Capítulo 15.
Ambas chicas se dispusieron a ver el entrenamiento y tomaban notas. Marie y Hana se sentaron en un punto intermedio entre ambas porterías, ya que Marie apoyaba a Genzo y Hana a Ken. Lily quería patear a la primera y Paola a la segunda, aunque no lo reconocieran abiertamente… Junto a Marie y Hana se encontraban Levin y Schneider. El sueco saludó muy efusivamente a Lily cuando ésta llegó, cosa que causó que tanto Taro como Genzo hicieran muecas de disgusto, mientras que el alemán había intentado captar la atención de Paola, sin conseguirlo. Ken estaba más que contento por esto último. Rika, por su parte, miraba a Taro y suspiraba en secreto.
-Oye.- le dijo Youko Katagiri.- Ya deberías de decírselo…
-¿Decirle qué a quién?.- preguntó Rika, sorprendida.
-A Misaki que te gusta…
-¿Para qué, si no soy correspondida? No tiene caso…
-Él y Lily ya no son novios…
-Pero como si lo siguieran siendo.- replicó Rika.- Nada más hay que ver lo celoso que se pone Taro cuando Lily anda con otro…
-¿Y eso qué? Quizás solo sea el recuerdo…
-Pues bien recordada que la tiene.- suspiró Rika.
-¿Además no crees que tu prima pueda estar interesada en otro? Ya ves los rumores que se corren sobre ella, Jun Misugi y Genzo Wakabayashi… .- prosiguió Youko.
-Sí, es cierto.- suspiró Rika.- Pero con la suerte que me cargo quizás se quede con Taro…
Solo Youko sabía del secreto amor que Rika sentía por Taro y en verdad quería ayudar a su amiga, ya que ella se sentía más que mal por haberse enamorado del ex de la que consideraba su hermana, más que su prima…
El entrenamiento transcurrió sin pena ni gloria. Marie se fue a colgarse del cuello de Genzo mientras que Hana iba a acosar a Ken. Lily sentía que se enfermaba cada vez que veía a la alemancita muy cerca del portero.
-Maldita, maldita sea.- gritó Lily, cuando tiró por accidente su café encima de su playera.
-¿Qué te pasa?.- preguntó Rika.
-Nada, que ya me eché el café encima.- gruñó Lily, furiosa.
Estaba tan enojada que comenzó a maldecir en español. Afortunadamente, solo Rika le entendió.
-¿Está haciendo alguna especie de conjuro?.- preguntó Paola a Rika.
-No, nada más está de un humor de perros.- suspiró la chica.
Lily se dirigió a los lavabos a enjuagarse un poco la playera. En el camino vio que Marie seguía coqueteando con Genzo.
-Aquí tienes, chiquito (¬¬).- le decía Marie, al tiempo que le daba un termo y una toalla.
-Chiquito tendrás el cerebro.- gruñó Lily, en español.- Maldita alemana resbalosa comehombres, nomás porque es rubia ya se cree la muy buena. Si las morenas estamos mejor, maldita vieja resbalosa y…
Genzo y Marie la observaron con sorpresa, sin entender obviamente lo que ella decía. Ya en los lavabos, Lily se enjuagó la mancha sin dejar de refunfuñar.
-¿Por qué estás enojada?.- preguntó Rika, quien había salido tras de ella.
-Ya te dije, porque me eché el café encima.- contestó Lily, de muy malas pulgas.
-Eh… Yo creo que no es eso lo que te tiene tan molesta…
-¿Entonces qué?
-Creo que estás celosa…
-¡Ja! ¡No me digas! ¿De quién, según tú?.- preguntó Lily, sarcástica.
-Yo creo que de Genzo… Casi podría jurarlo…
-¿Qué? ¿Estás loca? ¿Crees que me gusta ese tipo? ¡Si es un egocéntrico petulante!.- gritó Lily, confirmando las palabras de Rika.
-Ajá, lo sabía, estás celosa… .- sonrió Rika, triunfal.
-¡No es verdad!
-Oh, vamos, Lily, si es muy obvio. Toda la mañana has estado enojada y es porque Marie Schneider muestra demasiado interés en él.
-¡No es cierto!
-Claro que lo es.- contradijo Rika.- Hace unos momentos me preguntaba quién conquistaría tu corazón y ahora ya sé quién es…
-¿De qué hablas?
