(O de como cambia el significado)
Harry Potter es el Niño-que-vivió. Y eso siempre lo resumía todo.
Entonces, él sobrevive al ataque del Mago Oscuro más grande de todos los tiempos por alguna clase de milagro, pero tiene la mala suerte de ser enviado al único familiar sanguíneo que le queda.
Su tía.
Y es gracioso, muy gracioso como su tía y su desagradable marido están logrando lo que Voldemort no pudo.
Se está muriendo.
Puede sentirlo.
Algo se está muriendo.
Respira con suavidad, porque lleva mucho tiempo sin probar alimento y haciendo mucho trabajo pesado para sus pequeños y desnutridos brazos.
Después de haber ido a Hogwarts y conocer de la magia, saber qué es famoso y además tener dinero, que sus padres lo amaban tanto como para morir por él y que tiene un padrino, Harry no quiere morir.
Solo debe resistir hasta que los Weasley venga a buscarlo. Y podrá comer, descansar y disfrutar tanto como sea posible.
Le arde el estómago, bueno, le ha estado ardiendo por años, por eso este dolor es diferente.
Hay un especie de tirón en la boca de su estómago y es tan doloroso que suda frío, se encoge un poco, es desagradable.
Luego, luego no hay nada.
Se ha desmayado.
(O de como cambia el significado)
Se despierta por los chillidos de su tía, está aturdido, pero la crisis nerviosa se ha calmado. No quiere levantarse, pero con mucho pesar (y dolor, porqué siempre hay dolor) se levanta a hacer lo que sea que la mujer quiere que haga.
Abre la puerta, baja las escaleras y entra en la cocina.
Quizás porque estaba aún aturdido no nota la mirada perpleja en los ojos de su tía, más sin embargo claro que nota la mano alzada.
La cachetada cae con fuerza y es patético cómo logra tirarlo al piso.
Ahora sí está despierto.
—¿Qué-
Ni si quiera le deja terminar.
—Te he dicho miles de veces que no metas alimañas a la casa, niño— su voz es aguda y chirriante y Harry la odia— ¿Y qué es lo primero que haces? Traes mariposas por toda la cara.
¿Qué? ¿Mariposas? ¿En la cara?
Esto suena tan absurdo, y aún así Harry pasa la mano por su cara buscado alguna. Lo único que toca el nuevo moretón en su mejilla, sus lentes y su nariz.
Ni una mariposa.
Mira a la mujer con confusión e ira, si va a golpearlo solo porque sí, por favor, no invente excusas tan desconcertantes y extrañas.
La mujer se impacienta con él y finalmente le manda a trabajar.
Y Harry olvida el tema de las mariposas luego de eso.
(O de cómo cambia el significado)
Pasan lo días y Harry decide que los Dursley se han vuelto locos. Es decir, no había otro forma de explicar su comportamiento en esos últimos días.
Primero su tía, Petunia, y sus murmullos de mariposas.
Luego su tío Vernon también comenzó a regañarlo por cargar mariposas hacía la casa.
Y finalmente Dudley.
Todos estaban locos, Harry siempre supo que sus intentos de ser lo más normal de lo normal le saldrían por la culata y terminarían locos.
Lastima que él sería el que pagaría los platos rotos.
Al parecer, su locura conjunta los hizo ver que Harry tenía la culpa.
Porque si algo estaba mal, era extraño y no tenían explicación, ese algo, siempre terminaba siendo de una u otra forma, culpa del fenómeno.
Llámese Harry Potter.
Porque algo estaba mal en él, algo era extraño en él y de por sí, eso nunca tuvo explicación.
No hasta que llegaron los Weasley.
Venían a buscarlo para los Mundiales de Quidditch, y aunque fue un auténtico desastre de principio a fin, al menos tuvo respuestas.
Al parecer los Dursley no estaban enloqueciendo.
Harry tenía mariposas.
Al parecer, no solo era el Niño-qué-vivió para tener mala suerte.
Si no, también, el Niño-que-vivió para encontrar a su pareja destinada.
Así, sin ningún aviso.
Hermione, (mujer hermosa que siempre tenía una respuesta para todo, aunque eso también era jodidamente irritante) se tomó su tiempo para explicarle que había sido bendecido con el poder para materializar el vínculo que lo unía a su alma gemela.
