Bueno, aqui la primera parte de este especial, quizas con estas historias del pasado podamos comprender los sentimientos y ciertas acciones de personas del futuro, espero que las disfruten.
Aclaro algunas cositas, Keiko es el nombre que le di a la mamá de Ino, Rasa no sera tan mayor como aparenta ser en el Naruto, quiero hacerlo mayor si, pero un poco mas contemporaneo a ellos, cuando vi Naruto me daba la impresion que se veia muuuuucho mayor que Karura pero no quiero que este sea el caso. Espero traerles la segunda parte y ultima dentro de poco, quizas se me de a una tercera, quiero aclarar que si se quieren saltar esto estan en su derecho, no influencia demasiado a la historia principal, solo es un especial que se me ocurrio y al que le di mucha cabeza.
btw hice un dibujito
A diferencia de mi tierra natal, las afueras de esta gran ciudad eran frias pero con un sol abrazador, a pesar de que en su Suna el desierto nos rodeaba no llegabamos a sentir el calor quemar nuestra piel, Oto el señor que mi padre encargo para llevarme me habia dicho que esta region era montañosa y por supuesto alta por lo que el sol estaba mas cerca que en cualquier otra zona.
El estacionamiento estaba lleno de estudiantes y sus padres, no corri con la misma suerte pues mamá y papá tenian algunos asuntos en otro pais. Mi capricho de llegar aqui segun la mentira que le conte a mis padres era el hecho de vivir la experiencia adolescente de una escuela comun luego de mucho años de estudiar en casa, con mis diecisiete podria tomar los ultimos dos cursos del bachillerato para luego a dedicarme a lo que seria mi destino planeado; fue dificil converselos teniendo en cuenta que consideraban la idea absurda, si no hubiese sido porque se trataba la Academia Sannin quizas estaria en estos momentos sentada en mi habitacion.
El examen de ingreso fue dificil, aun cuando se le pidio al personal ocultar mi persona y datos pude darme cuenta que mis respuestas fueron muy mediocres y que quizas entre solo para conveniencia de la institucion; veran ser la hija del kazakage como solemos llamar al que gobierna Suna es ser un blanco para los que buscan venganza o poder, durante todos mis años de vida no habia una sola persona en Suna que conociera mi rostro con exactitud. Mis padres no eran sobreprotectores simplemente el pueblo estaba cansandose de la monarquia y dejar que sus hijos caminaran por las calles podria llegar a ser peligroso, quizas por eso mi hermano Yashamaru estaba en el ejercito y ellos habian cedido a la idea del instuto con facilidad y para mi seria una ventaja, llegaria a este lugar con otro nombre, otra vida y nadie vendria a mi con otras intenciones.
Las camaras en Suna son algo costosas, en casa solo tenemos dos y podria decirse que tenemos bastante dinero, quizas es la economia o el terrible manejo de mi padre como gobernador pero durante los ultimos cinco años todo ha estado en aumento, una ventaja mas para mi familia pues pocos son los reporteros que pudieron seguir a mi hermano a la academia militar y nadie en este momento sabia sobre mi, o eso creo, pues llegue al lugar y nadie parecia reconocerme.
En Suna era facil que se me reconocieran, aun si no conocian mi rostro, mi ropa de marca, mis modales y porte solian delatarme como alguien de dinero y alta pocision asi que terminaban acercandose con reclamos y quejas cuando aprovechaba esas escapadas al centro comercial, me meti en muchos problemas por esas salidas pero era la unica forma de conocer un poco mas sobre el lugar donde me crie; quizas esto sea sorprendente pero he caminado mas libremente por las calles de Konoha o Kiri que por las de mi propio pais todo esto debido a la terrible gestion de mi padre y la mejor solucion que encontro para aligerar los humos fue comprometerme con un ciudadano cualquiera.
