**HUBO UN ERROR DE SUBIDA EN EL CAPÍTULO ANTERIOR QUE LO HACÍA SER UN DUPLICADO DEL CAPÍTULO ANTERIOR A ESE, ACTUALMENTE YA FUE CORREGIDO Y RECOMIENDO PASARSE A LEERLO ANTES DE CONTINUAR CON ESTE YA QUE SE PIERDEN VARIAS COSAS**
Nanoha se removió insegura en su lugar, comenzando a llamar la atención de los demás estudiantes. En otras circunstancias no le importaría, pero en ese preciso momento prefería pasar lo más desapercibida posible.
Pasaron dos meses desde que inició sus propedéuticos, ocho sábados yendo a la TSAB. Ginga se había vuelto una buena amiga suya durante ese tiempo. Salían después de los cursos, a veces acompañadas por su hermana, Subaru, y el novio de ésta; pero no fue sino hasta este fin de semana que Ginga decidió abordar el elefante en la habitación, el cuál era la ausencia de las amigas de las que Nanoha siempre hablaba pero que nunca hacían acto de presencia. Nanoha decidió ser sincera... hasta donde le era permitido.
Una de las cosas que más recalcaban en los distintos foros y conferencias que se inscribió era el hecho de ser siempre discretos sobre la transexualidad de una tercera persona, de igual manera, le aclaró a Ginga que no podía hondar en detalles por privacidad a la otra persona involucrada cuando habló sobre el altercado que tenían.
Aun con estas limitaciones, Ginga le dio una opinión sincera que le hizo reflexionar.
«Mientras sigas dejando que tus miedos te consuman, el vacío dentro de ti se hará más grande y reparar las cosas será cada vez más difícil».
No podía seguir dudando.
Suspiró y entró al aula, posándose frente a Fate, quien estaba en esos momentos "charlando" con Hayate, lo ponemos entre comillas ya que por lo regular las charlas con Fate son unidireccionales.
—¿Podemos hablar? ¿A solas? —agregó lo último al ver las miradas de todos fijas en ellos dos. No es de extrañar, era la primera vez desde que comenzó el nuevo semestre que se dirigían la palabra como tal. Nada de mensajes por LINE que se contestaban cada dos días y que no llevaban a nada.
Fate bajó la mirada y vio la hora en su reloj.
—Aún queda tiempo antes de que empiecen las clases, ¿por qué no?
Dicho esto, el rubio se puso de pie, dejando a Nanoha anonadada. Había pasado mucho desde que estuvieron tan cerca... Fate se había dado otro no tan pequeño estirón y ahora estaba más alto. Entraba al promedio masculino sin problemas.
Hayate tomó a Fate del brazo, queriendo decirle algo, pero al final desistió y le dejó ir.
—¿Te parece bien el camino de sakuras? —preguntó Nanoha temerosa. Fate se tensó, pero solo asintió.
De camino ninguno de los dos dijo nada. Nanoha repasaba en su cabeza mil discursos diferentes mientras que Fate apenas retenía las ganas de salir corriendo. La vista puso a Nanoha triste, ¿en qué momento su relación se tornó así? Lo peor, es que ella tenía la culpa.
Había tanto que quería decir, tanto que tenía por expresar... pero había algo que tenía que hacer primero.
—Perdón.
Fate la miró con sorpresa.
—Sé que estoy muy tarde y tal vez mis palabras suenen vacías, o el afecto que tenías por mi haya menguado. Pero antes que nada, quiero pedirte mis sinceras disculpas por haberte tratado como lo hice, y alejarme en uno de los momentos en que más necesitabas de mí. No he sido una buena amiga... o una amiga tan siquiera.
—Nanoha, está bien...
Algo dentro de Nanoha estalló en ese momento.
—¡No! ¡No está bien! —Alzó la voz, cosa que calló a Fate de inmediato—. No tengo excusa para mi comportamiento. Actué de forma inmadura y te lastimé por ello, no merecías la forma en la que te traté por más de medio año. De verdad, lo siento mucho.
Nanoha bajó la mirada a sus pies, temerosa de lo que Fate hiciera o dijera después. Se imaginó varios escenarios posibles, que Fate le tomara de las manos fue el que menos se esperó.