Al parecer, todos tienen almas gemelas. Hay hasta un hechizo que puede darte pistas de quién es, pero pocos magos tienen la capacidad de materializar el lazo y darle vida.
Que esto solo ocurría con magos estúpidamente poderosos y que era una cosa que pocos podían realizar.
Si, bueno, Harry estaba acostumbrado a realizar hazañas imposibles y que fueran poco probables a suceder.
Entonces los casos registrados eran desde hilos rojos, marcas iguales, nombre de la persona, tatuajes y hasta lazos mentales.
¿Y qué tiene Harry?
Mariposas.
Hasta para materializar lazos tenía una suerte horrible.
Es casi cómo si la vida tuviera una ruleta gigante y le diera vueltas porqué era más divertido verlo enfrentarse a cosas al azar.
Fue en ese momento dónde Hermione (al ver su cara de profundo desprecio y resignación) le dió toda una conferencia del significado de las mariposas y sus colores.
Desde perseverancia hasta resurrección, inmortalidad y renacimiento, son símbolos asociados al alma, además de representar Transformación, cambio, fuerza y vida.
Poco a poco algo comenzó a crecer en su cabeza mientras más escuchaba. Algo siniestro.
Había una vaga idea de que sea quien sea la persona, no le iba a gustar nada de nada.
Tiempo después Harry entendió que su instinto era muy agudo y del cual podía depender siempre.
No se había equivocado.
(O de cómo cambia el significado)
Su suerte era horrible, asquerosa y tan desequilibrada.
Había escuchado alguna vez que nunca se sufría para siempre, que, en algún momento tenías que ser feliz, porqué todo existía en equilibrio.
No entendía como podía tener tan mala suerte y luego ir de mal a peor.
Primero su nombre sale del cáliz. Todos lo odian y sus amigos no le hablan.
Segundo casi es rostizado en la primera prueba.
Tercero casi se ahoga en la segunda.
Y está a punto de morir en la tercera.
¿Y por qué?
Simple.
Colagusano ya había soltado a el bebé-Voldemort dentro del caldero.
Cedric estaba muerto.
Y el atrapado en la tumba del padre de Voldemort.
Solo podía mantener los ojos abierto mientras el ritual resurrección terminaba.
Grabaría en sus retinas el resurgimiento del mayor mal que allá existido como castigo por su incompetencia.
Era tan débil, y por eso Cedric había muerto.
La herida en el brazo ya no le dolía, su pecho dolía peor, su estómago.
Su corazón.
Voldemort surge como una quimera, como un monstruo inhumano y desfigurado.
No hay nada humano en él. Cómo si siempre hubiese sido solo piel y huesos.
Harry aún recuerda al atractivo chico de 16 años en la Cámara de los Secretos. De actitud encantadora y porte educado.
No entiende cómo alguien tan hermoso es ahora este ser aborrecible.
Voldemort juega con él, su burla cínica es fría y da pasos para acercarse.
—Al fin puedo...— su dedo aterriza en su cicatriz, el dolor estalla cómo una granada en su cabeza y Harry grita. Es tan doloroso que sus ojos se llenan de lágrimas—... tocarte.
Lo que sigue termina siendo confuso. Es obligado a participar en un enfermizo enfrentamiento y solo piensa en sobrevivir.
Los Mortífagos ríen y Voldemort hace movimientos floridos dando un gran espectáculo. Su diversión palpable al subestimarlo tanto.
Y luego sus hechizos chocan y las personas que más quiso ver se muestran a su lado.
Su padre.
Su madre.
Y ellos dicen muchas cosas. Y luego Cedric pide que lleve su cuerpo y Harry lo hace.
Es la única promesa que puede cumplir.
Todo es un caos después de eso.
Se aferra a un cadáver frío, siente tanto que se está volviendo loco y finalmente grita la verdad.
—¡A vuelto! ¡Él a vuelto!— las persona vienen una tras otra, sin control, sin sentido. Está temblando y jadeando por aire, cómo un animal moribundo— ¡Voldemort a vuelto!
Se siente jalado, golpeado y gritado. El pánico colectivo es suficiente como para volver todo el campo de Quidditch de cabeza.
Y luego Ojoloco resultó ser Barty Crouch Jr, el verdadero hombre encerrado en su baúl.
Cuando la calma vuelve es cuando finalmente lo nota.
Le faltan mariposas.
