Afterglow
Autora: Molvanian Queen In Exilie, antes llamada Cha Cha Chica
Traductoras: Alima21
Tenemos una noticia que nos hace muy, muy felices y esperamos que a ustedes también. Una nueva amiguita se ha unido a nosotras de modo que alima21 ya no somos un par de locas, somos un trío de desquiciadas. Así que les rogamos digan con nosotros:
LUI, CARIÑO, BIENVENIDA AL EQUIPO
Afterglow
Capítulo 6
Las vacaciones estaban llegando a su fin. Al día siguiente sería el cumpleaños de Harry, el último día de vacaciones para él y Snape. Ambos tendrían que regresar a Hogwarts el primero de Agosto, un mes antes del reinicio de clases, pues el profesor tenía que preparar las clases de un año, un pensamiento que disgustaba al joven mago terriblemente. Después de todo, tendría que confesar, preferiblemente esa tarde, y pasar su cumpleaños siendo despreciado por el padre de su niño.
El hombre a quien amaba cada día más.
Le alegraba que, al menos Dumbledore le hubiera suministrado los materiales que le había pedido unas semanas antes, cuando había tenido su genial idea. De no ser así, Harry tenía la certeza de que no hubiera tenido ni la más ligera idea de cómo explicarle todo a su Profesor de Pociones. Eso no quería decir que estuviera preparado. No, todavía no tenía idea ni por dónde empezar… pero al menos tenía un plan, algo impreciso pero un plan.
-¿Estás listo, Harry?- preguntó a su lado el objeto de sus afectos.
Ambos iban a partir para otra revisión de Harry. Probablemente la última a la que asistiría Severus.
Harry tragó.
No quería contestar. No lo estoy. Me quiero quedar aquí, contigo, por siempre.
Sin embargo, las palabras que abandonaron su boca fueron justo las contrarias.
-Claro, Severus- plasmó una sonrisa en su rostro-. Ella dijo que hoy podría decirlo.
El pensamiento lo alegro un tanto. Después de cuatro meses de llevar a su bebé, estaba anhelando saber cuál era el sexo. Quería empezar a prepararlo todo para su llegada. Quería pasar horas pensando en nombres, y ropas, y equipo de guardería. Pero, más que nada, quería que alguien hiciera todo eso con él. Y no cualquiera. No, deseaba que lo hiciera el hombre parado a su lado.
Puesto en palabras sencillas, quería a Severus Snape.
El hombre en cuestión le dio una sonrisa casi invisible.
-Eso dijo ella, Potter. Así que supongo que deberíamos movernos.
Extendió su brazo y permitió que Harry se ubicara en su abrazo. No había nada sexual en esto; sin embargo, sabía por la reacción del joven que esto se había convertido en algo importante.
Quizás fuera sólo la cercanía física la que hacía que Potter suspirara. Él estaba, después de todo, tan necesitado de afecto como un niño. O quizás eran sus persistentes sentimientos por el Profesor de Pociones. Incluso podía ser una combinación de ambos. No que importara en realidad.
Eso no seguiría una vez que empezara el año escolar.
Snape cortó sus reflexiones, pues no le gustaba hacia donde se dirigían, y tampoco tenía interés en saber por qué habían tomado ese camino, y se enfocó únicamente en su punto de aparición.
Eso, al menos, no lo metería en problemas.
ºººººº
-Ahí, ¿lo ven?- Poppy hizo un gesto hacia el holograma-. Pueden ver sus deditos y, se los aseguro, al feto no le falta ninguno de sus apéndices- informó a los padres (aunque uno de ellos todavía no había sido informado de su inminente paternidad)-. Una chica perfectamente saludable, queridos.
Ignorando el patético sentido del humor de la mujer, Severus la complació con una pequeña sonrisa. Harry tenía su respuesta.
Colocó una mano en el hombro de su joven amigo en un gesto de felicitación. Harry alzó su mirada hacia él y le dio un suave apretón como respuesta.
Una hija. Estaban esperando una hija.
Ninguno prestó mucha atención a la mirada de desaprobación de Poppy.
Después de la visita, regresaron a casa, conversando animadamente sobre las nuevas noticias. Cuando llegaron a Hogsmeade, Severus sugirió una celebración.
-Vamos a disfrutar una cerveza de mantequilla- dijo, empujando al joven a su cargo en dirección a Las Tres Escobas-. Yo invito, para celebrar las buenas noticias.
Harry apretó contra su pecho la carpeta que Poppy le había entregado, conteniendo la información sobre su embarazo, y sacudió la cabeza con una sonrisa agradecida.
-¿Podría aceptar tu oferta en otro momento?- preguntó-. No… no me estoy sintiendo bien.
Eso no era una mentira del todo, realmente se estaba sintiendo enfermo del estómago. Sin embargo, en esta ocasión las causas eran la ansiedad y la culpa, más que los malestares matutinos.
Severus lo observó con ojo crítico. El joven mago se veía un poco pálido.
-Por supuesto, Potter- contestó-. Regresemos a la mansión entonces.
