¿Alguna vez han sentido que todo el universo quiere hacerte pasar por un mal rato ante la posibilidad de algo muy bueno?
Bueno, así me siento yo el día de hoy.
Se preguntarán quien soy, bueno, si les soy sincera, no sé como describirme, creo yo que no tengo nada de especial fuera de otras chicas de mi edad. Antes diría que tengo cabello pelirrojo, pero tengo dos amigas rubias y una de cabello morado, hasta diría que entre Hayate-chan y yo pasamos bastante desapercibidas. A todo esto, me llamo Nanoha, perdón, yo iba a presentarme y me puse a divagar, eso es muy típico de mí.
¿A qué iba? ¡Ah sí!
Mi nombre completo es Takamachi Nanoha, voy en segundo año de bachillerato, tengo diecisiete años y soy la menor de tres hermanos en una familia bastante conservadora, cosa que está del asco si eres una chica como yo, con un nulo interés en los hombres… si, lo sé. Puede ser peor, bueno, en realidad lo es. Llevo casi tres años enamorada de mi mejor amiga.
Fate-chan es realmente una persona maravillosa, y aunque sea bastante reservada la mayoría de las veces, es muy difícil no sentirte atraído o atraída hacia ella. Bastantes de nuestras kohai sé que matarían por ser más cercanas a Fate-chan.
Antes de que siquiera lo piensen, no, no es una moda gustar de ella y no me gusta por eso. Estoy más que cansada de escuchar frases similares a esa, para mi desgracia las escucho todo el tiempo, ya sea de mi madre, mi padre o mi hermana cada que el tema de la homosexualidad se cuela en alguna plática. No pienso sonar mejor a nadie, pero yo ya quería a Fate antes de que su popularidad se disparara por el bachillerato, no fui "siguiendo al rebaño", fue ver ese lado amable, protector y servicial que no siempre está a la vista.
Seguro, esas tres cualidades son sus cualidades más destacables y en alguna situación se habrá dejado ver, pero nunca nadie la ha visto de la misma manera en la que la he visto yo. Contrario a, por ejemplo, Hayate-chan, que la conozco de toda la vida, a Fate la conozco desde que cumplí catorce. Justo para cuando comenzaba el último curso la transfirieron a nuestra escuela, estaba en el grupo de Arisa-chan, siempre que la íbamos a buscar la podíamos ver sentada en su banco leyendo un libro ignorando a todos a su alrededor. Las cosas cambiaron drásticamente cuando en una clase conjunta de deportes terminé recibiendo un pelotazo bastante fuerte de su parte con un balón de voleibol, rápidamente Fate-chan se ofreció a acompañarme a la enfermería y al hacerle plática sobre uno de los libros que recordaba haberle visto, fue que todo comenzó a fluir.
Al principio fue difícil incluirla al grupo, pero actualmente todas se llevan súper bien.
Las cosas comenzaron a cambiar un año después, en nuestro primer año de bachillerato en el que un par de profesores la obligaron a salir de su zona de confort llamada invisibilidad. Fate-chan siempre fue buena para los números, pero de verdad, MUY buena; así que la enviaron a uno de esos "torneos de conocimiento" donde quedó en tercer nivel de nivel estatal, por lo que le dieron su debido reconocimiento. Poco después, nuestro asesor de curso quedó maravillado por una pintura suya (no, ninguna de nosotras nos habíamos dado cuenta de este particular hobbie), pidiéndole compartirlo durante el curso de inducción, con todo esto, fue inevitable que comenzara a llamar la atención de algunos superiores, y al cambiar de curso, también de sus kouhai.
Si no estoy mal, fue la primera vez en mi vida que sentí celos, celos mismos que me llevaron a sentir miedo. "¿Por qué me sentía así con Fate-chan?" En mi afán de encontrar que era diferente de Fate-chan vi aquellas señales que siempre me advirtieron que seguía un camino peligroso. Las creencias de mi familia se antepusieron diciéndome que eso estaba mal y que realmente "no había probado" con chicos como para estar segura.
Lo intenté gente lectora, de verdad lo intenté, pero no podía. Acepté salir con un par de chicos bastante amables que comprendieron que realmente no les correspondía, pero quisieron intentar de todas maneras, y aun así, muy apenas soporté tomarles la mano, quizá si alguno intentaba besarme me desmayaba en ese instante.
No, no odio a los hombres. Todavía soy amiga de esos chicos, pero para una relación sentimental o sexual, no podía soportar siquiera la idea. Más temprano que temprano que tarde comprendí que los chicos no eran para mí.
Negar que sentía cosas por Fate-chan era inútil, y hoy en día parecía ser de conocimiento público, sin embargo, Fate-chan no era del todo clara conmigo, a veces parecía sentir lo mismo que yo y a veces parecía simplemente pasar de lo que sentía. Tampoco me sentía con la valentía de preguntarle, me aterra hacerlo, no porque tema por una mala reacción, quiero decir, pareciera que nadie en nuestro grupo fuese hetero, pero sabía que Fate-chan tendría preguntas, y responderlas es lo que hacía que me temblaran las rodillas. Afortunadamente cuento siempre con Hayate-chan, quien me ha rescatado más veces de las que puedo recordar de verme descubierta, pero… puede que hoy todo cambie.