(O de cómo cambia el significado)
Faltar es la palabra correcta. Harry tiene un total de 31 mariposas, ellas suelen estar en su estómago (sí, así de cliché es) y aún que suele ir a otros lugares (sus mejillas, hombros y sus palmas son sus lugares recurrentes) casi siempre vuelven a su estómago.
Las mariposas se manifiestan en su piel, cómo tatuajes muy realistas, pasan el tiempo posadas o hasta volando por ella.
Y ahora tiene 16.
Los colores varían, a veces según su estado de ánimo y otras según la temporada.
Eran marrones.
Hermione le había dicho que las marrones significaban cambio, tanto positivos cómo negativos. También significaba muerte y que alguien quiere hacerte daño.
Las mariposas no estaban tan equivocadas, venían cambios y alguien estaba intentando todo por hacerle daño.
¿Donde habrán ido a parar las otras?
Harry tenía esa incertidumbre, ese miedo, el futuro se veía oscuro, no sabía que hacer.
(O de cómo cambia el significado)
El año solo le daba más y más pista de lo malo que sería.
Paso todas las vacaciones con pesadillas, además de las burlas de Dudley, luego son perseguidos (y casi besados) por Dementores y termino en un juicio sobre si ser o no ser expulsado de Hogwarts.
Esa fue la única vez en la que estuvo tan cerca del director Dumbledore.
Y ahora estaba esta mujer.
Vestida totalmente de rosa, con voz aniñada y tonta, y cara de sapo.
Dolores Umbrigde.
Era la primera vez que Hermione no le hacía caso aún profesor.
Castigandolo por decir la verdad, prohibiendo tantas cosas que sentía que estaba devuelta con los Dursley y apropiándose del único lugar que lo hacía sentir en casa.
La odia, no enseña absolutamente nada útil y tiene una rara obsesión con él.
El tiempo pasa y crean el E.D, necesitan defenderse, necesitan saber cómo sobrevivir, solo tienen este momento, solo puede hacerlo ahora.
Las clases de Oclumancia solo le estaban generando más estrés y más pesadillas. Peor era sentir como Snape violaba su mente y su privacidad una y otra vez.
Supuso que por eso termino explotando y devolviendo el hechizo.
Ahí se enteró de cosas que le dieron una idea del porque era odiado, sin embargo, independiente de quién fuera su padre, Snape no debería odiarlo.
Harry era su propia persona, después de todo.
Está teniendo una pesadilla.
Lo sabe.
Aunque está es más tranquila que las otras.
Hay un sendero a sus pies, iluminado tenuamente con delicadas luces que parpadean y se desplazan, Harry las observa y finalmente las reconoce como luciérnagas. Todo es oscuridad a su alrededor, el suave sonido de el arrastre de las hoja por la brisa y hay un olor húmedo en la punta de su nariz.
Tal vez se había equivocado.
Sus pesadillas no son así.
Hay un hormigueo en su estómago y mariposas multicolores, que desprenden luz como pequeñas bombillas, salen de él y vuelan alejándose.
Harry las persigue en esa oscuridad sin fin, sintiendo su corazón rugir en sus oídos y su magia arremolinarse a su alrededor.
Está cerca, está cerca.
Lo sabe, no sabe cómo, pero lo sabe.
Salta lo que parece un riachuelo y ahí hay alguien dándole la espalda al final del camino.
Las mariposas revolotean a su alrededor y brillan con luces tan bonitas.
Como una escena sacada de un cuento de hadas.
Se detiene unos pasos de él y estira sus manos, las mariposas estallan como fuegos artificiales y sus dedos rozan los hombros del chico.
Harry despierta.
Su corazón late tan rápido que se siente mareado y hay lágrimas incrédulas en sus pestañas.
Tom Riddle.
Harry estaba seguro, ese era el recuerdo atrapado en un diario que algún vez conoció.
(O de cómo cambia el significado)
Quizás todo tenía que ver con la Maldición Asesina, piensa, cómo no pudo matarlo, mataba a cualquiera que fuera importante para él.
No había otra explicación, se rehusaba a qué hubiera otra explicación.
Sirius... estaba muerto.
Porque él era un idiota y un impulsivo, porqué tomaba malas decisiones y estaba tan lleno de si mismo que no quiso escuchar otras opiniones.
Y también, porqué Bellatrix, la prima de Sirius, sangre de su sangre, carne de su carne, lo había asesinado.
