Crisis en Tierras Infinitas Naruhinas

Capítulo 1 Prólogo a las Crisis Infinitas Naruhina

Nota de autor: Esto es el Prólogo de la historia donde explico que es lo que pasa fuera del multiverso de Naruto y como se estructura. El siguiente capítulo inicia todo el problema.

En un mundo donde la realidad virtual es un hecho cotidiano, el videojuego Naruto Mugen era la sensación online a nivel mundial. Para describirlo en detalle, este era un videojuego donde la mente del jugador se adentraba en la red y podías interactuar con sus personajes favoritos y permitía un desarrollo dentro de una línea de tiempo personal con un avatar creado a la voluntad del usuario.

Ahora tenemos a Shiro Yoku, el mejor jugador del mundo que se preparaba para el primer torneo online para demostrar su trono. Su avatar era idéntico a él pero con un traje oscuro y práctico para la pelea. A diferencia de la temática japonesa, este dejó a un lado los trajes ninjas y se fue a lo más cómodo para pelear con botas, pantalones y camisa, junto a una gabardina todo de color negro, con el fin de crear leve intimidación a sus oponentes.

—Buenas tardes, queridos seguidores. Mi nombre es Gaia y soy la coordinadora del primer torneo mundial de Naruto Mugen Online. Las reglas a seguir es que no hay reglas, excepto hackear a los demás, tenemos vigilado todo y al primero que lo haga estará fuera del torneo. Diviértanse y tengan un excelente juego—se despidió la referí.

El juego se sentía tan real para los usuarios que de verdad ellos estaban peleando mentalmente y eso le daba más imprevisibilidad a sus personajes. El premio era desconocido para ellos y eso lo hacía más misteriosos, ¿sería un nuevo objeto mundial o dinero?

—Voy a llevarme ese premio a casa—se vio a un joven avatar con un casco que nada más debe ver la parte baja del rostro.

Eran varios jugadores a la vez por lo que el modo del torneo era una Batalla Real, donde todos contra todos iban a traicionarse. ¿Shiro podría llevarse la victoria? Él no lo sabía pero la mayoría de los contrincantes estaban seriamente en aliarse en su contra.

—Vas a caer y me coronaré como mejor jugadora del mundo—se escuchó a una avatar pelirroja con traje de miko.

Todos en el lugar veían con ojos asesinos a Shiro y es que él había jugado en línea con cada uno pero llevó a derrotas lamentables y se apoderó de muchos bienes a cambio.

—¡Voy a bailar sobre tu tumba cuando esto termine!—alegó una chica pequeña que parecía querer una revancha.

—Intenten acabar conmigo, si es que pueden—solo dijo el sujeto.

El hombre sabía que cada uno había preparado una estrategia en contra de él pero el tenía muchos trucos bajo la manga.

—¡Ready go!—exclamó la referí.

Todos se fueron en contra de Shiro y este no se movía por algún extraño motivo. La primera en el frente era la chica pequeña llamada Hope Kibo que hizo transformar su brazo en una lanza de puro diamante como una versión evolucionada del control de la arena.

—¡Desaparece!—.

En ese instante, hubo varias cadenas de explosiones que generaron humo y cuando se despejó estaba la chica con una armadura quebrada y dañada, a la vez que Shiro no estaba.

—Tengan cuidado, esto es una trampa—declaró el más calmado de todos llamado Ryoku.

—No me digas—dijo Hope con cara de Nicolas Cage.

—¡Que no se les olvide una cosa! Yo no estoy atrapado con ustedes, son ustedes los que están atrapados conmigo—se oía un eco al fondo.

—Maldita sea, ¡jutsu de invocación!—exclamó furiosa la miko llamada Riki.

En ese instante, una jauría de zorros apareció y la miko se fue para rastrear su aroma no estando lejos de ahí. Una especie de yuki ona que correspondía al nombre de Nana se fue en un Cuerpo Parpadeante de hielo y el resto de los jugadores se separaron como pudo quedando solo Ryoku.

—Kanna chan, ¿verificaste donde se ocultó Shiro?—.

—Snif Snif, no está muy lejos. ¿Vamos a ir tras él?—preguntó una voz en la cabeza del avatar.

—Quiero esperar a que se debilite un poco, no me atrevería a enfrentarlo desde esa ocasión—comentó con molestia el sujeto.

Ryoku ya había enfrentado a Shiro una vez y el castigo era llevarse a un personaje del rival que haya creado. Él se llevó a una NPC de Yugito Nii y tras bambalinas llegaron a una negociación pero habían alterado la personalidad de la rubia jinchuriki para molestia del pobre hombre.

—Yugito no es la misma desde entonces—murmuró la voz llamada Kanna.