El pueblo se calmo hace seis meses cuando se anuncio mi compromiso con un superdotado de Suna, hijo de carpinteros dedicados a la manufactura de marionetas que habian consolidado un gran negocio con la zona turistica de la ciudad como muchas otras familias. La gente no dejaba de vitoriar pues alguien de mi nivel estaria junto a alguien de el nivel de ellos, les parecia magnifico y mi padre continuo con el gran eslogan de la igualdad haciendo que su gobierno se volviera mas empatico mientras yo era convencida de que seria lo mejor. ¡Me asuste! Claro que lo hice ¿quien estaria feliz de casarse con un desconocido? Imaginaba que terminaria casada con algun tipo rico de Suna pues dada mi circustancias el enamorarme de mi alma gemela no era muy posible, pero este tipo era alguien comun, uno mas de esos que se lanzaban a insultarnos ¿y si terminaba matandome? He leido muchos libros de novias en peligro... ¿Este Rasa como es? Solo he tenido eso en la cabeza desde que escuche tu nombre.
Mamá no deja de repetirle a mi padre que aun soy menor de edad, a diferencia de Rasa, y que conocernos podria ser peligroso pues "los hombres siempre quieren llegar a lo mismo" . La idea de mi madre es que nos conozcamos cuando tenga mi mayoria de edad y la boda solo este a semanas de realizarse... ¿estaba bien? ¡no! ¿no temian que terminara casada con alguien horrible y malo? Yo si, asi que me queje tanto que al final solo recibi una foto con la excusa de que la hija de su amiga se embarazo de un pueblerino sin siquiera pisar la capilla... claro, como si yo pudiera hacer eso.
- Pero no se ve tan mal Señorita. - Me dijo Makoto, quien trabajaba para la familia desde hace muchos años, su hijo Baki correteo con la foto antes de dejarla en mis manos. - Creo que lo he visto por la ciudad...
- ¿En serio? - Recuerdo que tome la foto de las manos del pequeño y la encontre llena de comida y grasa, como el papel de esta no era tan bueno la tinta de la misma termino corriendose. - ¡No!
- Baki ¿que hiciste?
- Perdon... Lo siento. - sus dedos regordetes llenos de alguna golosina fueron golpeados por su madre.
- Señorita lo siento... - Makoto se arrodillo, suplico por mi perdon y justo en ese instante se me ocurrio el magnifico plan de acosar a mi prometido.
- Bien, bien lo aceptare. - Apenas y pude apreciar esa fotogrofia que habia estado evitando durante dias, un rostro serio, ojos pequeño, nariz prominente, cabello cafe casi segura de que podria ser rojo... Si se veia bien pero me daba miedo. - Solo si me ayudas con algo.
- Si, si...- Makoto me miro casi como suplicandome. - Lo que quieras.
- Busca mas sobre Rasa. - Makoto la miro preocupada, de seguro no seria tan dificil ella tenia muchas maneras de manejarse entre la ciudad. - Todo lo que puedas.
Asi estuve un mes, resulta que Rasa aun estaba en la universidad haciendo sus pasantias en algun lugar que lo mantendria ocupado hasta que ambos llegasen a conocerse. Se le habia asegurado un puesto en el cenado con tal de aceptar mi mano, su madre murio hace mucho y su padre continuo con el negocio, tenia una hermana mayor y no era muy social. - Parece bastante normal. - Makoto me dijo con una sonrisa nerviosa. - Resulta que su hermana abandono a su familia por eso pude conseguir el chisme.
- ¿los abandono?
- Se caso con un hombre de otro pais y escaparon.
- Me sorprende que sabiendo eso me hayan casado con el.
- Es la mejor opcion de alguien joven... - Makoto arrugo el rostro. - No creo que su madre sea tan mala para casarla con un viejo.
- De eso debo estar agradecida Makoto.
De todas formas yo era nada mas la hija de la familia, en Suna eso era similar al perro. Ser mujer es hacer y obedecer a lo que tu padre y esposo digan, si no hubiese sido por los millones de libros que encontre en la biblioteca y las novelas en la television nunca habria descubierto que las personas pueden tener caracter, claro que eso me era imposible delante de los mayores. Fue durante el almuerzo que Makoto solto la bomba que me haria llegar hasta aca. - Oh... y ya se donde estara haciendo las pasantias.