Harry asintió y aceptó la mano del hombre mayor. Fue jalado contra su pecho, con bastante rudeza por el bien de las apariencias en público, y al segundo estaban girando a través del espacio y el tiempo, yendo a aterrizar donde siempre lo hacían, justo en la parte exterior de la Mansión Snape.
Severus se aseguró que el joven estuviera firme sobre sus pies, antes de dejarlo ir.
-Gracias- dijo Harry, deseando que la mano de Snape permaneciera en la parte baja de su espalda. Tristemente, no lo hizo.
Severus asintió, antes de guiarlo rumbo a la mansión.
Harry suspiró. Iba a extrañar esto. Por primera vez, estaba temiendo regresar a la escuela.
El lugar que había aprendido a llamar hogar era ahora visto como una fortaleza, una amenaza que no le auguraba otra cosa que confinamiento solitario e incómodas miradas en los pasillos. Ya ni siquiera sabía si Ron y Hermione seguirían siendo parte de la solución. En todo caso, cualesquiera que fuera el escenario, esperaba que al menos no se convirtieran en parte del problema. No estaba seguro de poder manejar eso. Especialmente si Snape elegía ignorarlo.
Siguió a Severus hasta la cocina.
¿Qué sería de ellos?
A medida que había aumentado su conocimiento del hombre mayor, se había encontrado con muchas similitudes que los unían. Sabía que una vez le dijera la verdad a Severus, se sentiría herido. Por supuesto, enmascararía su dolor con enojo, pero inevitablemente se sentiría traicionado. Harry sabía eso, pues si él estuviera en su pellejo sentiría de la misma manera. Pero también sabía que el hombre rechazaría utilizar las acciones de Harry contra su propia sangre y carne.
Entonces, ¿dónde los dejaba eso? ¿Continuaría Severus acompañándolo a sus chequeos? ¿Querría jugar un papel activo en la vida de su hija?
¿O quizás regresaría a los días en que ignoraba a Harry en los pasillos? ¿O quitaría puntos a la Casa de Harry sólo para satisfacer su sed de venganza?
Harry esperaba que fuera lo primero, pero estaba resignado a que fuera lo último.
-¿Te sientes mal?
Los ojos verdes, anegados en lágrimas, se reunieron lentamente con los preocupados ojos de obsidiana. Harry sacudió la cabeza.
-No--- sólo tengo temor por lo que debo hacer.
Snape inclinó la cabeza hacia un lado.
-¿Cómo así?- hizo un gesto animando al joven a continuar. Una pequeña y dolorosa sonrisa apareció en los labios del Gryffindor.
-La bebé… merece a ambos padres…- Harry descubrió que no podía reunirse con los ojos de su profesor-. Así que… tengo que aclarar las cosas… aún cuando perderé a mi amigo… No puedo seguir mintiéndole así. No es justo para…- dudo y, controlando su temor, colocó una mano sobre su vientre y apartó la mirada avergonzado-… ninguno- terminó, sin mucha convicción.
Severus, quien se había rendido ante el misterio no revelado que rodeaba el embarazo, suspiró.
-Potter- comenzó, regresando al título ya familiar, como había hecho muchas veces durante su tregua-. Tu enamorado no tiene derecho a despreciarte porque estás llevando un niño, especialmente su niño. Incluso si hubieras sido atrapado en brazos de otro.
Harry bufó. Si la situación fuera tan simple.
Severus eligió ignorar el sonido y continuó hablando.
Lo único por lo que tiene derecho de estar enojado es por tu decisión de ocultarle la información y, al hacerlo, privarlo de una experiencia verdaderamente importante.
Los ojos oscuros del hombre se estrecharon mientras taladraban los ojos esmeraldas. Su voz, cuando habló de nuevo, era baja y peligrosa, y envió escalofríos poco placenteros a lo largo de la espina dorsal del adolescente.
Ya lo has privado de momentos preciosos de la vida de su niño. Tienes que decírselo de inmediato. Tu deseo de que sigan siendo amigos no debería preocuparte.
Mientras estaba ahí, fascinado ante el comportamiento del Slytherin, sabía que éste podría ser un momento que plagaría sus pesadillas por el resto de su vida.
Severus tenía razón. Había sido egoísta demasiado tiempo.
Tragándose su orgullo, y echando mano a su coraje, se preparó.
Severus- empezó, intentando mantener su apariencia valerosa-. Hay unas cuantas cosas que necesito aclarar.
ºººººº
Ronald Weasley miró hacia fuera, a los prados que rodeaban La Madriguera, su hogar. Estaba perdido en sus pensamientos. Se sentía dividido entre sus dos mejores amigos por lo que había ocurrido el año escolar anterior y, como resultado, no se había puesto en contacto con ninguno de ellos. No que hubiera tenido oportunidad de hacerlo de haberlo querido, de todas formas. Había ocurrido una gran conmoción en su familia, específicamente entre Charlie y sus padres, que apenas comenzaba a calmarse, dejándolo libre para considerar sus propios problemas una vez más.
