Afterglow
Autora: Molvanian Queen In Exilie, antes llamada Cha Cha Chica
Traductoras: Alima21
Afterglow
Capítulo 7
Respuestas
Severus abrió cautelosamente la caja, su necesidad de comprender la situación dominó su ira justificada. En el interior encontró un pequeño recipiente de piedra, lleno con el familiar liquido brillante, recostado al lado de un pergamino.
Un pensadero doméstico, pensó el Slytherin para si mismo. Interesante...
Podía ver los recuerdos flotando tras la superficie, y a pesar de su enfado contra el chico, no pudo evitar sentirse impresionado. Potter había preparado la poción por si mismo, con materiales limitados, y eso era, por si mismo una tarea desalentadora.
Frunciendo el ceño, se recordó a si mismo que Harry le había mentido y que no era digno de alabanza...
Su mirada se deslizó por el pergamino. Estaba, no sorpresivamente, escrita en la desordenada letra del Gryffindor.
Con un suspiro, Severus alcanzó la carta, porque no podía ser otra cosa, y comenzó a leer.
"Severus", comenzaba, "si estás leyendo esto, es que eres mejor hombre de lo que nadie te ha dado crédito jamás"
Puso los ojos en blanco. El chico siempre, al parecer, siempre sería dado al melodrama.
"Estoy tan arrepentido de haber apartado a nuestro niño de ti. En el momento que leas esto, probablemente ya sepamos si es una niña o un niño... pero, mientras estoy sentado aquí, a sólo unos metros de tu habitación, todavía me siento inseguro... no que eso importe, realmente...
He estado mintiéndote. Me he sentido cada vez peor, con cada día que ha pasado. No por mí, lo que quizás te sorprenda, sino por ti y por nuestro hijo. Los he herido a ambos... y probablemente haya arruinado sus vidas en el proceso...
Pero no es momento de hablar de mí...
Habrás notado el pensadero. He puesto los recuerdos que relatan la concepción de nuestro hijo en el. Y, sí, sé que nunca me has tocado...
Esta es la forma más fácil en la que puedo explicarte las cosas... sin veritaserum o legilimancia, si es así como se escribe (Severus sonrió, no era así
Lo que he hecho... es imperdonable... e ilegal... pero no importa lo que pienses de mí tras esto, te suplico que no lo pagues con tu hijo.
Por favor, entra en el pensadero... hay otro pergamino esperándote una vez que termines.
Sólo puedo disculparme mucho, señor. No espero su perdón; algo que le he dicho innumerables veces hasta ahora.
La carta acabó y Snape no pudo evitar darse cuenta de las extrañas marcas y manchas en el pergamino; prueba inequívoca de numerosas lágrimas.
Sintiéndose ligeramente incomodo, más incluso tras la mención del comportamiento ilegal de Potter, se acercó burdamente construido pensadero. Sacando su varita, se apuntaló a si mismo, antes de sumergirse en la brillante sustancia, y caer en los recuerdos de Potter.
Llegó a la clase de Pociones, y, mirando a su alrededor, buscó a Potter por la habitación.
Lo encontró fácilmente, sentado en su pupitre, cubriendo su zona inferior. Aún no había recolectado los ingredientes.
Ah... recordaba ese día. Sin embargo, nunca supo qué era lo que tenía al muchacho en vilo. Pero ahora, mirando de cerca, podía entender el dilema del chico...
Y luego la imagen cambió.
Parpadeó, sintiéndose ligeramente conmovido ante la apremiante situación del mocoso, antes de recordarse que, en realidad, estaba realmente enfadado con él.
La escena a su alrededor cambió, y se encontró en un territorio desconocido. La sala común de Gryffindor.
Había niños sentados en la habitación, parloteando sobre varios temas. Buscó al Trio Dorado.
La sabelotodo estaba en el medio de una regañina al niño que vivió.
-Y luego te tomaste tu tiempo cuando te pidió, a decir verdad bastante amablemente para ser el Profesor Snape, que te dieras prisa...
Harry chasqueó. Para ser honesto, últimamente chasqueaba con bastante frecuencia. Supuso que porque se estaba sintiendo extremadamente frustrado...Necesitaba una buena jodida. Con el Profesor Snape, de ser posible.
-¡Porque tenía que pararme y cruzar la habitación y habría sido la burla de toda la escuela!- se detuvo por un segundo, antes de agregar-. ¡De nuevo!
-Oh. ¿Y por qué esta
vez?
-Porque, ya que lo quieres saber, estaba
intentando que mi dureza no explotara en mis pantalones debido a que
el Profesor Snape estaba tan malditamente jodible hoy
Intentando recuperar el aliento luego de su explosión, el rostro de Harry perdió el color. ¿No acababa de gritar eso en voz alta, verdad? Una rápida mirada a los horrorizados rostros de los compañeros que lo rodeaban le sugirió que así había sido. Con un gemido, El-Niño-Que-Vivió hundió la cabeza entre sus manos.
La escena cambió de nuevo. Esta vez se encontró en una habitación que se parecía a la anterior, sólo que mucho más pequeña, y en la que solamente se encontraban Potter y sus dos lacayos, quienes hacían grandes esfuerzos por consolarlo.
-Él
es enigmático...y tiene un oscuro y misterioso
encanto...y, ahora que está teniendo más cuidado con
su apariencia personal, realmente resulta bastante imponente, de
cierta manera es una belleza clásica...
Severus se sorprendió ante las palabras amables de Granger, sintiendo que no debería entrometerse en un momento tan intimo para el grupo de amigos. Aún así, era importante saber lo que Harry... Potter había hecho.
-Por la manera en que estás hablando me pregunto si estás enamorada del murciélago- bufó Ron.
Hermione lo miró furiosa.
-Eso dista mucho de ser gracioso, Ron. Guarda esos comentarios o te echaré a patadas del cuarto.
Sus ojos se abrieron con horror.
-¿Harías eso?
-Es más que probable.
-Entonces, ¿no crees que estoy errado, o retorcido, o perturbado?- la interrumpió Harry…
A pesar de si mismo, Snape sintió un pinchazo de... ¿aquello era dolor? Merlin... se negaba a saber lo que podía significar.
-Bueno, yo...- comenzó contestar Ron, antes que otra galleta de chocolate fuera empujada dentro de su boca. Miró furioso a Hermione mientras masticaba y tragaba-. ¿Qué?- espetó. Ella hizo un gesto hacia su otro amigo, quien estaba sentado con la cabeza caída por la vergüenza y la auto- compasión.
El pelirrojo suspiró.
-Compañero, no es que yo crea que eres retorcido ni nada de eso...yo sólo...no sé si estaré bien con el pensamiento de dos hombres juntos, ¿sabes? Especialmente si son mi mejor amigo y el grasiento y malvado cretino de mi profesor de pociones.
Harry asintió. Ron estaba tratando, realmente lo hacía.
-¿Aún cuando Bill también tenga este tipo de inclinaciones?- replicó eventualmente, sus verdes ojos brillando con diversión. Ron nunca había mencionado nada sobre la sexualidad de su hermano mayor. Ni siquiera de pasada.
El pelirrojo comenzó a asentir.
-Aún cuando Bill es...-se congeló-. Harry, en el nombre de Merlín, ¿cómo supiste eso?
Harry rió, (Severus se dijo a si mismo que no estaba celoso) haciendo que Ron gimiera.
-Un segundo, no quiero saberlo.
El Niño-Que-Vivió estalló en risas, aliviando la tensión que había entre él y sus dos amigos.
