Afterglow
Autora: Molvanian Queen In Exilie, antes llamada Cha Cha Chica
Traductoras: Alima21
Bueno, llegamos al final de la historia y este capítulo va dedicado a todos ustedes que a pesar de todo nos han seguido leyendo. Millones de gracias por la paciencia y el cariño y los dejamos con el final
Capítulo 10
Un pequeño sucio secreto
-Severus- Harry sonrió ampliamente pocos días más tarde, blandiendo una revista demasiado conocida-. Aquí tengo El Quisquilloso.
El mago mayor entró en la habitación, su hija acurrucada en la seguridad del pliegue de su brazo.
-Y supongo que eso debe ser interesante- arrastró las palabras, intercambiando la bebé por la publicación. Era claro que todavía estaba escéptico. Harry puso los ojos en blanco.
-Tengo esperanzas de que ella haya hecho un buen trabajo.
Snape suspiró.
-Típico Gryffindor- pellizcó el puente de su nariz-. Eres demasiado confiado.
Harry eligió ignorar el comentario. En lugar de eso, acercó el rostro de su hija y le dijo que su papi era un hombre muy, muy desconfiado.
Sacudiendo la cabeza, Severus tornó su atención hacia el artículo de Skeeter, esperando que el plan de su pareja funcionara en realidad.
Abominación en el Mundo Mágico: Condena a la Verdadera Felicidad.
Severus suprimió una sonrisa. ¡Esa mujer Skeeter era tan malditamente melodramática! Aunque, siendo dirigido hacia los estúpidos zánganos que 'condenaban' su relación, este enfoque descarado podría llegar a funcionar
Rodando los ojos exageradamente, convocó una taza de Earl Grey, tomó un sorbo, y luego posó la taza antes de leer el resto del artículo.
El Mundo Mágico se ha visto alborotado por la noticia de que dos de nuestros prominentes héroes de guerra, Harry Potter y Severus Snape, llevan algún tiempo involucrados románticamente. Adicional información concerniente a la existencia de un niño ha aumentado el flujo de howlers sobre la pareja y sobre Albus Dumbledore, Director de Hogwarts. Pero, en lugar de continuar las denuncias sobre esos hombres, simplemente debemos preguntarnos a nosotros mismos si este sentimiento de indignación de la comunidad es justificado, o si la sociedad está fuera de orden. Harry Potter, víctima de nuestro juicio, se vio inclinado a replicar a estos ataques.
"Es doloroso, en verdad", admitió Harry, lanzando su amorosa mirada hacia su hija. "La gente está haciendo todas esas acusaciones sin conocer toda la historia. Todo lo que pido es que escuchen la verdad antes de criticar a mi única familia".
Lágrimas se forman en los ojos del joven, un tormentoso recuerdo del dolor que a sufrido a manos de nuestra equivocada sociedad.
¿Y cuál es la verdad, le preguntamos, luego de darle al una vez salvador del Mundo Mágico tiempo para recuperarse. El joven suspira; no está orgulloso de sus acciones pero es lo bastante responsable como para admitirlas.
Y así comienza su historia…
Severus sacudió la cabeza. Skeeter realmente era una bruja muy….
Leyendo, se sorprendió placenteramente al encontrar que la narración de Harry sobre la concepción de su hija y su subsecuente relación con él era justo como habían decidido que sería, informativa y honesta, sin llegar a incriminar a Draco, y a su vez emotiva y sincera, sin aparecer desesperado o agobiado.
Con todo, al parecer esa Skeeter había hecho un trabajo bastante bueno. Ciertamente, lo había hecho con la sutileza de una estampida de una manada de hipogrifos, pero de cualquier modo había resultado efectivo. Y el párrafo concluyente era definitivamente el glaseado sobre el pastel.
Después de escuchar tal confesión salida del corazón del muchacho que una vez fue llamado nuestro salvador¿podemos en verdad ser tan crueles como para juzgarlo¿Podemos realmente caer tan bajo como para condenar su felicidad, especialmente cuando el hombre que ama, y que corresponde tan claramente a sus sentimientos, es totalmente inocente de toda esta debacle? Esta reportera piensa que no.
Nosotros, en El Quisquilloso, apoyamos al señor Potter y al señor Snape, y les deseamos lo mejor para el futuro. Sólo podemos esperar que los demás también sean capaces de dejar a un lado sus prejuicios, de forma que nuestro niño pueda crecer en un medio de apoyo y seguridad.
Severus dejó la revista a un lado.
-Parece, señor Potter, que tu tonto plan simplemente funciona.
Sin desear parecer pueril, Harry contuvo la urgencia de decir 'te lo dije' y simplemente sonrió.
ºººººº
-Ey, Potter, buen trabajo con el artículo del Quisquilloso.
Harry miró hacia arriba desde su sitio en el césped al lado del lago y sonrió cálidamente a su nueva compañía.
-Gracias, Malfoy- contestó, palmeando el terreno a su lado-. Incluso Severus estaba impresionado- no pudo evitar brillar con orgullo con el comentario-. Y nos han inundado las lechuzas con notas de disculpa… Incluso he recibido unas cuantas propuestas de matrimonio, lo cual es absurdo, lo sé, pero extrañamente confortante.
El Slytherin rió entre dientes y se sentó al lado del otro muchacho, tumbándose en un lugar lejos del sol, descansando sobre un brazo.
-¿Y qué pensó i el Profesor /i sobre eso?
Harry sintió que sus mejillas enrojecían ante la divertida burla.
-Señaló que las ignorara, por supuesto- una pícara sonrisa cruzó sus labios-. Pero más tarde, cuando pensó que yo estaba dormido, lo atrapé quemando las cartas.
-Interesante…- Draco sonrió. Un siseo a su derecha captó su atención, y olvidó todos sus planes de continuar bromeando con el Gryffindor sobre su Jefe de Casa-. Hola, Serpiente- dijo, alargando una mano para acariciar sus anillos-. Hace tiempo que no te dejas ver, estaba comenzando a pensar que Snape te había usado para preparar una poción.
Naturalmente, sabía que ella no lo entendía, pero no podía evitar hablarle. Verdaderamente adoraba a las serpientes; siempre le habían fascinado, incluso cuando era un chiquillo. Y la serpiente de Harry realmente era un espécimen extraordinario…
-Harry, tu mago amigo en realidad entiende que no puedo comprender susss incoherenciasss¿cierto?- la serpiente observó a Draco con algo semejante a la exasperación.
Harry rió.
-Esstoy sseguro que lo hace, Ssserpiente. Ess ssólo que le gustasss. Mucho.
Ella asintió. En realidad, era más placentero ser admirada que temida.
-Ssupongo que podría sser peor.
-Por supuesssto- Harry sonrió y alargó su brazo, para permitirle que se deslizara y se posara en su cuello-. Aunque, él tuvo un punto válido- comentó, acariciándola de forma ausente. Serpiente inclinó la cabeza a un lado.
-¿Y esse ess?
-Mmmm
-¿Entoncess, cuál ess esse punto?
Harry rió; todavía podía ver similitudes entre su serpiente y su Maestro de Pociones, ahora convertido en su enamorado.
-Que no te hasss dejado ver mucho últimamente…
-He ssentido que no necesitass compañía cuando tú y tu pareja han essstado en los alrededoress- ella casi hacía una rabieta, lo que era extremadamente divertido para Harry, pues no era muy común que se diga ver a una serpiente haciendo una rabieta-. Y yo he tenido miss propioss assuntos.
Esta confesión picó de inmediato el interés de Harry. Después de todo¿qué malditos asuntos podía tener que tratar una serpiente?
-¿De verasss?- preguntó-. ¿Cuáless?
Sin dejarse impresionar por su cambio de tono, Serpiente se deslizó de su brazo y le lanzó una mirada despectiva.
