Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son propiedad de Masami Kurumada, Chimaki Kuori y Toei Animation.


Llevaba pensativo una semana, en realidad era algo que estaba sintiendo desde un par de días atrás, pero no le había tomado tanta importancia hasta ese momento. Era humano después de todo, de vez en cuando se alejaba de la religión que la habían inculcado desde su más tierna infancia, si su primo sólo era un budista por título él estaba a punto de hacer lo mismo; meditar comenzaba a aburrirle, estaba en contra de algunos lineamientos del budismo, a diferencia de Shijima él no era vegetariano, admitía en silencio y para él que era algo vanidoso cuando se trataba de su perfectamente cuidado cabello y, aún en el fondo, sabía que había algo en Dysnomia que le atraía, por más extraño que fuera todo.

Shaka estaba confundido, sintiendo cosas intensas que nunca había sentido, preguntándose mucho, todo lo que pudiera con respecto a ella.

Al principio le era indiferente, sólo era la compañera de Afrodita con la que su amigo peleaba y la chica que siempre aparecía cuando ellos estaban juntos; después tenía un leve sentimiento de repulsión acentuado con miedo, no a ella, sino a sus sentimientos, repulsión porque no la quería cerca, con lo intensa que era y esa manera tan directa de decirle lo mucho que le agradaba y la manera en la que lo miraba, con pasión que se desbordaba y lo invadía, tocando cada parte de su ser que no sabía cómo reaccionar a eso, quería mantenerla alejada para no tener que lidiar con la complejidad de los sentimientos de ambos. Nunca había visto esa reacción en otros, ese enamoramiento profundo y volátil del que tanto hablaban los poetas y que él sólo conocía por las novelas, y levemente por su pasado, porque también se había enamorado, por supuesto, pero era demasiado joven y pasó demasiado rápido.

Dysnomia era diferente, intensa en toda la extensión de la palabra, y fiel a sus sentimientos, no le había prometido amor eterno pero se sentía como eso, como si ella estuviera dispuesta a sentarse a esperarlo o a que la destrozara por completo, era como un ámame u ódiame, pero no me dejes en medio porque no estas apagando el fuego, sólo lo dejas a la deriva.

Y él no sabía cómo reaccionar a ese amor que quemaba; lo habían preparado para recibir todo tipo de noticias, para mantener la calma ante todas las situaciones, menos para eso, nunca para eso. Todo era tan nuevo y desconocido que se sentía extraño, un paradigma que no sabía con qué herramientas tratar.

A pesar de lo que parecía, sabía que las insinuaciones que Shijima y Milo hacían continuamente sobre él y Dysnomia, además de lo que Afrodita agregaba, eran para molestarlo, picarlo y hacerlo rodar los ojos como si estuvieran bromeando sobre su ceguera. Shijima le había dicho, en tono serio, que no lo presionaban para que saliera con ella, todo era su decisión; Milo había hecho lo propio, agregando que estaba un tanto a favor de ella porque era su amiga y no le gustaba ver a otros con el corazón roto, sabría él, tan lejos y cerca de su amor.

Sólo eran un recordatorio, algo que le decía que ella era alguien que había aparecido de la nada y que estaba barriendo con todo, y para eso sólo necesitó pasar un par de días aislados con él, en una cafetería universitaria o de pie bajo una camisa para cubrirse del Sol.

Sin embargo, se sentía demasiado pronto, aún faltaba algo, él no sentía intensidad, pero había una pequeño llama; algo dentro de él se había emocionado cuando un quinteto de músicos tocó dos canciones terriblemente melosas que lo convirtieron en la burla de sus compañeros de vivienda, Death Mask pasó al menos dos días cantando los coros de Close To You cada vez que se encontraban o compartían una habitación, y Shijima no dudaba en acompañarlo.

La Plaza Syntagma le pareció el lugar adecuado para volver a ver a Dysnomia, semanas después desde la última vez que la vio, una desde el episodio de los músicos. El lugar no tenía la pinta de ser romántico, era uno de los puntos de encuentro más importantes de Atenas, siempre estaba lleno de griegos y turistas, vendedores, personas que sólo pasaban un momento ahí o que iban a ver el famoso cambio de guardia frente a la Tumba del Soldado Desconocido, era perfecto.

Tan perfecto que estaba ahí media hora antes del encuentro, con los nervios asaltando cada fibra de su ser por esperar a verla, no como un enamorado esperando a la chica que le robaba el aliento, se parecía más a sólo un sujeto nervioso por una chica, una chica que no sabía cómo definir.

— Hey.

Su llegada lo relajó un poco, Dysnomia se paró frente a él con las mejillas un poco sonrojadas, quince minutos antes. Se veía igual que siempre pero su actitud tímida lo desconcentró, no esperaba eso, ¿desde cuando ella actuaba con cautela? Midiendo la situación, aunque si se hubiera detenido a observarla mejor se habría percatado de que estaba a nada de arrojar frente a él cientos de preguntas que rondaban su mente desde hace una semana.