-Si, me preguntaba si estabas enamorada de Taro, de Genzo o de Jun y ahora veo que el que te gusta es Genzo…
-¡Deja de decir eso!
-Ay, Lily, al menos deberías reconocerlo…
Lily medio consiguió quitar la mancha de su playera, mientras que una vocecilla molesta le preguntaba: "Sí. ¿Qué te ganas con negarlo?". Lily miró inconscientemente hacia donde Marie seguía coqueteando a lo descarado con Genzo. Incluso, en algún momento, Marie se estiró y le plantó un beso en la comisura de la boca al portero. Lily tuvo unos deseos horribles de convertir a Marie en chicharrón (sabe por qué se me vino eso a la mente XD).
-Suponiendo que me guste.- admitió Lily.- No me serviría de nada porque no tengo ninguna oportunidad…
-¿Qué no tienes oportunidad? Querida prima, yo creo que tú también le gustas a él.- replicó Rika.
-No creo. Si yo le gustara no estaría coqueteando así con Marie…
-¿No te das cuenta? Te quiere dar celos…
-¿Qué cosa?
-Que te quiere dar celos.
-¿Cómo lo sabes?
-Lo sé porque él no ha dejado de mirar muy disimuladamente para acá cada vez que Marie se le cuelga del cuello.
-¿Lily-chan, estás bien?.- preguntó entonces Jun Misugi, quien se veía algo preocupado.
-Claro. ¿Por qué no habría de estarlo?.- contestó la aludida.
-Por el golpe que te diste en la mañana.- respondió Jun, golpeando suavemente el costado de Lily.- Temía que te doliera tanto que…
-¡Ouch!.- Lily se dobló de dolor.
-¡Lily!.- exclamó Rika.
-Lo sabía, aun te duele… .- comentó Jun.- Quizás deberías ir a que te tomen unas radiografías…
-No será necesario.- negó Lily.- Es solo el golpe, se me pasará…
-Sabes que puede ser algo más.- negó Jun.- Como médico, sabes las posibilidades.
-Luego le pido a Paola que me revise…
-Al menos déjame acompañarte hasta el consultorio.- ofreció Jun.
-Como quieras.
En ese momento apareció Taro, a quien no se le escapó que Jun había desaparecido en la misma dirección en la que lo había hecho Lily y rápido fue a ver lo que pasaba ahí.
-¿Qué te pasa, Li-chan?.- preguntó Taro.- ¿Te lastimaste?
-En la mañana me golpeé con una mesa.- respondió Lily, suspirando.- Es todo.
-¿Quieres que te acompañe a la enfermería?
-Lo haré yo.- intervino Jun.- Gracias.
-No será necesario, puedo hacerlo yo.- contradijo Taro.
-Doctora Del Valle.- dijo Levin en esos momentos.- Quería saber si hoy en la noche también cenaría conmigo… ¿Perdón, interrumpo algo?
Levin se extrañó de las miradas de pistola que le arrojaron Taro y Jun.
-¡Ah! Quizás hoy no vaya a cenar.- musitó Lily.- Creo que necesito un descanso…
-¿Qué pasó?.- preguntó Stefan.
-Este… Es que me golpeé con una mesa en la mañana y creo que…
-¡Ah! ¿Necesitas que te lleve con un doctor?.- se ofreció Levin.
-No. La llevaré yo.- contestaron Jun y Taro al unísono.
-Yo también puedo hacerlo.- replicó Levin.
-Ay, Dios… .- musitó Lily.
Rika estaba que no se podía aguantar la risa. Por supuesto, la situación llegó al extremo cuando llegó el "galán" que faltaba…
-No sé que estén planeando.- dijo Genzo, quien se había hartado ya de la escena.- Pero no pueden organizar sus orgías a mitad del campamento.
-¡Wakabayashi!.- gritaron Rika, Lily, Jun, Taro y Stefan al mismo tiempo.
-Únicamente queremos ayudar a Lily.- refunfuñó Taro.
-Sí, la doctora está lesionada.- afirmó Levin.
-Y necesita atención médica.- apoyó Jun.