-Yo no me entrometo en tuss assuntos privadoss, te pido que no te entrometass en los míoss.
-Oh, Sserpiente, no quisse entrometerme… ssólo esstaba interessado…- Harry le dio una disculpa genuina, mientras alargaba la mano para acariciar su cola con cariño-. Eress una buena amiga y me preocupo mucho por ti, de verasss. Pero, inclusso despuéss de todo esste tiempo, ssiento que no ssé nada ssobre ti…
Serpiente se calmo ante esas palabras.
-Lo ssiento, Harry. Essa 'amisstad' de la que hablass ess algo nuevo para mí
A un lado, Draco observaba la interacción con sobrecogimiento. ¡Cuanto le envidiaba al Gryffindor la habilidad de hablar el lenguaje de las serpientes¡Seguramente habría algún modo de que él pudiera aprenderlo!
Serpiente, mientras tanto, sopesaba sus opciones. ¿Debería revelar su secreto a Harry y arriesgarse a que él abusara de su confianza, o debería apegarse a su plan original y mantener su asunto privado justo así, 'privado'?
-Te lo mosstraré cuando ssea el tiempo correcto, Harry- concedió eventualmente-. Por lo pronto, no esstoy preparada.
Harry asintió en respuesta, extremadamente curioso sobre cuál sería el secreto que le ocultaba su serpiente.
-Comprendo- le dijo con seriedad-. Ssólo espero que no piensses que necessitas ocultarme cossas¿vale?- dio una palmadita final en su cola-. Sssi hay algo en que pueda ayudarte, házmelo ssaber.
Serpiente movió su lengua bífida en agradecimiento.
-Por ssupuessto, Harry- y tan repentinamente como había llegado, partió, serpenteando a través del césped con gracia y rapidez, rumbo al Bosque Prohibido.
Harry la observó partir, sacudiendo la cabeza con una sonrisa. Las serpientes, especialmente la suya, eran en realidad bastante extrañas.
-Un knut por tus pensamientos- Draco cortó sus reflexiones, ansioso por saber cómo había sido el intercambio entre Harry y su mascota.
El chico de ojos verdes miró a su compañero y puso los ojos en blanco.
-Esa serpiente mía es muy extraña… y está ocultando algo.
Los ojos coloreados de tormenta de Draco brillaron. Siempre estaba de humor para fisgonear.
-¿La seguimos?
-¡Malfoy!- Harry le lanzó una pequeña piedra con disgusto-. Ella me dijo que me lo contaría cuando estuviera lista. ¡Lo último que deseo es perder su confianza!
Riendo, el Slytherin sacudió la cabeza.
-¡Vale… vale! No te pongas nervioso, Potter…
Harry le respondió con una mirada de resignación antes de unirse a las risas del otro chico. Y ese fue el momento que eligió Severus para llegar a ellos.
Severus se acercó a la risueña pareja, Charlotte cuidadosamente acurrucada en el pliegue de su brazo.
-¿Podría saber que hacen ustedes dos rodando por el césped como si fueran dos chiquillos de primer año?- ronroneó mientras se acercaba hacia ellos, su sombra cruzando sus rostros.
Los dos jóvenes se sentaron y Charlotte gorjeó feliz al verlos, arruinando efectivamente la hosca imagen que Severus tanto amaba mostrar.
Harry sonrió.
-Nada importante- aseguró a su amado-, en serio.
El hombre mayor pellizcó el puente de su nariz con su mano libre y suspiró. Esa era la vida cuando se tenía una pareja de diecisiete años.
-De hecho- replicó eventualmente, permitiendo que su mano cayera a un lado-. En ese caso, una vez que terminen de reír como niños¿podrían unirse al personal para cenar en el Gran Comedor?
Ante el pensamiento de comida, Harry y Draco se levantaron enseguida.
-Está hecho- dijo Harry, corriendo hacia el castillo, con Draco pisándole los talones. Dando la vuelta, se detuvo y lanzó a Severus una brillante sonrisa-. ¡Vamos, apúrate!- rió ante el ceño fruncido que el comentario había provocado y de nuevo dio la vuelta a la caza de Draco, quien había aprovechado su distracción para adelantarse, dejando a su hija y a su amado detrás de él.
ºººººº
Durante la cena, Harry y Severus presentaron a su hija al resto del personal. Minerva había arrullado sobre 'el querubín', como lo llamaba ella, al punto que Harry se preguntaba cómo él podría ser intimidado en sus clases nuevamente. Eso fue, por supuesto, hasta que la profesora lo llevó a un lado y lo maldijo por las condiciones reales que habían rodeado la concepción de Charlotte.
-Lo sé- dijo él, por milésima vez, mientras ella le reprendía por sus acciones 'ilegales' y 'altamente inmorales'-. Yo no pensé…- el chico apartó la mirada y restregó las puntas de los pies en el suelo.
Era triste, en realidad, que ella hubiera sido una de las profesoras que más le había apoyado durante el embarazo y ahora estuviera tan decepcionada de él… No que la culpara. Después de todo ella era la Sub-directora, sin mencionar su Jefa de Casa, y todo eso había ocurrido bajo de sus narices… Pero eso no quería decir que su enojo y palabras duras fueran a dolerle menos.
-Yo...- tragó el nudo que tenía en la garganta-… Sev…Severus me perdonó…- trató, suplicante-. Y de todas formas no cambiaría nada…no ahora que ella está aquí…
Minerva pareció suavizarse ligeramente después de eso, aunque era terriblemente claro que no aprobaba la relación entre su colega y un estudiante.
Después de veintitrés ceños fruncidos en su dirección, Severus explotó.
-Sinceramente, mujer, sólo dilo.
La Sub-directora lo miró, intentando parecer perpleja.
-Me temo que no comprendo…
-No juegues a hacerte la inocente, Minerva, que no te va- bufó él en respuesta, descartando su servilleta con más vigor del necesario-. Si hay algo que tengas que decir sobre mi familia, dilo.
El resto del profesorado observó el despliegue conteniendo la respiración. En silencio, el corazón de Harry saltó un latido. Severus lo había llamado 'su familia' ante sus colegas. Si el asunto no hubiera sido tan serio, en ese momento podría haber besado al Maestro de Pociones de tan alegre que estaba. Sólo Dumbledore continuó comiendo, como si los dos Jefes de Casa rivales no estuvieran a punto de lanzarse maldiciones uno al otro.
McGonagall se envaró en su asiento.
-Tu familia, mi querido muchacho- comenzó con tono tenso-, no es sólo un gran error juvenil, sino que es altamente inmoral de tu parte.
Severus abrió los labios para responder pero Harry se le adelantó.
-Le agradezco que no vuelva a referirse a mi hija como un error- dijo fríamente, apretando a la pequeña contra su pecho como si la protegiera de las duras palabras de la mujer-. Y, por lo demás, y aunque no sea asunto suyo, le diré que el comportamiento de Severus a lo largo de todo este asunto, no ha sido otra cosa más que moral y ético. ¡Adelante, incluso puede preguntarle a Poppy!- señaló con una mano a la medibruja-. ¡Incluso cuando yo estaba pereciendo por un polvo a causa de mis hormonas alborotadas, y lo acosaba, él me rechazó! Me hizo prometer esperar hasta que estuviera graduado para todo lo que tuviera que ver con algo lascivo y carnal. ¿Por qué, pregunté, cuando hemos admitido nuestro amor ante el mundo y somos los orgullosos padres de una hermosa niña? Porque, dijo él, era lo correcto. Ni siquiera me besa¿sabe¡Porque mientras yo sea un estudiante es inapropiado!- ahora, Harry estaba sacudiendo a Charlotte, puntualizando su enérgica negativa, y a medida que su padre levantaba la voz, ella comenzó a sollozar.
Sin una palabra, Draco llegó y la tomó en sus brazos, lanzando a la Sub-directora una mirada molesta antes de encaminarse hacia los aposentos de Snape. Harry y Severus sabían que lo encontrarían allí.