- ¿que?
- Señorita. - Makoto sonrio. - Hablo de su prometido.
- Oh... ¿donde?
Makoto limpio la mesa y dejo el vaso de jugo sobre ella. - Es un instituto, resulta que estaba estudiando fisica asi que tomara las pasantias como profesor.
Pense en ello muy poco, la verdad en este punto me habia rendido con el asunto si no era el iba a ser otro, el poder de elegir se me habia acabado hace mucho, si no hubiese sido por esa novela que vi en la television un miercoles por la tarde no se me habria ocurrido la gran idea de ir hacia el.
Investigar el lugar fue lo que mas me costo, Makoto tuvo que hacer que Baki se volviera adicto a las marionetas e ir hablar con el padre de Rasa en cada compra, resulta que era un misterio pues el habia aceptado el trabajo en Konoha, dejemos claro que Konoha y Suna son enemigos naturales y dejar saber eso cuando estaba a punto de convertirse en el esposo de la princesa era una desventaja frente a su pueblo, pero Makoto lo habia logrado aun si al final tuvo que conseguirle la marioneta mas costosa a su hijo.
Mis padres parecian ignorantes con respecto a la ubicacion de mi prometido, me senti algo herida pues me dejaba saber que ellos no se preocupaban demasiado por lo que me pasara; mi padre solo hablaba de su hijo con grandes honores en la academia militar y mi madre como siempre le seguia la corriente. Luego de analizarlo mucho me di cuenta que solo me dejaron venir porque para ellos era mas problematico tenerme cerca.
- Señorita. - Makoto dejo la maleta a un lado con lagrimas en los ojos. - Vamos a extrañarla mucho. - me abrazo y lloro en mi hombro, mis ojos estaban rojos y ardian, aun cuando mis padres me criaron con tan poco dejarlos me dolia al igual que dejar a mi Makoto y su bonito hijo Baki, pronto cumpliria seis y aun no tenia cabello.
- Estoy bien. - Sonrei. - Ya estudie todo el mapa asi que puedo llegar a la direccion sola. - Makoto me miro preocupada y asintio. - Ya estoy grande. - quise dejarle eso claro porque aunque no me molestara sabia que me trataban como una niña - No te preocupes.
- Escribeme. - dijo ella forzando una sonrisa. - Baki y yo te enviaremos una marioneta para navidad.
- Ay... - Suspire. - Mira que te termine forzando a tomar un curso de marionetas. - Ambas reimos y luego de aquello me aleje por primera vez de las personas que me vieron crecer.
- Si, mi nombre es Kari Mitsunaga. - repeti. - vengo de Suna. - era la quinta vez que repetia aquello desde que llegue, la presidenta del comite de bienvenida me miro de arriba abajo, sus ojos rasgados y cabello negro y largo la delataban como una ciudadana de Konoha. - Ya tengo todo pero me dijo la señora de direccion que tu eres quien puede llevarme a mi clase.
La delgada chica se puso de pie y me di cuenta que no era tan alta como me la habia imaginado. - Mi nombre es Yoshino ¿como estas? - Su delgada mano se me fue ofrecida. La tome y lo fria que estaba me sorprendio. - Si, los salones confunden ya que hay demasiados... para tu suerte. - Ella me sonrio. - Vamos al mismo Kari.
Caminamos por los pasillos, la tal Yoshino era saludada por cada profesor que pasaba cerca, su uniforme era impecable, su cabello lacio no parecia tener algun pelito suelto y su piel clara de seguro era lavada con miel y leche. El aulo 304 era justo al final de ese pasillo, los pasos se detuvieron frente a la puerta de madera y ambas entramos encontrandonos con un bullicio, sin embargo se detuvo en cuenta entre y todos los ojos de todo se dirigieron a mi. - ¿quien es esa? - dijo una voz masculina la cual Yoshino ignoro, dejandome mis papeles sobre el escritorio del profesor. - Yoshino responde.
- ¡Callate! - le grito ella, entonces descubri que tenia un terrible personalidad.
- Yo soy...