-Pues miren que yo la veo perfectamente bien.- replicó Genzo, sarcástico.- Aun puede mantenerse en sus dos pies y traer babeando por ella a más de uno…
-Idiota.- murmuró Lily, enojada y ruborizada.
-¿Sabes? Pareciera que estás celoso, Wakabayashi.- observó Levin.- ¿Por qué te molesta que nos preocupemos tanto por la doctora?
-No digas idioteces.- bufó Genzo.
-Yo creo que no son idioteces, sino verdades.- replicó Misaki, muy serio.
-Esto es una tontería, pelearse así por una mujer.- observó Jun.
-¿Y entonces por qué sigues aquí?
Genzo, Taro, Stefan y Jun se enfrascaron en una curiosa pelea. Cada quien acusaba al otro de tener más o menos celos. Rika ya no se podía aguantar la risa y eso acabó por fastidiar a Lily.
-¿Saben qué?.- les dijo a los cuatro impacientes caballeros.- Nos vemos después.
Y la chica se marchó sola a paso veloz para evitar que cualquiera de ellos la siguiera. Pasó junto a Marie Schneider sin siquiera verla, para evitar rayársela en plena cara. Pasó también junto a Paola, quien parecía no estar pasándosela del todo bien…
Hana seguía atosigando a Ken. Y éste se dio cuenta de que eso a Paola le producía cierta rabia, cosa que decidió aprovechar dándole un poco de vuelo a Hana.
-Anda, ¿me llevarás a conocer las instalaciones?.- preguntaba Hana.
-Cuando quieras.- respondió Ken.
-¿Qué tal ahora mismo?
-¿No te importa que ande sudado?
-Anda, que así te ves más hombre…
Paola quería meterle su bolígrafo a Hana por una zona en donde no calienta el sol. Pero en ese momento llegó su salvación. Hikaru Matsuyama se acercaba a ella con toda la intención de hablarle y Paola agarró la oportunidad al vuelo.
-Doctora Shinobara.- dijo Hikaru.- Paola…
-¿Qué se te ofrece, Hikaru?.- Paola habló con un tono excesivamente meloso para ella.
-Quisiera ver si…
-Con todo gusto.- Paola ni le dio chance a Hikaru de terminar.- Vamos.
-¿Eh? Bueno.- Hikaru se encogió de hombros.
Paola se colgó del brazo de Matsuyama, cosa que hizo que Ken se molestara y que Hana se sorprendiera.
-No sabía que era su novio.- comentó Hana.
-No lo es.- negó Ken.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque yo soy su…
Ken iba a decir: "porque yo soy su novio", pero no completó la frase porque ya no sabía cómo estaba el "acuerdo" entre él y Paola a esas alturas…
Lily iba corriendo a todo lo que le daban sus piernas, sin fijarse por dónde iba, y casi choca contra una persona que venía de frente.
-¡Perdón! No me fijé por dónde iba.- se disculpó Lily.
-No te preocupes.- sonrió Yayoi Aoba.
-¡Ah! ¿Te puedo ayudar en algo?
-Busco otra vez a Jun… ¿Lo has visto?
-Por ahí anda.- bufó Lily, al recordar lo sucedido.
-¿Me podrías decir en dónde está?
-¿Es muy urgente lo que tienes que decirle?
-Es que estoy preocupada por él.- admitió Yayoi, agachando la cabeza.- Últimamente Jun se ha quejado de dolor de pecho y pues con su problema del corazón…
Lily se sintió mal. Ahí, en frente de ella, estaba parada una chica que realmente amaba a Jun Misugi, no como ella, a quien solo le gustaba el tipo pero nada más… Definitivamente, Lily nunca desarrollaría por Jun el amor que Yayoi le profesaba…
-Está en el campo de juego.- respondió suavemente Lily.- Perdona si no te acompaño, pero es que yo tampoco me siento bien…
-No te preocupes.- sonrió Yayoi, débilmente.- Iré a buscarlo. Gracias y que te recuperes.
-Gracias…
Yayoi se marchó. Lily decidió irse a su cuartito, acostarse en la cama y no levantarse hasta que se muriera de inanición o hasta que Paola la sacara a patadas, lo que ocurriese primero…
Mientras tanto Paola quería sacarse de la cabeza a la condenada Hana. Aun estando con Hikaru, Paola no podía olvidar que en esos momentos Ken debería de estarle enseñando el campamento a su mugrosa prima.