-No, está bien. George lo dejó escapar
la última vez que lo vi. Ya sabes, cuando se lo conté
'oficialmente' a tu familia.
-Oh, bien- murmuró
el joven Weasley, lanzando un suspiro de alivio
Harry sonrió y espero un segundo antes de agregar.
-Aunque no es malo besando, digo, tu hermano.
Severus frució el ceño. Bill Weasley moriría si se atrevía aunque sólo fuera a mirar con atrevimiento a Harry de nuevo.
Y, mientras pensaba esto, Snape estuvo a punto de sufrir una rabieta.
NO estaba celoso.
Todo el color desapareció del rostro de Ron y apartó apresuradamente la galleta que estaba comiendo.
-Creo que me voy a enfermar...
Hermione rodó los ojos en dirección al pelirrojo, antes de regresar de nuevo hacia el otro chico.
-Bueno, ahora en serio, Harry- comenzó, tomando su mano en las de ella-. Se que no puedes evitar lo que sientes. Nadie puede. No hay absolutamente nada malo en tus sentimientos hacia el Profesor Snape...- hizo una pausa, como si considerara la verdad de su declaración, luego se corrigió- Excepto por el hecho de que es tu profesor, claro.
Harry lanzó una risita y aceptó sus palabras para tranquilizarlo.
-Gracias.
De nuevo, el mundo giró bajo los pies del Slytherin, mientras la escena cambiaba, podía jurar que había visto a Draco Malfoy escondido en las sombras, intentando pasar desapercibido para el chico Dorado y sus amigos.
Cuando aterrizó de nuevo, se encontró en el pasillo afuera de su clase, mirando a Potter y Malfoy discutir.
-Sólo decirte que escuché que estás interesado por el Jefe de mi Casa...- contestó Draco con voz cansina, sacudiendo una imaginaria bolisa de su túnica.
El Niño-Que-Vivió se echó a reír.
-¿Y eso es nueva información?. Honestamente, ESE rumor ha estado rondando por días, Malfoy. ¿Y creíste ese disparate?
Draco sacudió la cabeza y dio un paso hacia adelante.
-No. Pero creo lo que escuché en el Salón de los Requerimientos la otra noche.
Harry palideció, antes de intentar disimular rápidamente.
-No sé de lo que estás hablando.
-Harry- el otro chico sonrió peligrosamente, probando el nombre en su lengua-. No me vengas con esa basura. Yo estaba ahí. Escuche todo- ante la expresión en el rostro de su rival, agregó-. Tu padre no era el único mago que tenía su propia capa de invisibilidad.
-Me estuviste espiando...a nosotros.
-No fue mi intención
original.
-¡Pero lo hiciste!
El Slytherin se encogió de hombros.
-No tenía nada mejor que hacer, y como parecía que nos dirigíamos hacia el mismo sitio, tomé ventaja de la situación.
-¿Y ahora qué? ¿Te vas a recrear con esto?- preguntó Harry, mientras una sonrisa se abría camino lentamente hacia sus labios-. ¿Te das cuenta que no me siento avergonzado de esto, no? Ni aunque él supiera...
-Lo sabe.
-¡Qué?- el Gryffindor se congeló-. Yo...¡Mierda!
Draco se rió suavemente, su tono, increíblemente, libre de malicia.
-Exactamente- perdió la sonrisa, y por un momento le recordó a Harry que en verdad era humano-. Desafortunadamente para ti, Severus está menos que impresionado.
Severus sintió una punzadita de culpabilidad mirando a la cara de Harry... de Potter. Maldicion. Y maldito Malfoy, también.
-¡Oh!- exclamó, sonando en alguna parte entre abatido e increíblemente herido.
-Bien- declaró, como si no tuviera una preocupación en el mundo-. No es la gran cosa, ¿verdad? Sólo un colegial enamorado. Nada serio- se detuvo un momento y luego se burló-. El cretino grasiento debería sentirse halagado.
Potter sólo estaba actuando así debido al dolor, se dijo a si mismo Snape. Él no quiso decir eso... no que le importara... por supuesto.
No, para nada.
Aclaró su garganta y miró como Draco reía. La risa era amigable. Frunció el ceño.
-Él ya no es un cretino grasiento, Potter.
Las palabras carecían de rencor.
Harry (Y Severus) estaba atónito.
-Mal...er...Draco...- empezó con cautela-. ¿Te sientes bien? Quiero decir, es sólo que...estás siendo muy...amable...conmigo. Y eso es realmente alarmante.
El Slytherin esperó un momento.
-¿Yo?- ante la afirmación de Harry, frunció el ceño-. Ah...mierda.
El Gryffindor observó al rubio por otro momento.
-Bien- comenzó finalmente, extendiendo la mano-. Lo que sea que tengas entre tus patas de hurón esta vez, yo lo quiero.
Con un suspiro, el rubio buscó en su túnica y extrajo una ampolla medio llena, etiquetada con la sucinta escritura de Snape. Droga Paralizante. Harry frunció el ceño, claramente perplejo.
La expresión de Severus se hizo más grave. Así que allí era a donde habían ido a parar sus suministros...
-¿Por qué tomas eso?- preguntó el moreno luego de un momento, mirando a su rival con desaliento.
Draco se encogió de hombros, volviéndose incluso más confiado.
-Porque me da la gana.
-Bien, tú no vas a estar sintiendo mucho al menos durante otra hora...- murmuró Harry, luego suspiró-. Andando, es mejor que vayamos a un lugar menos...público. No quiero que después me culpes si alguien nos ve socializando.
Y así, Harry lo condujo fuera de las mazmorras y hacia el Salón de los Requerimientos.
Severus sólo los pudo seguir. Observó los pasos de Potter.
La puerta pronto apareció, y los dos muchachos entraron para encontrar una versión miniatura del Gran Comedor lista para ellos.
-Vamos, entonces- lo apuró el Gryffindor-, siéntate y come, eso ayudará a diluir o al menos a absorber, la poción en tu sangre.
Asintiendo, el Slytherin obedeció, y lentamente se abrió camino de regreso hacia los pequeños insultos sobre la inteligencia de Harry y cosas así.
-Vale, Malfoy- dijo finalmente el Niño-Que-Vivió, apartando su plato, sintiéndose satisfecho-. Tú me buscaste al salir de clase, así que habla. Si esto es sobre Snape...
-Potter, cierra la boca- espetó Draco, alejando su propio plato-. Yo no quería regodearme en lo de Snape.
Bueno, eso era una sorpresa.
-¿Oh?- la curiosidad de Harry aumento (y también lo hizo la de Severus)-. Muy bien, entonces, que otra cosa podrías querer...
Snape miró con horror como Malfoy interrumpía a Potter con un besó. Duró unos instantes antes de que la sorpresa de Potter lo cortara.
-¿A qué estás jugando?- siseó, saltando sobre su asiento-. Un segundo me odias, y al siguiente estás empujando tu lengua hasta mi garganta...
-Eso- contestó Draco, su sonrisa personal nuevamente en acción-, no quiere decir que no te odie todavía, Potter- miró al moreno de la manera más predadora que pudo lograr-. Uno puede odiar a alguien, y todavía querer empujarlo sobre un escritorio y hacer lo que le venga en gana con él.
El Gryffindor lo miró con el ceño fruncido.
-Sin embargo, yo nunca te he visto de esa manera.
-Pero quieres joder a Snape. O, por lo que oí la otra noche, quieres que él te joda.