—Acepto tus disculpas, pero la verdad es que no hay nada que perdonar, yo jamás pude guardarte algún tipo de rencor.
Nanoha sintió sus ojos aguarse.
—¿Por qué?
—Porque Nanoha es mi amiga más preciada —contestó Fate con simpleza.
—P-pero, yo te lastimé muy feo...
—Somos seres humanos, estamos destinados a lastimarnos todo el tiempo, la diferencia está en si nos sobreponemos a eso o no. Sé que esto es algo difícil y absolutamente nadie está preparado jamás para este tipo de cosas por lo que nadie puede culparte por la forma en que actuaste, hiciste lo mejor que pudiste hacer tanto para ti como para mí. Quizá no lo veas, porque yo tampoco lo hice en un inicio, pero hay algo muy importante que estás pasando por alto. En ningún momento me agrediste o me faltaste el respeto, a pesar de estar en desacuerdo sobre este "nuevo yo", me respetaste, me dejaste ser y te alzaste por mí cuando necesité ayuda. No fue sino, hasta que viniste a mi casa, preocupada por mi accidente y en cierta manera me defendiste ante mi madre que comprendí lo que Hayate me estuvo diciendo todo este tiempo.
—¿Qué cosa?
Fate sonrió.
—Que eventualmente, cuando te sintieras lista, volverías a acercarte a mí. Así que lo único que tenía que hacer, era demostrarte que estaba abierto para ti cuando eso sucediera.
—Aún me cuesta, ¿de acuerdo? Sé que cometeré más errores en cuanto a ti y esta nueva identidad, pero espero que cuando eso suceda, me lo hagas saber para yo poder hacer algo al respecto que no termine en herirte otra vez.
Fate afianzó el agarre en sus manos.
—Cuenta conmigo. Pero tampoco seas tan dura contigo misma, ¿está bien?
—Puedo hacer el esfuerzo.
Y con esas palabras, después de siete meses, dos semanas, tres días, una hora y cuarenta y cinco minutos... Nanoha volvió a escuchar la risa de Fate, llorando al darse cuenta de lo mucho que lo había extrañado.
SIGO SIENDO LA MISMA PERSONA
CAPÍTULO 6
Hayate se preocupó cuando no vio a Nanoha entrar a clases. Dicha preocupación fue en aumento cuando pasaron otras dos horas y tampoco dio señales. Sus cosas estaban sobre la butaca, pero Nanoha no estaba ahí.
De forma disimulada (evitando la mirada de su profesor) sacó su celular y mandó un mensaje a Suzuka preguntando por Fate, a lo que ésta respondió que también se encontraba ausente.
En un inicio se preguntó qué diablos los demoraría tanto, después se calmó y concluyó que esos dos tenían demasiado que decir. Supo que no se equivocaba cuando los vio a ambos aparecer a la hora del almuerzo aún más sonrientes y empalagosos de lo que solían ser habitualmente, ¿o quizá la imagen chocaba después de tanto tiempo de verlos siendo distantes?
Es verdad que Hayate era una persona muy habladora, que de alguna u otra manera siempre buscaba llevarse toda la atención, sin embargo, había algo que muchos pasaban por alto, y eso era lo fácil que le resultaba darse cuenta de las cosas, pero contrario a lo que la mayoría esperaría, ella no hacía sus observaciones evidentes, en realidad se callaba un montón de cosas, como los sentimientos por Nanoha que Fate reprimía en su interior, por ejemplo.
No importaban las veces que Fate lo negara y etiquetara a la cobriza como su mejor amiga, Hayate sabía la verdad, porque con Nanoha todo siempre era distinto y un mejor amigo normal, no haría por Nanoha ni la mitad de cosas que Fate hacía por ella, un mejor amigo normal no estaría tan devastado por la distancia que tuvieron (Hayate insistiría hasta el cansancio que eso fue más bien una ruptura de pareja), un mejor amigo normal no desprendería un brillo tan intenso al estar por fin de vuelta en los brazos de Nanoha, un mejor amigo normal no robaría miradas a Nanoha cuando esta no lo está viendo ni la volvería parte (implícita) de su arte.
¿Y cómo es que Hayate sabía todo esto?
Muy fácil. Porque Nanoha ya había tenido un mejor amigo antes... y éste también estuvo enamorado de ella.