No le importo nada después de eso. Nada.
La persiguió, la torturó y quiso tanto matarla que cuando lo notó, casi dice las palabras malditas.
Vuelve a ser confuso desde ahí.
El duelo entre Voldemort y Dumbledore, la posesión y las mariposas.
Voldemort tenía mariposas.
Ellas se posan en sus muñecas pálidas, con dulces aleteos pequeños y hermosos.
Voldemort hizo todo lo posible por esconderlas bajo largas túnicas negras, pero un así fueron vistas por Harry.
Y esperaba que fuera visto nada más por él.
Y sus ojos se llenaron de lágrimas y su corazón estaba destruído.
¿Cómo podía? ¿Desde cuándo los monstruos y los humanos podían estar juntos? ¿Que clase de broma cruel era está?
En ese tiempo se había llenado de cierta expectativa, su corazón algo menos pesado al saberse junto a alguien más, pensó que esa sería su promesa a un futuro feliz.
Que chiste, que burla, el destino lo odiaba, llevaba toda la vida diciéndole.
Mira ahí, casi escucha que le dice, mira ahí... eso es lo que mereces.
Esa noche tiene otro sueño, otra pesadilla.
El chico siempre le da la espalda, y las mariposas pintan su piel de colores suaves.
Es Tom Riddle.
Harry se aferra a su estómago, porque algo se mueve frenéticamente en su interior.
Algo quiere salir.
Hay lágrimas de pánico atrapadas en sus pestañas, Tom voltea y está riendo.
Se está burlando.
Harry despierta en un grito sin voz, se jala el cabello en desesperación, se está volviendo loco.
Cada noche entre pesadillas y sueños de mariposas.
Cada noche entre el miedo y el resentimiento.
¿Por qué él?
¿Por qué ellos?
No tienen nada en común y están destinados a matarse el uno al otro.
¿Y cómo matas a la otra cara de tu alma?
¿Y cómo vives después de hacerlo?
Merlin, no, no, simplemente no.
Jadeo en busca de aire porque se sentía sofocado.
¿Que demonios estaba pensando?
(O de cómo cambia el significado)
Draco Malfoy está metido en algo, no importa que tanto Ron o Hermione no le crean, Harry puede sentirlo.
Algo le molesta en las mejillas y frunce el ceño, se las acaricia esperando que las mariposas se vayan a molestar a otra parte. Últimamente mucho se han reído de él por eso.
Dan a entender que un hombre no debería de tener cosas bonitas porque parecen maricas.
Las mariposas son insectos hermosos, sus colores, sus patrones, sus alas.
También son más vinculadas a las mujeres.
La broma más común estos días es decir que es tan hermoso como una mariposa. Harry los mira con tanto sarcasmo.
Si supieran quién...
No, negó rápidamente, no. Se dió golpes en las mejillas lo suficientemente fuertes como para llamar la atención en clase.
Horace Slughorn, su nuevo profesor de pociones, le dió una mirada indefensa ante su comportamiento y él continuo mirando su cuaderno de pociones cómo si nada hubiera pasado.
Sectumsempra.
Este era el mejor libro de pociones que había leído nunca, tanto así que había ganado un frasco de Suerte liquida, sin embargo se encontraba con esta palabra siempre escrita en los márgenes.
Era un hechizo, podía verlo, pero nunca había escuchado o leído sobre el.
Bueno, tampoco tuvo que esperar mucho para saber que hacía.
No cuando tenía a Draco Malfoy desangrándose a sus pies.
En este punto Harry no sabía que hacer, solo... había esperado otra cosa.
Lo escucha gimotear mientras está muriendo a sus pies. Su cuerpo se siente blando, de gelatina y hay tantas palabras ahogadas en su boca.
Luego aparece Snape, una mirada terrible en sus ojos.
"Vete", es lo que grita su expresión.
Harry lo hace.
Corre, corre y sigue corriendo. Aprieta sus puños, se está ahogando, algo se aprieta en su pecho y no puede respirar.
¿Así se siente tener la sangre de alguien en sus manos?
(O de cómo cambia el significado)
Albus Dumbledore está muerto.
Murió en manos de quién siempre defendió.
Severus Snape.
Habían tomado Hogwarts, su hogar, solo les quedaba huir.
Buscaría los Horrocrux y destruiría a Voldemort.