-Yo- Harry se detuvo. Malfoy tenía un buen punto. En un segundo él odiaba a Snape con pasión, y al siguiente se encontraba inexplicablemente atraído hacia el hombre, lo que de alguna forma lo había llevado a perder el hilo de todo...y su enamoramiento había comenzado a desarrollarse a partir de ahí. Frunció el ceño-. Todavía no puedo hacer nada por ti.
-No, supongo que no. Sin embargo- sonrió el rubio-, creo tener la solución para los problemas de ambos...
A pesar de las protestas de su voz interior (y de los gruñidos de Snape), Harry inclinó su cabeza a un lado.
-Estoy escuchando.
Severus escuchó, mortificado, como Malfoy contaba su plan. Luego, con un repentino escalofrío, se dio cuenta. Harry había, por supuesto, aceptado... lo que significaba que... Merlin, no quería ni siquiera pensarlo... que i Malfoy /i había concebido i su /i hija.
Se sintió enfermo.
Pero eso aun no explicaba como había sido posible. La poción multijugos por si sola no habría sido suficientemente fuerte... a menos que... ¡Oh Merlin!
Mientras la habitación cambiaba, y un nuevo recuerdo se formaba, Severus sintió una especie de pavor. Tenía el presentimiento de que todas sus respuestas iban a ser dadas.
-Bien- chasqueó el Gryffindor, dirigiéndose hacia la anteriormente invisible puerta. Giró el picaporte y dio un paso dentro del salón, que ahora asemejaba al aula de pociones, tal como ambos chicos habían acordado. Harry giró en redondo para enfrentar a su rival-. De acuerdo, ¿dijiste algo sobre modificaciones?
El Slytherin se deslizó fuera de su capa de invisibilidad, y sacó un par de ampollas de su túnica. Severus frunció aun más su ceño, sabiendo exactamente de donde habían salido y los ingredientes que contenían.
-Esto-
comenzó, haciendo un gesto hacia el turbio líquido
verde-, es la poción Multijugos que conocemos.
Harry peleó contra la urgencia de comparar al rubio con Hermione en el modo de sermonear.
Draco, inconsciente del proceso mental de Harry, continuó con su explicación.
-Esto- colocó un líquido azul pálido en el escritorio frente a él-, es un suero avanzado. Si se toma exactamente veinte segundos después de la poción Multijugos, mejora los efectos, y extiende la duración de la primera poción.
-Bien...- asintió Harry, mirando las dos ampollas-. ¿Y eso significa que...?
El Príncipe de Slytherin gimió.
-¿Acaso nunca escuchas a Snape, Potter?
El chico de pelo color ala de cuervo
enrojeció.
-He
estado un poco...distraído, la verdad.
Con otro gemido, Draco sacudió la cabeza
-Bien. En todo caso, en
respuesta a tu pregunta increíblemente estúpida, eso
significa que quien lo ingiera, en este caso yo, lucirá igual
que Snape durante una hora, también obtendrá su voz y
quizás, dependiendo de la fuerza del suero, otros detalles
técnicos más especializados también, tales como
aspectos de la personalidad- hizo una pausa-. La duración
habitual de la poción es una hora, ¿no?- Harry asintió
y el rubio continuó- : Bien, con el suero avanzado, durará
más tiempo. Cuánto, dependerá de la fuerza del
suero. Considerando el hecho de que lo robé del almacén
particular de Snape, creo que podemos estar seguros de que la poción
es relativamente potente.
Oh, no. ¡Oh, querido Merlin, no! Snape no quería saber más. Quería salir. Pero no podía. Estaba atrapado, pegado al lugar, quería saber como había sido concebida su hija...
¡Era enfermizo! Enfermizo, retorcido y aterrador.
-Bien...-Harry se movió nerviosamente-. Vamos a seguir con esto, ¿verdad?- Draco asintió y él suspiró-. ¿Estás seguro que no vas a tener ningún efecto secundario por tomar la poción? No quiero tener que llevarte con la señora Pomfrey luciendo como Snape si te desmayas o algo por el estilo.
-Por supuesto que estoy seguro- gruñó el otro muchacho como respuesta-. ¿De verdad crees que haría algo si pensara que podría sufrir algún daño?
-Bien, no...
-Bueno.
El Niño-Que-Vivió (y Severus) observó en silencio mientras Draco destapaba la ampolla verde y tragaba el contenido, luego esperaba veinte segundos antes de beber la azul. En momentos, el Príncipe de Slytherin no era quien estaba parado frente a él, sino el mismísimo Jefe de su Casa.
Snape se observó a si mismo aparecer. Estaba a punto de gritar.
Se observó mientras inspeccionaba su propia forma.
Vio como Harry se lo comía con los ojos.
Vio como reía.
Y, lo peor de todo, se vio a si mismo desplegando su efecto sobre el chico.
-Funciona bien, ¿cierto?, se escuchó ronronear a si mismo. Vamos, dámelo de una vez.
Dudando al principio, el Niño-Que-Vivió alzó una mano y la colocó sobre el pecho del falso Snape.
Severus observó como su doble se retorcía en anticipación ante el contacto.
Harry sonrió para si, y desabotonó la apretada camisa, ansioso de ver la pálida piel bajo ella. No se decepcionó.
-Mi Profesor- susurró suavemente, más para si mismo que para Malfoy-. ¿Qué levantas en tu tiempo libre? Seguramente estar parado sobre un caldero un día tras otro no mantendría este tipo de físico- el Gryffindor estaba complacido y medianamente sorprendido.
-Apúrate,
Potter- murmuró el otro hombre, inclinándose sobre el
contacto-. A pesar de la extensión en la duración del
efecto de la poción, puede que yo no sea capaz de contenerme
por mucho tiempo.
Severus sintió su pecho acongojado. Estaba agonizando. Era difícil verse a si mismo actuar de esa forma... que fuera él mismo o un impostor no importaba. Aun era él físicamente. Y lo que vio que estaba haciendo... era perturbador.
-Oh, cállate, Malfoy- replicó, inspeccionando lentamente el torso bajo de Severus Snape, y la pendiente que se hundía en sus apretados pantalones-. Puedes esperar unos minutos...
-¡Maldita sea, no puedo!- una mano de Snape bajó hasta la muñeca de Harry y empujó su mano sobre la evidencia de que Draco estaba teniendo dificultades para controlar sus instintos, ¿o serían los instintos de Severus?-. ¿Lo ves?- siseó.
Harry tragó.
-No
todavía, pero no puedo esperar- exclamó, intentando
abrir la hebilla de la correa y el cierre de los pantalones de
Draco.
Otra risa escapó de los labios del otro hombre, y fue directo hacia la ingle de Harry.
-Joder, Draco...- jadeó-. ¿Tienes idea de lo que me provocas? Snape debería reír con más frecuencia.
Otra risa entre dientes. Harry gimió, perdiendo lentamente el control. Luchó para remover los pantalones de Draco, que se aferraban a las hermosas piernas musculosas, largas, pálidas. Ni un momento demasiado pronto, la tarea fue completada, y el Slytherin se vio libre de las ofensivas ropas, y ahora estaba parado frente al Gryffindor sin otra cosa que un par de boxers negros de satén.
-Bien- comentó, decidiendo hacerse cargo de la situación.- Tu turno.
Los siguientes momentos permitieron a Harry vivir una de sus fantasías; el Profesor Snape estaba desvistiéndolo en medio del aula de pociones, con la intención de doblarlo sobre su escritorio y darle la cogida de su vida. Una vez más, la erección de Harry saltó con anticipación.
Otra irónica sonrisa del clon del maestro de pociones
-¿Estamos ansiosos, Harry?