Maldito reloj que no avanza… ¿Por qué no avanza?
"Nanoha, ¿puedes verme terminando clases, en el camino de sakuras?"
Estoy tratando lo mejor posible que las palabras de Hayate-chan no me afecten, no quiero ilusionarme, pero podría ser que en unos minutos más Fate-chan me confiese que está interesada en alguien, y según Hayate-chan, es muy probable que se trate de mí. ¡¿Cómo diablos está tan segura?! Ni siquiera YO sé que piensa Fate-chan la mayoría de las veces.
—Muy bien chicos, esto es todo por hoy. Debo atender un asunto personal por lo que saldrán veinte minutos antes.
Lo sé, lo sé. Es muy de manga, tipo, declararse en el camino repleto de cerezos a un amigo cercano.
Fate-chan también me ha estado evitando en este último tiempo y rara vez me mira a los ojos.
Se siente tan raro.
Admitámoslo, puede ser posible que Fate-chan quiera… quiera…
—Psst. Nanoha-chan—Salto de mi lugar, viendo a Hayate-chan frente a mi asiento—Ya terminó la clase, ve por ella tigre.
Hayate-chan me guiñó el ojo con ese toque juguetón que solo ella sabe hacer.
—Nos vemos mañana.
—Quiero que me lo cuentes todo con lujo de detalles.
Rodé los ojos y comencé a recoger mis cosas.
—Serás la primera a la que se lo diga.
Hayate-chan se vio complacida y se despidió, dejándome sola.
¡Vamos Nanoha! ¡Tú puedes con esto!
Me levanté de mi lugar decidida y caminé hacia donde Fate-chan me había citado, no tardé mucho en llegar.
Mi corazón comenzó a latir a prisa, como si no pudiera esperar más a que Fate-chan dijera las palabras mágicas.
Momento, ¿Qué no se suponía que no dejaría que las ilusiones de Hayate-chan me afectaran? No tengo remedio al parecer.
—Nanoha, viniste—Siempre me ha gustado la manera en que Fate pronuncia mi nombre, a lo mejor se deba a su acento extranjero notablemente marcado o a la forma en que su voz ronca lo hace sonar tan hipnótico, no lo sé, solo sé que me encanta.
Me lancé rápido a abrazarla, era una costumbre que tenía, sus abrazos eran mágicos para ser una persona reacia al contacto físico. De hecho, solo a mí me permitía abrazarla, y rara vez me correspondía; esta vez lo hizo, se aferró a mí un poco más antes de dejarme ir.
— ¿Por qué no vendría? —Sonreí por inercia, mi corazón late cada vez más rápido— Dijiste que querías decirme algo importante, y sabes que para mí eres una persona valiosa.
La vi mascullar algo por lo bajo, viéndome con sus ojos rubíes llenos de miedo.
Fate-chan tontita, conmigo no debes temer nada.
—Esto es muy difícil para mí, solo… por favor no me interrumpas, ¿de acuerdo?
—Claro, como digas, Fate-chan. —Ella asintió.
—Verás... Esto es algo complicado de expresar, pero después de tantos años no podía seguir mintiéndome, ni a mí ni a ti. Siento que me asfixia y ya no soy capaz de mirarte a los ojos.
¡No puede ser! ¡¿En verdad Fate-chan va a...?!
—Quería decírtelo a solas por miedo a la reacción que vayas a tener, sé que aunque vienes de una familia muy conservadora eres muy abierta de mente, pero igual, nunca se sabe. Solo espero que no me odies después de esto.
Oh si, el que Hayate-chan, la bollera por excelencia del país le tenga miedo a mi madre y se contenga bastante dice mucho.
—Verás, siempre te he tenido en mi máxima consideración desde que te conocí, pues has sido, junto con Hayate, la primera amistad verdadera que tuve. Has visto como siempre me catalogan como una chica muy desinteresada por la vida, pero la verdad es que mis preocupaciones son muy diferentes.
Muy bien, ya no entiendo cuál es el punto.
—Quiero que sepas desde el fondo de mi corazón que te quiero como a nadie, por eso quería hablar de esto contigo primero.
Tomó mis manos entre las suyas y sus ojos estaban cristalinos.
— ¿Fate-chan?
—Nanoha, soy transexual. Soy un chico encerrado en el cuerpo de una mujer.
Muy buenas gente, estoy de vuelta uwu
Y antes de que digan nada, mañana actualizo Contra Reloj, no se apuren.
Sé qué habrá personillas confundidas porque ya habían leído esto, y sí, lo borré y lo volví a publicar. Como podrán apreciar, ha habido cambios en la narración y, esto se notará a partir de los siguientes capítulos, el enfoque. El alcance que tuvo la versión anterior me impactó muchísimo y me di cuenta de que de alguna u otra manera estaba representando a mi comunidad, así que decidí tomármelo un poco más en serio y revelar más sobre lo que las personas trans viven a diario en lugar de plasmar mi fantasía. Espero que es gusten los cambios y me acompañen en esta nueva aventura.
Lo publico ahora porque ya tengo suficientes re-escritos como para traerles una actualización semanal por lo menos durante un mes, así que esperen escuchar de mí cada miércoles jsjs
Sin más que decir, hasta la próxima