-¡Potter, suficiente!- gritó Minerva eventualmente-. Me doy cuenta que ha tenido que pasar por muchas más situaciones que cualquier joven de su edad, pero…
-¡No¡Sin peros!
Harry y la Jefa de Gryffindor ahora estaban viendo quien gritaba más, a lo que se unía de tanto en tanto Severus.
-¡Silencio!- la voz de Dumbledore cortó la discusión como la mismísima espada de Godric Gryffindor. Los tres antagonistas callaron de inmediato.
-No ganan nada actuando como chiquillos.
Harry bajó la cabeza avergonzado. Severus y Minerva, sin embargo, giraron sus ojos entrecerrados hacia el Director.
-¿Seguramente no vas a apoyar esta unión?- McGonagall se tambaleó hacia atrás, su acento escocés haciéndose más pronunciado por el impacto-. ¡Albus, Severus es el Profesor del muchacho!
La voz de Albus era calmada y firme.
-Severus y Harry merecen ser felices- como la Sub-directora hacía amague de protestar, levantó la mano, indicándole que le escuchara-. Me doy cuenta que tú preferirías que ellos encontraran a otras personas, pero son verdaderamente felices, y eso debería contar por encima de todo lo demás. ¿No estás de acuerdo?
Minerva suspiró y asintió. Albus sonrió, sabía que ésta sería la primera y única vez que ella cuestionara a la pareja. Eso no quería decir que apoyaría su relación, sino que sencillamente mantendría la boca cerrada. Una vez establecido eso, el anciano fijó su atención en el Jefe de Slytherin.
-Y tú, mi muchacho, no debes fijarte en lo que piensan los demás para decidir qué hacer- palmeó el hombro del hombre más joven-. Lo único que realmente importa es como se sientan tú, Harry y la pequeña Charlotte.
Severus bufó; no era tan simple.
-Con el debido respeto, Albus, nuestra i felicidad /i - su labio superior se curvó con desagrado- se balancea precariamente en el extremo de la aceptación de la sociedad. Si mis propios colegas, los profesores de Potter, no parecen confiar en mi relación con su i niño de oro /i ¿qué es lo que podemos esperar?
Durante toda esta parte de la conversación, Harry había permanecido en silencio. No quiso interrumpir a su pareja, ni siquiera cuando dijo el apodo que tanto detestaba, o cuando se refirió a él por su apellido, cosa que odiaba. Porque sabía que el hombre mayor no estaría discutiendo si no le importara su familia recientemente formada… si no le importara el mismo Harry.
-Severus, muchacho, es del dominio público que tienes el apoyo del profesorado. Y déjame decirte que lo que pase detrás de las puertas cerradas no es asunto de nadie más que tuyo- envió a Harry un guiño que, para ser francos, perturbó al joven mago más que cualquier otra cosa.
Minerva balbuceó ante la insinuación, pero permaneció en silencio. Harry le lanzó una mirada agradecida. Mientras tanto, Severus se había levantado de su asiento.
-Aunque aprecio tu preocupación, confío en que dejarás el tema de nuestras vidas privadas para que lo resolvamos Harry o yo mismo- sin esperar respuesta, giró en redondo, dejando a su pareja, ruborizado, para que lidiara con las secuelas.
Harry arrastró los pies, inseguro sobre qué hacer. Deseaba que Severus le hubiera pedido que lo siguiera o algo por el estilo.
-Yo… er… voy a… seguirlo, en realidad…- hizo un gesto en la dirección por la que Snape había partido y se levantó del asiento. Minerva lo detuvo por un brazo.
-Siéntate, Harry- su voz era suave, y se veía tan cansada que él obedeció.
Debes entender que yo me preocupo por ambos- continuó y Harry arqueó una ceja como respuesta. Con una pequeña sonrisa, ella sacudió la cabeza-. Sigue así, muchacho, y la gente empezará a decir que pasas demasiado tiempo con Severus- palmeó su mejilla-. Harry, nadie está más convencido que yo de que ustedes dos merecen la felicidad, por eso me preocupa que al final terminen hiriéndose uno al otro…
Con la expresión seria, Harry miró fijamente a su Jefa de Casa.
-Profesora, por encima de todo lo demás, Severus es mi amigo. Hemos conversado los pro y los contras… Nunca nos heriríamos uno al otro, ni siquiera si nos separáramos. Lo necesito, y creo que él me necesita… Por favor, trate de entender. Somos felices. Alégrese por nosotros.
La vieja mujer suspiró.
-Trataré, Potter. Trataré.
Harry sonrió.
-Es todo lo que puedo pedir.
ººººº
En sus aposentos, Severus echaba humo.
-¿Cómo se atreve esa mujer a cuestionar mi integridad!- lanzó una maldición a una almohada y, en segundos, las plumas llenaban la habitación-. ¿Qué demonios le hace pensar que puede insultar a mi niña?- otro almohadón fue destruido.
Draco sólo podía observar mientras Severus destruía sus habitaciones, almohadón por almohadón.
-Severus, por favor, por tu hija, cálmate…
El Slytherin mayor estaba a punto de lanzar un nuevo maleficio que, teóricamente, causaba furúnculos y erupciones sobre la piel de su blanco. Ante la mención de su hija, sin embargo, pareció desinflarse. Si no hubiera sido un objeto inanimado, el nuevo almohadón podría haber suspirado con alivio.
Después de unos segundos de un incómodo silencio, una sonrisa muy Sly cruzó el rostro de Draco.
-El Profesor Dumbledore tenía un buen punto, sabes…
Los ojos de Severus se entrecerraron.
-Métete en tus asuntos, Malfoy.
-Pero- insistió el joven de pelo claro-… tú mereces ser feliz. Los tres lo merecen. Y- su sonrisa pareció crecer-, a juzgar por la chachara de Potter, hay un par de cosas que podrías hacer para asegurar eso- atreviéndose un poco más, Draco llegó al punto-. Incluso Dumbledore insiste en que necesitas un buen polvo.
Snape giró en redondo, sus ojos oscuros echando fuego.
-Sal de mi vista, Malfoy- su tono era helado y calmado. Peligroso.
-¡Pero la felicidad de Potter es importante¡Y la tuya!- el muchacho sonrió débilmente-. Escucha al anciano; ¡Vayan y follen como conejos! Eso les hará bien a ambos, te lo aseguro.
No apreciando particularmente el recuerdo de que Draco había experimentado con Harry más que él, Severus bufó.
-¡Fuera!- rugió, señalando con uno de sus elegantes dedos el retrato de Lord Brychan-. ¡Ahora!
Decidiendo que posiblemente había ido un poquito demasiado lejos, Draco abandonó los aposentos del Jefe de Slytherin tan rápidamente como le fue posible, mientras todavía mantenía su dignidad. Mientras bajaba apresurado por el corredor, Harry lo rozó al pasar.
-¡Ey!- llamó el chico rubio-. ¡Él no está del mejor humor precisamente!
Por supuesto, fue ignorado.
Harry dio la contraseña al retrato y entró en las habitaciones que compartía con Severus, sólo para ser asaltado por el sonido del fuerte llanto de su hija.
Se detuvo en la puerta de la habitación de la niña, decidiendo observar como su pareja intentaba calmarla. Estaba algo sorprendido por la suavidad del tono de Severus, aunque ya había sido testigo de momentos como ese con anterioridad.
-Shhh- arrullaba el Slytherin, acunando a la bebé en sus brazos-. Todo terminó. No más gritos.
Como la bebé continuaba chillando, Severus se sentó en la mecedora situada junto a la ventana mágica, que estaba hechizada, en ese momento, para mostrar el cielo nocturno lleno de estrellas, completado con algunas estrellas fugaces.
