Storm Warning
Disclaimer: Los personajes son de S. Meyer y la historia le pertenece a Curlywurl95. Yo solo traduzco.
Disclaimer: The characters are S. Meyer's and the story belongs to Curlywurl95. I'm just translating.
Capítulo 3: Miércoles por la noche
El martes pasa dolorosamente lento, pero finalmente es la mañana del miércoles y estoy emocionado por pasar mi tarde con Bella. Solos. En su casa.
Despierto inusualmente temprano, descansado en mi cama y mirando el techo hasta que mi alarma suena anunciando que es tiempo de levantarse. Me levanto de la cama, me dirijo al baño y me ocupo de mis asuntos antes de volver a rebuscar en mi closet. No consigo deliberar qué ponerme, pero al final me decido por unos vaqueros oscuros y una camisa de botones fina, ya que el tiempo se ha vuelto más fresco hoy.
Joder, soy toda una niña.
Me visto rápidamente, tomando mi mochila y dirigiéndome escaleras abajo a la cocina. Todos ya están ahí.
—Buenos días, cariño —mi mamá dice mientras se sirve un café.
—Buenos días —respondo y tomo un tazón de cereal.
—Te ves bien, Edward —Alice espeta, sus ojos relampagueando con travesura.
—Sí, lo haces. ¿Hay algo especial hoy?
—No, nada —respondo, tal vez un poco demasiado rápido. Alice me mira con cara de «te estás esforzando mucho por Bella» antes de dirigirse a mamá.
—Mamá, voy a pedirle a Angela que me lleve a casa después del colegio porque Edward tiene un proyecto en el que trabajar con Bella.
—¿Oh? ¿Qué proyecto? —pregunta mi papá, levantando la vista de su periódico.
—Un proyecto de biología. Dije que iría a su casa después de la escuela para trabajar en él —digo, tratando de sonar casual y como si no fuera lo más emocionante que me ha sucedido.
—Oh, qué interesante —responde antes de que sus ojos vuelvan a caer en el papel que tiene delante.
—Hablando de eso, tenemos que irnos, Allie —digo, queriendo sacar a mi hermana cotorra de aquí.
—Vale —contesta, bajando de un salto del taburete y cogiendo su bolsa—. ¡Hasta luego!
—¡Adiós! —mis papás responden antes de que salgamos por la puerta hacia el coche.
—Eres tan jodidamente exasperante —le murmuro a Alice mientras se desliza en el asiento del copiloto. Ella se ríe de mí.
Cuando llegamos a la escuela, el estacionamiento ya está lleno y me toma un tiempo encontrar un espacio. Cuando eventualmente salimos del carro la campana ya está sonando y no tengo oportunidad de ver a Bella. Checo mi horario mientras camino hacia matemáticas y noto que no la veré hasta el almuerzo, luego tendré inglés con ella y luego una larga hora de química antes de que podamos irnos a su casa.
Ugh… Problemas de adolescentes…
Cuando matemáticas y español terminan, me siento como un preso que acaba de salir de la cárcel. Salgo al pasillo, sintiendo la luz del sol en la cara y el aire en los pulmones antes de ir casi corriendo a la cafetería. Bueno, tal vez no corriendo, pero sí dando una caminata rápida.
Consigo ralentizar el paso antes de dirigirme al almuerzo para no parecer demasiado entusiasmado, pero no puedo evitar mirar a mi alrededor en busca de los demás. Finalmente veo la enorme figura de Emmett sentado con Rose a un lado y Jasper al otro. Veo a la morena de mis sueños sentada con ellos, de espaldas a mí.
Observo que Jasper me saluda con la mano y le hago un gesto de reconocimiento antes de que Bella se gire y sus ojos encuentren los míos. Me sonríe y me saluda con la mano y yo no puedo evitar devolverle la sonrisa, haciendo un pequeño saludo hasta que veo que Jasper me sonríe y me doy la vuelta para coger algo de comida. Cojo una bandeja y me dirijo a la fila, tomando un trozo de pizza y agua antes de dirigirme con los demás. Me deslizo junto a Bella, asegurándome de no sentarme demasiado cerca.
—Hola —digo rápidamente.
