Capitulo X- Familia

-South: No puede ser, ¿por qué nunca me dijiste nada? Cuando me encontraste, yo era solo un niño que había perdido a su familia, al igual que tú. Sin embargo nunca me habías contado de cómo fue que te quedaste solo.- Viendo a Diego directo a los ojos.

Shira en su interior se pregunta lo mismo, cómo es que Diego jamás se lo contó a nadie, ni si quiera a su familia que lo conocía de años atrás. Es algo tan misterioso, como bucear en agua turbia y no saber qué es lo que te espera.

-Shira: Diego siempre ha sido muy abierto y sincero conmigo, me sorprende que hasta la fecha no haya hecho alguna mención de su pasado, como si no quisiera recordarlo. ¿O será algo más?- Se dice así misma, pensando y sin decir una sola palabra en la conversación.

-Diego: Lo sé, no lo puedo explicar tan fácil, no es que haya una explicación lógica para nada de esto.-

-Gaby: Claro que no la hay, es simplemente ridículo que exista una criatura así, capaz de cambiar de forma y desvanecerse como un fantasma. ¡Imposible! Creo que están delirando o tratan de ocultar la verdad, que ustedes son los depredadores y están acechando en tierras ajenas.- Dice de forma amenazante.

-South: Calma flaca, yo conozco muy bien a este tigre, sin su ayuda no hubiera sobrevivido 2 años de mi vida. Y había escuchado rumores, de un bosque cercano a donde nos habíamos encontrado. Rumores sobre una criatura tan blanca como la nieve, con una mandíbula tan poderosa que podría partir a un cocodrilo por la mitad sin esfuerzo, una mirada tan fría que podría paralizarte del miedo y su sonrisa roja como la sangre. Fue un cuento que mi abuela una vez me dijo, pero siempre creí que ella decía una historia para niños, para evitar que me fuera a explorar sin ella. Como les dije esa misma descripción la había escuchado de las ardillas y aves, nunca les creí.-

-Diego: Creo que en el momento que te encontré yo había olvidado todo de golpe, como si al huir de ese lugar fuera otro, como si algo hubiera borrado mis recuerdos y cambiado mi memoria. ¿Recuerdas cómo nos conocimos?- Dirigiéndose a South.

Hace 11 años

Era invierno en los altos bosques pegados a las montañas. El viento rugía feroz chocando contra las imponentes montañas arrancado las hojas restantes de los árboles a su paso. La nieve caía sin parar haciendo casi imposible ver el paisaje. El frío era cruel, no sentía compasión por nadie, abrazando a todos los animales que se encontraran a su paso, haciéndolos sentir entumecidos para poco a poco hacerlos dormir, un sueño del cual jamás volverían a despertar.

Entre toda esa nieve un indefenso cachorro de lobo vagaba, en busca de un refugio. Otra manada de lobos había invadido su hogar, tristemente acabando con la vida de los que se encontraban, siendo la nieve su tumba de su eterno descanso. El pequeño lobo negro sentía como la fuerza se desvanecía de su cuerpo, las patitas le temblaban, dio su último paso para proceder a caer en la fría nieve. Cerró sus ojos, inhalo profundamente y exhalo lento, quería continuar su camino, pero era tarde, el camino se hacía cada vez más y más largo que no veía un punto de llegada. Perdido en sus pensamientos y tratado de reunir fuerzas olio la esencia de un animal, por su aroma ferroso sabía que era un depredador. Sus silenciosas pero a la vez imponentes pisadas delataban que era un felino, no muy grande.

-South: Estoy en problemas, sino hago algo me matará, no tengo fuerzas para correr, así que solo puedo depender de mi fuerte mandíbula para acabarlo.- Se dijo así mismo.

