Capítulo 7.

Paola llegó hasta la habitación que compartía con Lily acompañada de Ken, que la tomaba del brazo. Se detuvieron frente a la puerta y se quedaron en silencio.

-¿Segura que estás mejor? –le preguntó el muchacho, con una calidez que Paola jamás había sentido en él hasta ese momento

-Sí, gracias –contestó ella, suspirando más relajada

-Lamento lo que pasó, en serio, pero...la muerte es así y tú como futura médico debes saberlo

-Sin embargo eso no evita que duela –admitió Paola cabizbaja

-Lo sé –aseguró el muchacho sin saber qué más decir- Bueno...hasta mañana

-O hasta más tarde –rectificó Paola con una pequeña sonrisa- Lamento haberte perjudicado así

-Nada que ver –la despreocupó él- Yo salí a caminar y fue una casualidad encontrarte

-Je...parece que sí

-Bien, hasta luego entonces –dijo Ken, disponiéndose a ir

-Ken –lo llamó Paola, sorprendiendo al muchacho por el denominativo- Gracias de verdad, por todo

-No se preocupe doctora –contestó él dedicándole una sonrisa que la dejó estupefacta- No es nada...

Y Ken se fue, dejando a Paola parada en la puerta de su dormitorio. Como había escuchado voces, asustada, Lily entreabrió la puerta y se quedó mirando sorprendida a su amiga conversando con su "odiado" portero japonés. Cuando él se había ido, Lily se atrevió a salir.

-¿Paola? ¿te encuentras bien? –le preguntó preocupada, olvidando la discusión del día anterior

-¿Eh? Sí, Lily, no te preocupes –contestó Paola melancólica

-¿Dónde estabas? –volvió a preguntar la mexicana, algo "malpensada" XD

-En el hospital –respondió su amiga entristecida, entrando en la habitación- Mi paciente, don Mario, murió hace unas horas...

-¡¿Qué, el uruguayo! Cuánto lo siento –se lamentó Lily descorazonada- Pero...¿qué hacías con Wakashimazu?

-Me lo encontré al entrar, me sentía muy mal y...él estuvo de mi muro de los lamentos –contó Paola mirando el piso

-¿Wakashimazu? –inquirió Lily incrédula- ¿Segura que era el mismo odioso petulante altanero insoportable portero que conocemos?

-Lily...-la regañó Paola, dejando su abrigo en el perchero- No te expreses así de él

-¡Que qué! –exclamó su amiga, olvidando el duelo- ¡Y me lo dices tú que lo insultabas con palabras más gruesas!

-Pues sí, te lo digo yo que se dio cuenta que al final en el fondo no es tan malo como parece... –se defendió Paola

-¿Segura que no te expusiste demasiado al frío de la noche? –preguntó su amiga escéptica- Mira que lo que dices es ilógico e incoherente...

-Nada de eso, y la verdad será mejor que nos vayamos a dormir o mañana pareceremos zombies –le pidió Paola, sacando su pijama, mientras se quedaban un tiempo en silencio

-¿Sabías que el doctor Nakata está convenciendo al doctor Mizutani que nos deje quedarnos todo el día aquí? –contó Lily emocionada

-Ah...¿y qué dijo él?

-Que lo pensará

-Oye –recordó de repente Paola, en lo que se ponía la blusa del pijama- ¿Acaso no estábamos enojadas?

-Pues lo estábamos –recordó Lily frunciendo el ceño- Pero... –continuó ablandando el gesto- Me parece que así no funciona la cosa

-¿Cuál cosa? –preguntó Paola divertida

-Nuestra amistad pues, nuestra amistad –aclaró su compañera, recostándose- Creo que con 24 horas de "ley del hielo" las cosas deben volver a su estado original

-Lamento haberte gritado –se disculpó Paola, destapando su cama- Y lamento haberte mentido

-Yo lamento haber pensado mal de ti y de Genzo –admitió Lily avergonzada- Y lamento haberte llamado traidora, después de todo, tus motivos habrás tenido para ocultar un secreto así

-¿A qué se debe tu cambio de mentalidad? –preguntó Paola, apagando la luz de la lámpara de su mesita

-A algo que Taro me dijo –aclaró su amiga, bostezando y acomodando su almohada- Todos tenemos derecho a guardar los secretos de nuestras vidas como se nos antoje

-Un hurra por Taro –se burló Paola

-¡Hurra! –exclamó Lily sonriendo en la oscuridad

-Por cierto Lily, y quiero que seas sincera con esto –le pidió la Wakabayashi- ¿El amor platónico aquél que un día mencionaste que era jugador de fútbol...es acaso Genzo?