—Hola —me saluda, sus ojos resplandeciendo en los míos.
Ella luce realmente bonita.
Bella está vestida con unos shorts y un jersey que le cuelga del hombro y muestra más de lo habitual de su piel cremosa. Hago un esfuerzo por no mirarla. Echo un vistazo a los demás y veo que Jasper intenta ocultar una sonrisa antes de darle un pequeño mordisco a mi pizza.
—Así que, ¿estás listo para más Romeo y Julieta? —Bella pregunta, sonriéndome.
—Sí, eso creo —respondo encogiéndome de hombros—. ¿Tú lo estás?
—Oh, lo estoy deseando —se burla—. No hay nada que me guste más que un poco de Shakespeare un miércoles por la tarde —me río un poco—. Por cierto, me gusta tu camisa.
—Oh —murmuro, sintiendo que el calor sube por mi nuca—. Gracias. A mí… Mmh, me gusta tu jersey.
—Gracias —se ríe. Le sonrío, sintiendo que se me revuelve el estómago de esa forma no tan desagradable. Miro a Jasper y le veo observando nuestro intercambio, con la boca ligeramente abierta antes de lanzarme una mirada de «de qué coño estás hablando».
No lo sé, Jasper. No lo sé.
Pronto suena el timbre y Bella y yo nos levantamos, recogemos nuestras cosas y nos dirigimos al edificio de inglés. Por el camino, unas cuantas personas pasan a nuestro lado y golpean a Bella contra mí. En cuanto su cuerpo toca el mío, siento una corriente eléctrica que me atraviesa. Suelto un pequeño gruñido antes de que los ojos de Bella encuentren los míos.
—¡Lo siento! —dice, riéndose un poco.
—No pasa nada —le respondo con una sonrisa.
Puedes chocar conmigo cuando quieras. En realidad, Bella, puedes chocar lo que quieras conmigo cuando quieras.
Cierra la puta boca.
Llegamos a nuestra clase en cuestión de minutos y nos dirigimos al interior, ocupando nuestros asientos. Saco mi libro y un bolígrafo antes de que Bella hable.
—Entonces, ¿todavía quieres venir más tarde? —pregunta, sus ojos se encuentran con los míos. Le sonrío.
—Sí, por supuesto.
—Vale, genial —contesta, regalándome una sonrisa. De repente, la señora Bates aparece en la sala y nos dice que hoy vamos a empezar a analizar el primer acto de Romeo y Julieta. Tenemos que leer el guion y debatir sobre cómo Shakespeare ha utilizado ciertas técnicas de dramaturgia.
Bella y yo trabajamos juntos en la lección. Me está hablando de algunas de las escenas del acto cuando, de repente, me pilla desprevenido el sonido de la campana.
Vaya. ¿Eso fue una hora?
Bella y yo nos levantamos de nuestros asientos y recogemos nuestras cosas antes de salir al pasillo. Antes de dirigirme a Química me giro para mirarla.
—¿Nos vemos en la entrada al final de las clases?
—Sí. Nos vemos allí —dice con una sonrisa. Asiento con la cabeza antes de dirigirme a lo que estoy seguro será la hora más larga de mi vida. Cuando llego al laboratorio de química veo a Jasper ya sentado en nuestro banco.
—Hola —saludo, sentándome a su lado y sacando mis cosas.
—Hola Romeo, ¿cómo está Julieta? —se burla, haciendo que ponga los ojos en blanco hacia él.
—Cállate, Jas —murmuro, cogiendo mi bolígrafo y haciéndolo girar entre mis dedos. Se ríe de mí.
—Entonces, ¿qué estaba pasando en el almuerzo?
—Nada, sólo dijo que le gustaba mi camisa —respondo encogiéndome de hombros, obligándome a no sonreír al recordarlo.
—¿Y tú qué dijiste? —pregunta, inclinándose ligeramente hacia delante.
—Dije que me gustaba su jersey.
—¿Y luego qué? —vuelve a preguntar, su emoción es casi palpable.
—¿Es en serio Jasper? Eres una jodida niña —me río de él.
—¡Vete a la mierda, Ed! Tengo que vivir a través de ti, nadie quiere meterse en mis pantalones.