De un parpadeo la situación comenzó, el animal se abalanzo sobre el pequeño lobo a lo que este sin pensarlo mordió con tanta fuerza aquel animal que sintió como sus dientes penetraban la piel de aquel ser, su fuerza fue tan grande que los mismos huesos del desafortunado individuo se quebraron. South en un suspiro se desmayó, uso todas sus fuerzas para defenderse que no pudo aguantar estar despierto, necesitaba descansar.

Pasaron varias horas y la tormenta ceso, los animales del bosque comenzaron a salir en busca de alimento, es una oportunidad para sobrevivir la cual solo un tonto desperdiciaría. South sintió como su cuerpo volvió a tener energía, la suficiente para despertarse con fuerza y ponerse en alerta, no obstante se llevó una sorpresa. El cachorro estaba en una cueva protegido de la tormenta y el frio de la nieve, en frente estaba un tigre dientes de sable, con el pelaje anaranjado y los ojos verdes como esmeralda.

-Diego: Tranquilo chico, estas a salvo.-

-South: ¿Quién eres? ¿Y qué hago aquí?-

-Diego: Soy Diego, soy un tigre solitario, solo soy un poco más grande que tú y te traje porque estabas en problemas. Si te hubieras quedado dormido en la nieve ahorita estarías enterrado sobre 3 metros de esta misma.-

-South: Pero yo te mate, juro que sentí como te rompí los huesos con mi mordida.-

-Diego: ¡Ja! Tuve suerte, a quien le diste esa mordida fue a él.- Dice señalando a un conejo bastante grande con el cuello roto.

-South: No puede ser, falle mi mordida.-

-Diego: Yo no diría que fallaste, me ayudaste a cazar la cena, por eso no lo he devorado, quería agradecerte comiendo contigo.-

-South: Gracias, creo que sin tu ayuda no lo hubiera logrado.-

-Diego: ¿Y cómo te llamas chico?-

-South: Soy South.-

-Diego: Buen nombre, me extraña que siendo un lobo estés solo. ¿Dónde está tu manada?-

-South: Soy un lobo solitario ahora, mi hogar fue devastado por otros lobos. No tengo a nadie.-

-Diego: Yo también soy un tigre solitario, te seré sincero South aún no domino esto de cazar por mi cuenta. Me es difícil cazar a los animales porque me falta fuerza y velocidad, así que estaba pensando que necesito un as bajo la manga.-

-South: No entiendo.-

-Diego: A ti, necesito que tú les des el golpe final, ya vi que tienes una poderosa mandíbula, tu fuerza me seria de utilidad. Podríamos compartir las presas ¿Qué dices, socios?-

-South: ¡Claro que sí!- Dijo con entusiasmo.

Dicho pacto fue algo más que un acuerdo, fue el nacimiento de una mistad entre especies que se matarían sin dudarlo. Fue la forma más pura de la fuerza de voluntad de vivir de ambos, un amor a esta realidad llamada vida y el querer seguir adelante descubriéndose a sí mismos.

Un año y medio transcurrió desde que ambos cazadores se conocieron, Diego estaba alcanzando la madurez mientras que South se hizo adolescente bastante rápido. South sabía que esto no era normal y que hace tiempo que Diego ya no lo necesitaba para cazar, ya que el salía frecuentemente a cazar por las noches y South cazaba por las mañanas y tardes. Su lazo de amistad seguía igual de fuerte que siempre, pero sus convicciones y ambiciones se encontraban separadas, por un momento estuvieron unidas como un nudo, gracias al deseo de supervivencia, pero ahora que ambos eran capaces de subsistir por su cuenta querían descubrir el límite de sus cuerpos y la magia que este mundo esconde. Así que Diego fue el que tomo la iniciativa de marcharse, despidiéndose de su fiel compañero de cacería, su fiel escudero, su dupla fantástica e imparable. Ambos tenían que volver con los de sus especies, South debía encontrar una manada de lobos y Diego una de tigres, ambos forjar su propio destino. El joven South que ahora tenía el tamaño de un macho adulto, bastante regular, entendió las palabras de Diego y se quedó satisfecho y agradecido con la decisión. Ambos se dieron un fuerte abrazo, símbolo de todas las experiencias vividas y sentimientos mutuos, una señal de respeto entre especies y partieron en direcciones opuestas.