-Ese muchacho es insufrible a veces- Severus meció la silla-. Sin embargo, si no fuera por él, tú no existirías, algo que en este momento en completamente impensable para mí.
Desde su posición, Harry frunció el ceño. ¿Cómo demonios había molestado a Severus esta vez? Se quedó donde estaba, esperando escuchar más.
-Tu padre tampoco habría cambiado sus acciones por nada del mundo- una pequeña sonrisa reptó a los labios de Severus, aunque, desde su lugar en la puerta, Harry no la vio-. Él te adora… no que yo pueda culparlo- Charlotte se estaba calmando, el sonido de la voz de Snape estaba aquietando sus nervios-. Pero ese muchacho… cree que puede entrometerse… hacer sugerencias…- Severus suspiró-. No se da cuenta que con eso me recuerda constantemente que él estuvo primero. Dudo que incluso se de cuenta de que desearía haber sido yo…
La mandíbula de Harry cayó. No era con él con quien Severus estaba enojado; ¡Era con Draco! Y, para mayor confusión¡sonaba como si estuviera celoso del otro Slytherin!
- Tu padre no comprende…- Snape acarició la mejilla de su hija-. Yo deseo esperar a que nuestra primera vez sea… perfecta. Tanto que sus recuerdos de cualquier otro hombre, particularmente Malfoy, sean una bruma ante el mejor…
Harry se sintió culpable por estar escuchando a hurtadillas así que entró en la habitación, actuando como si acabara de llegar.
-¿Qué tal!- exclamó, esperando que su tendencia a enrojecer no lo traicionara-. Cuando no escuché maldiciones o gritos me preocupé un tanto…- sonrió débilmente al hombre-. Por cierto¿quién mató un pato en la salita?- se refería, por supuesto, a los almohadones masacrados.
-¿Cuánto tiempo llevas en la puerta?- Severus no sonaba molesto, sólo cansado.
Harry sopesó los méritos de decir la verdad o mentir.
-Yo no…
-No mientas. Harry- el tono de derrota en la voz de Snape era más descorazonador que cualquier cosa que Harry hubiera recibido del hombre con anterioridad-. Todavía soy capaz de hacerte legeremancia- encontró la mirada del joven-. ¿Cuánto tiempo llevas ahí?
El Gryffindor suspiró.
-Lo suficiente- se arrodilló al lado de la silla, la mano en una de las rodillas de Snape-. Yo no soy la clase de… No traté de hacer que te sintieras como si fueras inadecuado… Yo sólo…quería que ellos vieran que eres un buen hombre.
-Pero preferirías si yo te diera un buen polvo.
-¡NO!- Harry alargó la mano y, en un movimiento atrevido, acarició la mejilla de Severus-. Soy lo bastante feliz al saber que te tengo…no, que te tenemos en nuestras vidas… puedo esperar eternamente para cualquier otra cosa.
Severus respondió con una mirada de incredulidad.
-¡Maldición, Snape, lo digo en serio!
Los ojos de obsidiana se estrecharon.
-Cuidado, Potter…
-No, esta vez tienes que escucharme- contestó el joven, desafiante. Lo cual probablemente era un mal movimiento, decidió, cuando la furia relampagueó en los ojos de su pareja.
Snape se levantó, alejando deliberadamente las manos de Harry. Colocó a Charlotte en su cuna y se encaminó a su habitación. Harry frunció el ceño y lo siguió, lanzando un rápido hechizo para monitorear la guardería antes de cerrar la puerta tras él.
Entró con determinación en la habitación de Severus, sin preocuparse por tocar.
-¿Quién, en el nombre de Merlín, piensas que eres!
Snape giró en redondo, luciendo más furioso que antes.
-Claro- escupió Severus, adelantando un paso-. ¡Yo creo que soy un arrogante Potter; que puedo hacer cualquier jodida cosa que quiera, sin importarme una mierda a quien insulto en el proceso!
Retrocediendo con una molestia justificada, el joven mago espetó:
-¡Sabes muy bien que eso no es verdad¡Yo no soy así¡En todo caso, te has descrito a ti mismo¿Te preguntas por qué te has ganado todos esos horribles apodos, Snape¿Te preguntas por qué estaba reticente a decir a todos que te amo? Porque ellos no creen que puedas ser agradable, sensible y cariñoso¡por eso¡Y, en este momento, no los culpo!
-¿Quién te crees que eres, muchacho, irrumpiendo en mi habitación e insultándome¿No es suficiente que hayas vuelto mi vida al revés¿Convirtiéndome en el hazmerreír de nuestro mundo debido a que alguien me suplantó y luego no fue usado como otra cosa que un juguete sexual glorificado?- Severus había avanzado hacia Harry con cada declaración, así que, una vez callado, había hecho retroceder al joven hasta tenerlo contra una pared.
Apenas notó que Harry estaba temblando cuando aferró sus brazos.
-¿Cómo te atreves siquiera a pensar que puedes ordenarme que te escuche?
Harry tragó el sollozo que amenazaba con escapar de sus labios y parpadeó para alejar las lágrimas traidoras.
-Lamento haberle causado problemas, Profesor… Yo…yo tomaré a mi hija y lo dejaré en paz…- intentó empujar al otro mago lejos de él, pero se encontró con que Severus rehusaba dejarlo ir.
-No juegues al papel de pobre víctima aquí, Potter...
-¿Por qué?- espetó Harry, interrumpiéndolo-. ¿Acaso tú quieres jugar el rol en mi lugar?
Fue retribuido por su comentario con un rudo empujón contra la pared.
-Madure, Potter.
Harry encontró los ojos de Severus, desafiante.
-Sólo si usted lo hace, señor.
Permanecieron en silencio unos minutos, en la misma posición, la tensión aumentando con cada segundo que pasaba.
Entonces llegó; un extraño, de alguna forma familiar sentimiento… Ninguno de los dos sabía dónde se originaba pero seguía ahí, sobre ellos, colgando sobre sus cabezas, haciendo que el aire a su alrededor se volviera más tenso.
Harry miró fijamente los ojos de Severus, sólo para escudriñar. ¿Por qué?... no estaba seguro… pero pronto lo supo; un brillo… un destello de emoción, de orgullo… de desafío . Algo en su interior se rompió, y se alzó en puntillas, anhelando más altura, necesitando estar al nivel del otro hombre. Severus pareció sentir lo mismo, pues lentamente se inclinó… hasta que sus labios se encontraron.
El beso era poderoso y lujurioso, con cada mago luchando por dominar al otro. Sus lenguas batallando, sus labios presionando…las manos tirando de las ropas y el cabello…
A través de sus pantalones Harry podía sentir la excitación de Severus rozando contra la propia. Aparentemente, Severus también podía. El hombre mayor gimió y pronto Harry sintió que estaba siendo acariciado muy provocadoramente. Jadeando, se separó.
-No…
Severus encontró su mirada, sus ojos oscurecidos por el deseo.
-¿No?- repitió, su mano haciendo cosas decididamente atrevidas-. ¿Por qué no, Potter? Pienso que tú quieres esto. De hecho- frotó su pulgar sobre la cabeza del miembro de Harry- yo diría que te mueres por esto…
-Yo…- la voz de Harry era prácticamente un chillido. Se aclaró la garganta-. Dios, Severus… claro que lo quiero… pero…- la engreída sonrisa de Snape cambió-… no así. Yo… yo te amo, cretino malvado… y no quiero que me jodas sólo porque crees que tienes que hacerlo… Quiero que desees hacerlo… que necesites hacerlo… emocional y físicamente.
Severus sacudió la cabeza.
-Eres realmente espeso¿verdad?- su mano fue a acariciar el rostro de Harry-. Yo te amo… más de lo que estoy dispuesto a admitir, de hecho… Eres una irritante pequeña mierda a veces, pero aún así te amo. Y esto- se empujó contra su joven amante, para que su erección fuera más evidente-, debería mostrarte todo lo que necesitas saber.