—No creo que eso sea cierto —le respondo, decidiendo darle algo de lo que prenderse.
—¿Qué se supone que significa eso?
—Significa que creo que a Alice no le importaría meterse en tus pantalones... por muy asqueroso que me resulte ese pensamiento —le digo. Casi me río de lo emocionado que parece.
—¿De verdad?
Me encojo un poco de hombros.
—Quizás deberías pedirle salir con ella algún día.
—¿Estarías de acuerdo con eso? —pregunta, con cara de sorpresa.
Asiento.
—Sí, me parecería bien.
Puede que no me guste la idea de que alguien esté con Alice, pero Jasper es un buen tipo y es evidente que le gusta mucho. Se da la vuelta, mirando su libro de texto, pero puedo ver la sonrisa tonta en su cara.
Maldito idiota.
En ese momento, llega el Sr. García y todos nos callamos y volteamos hacia el frente, tratando de concentrarnos mientras él habla sobre compuestos químicos y ecuaciones de equilibrio. Cuando suena el timbre final, tengo que contenerme físicamente para no soltar un gemido de alivio. Me levanto del asiento, cojo mis cosas y las meto en la mochila.
—Entonces, ¿tendrás tu cita con Bella?
—No es una cita, estamos haciendo un proyecto de biología juntos —lo corrijo mientras salimos de la habitación.
—Okeeeey. —responde, pero puedo ver que no me cree. En ese momento, salimos por la puerta principal y nos dirigimos al aparcamiento. Cuando nos acercamos, veo a Bella apoyada en mi coche, con la cabeza gacha mientras mira su teléfono.
—Hasta luego —Jasper se despide y yo le hago un pequeño gesto con la mano, sin mirar atrás, con los ojos centrados únicamente en la morena que tengo delante.
—Hola —saludo cuando la alcanzo. Ella levanta la cabeza al oír mi voz y me regala una sonrisa.
—Hola, ¿estás listo para irnos?
—Claro —respondo, dando la vuelta al lado del conductor y metiendo mi mochila en la parte de atrás. Bella pone la suya junto a la mía y se sienta en el asiento del copiloto.
Pongo en marcha el motor y me giro para mirar por encima del hombro y poder salir del espacio. Al hacerlo, miro a Bella y ella me dedica una pequeña sonrisa. Se la devuelvo antes de salir de la plaza y dirigirme a la salida. Salgo a la carretera principal y me dirijo a su casa. Ahora que estamos solos, me siento un poco nervioso. Tamborileo con los dedos sobre el volante intentando pensar en algo que decir.
—¿Cómo te fue hoy? —cuestiono, sintiéndome mal por la pregunta.
—Estuvo bien. Sin embargo, me pareció que mate duró una jodida eternidad —dice. Me río sorprendido por su forma de hablar antes de mirarla.
—Ah, ¿sí?
—Sí, bueno, estaba un poco ansiosa por salir de allí, ¿sabes?
La miro, sin saber si se refiere a que quería salir de la escuela o a si quiere pasar tiempo conmigo.
—¿De verdad? —inquiero, sin querer preguntar directamente a qué se refiere.
—Sí— dice sonriendo—, ¿estás diciéndome que no estás completamente abrumado y emocionado de trabajar en un proyecto de genética conmigo? —pregunta sarcásticamente y no puedo aguantarme la risa.
—Oh, sí, estoy totalmente emocionado, ¿no lo notas? —pregunto viéndola de frente, mi rostro sin ninguna expresión. Ella se ríe de mí antes de poner los ojos en blanco y empujar mi brazo ligeramente.
¡Me tocó!
Antes de que pueda realmente enloquecer por el hecho de que me tocó el brazo a través de la tela de mi camisa llegamos a su casa. Me doy cuenta de que el camino de entrada está vacío y me detengo con cuidado antes de apagar el motor. Ambos salimos del auto antes de tomar nuestras cosas y subir los pocos escalones que conducen al porche delantero. Espero mientras Bella abre la puerta, mi corazón comienza a latir con fuerza antes de que ambos entremos al pasillo.
—¿Puedo ofrecerte algo para beber?
