Atención: Todos de Square-Enix. Personajes, lugares. La historia: mía.
Notas de autor: Ya sé que el primer episodio no dijo mucho, serán más largos a partir de aquí. Gracias a los que leéis. Apreciaré consultas, o sugerencias, si eres un vago y no quieres mandarme email, ya sabes, pincha el botón de review
Resumen: Squall, Irvine y Zell son heridos en una misión. Mientras los dos primeros se recuperan de sus heridas en el hospital, Zell sufre amnesia. Irvine se encargará de visitarlo.
BAJO LOS OJOS DE UN NIÑO
FanFikerFanFinal
Capítulo 2: Comenzando
De vuelta en casa, todo era nuevo para Zell. Su madre tuvo que mostrarle todo como si fuera la primera vez que Zell pisara la casa. Eso hizo que Elisa Dincht se sintiera baja de moral, con su hijo adoptivo sin reconocerla, o sin conocer sus propias cosas.
Los primeros días Zell apenas habló, ni siquiera con su madre. El doctor dijo que era normal, que se estaba adaptando y que pronto se abriría con la gente. Sin embargo, necesitaba un gran apoyo de sus compañeros y amigos. Elisa sintió gran alivio cuando Squall le comunicó que Irvine iría a verle varias veces a la semana. Ella siempre quiso a Irvine, tan alto y confiado, llevando su pelo larguísimo recogido en una coleta, con el atuendo de cowboy y un aire sensual que hacía derretirse a las mujeres, siempre tan atento y preocupado por los suyos.
Si Zell hubiera visto estas facetas en el chico en un primer momento... sin embargo, siempre lo tachaba de mujeriego y juerguista y no se fiaba de él.
—Está arriba —dijo Elisa a Irvine cuando éste los visitó—. ¿Cómo está tu pierna?
—Muy bien, gracias. Hubiera querido venir antes...
—Está bien, siempre serás bienvenido. ¿Quieres algo para tomar?
Irvine sonrió.
—Un té estaría bien, gracias.
Irvine paró ante la puerta de la habitación de Zell. Era la primera vez que iba a entrar. Recordó que el chico era especialmente reticente con la gente en cuanto a permitir a alguien entrar allí, a excepción de Squall. Irvine se sintió extraño cuando Zell no le gritó por haber traspasado su templo. En lugar de eso, le miró fijamente con sus grandes ojos azules de niño, con el cejo fruncido y confusión en todo su rostro.
—¿Quién eres tú?
Irvine pestañeó. Ahora no podía decir, "ey, soy tu amigo", así que optó por presentarse:
—Hola, soy Irvine Kinneas. Soltero y sin compromiso. A tu servicio.
Y levantó su sombrero de cowboy. Se sintió estúpido.
"¿Qué coño estoy haciendo? He dado el saludo que uso con todas las chicas... Soy patético".
Zell se dirigió hacia él y dijo:
—Soy Zell.
Y le tendió la mano.
Irvine se quedó en el sitio. Estrechó la mano del chico, estudiando su cara.
"No parece molestarle mi forma de hablar... antes siempre me decía que yo era un chulo. Cuando le conocí ni siquiera estrechó mi mano".
—Encantado de conocerte. Er... ¿me puedo sentar?
Irvine miró a uno y otro lado y Zell señaló la cama.
—Sí, aquí.
Irvine pestañeó otra vez.
—Gra... gracias.
Un silencio se formó entre ambos. Irvine no estaba acostumbrado a que Zell lo tratara de forma amistosa y no sabía qué decir. El otro chico, por su parte, parecía interesado en el joven, así que acercó su cara a la de Irvine y preguntó:
—¿Qué es soltero?
—¿Uh? –dijo el otro, retirándose.
—Soltero. Dijiste que eras soltero. ¿Qué es eso?
El cowboy arqueó la ceja.
—Pues... que no estoy con nadie.
—¿Nadie? –Zell lo miró aún más confuso.
—Quiere decir que no estoy ligado a nadie. A ninguna chica. Puedo salir con quien quiera.
—¿Y yo soy soltero también, Irvine?
—Supongo —dijo el otro, algo abochornado por cómo Zell pronunciaba su nombre.
—Mi madre... dijo que tú vendrías y que eres SeeD. Me explicó lo que era, pero dijo que había varias clases. ¿Tú qué haces?
—Yo... soy francotirador.
Zell volvió a mostrarse confundido.
—¿El qué?
"Joder, tío. Soy un asesino. Pero no puedo decirte eso. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?"
—A ver cómo te explico —Irvine paseó su mirada por la habitación y vio las escopetas viejas que colgaban de una de las paredes. Irvine recordó que habían pertenecido al abuelo de Zell, también SeeD—. Uso ésas.
Zell silbó, animado.
—Woa... debes de ser muy fuerte...
"Pues yo diría que ésa precisamente no es una de mis aptitudes", pensó el cowboy.
—Los SeeDs van de misiones —informó Zell con orgullo—. ¿Tú has ido a alguna misión hace poco?
Irvine se volvió pálido y agitó las manos.
—Pre... preferiría no hablar de eso.
"¿Qué pasa? Hasta hace unos días, Zell no hablaba, o al menos, eso nos dijo su madre".
—¿Puedo salir contigo?
Irvine miró al chico, esta vez quien no entendía era él.
—A la calle. Vamos a dar un paseo. Irvine.
"Estoy alucinando".
Ambos chicos se despidieron de Elisa, quien, muy alegre, derramó lágrimas porque era la primera vez desde que salió del hospital que Zell quería salir a la calle. Desde luego Irvine era una buena influencia.
"¿Y dónde lo llevo? Balamb es pequeño".
—Quiero ir al puerto —anunció el chico, con su constante vitalidad.