— Hola — saludó, aclarándose un poco la garganta — gracias por venir.

— Claro, hace mucho que no paso por aquí, es vergonzoso considerando que es el corazón de Atenas, creo que la última vez que estuve aquí Phonos todavía no entraba a la universidad.

— ¿Fue antes o después de que se fracturara el brazo? — preguntó, de verdad intrigado por la respuesta, aunque la duda de cuándo escuchó eso lo invadió por un par de segundos.

— Un poco antes, de hecho, gracias a que decidió practicar parkour fue que terminó en ciencias forenses.

Caminando uno al lado del otro, hablaron sobre distintos temas, cualquier cosa que saliera a colación terminaba por convertirse en el centro de su debate. Ambos estaban evitando la razón que los había llevado ahí, Shaka no sabía cómo decirlo, y Dysnomia no sabía que esperar, así que se enfrascaron en conversaciones que sólo los ayudaban a conocerse más entre ellos.

Hablaron cerca de dos horas, hasta que los temas se agotaron y supieron que era el momento de la verdad; sentados en una de las bancas del lugar, bajo la sombra de un gran árbol, casi frente a una fuente, él inició.

— Dysnomia, yo… he estado pensando pero no sé… han pasado muchas cosas — trató de explicar, sintiendo que ninguna entrada era lo suficiente buena para todo lo que quería decir, pero que no sabía cómo poner en palabras — somos amigos.

— Sí — Dysnomia contestó en voz baja, sintiendo una leve opresión, sabía lo que diría, ese sería otro rechazo directo al corazón y orgullo.

— Quiero decir, antes no éramos amigos y ahora lo somos, y las cosas están bien.

— Supongo — ahí estaba, Dysnomia supo que She's Like a Rainbow era porque eran amigos, no sabía que era peor, si decir que apenas y se conocían, o que eran amigos.

Shaka bajó la mirada cuando notó que ella comenzaba a desanimarse, como ese día en la cafetería, el primer rechazo que aunque correcto, ahora tenía un extraño sabor amargo. Recordó una frase del poeta Ovidio, ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed, él no quería que ella muriera de sed pero tampoco quería ofrecerle algo para calmar su anhelo.

— No soy bueno haciendo esto — murmuró, encorvándose y poniendo los brazos sobre las rodillas para juntar los dedos — no sé como y estoy confundido, no debería de justificarme, pero no encuentro palabras para describir lo que siento y eso me da miedo.

— ¿Me temes? — preguntó ella, sorprendida.

— ¡No! — se apresuró a aclarar — es lo que sientes, es tan intenso y no debería de ser así, no por mí, no he hecho nada, creí que se iría, leí un libro sobre el enamoramiento y decía que desaparece ese primer chispazo y pensé que eso te pasaría, pero después pensé que eso no debería de pasar, un deseo egoísta, pero aún así siento que no deberías de sentirlo y… no sé, estoy tan confundido.

— Bueno, acabas de confundirme también, así que no sé que decir.

Dysnomia estiró el brazo para intentar tocarlo, pero detuvo su mano antes de lograrlo. Tiempo atrás lo habría hecho sin problema, se habría arrojado a él así no quisiera, pero ahora era cuidadosa, lo quería, pero no estaría de encimosa esperando algo que no sabía si pasaría. Shaka por su parte se enderezó y la miró directo a los ojos.

— ¿Qué sientes por mi? — preguntó en voz baja, sin dejar de mirarla.

— Pues…

Dysnomia se sonrojó, estaba a punto de decir que lo amaba, como meses atrás, pero no pudo decir tal afirmación, algo la detenía, algo que no estaba antes, él ya no era el ser perfecto que ella había idealizado, como una estrella de rock, de hecho ya no tenía sus fotografías, que había obtenido justamente de manos de Shijima, junto a sus otros amores platónicos, ahora estaban guardadas en su alhajero donde tenía sus escasas joyas que se había comprado con el paso del tiempo. Debía de ser honesta, había madurado, ahora lo veía, se lo debía a ambos.

— Te quiero, mucho, mucho, mucho — de eso estaba segura, no era ese amor loco que la había atacado como una enfermedad, era algo tranquilo, a pesar de que seguía siendo intenso.

El asintió, como si estuviera esperando esa respuesta, con cuidado la sostuvo de sus sonrojadas mejillas y acercó su rostro al de ella, provocando aún más sonrojo.

— Creo que yo también te quiero, algo — dijo, Dysnomia frunció el ceño en respuesta y entrecerró los ojos — eres demasiado rápida para mí, tú ya vas a mitad del camino y yo apenas me estoy preparando, aún no estoy listo.