-¿Eh? –murmuró Lily avergonzada, quitándosele el sueño de repente y pensando "¿cómo se acordó ese detalle?- ¿Por qué lo preguntas?

-Sí o no

-No

-Pues no te creo –se indignó Paola

-Entonces para qué me preguntas –se quejó Lily

-¡Dímelo!

-¡Nones! Ya te dije que cada quien decide guardar sus secretos de a como le guste

-Ok, ok –contestó Paola sintiéndose derrotada

-¿Y tú qué te traes con Wakashimazu? –preguntó Lily a quemarropa

-¿Po...por qué?

-Ja, porque te la pasas alocadita con él –se burló su amiga- Si casi me caigo de espaldas al verlos hoy en el consultorio y ahora resulta que vienes con él a estas horas

-Qué estás tratando de decir –murmuró Paola indignada

-¡Qué te traes!

-Pues nada...y ahora que lo dices, éste secreto me lo guardo ¡ja!

-Babosa...

-¡Babosa tú!

-Jajaja, buenas noches Paola...Wakabayashi

-Buenas noches Lily Del Valle...Misaki

-¡Paola!

Y sonriendo triunfal Paola fingía roncar mientras su amiga seguía protestando, solucionando así un problema más entre ellas.

Al día siguiente, mientras las dos amigas se encontraban sudando la gota gorda en el hospital, en el campo de entrenamiento de los japoneses...

-¡Kojiro, apúrate! –lo regañó Jun al ver al delantero charlando tranquilamente por su celular

-Ya voy, ya voy –respondió Kojiro apresurado, hablando luego en otro idioma- Bien, entonces aquí te espero

-En unos días estaré por allá visitándote, pero sabes que no iré solo

-No tengo problema que venga, pero si empieza con sus idioteces...

-Jajaja, no te preocupes Kojiro, le pediré que se controle

-Ciao entonces

-Ciao

Y en el hospital...

-Uhhh... –tembló Paola ligeramente, mientras colocaba correctamente los archivos de sus pacientes en la sala contigua de Enfermería

-¿Qué te pasa? –preguntó Lily extrañada, cerrando una carpeta

-De pronto me vino un escalofrío

-No cuentes cosas como ésas Paola, recuerda que tu paciente recién murió y...

-¿Y piensas que vino a despedirse? –dijo su amiga escéptica- No inventes, no puedes creer tonterías como ésa

-Pues si las creo qué...

-Más miedo da ver la cara de Genzo, jajaja –se burló Paola, ignorando la cara de pocos amigos de Lily- ¿No lo viste? Parece un Frankenstein muy mal hecho, con eso de que sonríe a medias, parece que un tornillo terminó mal aflojado, jaja

-Paola...

-Y después dices que no estás enamorada de él...

-¡Paola! –la regañó Lily, sonrojándose- Ya te dije que no es así y deja ya de fastidiar

-Ok, entonces si no es Genzo...¡es Taro!

-¡Paola!

-Me alegra verlas tan risueñas –comentó Fernando tras de ellas, mientras las amigas se sobresaltaban

-Nos asustó doctor –dijo Paola, poniéndose una mano en el pecho- La de taquicardia que me provocó

-Jajaja, no exageres Shinobara

-¿Cómo le va doc? –preguntó Lily amistosamente

-Fatal –reconoció el joven médico- El par de internos nuevos que me tocó se la pasan distraídos comentando otras cosas que nada tienen que ver con la Medicina

-¿Cosas como qué? –preguntó Lily indignada

-Fútbol –respondió Fernando de mala gana- Que la selección de fútbol esto, que la selección de fútbol lo otro...me tienen harto

-Ja, desde la vez que aquellos jugadores vinieron accidentalmente a Emergencias me di cuenta –afirmó Paola tranquilamente

-¿No le gusta el fútbol? –preguntó la mexicana incrédula, pensando "éste tiene que ser rarito para que siendo hombre no le guste el fútbol"

-Pues no, prefiero el basketball o el tenis –admitió Fernando- En fin...¿y a ustedes cómo les va? Supe que fueron a la concentración de un equipo grande

-¿Equipo grande? –dijo Paola enarcando una ceja

-Eso fue lo que me contó el doctor Mizutani, no quiso darme más detalles, pero supongo que ustedes me lo contarán, ¿no?