—Así que el dúo NanoFate finalmente ha vuelto a la acción. —Exclamó Hayate con alegría. Fate simplemente asintió con una sonrisa amplia mientras que las mejillas de Nanoha se sonrojaron, provocando que, junto a los quejidos de algunos compañeros y compañeras (sobre todo compañeras), Hayate riera a carcajadas de que los puestos se hayan invertido. Pues a pesar de que fuera Nanoha quien estuviera colgada sobre el brazo de Fate, aferrándose como si su vida dependiera de ello, era Fate quien se veía más brillante de los dos.
—Sí, podría decirse. —Contestó Fate con tranquilidad.
Contrario a lo que se pensaba, Hayate en realidad era muy prudente, por ello es que no hacía nada sobre los "no tan obvios" sentimientos de Fate, y seguiría de esa manera un tiempo más, ya que al parecer Fate todavía no estaba listo para dar ese salto y (claramente) Nanoha ya no estaba tan segura de sus sentimientos como antes.
—Vinimos para almorzar todos juntos —dijo Nanoha, provocando una sonrisa en Hayate también.
—Ya hacía falta —comentó Hayate.
—Tienes razón —concordó Fate.
Arisa y Suzuka hicieron fiesta en cuanto los vieron a los tres juntos con Nanoha encima de Fate como ya era costumbre. Era una vista que incluso ellas extrañaban.
Pasaron el almuerzo en la azotea, Arisa y Suzuka trataron de ponerse al día con Fate, Hayate, gustosa, profería las historias con su única carisma y Nanoha escuchaba atentamente aquellas anécdotas que Fate no le hubiera contado mientras estuvieron solos. El tema de su discusión fue tratado muy por apenas, ni tanto Nanoha como Fate quisieron entrar en detalles, solo les dijeron que ahora ya estaban bien y que con eso bastaba. Hayate no tardó en decirle que la parejita del grupo ya sabía sobre él y que, por lo menos en ese grupito, podía ser libre.
A la hora de la salida, Nanoha se enteró que Fate por fin entró en un club, cosa que se rehusó a hacer durante todo el bachillerato porque eso no le permitía acompañar a Nanoha en las tardes, quien tampoco estaba en un club y en las salidas iba directamente a trabajar. Por fortuna o desgracia, estaba suspendido de sus actividades habituales por su ya no tan reciente lesión, porque si bien ya no ocupaba de sus muletas y podía caminar sin problemas, el club de atletismo no se iba a arriesgar a causar un daño mayor a la estrella del equipo por forzarlo durante su rehabilitación, por lo que Fate tenía que entregar una aprobación de su doctor... aprobación que todavía no ha sacado.
—De hecho, según mi madre siempre he estado en el club —confesó Fate mientras ambos caminaban a la parada del bus, sorprendiendo a Nanoha.
—¡Por eso siempre traes una muda extra de ropa!
Fate asintió.
—Así era más fácil justificar que llegara tan tarde a casa.
Nanoha quedó sin palabras. Nunca había pensado en eso. Desde la secundaria supo que a Fate le vigilaban mucho sus horarios, así que se le hacía raro que en el último año estuviera tan despreocupado acerca de "perder el tiempo", pero lo dejó pasar, creyendo que era uno de los cambios que vino con la mudanza y la estadía de la señora Precia en el hogar.
—Creo que lo he subestimado, Joven Testarossa. —Comentó en un tono de falsa superioridad. Era una broma recurrente entre ambos, y la sonrisa que se posó en los labios de Fate cuando sustituyó "señorita" por "joven", es una que Nanoha se encargaría de proteger de ahora en adelante.
Una pequeña tarde de ocio nunca le venía mal a nadie, especialmente a Nanoha, quien tras varios meses de ocuparse con tal de no pensar en su dilema con Fate, merecía un descanso. La persona más entusiasta cuando pidió un día de descanso entre semana fue su madre, quien no sólo le dio el día, le dio dos semanas para que "conviviera como una adolescente normal" porque era "demasiado temprano" para que la menor de la familia se comportara como una "preocupona de la tercera edad".
Maldecía a Hayate una y mil veces por ese apodo, que quede constancia.