- No. - Yoshino me detuvo. - Debes esperar por el profesor, por favor toma asiento y has silencio. - Mandona, fue lo unico que se me vino a la cabeza. Que tipa tan insoportable.
Cuando tome asiento en un pupitre de madera con un monton de ralladuras y escritos los ojos de todos seguian sobre mi, podia sentirlo y a pesar de ser la hija del alguien importante nunca llegue a sentirme asi. - Hola. - Una muchacha de cabellos rubios y rizados se acerco a mi. - ¿como te llamas? - Mire a Yoshino con temor ¿podia responderle? pero esta ya estaba sentada con una chica de cabellos tan rojos y largos que impresionaban.
- Keiko...- ese parecia ser el nombre de la rubia. - seguro ya le tiene miedo a Yoshino. - dijo un muchacho delgado y alto. - Yo tambien.
- Claro... miedo. - agrego quien estaba tras de Karura sentado, otro rubio aunque mucho mas apuesto que el resto. - Yo soy Inoichi.
Me senti un poco agobiada cuanto todos ellos vinieron hacia mi, luego de repetir el nombre que elegi vinieron muchos mas y en minutos fueron regañados por Yoshino y obligados a sentarse, al parecer la mandona era mas poderosa que un profesor.
- ¿no conoces esa cancion? - Keiko me miro sorprendida. - ¿vives bajo una piedra?
- Oye. - Inoichi la miro algo molesto. - ¿siempre tienes que ser asi de grosera?
Ellos dos no parecian llevarse muy bien, mas bien peleaban la mayoria del tiempo y yo sentia que sobraba pero el grupo era de esta forma y yo termine juntadome con ellos, Keiko era muy simpatica y me ayudo mucho en mis primeros dias lo unico malo es que delante de los chicos solia volverse algo presumida, o por lo menos delante de este chico.
- Me voy. - Shikaku se puso de pie dejandole su libro a Choza y Minato. - Nos vemos. - El se alejo denjando a sus dos compañeros al pendiente de la historieta.
- Oye. - Keiko se me acerco y me susurro. - ¿Ya han pasado dos meses desde que estas aqui? - La rubia no espero una respuesta, en cambio continuo. - te voy a decir el secreto mas grande de todos. ¿Sabes porque Shikaku se va siempre que son las una?
- ¿por que? - Aunque queria saberlo su cabeza comenzo a llenarse de preocupaciones, habian pasado dos meses y no habia visto a Rasa ¿y si se habia equivocado? no queria preguntar mucho sobre el pues podrian sospechar pero ya estaba comenzando a desesperarse.
- No puedes decirselo a nadie. - Asenti, Keiko se alejo con una sonrisa en sus labios. - Yoshino y Shikaku son novios. - Mi boca se abrio de la sorpresa, eso era imposible, ellos ni siquiera se hablaban durante clases ¿como podia gustarte alguien a quien si quiera le hablabas? - No me preguntes como.
- Me sorprendiste. - Dije. - Ahora me siento mal por como le grita.
- Agh.. - Ella dijo asqueada. - A el le gusta eso.
Ambas reimos. Yoshino resulto ser la hija de una familia muy importante en Konoha, al igual que Shikaku, solo sabia eso sobre ellos quizas al regresar a Suna podria averiguar un poco aunque la verdad no le interesaba tanto como estar tras Rasa, ni siquiera hablaba tanto con la nueva pareja. - ¿desde cuando?
- No se. - Keiko se encogio de hombros. - Pero cuando lo descubrimos lo dejo. - Abri mis ojos sorprendida ¿porque ella haria eso? - Su familia y la de Shikaku se llevan mal, resulta que algunos de ellos termino robandole tierras al otro... - Keiko puso los ojos en blanco. - Creo que al ser la hija perfecta tiene miedo de decepcionarlos.
- Ella se esfuerza mucho ¿no?
- Oye Karura. - Si, termine diciendoles mi nombre porque era imposible llamarme Kari a mi misma, podia con el apellido pero el nombre poco a poco fue saliendo. - ¿Tienes equipo para biologia? - Inoichi se acerco a ambas, me hubiese gustado decir que si, pero Yoshino me desecho apenas se dio cuenta que no era buena estudiando. Negue.- Eres mia entonces.