-Ja, qué curioso me salió el doc Nanito –se burló Lily, recibiendo un pisotón nada disimulado de su amiga

-¿Nanito? –repitió el muchacho sorprendido, ignorando el pisotón- Je, sólo mi familia suele llamarme así

-Y las que quieren ser en futuro parte de su familia –murmuró Lily burlona, recibiendo otro pisotón más fuerte que la hizo ver estrellas

-¿Qué dices?

-Nada, Lily estaba recordando cosas que tenía que hacer –interrumpió Paola avergonzada- Creímos que sabía dónde estábamos haciendo prácticas

-No, no lo sé

-Pues... –ambas se miraron confundidas antes de confesar el no sabido secreto por ellas

-Estamos con la selección japonesa de fútbol –admitió Lily sinceramente, dejando al doctor boquiabierto

-Femenil, supongo...

-Eh...no, masculina –aclaró Paola evitando su mirada

-Doctora Shinobara –los interrumpió una enfermera sonriendo pícaramente- Un muchacho está buscándola allá en Enfermería

Paola miró a Lily confundida, y salieron a ver seguidas de Fernando, que se quedó de piedra al reconocer, allí parado, a Ken, el mismo paciente insoportable que le había tocado atender días atrás (Ken es incomprendido XD).

-Doctora, qué gusto verla –saludó Ken sonriente, dejando a Paola estupefacta y más confundida que antes, mientras Lily miraba a Paola, Ken y Fernando alternativamente

-Eh...ah...joven Wakashimazu –dijo Paola, caminando apresurada hacia él- Qué sorpresa, ¿se le ofrece algo?

-Sólo pasé para saber si se sentía mejor –contestó el muchacho sonriendo ligeramente

-"¡No puede ser!" –pensaba Lily incrédula- "Tenía que aparecerse éste...y con semejante detalle"

-Je, gracias –siguió Paola, más calmada- Sí, me siento mejor

-Bueno, ya que lo oigo de sus labios...me retiro –concluyó Ken, decidido a irse

-Espere –le pidió Paola- ¿De veras sólo vino a eso?

-Sí, de veras –aseguró el muchacho tranquilamente (qué cruel...)- Bueno, adiós, las veo en la tarde

-Baboso... –murmuró Lily de mala gana

-Así que con los de la selección de fútbol –comentó Fernando seriamente, sacando a Paola de sus pensamientos

-Je, sí –acertó a decir Lily, mirando extrañada a su desconcertada amiga

-Pues deberían cuidarse –les aconsejó el médico, tomando del mesón unas cuantas hojas- Me parece que no son de fiar...

-Aunque no lo crea, sí –afirmó Paola, sorprendiéndose ella misma de aquello

-Paola tiene razón –la apoyó su amiga- No son malas personas

-Y sobre todo son muy guapos –acotó una enfermera con grandes gafas que estaba escuchándolo todo, guiñándoles un ojo- Yo sólo veo los partidos que vé mi hijo por verlos a ellos, sobre todo a Jun Misugi, parece un príncipe de verdad

El comentario hizo sonrojar ligeramente a Lily, sin saber por qué, aunque quizá fue porque pensó "tiene razón". Fernando sonrió con sarcasmo y se fue sin decir más.

Por la tarde, una motivada Lily veía el entrenamiento de los muchachos mientras Paola se la pasaba pensativa.

-¡Pásala a Misugi! –gritaba Lily a Ryo- ¡Pásala!

Como si la escuchara Ryo hizo el pase a Jun y éste anotó a un siempre desatento Morisaki, que cubría una de las porterías, mientras en la otra Masao (o era Kazuo:?) fungía de portero temporal ya que Ken y Genzo estaban en el gimnasio.

-¡Goooolll! Muy bien hecho Misugi –lo felicitó Lily contenta, recibiendo como respuesta una sonrisa del "Príncipe de Cristal" (ahhhh, se oye un suspiro tras telones, me parece que es Lily babeando XD)

-Ja, tal parece que Jun acaba de enlistar una más en su club de fans –comentó burlón Taki a Kisugi

-Lo felicito sinceramente –contestó su amigo, mirando a Lily

El partido entrenamiento continuó y esta vez fue Misaki quien anotó.

