Capítulo 23.

Durante todo el entrenamiento, Rika estuvo pensando en la manera de decirle a Lily que ella y Taro habían comenzado a salir juntos. Lily le había contado a su prima sobre la decisión de Paola, y Rika sabía que no era un buen momento para darle a Lily noticias que pudiesen descontrolarla.

-Tengo que confesarte algo, Li-chan.- le dijo Rika a Lily, en una jugada de gol que Taro festejó lanzándoles besos a ambas chicas.

-¿Qué cosa?.- inquirió Lily.- ¿Al fin le dijiste a Taro lo que sientes?

-Sí.- respondió ella.- Ya se lo dije...

-¿Y?

-Pues resulta que yo le gusto también.- sonrió Rika.- Y hemos decidido darnos una oportunidad... Me ha invitado a salir más en serio.

-¿En serio?.- gritó Lily, feliz.- ¡Qué emoción! De verdad que me da mucho gusto.

-¿No te molesta?.- preguntó Rika, algo sorprendida.

-Para nada.- negó Lily.- Ya te lo dije, yo por Taro no siento más que una buena amistad. Estoy enamorada de Genzo, a él es a quien amo.

-Entonces no tengo nada de qué preocuparme.- suspiró Rika, aliviada.

-Claro que no.- sonrió Lily.- Ahora lo único que me interesa es la decisión de Paola...

Al final del entrenamiento, Genzo buscó a Lily y ella se lo llevó a un lugar apartado.

-Lo siento, pero no podremos comer juntos hoy.- le dijo ella.- Llevaré a Paola a comer a un restaurante, para alejarla aunque sea por un rato del ambiente de aquí y que tome una buena decisión.

-Me parece bien, corazón.- sonrió Genzo.- Aunque extrañaré no tenerte conmigo...

-No seas exagerado.- rió Lily.- Me tendrás en la noche.

-Eso es lo que yo espero.- Genzo sonrió con malicia.- Tenerte conmigo por toda una noche...

-¡Genzo!.- Lily se puso muy colorada.

-¿Qué cosa?.- Genzo tomó a Lily por la cintura.- Si bien que sé que también lo deseas...

Genzo besó a Lily de una manera bastante apasionada. Las inquietas manos del portero nuevamente se fueron más allá de donde deberían y Lily se sintió muy inquieta.

-Ya detente.- pidió ella, jadeando y separándose de Genzo.- O me harás caer un día de éstos...

-Eso es precisamente lo que quiero.- rió Genzo.

-Ya quisieras.- replicó Lily, muy colorada.- Pero no se te va a hacer.

-¿Nunca?

-Nunca.- rió la mexicana.

Lily regresó a su habitación, en donde Paola ya se estaba arreglando.

-¿Ya estás lista?.- preguntó Paola.- Me muero de hambre.

-¿Qué se te antoja comer?.- preguntó Lily.

-No lo sé, cualquier cosa está bien.- respondió Paola.- ¿Tú de qué tienes ganas?

-De unos buenos tacos.- rió Lily.- Pero dudo mucho que vendan de esas cosas aquí.

-Yo quiero comer una buena pasta.- comentó Paola, después de pensarlo bien por algunos momentos.- ¿Habrá algún buen restaurante italiano por aquí?

-Ya lo descubriremos.- respondió Lily.

Lily y Paola salieron del campamento, charlando alegremente sobre su próxima graduación. Dentro de poco tiempo, ambas serían médicos de una buena vez. Y si terminaban el año en el campamento, podrían continuar en medicina deportiva con pase directo (sí, como no) y especializarse en esa área.

-No tiene sentido que yo continúe aquí.- comentó Paola.- Yo quiero ser psiquiatra.

-Y yo quiero ser neurocirujana .- replicó Lily.- Pero al menos será bueno contar con esa opción...

-Cambiemos el tema.- pidió Paola.- No quiero hablar sobre eso.

-Bien. ¿De qué quieres hablar?.- preguntó Lily.

-Del cumpleaños de mi primo.- respondió Paola.- Es dentro de pocos días. ¿Ya planeaste lo que le vas a regalar?

-No.- negó Lily.- ¿Alguna idea?

-Regálale una noche de pasión.- rió Paola.- Te aseguro que te va a agradecer más eso que cualquier otra cosa...

-¡Paola!.- gritó Lily, poniéndose muy roja.- ¡NO inventes!

-Bueno, bueno ya.- bufó Paola.- Yo nomás decía...

-Tendré que pensar en algo bueno.- suspiró Lily.- No se me ha ocurrido nada, con tantas cosas que han pasado...

-Cierto.- asintió Paola.- Sí que han pasado muchas cosas...

-Aun no puedo creer que tú y el lavacoches vayan a andar juntos.- musitó Lily, poniendo cara de "hello con tu hello".

-Nadie ha dicho que vayamos a andar juntos.- replicó Paola, poniendo cara de espanto.