Presente

-Sam: No tenía idea que no pudiste encontrar manada esos años, ¿por qué no me seguiste?- Dijo con curiosidad.

-Diego: Fue una época bastante dura, no sé por qué no me fui contigo en su momento, pero agradezco que así fuera. Tuve tantas aventuras y conocí al verdadero amor, a ti Shira.- Dijo el cazador con bastante sentimiento dirigiendo su mirada hacia su amor Shira.

Shira solo se puede sonrojar y devolverle la mirada tierna, ella sabía que Diego la amaba profundamente y que ella correspondía a sus sentimientos de la misma magnitud y fidelidad a su amado.

-South: Que ternura, ¿y sus cachorros?-

-Gaby: Ojalá tu fueras más así holgazán, solo comes y duermes, ya nunca me dices cuánto me amas.- Dice con tono serio, su comentario tuvo ese toque agrio en la boca, fue directo y se entendió el mensaje perfectamente.

-South: Cariño, sabes que siempre que me levanto solo puedo pensar en ti y en tus ojos que brillan más que mil estrellas.-

-Sam: Si siguen así voy a vomitar.-

-Cachorros: Sí, que asco.- Haciendo muecas y arcadas.

-Shira: Será pronto South, lo hemos platicado y tomamos la decisión que sí, ya que los otyros niños ya nos aceptan.-

-South: Perfecto, así mis pequeños tendrán con quien jugar.-

-Gaby: No puede ser, eres todo un huevón que ni con tus hijos quieres jugar.-

-South: Bebé sabes que me gusta dormir porque sueño contigo, necesito energía para proteger a la manada.-

-Gaby: Eres todo un encanto.-

-South: Bueno tigre, descansaremos por hoy, se pueden quedar si gustan.-

-Diego: No gracias amigo, me retiro a mi hogar. Los dejamos descansar, nos vemos.-

-Sam: Gracias por su hospitalidad.-

Los 3 tigres se dirigen hacia la cueva de Diego, directo sin desviaciones, no hay tiempo que perder es lo que suena en la cabeza del cazador. Sin embargo se encuentra con una sorpresa afuera de su casa.

-Manny: ¿Acaso no creíste que no sabíamos que ya habías llegado, gordo?

-Diego: Familia…- Se quedó sin palabras, sintió como su voz se quebró por una emoción tan fuerte, no, más bien una mezcla de emociones. Era una combinación de amor, de paz, tranquilidad y euforia por ver a sus seres queridos.

El perezoso no dijo ni una sola palabra esta vez, solo se abalanzo en contra de su amigo colmilludo para abrazarlo como nunca, como si fuera la última vez que pudiera apreciar de su compañía. Ese abrazo fue tan caliente que el frío del follaje se desvaneció, el calor llego hasta el corazón de Diego el cual pudo sentir cada uno de los sentimientos de su amigo, pudo saber solo con esa acción y el tacto que lo habían extrañado, que estaban preocupados y dispuestos a quedarse con él hasta el final de los tiempos. Diego dejo caer un par de lágrimas y le devolvió el abrazo a su querido amigo apestoso. Los demás no se quedaron observando, Brooke, Manny, Ellie y Shira se unieron al abrazo. Sam guardo su distancia ya que aún no conocía a los integrantes de la familia de Diego, incluso quedó bastante apantallada por sus familiares, por más que Diego le hablo de ellos, no podía creer que fuera enserio. Aunque ya estaban acostumbrados desde jóvenes a convivir con otras especies, es inusual verlo ya en adultos. No es el orden natural de las cosas, pero para nada le molestaba, la intrigaba.

-Manny: Amigo, por favor cuéntanos ¿cómo podemos ayudarte?-

-Shira: Diego, cuéntales, lo merecen.-