— ¿Esto es algo así como no te quiero pero tampoco quiero que estés lejos? — preguntó en voz baja, temía que si se movía o hablaba demasiado fuerte él se asustara y se alejara.

— Es algo más como estoy comenzando a quererte, pero debemos de ser pacientes — declaró, también en voz baja — ¿me entiendes ahora?

— Eso creo.

Shaka asintió con suavidad, se detuvo un momento a observar los labios de la pelinegra, nunca había notado que ella usaba labial negro, eso le provocó un leve cosquilleo en la boca del estómago, pero fue tan pequeño que no le provocó querer acercarse más. En su lugar el rubio bajó la cabeza de Dysnomia y la besó en la frente, un gesto de cariño, una promesa no dicha.

— Eso no significa que vaya a hacer algo como pedirte que me esperes o algo así — declaró soltándola con suavidad y mirando hacia el frente para ocultar el leve sonrojo que lo invadió — no soy tan egoísta.

— ¿Pero puedo hacerlo? — preguntó ella en un tono normal, pero esperanzada.

— Si eso es lo que deseas, uno no sabe, podrías enamorarte de otro en el futuro, eres muy agradable, apuesto a que has conquistado varios corazones — Shaka la miró con una sonrisa — ¿Cómo dijo Calvera? — se preguntó, recordando la noche en que las madres de sus amigos lo secuestraron para alabar su cabello, cocinarle y hablarle sobre el amor — ganado, apuesto a que tienes ganado.

— ¿Ganado? — Dysnomia rio levemente.

— Es lo que ella dijo — Shaka alzó los hombros y la acompañó en la risa — vamos, ¿no hay nadie?

— Mmm… — recordando que aún tenía que ver que estaba sucediendo entre ella y Mu, Dysnomia movió la cabeza de un lado a otro — voy a pensarlo, no tengo que apresurarme a nada, ¿cierto?

— Cierto.

Nerviosa, la pelinegra se acercó más a él y con cuidado lo agarró del brazo para abrazarlo; Shaka se movió un poco más atrás y al notar que era aceptada ella acomodó su cabeza en su hombro. El rubio aguantó la respiración por un momento y con el mismo cuidado que ella tuvo recargó su cabeza sobre la de ella sabiendo que todo se sentía tan bien, a pesar de que cientos de dudas lo seguían asaltando, se permitió despejar su mente por esos minutos, y sin notarlo comenzó a tararear la canción que le había dedicado una semana atrás, provocando que ella abrazara su brazo con un poco más de fuerza.

Estaba tan cómodo que no notó al sujeto disfrazado que se acercó a él a toda prisa y lo agarró del cuello de su camisa, interrumpiendo el pseudo abrazo.

—¡Eres un…! — gritó Aioria antes de comenzar a zarandear al rubio — Milo, ¿Cuál es la palabra que se usa para los hombres que tienen muchas novias?

— ¿Mujeriego? — preguntó el recién llegado que mantenía una sonrisa.

— ¡No! ¡Una más insultante!

— ¿Playboy? ¿Don Juan? ¿Seductor?... No, creo que ya lo estoy alabando.

— Como sea — Aioria dejó a su amigo y lo miró ofendido — primero engañas a la pobre de Marín, después estás aquí de meloso con la inocente de Dysnomia, y ahora me vengo a enterar que tú eres el segundo novio de Helena ¡Helena! ¿Sabes con quién salió? Death Mask te hará pedacitos, ni siquiera Shijima podrá salvarte.

— ¿De qué estás hablando? — Shaka miró a Aioria confundido, al igual que Dysnomia.

— Sí, ¿de qué estás hablando, Sherlock? — Dysnomia alzó una ceja.

Recordando que estaba en personaje, Aioria recobró la compostura, se alisó su gabardina y acomodó su sombrero antes de sacar su pipa y fingir que estaba fumando.

— Después de una incesante investigación encontré el meollo del asunto, tuve que hacerlo solo porque Watson estaba lejos, pero pude encajar a la perfección todas las piezas del rompecabezas…

— Rayos, se pondrá a narrar de nuevo — dijo Milo cruzando los brazos — está así desde que salimos de casa de Death Mask.

— ¡Entonces descubrí la verdad! — Aioria subió el volumen de la voz para tapar las quejas de Milo, o Watson, como llevaba llamándolo desde que fueron a buscar a su rubio amigo — y esa es que usted señor — señaló a Shaka con su pipa— le está jugando chueco a tres señoritas, caso cerrado, descubrí el misterio, alábenme.

— ¿Cómo llegaste a esa conclusión? — preguntó Dysnomia a punto de comenzar a reír, ella sabía a la perfección que el castaño no podía estar más equivocado.