Harry sonrió, su argumento relegado al fondo de su memoria. Todo lo que sabía ahora era que había sido defendido por el hombre que amaba, y que, sin importar cuanto pelearan, Severus y él estarían bien.
-Entonces… ¿estás seguro de querer continuar? - preguntó eventualmente, tratando de no enfocarse en la zona baja del otro hombre-. Porque sostengo lo que dije antes… Estoy dispuesto a esperar hasta que me gradúe… o hasta que estés listo.
-Merlín, Potter, suenas como si yo fuera una jovencita de dieciséis años- Severus sonrió y permitió que su mano vagara hacia abajo una vez más, obteniendo un gemido de aprobación de su pareja-. No creo querer esperar más tiempo, en realidad- susurró, desabotonando el pantalón de Harry y bajando el cierre.
Y era verdad; la gente lo juzgaría sin importar lo que eligiera… y Harry era un adulto que accedía. ¿Qué importaba, éticamente, si consumaban su relación ahora o en unos pocos meses? No era asunto de nadie más que de ellos dos, especialmente cuando Harry había decidido abandonar completamente Pociones, lo que implicaba que no interactuaban como alumno y profesor en clases.
Eso decidido, se encaminaron hacia la cama, saboreando pausas de breves besos a lo largo del camino.
El corazón de Harry latía frenéticamente en una mezcla de adrenalina y miedo. Y no era miedo a su amante, lejos de eso, para ser sincero. Era miedo a que pudiera ser un sueño extremadamente vívido y nada más, o que, una vez concluido, Severus se arrepintiera de todo. Pero pronto desechó sus dudas, mientras la lengua de Severus hacía un camino bajando por su cuerpo, logrando que su piel hormigueara despertando.
Gimiendo, Harry se arqueó ante el contacto.
-Más- susurró, y Severus lo complació.
ºººººº
Tarde esa noche, Harry se acurrucó en los brazos de Severus sintiéndose pegajoso pero extremadamente saciado. Su primera sesión había sido torpe y acalorada, pero genuina y extremadamente placentera, así que ninguno pudo decir que estuviera decepcionado. La segunda vez había sido más larga y menos frenética… y la tercera, había sido lánguida y compuesta principalmente de besos apasionados que por si solos casi habían llevado a Harry a acabar.
-Mmmm- murmuró, saboreando la sensación de la piel caliente de Severus contra la propia-. ¿Podemos quedarnos así para siempre?- sintió la risa de Severus contra su cabello.
-Creo que sería extremadamente incómodo.
Él rió y cerró los ojos. Este sería su pequeño secreto. Su pequeño y sucio secreto.
ººººº
Serpiente se deslizó a través de los terrenos, ponderando, como llevaba haciendo por semanas, los méritos de dejar que Harry conociera su secreto. Claro, la verdad saldría a la luz eventualmente… pero, si él lo supiera ahora, podría brindarle ayuda después…
Los estudiantes habían regresado, y ella se encontraba esquivando continuamente los pies de sorprendidos alumnos, muchos de los cuales le temían claramente, incluso aunque estuvieran a metros de distancia. Usualmente los evitaba bastante bien, pero, en esa ocasión, estaba preocupada, y no percibió el peligro hasta que fue demasiado tarde.
Draco escuchó los chillidos de las jóvenes desde el campo de Quidditch y montó en su escoba. Desde el aire pudo ver un grupo que se apiñaba cerca del lago y voló hacia ellos. No era que sintiera la necesidad de ayudar en absoluto; era simplemente que la conmoción le causaba curiosidad.
Bajando, desmontó y jaló a un alumno de primero fuera del grupo.
-¿Qué está pasando allí?
El sobresaltado niño, un Hufflepuff, tartamudeó una corta respuesta.
-Una s…serpiente at…atacó a H…Henrietta.
Draco frunció el ceño; las serpientes raramente atacaban en los terrenos de Hogwarts, no a menos que se sintieran amenazadas. Sin esperar, lanzó un hechizo 'Sonorus' en su garganta y gritó al grupo.
-¡Todos, cállense y salgan de mi maldito camino!
Los alumnos de primero y segundo se dispersaron cual insectos, los de tercero no tardaron en seguirlos. Unos cuantos de cuarto le lanzaron miradas mordaces, pero también se movieron. Al fin, quedaron una pareja de quinto y la niña herida de primero.
Retirando el hechizo de voz, se giró hacia una Ravenclaw que estaba cerca.
-Busca a Pomfrey- cuando la chica dudó, él ladró-¡Ahora!
Regresando su atención hacia la lloriqueante niña de primero, se agachó hasta quedar en su nivel.
-¿Dónde te mordió?
A través de sus sollozos, ella le mostró la muñeca, donde dos limpias marcas eran evidentes. Él frunció el ceño profundamente.
¿Qué le estabas haciendo a la pobre serpiente para que te mordiera?
Una sospechosa mirada al chico detrás de ella.
-¡Nada!- gritó éste, blandiendo su mochila llena de libros y sacudiéndola frenéticamente-. ¡Esa cosa malvada sólo vino y nos atacó! Quizás no sea venenosa, pero yo la atrape por si acaso. ¡También trató de morderme!
Lanzando un vistazo a la mochila, el semblante de Draco se oscureció.
-Más te vale que no esté ahí- le dijo, agarrando la mochila-, no después de la forma en que has estado sacudiéndola.
El muchacho lo miró con insolencia, pero no contestó, haciendo que la sangre del Slytherin hirviera.
-Y yo diría que tu amiga mereció ser mordida. Es claro que ustedes dos le estaban haciendo algo a la criatura, de otra forma la mordida no sería en la muñeca.
-¡No puede probar eso!
Una engreída sonrisa asomó al rostro de Draco.
-En realidad, sí puedo.
ººººº
Harry levantó la vista desde su posición en el sofá ante el rudo golpeteo en la puerta.
-¡Por última vez, no voy a dar más entrevistas!
-Potter, cretino, nadie quiere escuchar nada de lo que tengas que decir… ¡Ahora, abre!
Harry rió e hizo a un lado el libro.
-Vale, Malfoy, tranquilízate- se levantó y fue a abrir la puerta-. ¿Qué quieres?
Draco aferró su brazo.
-En realidad, tengo órdenes de Dumbledore para ti- empujó al otro chico hacia la chimenea y lanzó un puñado de polvos floo en ella-. ¡Oficina del Director!- gritó, empujando a Harry al interior de las llamas.
Harry cayó en la alfombra de la oficina de Dumbledore, seguido prontamente por Draco. Se sorprendió al encontrar a Severus y Poppy esperando por él, y hubiera sido sospechoso de no ser por los dos hoscos alumnos de primer año que estaban sentados frente de su muy estoico Jefe de Casa.
-¿Cuál es el problema?- preguntó, sacudiéndose las cenizas.
-El señor Malfoy sospecha que estos estudiantes intentaron agredir a un animal; su alegato se apoya por la posición de las marcas en el brazo de la señorita Spalding…- contestó Dumbledore gravemente.
Harry lanzó una mirada a su pareja.
-¿Y eso qué, exactamente, tiene que ver conmigo?
- Tenemos oportunidad de interrogar a la criatura, pero no será posible sin tú especial cualidad- de nuevo, la respuesta vino del Director.
Severus puso los ojos en blanco.
-La inteligencia de Potter es limitada, Director. Debemos deletrearle todo- se giró hacia Harry, quien apenas fue capaz de contener su sonrisa, y agregó-: La criatura a la que se refiere el Director es, de hecho, una serpiente. Dado que tú hablas Parsel, el señor Malfoy solicitó que interrogues a la serpiente para que cuente lo que sucedió.
El Gryffindor asintió, ahora todo tenía sentido. Las serpientes no eran propensas a mentir, y sería justo escuchar ambas partes de la historia.
