Atención: Todo de Square. ¿Por qué no aprovechó mejor a sus personajes? Para eso estoy yo

Notas de autor: Estamos a sólo 5 episodios del final. Disfrutadlo.

Aclaración: La mitad del episodio está contado desde el punto de vista de Irvine, para darle otra forma a la historia.

email: fanfiker_

Gracias por leer.

Resumen capítulos anteriores: Zell ha perdido la memoria, y su grupo de amigos, liderado por Irvine, se propone ayudarle a estimular su mente, llevándole a lugares en los que ha estado antes.

BAJO LOS OJOS DE UN NIÑO

FanFikerFanFinal

Capítulo 8: Retazos de memoria

Desgraciadamente, no soy una persona con la que Zell hablaba demasiado, por tanto no puedo conocer sus antiguas inquietudes. No puedo saber qué necesita ver.

Pero necesitamos una solución, una respuesta. Me sobresaltó tanto el sonido de mi interfono, que casi salté de la cama.

—Llamada desde Trabia. ¿Aceptas llamada?

—Acepto.

—¿Cómo está mi cowboy favoritoooo?

—Ups, Selphie, quisiera estar tan animada como tú, pero no me es posible.

—Oí que estáis rastreando el globo en busca de un estímulo para que Zell recuerde.

—Sí —dije suspirando—. Pero nada ocurre. Le hemos llevado a tantos sitios: Galbadia, Esthar, Fisherman's, el pueblo Shumi, Deling, los bosques de Grandidieri, Timber...

—¿Lo habéis intentado en las Ruinas Marinas?

Las Ruinas Marinas.

—No hemos ido allí —confesé—. De todos modos, estos días Squall no puede venir. Está muy ocupado.

—¿Squall? ¿Por qué contáis con él?

—Tiene a Diablo.

Selphie se quedó callada un momento y luego gritó:

—¿Habéis ido a todos esos sitios con "Ningún encuentro"?

—Selphie, es peligroso. Sólo éramos Quistis, Squall y yo.

—¡Malditos cobardes! Todos esos sitios donde le habéis llevado tienen algo en común: la tranquilidad. ¿No sabéis que lo que más le impacta a Zell es luchar? ¿No se ha aburrido con vosotros? ¿Por qué lo habéis llevado con "Ningún encuentro"? Cuando volvió al Jardín y te vio rodeado de enemigos, reaccionó. ¿No es esa reacción la que buscáis?

La verdad me golpeó en la cara como un cristal hecho pedazos. Selphie es realmente sabia.

—Lo hemos estado haciendo mal…

—Pues claro. ¡Pequeñas mentes limitadas! ¡Yo iré con vosotros a las Ruinas Omega! Venid a buscarme mañana con el Lagunamov. Y dejad a Diablo con Squall. Y llévate a tus mejores GF's. Vamos a darle una lección de SeeD.

Sonreí. Quizá Selphie tuviera razón. Mi chica era todo un ejemplo de coraje y decisión. Si Squall no hubiera sido nombrado comandante, estoy seguro de que Selphie hubiera sido su sustituta.

Cuando Quistis se enteró de lo que íbamos a hacer, nos llamó locos.

—No podéis jugar con su vida.

—Querida, es lo que quieren los médicos —indiqué, completamente alelado.

—No creo que sea buena idea. Insistirá en ser un SeeD.

—¿Acaso no lo es?

Quistis me miró desafiante. Sin embargo, todos estábamos sin ideas.

—Si esto no sale bien, Kinneas… espero que puedas encontrar una solución a su posible reacción.

Fletamos el Lagunamov, vestidos con nuestros trajes SeeDs de lucha, y pusimos rumbo a Trabia. Allí nos esperaba una positiva y contenta Selphie, que nos contagió a todos su espíritu incansable. Zell, a mi lado, leía una revista de armas que había encontrado por ahí. Excitado, la dejó aparte y me tiró del brazo.

—Irvy, Irvy, ¿dónde vamos hoy?

—Hoy va a ser una excursión diferente —dije—. Pero no debes tener miedo.

Frunció el ceño y luego se levantó exultante.

—¡Zell Dincht no tiene miedo a nada! ¡Nada si voy con mis amigos! Sois fuertes, así que no tengo nada que temer.

Le puse la mano en el hombro. Eres valiente, tío.

Cuando llegamos a las Ruinas y medio-aparcamos el Lagunamov en ese espacio de tierra imposible, en mitad del mar, Zell se agarró a mi brazo.

—Irvine, ¿qué hay aquí?

—Son ruinas de hace mucho tiempo. Ven, vamos a bajar al mar.

Zell se puso tenso.

—¿Al mar? ¿Hay que mojarse? No he traído bañador.

—Claro que no hay que mojarse —intervino Selphie, y le dio la mano-. ¿Has visto alguna vez lo que hay bajo el mar? Hay cientos de peces y miles de extraños seres.

Oh, por favor, Zell, no te eches atrás ahora. No hay otro sitio donde podamos ir, recé.

Pero Selphie, con esas palabras, pareció despertar la curiosidad del luchador. Bajamos las escaleras rápidamente y entonces Zell se pegó al cristal, maravillado.

—¡Uaaaaaaaah! Mira cuántos peces… ¡Irvine!

Sonreí y me acerqué a él. Empezó a señalar con el dedo.

—Me gusta este, ¿cómo se llama? ¿Y este? ¿Viste sus aletas?

Reí, viéndole tan entusiasmado. Al menos el lugar le estaba gustando. Selphie, después de mucho insistir, lo sacó de aquella zona y seguimos bajando. Apenas en el segundo piso, nos sorprendió un bicho. Zell se movió, alertado, y Quistis indicó:

—Sin miedo. Vamos a enseñarte cómo luchan los SeeDs.