-¿Te pasa algo?.- preguntó Hikaru, quien se había sentido un poco desilusionado cuando Paola le soltó el brazo después de que se alejaron de Ken y Hana.
-Nada, estoy bien.- negó Paola.- Solo tengo un poco de dolor de cabeza.
-Uhm, ya veo. ¿No será por Ken, cierto?
-¿Cómo?.- Paola se sorprendió.- ¿Por qué lo dice?
-No sé, me pareció notar que estabas ansiosa por irte de ahí…
-Son solo ideas tuyas.- Paola soltó una risa de lo más forzada.- ¿Cómo crees?
-Si tú lo dices… .- Matsuyama se encogió de hombros.- En fin, quería ver si me podías ayudar en…
-¡Ah, sí! El favor que querías que te hiciera.- interrumpió Paola.- ¿De qué se trata?
-Bueno, es que tengo una uña enterrada en el pie y me molesta.- Hikaru se puso algo colorado.- ¿Me podrías revisar?
-Claro.- Paola se esforzó por no reírse.- Espero que no te huelan los pies…
-Claro que no.- Hikaru se puso más rojo todavía.- Me acabo de bañar…
-Uh, me hubieras dicho para enjabonarte la espalda…
-¿Cómo dices?
-Nada.
Paola llevó a Hikaru a su consultorio y lo hizo sentarse sobre la camilla de exploración.
-Listo, descúbrete el pie.- pidió Paola.
Hikaru obedeció. Paola examinó el dedo lesionado y determinó que no era una uña enterrada, aunque estaba muy cerca de serlo. Ella lavó un poco la lesión y le aplicó una gasa, más para hacerle al cuento que para otra cosa.
-Lávate diario y córtate bien las uñas.- aconsejó Paola.
-Gracias.- dijo Hikaru.
Paola, sin querer (ajá) dejó caer su pluma al suelo. Se agachó a recogerla y Hikaru hizo lo mismo. Ella tomó la pluma primero y él solo alcanzó a agarrar su mano. Ambos se vieron a los ojos durante un instante que pareció dudar una eternidad… De repente, alguien tocó a la puerta. Paola inmediatamente se separó y corrió a abrir la puerta. Ahí se topó con Kazuki, quien venía en compañía de una linda chica que no podía ser otra más que Yoshiko Fujisawa.
-¡Hola, mi luna preciosa!.- exclamó Kazuki.- Quería saber si no está aquí… ¡Ah! Ahí está. Matsuyama, te hemos buscado por todo el campamento… ¿Por qué estás tan rojo?
-Por nada.- replicó Hikaru.- He de tener fiebre.
-Qué curioso.- comentó Kazuki.- ¿También Paola tendrá fiebre? Está igual de colorada que tú…
-Cállate.- dijo Paola.
Yoshiko miraba alternativamente a Paola y a Hikaru. Y pareció molestarse un poco.
-Veo que estás ocupado.- comentó.- Mejor regreso después…
-¡No! Yoshiko, espera.- pidió Hikaru, saliendo tras ella.
-Jeje, creo que pusiste celosa a la señorita Fujisawa.- comentó sonriente Kazuki.
-Que te calles.- repitió Paola, algo decepcionada.
"Todos los hombres son iguales", pensó.
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A pesar de la rabia, Lily había conseguido dormirse. La despertaron unos golpes sutiles dados a la puerta de su cuarto. Un tanto enfurruñada, medio se peinó el largo cabello y fue a abrir, encontrándose con Stefan Levin, quien la miró un tanto preocupado.
-Hola.- sonrió él.- Quería saber cómo seguía… ¿Ya se siente mejor?
-Sí, un poco, gracias.- sonrió Lily, un tanto aliviada.- Pero no me llames de usted que me siento anciana…
-De acuerdo.- aceptó Levin.- ¿Sabes? Me sentí mal por haber sido partícipe de todo el alboroto que se creó hace un rato.
-Ah, está bien, no te preocupes.- suspiró Lily.- Toda la culpa la tiene ese idiota…
-¿Qué idiota?
-Un idiota que anda por ahí creyéndose el más guapo de todos…
-Ah… ¿Hablas de Wakabayashi?
-¿Se nota que es un idiota?
