Aquella vez que fuiste más cómoda que darle cabezazos a la ventanilla

Jinx hubiera optado por apoyar la cabeza en el cristal del autobús escolar y dormir pegada a él, aun si su cabeza rebotaba contra este en una batalla por ver quien se rompía primero.

¿Quién iba a imaginar que la expedición escolar al lago se hubiera visto interrumpida por unos seres de otro planeta que raptaban a los excursionistas desprevenidos?

No solo debían lidiar con las actividades tediosas y "creativas" propuestas por sus profesores, sino que habían tenido que pasar toda la noche en vela luchando en el bosque, embarrándose por el fango cerca del lago y hasta luchando dentro de este para derrotar a las criaturas.

Para cuando terminaron, la luz del nuevo día las encontró transformándose de nuevo en estudiantes y regresando a sus bolsas de dormir para, solo minutos después, ser despertadas por la ruidosa trompeta que uno de los profesores trajo, pensando que sería una buena y ambientada idea.

Lo único positivo que le había sacado al asunto, es que ver la cara de Ahri, desvelada e idiotizada por el cansancio, sin una pizca de glamour, y con el pinchazo e inflamación en el medio de la frente por un mosquito, le había hecho el día.

Inclusive ahora, luchando por no quedarse dormida en el viaje de vuelta, recordar eso le sacó una sonrisa.

Lux murmuró algo al lado suyo y de repente fue consiente de nuevo de la verdadera razón por la que aún no dormía.

Jinx se puso en alerta, con los hombros rígidos, cuando su líder comentó su nombre en sueños.

Había sido un pequeño "Jinx" acompañado por palabras sin sentidos, antes de que la chica quedara nuevamente en mutismo.

Relajó sus hombros cuando, al observarla, la vio completamente relajada y dormida. Se cruzó de brazos y miró hacia afuera, pero se distrajo con el reflejo de Lux en la ventana.

El sol del atardecer hacia que sus largas pestañas brillaran y lo pudiera notar inclusive desde lo sencillo y borroso que podía ser su imagen en el cristal.

Se acomodó en su asiento y trató de relajarse. Su mente se entretuvo pensando en la chica que contemplaba y sus acciones en la expedición.

"—Si Ezreal, M.F. y yo disparamos todos juntos al lago… ¿Crees que haremos saltar todos los peces?"

"—No lo sé, Jinx."

"—Deberíamos intentarlo, seguro que logramos hacer saltar muchos."

"—No necesitas la ayuda de Ezreal y M.F. para hacer saltar los peses del lago. Tú sola con tu súper cohete explotando el lugar seguro lo consiguen."

"— ¿De veras lo crees?"

"—Sin lugar a dudas. Nuestra tiradora es la más fuerte y explosiva de todo el universo."

"—Puedes apostar eso."

"—Lo apostaría cualquier día… solo… no tires tu cohete en el lago ¿De acuerdo? No solo harías volar muchos peces, los matarías también."

"—Agh… tienes razón… no lo hare entonces."

Recordaba la cálida sonrisa que le dio Lux al recibir esa respuesta, como también como estuvo de acuerdo de inmediato al reconocerla capaz.

Su recuerdo se vio interrumpido cuando contempló en el reflejo como la chica se deslizaba por el asiento, cada vez más para el lado del pasillo.

Giró su cabeza justo para ver como el hombro ya casi pasaba del respaldo del asiento y con gran velocidad pasó sus brazos agarrándola del hombro para que no cayera.

El autobús escolar siguió su rumbo por la carretera como si nada hubiera pasado.

Jinx aun sostenía a Lux con sus dos manos en el hombro y la chica ni siquiera había abierto sus ojos, inclusive su respiración seguía siendo calmada y apacible.

Miró hacia los lados del pasillo, realmente pocos estudiantes estaban despiertos y los asientos eran tan altos que poco podía verse de ellos. Al costado de ellas estaban sentadas Poppy y Lulú y ambas dormían sin ningún pudor en sus lugares.

Jinx sabía que no podía viajar en esa posición hasta que llegaran a la escuela, así que, con cuidado, pasó su brazo izquierdo por detrás del cuello de Lux y apoyó toda su palma en el hombro de su líder, atrayéndola de nuevo a su asiento.

Bajó su mano derecha y trató de acomodarse en su lugar, aun sosteniendo a su amiga, cuya cabeza, por el movimiento que había ocasionado, terminó cayendo en el hombro de Jinx.

—Mmm— murmuró la tiradora, sintiéndose en aprietos, pero la de pelo rosa parecía ya muy cómoda en su brazo.

Levantó la vista, recordando fugazmente una escena donde los protagonistas se acurrucaban de esa forma, justo antes de que un extraterrestre llamara a la puerta, anunciando que había decapitado a su vaca.

—Jinx…

Bajó la mirada, sorprendida de nuevo por volver a escuchar su nombre.

— ¿Si?— preguntó, pero no obtuvo respuesta.

No se molestó en preguntar de nuevo o más fuerte, al ver ahora, tan de cerca, los parpados relajados y cerrados de Lux, no tenía duda que la chica estaba sumergida en un profundo sueño.

"¿Esta soñando conmigo?" se interesó, viéndola detenidamente.

El olor a vainilla le llegó rápidamente teniendo los cabellos de la chica tan cerca de su rostro. Se interesó en esto porque lo encontró curioso.

Sabía muy bien el aroma que solía envolver a su amiga, pero en este ahora había también rastros de algo más.

"Como a… ¿Leña…? ¿Fuego?... ah… el humo de la fogata"

Recordaba haberse quedado hasta tarde en la fogata que habían compartido con sus compañeros y profesores, antes de escabullirse para pelear como guardianas estelares.

Apoyó sin cuidado su mejilla en los cabellos rosa, presa de la reconfortarle sensación que estos le daban.

Lux se había intentado sentar a su lado cuando contemplaban el fuego, con tanta mala suerte que apoyó su mano en una pequeña braza que había saltado.

"— ¿Qué es?"

"—Ah… me queme, creo."

"—Déjame ver… oh, Lux, una braza se te pegó al dedo… ya no está, pero seguro fue eso."

"—Arde."

"—Soraka o Janna lo solucionaran de inmediato. Vamos."

"—No, está bien. La buscaremos luego."

"— ¿Segura?"

"—Si, solo… quédate un rato más."

Jinx bajó la mirada hasta encontrar la mano de Lux. El dedo lastimado tenía una bandita pequeña con estampas de patitos. Ella misma la había buscado en el botiquín de los profesores, no haciéndole caso a su líder cuando le dijo que no era la gran cosa. Aun la llevaba.

Con su mano libre tocó la bandita y con sus dedos acariciaron la zona, terminando por pasar su palma por debajo y tomar su mano con cariño. Su pulgar aun podía rozar el plástico que adornaba la pequeña venda.

Sonrió sintiendo que por fin había encontrado la posición cómoda para dormir, solo debía inclinarse un poco y su cabeza podía descansar sin hacer mucha presión sobre la cabecera de su asiento y la frente de Lux.

Se movió apenas, temiendo despertar a la otra y, cuando consiguió la posición deseada, dejó que su cuerpo terminara por poner el peso para poder dormir cómodamente.

No se dio cuenta que sus labios habían terminado en la frente de su amiga hasta que sentía como estos rozaban y apretaban la piel.

Sonrió sin encontrarle un remedio, pues ya estaba muy cómoda, y terminó por besar la frente de Lux con cariño antes de levantar un poco su quijada y sentir el cosquilleo de los cabellos rosas en su mejilla.

La ultima sensación que le dio una sonrisa antes de poder dormir.