-Vale…entonces¿dónde está la serpiente?
Draco rescató la mochila de una silla en la esquina de la habitación. No había sido lo bastante estúpido como para abrirla, sabiendo que el animal estaría listo a atacar a cualquiera que encontrara en su camino.
-Le lancé un hechizo a la mochila para que la serpiente estuviera cómoda- explicó, pasándosela con suavidad al Director.
-Bien pensado, señor Malfoy- contestó Dumbledore, sus ojos brillando. Colocó la mochila sobre el escritorio; apuntándola con su varita, murmuró un sencillo hechizo para abrirla y esperó a que la serpiente en su interior hiciera el primer movimiento.
Harry reconoció al instante el siseo de Serpiente y avanzó de prisa.
-¡Serpiente!- gritó, sin certeza de en qué idioma estaba hablando-. Serpiente, todo está bien, soy yo, Harry.
Lentamente, Serpiente asomó la cabeza de la solapa del material.
-¿Harry?- repitió, oliendo el aire para buscar su aroma. Una vez segura de que era él, salió de la bolsa y subió al brazo de Harry, que le estaba aguardando-. Malvadass críass- siseó, mirando a los dos estudiantes de primero-. Malvadass, malvadass críasss.
-¿Qué te hicieron, Ssserpiente?
-Yo no esstaba presstando atención y me tomaron por ssorpressa- frotó su cabeza contra la barbilla de él-. La hembra me assió la cola…eso fue muy doloroso.
Harry había escuchado suficiente. Continuó acariciando a su mascota, pues de momento no podía evitar sentir que ella era sólo eso, una criatura que necesitaba amor y cuidado, mientras lanzaba furiosas miradas en dirección a los estudiantes.
Entonces, repentinamente, Serpiente se agitó.
-¡Debo irme!- insistió, retorciéndose para llegar al suelo. La niña gritó pensando que la serpiente quería la revancha, pero el animal voló hacia la salida más cercana-. Debo ver a misss huevosss.
-¿Tuss huevoss¿Es esso lo que hass esstado ocultándome?- Harry sonrió-. Oh, Sserpiente, deberíass habérmelo dicho… te habríamoss preparado un lindo rincón en nuestrass habitaciones.
-Harry, debo ver a miss huevoss. Miss críass pronto esstarán con nosotross.
Harry corrió hacia la puerta y la dejó salir. La Serpiente desapareció en segundos, yendo a toda velocidad a través de corredores secretos, dejando a Harry explicar todo a los demás
ººººº
-Míralos- Draco estaba maravillado.
Unos pocos días habían pasado y Harry había convencido a Serpiente de que le permitiera mover sus huevos al castillo, donde podría vigilarlos mejor. Draco había estado muy excitado por la camada. Había cinco huevos en total, que era el promedio en las serpientes mágicas. Las vigilaba y estaba seguro de que, cuando llegara el tiempo de que se abrieran los cascarones, no tendrían complicaciones.
Y había sido Draco el primero en notar que los huevos se movían.
-Mira…son tan diminutas.
Harry sonrió.
-Sí. Y brillantes.
Draco se acercó a acariciar a Serpiente, que estaba enroscada detrás de sus crías, vigilándolas, como haría cualquier padre con sus niños. Ella aceptó su toque como habitual, su lengua entrando y saliendo, memorizando la esencia de sus crías. Ellas serían enviadas a una tienda de mascotas mágicas cuando fueran lo suficientemente grandes, pero Serpiente saborearía sus identidades hasta el día de su muerte.
Harry la observó, luego a Draco y una vez más a Serpiente.
-Serpiente- empezó, vacilante-. Tengo una idea.
ººººº
Harry sonrió a Hermione y Ron mientras se tiraba en un sofá de la sala común. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que hiciera eso, de hecho, había pasado un buen tiempo desde la última vez que había hablado con esos dos sobre cualquier cosa que no fuera el trabajo escolar, y lo estaba disfrutando inmensamente.
-Bien, de cualquier modo, me preguntaba si ustedes, chicos, han pensado en la adopción…- dijo, observando que Ron se volvía púrpura y Hermione balbuceaba.
-¡Harry¿Qué?... ¿Por qué?... ¿No estás pensando entregar a la pequeña Charlie, cierto¡No creo que el viejo Snape esté de acuerdo con eso!
Harry rió ante el comentario de su amigo pelirrojo y sacudió la cabeza.
-¡No… Por supuesto que no, cretino! En realidad me estoy refiriendo a las crías de Serpiente… Necesitan buenos hogares… ¡y sé que ustedes serían perfectos!
Ahora Ron lució mortificado.
-No estoy segura, Harry- comenzó a replicar Hermione-. Nosotros no hablamos parsel y…
-Mione, deberías ser la primera persona en darte cuenta que hay cientos de magos que tienen serpientes y no hablan su lengua- Harry no pensaba partir de la habitación sin una respuesta positiva.
-Para ser honesto, las serpientes no me encantan precisamente- admitió Ron, habiendo recuperado su voz-. Es decir, ellas… bien… me asustan…
El Niño-Que-Vivió soltó una risita.
-Vale, pero ella crecerá contigo- recurrió a la súplica-. Por favor, chicos¿por mí?
Sabiendo que Harry no desistiría hasta que aceptaran, la pareja suspiró.
-Está bien, Harry- le dijo Hermione-. Pero con una condición.
Los ojos de Harry brillaron.
-¿Si?
-Tienes que prometer que vas a ir a visitarnos para tomar el té, acompañado de Charlotte y el Profesor Snape, al menos una vez al mes.
Ron asintió, aunque pareció un tanto aturdido ante la mención de su Profesor de Pociones.
-Adelante. Promételo y tendremos un trato. Nos quedaremos con una retorcida y babosa plaga…
-¡Ronald!
Suspiró derrotado.
-Quise decir que aceptaremos a la adorable mordedora de tobillos.
-¡Trato!- gritó Harry, inclinándose para un abrazo de grupo-. Bajen a nuestras habitaciones después de cenar para que puedan elegir la serpiente que les gustaría.
Eso establecido, el trío se enzarzó en una discusión sobre una extensa variedad de temas, antes de que Harry convenciera a unos cuantos estudiantes más de que consideraran adoptar una serpiente como parte de su familia.
ººººº
Más tarde, esa noche, encontró a un extraño grupo de estudiantes apiñados alrededor del retrato del Lor Brychan.
-Harry nos invitó- dijo Ron, como certificando un hecho, su brazo apoyado casualmente sobre los hombros de Hermione.
-Sí… él nos va a dar nuestra propia serpiente de morro plateado- ésa, por supuesto, era Luna.
Neville rió.
-Bien… en realidad yo sólo voy a adoptar una serpiente- su sonrisa se evaporó cuando Luna miró furiosa en su dirección.
-Esperen aquí- instruyó eventualmente Lord Brychan, irritado por tanto parloteo. Regresó y, con cansancio, los dejó entrar.
Una vez dentro, los cuatro estudiantes abrazaron a su anfitrión, o mejor dicho, a su anfitrión Gryffindor, pues el Slytherin estaba en el interior de la guardería, preparando a su hija para dormir, y lo siguieron al interior de la habitación que originalmente había sido destinada para Harry. Una gran mesa había sido transformada en una cálida roca, y allí estaban las serpientes agrupadas, mientras su madre las observaba desde unos cuantos metros de distancia.
Draco ya estaba allí, pues se le había destinado lo mejor de la camada, por así decirlo, por todos los esfuerzos que había hecho por cuidarlas. Había seleccionado a dos de las serpientes, para gran alegría de Harry, y estaba reflexionando sobre sus posibles nombres. Neville fue el primero en acercarse a la roca e inspeccionar a las otras tres. En realidad, no le importaba que serpiente recibiría, al menos así tendría una compañía. Las cosas no habían sido iguales desde que Trevor había … er… fallecido. Ron y Hermione fueron los siguientes en acercarse, con Luna tras sus talones. Por supuesto, fue ella quien eligió primero.