-Se nota que está celoso de ti.- respondió Levin.- Y no lo culpo...
-¿Quieres pasar?.- a Lily le urgía cambiar el tema.- Hace un poco de frío afuera…
-Claro.
-Solo que está un tanto desordenado… Acabo de despertar.
-No importa.
Lily hizo pasar a Levin, no sin antes encender la luz. Él se sentó en la cama de Paola mientras Lily arreglaba su cama.
-¿No se molestarán si se enteran de que metes a un hombre a tu habitación?.- inquirió Stefan.
-¡Na! Soy una mujer adulta.- replicó Lily.- No tengo que darle explicaciones a nadie…
"Además, ya una vez me quedé dormida con Misugi en la misma cama", pensó ella. "No puede ponerse peor con Levin…".
-¿Y bien? ¿Qué te trae a Japón?.- inquirió Lily, cuando terminó de tender su cama.
-Vengo acompañando a Karl.- respondió Stefan.- Fue suya la idea de venir.
-¿Y de quién fue la idea de traer a su odiosa hermana?.- a Lily se le escapó el comentario sin querer.
-¿Perdón?
-Olvídalo.- Lily se puso colorada.- ¿Y por qué quiso venir Karl a Japón?
-No me lo dijo, pero creo que viene en busca de la doctora Paola.- respondió Levin.
-Sería lo más lógico.- coincidió Lily.
Ella notó que Levin traía en el cuello una cadena de oro de la cual colgaba un relicario del mismo material.
-Lindo relicario.- sonrió Lily.
-Gracias.- Levin se sorprendió un poco con el comentario.
-¿A quién tienes ahí?
-¿Cómo?
-Sí. Que de quien guardas fotografía.- interrogó Lily, curiosa.
-¡Ah! Pues verás… .- Levin se quitó la cadena, abrió el relicario y se lo pasó a Lily.- Es mi ex novia, Karen… Murió en un accidente hace tiempo…
-¡Oh! Lo siento mucho.- se sinceró Lily.- De verdad.
-Gracias. Eso fue hace años.- Levin suspiró.- ¿No es patético? Sigo recordándola y conservando su fotografía…
-No, no lo es.- negó Lily.
Ella se levantó a abrir un cajón de una cómoda cercana. De ahí sacó un pequeño alhajero del que extrajo un relicario de plata, en forma de corazón. Lo abrió y se lo pasó a Levin. Éste vio la fotografía de un joven de cabello negro alborotado y ojos grises.
-Es mi ex novio.- explicó Lily.- Se llamaba Elliot. Falleció hace cinco años, en un accidente automovilístico…
-Lo siento.- murmuró Levin.
-Yo también sigo guardando su fotografía.- suspiró ella.- Así que, como ves, no eres el único…
-Ya veo… Ya somos dos patéticos…
Lily sonrió. Levin pronto comenzó a hablar de Karen y, lejos de molestarle a Lily, ella lo escuchó atentamente. Después, ella empezó a hablar de Elliot. Con nadie había hablado Lily de su viejo y perdido amor, ni siquiera con Paola. Pronto, Lily comenzó a llorar y Levin le pasó un brazo por los hombros, con la única intención de consolarla. Para ella, fue una revelación el poder hablar de Elliot con alguien más, y no con cualquier persona, sino con alguien que también había pasado por lo mismo que ella. Y Levin pareció sentirse igual. Él tampoco había querido hablar con nadie sobre Karen…
-Lástima que no pude cumplir mi promesa de ganar el mundial.- murmuró Levin, apesadumbrado.- Pero sé que ella lo entendió…
-Claro que sí.- sonrió Lily.- Yo siempre me voy a lamentar el no haberme despedido de Elliot como debía ser… Si tan solo no hubiese sido tan terca… Eso siempre lo voy a lamentar toda mi vida…
-Estoy seguro de que él también comprendió y sé que no te culpa por lo sucedido.- comentó Levin.- Y no querrá verte deprimida por eso…
-Sí, lo sé.- suspiró Lily.- ¿Sabes? Creo que mi trauma con Elliot ha impedido que me acerque bien a otros hombres. Tengo miedo de volver a enamorarme en serio y volver a perder a ese amor…
-Te entiendo… .- murmuró Levin.
