El silencio, con cada segundo que pasaba, se volvía más sofocante.
Fate estaba consciente de que estaba a nada de llorar, sentía ese ardor en sus ojos tan característico, pero no lloraría, no aún.
Desde el fondo de su corazón, ya sabía que sería lo que Nanoha le diría, sabía lo que estaba a punto de suceder con su amistad. Lo supo desde el momento en que su sonrisa se congeló y desapareció en apenas un nano segundo, parpadeando incontrolablemente mientras la miraba como si fuera la primera vez, como se mira a un desconocido.
Lo supo cuando sus manos se alejaron de ella como si le quemaran.
—Lo siento, creo que escuché mal, ¿me lo podrías repetir?
Fate respiró profundo, no queriendo que su voz saliera quebrada.
Falló.
—Soy un chico transexual, Nanoha, y eso no es algo que vaya a cambiar—Dijo—Y aunque no tenga el apoyo de nadie, iniciaré mi transición para verme como lo que soy. Sería muy importante para mí, si estuvieras allí, apoyándome, pero tampoco te obligaré.
Nanoha dio un par de pasos hacia atrás, negando con la cabeza.
—Lo siento, no puedo.
Lo sabía.
—Para mí Fate-chan es una mujer y siempre lo va a ser.
—Entiendo.
Pero eso no hacía que doliera menos.
SIGO SIENDO LA MISMA PERSONA
CAPÍTULO 1
— ¿Estás segura de esto? —Preguntó Fate mirando a su amiga empujándole por la espalda a aquel salón.
—Sabes, debería ser al revés esto, yo jalándote fuera antes de hacer semejante garrafada—Dijo Hayate terminando de hacerlo pasar por la entrada, like a boss.
Fate rio, dándole la razón.
A decir verdad, le había ido mejor de lo esperado.
Después de aquella fatídica tarde bajo los cerezos, las cosas cambiaron para el siempre unido grupo. Fate, no queriendo incordiar, se alejó de ellas casi sin dar explicaciones. Fate y Suzuka eran los únicos que iban en un grupo aparte de Arisa, Hayate y Nanoha, por lo que no pudo escapar del cuestionamiento de la chica de cabellos púrpura, sin embargo, tampoco había entrado en detalles; no era fácil estando en un salón de clases, y ya que el comportamiento de Nanoha le pareció razonable, no quiso decir algo que la hiciera quedar como la mala de la historia, razón por la que se limitó a decir que habían tenido una diferencia de opiniones solamente.
Y según lo dicho por Hayate, con la Takamachi no había muy sido diferente.
Acorde a la versión de Nanoha: "Fate-chan pronto se dará cuenta de que está equivocada", sobre qué, es lo que no había querido revelar y dado que a Hayate no es de las que le gusta tener la información a medias, un sábado por la mañana se apareció en la puerta de su casa, pidiendo hablar con su persona, prácticamente exigiendo que se sincerara con ella.
Fate dudó un poco. No quería que lo sucedido con Nanoha se repitiera con su mapachesca amiga, hasta que llegó a la conclusión de que, si realmente existiera una persona libre de prejuicios, esa sin duda sería Hayate. Pidió permiso para salir y fueron a una cafetería cercana, era un tema delicado y que ni de broma podía arriesgarse a que su madre escuchara sobre él… aún.
Imaginen a la madre más estricta del mundo, ahora a la persona más homofóbica, transfóbica, y todo lo que termine en fóbica; súmenlas y listo, ya conocieron a Precia Testarossa. Fate intentaba ser comprensivo, apelando al gap generacional que había entre ambos, pero llegó un punto en el que ya no pudo simplemente quedarse callado, no cuando de manera indirecta trató de menospreciar a Arisa y a Suzuka tras enterarse (por culpa de Hayate) que eran pareja.
Su relación nunca había sido la mejor, casi siempre iba de Precia queriendo alcanzar la perfección y obligando a Fate a seguir su camino, calificaciones altas, reputación intachable, valores regios, modales impecables, feminidad elevada, imagen social perfecta… tarde o temprano Fate se cansaría, y el deterioro de su relación fue inevitable una vez llegaron a Uminari.
No malentiendan, Fate comprendía que las intenciones de Precia pudieran ser buenas, que quisiera que su hija fuera una persona de bien y que pudiera valerse después por su cuenta. Pero era inevitable que eventualmente Fate desarrollara su propio criterio y, literalmente, decidiera mandarlo todo por la borda.
Pasó por una depresión bastante fuerte durante los inicios de bachillerato de la que pudo reponerse con la ayuda de un psicólogo y el apoyo de sus amistades, especialmente de Nanoha, quien siempre demostraba ser la mejor amiga del mundo, y le estaría siempre agradecida por su ayuda. Desde entonces Precia trataba (y allí se quedaba) de ser menos exigente con Fate, pero Fate comenzó a ver más del mundo, y lo que tanto encerró en una botella dentro de sí, comenzó a filtrarse, transformándose ambos en polos opuestos.
Y fue este descubrimiento de las cosas que estuvo reprimiendo por años lo que le llevó asimilar ciertas cosas que antes pasó por alto, clasificándole como peculiaridades suyas, que, tras mucha, pero de verdad, MUCHA, investigación llegó a la conclusión de que era una persona transexual.