— Comencé a atar cabos cuando Shaka dijo que no quería involucrarte más en nuestras investigaciones, y al cuestionar a tu amiga rubia me di cuenta que alguien te había sobornado para soltar información de Helena, ese definitivamente fue Shaka, utilizó sus encantos contigo, además de que abrí la cajetilla de cigarros, era falsa, en su interior tenía cigarros de dulce.

— ¿Y ahora Shaka se llevó a Helena a una cita en su motocicleta? — Milo cruzó los brazos.

— Elemental mi querido Watson, y justo ahora se llevó a Helena a una cita secreta, todo esto de Dysnomia es una pantalla para ocultar su verdadero yo — Aioria se acercó a Shaka, quien lo miraba con una ceja levantada — pero te he descubierto y te detuve, este es el momento en el que dices que tengo razón y que te hubieras salido con la tuya si no hubiera sido por mis increíbles deducciones.

— Creí que estabas interpretando a Sherlock Holmes, no a uno de los miembros de la pandilla del misterio — respondió Shaka.

— Si cambiamos entonces yo soy Fred — señaló Milo alzando la mano — me compraré un pañuelo y lo amarraré a mí cuello, como en el live action.

— ¿Sabías que esa película era originalmente una porno? — preguntó Dysnomia de manera jocosa — o eso me dijeron.

— ¿Quién te dijo eso?

— ¿Podemos regresar al momento donde admiran mi capacidad de deducción? — Aioria interrumpió fastidiado, ya lo había visto antes, Dysnomia y Milo se ponían a comadrear sobre cualquier tema sin importancia, incluso en el grupo que tenían se ponían a hablar de cualquier cosa.

— Tus deducciones tienen varias fallas, en primer lugar podría hablar con Helena sin involucrar a Dysnomia, en segundo, ¿insinúas que tengo la capacidad de estar en dos lugares a la vez? Y en tercero, apenas y sé usar una bicicleta, una motocicleta es otro nivel.

— ¿No sabes andar en bicicleta? — preguntó Dysnomia, aún tenía el brazo de Shaka pegado a su cuerpo, pero estaba fingiendo que no se daba cuenta para poder sostenerlo por más tiempo — si quieres… yo podría, no soy tan mala en los vehículos de dos ruedas y...

— Me gustaría — la interrumpió Shaka.

Ambos intercambiaron otra sonrisa y miraron hacia el frente, donde se encontraron con las cejas levantadas de Milo y Aioria, al menos, pensó Shaka, las deducciones de Aioria sobre el segundo novio de Helena estaban siendo olvidadas.

— Yyyy, ¿qué estaban haciendo ustedes dos aquí? — preguntó Milo sin poder resistirlo.

— Sólo estábamos hablando — Dysnomia alzó los hombros, como si no tuviera importancia.

— Ajá, claro — Aioria miró a Shaka — ¿y de qué hablaban?

— Del futuro.

— ¿El futuro? ¿Estaban hablando de cuántos mini Shakas y mini Dysnomias planean tener? — Milo mostró una sonrisa burlona al ver la reacción de sus amigos, mejillas sonrojadas y desvío de miradas — sólo les recuerdo que como futuro padrino de su primer retoño tal vez acepte apadrinar a otros dos o tres si ustedes no pueden dejar de manosearse.

— ¡¿Disculpa?! — Aioria empujó a Milo — todos saben que el padrino del primer mini Shaka que exista seré yo, soy EL mejor amigo.

— Todos saben que yo te arrebaté ese título hace muchos meses, yo seré el padrino de los hijos de Shaka.

— Claro que no, yo lo voy a ser.

— No, seré yo — Milo golpeó levemente a Shaka en el hombro — dile que yo seré el padrino del mini Shaka.

— No lo sé — el rubio alzó los hombros — hay personas que podrían hacer un trabajo mejor.

— Ja, dime dos — Aioria cruzó los brazos y miró a su amigo.

— Aldebarán o Aioros… Shura incluso.

— ¡Maldición! Ellos son buenos — Milo asintió ante las palabras de su castaño amigo.

— Además — añadió Shaka recargándose en el respaldo de la banca — no sólo serán mis hijos, también tiene que preguntarle a la madre.

Aunque no dijo nada más, su cabeza se inclinó ligeramente hacia Dysnomia, quien soltó su brazo en cuanto Milo se acercó a ella para abrazarla y pedirle el apadrinado de su primer hijo, Aioria también hizo lo propio. haciendo a Shaka a un lado para ocupar el otro flanco de Dysnomia y tratar de apartar a Milo.

Shaka se levantó de la banca y miró a los tres discutir sobre el tema, su brazo se sentía un poco frío lejos de la calidez que irradiaba la pelinegra, pero no era nada que no pudiera manejar. Estaba avanzando a su ritmo, y en el fondo, muy, muy, en el fondo, quería que ella lo esperara.