Y ahí estaba, en la víspera del cumpleaños de su mejor amigo, sentado en su habitación, incapaz de poner la pluma sobre el pergamino.
¿Qué podía decirle a un chico que, aunque apenas estaba saliendo de la adolescencia, había salvado al mundo mágico numerosas veces y estaba esperando su propio hijo para dentro de pocos meses?
¡Ey, Harry! ¿Cómo te ha tratado la vida últimamente? Espero que este nuevo año sea bueno…"
Pensaba que no.
¿Y qué podía comprarle? ¿Otro kit para reparación de escobas, cuando era evidente que tenía prohibido montarlas? ¿O quizás algunas revistas de Playwizard, cuando abiertamente lanzaba la quaffle para el otro equipo?
Todo era tan difícil.
Con un suspiro, el joven Weasley elevó la mano hasta su cabello.
Hermione sabría exactamente qué decir. Y sabría qué comprar…Pero no estaba ahí para consultarla.
En cierto nivel, sabía que estaría bien enviarle una lechuza. Y sabía que ella se molestaría si no la contactaba pronto, pero, para ser sinceros, no culpaba a Harry por ser un poco brusco. Había estado protestando y protestando en el carruaje todo el viaje de regreso, como si el pobre diablo fuera el único culpable. Y no era justo que Hermione pasara por alto el hecho de que a veces ella podía ser un tanto arrogante, y que, en algunas ocasiones, la gente tendía a explotar cuando eran muy condescendientes con ellos.
Debería decírselo de frente. Pero no deseaba hacerlo, pues ella le atraía y además se suponía que eran los mejores amigos. Ya le había dado una dosis de su propia medicina…Y, para ser sincero, ahora que estaba determinado a meterse en sus bragas, no podía arriesgarse a esa clase de retroceso.
Pero ahora extrañaba a ambos, no habiendo tenido contacto con ninguno de ellos, y se daba cuenta que prefería tener la amistad de Hermione más que a nada. Y en cuanto a Harry, bien, tampoco se creía capaz de vivir sin su amistad.
Abrumado por la necesidad de volver a ver a sus amigos, o al menos escuchar sus palabras de ánimo, comenzó a garabatear apresuradamente una carta. Una vez que la primera fue terminada, siguió con la otra y llamó a Pig, su lechuza.
-Ésta- dijo mirando a la pequeña ave, ondeando el primer pergamino-, va para Harry. Y ésta- hizo un gesto hacia la otra carta-, es para Hermione- le lanzó a Pig una mirada acerada-. No lo estropees.
El ave gorjeó, antes de salir por la ventana. Él la observó partir, preguntándose distraídamente, quién recibiría primero la carta. Entonces se apresuró a su habitación para encontrar a su madre y hacerle saber que iba a ir al Callejón Diagon, para encontrar el perfecto regalo de cumpleaños para Harry.
ºººººº
-¿Y ésta?- Hermione miró al dependiente con cansancio. Estaba buscando un regalo para el cumpleaños de Harry, sintiéndose decididamente culpable por ignorarlo durante las vacaciones.
Se había calmado, dándose cuenta que el muchacho moreno había tenido razón al responder a su intromisión del modo en que lo había hecho; aunque ello la hubiera herido, no podía seguir enojada con él. No cuando él estaba pasando por algo que ella desconocía completamente.
Y además, estaba preocupada por Harry. ¿Cómo lo estaría tratando Snape? ¿Estaría comiendo apropiadamente? ¿El bebé, estaría bien? ¿Habría confesado?
Todos esos pensamientos la sacudían mientras el sucio y viejo mago frente a ella intentaba venderle algo.
-Y este es francamente raro, señorita- balbuceaba, levantando el amuleto que ella estaba viendo-. El centro es una verdadera gota de sangre de vampiro.
Ella colocó las manos en sus caderas y lo miró furiosa.
-No soy tonta, señor- le dijo, señalando la joya, enfadada-. ¡La sangre de vampiro, inclusive la más minúscula gota, crea un resplandor tan poderoso que el centro de su amuleto estaría brillando constantemente! Ahora, la sangre de i imitación /i por otro lado, tal como la que está en su joya, es bella, sí, pero para nada poderosa, ni rara. Así que, me va a disculpar, señor, pero no me voy a permitir ser estafada el día de hoy. Buen día.
Salió cual tromba de la tienda, preguntándose por qué el Ministerio aún no cerraba esos negocios fraudulentos.
Iba tan enfurecida que no se fijó por dónde caminaba y chocó directamente con otra persona.
-Uff- dijo el otro, mientras ella se tambaleaba hacia atrás.
-Estoy terriblemente apenada- se disculpó, mortificada por su torpeza.
Una risa familiar hizo que levantara la vista, sorprendida.
-¡Ron!- gritó, cruzando los brazos sobre el cuello del chico-. ¡Tú, gran patán! ¡Caminaste hacia mí a propósito!
Él sonrió y saboreó la sensación de su delgado cuerpo en su abrazo.