El Niño-Que-Vivió casi se derritió. Agregar decir 'Harry' de manera seductora a la lista pensó.
-Mmmm...- contestó, con un sonido que estaba entre la súplica y el completo éxtasis.
Severus sólo podía mirar mientras besaba al joven. Se sentía impotente mientras se movían hacía la replica de su mesa. Se sentía avergonzado de verse a si mismo deslizándose en el interior del Gryffindor. Enfadado cuando comenzó a empujar y enfermo cuando se vino, llorando en una exhibición de cruda pasión.
Pero, para hacer las cosas aún peores, él mismo estaba duro tras verlo todo.
Se daba asco.
El recuerdo se volvió negro a su alrededor, hasta que vio a Harry despertar por la mañana. El chico sonrió a si mismo, antes de poner su mano en su miembro semierecto y masajearlo hasta culminar, el nombre "Severus" murió en sus labios mientras eyaculaba.
El propio pene de Snape se movió mientras miraba, y cerró sus ojos, sintiéndose sucio y avergonzado.
No debía sentirse así por un estudiante. Especialmente cuando dicho estudiante era Harry Potter.
Era, a falta de otra palabra, incorrecto.
Los siguientes breves recuerdos le mostraban los primeros síntomas del embarazo, y terminaron con Potter despertando en la enfermería.
Snape vio como Harry era informado de su condición. Luego observó como el chico se desmayaba al descubrir quien era el verdadero padre de su hijo.
El recuerdo continuó tras despertar, y Snape fue testigo de las duras palabras de Poppy, así como de su insistencia en que debía decir la verdad inmediatamente.
Entonces, la habitación se arremolinó, y se encontró fuera de la puerta de su propio despacho. Harry estaba frente a él, musitando algo para si mismo. Severus no necesitaba oírlo para saber qué lo molestaba tanto.
Luego escuchó un gruñido gutural detrás de la puerta, causando a ambos, él y el chico, un sobresalto.
Entonces vio como Harry se llenaba de valor y golpeaba la puerta.
- Pase- se escuchó a si mismo espetar tras la puerta de roble.
Siguió a Potter al interior, siendo consciente de la conversación que tendría lugar ante sus ojos.
-Potter- siseó, arqueando su labio superior con repugnancia-. ¿A qué debo el desagrado de su compañía esta noche?
El Niño-Que-Vivió frunció ligeramente el ceño y miró hacia el piso.
-Lo siento, señor- dijo con docilidad, ganando el interés de Snape. Después de todo, no era habitual que el muchacho estuviera tan abatido. Acostumbraba a contestar bruscamente, perdiendo cientos de puntos para su Casa en el proceso.
-Todavía
no responde mi pregunta- Severus arrastró las palabras con
tono peligroso.
El Severus en tiempo real sintió la duda del chico. Oh, si solo se hubiera dado cuenta antes... ¿pero esto realmente hubiera hecho alguna diferencia? ¿O lo habría ignorado pensando que eran nervios por la situación general?
Siguió observando, curioso de cualquier cosa que se hubiera perdido la primera vez.
-Estoy seguro que habrá notado mi ausencia a clases esta tarde...
Snape asintió.
-Por cierto. Recibí una nota de Madame Pomfrey sobre su paradero, así que no necesita preocuparse por perder puntos de su Casa- bufó-. Aunque, si no abandona mi oficina privada dentro de...
-Estoy embarazado.
Incluso ahora, tras saber sobre su condición por algún tiempo, la brusca declaración del chico lo tomó desprevenido. Vió sus propios ojos estrecharse por un instante.
-Vaya- hizo una pausa-. ¿Y cómo, exactamente, eso me concierne?
Vió como Harry se sonrojaba y movía sus pies nerviosamente. Y ahora, todo tenía sentido...
-Yo... bien, verá señor... Madame Pomfrey pensó que era mejor que se lo dijera porque...
Fue interrumpido por un alto, rubio y acelerado Slytherin.
-Profesor Snape- rabió el
rubio, pasando al Gryffindor sin ni siquiera notar su existencia-. Ha
estado un...- de repente se dio cuenta que el Profesor de Pociones y
él no estaban solos-. ¿Potter?
Severus frunció el ceño cuando la escena continuó. ¿Le habría dicho Harry… ¡Maldicion!... Potter la verdad? Parecía que estaba a punto de... Snape suspiró. ¿Cómo habría reaccionado ante las noticias? No tan bien como lo había hecho actualmente, eso seguro.
Se encontró a si mismo siendo empujado fuera de la habitación tras el Chico Dorado quien, una vez solo, se apoyó en una pared cercana, con lágrimas recorriendo sus mejillas.
- ¿Por qué? –lloró, dándole una patada a las piedras-. ¿Por qué siempre fastidio todo?
El castillo, descubrió Severus, no respondería.
De nuevo, los recuerdos cambiaron.
Severus observó mientras Harry le daba las nuevas noticias a sus amigos. Granger, como él podría haber predicho, estaba lívida.
-¿Nunca pensaste en la posibles consecuencias?
-Oh, por supuesto- espetó el chico de ojos verdes con sarcasmo-. Porque debería haber sabido que soy un completo monstruo- bufó-. Sinceramente, Hermione, soy un chico. ¿Como iba a suponer que era posible que echando un polvo quedara embarazado?
Así que aquel era el punto... ¿Pero aquello realmente hacía alguna diferencia para Severus? Después de todo, Potter había aceptado participar en una actividad ilegal, y aunque no hubiera sido su idea, él sabia que estaba mal... Y sí, lo lamentaba, ¿pero por qué razones? ¿Por el bebé ilegal que llevaba? ¿O por el error que había cometido al invadir la privacidad de Severus? ¿O quizás ambos?
Para entonces, Weasley estaba hablando.
-Mira,
cometiste un error. Nosotros, los tres- aquí miró
significativamente a Hermione-, sabemos qué es eso. Y lo
último que necesitas en este preciso momento es que te hagamos
sentir peor- lanzó a su compañera otra mirada y ella se
sonrojó avergonzada, hundiendo la cabeza al darse cuenta de la
reprimenda. El joven Weasley continuó-: Está... cosa...
nos va a tomar algo de tiempo acostumbrarnos, pero somos tus mejores
amigos y Mione y yo estaremos aquí para ti. Hemos pasado
juntos por cosas peores. Y, simplemente pienso- sonrió-, que
tu niño será el primero de una nueva generación
de Merodeadores; piensa en la ironía. El propio hijo de Snape
trabajando contra él...
Aquí, Severus miró con el ceño fruncido, esperando la respuesta entusiasta de Potter.
Pero no vino.
En lugar de eso, el chico frunció el ceño, y puso una mano protectora en su abdomen, donde su niño, su hija, residía.
-Yo no… no voy a volverlo en su contra… quiero decir, después de todo es suyo- suspiró y enterró la cara en sus manos-. ¿Cómo voy a decírselo? Tengo hasta el comienzo del séptimo año... pero Madame Pomfrey quería que le dijera hoy y simplemente... no pude. Él va a matarme.
Hermione se movió a su lado y frotó tranquilizadores círculos en su espalda.
-No si quiere conservar al niño- le dijo, haciendo una mueca cuando las palabras abandonaron sus labios. Harry levantó la vista hasta ella, arqueando una ceja interrogante-. Quiero decir...-ella suspiró-. El Profesor Snape no te va a matar, Harry. Pero supongo que estará un tanto... furioso, contigo y con Malfoy...