-¡Ohh!- arrulló, moviéndose para acariciar la pequeña serpiente-. ¡Una perfecta serpiente¡Es una espléndida cría¡Padre estará tan complacido!
Sonriendo, Hermione la felicitó por tan fantástica elección.
-A mí me gusta más esta pequeña- le dijo a Ron, señalando con un gesto una serpiente con los anillos coloreados como un arcoiris-. Ella… o él… es tan encantadora- le lanzó una sonrisa deslumbrante-. ¿No lo crees?
Él no pudo hacer otra cosa que concordar.
Unas vez que los demás hubieron elegido, Neville, con una sonrisa, acarició la serpiente sobrante. No era tan colorida como las otras, ni sus anillos brillaban tan vistosamente, pero, mientras la pequeña criatura se movía para probar su aroma, supo que era perfecta para él. Había algo en su modo de moverse… algo de gracia y dignidad… era perfecta.
Desde el umbral, Harry observó a sus amigos interactuar con sus nuevas compañeras y se enorgulleció de su plan. Al estar con su gente más cercana, Harry podría llevar a Serpiente en sus visitas, de forma que no tuviera que preocuparse por perder contacto con sus crías completamente.
Después de todo, parecía que las cosas estaban funcionando muy bien.
ººººº
Los meses pasaron rápidamente y con ellos los EXTASIs llegaron para los alumnos de séptimo año en Hogwarts. En esas circunstancias, no fue sorprendente, la mañana de su primer grupo de exámenes, encontrar a Hermione Granger, reflexionando sobre una pila de libros tan alta como Draco.
-Oh, Dios- murmuró-. ¡Esto lo he olvidado completamente!- aferró a la primera persona que pasaba, quien resultó ser Ginny-. ¿Crees que los demás hayan estudiado sobre los efectos del polvo de doxy sobre los retoños de mandrágora?- golpeó el libro contra la mesa con tanta fuerza como le fue posible-. ¿Y si eso sale en el examen escrito?
Luciendo en cierta forma como un ave atrapada en el camino de una escoba que venía en dirección contraria, Ginny palmeó su hombro en un gesto tranquilizador.
-Tú, entre toda la gente, vas a estar bien, Hermione.
Ella soltó su brazo y suspiró.
-Eso espero.
-¿Qué, Granger, tu mascota comadreja no es suficiente?- preguntó Draco, divertido, mientras se sentaba frente a ellas, haciendo un gesto entre las dos Gryffindors-. ¿Necesitas a la Weaslette también? Todo queda en familia, supongo.
Ginny enrojeció.
-No, Malfoy…Yo… yo no…Nosotras no…
-Tranquila, tigresa, toma un respiro- Draco estaba más que divertido. Miró a Hermione-. ¿Ella siempre es tan incoherente?
-Sólo cuando te tiene enfrente- murmuró la chica, ante el creciente horror de Ginny.
-¡Oh!- exclamó-. ¡Hermione!
Ella miró furiosa.
-¿Qué? Estoy tratando de estudiar. Si llenando los espacios logro que ustedes dos desaparezcan de mi vista rápido, maldita sea si no lo intento.
-¿De qué está hablando ella?- Draco miró con curiosidad la ruborizada cara de la Gryffindor-. ¿Tienes algún asunto conmigo?
Ginny evitó su mirada.
-No.
-¡Oh, sinceramente!- siseó Hermione-. Mira, Draco. Ginny, aquí presente, te encuentra atractivo, sólo Merlín sabe por qué… pero no quiere decirte nada porque está convencida de que no eres de sus mismas tendencias- la lanzó al chico una mirada mordaz-. Aún cuando le hemos dicho que nosotros sabemos lo contrario.
Sí, era cierto. Con el pasar de los meses Draco tenía que admitirlo. Aunque era conocido por su notoria persecución a los hombres, también tenía un extraño deseo por perseguir faldas. La bisexualidad era perfectamente normal entre magos y brujas de sangre pura.
La expresión de confusión de Draco se cambió de inmediato por una sonrisa predadora. Miró a Ginny bajo una nueva luz, como carne fresca.
-Interesante- musitó, laceando la cabeza, observando a la ahora mortificada joven frente a él. Ginny Weasley no era su tipo habitual… pero había en ella cierto aire de malicia que era vagamente atractivo-. ¿Te apetece un paseo, Weaslette¿Dejamos a la comelibros aquí para que estudie?
-¿Qué?
El adolescente Slytherin suspiró y se paró del asiento. Asió a la chica por un brazo y comenzó a empujarla hacia las puertas del comedor.
-Vamos a caminar. Necesito un poco de aire fresco antes que empiecen los ESTAXIs.
-Oh…supongo...
-Bien. Acompáñame entonces.
Hermione puso los ojos en blanco y ellos partieron.
ººººº
Harry apenas se sorprendió al ver a Draco Malfoy, guiando a una colorada Ginny Weasley, salir del Gran Comedor rumbo a los terrenos. No había modo de que Ginny hubiera aclarado sus sentimientos… lo que significaba que probablemente alguien había alertado al rubio.
-Apostaría 5 sickles a que fue el chico Weasley- habló Severus detrás de él, habiendo que riera entre dientes. Obviamente, tenía la misma línea de pensamiento que Harry.
-No sé…No tienes idea de cuan bruja puede llegar a ser Hermione cuando está cerca un examen. Si pones un pie fuera de la línea, hará lo que sea para deshacerse de ti- giró sobre sus talones y tomó a Charlotte de las manos de su amado-. Y quiero decir cualquier cosa. Me atrevería a apostar que hoy está altamente tensa, con los EXTASIs y todo eso.
El hombre mayor asintió.
-De cualquier forma, yo mismo estuve a punto de decírselo a Malfoy varias veces, aunque sólo fuera para sacárnoslo de encima.
-Dímelo a mí- Harry sonrió, empujando las grandes puertas dobles para abrirlas-. Juego de caras, cariño- ambos aparentaron estoicismo al entrar juntos al comedor, aún cuando, entre los alumnos de Hogwarts, la novedad de Harry Potter y Severus Snape había pasado meses atrás. Charlotte, sin embargo, gorjeando feliz, ignoraba la imagen que sus padres estaban intentando mantener.
-Ah, Mione… resuélvenos una duda- dijo Harry, ocupando el puesto abandonado recientemente por Draco-. Acabo de ver al capitán peróxido y Ginny correr afuera tomados de la mano- ella levantó la vista, expectante-. ¿Qué hiciste?
-Simplemente, le dije a Draco que Ginny fantaseaba con él- se encogió de hombros-. Él me estaba incordiando.
Harry soltó una risita y Severus puso los ojos en blanco.
-Te lo dije- el Niño-Que-Vivió le entregó su hija a su otro padre-. Bye, Charlie. Sé buena con papi¿vale?
-Siempre lo es- le informó Severus, con un estilo de profesor-. Buena suerte hoy, Potter- palmeó el hombro de Harry con torpeza, los despliegues públicos de afecto no eran su fuerte y nunca lo serían. Luego asintió a Hermione-. Señorita Granger.
-Gracias, profesor- contestó ella, antes de volver a meter la nariz en su libro.
-Harry sonrió.
-Gracias, Severus.
-No esperes nada más de mí, Potter
Harry asintió, mirando divertido a los ojos de su amor.
-No, señor.
-Bien. Ahora come tu desayuno y nos veremos en la noche.
-Sí, señor.
ººººº
-¡Por la barba de Merlín, no pienso volver a hacer nada igual!- exclamó Harry mientras, tarde esa noche, se hundía en un sillón de la salita de estar de sus habitaciones. Acunó su mano-. No creo que vaya a ser capaz de volver a escribir, de todos modos,
-Sobrevivirás.