-No pude evitarlo- se encogió de hombros, todavía sin separarse de ella-. Era evidente que tenías una de tus rabietas, así que imaginé que necesitabas una buena risa, un rostro familiar y todo eso.
Ella rió y el sonido fue directo a la ingle del chico.
La muchacha se alejó de él y retrocedió un poco, observando sus pequeños cambios.
-¡Estás más alto!- declaró. Él sonrió.
-No mucho.
-Lo suficiente.
¿Qué quería decir ella con eso? Conociéndola, probablemente el comentario no tenía otra intención que la de ser entendido en términos literarios… pero él no podía evitar imaginar que era una señal de su atracción hacia él.
-En todo caso, ¿qué estás hacienda aquí?- preguntó ella, enganchando su brazo con el de él y caminando hacia El Caldero Chorreante-. ¿Comprando libros y materiales?
Ron sacudió la cabeza.
-Eso ya está listo ya que las listas llegaron temprano este año- ordenó un par de cervezas de mantequilla a Tom, antes de regresar su atención a la Gryffindor con las cervezas en la mano-. En realidad, estaba buscando un regalo para Harry.
Ella tomó la bebida y sonrió.
-Yo también- su expresión se entristeció-. No he tenido suerte.
-Yo he tenido una idea o dos- él tomó un trago de su bebida, deleitándose mientras el sabor golpeaba su lengua-, pero en realidad no es mucho lo que puedo pagar…
-¿Y si unimos nuestro dinero?- sugirió Hermione-. Probablemente eso significaría más que si cada uno le da un regalo pequeño.
Eso no era exactamente cierto, Harry amaría cualquier cosa que le dieran y ambos lo sabían, pero les daba una excusa para darle un regalo como un frente unido.
Ron asintió.
-Entonces, ¿alguna sugerencia?
-Bueno- empezó su compañera, posando su botella de cerveza en un banquillo cercano-, tengo unas cuantas.
ººººº
Harry se sentó en su escritorio, los hombros hundidos en señal de derrota. Era un cobarde y un fracasado. Severus todavía no sabía la verdad. Todo lo que sabía es que Harry no tenía una relación estable cuando quedó embarazado. Harry supuso que eso lograría aclarar algo la situación, pero sólo la empeoró.
Debía haber dicho todo desde el principio. Ahora estaba demasiado hundido y no tenía idea de cómo salir.
Luego de un buen rato de estar abatido, fue sacado de sus reflexiones por una lechuza hiperactiva que golpeaba su ventana.
-¡Pig!- exclamó con sorpresa, apresurándose para permitir la entrada de la mascota de Ron-. ¿Qué traes ahí?
La pequeña ave extendió su delgada pata donde venían atados dos pergaminos. Retiró el que llevaba su nombre, notando que el otro estaba dirigido a Hermione. ¿Acaso ellos no habían estado en contacto durante las vacaciones?
Harry no pudo evitar sentir una punzada de remordimiento y arrepentimiento. Sabía que había sacado conclusiones apresuradas, pero había sido apartado por tanto tiempo, o así parecía, y le habían pasado tantas cosas… y no habían compartido nada de eso… como un trío.
Apartando los desagradables pensamientos, abrió la carta rápidamente. No pudo evitar sonreír ante la familiar escritura de Ron, sólo garabatos desordenados. Notando el familiar saludo 'Querido Harry', liberó el aire que no sabía estaba aguantando, y comenzó a leer.
Querido Harry
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!
Disculpa por no haberte escrito antes. Ocurrió una pequeña pelea entre Charlie y mis padres. Pero no te preocupes, están trabajando en arreglar la situación. ¡Las cosas casi regresaron a la normalidad! Así que, ahora que las cosas están más calmadas, pude sentarme a escribirte a ti y a Hermione. Sí, tampoco le he escrito a ella. Sólo puedo imaginar lo molesta que va a estar cuando regresemos al colegio.
Ah, bien, a la mierda, ¿ah?
Aquí la sonrisa de Harry se amplió al imaginar a su amigo encogiéndose de hombros despreocupadamente. Y, aunque se sentía un poco culpable por ello, no podía evitar sentir alivio ante el pensamiento de que Ron también se encontraba caído en desgracia.
Espero que tus vacaciones hayan estado bien. ¿Está el pequeño… o pequeña creciendo adecuadamente? No le he dicho a mamá ni a papá, pensé que no querrías que lo supieran todavía, pero están muy preocupados con… que te estés quedando con Snape y todo eso. Y hablando de eso… ¿Todavía no lo sabe?
No quiero sonar como Hermione, pero de verdad él tiene derecho de saber. Aunque no te culparía por demorarlo… después de todo, es Snape.
Harry no pudo evitar fruncir el ceño. No culpaba a Ron por su opinión del Jefe de la Casa Slytherin, pero realmente le disgustaba que su amigo ni siquiera intentara darle al mago mayor una oportunidad; ni de palabra ni por escrito.
Espero que te esté tratando bien, compañero. Has atravesado una época difícil… y debería respetarte y todo eso, especialmente con el bebé en camino… ya sea que sepa la verdad o no.