Y aquello, Snape decidió, era quedarse corto.
Otro recuerdo familiar se hizo presente.
-Señor, con el debido respeto... ¡él y yo nos despreciamos mutuamente!
-¿De veras, señor Potter?- la inconfundible voz del Maestro de Pociones surgió tras él-. Yo tenía la impresión de que el sentimiento no era mutuo, no de parte de usted- él estaba ahora a la vista de Harry y sonrió débilmente-. A menos que los rumores, que usted nunca luchó por negar, fueran falsos...
El Gryffindor sintió como sus mejillas enrojecían, y miró con desprecio al mago mayor.
-Un momentáneo lapsus de locura, señor. Créame cuando le digo que hace tiempo me recuperé de ese error de juicio.
Sin perder la sonrisa, Severus fijo su mirada en el tirante abdomen de Harry.
-De
hecho.
Esta vez, se dio cuenta del dolor en los ojos de Potter. De nuevo, ¿habría sospechado la verdad si se hubiera dado cuenta de eso la primera vez? Era casi seguro que no.
De pronto, Harry fue despedido.
Aceptando el despido, Harry agradeció a Dumbledore, asintió fríamente en dirección de Snape, y salió escaleras abajo.
-¡Hey, Potter!
El Gryffindor se detuvo en medio del pasillo y se giró lentamente para enfrentar al dueño de la voz.
-Malfoy- suspiró-. ¿Qué quieres?
-¿Un beso de buena suerte para el juego de esta noche?- el rubio sonrió débilmente-. Después de todo, esta vez lo vas a necesitar.
Snape frunció el ceño. Como podía Malfoy ser tan arrogante para pensar que Harry sacrificaría su orgullo más de lo que ya lo había hecho.
Y, no, Severus Snape no estaba celoso.
Aun así, aceptó, podría haber desarrollado un sentimiento un poquito protector sobre el joven que llevaba a su hija, aunque por el momento no estuviera complacido con el Gryffindor en cuestión.
Sintió su compasión crecer cuando vio las lágrimas formarse en los ojos de Harry, y se dio cuenta de que Potter había sacrificado muchas cosas para mantener a su bebé, cuando hubiera sido más fácil ser egoísta y abortar.
-No hay posibilidad. Además, no voy a jugar esta noche
Draco
juntó las cejas confuso y verdaderamente preocupado.
-¿Qué? ¿Por qué?
A pesar de sus continuas riñas, ambos chicos sabían que eran los únicos competidores reales para el otro. Que Harry rehusara jugar en el partido decisivo significaba que algo realmente malo estaba pasando con él. Estaba renunciando al juego y a la copa.
En favor de Slytherin.
-Potter- el Slytherin insistió cuando el otro permaneció en silencio-. Harry- trato de nuevo con desesperación-. ¿Por qué vas a lanzar a la basura cualquier oportunidad de ganar la copa? Quiero decir, si no juegas, ni siquiera vale la pena que Slytherin se esfuerce, vamos a ganar.
-¿Eso es un cumplido, Malfoy?- Harry medio sonrió.
Draco sonrió.
-No te acostumbres, Potter- hubo un breve lapso de silencio antes que preguntara una vez más-. Pero, sinceramente, ¿por qué?
-Pomfrey
me mataría si me subo a una escoba en este momento.
-¿Y
eso por qué?- el rubio estrechó los ojos
peligrosamente-. Seguramente la Gripe...
Los hombros de Harry se hundieron en derrota. Estaba enfermo de tanto mentir.
-No tengo Gripe, Draco.
-¿Oh?
-Escucha... las paredes tienen oídos... caminemos...
La extraña pareja caminó en silencio por los corredores, antes de salir completamente del edificio.
Severus fue obligado a seguirlos. Cuando se sentaron junto al lago, se dio cuenta, con un estremecimiento, que iba a escuchar la conversación de la que había sido testigo desde la ventana de Dumbledore. La que había provocado sus sospechas iniciales sobre esos dos. ¡Oh, si sólo hubiera leído sus labios! Si solo... pero, realmente, ¿cuál era el punto en lamentarse? El daño ya estaba hecho.
Suspiró y continuó observando.
-Entonces, Harry- habló Draco finalmente, reclinando su espalda contra el tronco de un árbol-. ¿Estabas diciendo...?
El Niño Que Vivió miró hacia el agua.
-Yo estoy... mierda, esto es difícil... ¿me prometes que no se lo dirás a toda la escuela?- giró sus ojos suplicantes hacia su antiguo rival. El rubio estaba desconcertado por la debilidad que estaba desplegando el otro joven y asintió, esperando una explicación. Harry tragó, y volteó la vista hacia el calamar gigante.
-Yo... bien... aparentemente, voy a ser padre.
Hubo un silencio detrás de él y, cautelosamente, giró la cabeza para enfrentarse con un muy confundido Malfoy.
-Pero… tú
eres gay- dijo Draco lentamente-. ¿Y cómo el que subas
a una escoba afecta el hecho de que hayas puesto tu 'panecillo' a
hornear?
-Um, quizás
debería decirlo de otra manera... verás- Harry se sentó
al lado del otro chico y jugueteó con unas tiras de hierba-,
yo... um... voy a ser padre... en el sentido de que voy a ser la
madre- el rubio pareció incluso más confundido. Harry
suspiró. Quizás era preferible simplemente soltarlo,
tal como había hecho con sus dos mejores amigos-. Estoy
embarazado, Draco.
-¿Tú estás- el poco color que tenía el pálido rostro desapareció-...oh, Merlín... yo lo hice... es mío?
Harry hizo una mueca de dolor.
-Sí, tú lo hiciste... pero, al mismo tiempo, no es tuyo.
Un poco del antiguo Draco regresó en ese instante.
-¿De qué demonios estás hablando? ¿Cómo es eso de que yo intervine en el asunto pero no es mío?
Bueno, al menos no estaba preguntando cómo había logrado concebir en primer lugar.
El Gryffindor suspiró.
-¿Recuerdas el suero
avanzado? Aparentemente era realmente fuerte. Te convertiste en Snape
completamente. Incluso tus... er... pequeños nadadores.
Draco
estaba demasiado aturdido como para comentar el despliegue de
ingenuidad de Harry.
-Joder.
-Ahí fue donde esto empezó.
-No te hagas el listo conmigo, Potter.
-Si hubiera sido listo contigo, Malfoy, no hubiera estado de acuerdo con ese estúpido plan en primer lugar.
-No te oí quejarte durante el acto.
Harry enrojeció y trató de fruncir el ceño.
-Pues me quejo ahora.
-Es un poco tarde para eso.
-¿Acaso piensas que no lo sé?
El
Niño Que Vivió cayó contra el árbol y
corrió su mano a través del cabello, claramente
angustiado.
-Va a matarnos
a ambos, lo sabes. Y no sé cómo decírselo.
Quiero decir, voy a pasar todo el verano en la Mansión, con
él... Estoy completamente jodido.
Draco sonrió.
-Creo que ya lo dijiste, pero permíteme reiterarlo. Ahí fue donde esto empezó.
-Oh, cállate.
Aunque estaba enfadado con el chico, no podía evitar sentir empatía con el mal trago que Harry estaba pasando. Verdaderamente, Potter no pretendía herir a nadie con sus acciones. De hecho, si era completamente honesto consigo mismo, Severus estaba un poco sorprendido de que un joven y atractivo hombre como Potter lo hubiera deseado tanto como para aceptar un plan tan descabellado como el de Malfoy.