—Agua estaría bien, gracias —respondo antes de que ella desaparezca en lo que asumo es la cocina. Mientras la espero, echo un vistazo a las habitaciones que puedo ver desde la entrada. A la izquierda está la cocina con una pequeña mesa de cocina en el centro y en el lado derecho hay una sala de estar con un sofá y un sillón.
—Aquí tienes —dice Bella, sacándome de mis pensamientos y entregándome una botella de agua.
—Gracias —contesto antes de que ella comience a dirigirse a las escaleras.
—¿Estás seguro de que esto está bien? —pregunto cuando llego al pie de las escaleras.
—¿Qué quieres decir? —responde, girándose para mirarme.
—¿Yo estando aquí contigo... solos? ¿Tu papá estará de acuerdo con eso?
—Mi papá sabe que estás aquí Edward, está bien —se ríe—. Vamos —dice, inclinando su cabeza para que la siga—. Vamos a mi habitación.
¡Oh, Dios mío! ¡Estoy subiendo las escaleras!
Diligentemente la sigo por las escaleras y por el pasillo hasta que empuja una puerta y entra en su dormitorio. Entro en la habitación antes de que cierre la puerta detrás de nosotros.
Miro a mi alrededor y observo mi entorno; sus paredes están pintadas de un color púrpura pálido, su cama está en el centro, un armario y un escritorio a un lado y una cómoda al otro. Su cama está cubierta con sábanas de color azul pálido con mariposas.
—Entonces, esta es mi habitación —dice, gesticulando a su alrededor. Me río un poco.
—Es linda.
—Sí, bueno. —se encoge de hombros—. ¿Debería poner algo de música?
—Sí, claro.
—¿Qué te gusta?
—Cualquier cosa —me encojo de hombros—. Elige tú.
—Mmh —dice, revisando su teléfono antes de sonreír y seleccionar algo antes de enchufarlo en los parlantes del escritorio. Un momento después, una melodía familiar llega a mis oídos.
—¿Eres fan de Taylor? —le pregunto, sonriendo cuando se ve sorprendida.
—¿Escuchas a Taylor Swift?
—Er, no exactamente. Alice es una gran fan y el año en que salió Lover fue todo lo que se escuchó en mi auto.
—Bueno, como quiera estoy impresionada de que la hayas reconocido — dice riendo—. Entonces, ¿empezamos?
Asiento antes de sentarme a su lado en el suelo al final de su cama. Ella me sonríe antes de sacar sus libros y nuestras hojas de trabajo. Trabajamos juntos en partes del libro de actividades antes de discutir ideas sobre cómo podríamos presentar el proyecto visualmente.
—¡Oh! —Bella grita de repente—. ¿Tienes alguna foto de bebé? —pregunta, con los ojos brillantes.
—Er, mi mamá probablemente tiene —me encojo de hombros—. ¿Por qué?
—¿Qué tal si tomamos fotos tuyas y mías de bebé y tratamos de averiguar qué rasgos vendrían genéticamente, entonces podríamos hacer una de esas fotos en las que combinas características?
—Sí —respondo, asintiendo con la cabeza—. Eso podría funcionar.
La miro, mis ojos se encuentran con los suyos y pienso en lo inteligente que es.
—¿Qué? —pregunta al ver que la observo fijamente.
¡Oh, Dios mío! ¡Me atrapó espiándola!
—Nada —respondo, bajando mis ojos a mi libro de texto.
—No, dime —dice, rozando su brazo con el mío.
¡Me tocó de nuevo!
—Estaba pensando en lo inteligente que eres, pero eso ya lo sabes.
—¿Así como sé que soy hermosa? —dice, su voz burlona. Me sorprende momentáneamente que ella mencione ese desliz que tuve, pero luego me sonríe y siento que dejo escapar una risa áspera.
—Sí —respondo, sintiendo el calor subiendo por mi cuello—. Así como sabes que eres hermosa —le digo, mirando a cualquier lado menos a ella.
—¿Te estás sonrojando, Edward? —pregunta, empujándome de nuevo.
—No —me río, de repente sintiéndome cálido. Desabrocho los botones de mis puños antes de subirme las mangas de la camisa hasta los codos, tratando de sentir un poco de aire.
—Ah, ¿de verdad? —bromea, acercándose a mí—. Estoy bastante segura de que eso es un sonrojo.