Ah, bueno, en todo caso las vacaciones ya están terminando… Otro mes y regresaremos a la normalidad. Entonces, ¿estás deseando regresar al colegio? Nunca pensé decir esto, pero yo sí. Sólo piensa, un año más y habremos terminado. No más diez pies de pergamino sobre la Rebelión de los Duendes de 1792. No más clases de preparación para los EXTASIs. No más papá y mamá respirando sobre mi cuello para que alcance las marcas…
Había unas pocas marcas hechas con pluma sobre la página. Ron había vacilado antes de escribir. Harry leyó rápidamente para descubrir por qué.
Me eligieron Premio Anual…pero, con todo el pleito con Charlie, mamá no tuvo tiempo de notarlo…Eso es bueno, en realidad…No tenerla haciendo alharaca como si fuera la gran cosa.
¿Tú supones que Hermione será la Premio Anual? No puedo pensar en nadie mejor que ella…pero ya debería haber enviado una lechuza. Incluso si estaba nerviosa o molesta porque yo no le mandé una lechuza…Extraño.
En todo caso, compañero, en cuanto Pig regrese te enviaré tu regalo.
Espero que estés bien.
Ron
Harry suspiró y dejo el pergamino a un lado. Ron era Premio Anual. Estaba feliz por su amigo. De verdad que lo estaba. Sólo que también estaba i un poquito /i celoso.
Maldito Dumbledore. Probablemente había usado la misma lógica que cuando le había quitado el puesto de Prefecto.
Dolía. Incluso sin tener la presión de matar a Voldemort, tenía demasiadas responsabilidades. Sus pensamientos derivaron hacia su niña. Su hija. Ella probablemente sería una de las excusas de Dumbledore esta vez.
No que fuera culpa de su bebé. La culpa era suya, lo sabía.
Pero seguía estando celoso, y lo estaría aún más si Hermione era de hecho Premio Anual también. Con un suspiro, tomó la pluma y empezó a escribir una respuesta.
Si sólo él hubiera sido normal
ººººº
Ron y Hermione salieron de la última tienda por ese día, extremadamente felices de haber unido su dinero para el obsequio.
-Sé que a Harry le va a encantar- divagó la muchacha de cabello tupido, palmeando la tapa de la caja-. No sé cómo no se me ocurrió antes.
Su compañero puso los ojos en blanco.
-Es un poco asqueroso, si me lo preguntas.
-Pero no lo estoy haciendo, ¿verdad?
Antes de que él tuviera oportunidad de responder, llegó Pig volando de quien sabe donde y aterrizó en su hombro.
-Maldita lechuza- murmuró, mientras se inclinaba para recuperar el equilibrio. Notó que llevaba dos pergaminos, uno dirigido a él con la inconfundible letra de Harry y el otro a Hermione, el que él le había mandado.
Hizo una pausa, antes de darse cuenta de que ella había estado de compras en el Callejón Diagon desde antes que él enviara la carta y de que chocaran uno contra el otro… No era sorprendente que su lechuza volara primero donde Harry… Suspiró.
-Gracias, Pig- dijo, quitando ambos pergaminos-. Err- comenzó, extendiéndole uno a Hermione-… yo te envié esto hace unas horas.
Ella rió y arrancó el ofensivo documento de su agarre. Se sentaron en el exterior de una tienda cercana, y la chica leyó la carta rápidamente, sin pensar en lo extraño que resultaba que estuviera sentada al lado del remitente. Ron, por su lado, leía la carta de Harry, frunciendo el ceño ocasionalmente.
Al parecer Harry todavía no le había explicado la situación al Profesor de Pociones. Y además, se sentía solo y angustiado. Y era claro que extrañaba la compañía de sus dos mejores amigos.
-Ey, Mione- dio un codazo a la chica sentada a su lado-. Lee esto, ¿quieres?
Ella dejó a un lado su propio pergamino y tomó el de Ron. Luego de leer unos momentos estaba visiblemente contrariada.
-Oh, Ron, me siento una completa arpía- lanzó la carta sobre su regazo e hizo un gesto-. No debería haber sido tan fría en mi última carta… ¡No cuando él nos necesita tanto!- apuntó una oración en particular-. ¿Ahora que está tan aislado!- pasando una mano a través de sus gruesos mechones, sacudió la cabeza-. Merlín, no era mi intención dejarlo tan vulnerable…
Una lágrima escurrió por su mejilla. Ron la enjugó sin pensarlo un segundo. Ella inhaló con fuerza, sorprendida por el repentino contacto.
Al darse cuenta de lo que había hecho, él apartó la mano con rapidez.
-Disculpa- logró decir, su rostro rojo de vergüenza.
Ella le dio una débil sonrisa torcida.
-No lo sientas- vaciló. "Me gustó"-. Yo…Hazlo de nuevo, por favor…fue lindo- sus mejillas, a este punto, eran casi una flama.
El pulso de Ron iba como un cohete.
-¿Si?- preguntó, cubriendo su rostro con su mano-. ¿Y esto?