Los sueños empeoraban cada noche, hasta el punto dónde la realidad y la fantasía se entrelazaban.
Soñaba con un joven Voldemort que lo miraba como el centro de su mundo, que tomaba su mano y caminaban en la inmensa oscuridad, dónde se sentía amado y acompañado.
Todo por culpa de las memorias que Dumbledore le mostró, si no fuera por ellas su imaginación no se descarrilaria tanto.
Habían días dónde el sueño de lo que pudieron ser lo mantenía despierto, no quería dormir y entregarse a los brazos de un asesino.
No, se rehusaba a albergar sentimientos por un monstruo. Aún cuando sentía ese innegable anhelo, ese desesperado amor.
Se había enamorado de un espejismo.
Estar juntos en la fantasía e intentar matarse en la realidad.
Ron se había ido.
Siempre había tenido un problema de confianza, el Horrocrux solo había empeorado su mal humor.
Se turnaban para llevar el Horrocrux, de todos Harry era quien mejor lo manejaba, tal vez porqué el Horrocrux podía sentir que Harry era la otra parte de su alma.
Lo sueños eran especialmente dulces cuando dormía con él.
En ellos un Tom Riddle que parecía de 22 años bailaba una suave melodía hecha de tarareos sin letra. Cantaba en voz baja en su oído y se aferraba a su calor.
—Eres parte de mi— le susurra en siseos, dan vueltas sin control—… parte de mi alma.
Despertaría sudando por todos lados, aterrorizado por sus suaves sentimientos.
Las quejas de Ron no ayudaban.
Aunque él también había dicho cosas de más, pero no sé arrepentía. Ron era un idiota.
Un idiota que terminó destruyendo el Horrocrux.
Ese Tom adulto desapareció también.
Harry se mantiene en constante movimiento, nunca se quedaban en un mismo lugar. Quizás por eso aquello lo tomo desprevenido.
Greyback y sus carroñeros, luego el hechizo golpeó su cara y sintió como se deformó. Hermione siempre ha tenido mejor previsión.
Fueron llevados a los Malfoy, toda la familia reunida y junto a ellos, Bellatrix. La mujer estaba extasiada, preguntándole al menor de los Malfoy una y otra vez si era Harry Potter.
—No lo sé— Draco dice y Harry lo mira con algo de alivio silencioso—... no lo sé.
Luego enviados a los calabozos y custodiados por Colagusano, Harry vio caras conocidas.
Los gritos de Hermione junto a los bramido de Ron casi le están dando un ataque de ansiedad, saca el espejo de dos vías y pide por ayuda.
Poco después aparece Dobby, hacen un plan y van a rescatar a Hermione, le roban la varita a Colagusano, se enfrentan a los Malfoy y Harry le quita la varita a Draco.
Ya habían llamado a Voldemort y ellos tenían que irse.
Harry no quiere verlo, no aún.
No cuando todavía lucha por saber que hacer y como hacerlo.
Llegan a la casa de Fleur y Bill. Dobby herido de muerte y Harry tomándolo en brazos, realmente una maldición, todas las personas que quiere terminan muriendo a su alrededor.
Pero, si eso es así, ¿morirá entonces el espejismo que celosamente cuida en su sueños?
Harry no lo sabe.
(O de cómo cambia el significado)
Volar sobre un dragón era una experiencia novedosa. No es lo mismo que estar en una escoba, pero tampoco siente mucha diferencia.
Abre los brazos y cierra los ojos, el viento hace de su cabello un desastre, siente tanta libertad en el cielo. Tal vez, en su vida pasada fue un ave.
Quizás fue una mariposa.
Abre los ojos, no entiende porque el destino se empeña en machacarlo. Harry a veces piensa en cómo hubiese sido su vida si no fuera quien es.
Si no tuviera nada de lo que es ahora.
Sin cicatriz y ojos verdes.
Sin lentes y cabello revuelto.
Sin llamarse Harry y tener de apellido Potter.
Se imagina teniendo ojos oscuros y pecas, quizás. Podría ver bien y tener el cabello tan liso y suave cómo el de Malfoy. Se hubiese llamado Aiden y tendría un apellido extranjero.
Un chico común, de una familia común y viviendo una vida común.
Esa sería su mayor sueño y dolor. Él tenía un destino marcado por cumplir, continuar, perseverar y triunfar.
¿Que importaba vivir eternamente sin la persona que se supone debía estar?