-¡Oye Lily! –se burló Misaki- ¿Qué no hay barra para mi?

-Hurra –dijo la mexicana de mala gana, desatando la risa de los demás, incluido el propio Misaki

Minutos después, tras una desafortunada jugada, Jun cayó y se lastimó una mano, siendo sacado inmediatamente del entrenamiento y dirigiéndose hacia Lily, que encantada lo esperaba para atenderlo.

-Déjeme ver –dijo la doctora, tomando cuidadosamente la mano del muchacho

-Ouch...me parece que sólo es un golpe –dijo Jun adolorido

-Perdón, pero si va a comenzar a opinar sobre mi trabajo, mejor aquí lo dejo –dijo la joven enérgica

-Ok, lo siento doctora –se disculpó Jun- Olvidé que en este momento mi condición es la de paciente

-No mueva la mano –le pidió Lily, sonriendo levemente por la caballerosidad del japonés- Voy a vendarlo

Sacó unas vendas de un pequeño maletín de mano y se puso a vendarlo, sin percatarse que Jun la veía fijamente.

-Tiene unos ojos muy bonitos –comentó el muchacho de la nada, haciendo sonrojar a Lily y poniéndola nerviosa

-Eh, gracias –respondió ella cortante

-¿Sabe a qué se quiere dedicar al egresar?

-Neurocirugía o Medicina Deportiva

-¿Pasa algo? –preguntó extrañado

-No, por qué

-De repente se tornó muy seca conmigo, quizá el comentario la molestó –dijo Jun tranquilamente

-No fue eso, es sólo que...no debería hacer comentarios como ése cuando estoy en medio trabajo

-¿Espera que un comentario así, espontáneo, espere a la cena? –se burló él, haciendo que Lily lo mire fijamente

-No, pero...

-Jun –los interrumpió Yayoi- ¿Te encuentras bien?

Lily volteó a ver a Yayoi, quien la miraba con ojos de "qué haces agarrándolo de la mano".

-Sí Yayoi, fue solo un golpe ¿o no doctora? –preguntó él algo incómodo nuevamente

-Sí, un golpe –añadió Lily sonriendo fingidamente y estirando tanto la venda que Jun tuvo que ahogar un gemido de dolor- Ya está, con su permiso...

-¿Estás bien? –volvió a preguntar Yayoi, viendo el gesto de dolor de su amigovio (llamémosle así para no crear confusiones acerca de una relación no oficial XD)

-Ay...hombres –refunfuñó Lily, sentándose junto a su amiga, percatándose que el entrenamiento acababa de concluir

-¿Por qué Hikaru siempre lleva esa maldita cinta en la cabeza? –refunfuñaba Paola por su parte, como pensando en voz alta

-¿Eh?

-Ni tan bonita que esté, en cualquier momento se ensucia y habrá que tirarla, ¿no?

-¿De qué hablas, eh?

-¡De la cinta!

-Cuál cinta...

-¡Ésa que la mentada amigota de Hikaru le regaló!

-Jajaja ¿"amigota", jajaja

-Y tú de qué te ríes

-De nada, sólo del adjetivazo que te lanzaste, jaja –se rió Lily, olvidando el mal humor

-¿Y a ti qué te traía de mal humor? –preguntó Paola divertida al darse cuenta de su gran creatividad :P

-Me aburren las interrupciones de noviecitas ñoñas y celosas –comentó Lily sarcástica- Yo hacía mi trabajo

-¿Te refieres a Jun y su pelirroja?

-Ahá

-Bah, mejor quédate con Misaki, al menos no está ocupado –aconsejó Paola inocente

-Claro, como la cosa aquí es elegir así, "a la que te..."

-A nada...

-¿Y tú por qué refunfuñas de la cinta? –se burló Lily- Qué se me hace que te traen andando por el nevado de la amargura

-¿Nevado de la amargura? –se extrañó Paola

-Sí pues, nevado, recuerda que Hikaru es de Hokkaido, jaja –siguió riéndose la mexicana- Qué se me hace que te quieres asegurar "aguilitos" en tu futuro, jaja

-¿Y tú? No me digas que dejarás la neurocirugía por la Cardiología –se defendió Paola sarcástica, cortando de una la risa de su amiga

-Óyeme, no te pases...

-Pues tú no empieces...

Ambas se miraron un rato y luego se pusieron a reír a carcajadas.