Ella estaba mareada. Todo lo que pudo hacer fue asentir
Él se inclinó hacia delante y colocó un casto beso en sus labios.
-¿Y esto?- su voz era ronca, incluso a sus propios oídos.
Ella sonrió, sus ojos brillando.
-Uh-huh.
Todo pensamiento sobre Harry desapareció mientras el corazón de Ron se disparaba. Se inclinó hacia delante una vez más, un corto y tonto pensamiento filtrándose a través de su cabeza.
Si hubiera sabido que era tan fácil callar a Hermione Granger, lo hubiera hecho hace siglos.
Entonces sus labios se encontraron de nuevo, y el resto del mundo dejó de existir.
ºººººº
Más tarde esa misma noche, Pig regresó a Snape Manor. Harry seguía en su habitación, reflexionando sobre el sentido de su existencia. El ave golpeó repetidas veces en la ventana. Con un suspiro, el adolescente embarazado se levantó de la cama y dejó entrar a la pequeña lechuza. Observó asombrado el tamaño del paquete que transportaba, tenía al menos cinco veces el tamaño del ave.
-Vaya que eres fuerte, pequeña- murmuró, desatando el cordel. Primero desplegó el pergamino, decidiendo que los bienes materiales no eran tan importantes como la charla con los amigos.
Querido Harry
Leyó, sorprendido al reconocer la escueta letra de Hermione. Revisó por encima el resto de la carta. Había una mezcla de la letra de ella y la de Ron. Frunció el entrecejo. ¿Acaso su compañero le había mentido cuando dijo que no había tenido contacto con ella? Si ese era el caso, no lo había hecho de muy buen modo que se diga. Pero Ron no era así. La mayor parte del tiempo era honrado y franco para reconocer sus errores. Así que decidió no emitir un juicio hasta haber terminado de leer la misiva.
Ante todo, quiero desearte un muy Feliz Cumpleaños. Estoy increíblemente apenada por no haberte escrito de nuevo…no debería haber sido tan cruel… ¿Podrás perdonarme algún día? No hay excusa para mi comportamiento… no después de que te disculpaste de todo corazón… Te quiero mucho, y te extraño terriblemente…
Harry, quien había empezado a quebrarse, asintió a la carta. Por supuesto que la perdonaba. La amaba como una hermana, ella debería saber eso.
La letra de Ron tomó el control.
¡Deja de balbucear, Mione!. Te lo dije antes pero lo repetiré, compañero. ¡Feliz Cumpleaños! Estaba en el Callejón Diagon, buscando tu regalo, cuando choque con la señorita Sabelotodo, así que nos unimos para escribirte. Y también para comprarte un presente.
Sabemos que te va a encantar. Aunque todavía pienso que es extraño…
A este punto se vio una fina línea indicando claramente que la pluma había sido arrebatada de su mano. Como era previsible, la letra de Hermione continuó.
No te vamos a decir mucho sobre esto porque no queremos arruinar la sorpresa si es que aún no has abierto la caja…Pero esto debería compensar que nosotros no estemos allí…
En todo caso, Harry, lo mejor es que nosotros nos movamos y dejemos que disfrutes tu regalo.
Con cariño
Hermione
y Ron
Harry sonrió. Se sentía mejor, al saber que las cosas estaban regresando a la normalidad. Todavía se preguntaba si Hermione sería Premio Anual, pero, por alguna razón, el pensar en ello no lo ponía celoso como antes.
Al abrir la caja, se dio el susto de su vida cuando dos pequeños ojos lo miraron.
¡Una serpiente!
¡Le habían comprado una maldita serpiente!
¿Por qué, en el nombre de Merlín, habían tenido esa idea?
-Hola- dijo el animal, y de repente el conocimiento de que hablaba parsel regresó a él. ¡Hacía tanto tiempo que no utilizaba esa habilidad, que se había olvidado de la maldita cosa!
-Er… hola ahí- contestó, todavía inseguro sobre el protocolo que debía usar con las serpientes-. Mi nombre esss Harry. Tú eresss… er… mi regalo de cumpleañosss.
Si las serpientes podían mirar con furia…
-Yo no sssoy un regalo- la respuesta fue rápida y sonaba como si la criatura se sintiera insultada-. Sssoy una classe de guardián. Y , quizásss un amigo, con el tiempo.
-Ah… Bien, es una gran elección pensóLe habían regalado una mascota con la misma actitud de Snape-. Lo lamento… En realidad, nunca antesss he compartido con una serpiente… excepto la vez del zoológico… y el Bassilisssco…
Los oscuros y fijos ojos parecieron taladrar hoyos en los propios, y le recordaron una vez más a su Profesor de Pociones. Comenzaba a ser divertido.
-Tusss dissculpasss han ssido aceptadasss- la criatura comenzó a desenroscarse y salir de la caja-. Puedesss llamarme- dudó y Harry podría haber jurado que rodaba las cuentas que tenía por ojos- desstellosss.