Total, Harry estaba acostumbrado a la perdida y a la muerte. Nadie debía saber que estaba fracturando su propia alma.
Nadie debía saber que probablemente también moriría.
(O de cómo cambia el significado)
Volver a Hogwarts después de todo lo que pasó solo significa una cosa.
Está a punto de terminar.
Terminará.
Harry cumpliría con su destino y después... después...
Tal parece que no había un después. No cuando cada vez que piensa en que le depara el futuro solo puede pensar en su muerte.
Y pensar que Snape moriría y aún así se las arreglaría para hacerle saber su destino.
Cierra los ojos, aprieta la varita y comienza a correr hasta el bosque, Hermione y Ron se encargarían de la copa, fue difícil separarse de ese objeto, porque lo llamaban a protegerlo.
El fuego se había hecho cargo de la diadema.
Neville se encargarían de Nagini.
Harry les compraría ese tiempo, haría todo lo que esté en su mano para darles a todos el futuro que se merecen.
Aún cuando él ya no esté en ese futuro.
Bueno, se llevará a su alma gemela. Siempre hay que buscarle el lado positivo a las cosas.
Mueve la snitch en sus manos, descifrar el mensaje le costó un tiempo, la pone en sus labios.
—Voy a morir— le dice, porqué es lo único que tiene seguro. Está se abre y muestra un piedra particular. Harry ríe huecamente y finalmente, cómo en el cuento, le da vueltas tres veces—... acompañenme hasta el final.
Los muertos asienten y Harry camina, está tan tranquilo que parece mentira, llega hasta el claro y ve a Voldemort.
A Tom.
Sigue siendo un monstruo de pies a cabeza, nada como lo que fue y a Harry le duele, porque en su interior espera alguna clase de milagro. Que por algún motivo sea cercano a lo que conoce en sus sueños y se quede con él para siempre.
—Harry Potter. El Niño-que-vivió— comienza, cómo una burla, una sátira. Harry se estremece y lo mira sin parpadear buscando cualquier cosa, cualquier indicio. Casi cómo una señal una mariposa se posa en la mejilla del monstruo—... vino a morir.
Harry baja su varita y espera la maldición. nunca cierres los ojos, y solo se centra en la mariposa, sonríe.
Ésto era suficiente.
—¡Avada Kedavra!
La maldición era tan verde como sus ojos, llega con rapidez y le golpea el pecho.
Harry cae.
Y Voldemort lo acompaña.
(O de cómo cambia el significado)
Tom Riddle sabía que era diferente.
Podía hacer cosas increíbles y eso lo hacía superior a las alimañas con las que tenía que convivir. Este apestoso orfanato llenó de inmundicia no podía evitar su ascenso a la grandeza.
Él nació para gobernar.
Los años pasan y él va a Hogwarts. Una prueba indiscutible de su superioridad, de su poder y supremacía.
Y luego cumple 14 años.
Y el mundo tomó colores extraños a su alrededor, a veces figuras y hasta sonidos.
Le tomo un tiempo saber con exactitud que estaba pasando. Era una especie de sinestesia, que estaba muy vinculada a su alma gemela. Al parecer pocos magos (y la mayoría de ellos mestizos) tenía esta capacidad de materializar el lazo que lo unía a su alma gemela.
Este lazo era una manifestación total de la percepción de las cosas de su alma gemela, la manera en que ve el mundo, en como lo escucha y hasta como lo huele.
Tom había fruncido el ceño, nunca quiso estar con nadie, principalmente porque sabe que no tiene la capacidad para sentir como las persona normales.
No entiende ni sabe cómo se siente el amor, tampoco es que quiera experimentarlo. Y saberse atado a otra persona no es algo que lo haga muy feliz.
Por eso intento destruir el lazo.
No quería estar conectado de ninguna manera a nadie.
El tiempo pasa y su sinestesia empeora. Lo acompañan sabores y texturas. Sueños sin formas y voces aleatorias.
Tom lo odia, no puede concentrarse y siente que se está volviendo loco.
Encuentra rituales turbios y oscuros, pero que pueden ayudarlo en su problema, quizás lo mejor de todo es que no conocía a la persona aún.
Los Horrocrux también pueden ayudarlo en su problema, después de todo, se necesita un alma completa para ser reconocido como alma.
Su primer Horrocrux elimino su sinestesia.