El adolescente lo miró furioso.
-No sé por qué esperaba algo de simpatía de tu parte… quiero decir, hiciste esto veinte malditos años atrás, por supuesto que no lo recordarías.
-Lo que sea no te matará, Potter…
-Sólo me hará más fuerte, lo sé.
Severus arqueó una ceja
-En realidad, iba a decir que sea lo que sea no puede matarte, que obviamente tienes menos actitudes que Longbottom en Pociones.
-Oh, tan dulce, Severus- ironizó.
-Evidentemente.
Harry puso los pies sobre la mesita de café y observó a su pareja.
-¿Charlie se portó bien hoy?
Severus sonrió, como acostumbraba cuando estaban en privado y su hija estaba involucrada.
-Por supuesto.
-¿No hizo nada fuera de lo ordinario?
-¿Por qué?- replicó Severus de inmediato, preocupado-. Si hay algo que yo debería saber…
-No… yo sólo…¿No se supone que los niños comienzan a tener accidentes mágicos a esta edad?
Con un suspiro de alivio, Severus se encogió de hombros y convocó a un elfo doméstico.
-Dos tazas de té Earl Grey, una con azúcar, dos terrones- una vez que la humeante taza estuvo frente a él, miró al otro hombre-. En muchos casos, sí… Pero ocurre que con algunos niños, especialmente en aquellos nacidos de un hombre, el desarrollo es un poquito más largo- tomó un sorbo de su taza-. No hay razón para preocuparse, Potter. No todavía, en ninguna forma.
-Oh, bien.
Snape sacudió la cabeza. Realmente, a veces era notorio que Harry era mucho más joven que él, con mucho que aprender… Era increíble que tuvieran tan pocas peleas como tenían. "Hmmm, hablando de aprender"
-Espero que ya estés preparado para los exámenes prácticos de mañana.
Harry cerró los ojos, era claro que no deseaba pensar en sus EXTASIs más de lo que ya lo había hecho.
-Tpdo lo que podría.
Arqueando una ceja, Severus preguntó.
-¿Y más práctica sería equivocado?
-No- el joven mago estaba frustrándose. La verdad, que su pareja actuara como profesor en ese momento era lo que menos necesitaba-. Pero necesito descansar… Mi mano duele, mi cabeza duele… Creo que ya soy bastante competente.
-Está bien- Severus se levantó de su asiento, dando por terminada la conversación.
Sin embargo, Harry sintió que había más por decir.
-¡Oh, no me hagas eso!- exclamó, estirando el cuello para llamar a su amor en retirada-. ¡Tú estás comportándote como un profesor en este momento, así que tienes que hacer lo debido¡Dime que necesito lanzar el hechizo perfecto¡Insiste en que debo trabajar en mi pronunciación¡Dime que tengo que ir y leer el maldito libro hasta hacerlo todo perfecto!
-Potter, estás siendo infantil.
-¡Oh ho!- el Gryffindor saltó de su asiento en ese instante, su dedo apuntándolo de forma acusadora-. ¡Tú piensas que soy un niño! Después de todo lo que hemos pasado juntos…
Snape no entendía nada de semejante explosión.
-En este momento estás actuando como un niño, Potter. Eso no quiere decir necesariamente que seas uno.
Harry frunció el ceño y sobresalió su labio inferior. Severus tenía razón. Severus siempre tenía la maldita razón.
-Bueno, al menos podías ofrecerme un poco de la simpatía que necesito.
Rodando los ojos, el mago mayor sacudió la cabeza.
-Soy el mismo bastardo que cuando te enamoraste de mí. Ni aunque pase contigo cada momento eso va a cambiar. ¿Qué?- agregó, encontrando la mirada de Harry-. Tú siempre lo has sabido.
Pero…
-Pero nada, Potter.
-Grrr- Harry se sentó de nuevo-. Al menos podías fingir que te interesas- murmuró
Con un suspiro, Severus se acercó a apretar el hombro de Harry.
-Sabes muy bien que lo hago, Harry- habló suavemente-. Es sólo que no soy de los que muestran esos ridículos despliegues de afecto.
Los ojos verdes se encontraron con los obsidiana.
No todos los despliegues de afecto son ridículos.
Inclinando la cabeza, Severus lo besó castamente.
-Estoy muy consciente de eso, Potter. Muy, muy consciente.
ººººº
Antes de darse cuenta, Harry se había graduado y había recibido una beca por el Quidditch para una Universidad Mágica cercana, donde pensaba continuar estudios avanzados de Cuidado de Criaturas Mágicas. Su primera elección había sido Defensa Contra las Artes Oscuras, pero un par de segundos antes de decidir, pensó que en realidad ya había hecho demasiado en esa área. No sabía exactamente qué haría con el título una vez se hubiera graduado de la universidad, pero por los momentos tampoco le importaba. Era libre de hacer algo que en realidad le interesaba.
Severus había estado complacido y le había apoyado, de su propia y peculiar manera, e incluso había ofrecido sugerencias sobre las posibles opciones de carreras que se abrían ante Harry. Con mucho, la que había encontrado más atractiva había sido precisamente la de veterinario de criaturas mágicas. Y, si realmente le atraía, incluso podía estudiar también la variedad muggle de cuidado de mascotas, lo que le permitiría ejercer su práctica en ambos mundos.
La idea de que, en este campo, Harry podría conseguirle a bajo costo invaluables ingredientes para sus pociones, había sido un factor extra que hizo que el Slytherin apoyara a su pareja, aunque jamás lo admitiría ante el muchacho.
Dumbledore también había estado muy complacido con la idea, e incluso había ofrecido a Harry un trabajo a tiempo parcial como asistente de Hagrid en la reserva de animales mágicos, que ayudaría al muchacho a comprender el trabajo típico a que podría enfrentarse en el futuro.
Y así, Harry y Severus habían logrado establecer una buena rutina y durante el periodo escolar vivían, la mayor parte del tiempo, bastante contentos en Hogwarts. Por supuesto, todavía tenían sus pequeñas peleas, y a veces podía ser difícil criar a su hija, trabajar, estudiar y lograr mantener una vida sexual relativamente activa, pero, les aseguro, lo lograban bastante bien. Y aquí, mis amigos, es donde los dejamos, acurrucados frente al fuego en sus aposentos de Hogwarts, leyéndole a su primera hija. En una imagen de la felicidad doméstica. No puedo asegurar que ellos vivirán 'felices para siempre' pero, por ahora, es seguro asumir que Harry Potter y Severus Snape son extraordinariamente felices uno con el otro. Y pensar que todo empezó por un pequeño y sucio secreto del Niño-Que-Vivió…
FIN… Por ahora.
Sobre el último párrafo, quiero acotar que tampoco estaban tan liados teniendo elfos domésticos. No tienen que limpiar la casa, planchar, cocinar, lavar platos… vaya, que así se vive muy bien¿no creen? jajaja.
Bueno mis queridos amigos, aquí termina otra de nuestras traducciones (al fin, dirán ustedes jeje) Esperamos les haya gustado y reiteramos nuestro profundo agradecimiento a su infinita paciencia.
Un muy especial agradecimiento aMariet Malfoy Snape, Mis Andreina Snape, Javi y tercy-S-Scloe.
Javi, sobre tu pregunta, lo sentimos pero las autoras no siguieron esas historias, pero estaremos pendientes por si acaso
La próxima traducción será el final de Chelo y Violín que espero tener lista en una semana más o menos.
Una última cosita (me voy a hacer propaganda) Si alguno seguía mi historia¿Dónde está mi bebé? y no lo ha leído, les comento que ya subí el capítulo final.
Reciban un beso enorme de mi parte, y otro de Maria y Lui.
Alisevv