Lo que Hayate escuchó mientras tomaban unas malteadas fue el tren de pensamientos de Fate que le llevaron a definirse y, posteriormente, salir del armario frente a Nanoha, y ahora con ella también.
—Mi madre me va a matar cuando llegue a casa—Dijo Fate mientras esperaban ser atendidos por alguna de las señoritas, pues llegaron sin cita, por lo que debían esperar un rato.
—Sabes bien que deseas esto—Rebatió Hayate con una sonrisa que se contagió en Fate—No seas tímido, Fate-chan.
—Kun.
—Perdón, todavía no me acostumbro.
—Está bien, no te preocupes, sé que es difícil ¡Hasta para mí lo es! —Bromeó.
—Hey, ¿y ya decidiste que nombre vas a usar? —Preguntó Hayate con verdadera curiosidad.
Él asintió.
—Seguiré usando Fate.
— ¿Qué? ¿Por qué?
—Es un nombre, ¿Cómo dirían? Unisex, y me ahorra bastante trabajo a la hora de las presentaciones, o en tu caso, que quienes ya me conocen, no se confundan.
—Y a la vez pasar por debajo del radar de Precia-san.
—Exacto—Le dio la razón.
—Es una lástima, ya había pensado en hacer una lista de nombres italianos geniales.
— ¿Cómo cuáles?
—No sé, ¿Leonardo?
Fate rio de buena gana.
—No gracias, así estoy bien.
— ¿Y con los documentos que vas a hacer?
Fate gruñó.
—Bueno, en Japón no puedo hacerlo ya que no tengo la nacionalidad, tendría en todo caso que ir primero a Italia hacer el trámite de cambio de sexo y homologar mis documentos básicos como el DNI, pasaporte etc, y luego venir acá, volver a sacar la residencia, abrir un juicio y mucha burocracia para que por lo menos el certificado de bachillerato pueda corregirse.
— ¿Y con la universidad?
Fate suspiró.
—Tendría que hacer este trámite antes de sacar la carrera, tengo cinco años todavía, adivina que es lo que no tengo.
—Plata.
—Justamente.
Hayate le abrazó.
—Sé que lo vas a lograr. Cuentas conmigo para lo que necesites.
Fate correspondió el abrazo, a medias.
—Gracias. Significa mucho para mí todo lo que estás haciendo.
Pero siendo sincero, le sabía un poco mal haber fragmentado una amistad tan longeva como la que tenían Nanoha y Hayate, quienes se conocían desde los nueve años. Hayate le había dicho ya varias veces que no era culpa suya, que fue su decisión, pero si su argumento para dejar a Nanoha de lado si le tocaba escoger entre él y ella era: "Fate no tiene que retractarse de nada, más bien Nanoha-chan debería al menos pedir una disculpa", no le hacía sentir mejor.
Y ya habían pasado dos semanas desde eso.
—Hayate, ¿crees que pueda algún día recuperar mi amistad con Nanoha?
—Nanoha solo está siendo una cabeza dura, pronto se dará cuenta de su estupidez—Dijo Hayate con notable molestia, contrario al rubio, sabía con exactitud qué es lo que le molestaba a la cobriza, algo que le parecía absurdo viniendo de alguien que defendía junto a Arisa que "el amor es amor". ¡Fate seguía siendo Fate! Tarde o temprano Nanoha tendría ver eso, y siendo justos, ella, bueno, él, ya había dado algunas señales bastante fuertes.
Antes de que Hayate dijera otra cosa más, una de las señoritas les hizo una seña de que se acercaran.
El momento había llegado.
— ¿Qué vamos a hacer con todo este cabello? —Preguntó la estilista.
—Lo vamos a cortar lo más posible—Dijo Hayate con una mano en el hombro del rubio, quien ya estaba sentado en la silla—Vamos a hacer de mi amigo todo un príncipe despierta pasiones que deje a todas las chicas del instituto babeando.
La estilista se rio por las ocurrencias de Hayate mientras se sonrojaba.
Oh.
Ahora entendía por qué debía ser aquel lugar en específico.
— ¿Está bien que hagamos eso?
—Si—Dijo de lo más seguro que había estado nunca.
—Hagámoslo entonces—Le sonrió la dependienta.
Ahora solo quedaba una duda, ¿sería una de las quedantes o de las exnovias de Hayate?
Capítulo cortito ya sé, juro que lo intenté hacer más largo pero a la final se sentía forzado, así que mejor lo dividí y anexé al capítulo que recibirán la siguiente semana, literalmente es el doble de este. Según mi word precioso, son 3.4K jsjs
Primero que nada, muchas gracias por sus bellos comentarios, me alegró ver gente de la primera versión y una disculpa por la confusión, (o estafa en el caso de LostNeko), no les cumplí con contra reloj lo siento, espero que hoy sí, es que... se atravesaron cosas
De cualquier manera, muchas gracias por leer, los veré el siguiente miércoles con el capítulo dos de Sigo Siendo La Misma Persona, o SSLMP para simplificar xD