- Oh... bien. - Inoichi era un chico muy... bueno con las palabras. Sabia que yo no era la unica que podia ponerse nerviosa con cualquier cosa que soltaba, habia visto la reaccion de sus compañeras y era algo que el disfrutaba, inclusive Keiko se sonrojaba de vez en cuando aunque ella tenia un novio. - Bueno tengo que irme. - Me puse de pie, aun faltaba que corrigieran la ventana en mi habitacion, el frio estaba llegando y la cortina no era suficiente. - Sigo llevando el reclamo a colacion, vere si esta vez me escuchan.
- Claro. - Keiko estaba abriendo un yogurt, queria pedirle que la acompañara pero seguro queria desayunar. - Nos vemos en clase.
- Si. - Me despedi de todos y sonrei cuando Inoichi guiño su ojo.
El camino hacia la direccion la parecia tan conocido, podia diferenciar cada baldosa y rasguño en la pared, habia estado paseando por aqui desde que descubri que la ventana de mi habitacion estaba tan dura y oxidada que apenas podia cerrarse, si su padre se enteraba que habia estado durmiendo con frio todas las noches de seguro asesinaria a unos cuantos en este lugar.
- Hola. - dije entrando al transcurrido lugar, aunque el primer dia tartamudee y dude mucho en pedirles que me ayudaran, ya en este punto estaba harta. - Me estoy muriendo de el frio ¿me van a arreglar eso o no?
La mujer de la recepcion me miro sorprendida y avergonzada, por supuesto que sabia porque habia venido tenia dias diciendome que pronto se acercarian. - Solo... realizare una llamada.
Cruce mis brazos y camine hacia los asientos, habian otras dos personas esperando ser atentidas por los principales de aquel lugar, yo no venia por eso, solo queria que esta mujer me ayudara con mi problema. - Que lenta. - dije para mi misma pero las otras dos personas terminaron sonriendo, un hombre y una señora. - Es que... es lenta. - dije un poco mas alto, ma avergonce al ser descubierta insultando a alguien, mi madre de seguro hubiese golpeado mi boca.
- Señora Ikemoto. - Dijo un hombre que salio de una de las tantas puertas, la señora en espera se puso de pie y sonrio. - Pase por favor. - al cerrarse la puerta se leyo "vice director" en ella.
- ¿Eres nueva? - Dijo el hombre delante de mi, era muy alto tanto que sus piernas se veian graciosas en los asientos, llevaba una ropa deportiva y una gorra de beisball. Viendolo de cerca no se veia tan viejo ¿era un estudiante? ¿del equipo de beisball?
- Ah... si. - Mire mi uniforme ¿era tan obvio? - ¿se nota? - le pregunte nerviosa, quizas por eso los de ultimo año no dejaban de preguntar mi nombre.
- No. - El dijo cruzando los brazos sobre su pecho. - El año pasado di clases a los de primero y no te recuerdo.
- Ah... - asenti. - Si estoy en segundo.
- Lo se. - El me señalo. - Tienes el moño de segundo. - recorde el moño de mi uniforme y como el color me diferenciaba de otros.
La conversacion culmino, me puso tan nerviosa hablar con un hombre mayor que yo pero no lo suficiente como para tratarlo con mucho respeto que termine jugueteando con mis manos, apenas y podia pararse frente a todos cuando le tocaba una lectura y no arruinarla con mi tartamudeo que socializar era otro nivel, agradecia a Keiko por ser tan metiche y hacer el trabajo por mi.