Las horas pasaban pero ellos no las sentían, tan a gusto estaban platicando. Incluso, cuando Paola llegó, ellos la saludaron y siguieron hablando como si nada. La Wakabayashi los miraba con disimulo, tratando de descubrir si lo que había entre ellos era amor o pura camaradería. Mucho rato después, Levin se despidió y se fue. Lily cerró la puerta y se dejó caer en su cama, suspirando.
-No me digas que vas a cambiar al tarado de mi primo por Stefan.- comentó Paola.- Bueno, no te culpo… Yo haría lo mismo.
-No es eso.- negó Lily.- Es que hoy me he liberado de un secreto muy grande…
-¿Ah, sí?
-Sí. Y todo gracias a Levin.- sonrió Lily.- No eres la única que guarda secretos, ¿sabes?
-¿Entonces no te gusta Stefan?
-Mira, es un muchacho muy apuesto.- admitió Lily.- Y sí, me gusta un poco, pero…
-¿Pero qué?
-Nada.
Lily no quiso decirle a Paola que no podía evitar el seguir pensando en Genzo… Paola se enfurruñó al poco rato, ya que su amiga se negó a decirle sobre qué habían estado platicando ella y Levin, así que la germano-japonesa decidió salir a respirar un poco de aire puro. Paola decidió dar una vuelta por la cancha, que a esas horas ya debería de estar vacía a menos que algún loco obsesionado estuviese aun entrenando, cosa que, dicha sea de paso, no sería nada extraña…
Pero no fue un loco obsesionado lo que Paola se encontró, sino más bien a Ken y a Hana platicando muy juntitos en una parte de las gradas. A Paola se le subió la sangre a la cabeza nomás de verlos juntos…
-Este traidor.- bufaba Paola.- Miren que pedirme que sea su novia para sus cochinos propósitos pero nomás me descuido y ya anda de resbaloso con esa desgraciada…
-¡Ay, Ken! ¡Eres tan simpático como guapo!.- decía Hana.
(Por favor, guapo y simpático mi perro ¬¬).
-No digas esas cosas.- reía Ken.- No soy así, solo soy yo…
-Pero tú eres realmente agradable.- insistía Hana.- Eres el hombre de mis sueños…
(Más bien serán pesadillas ¬¬)
-¡Ja! No te creo.- replicó Ken.
-¿Quieres ver que sí lo eres?.- inquirió Hana, al tiempo que acercaba mucho su rostro al de Ken.- ¡Qué bueno que no tienes novia! Así te tendré solo para mí…
Esto último fue la gota que derramó el vaso. Paola se acercó a ellos, hecha una furia, impidiendo que Hana le diera el beso a Ken. (Anda, Tsuki, que no iba a hacer que ella lo besara).
-¿Cómo que no tiene novia?.- gritó ella, enfurecida.- ¿Y yo qué soy?
-¿Cómo dices?.- exclamó Hana, sorprendida.- Pues eres una metiche entrometida, eso eres.
-Eh, Paola… .- comenzó a decir Ken, pero la aludida lo ignoró.
-¡Claro que tiene novia!.- gritó Paola.- ¡Yo soy su novia!
-¿Tú?.- se burló Hana.- ¿Cómo crees que te voy a creer eso? Él no se fijaría en alguien tan odiosa como tú.
-¡Más odiosa será tu cola!.- gritó Paola, imitando a Lily.
-¡Grosera, maleducada!
-¡Resbalosa, mosca muerta!
Ken no sabía ni qué hacer, aunque hubo algo que le llamó mucho la atención: Paola estaba realmente furiosa, no fingía estarlo. Esto le indicó a Ken que quizás estuviera celosa…
-Paola, tenemos que hablar.- pidió Ken.
-¿De qué? ¡No tiene caso!.- respondió Paola, casi escupiendo las palabras.- ¡Hemos terminado!
Hana miró a su prima con ojos como platos, al tiempo que Paola se daba la vuelta y se marchaba como energúmena. Ken sonrió por lo bajo.
-Perdóname, Hana, pero tengo que irme.- le dijo a la chica.
-¿Vas a ir detrás de tu novia?.- inquirió Hana, enojada.- Perdón, tu ex novia…
-Es que no es lo que tú crees.- replicó Ken.- Hay algo que debo aclarar…