El recuerdo se desvaneció. Luego Hermione estaba frente a él, gruñéndole a Harry por su comportamiento.
Severus vio como la cara del chico se oscurecía con cada uno de sus reclamos. Estaba a punto de romperse. Luego, una vez que la chica hubo terminado su diatriba, Potter comenzó.
-Lo sé- dijo eventualmente, su tono frío en cierta forma-. Yo soy quien resulté jodido, en sentido figurado y literal. Y ya tengo bastante con recordármelo cada día, sin tener que escuchar que tú me lo restriegues una y otra vez.
La chica de tupido cabello estaba deshecha y, en cierta forma, él se sentía culpable por haber herido sus sentimientos. Pero no lo bastante como para que suspendiera su diatriba. Oh, no. Se sentía abandonado. Se sentía solo. Era malinterpretado, siempre el marginado y siempre tratado con condescendencia. Especialmente por una Hermione-sollozante-Granger.
-Sabes las respuestas a todo, ¿verdad?- continuó, sonando increíblemente sarcástico-. Pero, realmente, no las tienes. No tienes ni la más débil idea de cómo me siento. Cómo me he sentido siempre. No sabes lo que he tenido que aguantar- ella se movió para protestar y él alzó la mano para detener su intento-. No, por una vez tú escucharás y yo hablaré.
Ella cerró la boca y él
consiguió el coraje para continuar.
No
sabes lo que es crecer en un hogar abusivo, verte libre y entonces
tener que regresar cada año mientras otros niños
pasaban sus vacaciones rodeados de amor, de gente que los cuidaba. Y
realmente no sabes qué es perder continuamente a la gente a
quien amas- pensó en loas padres que no había tenido
oportunidad de conocer, en el padrino que murió prácticamente
por su propia mano, y los miembros de la Orden que murieron tratando
de protegerlo-, una y otra vez. Realmente no sabes- tomó un
respiro, como si considerara el resto de su filípica-... nada
de nada importante. Sólo sabes lo que está en los
libros. Nada sustancial. Nada real.
Ahora, ella lloraba y, aunque él sabía que era el causante de su dolor, no podía arrepentirse de su estallido. No podía pedirle disculpas. Después de todo... sería inútil; había sentido cada palabra dicha, a pesar de que hubiera podido suavizar un poco el golpe.
-Bien- ella se atragantó, frotando sus ojos con furia-. Ahora que está todo aclarado... sé al menos una cosa de valor práctico- escupió la palabras y sus ojos, ahora desprovistos de lágrimas, brillaron con ira y dolor-. Sé que desde ahora me quedaré al margen de tus asuntos. No tendrás que preocuparte porque me inmiscuya en cosas que ya no entiendo.
Y, con eso, giró rápidamente sobre sus talones y trepó en el carruaje más cercano.
Harry, todavía recuperándose de la liberación de sus muchas emociones reprimidas, la observó partir, una lágrima solitaria escapando de la esquina de su ojo.
Severus vio la cara de Harry mientras los carruajes se alejaban.
El chico era la viva imagen de la desolación. Una miríada de emociones cruzaban su cara. Rabia, remordimientos, pena, autocompasión... Eso hacía que el corazón de Snape se quejara dolorosamente.
Entonces las rodillas del joven mago temblaron y cayó al suelo, aullando. Lloró a todos los dioses, rogando a cualquiera que pudiera hacer que los carruajes volvieran, suplicando que 'todos se fueran', rogando porque alguien, 'cualquiera', tomara a su hijo, claramente asustado de haberle hecho daño a ella también. Pidió que la tierra se abriera y se lo tragara. Y luego, cuando su garganta dolía de tanto gritar, y no podía casi sostenerse, se acurrucó en una bolita, sollozando patéticamente.
Unos momentos más tarde, Snape se vio aparecer a si mismo.
-¡Potter!- siseó Severus, mirando amenazadoramente los largos escalones de piedra-. ¡Deje de llorar en este instante! ¿Se le ha ocurrido, a ese denso cerebro suyo, que el Director fijó una cita por una razón?
Ante la voz del hombre mayor, Harry levantó la cabeza lentamente. Sus ojos esmeralda, habitualmente llenos de calidez y ánimo, estaban sin vida.
-Lo siento, señor. No fue mi int...- hipó-...tención ser una carga- cerró los ojos y permitió que las lágrimas se deslizaran por su rostro. Dando rienda suelta a sus emociones, sacudió la cabeza con tristeza-. Es lo que he sido siempre, lo sé...
-Le exijo que deje de revolcarse en la autocompasión- espetó, descendiendo al nivel del joven mago-. No es momento de este vergonzoso y doloroso despliegue de humillación- por supuesto, se estaba refiriendo a su humillación al tener que hablar deliberadamente con el pequeño sollozante.
Naturalmente, hizo a un lado la idea de que él había propuesto deliberadamente ser el guardián del Gryffindor durante el verano.
Harry intentó controlar los sollozos que estaban haciendo que todo su cuerpo temblara una vez más, y se obligó a mirar al Maestro de Pociones.
-Lo siento
tanto- logró dejar salir antes que otro ataque de llanto
escapara-. Lo siento tanto...
Y ahora Severus entendió. Ahora podía comprender el comentario en su contexto. Sabía porque Harry lo había sentido tanto aquel día.
Porque lo había sentido siempre todo.
Y, a pesar de su rabia inicial ante la situación, deseaba coger al chico entre sus brazos y decirle que no era su culpa. No podía saber, cuando comenzó su trato con Malfoy, que tendría como resultado un niño. Y no tenía más culpa en la concepción de su hijo que él, Severus Snape, mismo.
Bueno, quizás un poco más, ya que Potter había participado físicamente... pero su idea no había sido hacerle daño a su Profesor de Pociones, o a su imagen.
Jodiendo su cerebro, por otro lado...
- Ya he visto suficiente- dijo el Jefe de Slytherin, rompiendo el encantamiento y volviendo a la realidad.
Los recuerdos de Potter, combinados con los propios, todos ellos girando en sus pensamientos, removiendo sus emociones como un algodón de azúcar, hasta que se sintió mareado y enfermo.
A pesar de toda su confusión y sus pensamientos conflictivos, había sólo dos cosas que permanecieron constantes.
La primera era que Harry Potter estaba embarazado de su hija.
La segunda, y peor, era que se preocupaba profundamente por el muchacho. De hecho, si era honesto consigo mismo, incluso lo amaba.
Y aquello era una combinación peligrosa.
Moviendo su cabeza tristemente, buscó el trozo de pergamino que quedaba.
ºººººº
Harry estaba acostado en su cama, sus pensamientos girando sin control
¿Habría mirado Severus el pensadero, o estaría tan enfadado con él que no le daría la oportunidad de explicarse?
Y, si había mirado en los recuerdos, ¿qué pensaría? Ciertamente, no estaría muy complacido... ¿lo odiaría? ¿Rechazaría reconocer a su hija, porque no había tomado parte física en su concepción?
Una lágrima suplicante recorrió su cara y él la apartó enfadado. No tenía derecho a autocompadecerse. Se merecía el desprecio de Severus.
Pero su hija no.
A los pies de la cama, Serpiente susurro.
- Tu compañero ssse aproxima
Harry tragó y miró a la puerta, justo cuando Severus entraba. Llevaba el pensadero con él.
EL chico del pelo oscuro permaneció en silencio, esperando la bronca de su vida. Nunca llegó. Tragó de nuevo y se obligó a mirar a Snape a la cara.
Naturalmente, sus ojos no mostraban emoción.