-¿Desstellosss?- repitió el Niño-Que-Vivió-. Vaya nombre interesante tienes… Aunque ese no puede ser tu nombre real, ¿verdad?
-Asssi me llamaba mi anterior conocido. Yo no tengo nombre real. Lasss sserpientesss sse dissstinguen una de otra por su olor.
-¿Te gussstaría otro nombre entoncesss? ¿Uno un poco menosss chillón?
La criatura lo consideró por un momento, antes de asentir con la brillante cabeza.
-¿Podría sssugerir 'Ssserpiente'?
Era simple, sí. Pero no mucho mejor que Destellos. Pero si él… o ella… lo querían así.
-Ssserá ssserpiente, entoncesss.
Harry sonrió y le ofreció su brazo. La serpiente se mostraba claramente escéptica.
-No voy a hacerte daño- le dijo-. Sssólo quiero presssentarte a alguien.
Lentamente, la serpiente se deslizó sobre su brazo y se acomodó sobre sus hombros.
-Esstáss esssperando un vássstago- le dijo.
Harry se sobresaltó.
-¿Cómo pue…?
-El olor, Harry… Puedo sssentirlo.
-Oh, vale.
-Pero eresss macho… ¿No esss raro que essso ocurra en tu essspecie?
El Gryffindor rió entre dientes.
-Bien, sssí… esss una larga hissstoria, que te contaré en otro momento- comenzó a moverse hacia la puerta, disfrutando de la sensación de las escamas deslizándose a lo largo de su cuello desnudo-. Primero, me gussstaría presssentarte a Sseveruss.
Mientras salía de la habitación, no se dio cuenta de que Pig salía volando con un documento muy importante. Uno que tenía el nombre de Severus Snape claramente escrito en tinta negra.
ººººº
Severus estaba en la biblioteca, catando una copa de brandy aferrada en su mano. Harry se había pasado todo el día en su cuarto. Era un comportamiento inusual, considerando el estrecho contacto que habían guardado durante las vacaciones; esto preocupaba al Maestro de Pociones.
¿Habría enojado al joven más temprano? Era más que probable. Sintió una punzada de culpa, una emoción que sólo recientemente estaba inclinado a asociar con el nombre de Potter.
¿Quizás debiera ir a disculparse? ¿Verificar cómo estaba el joven? Porque, si estaba enojado, no le haría ningún bien a la bebé.
Ah, sí, la bebé.
La pequeña Potter.
Esa fue una agradable sorpresa. Él mismo, había supuesto que el niño del Gryffindor sería varón. No sabía por qué. Simplemente había sido una presunción… que se había probado era errónea.
Tomó un trago de su bebida, reflexionando, como siempre hacía, en la ardiente sensación que el líquido producía cuando golpeaba el fondo de su garganta.
Le encantaba esa sensación. Era tan cruda y brutal, y aún así tan tentadora… Le hacía sentir vivo.
¿Debería ir a disculparse? Aunque hubiera aceptado cambiar su actitud las pasadas semanas, todavía no estaba listo para disculparse con el muchacho. Pero si Harry estaba verdaderamente disgustado, y esto le hacía… La culpa no lo abandonaría hasta que la terrible hazaña fuera hecha. De hecho, ni tampoco Kreeper, en cuanto descubriera el afligido estado del muchacho. Si, de hecho, estaba molesto.
Y si no, sería lo mejor para ambos.
En medio sus reflexiones, ni siquiera notó la pequeña lechuza que daba saltitos por la habitación, con una hoja de pergamino cuidadosamente aferrada en el pico.
-Severus- la voz de Harry cortó su meditación. Miró hacia el marco de la puerta y ofreció una pequeña sonrisa a su invitado.
-¿A qué debo el marcado placer de ser bendecido con tu presencia?- arrastró las palabras, sólo vagamente sorprendido al ver la serpiente cruzando los hombros del joven.
-Quería que conocieras a Serpiente- contestó el Gryffindor, acercándose-. Ron y Hermione me la mandaron… o me lo mandaron, por mi cumpleaños. Pero según me aseguró Serpiente, no es un regalo. Es un guardián… quizás un amigo- le dio al Maestro de Pociones una sonrisa irónica-. Justo lo que necesitaba, en realidad.
-¿Así que el Trío de Oro se ha reunido de nuevo?- Snape no pudo evitar la amargura en su tono. ¿Acaso sólo había sido un amigo sustituto por vacaciones? Sentía como si ese fuera el caso. Sabía que no debería haber dejado que el mocoso se metiera bajo su piel.
-Umm- Harry se encogió de hombros, claramente inconsciente de los pensamientos que bullían en la mente de su nuevo amigo-. No estoy seguro de que todo siga igual… Ahora estamos demasiado distantes… De todas formas, ya es hora de avanzar- acarició distraídamente la cabeza de la serpiente-. Al menos no peleamos.
Severus observó al otro hombre y se sintió decididamente culpable por haberlo juzgado mal, de nuevo
Mientras tanto, Serpiente se había animado. Siseó, haciendo que Harry mirara rápidamente al piso. Snape siguió la mirada de ellos, para aterrizar en la pequeña lechuza a sus pies. Se estiró hacia ella, sacando el rollo del ligeramente marchito pergamino.