Así que pasaron por el Hotel Balamb y se dirigieron al puerto donde desembarcaban los barcos. Allí, mucha gente daba vida al lugar. En una de las callejuelas, varios niños jugaban a la pelota. Los ojos de Zell brillaron y se acercó a ellos.
—¿Podemos jugar con vosotros?
Los niños, que conocían al joven, asintieron. Irvine tuvo que ponerse de portero y Zell lanzaba con tanta fuerza que el joven temió por su vida. Irvine no era tan activo como su amigo y pronto se rindió sentándose a un lado, en uno de los poyetes del pequeño puerto. Zell lo acompañó enseguida.
—¿Ya no juegas más?
—Estoy cansado. Tú tienes mucha energía.
Zell señaló a los niños, quienes todavía tenían pilas para seguir pateando el balón.
—Me conocen.
—Claro, vives aquí.
—Mm.
Irvine lo observó, temeroso de su siguiente respuesta. Pero Zell pareció olvidarse de eso, y, rascando su nuca, ahora cubierta por el pelo, que le caía por la frente, anunció:
—Oye. Tengo hambre.
Irvine suspiró. ¿Realmente Zell había cambiado tanto?
—Tu madre hará la cena enseguida. Espera un rato.
Zell gruñó, pero al momento encontró otra actividad en qué entretenerse. Observó a los pescadores con profundo interés y tiró de la manga de su amigo.
—¿Qué hacen? ¿Qué sacan?
—Peces. Lo que tú te comes.
—Pero esperan durante horas. Qué aburrido.
Irvine rió e indicó:
—Esperan todo lo necesario para que luego tú te los comas en un minuto. No es justo, ¿eh?
—¿Justo?
"Zell necesita un diccionario, no un amigo".
—Sí, justo es algo que... mierda. Algo razonable. Algo que pone de acuerdo a las partes.
"Después de esto, Quistis me va a tener que dar un sobresaliente en lengua".
—Mmm —dijo Zell no muy convencido.
Irvine suspiró y una idea brilló en su cabeza.
—A ver, un ejemplo: si yo te pego sin que tú me hayas hecho algo, no es justo. Yo estoy pegándote y tú no me has hecho nada.
—Creo que entiendo. Si, por ejemplo, tú te comes tres perritos calientes y yo uno, no es justo.
Irvine se echó la mano al sombrero.
"Oh, Dios. ¿Quién dice que ha cambiado?".
—Sí, muy bien. Eso es otro ejemplo, aunque yo no lo llamaría justicia, sino voluntad. Depende del estómago de uno. Bueno, vámonos, empieza a refrescar.
Una vez en casa de Zell se reunieron los tres para cenar todos juntos. Elisa habló un poco de la infancia de Zell para que él recordara. Sin embargo, el rubio sólo escuchó con interés cuando Irvine comenzó a contar los planes que tenía previstos para la siguiente semana. Oscureció y el joven tuvo que marcharse. Elisa le dio un beso cariñoso y pidió que volviera pronto.
Cuando Irvine salió fuera, notó que alguien lo tiraba de la manga:
—¿Adónde vas? ¿Dónde vives?
—Volveré a verte, Zell —dijo el otro evitando la otra pregunta.
—¿Cuándo?
—La semana que viene.
—¿Eso es muy tarde o pronto? —quiso saber Zell, golpeando suavemente su pie contra el empedrado.
Irvine contó mentalmente.
—A ver... pasarán cinco días. El miércoles podré venir. Chao.
Zell alzó la mano como despedida, desencantado. Había estado muy a gusto junto a Irvine. Era su único amigo en Balamb, aparte de los niños. Quería verlo pronto.
Cuando Irvine regresó, Squall lo llamó al día siguiente para comer juntos.
—Y bien, ¿cómo está?
Los tristes ojos de Irvine se perdieron en un punto fijo.
—Lleno de vida —respondió el cowboy.
—Eso es bueno —sonrió Squall—. ¿Y por qué estás tan triste?
—Es como si Zell... hubiera retornado a su infancia. Pregunta cosas que... preguntaría un niño de cinco años.
Squall masticó su ensalada y replicó:
—El doctor nos dijo que había sufrido una regresión. En cierto modo, Zell es ahora un niño. Debemos tener paciencia. Por suerte su madre está ahí para ayudarlo. Y yo creo que será una buena experiencia para ella. Es como si lo estuviera criando desde pequeño.
—Lo más extraño es... la forma en cómo me trata. Cómo me sonríe, el modo en que me mira... ayer, cuando entré en su habitación ni siquiera me gritó.
Squall escuchó pacientemente. Él mismo sabía que Zell sólo daba acceso a su cuarto a Squall, y a nadie más.
—Soy cruel, Squall —finalizó el cowboy.
—Tú no eres una mala persona, ¿por qué dices eso?
—Creo que me gusta más este Zell que el verdadero.
"Aún conserva la inocencia de un niño. Cuando crecemos, todos perdemos eso, tan valioso, debido a la sociedad. Y ahora Zell es una buena diana para cualquier persona que quiera algo malo de él. Aceptará todo aquello que le enseñen, sea bueno o malo. Es peligroso dejarlo solo".
Irvine llamó a Elisa Dincht dos días después de haber cavilado tanto en su mente. Se ofreció como guardián de Zell. Le pidió que lo llamara siempre y cuando ella se fuera a ausentar de casa. O cuando necesitara ir al médico y ella no pudiese ir. Algo profundo había crecido en el interior de Irvine: un sentido de protección.
CONTINUARÁ
Ahora que Irvine ha decidido protegerlo, ¿qué se le ocurrirá para seguir ayudándolo?
¿Cómo afectarán los acontecimientos a la amistad que parece ser que aflora entre los dos jóvenes?