La puerta de administracion se abrio y de ella salio una mujer igual de joven que el hombre, muy alta con un cabello negro y rizado, sabia quien era hace unos dias fue la encargada de decirle que su ventana pronto seria arreglada. - Aqui estas. - La chica se detuvo frente al hombre y este su puso de pie, ambos eran casi del mismo tamaño. - Lo siento Rasa ¿te hic...- mis ojos se posaron sobre el y el resto de la conversacion quedo en segundo plano ¿el era Rasa? No se veia en nada como la foto ¿era el? la sangre en mi rostro empezo a hervir y mi corazon latio con mucha fuerza, inclusive mis manos juguetonas se separaron por el sudor, tenia que calmarme... no es como si me hubiese descubierto. - ... Y en serio te queda tan bien. - Mis ojos se toparon de nuevo con ambos, la mujer acariciaba el hombro de Rasa mientras este intentaba safarse incomodo, quizas fue mi orgullo pero no podia dejar que esta mujer se portara asi con un hombro que pronto estaria casado...¡conmigo!
- Oye, oye. - Me puse de pie justo cuando le repetia lo guapo que era. - ¿mi ventana? - La chica me miro sorprendida mientras yo le daba la espalda a mi prometido. - ¿tengo que hablar con el director? - La mujer intento ocultar una sonrisa y eso solo hirvio mi sangre. - Hablare con el y le voy a decir que ustedes dos estan coqueteando frente de mi mientras me muero de frio en las noches.
- ¡Señorita! - La recepcionista salio de no se donde y camino hacia mi. - Calmese por favor... ¡Pronto van a resolverlo! Mire...
- No, no, no. - Negue en direccion a la señora. - Ojala le pusieran el mismo entusiasmo que le ponen a manosear a hombres casados.
- ¿Que? - Ambas mujeres me miraron sorprendidas pero mis hombros fueron sujetados para apartarme.
- Lo siento. - Dijo Rasa. - Yo puedo arreglar la ventana si es tan urgente. - Lo miro con desprecio, si esta era la oportunidad de hacerlo lo haria, de todas formas el no me conocia para cuando nos encontraramos se habria olvidado de mi rostro o quizas de este encuentro, aparte sus manos de mis hombros y gruñi ¿que se creia? Dejando que una mujer lo tocara aun cuando yo evitaba por todos los medios al lindo de Inoichi.
- No me toques. - dije y mire a las mujeres. - Me tienen dos semanas esperando ¿que mas tengo que hacer? ¿porque son tan lentas?
- Oye. - Rasa me tomo nuevamente por los hombros pero esta vez me movio hacia un lado, alejandome de las mujeres. - Portate bien o hablo con tu papá. -Se aparto y se disculpo nuevamente con las trabajadoras, mi rostro erguido y orgulloso comenzo a decaer y encontrar la verguenza ¿como es que era tan boba? Si yo pude saber de el, el tambien pudo hacer lo mismo; en este punto los nervios eran tantos que senti que podria vomitar ¿y si en serio le decia a mi papá? En este punto irme seria demasiado para mi, la poca libertad que habia conseguido, los amigos y aunque no se me daba bien ver clases era tan divertido, las lagrimas comenzaron a llenar mis ojos.
- El herrero vendra el sabado, si esperas unos dias mas te aseguro que...
- No, yo puedo hacerlo ¿cual es la habitacion? - El intervino otra vez, asi que levante mi rostro y dije la primera estupidez que se me vino a la mente.
- ¿que pasa? - El director salio y miro la situacion preocupado, esta era mi oportunidad de salirme con la mia y la unica persona que me preocupaba que me descubriera parecia saberlo ya.
- Ella tiene dos semanas con la ventana de su habitacion rota y estas señoras no le dan una respuesta clara ¿que pasa con eso? - Rasa fue quien hablo y el directo nos miro apenados. La chica de hace algunos minutos lo miro con desprecio y la recepcionista apenada.
- Ya mismo enviare a alguien... no se preocupe.
- Gracias.
¿Que? ahora queria darselas de buen prometido cuando lo descubrio coqueteandole a una mujer. Si algo aprendi de las novelas es que los hombres no tienen verguenza, luego de que el resto se apartara y Rasa se aclarara la garganta decidi ponerle fin a este encuentro. - Metete en tus asuntos. - Dije para entonces retirarme de aquella oficina, ignorando el hecho de que mi corazon estaba a punto de salir.