- Primero, aprecio la ironía del pensadero...- dijo con calma el mago mayor, su tono no dejaba traslucir nada. Ni ira. Ni tristeza. Nada.
Harry sonrió débilmente ante la referencia a su quinto año.
- No pretendía...- cayó en el silencio.
Severus puso cuidadosamente el pensadero en la mesa, antes de girarse al joven mago.
- Segundo, creo que hay algunos detalles importantes que deben ser resaltados.
Harry tragó de nuevo y asintió.
Snape suspiró.
- Potter...- comenzó suavemente, antes de cambiar de idea. Se sentó en la cama cerca de su protegido-. Harry.
Los ojos del Gryffindor se estrecharon, pero aun no dijo nada, temeroso de provocar una indeseada, aunque no inmerecida, reacción negativa del padre de su bebé.
- Debes saber que no te desprecio- cuando Severus habló, se permitió mostrar sus emociones-. Estoy... decepcionado... sí – los ojos de Harry se llenaron de lágrimas y de repente se dio cuenta de cómo sonaban sus palabras. Se acercó al hombre más joven-. Por tu comportamiento- añadió, colocando una mano tentativa sobre el abdomen del mago joven-. No del resultado.
-Tienes derecho...- Harry se congeló y miró a la mano de Snape-. ¿Qué?
-Admito- continuó el mayor, sin prestarle atención a la sorpresa del otro-, siempre imaginé que estaría involucrado en la concepción de mi primer hijo- dio al chico una de sus patentes y casi invisibles sonrisas-… aunque en esencia, supongo que era yo. Después de todo, mis ingredientes de pociones, ampollas y cabello fueron usados...
Bueno, Harry supuso que aquello contestaba a una de sus preguntas.
- ¿La qui- quieres?
-Niño tonto, por supuesto que la quiero- de nuevo el mago mayor se encontró sonriendo-. Y, aunque estoy poco sorprendido ante tu renuencia a decir la verdad, no lo tomaré en tu contra como temías- de hecho, podía entender el miedo de Harry a decírselo-. Potter... Harry, creo que es importante que sepas que siempre he querido tener hijos propios, aunque casi me había resignado a que todas mis posibilidades de hacerlo se habían esfumado. Y, si has prestado un poco de atención a nuestras conversaciones durante estas vacaciones, te habrás dado cuenta de que al ganarme tu amistad, hubiera tratado a tu hijo como propio...
Harry se dio cuenta de que su boca estaba seca.
– Estoy arrepentido...
- Y debes estarlo. Tus acciones fueron ilegales. No presentaré cargos, porque estás llevando a mi hijo, y por eso estaré eternamente agradecido... y no importa cuanto lo intente, no puedo estar furioso contigo- cerró los ojos-. Simplemente, Potter, te has colando tan hondo bajo mi piel que me encuentro inexplicablemente unido a ti, en mas niveles de los que me está permitido.
Espero que la declaración calara. Sabía que Harry aún lo quería. Lo había visto en su propio pensadero, mientras revisaba sus propios recuerdos de la estancia de Harry.
Aquellos que reflejaban cuando todavía consideraba al chico alguna clase de 'proyecto'
-Quieres decir que... que...
- SI Pooter, me preocupo por ti. Profundamente. Más de lo que un profesor debería- buscó los ojos del chico... del hombre joven-. Llevas a mi hijo. Eso sólo me prueba que tú también entiendes como me siento- los ojos de Harry se llenaron de lágrimas, y brillaron de esperanza-. Aún así, me niego a dar a conocer esos... instintos... hasta después de que te hayas graduado. Es más seguro para ambos.
Harry, por su parte, no podía creer lo que estaba escuchando.
Severus lo quería.
Se preocupaba por él.
Posiblemente lo amaba.
El hombre continuó hablando.
-Personalmente, necesito tiempo... necesitamos tiempo... para reconstruir nuestra amistad, si la podemos llamar así, sin mentiras ni engaños – apartó su mano de la ligeramente redondeada barriga de Harry. Hubo un silencio, y contempló las consecuencias de lo que acababa de hacer.
Que había dicho... era realmente patético... se había mostrado vulnerable... a Potter, ni más ni menos.
Pero quería al joven. No podía ocultárselo a si mismo por más tiempo. Había pasado demasiados años solo, y allí había un hombre joven, esbelto y atractivo, que obviamente lo quería... tanto como para romper la ley, y luego afrontar las consecuencias, en lugar de destruir la evidencia... de hecho, después de lo que Potter le había enseñado, tras lo que había escrito en las cartas, y tras muchas conversaciones, parecía, al menos a Severus, que Harry estaba encantado de llevar una parte del Profesor de Pociones, sin importar lo inesperado y complicado que pudiera ser.
Así, ¿dónde lo dejaba eso? Esencialmente, se había comprometido con joven mago, una vez que se graduara, por supuesto. Y él quería pasar todo el tiempo posible con su hija, tanto antes como después de su nacimiento...
O sea, eso era establecerse
El pensamiento era realmente ridículo. Y no sólo porque fueran polos opuestos. Sino por quienes eran. Que eran.
Y lo que los otros podrían pensar...
Pero las opiniones de los demás nunca lo habían preocupado antes, ¿así que por qué iba a preocuparse ahora? Quizás se estaba ablandando con la edad, si realmente estaba preocupado por ser visto como un viejo y lujurioso hombre; pero no sólo como cualquier hombre viejo... oh, no... sería visto como el que corrompió al niño dorado de Dumbledore.
No que lo hubiera hecho, por supuesto. Pero eso sería lo que la gente pensaría una vez que las noticias del embarazo de Harry, y su consecuente paternidad, salieran a la luz.
Una mano, suave y morena, se apoyó en su hombro, sacándolo de su ensueño.
Su mirada se oscureció mientras sus ojos se lanzaban interrogantes hacia el dueño de la mano, que consecuentemente, apartó el ofensivo agarre.
-Perdone- las orbes esmeraldas estaban fijas en la colcha-. Usted... se alejó… y quería decirle... bueno... lo que yo quería...
- Oh, por Merlin, di lo que sea muchacho.
Harry se sobresaltó y tragó.
- Er... yo quería agradecerle, realmente... por no odiarme- soltó, sin mirar aún a los ojos del Slytherin.
- No puedo odiarte, Potter, por las razones que ya he dicho- le devolvió al joven mago una mirada helada-. Aún así estoy muy molesto contigo, sí. Y mi confianza se ha ido. Pese a eso, tú y nuestra hija serán siempre bienvenidos en mi casa, sin importar cual sea mi estado de animo- esperó un momento, preparándose mentalmente por las palabras que iban a abandonar a continuación sus labios-. Realmente me preocupo por ti, Harry. En el transcurso de unos poco meses te has convertido en una de las personas más importantes de mi vida, y, me temo, que esa es una posición que siempre tendrás. Tú y nuestra hija.
Sonrió cálidamente, sus palabras llegando al fondo de su cabeza.
Una hija. Estaba esperando una hija.
Una oleada de felicidad lo atravesó, caldeándolo desde las mismas puntas de sus dedos...
No había tenido tiempo para procesar la verdad hasta ahora. Sí, la había creído y aceptado... pero no procesado, y entender la realidad de la situación era algo completamente diferente.
Y mientras la felicidad se alejaba, una nueva emoción tomo su lugar: Ansiedad.
¿Sería el un padre competente o imitaría al propio, para terminar siendo despreciado por su propio hijo? ¿Y que pasaría con Harry, que no era más que un niño? ¿Cómo podrían ambos criar una criatura, y una chica además?