Harry reconoció el pergamino de inmediato, y sólo pudo mirar con horror mientras Severus lo desenrollaba y comenzaba a leer.
Padre Paterno: Severus Snape
Las palabras saltaron ante el hombre antes que cualquier otra cosa de la página. Sus ojos volaron al encabezado y fecha del documento. Eran los primeros datos del niño Potter. Sus ojos bajaron de nuevo a su nombre
Padre Paterno
Tenía que ser alguna clase de broma enferma y retorcida. Debería haber sabido que no podía esperar otra cosa del hijo del merodeador que lo había atormentado durante sus años escolares.
-¿Qué significa esto, Potter?- bufó, mirando al chico con ira. Agitó la hoja de pergamino, furioso-. ¿Un chiste absurdo, quizás?- sonrió con sarcasmo y dio un paso amenazador hacia el adolescente embarazado-. ¿Un puñetazo a su solitario y grasiento profesor?
Los ojos de Harry se llenaron de lágrimas y sacudió la cabeza.
¡No… no es nada de eso!
Snape avanzó hacia él, sin tragarse su angustia.
-Entonces, es mejor que se explique, Potter.
El Gryffindor abrazó su vientre protectoramente.
-Te dije que era complicado- susurró, tratando de no llorar-. Te conté que no tenías razón para sospechar que fuera tuya… Las palabras Y te dije que no la querrías no fueron dichas, pero Severus recordó claramente su conversación.
Por un breve momento, su comportamiento furioso se apaciguó, y se hundió en una silla cercana.
Harry estaba diciendo la verdad. No tenía que leer la mente del muchacho para saberlo. ¿Pero cómo era posible?
Miró fijamente al joven mago.
-¿Cómo?- preguntó suavemente, pero su tono era casi letal.
Serpiente siseó, molesta con el estado de angustia de Harry. El Gryffindor sacudió la cabeza.
-Nada de lo que diga puede explicar…- no lloraría. No debía llorar. Se obligó a encontrar la mirada del Slytherin. El hombre merecía eso al menos-. Yo… déjame mostrártelo…
Cuando Snape rehusó contestar, Harry voló del salón, permitiendo finalmente que las lágrimas cayeran.
-Tu pareja parece disssgusstado- siseó Serpiente, ante la irritación de Harry.
-Él no esss mi pareja.
-Pero esstásss llevando su vássstago- la criatura estaba confundida. Otro rasgo que compartía con Snape en ese momento en particular-. Puedo sssentirlo.
A través de sus lágrimas, Harry rodó los ojos.
-Esa es la razón por la que él está enojado- suspiró, con un mudo sollozo-. Es un poco complicado. Te lo explicaré en otro momento.
Dejó su 'regalo' bajo su cama y rescató una caja larga del guardarropa.
-Regresaré- gimió, regresando con Severus.
Durante el tiempo que había estado ausente, el mago mayor había recuperado su compostura, y teniendo los últimos minutos para valorar la situación, apenas era capaz de ocultar su furia.
La lógica ya no era el tema, había verificado la firma mágica en la hoja que llevaba las estadísticas del feto. Potter estaba embarazado de su hija. Era toda la verdad del asunto.
Y su enfado era aún mayor al darse cuenta de que Potter lo sabía… ¡Lo sabía y se lo había ocultado deliberadamente!
Se sentía traicionado, y lo que es peor, un poco tonto. Debería haber tenido más cuidado antes de confiar en un Potter.
Como si fuera una señal, el mocoso regresó, sus ojos rojos, y el residuo de miles de lágrimas derramadas en sus mejillas.
Su debilidad aparente sólo sirvió para aumentar el enfado de Severus.
¿Cómo se atrevía a mostrarse tan mortificado cuando era él, Severus Snape, el que había sido usado y traicionado?
Harry se acercó en silencio, llevando con él una caja grande. Se la entregó al mago mayor.
-Lo siento, Severus.
Sus ojos permanecían enfocados en el piso.
Una vez que el Slytherin hubo tomado la caja, se giró y partió, sintiendo como si estuviera sosteniendo el mundo entero sobre sus hombros una vez más.
Continuará….
Hola a todos. Nos llegó un correo comentando que ahora estaba prohibido contestar reviews al subir nuevos capítulos. No sabemos si al final eso es correcto o no, pero como ya nos quitaron una historia sin razones aparentes, no queremos correr el riesgo. Si alguno de ustedes puede confirmar o negar el asunto, se los agradeceríamos mucho.
Por lo pronto, muchísimas gracias por sus reviews a :
BlazeVein , TercySScloe, Cerdo Volador, Mariet Malfoy, akasha-bennington y Gene
Akasha, ya sale el Rem/Sev, disculpa la demora.
Millones de gracias por los reviews, perdonen por no contestar, pero los queremos un montón. No nos olviden, por favor. Besitos mil
Maria, Lui y Ali