-¿Y entonces?.- se sorprendió Lily.- O sea tú lo quieres y él te quiere, ¿no? ¡Ah! Se me olvida que tú piensas que no es válido si no te hace "la pregunta oficial".

-Deja que se recupere.- gruñó Paola.- Y ya después aclararé eso con él.

-Como digas...

-Ya sé que le puedes regalar a Genzo.- dijo Paola, con cara de quien ha tenido una buena idea.

-¿Qué cosa?

-¡Un negligé!

-¡Paola!

-No será para él.- replicó Paola, burlona.- Sino para que te lo quite a ti.

-¡Paola!

Las chicas habían llegado a un restaurante de comida italiana y ambas ya habían ordenado. Se pasaron el resto de la comida platicando sobre los momentos que habían vivido juntas, en el hospital y en el campamento. Paola recordó a Nanito, quien en marzo del siguiente año ya se convertiría en traumatólogo. Lily pensó en el doctor Martínez y en que en esos momentos él ya se encontraba en México... Al final, Lily levantó su vaso de refresco y convocó a su amiga a un brindis.

-Por la medicina.- dijo Lily.- Que en ocasiones puede volvernos locos.

-Y por la amistad.- añadió Paola.- La cual también puede dejarnos en el mismo estado.

Más tarde, cuando las chicas regresaron al campamento, Paola se fue a buscar a Ken, pero Togi le informó que el muchacho ya había sido dado de alta. Paola salió al campo de entrenamiento, y se dio cuenta de que Ken estaba ahí, practicando con Kazuki.

-Tengo que irme.- le dijo Kazuki a Ken al ver a Paola.- Los veré luego.

-¿Cómo estás?.- quiso saber Paola.- Aun te noto algo pálido.

-No es nada serio.- sonrió Ken.- Ya estoy mucho mejor gracias a que una linda doctora me cuidó durante la noche.

-No fue nada.- sonrió Paola.

Ken se quedó callado por algunos minutos.

-Genzo me contó que estás planeando en irte del campamento.- comentó él.- ¿Es cierto eso?

-Me pregunto quién le habrá dicho.- gruñó Paola.- Esa chismosa de Lily...

-¿Por qué quieres irte?.- preguntó Ken.- ¿Es por mi culpa?

-Mentiría si te dijera que tú no tienes nada que ver en eso.- confesó Paola.- Pero no eres solo tú el que me hace tomar esa decisión...

-¿Schneider?.- cuestionó Ken.

-Quizás.- Paola desvió la mirada.

-¿Aun sientes algo por él?

-No.- negó Paola.- Ya te lo dije. Tú eres a quien yo quiero...

Ken no dijo nada, pero tomó a Paola entre sus brazos y la tomó por la barbilla.

-¿Qué haces?.- ella se puso muy roja.

-Solo quiero decirte que te quiero.- murmuró Ken, mirando a Paola a los ojos.- Que al principio odié que dos presuntuosas doctoras vinieran aquí a decirnos lo que deberíamos hacer, pero después agradecí el haberte conocido... Te robaste mi corazón, Paola Wakabayashi, me metiste un gol... Suena cursi, lo sé, pero no quiero que te vayas... No sé qué hacer para corregir mi error y evitar que me dejes... Quiero estar contigo, Paola, no solo lo que queda del año sino para siempre...

-Ken... .- musitó Paola.

Ken se inclinó y le dio a Paola el primer beso verdadero de amor. Mientras tanto, Lily estaba haciendo planes apresurados con Tsubasa, Misaki, Misugi, Rika y Youko para festejar el cumpleaños de Genzo.

-Es seguro que nos dejarán hacer una fiesta.- dijo Rika.- Siempre festejamos los cumpleaños de todos.

-Yo cocinaré un pastel.- dijo Lily.- Soy buena repostera.

-Podremos decirle al cocinero que nos haga un menú especial para ese día.- dijo Taro.

-¿Qué hacen?.- preguntó Genzo, al ver que su novia y su amigos platicaban muy misteriosamente.

-Nada.- respondió Lily, rápidamente.- Vamos a pasear.

Y sin darle la oportunidad a Genzo de decir nada más, Lily se lo llevó con él, haciéndoles señas a Taro para que continuara con los planes de la fiesta.

Más noche, cuando Paola regresó a dormir, se encontró a Lily acostada en su cama, envuelta en sábanas pero sin dormir.

-¿Qué haces acostada tan temprano?.- se sorprendió ella.- ¿Ya te dejó en paz el tarado de Genzo?

-Deja de llamarlo así.- pidió Lily.- Y más bien, tuve que escaparme de él para evitar un desastre mayor...

-¿A qué te refieres?

Lily le contó a Paola que, cuando Genzo y ella se escaparon hacia un sitio más apartado, el porteo había dejado nuevamente que sus manos fueran más lejos de donde debían. Genzo y Lily se habían fundido en un episodio particularmente apasionado, el cual tuvo que cortar Lily para evitar llegar más lejos con Genzo.

-Lo dicho.- rió Paola.- Ustedes dos van a terminar por darse cariño.