Aquellos eran temas que él y Potter tendrían que discutir a su debido tiempo.
NO que les quedara mucho, realmente, hasta que su hija apareciera en el ancho y gran mundo.
Harry estaba ya de cuatro meses... y cuando la escuela empezara, estaría de cinco... y Poppy le había advertido de las posibilidades de un nacimiento prematuro, debido a las ineptitud física de la figura masculina...
Así que, realmente, no tenían tanto tiempo para prepararse como le hubiera gustado a Severus.
Pero, lanzó una mirada al aturdido adolescente, no era el momento adecuado para discutir esos temas.
Se levanto, y asintió en dirección al joven mago.
- Si me disculpas, creo que es mejor que vuelva a mi habitación. Aún hay muchas cosas en las que tengo que pensar.
Harry asintió, incapaz de formar una frase coherente. Él también tenía mucho en que pensar, especialmente ahora que Severus le había hablado...
Snape salió de la habitación, y un millón de pensamientos nublaban su mente.
ºººººº
Harry se levantó con el sol a la mañana siguiente. Se sentía menos como un cumpleaños que cualquier otro que hubiera experimentado. Quizás era un signo de madurez... pero considerando los giros de los últimos meses, Harry pensó otra cosa.
- AH, Harry, te hasssss desssspertado.
El chico casi se muere de un infarto. Su recién adoptada "mascota parlante" sería algo a lo que le costaría un tiempo acostumbrarse.
- Buenos días, Serpiente...- murmuró, dirigiéndose al baño.
La maldita cosa lo siguió.
Frunció el ceño, sintiéndose muy incomodo. Después de todo, no era cualquier mascota, era inteligente... como un humano, casi... y realmente no iba a mostrarse ante ella.
- ¿Puedo ayudarte? – preguntó a la serpiente ocultando su frustración.
- Necessssito comida- respondió, la luz exterior reflejándose en sus escamas-. Necessssito comer.
-Ah...
¿Qué hacer? ¿Qué hacer?
Una idea le vino a la mente. Salió del baño y escribió algo para Severus y se lo acercó a Serpiente.
- Dale esto a mi compañero- dijo-. Él te ayudara.
Mientras la criatura salía de la habitación con el pergamino en la boca, Harry suspiró.
A veces, realmente echaba de menos a Hedwing.
ººººº
Cuando la luz se derramó en el interior de la habitación de Snape, éste frunció el ceño y enterró la cabeza en su almohada más profundamente.
Apenas había dormido por la noche, sintiéndose preocupado por las revelaciones del día anterior. Y ahora, cuando estaba a punto de dormirse, el condenado sol tenía que salir y arruinarlo todo. Nunca había sido capaz de dormir una vez que el sol había salido, ni tan siquiera cuando había sido joven.
Con otro gruñido de frustración, se giró y miró de nuevo a la ventana, y luego cerró los ojos.
Quizás, si sólo imaginaba que estaba oscuro...
Algo se enrosco en su pierna, haciendo que sus ojos se abrieran por la sorpresa.
Había algo en su cama. Se movía bajo las sabanas, restregándose contra su piel muy a menudo.
Quería apartar las sabanas y exponer al intruso, pero se recordó a si mismo que había incluso más peligro si hacía eso.
Quedándose lo más quieto posible, espero que apareciera lo que fuera.
De pronto, estaba mirando a un par de ojos amarillos.
Le tomo un momento darse cuenta que su nuevo compañero de cama no era otro que la nueva mascota de Potter.
La miró con el ceño fruncido.
- ¿Qué quieres?- preguntó, sabiendo que no sería capaz de entender la respuesta.
La serpiente se acercó más y puso un trozo de pergamino sobre su pecho desnudo.
"Severus" leyó en la desordenada letra de Potter. "Serpiente me ha dicho que él ( o ella) tiene hambre. Te lo (o la... realmente debería preguntarle, ¿no crees?) mando, porque no quería dejarlo libre en los terrenos sin tu aprobación... o quizás tengas algunos ratones por ahí, de losque guardas para el uso en pociones.
Montones de Gracias,
Harry"
Frunció el ceño, y luego miró a la serpiente. Realmente era una criatura magnifica, y ciertamente no una serpiente cualquiera.
Sus escamas eran claramente mágicas; a juzgar por la multitud de colores con los que brillaban, y los dibujos en su cuerpo, probablemente sólo una místicas...
El animal le siseo, sacándolo de sus pensamientos.
Suspiró.
- Está bien... deja que me duche y me vista y luego te alimentaré.
Aquello pareció satisfacerla.
Severus frunció el ceño.
Maldito Potter.
ººººº
Harry bostezó mientas entraba a la cocina, preguntándose, distrídamente, por qué Kreeper ya no le presionaba a la hora de la comida. Seguramente no había convencido al elfo de que aquello era innecesario… Después de todo, Dobby nunca había cedido. Y ahora, bueno, ahora quería comida... mucha comida.
Frotó su estomago y mojó sus labios.
Una gran porción de soja y linaza tostada sobre aguacate, zumo de limón y aliñado con un poco de pimienta, eso era lo que quería.
Su boca se hizo agua ante el solo pensamiento.
Cuando finalmente salió de la cocina, sus brazos llenos de platos de comida, Severus estaba sentado a la mesa, mirándolo.
- Buenos días- dijo Harry, con la boca llena de tostada-. Mmm, cielos...
Snape levantó una ceja.
- Creo que hay muchas cartas de felicitacion.
- Oh... la leche malteada es tan... ¿Huh? Oh, mi cumpleaños... biennn – se sonrojó-. Gracias...
El Slytherin aclaró la garganta y lanzó un accio a la caja. Se la entregó al joven mago.
Harry lo miró con los ojos abiertos como platos.
- ¿Me comprate un regalo?
Severus se encogió de hombros, como si le comprara regalos al hijo de su archi-némesis cada día.
- No es nada, es muy… Hufflepuff, te aseguro.
El joven sonrió y se lanzó hacia el paquete. Jadeó.
- ¿Un pensadero? Pero Señor… Severus... esto cuesta una fortuna. No puedo aceptarlo.
- Comparado con la oportunidad que me estás dando, Potter- aquí miró atentamente al estomago del chico-, unos cuantos galeones no significan nada.
Los ojos de Harry se llenaron de lágrimas, y antes de que ninguno de los dos supiera que estaba pasando, se lanzó a los brazos del otro hombre y lo abrazó estrechamente.
Snape, que no estaba acostumbrado a esas muestras de afecto, apartó al joven inmediatamente.
El adolescente lo miró como si hubiera sido abofeteado.
El interior de Severus se estremeció por los remordimientos, y tentativamente estiró la mano y movió la barbilla del chico, de forma que quedaron mirándose a los ojos.
– Me disculpo, Harry... no tengo, ni nunca he tenido, un comportamiento afectivo... Especialmente con alguien tan... puro.
Entonces, como si de repente se golpeara a si mismo, apartó su mano abruptamente.
- Te sugiero que empaques tus pertenencias. Volvemos a Hogwarts esta noche.
Y con eso salió, su túnica flotando dramáticamente tras él.
Harry, confuso y con un gran conflicto emocional, no pudo hacer nada más que llorar.
-Que Cumpleaños tan- sollozo- Feliz.
Continuará….
Muchisisimas gracias a Cerdo Volador, Mis Andreina Snape, Bishouho-Hentai y Mariet Malfoy por sus lindos comentarios, los responderemos en un review en el capítulo 6. Besitos mil a todas