—Oh, sí, ¿y por qué me sonrojaría? —contesto, mirándola y levantando mi barbilla en el aire en desafío.
—Porque me llamaste hermosa —dice con una sonrisa— y tú eres lindo como el infierno —agrega riendo. Siento que mi boca se abre por la sorpresa ante sus palabras.
¡Piensa que soy lindo!
—¿Tú piensas que soy lindo? —pregunto antes de que pueda detenerme. Si no estaba sonrojado antes, ahora lo estoy.
—Un poco —ella sonríe, cruzando las piernas y girándose para mirarme.
—Oh, ¿solo un poco? —bromeo, sintiéndome por las nubes al saber que ella piensa que soy lindo.
—Ok, bueno, tal vez es un poco más que un poco —dice riéndose. No puedo evitar reírme con ella, zumbando por el hecho de que admite que soy lindo. Continuamos mirándonos por un momento antes de que ella hable de nuevo—. ¿Tienes hambre?
—Sí, un poco —respondo con una sonrisa.
—Ven, vamos, voy a hacer algo —dice, levantándose del suelo. Espera mientras me levanto y la sigo escaleras abajo hasta la cocina.
—¿Qué se te antoja? Hago una pasta de tomate bastante buena.
—Claro, eso suena bien. Pero no te molestes sólo por mí.
—No hay problema. ¿Necesitas avisarles a tus papás o algo así?
—Oh, sí, buen punto —digo, sacando mi teléfono de mi bolsillo y llamando rápidamente a mi mamá. Le hago saber que voy a cenar con Bella y que la veré más tarde.
—¿Todo bien? —me pregunta cuándo vuelvo a la cocina.
—Sí, todo bien. ¿Puedo ayudar?
—Claro, puedes revolver esto por mí —dice, señalando la olla frente a ella. Asiento antes de pararme enfrente y remover la salsa.
—Esto huele muy bien —le digo y ella me sonríe.
—¡Justo como lo hacía mamá! —dice con un terrible acento italiano haciéndome reír a carcajadas. Se ríe conmigo antes de tomar algunas hierbas y se inclina frente a mí, dejándolas caer en la salsa. Está tan cerca que puedo oler su champú y jabón y siento que mi respiración se tambalea ligeramente. Bella gira la cabeza para mirarme y de repente me doy cuenta de lo cerca que está su rostro del mío. Mis ojos bajan automáticamente a su boca y vuelven a subir.
Sus labios se ven tan suaves.
Veo sus ojos pasar entre los míos antes de retroceder, poniendo algo de espacio entre nosotros.
—Entonces... ¿qué vas a hacer este fin de semana?
—Oh, er, no-nada —respondo, sintiéndome un poco nervioso—. ¿Tú?
—Nada, en realidad —responde encogiéndose de hombros—. Tal vez deberíamos reunirnos todos, en grupo o algo así —sugiere mientras escurre la pasta cocida.
—Sí, eso estaría bien —digo, tratando de no emocionarme demasiado.
—Genial —me sonríe—. Podemos hablar con los demás mañana, ahora siéntate —dice, empujándome con la cadera. Doy un paso hacia atrás, pero estoy bloqueado al seguir moviéndome debido a los gabinetes detrás de mí. Soy muy consciente de lo cerca que está su cuerpo del mío y, mientras estoy allí, no puedo evitar que mis ojos recorran el suyo, fijándome en el lugar donde sus piernas cremosas se encuentran con el dobladillo de sus pantalones cortos.
Mmh.
—Está listo —dice Bella, haciendo que mis ojos se aparten de su cuerpo.
—Genial —le respondo, aclarándome un poco la garganta antes de tomar el tazón que me pasa y sentarme en la pequeña mesa de la cocina. Tomo un pequeño bocado de pasta y me sorprende lo bien que sabe—. Esto sabe realmente bien.
Ella me sonríe.
—¡No suenes tan sorprendido, Edward! —se burla. Me río un poco, cavando en mi comida.
—Entonces, ¿qué quieres que hagamos juntos el fin de semana?
—Mmh, ¿podríamos ir todos a andar en bicicleta? —sugiere.