Los años pasan, alza su imperio y pronto se desata la guerra. Y luego una profecía y dos niños cumplen con ella.
Va por el hijo de los Potter, mata al padre e intenta no matar a la madre, pero esta no se quita y termina muerta.
Camina hasta la cuna y mira al niño de grandes ojos verdes e inocentes.
Ese color le recuerda al primer color que vió cuando su sinestesia empezó. Quizás por eso el desagrado fue más grande que cualquier otra cosa y rápidamente dijo las palabras de muerte.
—¡Avada Kedavra!
La maldición rebotó y lo golpeó.
Ahora odiaba ser tan impulsivo.
Estuvo reducido a espectro, casi una sanguijuela viviendo de otros, y vuelve a ver al niño cuando esté tiene 11 años.
Harry Potter, llaman. El Niño-que-vivio, le aclaman, pero Voldemort no está segado por el título y solo ve al niño demasiado flaco y pequeño. De aspecto nervioso y demacrado. Tan abusado que parece arcilla fácil de romper.
Si así tratan a sus héroes que bien que soy el villano.
Pero no importa, solo importa si puede ser utilizado.
Descubre que no y decide seguir su primer plan.
Matar al niño de la profecía.
Segundo año, tercer año, cuarto...
Consigue su anhelada resurrección y, aunque sabe que no debería jugar, lo hace para demostrarle no solo a sus subordinados, si no también a él mismo, que Harry Potter es solo un chico con suerte.
Y que la suerte llegó a su final.
Y el chico se escapa, de alguna manera. Está tan enojado que siente que puede matar a todos los que los rodean.
Y luego siente el cosquilleo en su mano.
Hay una mariposa verde ahí.
Y no parece ser la única.
No entiende de donde salieron este monto de mariposas y los hechizos y pociones no ayudan para nada. Aunque sabe que las mariposas son inofensivas necesita desaparecerlas.
¿Quién ha visto a un Señor Oscuro lleno de mariposas mientras intenta adueñarse del mundo?
Y se está quedando sin mortifagos, se siente tan irritado que termina matando a uno o dos en cada reunión.
Lo único bueno es que las mariposas suelen quedase en su estómago, por lo tanto nadie más que él sabe de este asunto.
Las mariposas son dejadas en segundo plano cuando decide ir por la profecía, y termina enfrentándose a Dumbledore.
El chico Potter al final no cayó en sus provocaciones y se dejó poseer. Una lastima.
La parte más interesante de todo era quizás la realización en la expresión del chico, lo mira con ojos abiertos, tan verde y brillantes.
Pero hay algo ahí. Algo roto.
A Voldemort le sabe a espectativa.
Se va, pero deja en claro que ha vuelto.
El mundo debe saberlo.
Estar en este busca y escapa dejó de ser divertido hace tiempo, el chico Potter y sus amiguitos llevan meses escondiéndose de él, desde la muerte de Dumbledore y su toma del colegio.
Pero sabe que están cazando algo, puede sentirlo en sus huesos. Debe atraparlos antes de eso.
Lo que buscan se hace claro cuando llegan noticias de que entraron y robaron el banco mágico, Gringotts.
Iban tras su Horrocrux, no había duda, era muy probable que Albus Dumbledore le había dicho como destruirlos.
La ira lleno su cabeza y torturó a cada basura que llegó a sus ojos.
Es hora de buscar las partes faltantes de su alma, en este punto estarían más seguras en sus manos que en sus escondites.
Era momento de la batalla final, y Harry Potter estaba frente a él. Su mirada nunca fue tan viva como ahora, parecía decirle muchas cosas y había algo escondido en la superficie.
Se burló del título inmerecido y finalmente dijo las palabras que lo inicio todo.
—¡Avada Kedavra!
Y en el momento en que la maldición impacto sobre el chico, él solo pudo ver mariposas.
Y pensó que las cosas tenían sentido.
(O de cómo cambia el significado)
Está en el blanco infinito, contrario al negro que suele ver. Es la estación King's Cross, lo sabe porque ahí un tren a unos pasos de él y está parado en medio de la plataforma.
Dumbledore está ahí.
Lo lleva por la estación mientras le habla de cosas que Harry cree entender.
Y finalmente se detienen.
Hay un niño ahí, o lo que alguna vez fue un niño, lleno de sangre y cicatrices, gimiendo y encogiéndose.
