntó ella con los ojos vidriosos, sin quitarle la vista al cadáver

-Su hemorragia interna se reactivó –contó el joven médico- Fue muy rápido

-No debía...

-Paola, él sufría mucho, al menos ahora estará más tranquilo...recuerda que tienes otros pacientes que te necesitan

La muchacha acarició con ternura el rostro impávido del anciano, le dijo por lo bajo "descanse en paz" y sin mirar a Fernando salió de la habitación, pasando por el lado de los parientes que lloraban desesperados. Sólo tenía una idea fija, salir de ese hospital a cualquier lado, porque el dolor la carcomía por dentro, aumentando con cada recuerdo.

Sin saber cómo, quizá automáticamente, llegó al complejo deportivo, entró y notó que estaba en semi-oscuridad, ya debía ser algo tarde. No quería volver a su habitación, así que fue a caminar por las canchas de fútbol, mirando hacia el cielo, tratando de aguantarse el dolor.

-Lo lamento, lo lamento... –se decía arrepentida

-¿Shinobara? –la llamó alguien extrañado al notar su silueta en la oscuridad

Paola volteó y se topó con Ken, que la miraba seriamente. Sin poder evitarlo más, corrió hacia él, lo abrazó fuertemente y se puso a llorar desconsolada.

-¡No quería que se muriera, quería que se recuperara! –decía ella desesperada- Yo lo quería mucho, no debía terminar así...

Por unos instantes el muchacho se quedó de piedra sin saber qué hacer al no entender la situación, hasta que correspondió al abrazo y apoyó la barbilla en la cabeza de ella al ser más alto.

-Desahógate...

Dedicado a mis queridos Mario (ahora usted es mi ángel), Albina, Rodolfo, Blanquita, Simón, Luisito y tantos otros a quienes vi vivir y morir, siempre los llevaré en el corazón...descansen en paz

"Porque la muerte es más sabia que el mejor de los médicos"

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