-Se nota que no aprendemos... –musitó Paola melancólica

-Ja, nos fijamos en imposibles –admitió Lily

-¿Ésa pelirroja es novia de Jun, en serio? -preguntó la Wakabayashi

-No lo sé –contestó su amiga, encogiéndose de hombros- ¿Y la de la cinta es novia de Hikaru?

-¿Cómo saberlo? Al menos admitió que era "el amor de su vida" –ironizó Paola

-¿Celosa?

-¿Celosa yo? Para nada, es sólo que se me hace muy cursi el asuntito

-Y tú, la más "antiromántica" del mundo –se burló la mexicana

-¿Nos vamos? –le preguntó Paola, agarrando su maletín

-Vámonos –aceptó Lily, poniéndose de pie- ¿Animada como para ir a embutirte de comida chatarra?

-¿Animada como para salir hoy en la noche?

-¡Estás loca! Mañana tenemos guardia en el hospital

-Por eso...

-Doctora Shinobara –se acercó Hikaru tímidamente- ¿Puedo hablar con usted?

-Eh...yo los dejo, con permiso –dijo Lily sonriendo burlona, retirándose, pero topándose en su camino con Jun, cuando Yayoi ya se había ido

-¿Ya mejor? –le preguntó Lily secamente, más por cordialidad

-Sí gracias –contestó el muchacho algo apenado

-Mmmm, bueno, adiós –dijo la muchacha, al no saber qué más decir, siguiendo con su marcha

-Espere –le pidió Jun- Ah...¿no le gustaría ir a tomar un café? Ya sabe, para platicar un rato, no es que tenga ningún tipo de malas intenciones con usted es sólo que...

-Je, jamás creería que usted tenga malas intenciones conmigo –admitió Lily, sonriendo levemente al notar el nerviosismo del muchacho- Y por qué no, hablar con usted sobre la Medicina es interesante pero...

-No acepta, ¿no es así? –dijo Jun cabizbajo

-No es eso, lo que no creo es que a esta hora sea adecuado tomar un café, ¿qué tal una hamburguesa? –ofreció Lily sonriente- ¡Ah! Pero lo olvidaba, ustedes siguen un régimen alimentario

-Je, no muy estricto, y la idea de la hamburguesa es buena –admitió el muchacho- ¿Entonces acepta?

-Sí, la verdad hablar con usted es muy interesante

-Digo lo mismo, ¿nos vemos en media hora en la salida del complejo?

-Media hora está bien –contestó Lily muy contenta, marchándose con una sonrisa de oreja a oreja

Mientras, Paola miraba a Hikaru con cara de "y ahora qué onda con éste..."

-Dígame –dijo Paola algo cortante

-Eh...sobre ayer, yo...

-¿Sobre qué? –preguntó Paola tranquilamente

-Sobre lo que le dije acerca de Yoshiko

-¿Quién es Yoshiko? –fingió Paola, percatándose de lo que le hablaba el muchacho

-La amiga que me regaló la cinta de la cabeza –contestó Hikaru avergonzado

-¡Ah, sí! La linda cinta –ironizó Paola- ¿Qué con ella? ¿le pasó algo?

-No, es sólo que quería disculparme por haber tenido el atrevimiento de ponerme a contarle cosas sobre las que seguramente no estaba interesada

-No se preocupe –contestó la muchacha, volteando para irse- No tiene importancia

-Claro que la tiene –reconoció el muchacho, interrumpiéndole el paso- Yo no quería hacerla sentir incómoda al enterarse de mi vida privada

-Mire –aclaró Paola- En realidad no tiene importancia, ya estoy acostumbrada a que los pacientes me cuenten cosas de su vida, hasta interesante es

-¿Pacientes? –dijo Hikaru extrañado

-Ahá, pacientes, ayer usted estaba como mi paciente, ¿recuerda? –aclaró la joven

-Claro, pero de todos modos le pido una disculpa

-¿Tan importante es para usted?

-En realidad sí –admitió Matsuyama seriamente

-Bueno, no se preocupe, lo disculpo –contestó Paola finalmente, evitando al muchacho para seguir con su camino

-Gracias...doctora

-Por nada –sonrió Paola, marchándose seguida por la mirada de un enrarecido Matsuyama (y digo enrarecido porque hasta fue extraño para él tener que pedirle disculpas absurdas a alguien que ni conocía bien)