Hay mariposas a su alrededor.
Se forma un nudo en su garganta y se agacha para intentar tocarlo, pero tiene miedo de lastimarlo. Dumbledore habla de las cosas que son inevitables y de cómo hubiese querido que las cosas hubiesen terminado bien para los dos.
A Harry se le llena de lágrimas el corazón y decide no gritarle a Dumbledore, no es el momento.
Al final, Dumbledore le dice lo que quiere escuchar y Harry mira una vez más a el alma de quien debió pertenecerle.
—Acabaré con esto— le promete, no sé permite llorar, porque esto no es una despedida—. Y cuando termine, volveré por ti.
Harry ya se había hecho la idea de no pertenecer a la luz, no después de haberlo conocido así.
Y él abrió los ojos y Narcissa Malfoy estaba preguntando en susurros si su hijo estaba vivo.
Harry asintió.
—Está muerto, mi señor— ella dice con calma y con tanta firmeza que hasta Harry siente deseos de creerle.
Harry cierra los ojos y se deja llevar por Hagrid, esperando.
Tiene una promesa que cumplir.
Lo siguiente que sucede pasa rápidamente, se notifica su muerte y tiene que usar todo su autocontrol para no estremecerse ante los gritos desgarradores, luego Neville logra matar a Nagini y Harry sabe que ese es su momento.
La escena es caótica, todos luchan y el está peleando con todo lo que tiene. Finalmente está ellos dos en igualdad de condiciones.
Él como un humano.
Y Tom siendo lo más cercano a uno.
—Terminemos esto como lo empezamos, Tom— le abalanzó sobre el otro, como queriendo darle un abrazo. Es lo más cercano a un gesto amable que nunca le ofreció—, ¡Juntos!
Las mariposas en su piel cobran vida en ese efímero momento, revoloteando en toda su piel y Harry sonríe.
Así se siente, ¿eh?, así es como debería sentirse.
Es tan pacifico y tan correcto.
Lástima que nunca puede durar.
Harry Potter venció.
Voldemort desaparece y la paz vuelve.
La guerra a tomado muchas víctimas, pero es un precio a pagar por la libertad. Por el vivir mejor.
Por el bien mayor.
Sus mariposas se petrificaron ese día, negras como carbón y pareciendo un dibujo echado a perder.
Hermione fue la primera en caer en cuenta, e intentó consolarlo lo mejor que pudo.
—No era su momento— había dicho—. No en esta vida.
Harry no podía estar más de acuerdo. Cumpliría su promesa en algún momento, iría a buscarlo y partirían juntos.
Porqué se pertenecían.
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¿Puedes creerme cuando te digo que esto no iba a ser así? Es decir, tengo algo con los finales malos, pero esta historia no iba a tener ningún final malo.
Señor, ni siquiera iba a ser de esta pareja en primer lugar.
Intentaré explicar cómo terminamos así:
1- Juro por lo más sagrado que tengo (Mi Dulce Cariño) que esto iba a ser una comedia de principio a fin, a mitad de camino perdió direccción y se volvió así.
2- Harry nunca se casó, o estuvo con alguien después de eso. En otras palabras ese horrible final de él casándose con Ginny no existe. No está.
3- Harry tenía sueños con el Horrocrux atrapado en su cabeza, y más tarde, con el Horrocrux del relicario.
4- Voldemort se dió cuenta que Harry era su Alma gemela. Y por consecuencia estaba más ansioso por matarlo. Si, no tenía pensado hacer que se enamorara al saber la verdad. En mi cabeza eso no iba a funcionar, sería forzado y no tendría lógica.
5- Harry sí se enamoró, de la ilusión, de un ideal. Harry sabía que solo estaba enamorado de algo que no existía, por decirlo de alguna manera. Harry se había enamorado del quizás, del hubiese, del sería, ¿Por qué? Porqué odiaba a Voldemort, pero no podía luchar contra el Tom de sus sueños y al final su sentimientos se entrelazaron tanto que terminó sin saber dónde comenzaba el odio y dónde terminaba el amor.
6- Harry sobrevivió porqué el Horrocrux en su cabeza se sacrificó por él. A ese pedazo de alma es que le hace la promesa.
Creo que eso es todo. Si algún día me da por hacer una nueva edición pero con final feliz avisaré.
Espero que les allá gustado.
Besos, abrazos y galletas de chocolate.