—¿Andar en bicicleta? —le pregunto con una risita.
—Sí, ya sabes, la cosa con dos ruedas y pedales — bromea.
—Sí, sé lo que es una bicicleta, Bella —respondo, rodando los ojos.
—Solo comprobaba —dice con un guiño. La acción hace que me duela la ingle. Obligo a mi mente a alejarse de esa sensación y me concentro en comer.
—Está bien, ¿entonces tienes una bicicleta?
—No —dice con un movimiento de cabeza. No puedo evitar reírme de lo ridícula que es.
—¿Cómo esperas dar un paseo en bicicleta entonces, sin una bicicleta?
—Compartiendo la tuya, tonto —responde, dándome una sonrisa descarada—. Puedo sentarme en el manubrio —se encoge de hombros.
—No podré ver si te sientas ahí —bromeo, sintiendo mi estómago hacer esa agradable sensación de voltereta ante la idea de compartir una puta bicicleta con ella.
—Bueno, entonces tendré que sentarme en la parte de atrás y tú tendrás que compartir tu asiento conmigo —dice ella, sonriendo. Le devuelvo la sonrisa.
Compartiré más de un asiento contigo, Bella...
—Está bien, eso podría funcionar —asiento con la cabeza antes de mirarla una vez más por debajo de mis pestañas.
—Está bien, tenemos un trato, entonces —dice, sonriéndome. Ambos nos reímos un poco antes de volver a mirar nuestra comida. Terminamos de comer antes de recoger nuestros platos, Bella lavando y yo secando. Es simple y jodidamente fácil estar con ella. Me saca de mis cavilaciones el sonido de la puerta de un coche cerrándose fuera. Bella se inclina hacia delante y mira por la ventana.
—Es mi papá —dice, justo cuando se abre la puerta principal.
—¿Bells? —oigo a su padre llamar desde el pasillo.
—Hola papá, aquí —ella grita de vuelta dándome una sonrisa. Miro hacia la puerta y veo a un hombre alto, de unos cuarenta años, doblar la esquina. Su cabello es oscuro como el de su hija y tiene un bigote grueso que se retuerce cuando me ve.
Oh, Dios mío...
—Hola —dice cuando sus curiosos ojos marrones se posan en mí.
—Buenas noches, señor.
—Papá, este es Edward Cullen —dice Bella, presentándonos.
—Encantado de conocerte, hijo —dice el Jefe—. ¿Bells me dijo que están trabajando juntos en un proyecto de biología?
—Sí, señor y luego ella tuvo la amabilidad de hacerme la cena —explico.
—Ah, probaste su famosa pasta de tomate, por lo que veo —responde con una sonrisa. Asiento con la cabeza, forzando una sonrisa en mi rostro—. ¿Estaba bueno?
—Sí, sabía muy bien —respondo, mirando a Bella.
—Bien —dice, asintiendo hacia los dos—. Bueno, estaré en la sala, Bells —le dice antes de desaparecer de la habitación—. ¡Encantado de conocerte, Edward!
¡Sobreviví!
—¡Igualmente, señor! —grito de vuelta. De repente escucho a Bella reírse a mi lado—. ¿Qué? —pregunto en voz baja.
—Te veías tan jodidamente aterrorizado cuando entró aquí —susurra.
—No —respondo, rodando los ojos.
Sé que si lo hacía.
—Lo hacías —replica—, pero no te preocupes, fue lindo —me guiña un ojo. Me río un poco, frotándome la nuca con torpeza.
—Bueno, supongo que debería irme a casa —ella asiente antes de acompañarme a la puerta—. Gracias por la cena.
—Fue un placer —responde—. Te veo mañana; organizaremos el paseo en bicicleta con los demás también.
Asiento riendo.
—Adiós, Bella —me despido antes de bajar los escalones del porche y dirigirme a mi auto. Le doy un último saludo con la mano antes de deslizarme detrás del volante y salir marcha atrás.
Mientras conduzco a casa no puedo borrar la sonrisa de mi cara. Bella es increíble y piensa que soy lindo y quiere ir a andar en bicicleta el sábado. No solo eso, sino que quiere compartir la bicicleta conmigo.
No puedo esperar a que sea sábado.
¿Merece review?