El rubio se hizo a un lado, mientras los tres jóvenes, sin esfuerzos, daban muerte al enemigo. Hubo varias luchas más hasta llegar al nivel más bajo, y Zell no despegaba sus ojos de sus amigos. Le fascinaban sus movimientos: el estilo de Quistis manejando el látigo; la destreza de Selphie utilizando los nunchakus; la concentración de Irvine disparando. Y si eso es lo que hacía un SeeD, oh, Zell había decidido lo que quería ser de mayor.

Alcanzado el nivel más bajo, el joven luchador quedó mirando la grandiosa máquina que, años atrás, él había intentado "arreglar" dándole golpes.

—¿Pasa algo, Zell? —preguntó Selphie, siempre a su lado.

—Oh, esta máquina es muy grande.

—Por aquí, chicos —dijo Quistis entrando por la gran puerta del fondo.

El escenario cambió completamente: ya no había cristales que dieran al mar; tampoco tecnología avanzada; en su lugar, una serie de peldaños de roca antigua bajaban tan al fondo que se hacía difícil adivinar su final. El único sonido que dañaba el silencio atroz de aquel sitio, eran algunas gotas cayendo al suelo. Los jóvenes recorrieron todo el camino hasta llegar abajo, donde descansaron en unos pilares.

—Estamos bajo el mar, a mucha profundidad —señaló Irvine.

—No tengo miedo —respondió Zell, fascinado por el lugar.

—¿Cómo te sientes aquí? —interrogó Selphie, más preocupada por lo que Zell pudiera sentir que por cualquier otra cosa.

El luchador cerró los ojos y se concentró, pero no duró mucho. Su hiperactividad lo hizo levantarse.

—Quiero subir a ver los peces.

Quistis e Irvine se miraron. ¿Otro fracaso? ¿Y qué lugar sería el próximo? ¿Por qué Zell no recordaba nada?

—No sirve de nada, es como un niño pequeño —se rindió Quistis agarrando su látigo con fastidio.

—Selphie, fue idea tuya, ¿qué más se te ocurre? —resopló el joven de pelo castaño, pero la chica sonrió.

—¿Por qué no confiáis más en mí?

—Zell no quiere quedarse aquí abajo —resolvió Quistis.

—Es evidente, aquí no hay bichos —dijo la chica.

—¡Oh, joder! —dijo Irvine levantándose rápidamente—. ¡Zeeell!

Las chicas se volvieron, asustadas. El rubio no estaba con ellas. Habían discutido durante unos minutos, suficientes para que a quien deberían estar cuidando se les escurriera de las manos. Irvine se lanzó con decisión hacia los bloques de piedra, hacia arriba, hacia la salida, con el corazón encogido. ¿Y Zell? ¿Habría salido corriendo sin esperarles?

"Joder, joder, no lleva enlaces mágicos ni tampoco G.F's. ¿Qué pasará si le sale algo a su encuentro? Mierda, mierda"

—¡Zeeell! ¡Zeeell! ¡Responde!

Irvine subió unos cuantos peldaños y lo localizó: se movía hacia arriba, sin importarle si era sorprendido o no. Sin esperarlos a ellos.

—¡Zell! ¡Maldita sea, espéranos! Este sitio es peligroso.

Lo alcanzó y, recuperando su aliento, reprochó a Zell el haberse ido. El rubio bajó la cabeza, avergonzado por su impulsividad, cuando un enorme férreo les salió al encuentro: un gigante de hierro con un enorme espadón los amenazó, preparado para el combate. Irvine seleccionó una de las balas más potentes.

—Joder, un férreo. En fin, me haré con él.

—Uoooh, es muy grande —dijo Zell agarrando a Irvine del abrigo.

—Escucha, quédate atrás y no mires.

El cowboy no parecía tener problemas con el bicho, pero había cargado algunas balas salteadas y de pronto le quitaba como le daba vida.

—¿Quién anduvo en mi Exeter?

Zell, con cara culpable, se retiró a un lado. Irvine lanzó con estilo sus balas pero en un determinado momento el joven se despistó para comprobar su Exeter, momento que el gran gigante aprovechó para blandir la espada hacia él. Cuando Irvine comenzó a disparar, el asombro ante lo que veían sus ojos le hizo desistir. Su joven amigo golpeaba al monstruo con una rapidez y técnica increíbles. Quistis y Selphie hicieron su aparición entonces, y asistieron, asombradas, al espectáculo.

—¿No es eso su ataque delfín? —inquirió Selphie sujetando con más fuerza que nunca los nunchakus.

Quistis no tenía palabras, sencillamente. Zell estaba ejecutando una de sus llaves de lucha. No obstante, al no tener magias ni GF's enlazados, sus golpes no tan fuertes como para liquidarlos. Al acabar, se quedó de rodillas, rendido. Irvine y Quistis acabaron con el bicho en unos segundos, mientras Selphie fue corriendo hacia el más joven.

—¡Zell! ¿Qué ha pasado?

El joven la miró con extrañeza. Con horror, comprobó que sus nudillos estaban destrozados. Había sido una pelea sin guantes.

—Lo he golpeado… iba a… por él…

Selphie pestañeó, incrédula.

—¿Cómo supiste el ataque que debías usar?

—Ese bicho…lo he visto antes. En el Castillo… el Gran Castillo…

CONTINUARÁ

EL PLAN DE SELPHIE HA DADO RESULTADO Y ZELL NO SÓLO HA VUELTO A HACER GALA DE SUS TÉCNICAS DE LUCHA… PERO, ¿SERÁ ESTO BENEFICIOSO PARA ÉL? ¿CUÁNDO LE SERÁ CONTADA LA VERDAD?

PRÓXIMO EPISODIO: Estímulo de celos