Las primeras tardes fueron bien aprovechadas. En casa de Arisa organizaron un par de tardeadas, como típicos adolescentes de preparatoria, donde al final le ordenaba a su chófer que llevara a cada uno de sus invitados a sus respectivos hogares. También, visitaron la plaza cercana a Seishou en la que solían vaguear en años anteriores, a veces los cinco, a veces solo el trío problemas, aprovecharon de ir al cine en un miércoles de 2x1 y disfrutaron una caótica sesión de los chicos debatiendo el "complejo mensaje" que la película quería transmitir... en medio de la película. Incluso visitaron a cafeterías "de la competencia" donde Hayate, como venía siendo de un tiempo para acá, relataba más sobre los meses en los que estuvieron separados, cosa que Nanoha disfrutaba.
A pesar de lo bien que se lo pasaran, y que Nanoha no fuera una chica introvertida... sentía que agotó su energía para socializar. Muchas salidas en poco tiempo hacen eso en cualquiera que no sea Hayate. Arisa, Suzuka y Fate se sentían de la misma manera, por eso nadie propuso salir y todos acordaron ir directo a sus casas, más o menos. Que Nanoha decidiera acompañar a Fate durante su práctica de atletismo era punto y aparte.
Las cosas seguían siendo un poco raras entre los dos, no iba a mentir, pero ya no era incómodo y ambos estaban poniendo de su parte para que aquello funcionara. Fate era paciente mientras Nanoha, a su ritmo, abría su mente. Aun así, Nanoha quería hacer más, algo que mostrara a Fate que de verdad lo aceptaba y que a su vez le hiciera terminar de asimilar ese cambio en su persona. Por eso, de camino a casa desvío su ruta un poco hasta llegar a Shibuya y caminó por sus tiendas, dispuesta a encontrar algo. Pero las sorpresas no estaban ni cerca de terminar, no señor.
—¿Nanoha?
Mientras ella se daba una vuelta por la sección masculina de ropa, una voz le llamó a sus espaldas, una voz bastante familiar.
—¿Yuuno-kun? —Nanoha se giró con duda, sorpresa estampada en su voz. Eran cinco años que no sabía nada del susodicho.
—No me equivocaba, sí eres tú. —El rubio se acercó a ella con una ligera sonrisa en sus labios—. Has cambiado mucho, estos años te han sentado bien.
—Tú... estás más alto... y tu cabello es más largo también.
No, no supo que más decir.
Yuuno no lo tomó de mala manera y solo rio.
—Gracias, supongo. ¿Qué haces por acá?
—Quiero hacerle un regalo a un amigo... pero aun no sé qué sería bueno.
La sonrisa del rubio se congeló, pero Nanoha no fue muy consciente de ello, todavía sorprendida de volver a verlo. Yuuno había sido el primer amigo que había hecho en su vida, lo conocía desde el preescolar, quizá un poco antes. Se separaron tras el divorcio de los padres de él y perdieron todo contacto a los doce.
—¿Un amigo o un novio? —preguntó Yuuno con sospecha. Las mejillas de Nanoha se sonrojaron.
—¡Un amigo!
—Pero tampoco tienes por qué gritar. —Yuuno hizo un falso gesto de dolor que Nanoha no se tragó.
—Pues no hagas preguntas así. —Se cruzó de brazos y desvió la mirada en un gesto indignado.
Yuuno rio por su infantil actitud, no había cambiado mucho al parecer.
—Podría ayudarte si gustas, nada cómo un consejo masculino a la hora de dar un regalo.
Nanoha lo pensó un momento, Yuuno parecía tener razón. Si lo analizaba desde el punto de su propia familia, Kyoya siempre sabía que darle a su padre y su padre siempre sabía que quería Kyoya en realidad.
—¿De verdad?
—Seguro —sonrió—, pero con una condición.
—¿Cuál?
—Después de esto debes aceptarme un café, quiero ponerme al corriente con estos últimos años.
—Con gusto. La verdad yo también quiero ponerme al corriente contigo. ¡Desapareciste de la nada!
—Me disculpo por eso, de verdad no fue intencional.