-Cállate, Paola.- regañó Lily.- ¿Tú dónde estabas?

-Tomando decisiones.- suspiró Paola.

-¿Ya decidiste si te vas o no?.- Lily se incorporó en su cama.

-Sí.

-¿Y qué decidiste? Vamos, dime.

-Pues...

Justo cuando Paola iba a responder, alguien tocó a la puerta. Paola abrió, ya que Lily se encontraba en pijama, y se encontró con Schneider.

-Qué bueno que te veo.- dijo Paola.- Tengo que hablar contigo.

-También yo.- dijo Karl.

Paola salió de la habitación y cerró la puerta. Karl comenzó a hablar.

-Solo quiero decirte que... .- comenzó a decir él.

-No.- interrumpió Paola.- Déjame hablar a mí. Solo quiero decirte que hace mucho tiempo estuve enamorada de ti pero ya no. Aun me agradas, y te agradezco los pocos y escasos momentos de felicidad que me diste, pero todo eso ya acabó. Y está bien. No hay rencores ni resentimientos.

-Paola... . murmuró Karl, soltando un suspiro de alivio.- Me da gusto escucharte decir eso, no quería quedar en malos términos contigo.

- Ni yo contigo. Además, estoy enamorada de otra persona.- confesó Paola.- Y él me ama a mí.

-¿Wakashimazu?.- aventuró Karl.

-Sí.- asintió Paola.

- Creo que yo también estoy enamorado de otra mujer pero quería cerrar capítulos para dejar el pasado atrás y comenzar algo nuevo y mejor.- dijo Karl.

- Ambos podemos hacerlo entonces.- aceptó Paola.

Karl besó a Paola la mejilla y se dio la vuelta. Paola lo vio alejarse de su vida, con la sensación de que un capítulo inconcluso de su existencia al fin estaba terminando.

A la mañana siguiente, Paola se levantó muy temprano para poder hablar con el doctor Nakata. El galeno la hizo pasar a su oficina.

-¿Y bien, doctora:- preguntó el doctor.- ¿Ya tomó su decisión?

-Sí.- respondió Paola, firme.- No me voy del campamento.

El doctor Nakata sonrió.

Días después, los muchachos festejaron el cumpleaños de Genzo. Lily le cantó las mañanitas en español, con una hermosa y potente voz que sorprendió a todos, Paola le embarró a su primo un pedazo de pastel en la cara, Urabe le vació el ponche encima a Ryo e Hiroshi y Sano bailaron la macarena. Rika y Misaki no perdían el tiempo y se besaban cuando pensaban que nadie los veía. Fue ese día cuando Paola y Ken aprovecharon para decirle al festejado que ya andaban juntos, y aunque ni a Genzo ni a Lily les gustaba la idea, ambos le desearon suerte a los jóvenes.

-Suerte con mi prima.- le dijo Genzo a Ken.

-Suerte con el lavacoches.- le dijo Lily a Paola.

Afortunadamente, Hana ya no se encontraba en Japón para hacer su berrinche, ya que cuando su padre se enteró de lo ocurrido entre ella y Paola, la hizo regresar inmediatamente a Londres. Karl y Marie aprovecharon para regresarse con ella a Europa. Lily no estuvo presente en la despedida, pero Genzo sí fue a decirle adiós a su hermana y a su antigua novia.

Era momento de festejar. Diciembre ya estaba presente y en Enero, Paola y Lily serían médicos. La fiesta de graduación sería a principios de año y Paola estaba dudando en ir.

-No seas así.- le reprochó Lily.- Nos merecemos una fiesta después de todo lo que pasamos... Podrías invitar a tu lavacoches...

-Dudo mucho que le gusten las graduaciones.- bufó Paola.

-A Genzo tampoco le gustan, pero de todos modos lo llevaré.- rió Lily.

-Si me dejo.- replicó Genzo, abrazando a Lily por la cintura.

-Es hora de darte tu regalo.- rió Lily, tomando a Genzo de una mano.- Vamos.

-¿Otro regalo? Creí que el reloj y el pastel lo eran todo... .- se sorprendió Genzo.

-No, aun falta una cosita más... .- Lily le guiñó el ojo.

Paola rió. Tal parecía ser que Lily sí había comprado el negligé.

-Ven conmigo.- le pidió Ken, extendiéndole una mano.- Quiero llevarte a contemplar las estrellas...

Paola aceptó la mano que él le extendía, sonriendo. Antes de salir del comedor, ella le echó un vistazo a los demás: Kazuki le hizo la señal de la victoria, Rika y Misaki bailaban, el doctor Nakata y Tagi sonrieron y el resto seguía comiendo pastel.

Paola suspiró. Al principio ella se había negado a ir a ese campamento e incluso estuvo a punto de renunciar, pero ahora se daba cuenta de que en ese sitio ella y Lily habían encontrado lo que ambas habían buscado por mucho tiempo...

El amor. Y la esperanza de un futuro mejor.

Fin.