Recorrieron varias tiendas, donde como prometió, Yuuno dio su punto de vista sobre distintos regalos a los que ningún hombre se negaría jamás, que a Nanoha no le pareciera suficiente era otra cosa. Esto provocó que Yuuno se pusiera a indagar sobre este misterioso "amigo" y Nanoha nunca diría que no a una charla sobre Fate. Fate era su tema de conversación favorito después de todo, lo quisiera admitir, o no.
—¿Sabes? Hablas tan bien de él que me siento un poco intimidado yo también.
Nanoha solo río, mientras su mirada viajaba por las distintas billeteras en la vitrina. Parece haber una que podría ser la definitiva.
—No eres el primero que me lo dice. Fate tiene ese efecto en las personas.
—¿Solo Fate? ¿No hay sufijo?
Nanoha se congeló en su sitio.
—Nyahaha, como te dije, somos muy cercanos. Aparte es extranjero, el no usa sufijos con nadie, así que yo no uso sufijos con él.
—Aun así...
—¡Yuuno-kun! ¿Qué opinas de esta cartera? —señaló la pieza que estaba viendo para evitar seguir por esa línea de conversación.
—Se ve bien, sencilla y práctica, pero con estilo. ¿La que tiene ya está muy vieja y rota? —se rio él. Según lo dicho por Yuuno, era de conocimiento general que los hombres no suelen cambiar su cartera a menos que ya esté hecha pedazos o le regalen una. Nanoha atestiguaba esto con su propio padre, solo cambiaba de cartera cuando su madre le regalaba una nueva.
—Ah, en realidad no tiene una y guarda todo en los bolsillos, por eso siempre está perdiendo el dinero o su tarjeta para el bus.
Yuuno frunció el ceño, extrañado por esto.
—¿La perdió?
—Podría decirse. —Respondió Nanoha de manera ambigua antes de girarse con la dependienta y solicitarle la cartera en exhibición.
—¿Y su padre no pudo darle una de repuesto? Seguro tendrá alguna, además de comprender lo necesario que es tener alguna.
Nanoha se tensó.
—Como te dije, su papá no está viviendo con ellos por el momento por cuestiones de trabajo y Fate no es del tipo de personas que le guste molestar, por lo que no le pedirá una.
—¿Su madre tampoco le dice nada? —preguntó él aún más contrariado.
—Su madre ni siquiera es capaz de recordar lo mucho que Fate odia las cosas dulces. —Apenas Nanoha dijo eso, la dependienta le acercó a Nanoha la cartera pedida para que la viera a más detalle. Yuuno no dijo nada, decidiendo no señalar lo raro que era eso y solo se dedicó a observar a Nanoha mientras ella asentía y murmuraba unas cuantas cosas para sí misma. Sin poder evitarlo, sonrío, al ver que no había cambiado mucho en ese tiempo.
—A mí me parece que ese modelo está bien —dijo él—, ten por seguro que le gustará.
—¿De verdad?
—De verdad. ¿Podemos ahora sí ir por ese café? Los pies me están matando.
—No seas bebé —se burló Nanoha a lo que Yuuno hizo el gesto de ser apuñalado en el pecho y seguido de uno de falso dolor. Nanoha por su parte se giró con la amable señorita que los atendía—. Me llevaré esta.
—¿Gusta que se la envuelva como regalo?
Nanoha asintió a la pregunta de la dependienta y la siguió a caja para pagar por el artículo, Yuuno por su lado, se quedó esperando afuera a que todo quedara listo, seguramente buscando cafés por el lugar a los que pudieran ir en ese preciso momento.
Sintió una pequeña calidez nacer dentro de ella y sonrió contenta. No solo acababa de recuperar a su amigo más cercano, Fate, sino que además se reencontró con el primer amigo que hizo en su vida, con algo de suerte, podrían permanecer en contacto.
Sí, todo pintaba bastante bien.
Buenas~~ He vuelto con un nuevo cap. En serio una disculpa de nuevo por el capítulo repetido, el lado bueno es que ahora hay capítulo doble (?)
Nos adentramos más en la cabeza de Nanoha, lo cual es algo que me moría por hacer desde hace tiempo, seguiremos así creo que un par de capítulos más ya que quiero abarcar unas cuantas cosas más desde su perspectiva.
Nos vemos en la siguiente actualización... que pinta para ser en 2023 al paso en el que voy XD
Muchas gracias a todos por el apoyo nwn