Mientras tanto, Riki había atrapado a Shiro en el sitio y tenía a su jauría de zorros gruñendo al enemigo, mientras que la mujer invocaba llamas azules.

—Tus últimas palabras—.

—¡Jutsu de Invocación!—exclamó de la nada el hombre.

En ese instante, una mujer de cabello castaño y ojos negros apareció cocinando algo, haciendo que los zorros olieran la comida.

—Ya está la cena, aburaage para todos—declaró la chica alegre.

—Bah, eso no va a funcionar. ¡A él, mis sirvientes!—ordenó la pelirroja pero los zorros la desobedecieron y empezaron a comer tofu frito—¡Son unos inútiles!—.

Cuando ella volteó, ambos se habían ido y la miko iba a castigar a sus kitsunes por desobedientes. Shiro se reía a lo lejos porque había investigado todo sobre zorros para lidiar contra Riki específicamente y Ayame fue de mucha ayuda.

—Creí que iba a invocar a Natsu—comentó la chica curiosa.

—Ella es mi carta de triunfo, son muchos para lidiar solo. No habría querido invocarte aún—.

Normalmente en el juego de campaña de Naruto Mugen, tenías chance de comprar personajes para apoyo pero salían caros los más poderosos, así que lo primero que hizo Shiro fue comprar el más barato posible y una era la cocinera de ramen Ayame que era muy buen apoyo.

—Hora de las chimichangas—dijo la cocinera usando cuchillos de cocina en vez de kunais.

La batalla estaba encarnizada y pronto todos empezaron a batallar entre ellos, ya que Shiro estaba repeliendo únicamente las agresiones. Ryoku se topó con Nana y comenzó un combate donde ella invocó bastantes criaturas árticas de todo tipo.

—¡Me llaman la maga del hielo y agua! ¡Nada puede en mi contra!–decía la chica congelando todo.

—El frío me va hacer daño, es hora de invocarla—se escuchó a Kanna en la cabeza de Ryoku.

—De acuerdo, ¡jutsu de invocación!—.

En un puf de humo, una rubia de ojos negros apareció vestida de neko girl y Nana se quedó en shock, y el pobre sujeto quería morirse de vergüenza ya que el NPC de Yugito tenía contraseña para no modificar atributos.

—Yo te elijo Yugito—.

—¡Amo Ryoku, nyaaa!—exclamó feliz la mujer y esta lo abrazó bastante fuerte y sacando parte de sus garras.

—¡Suéltame, no estamos en casa!—.

—Ah si, miau. Creí que era hora de mi cena—.

—¡¿Esto tiene que sea una maldita broma?!—exclamó colérica Nana.

—No, por desgracia no lo es. ¡Orale Yugito, aliento pozolero!–.

En ese instante, la chica lanzó de su boca humo negro que cubrió a Nana y esta tosía fuerte ya que estaba bastante concentrado. En ese instante, ella se prendió en llamas derritiendo el hielo de todo el sitio y eso debilitó a la mujer helada que radicaba su poder en ese elemento.

—¡Vas a necesitar más que eso para asesinarme!—reclamo Nana furiosa.

En ese momento, un rayo rojo penetró el pecho de la chica por la espalda justo en el corazón y está desapareció siendo eliminada del torneo.

—Nana Yuki fue eliminada del torneo. Veamos la repetición—anunció la arbitra.

En ese instante, se veían en las cámaras como es que fue sorprendida por la espada y se veía al fondo quien había causado eso. Era Ayame que vio la batalla y decidió quitarse de encima a un rival descuidado.

—¡Oye, eso es un golpe bajo!—reclamo Ryoku molesto.

—Solo vi la oportunidad y la usé, debes estar en guardia siempre—alegó ella.

Ryoku jamás había visto a alguien que usará a Ayame como personaje jugable y debía ser cauteloso ya que podría costarle caro subestimarla. Mientras tanto, Nana en el mundo exterior maldecía furiosa el haber sido eliminada de forma tan rápida y traicionera.

—¡Esta me las van a pagar!—.

Mientras tanto, Shiro iba corriendo por todo el sitio cuando alguien llegó a interceptarlo y era el sujeto con casco llamado Sebas que quería desafiarlo.

—¡Puño Atómico!—exclamó el sujeto intentando atacar desprevenido al jugador pero este ya estaba preparado.

—Sentí tu presencia, esas cosas no funcionan conmigo—.

—¡Jutsu de Invocación!—.

Sebas invocó a un enorme dragón negro que veía con furia a Shiro y este se preguntaba como carajos logró llegar una criatura occidental al universo de Naruto.

—Está es mi bestia más poderosa, intenta matarla su puedes. Jajajajajaja—dijo confiado el hombre montando el dragón.

La criatura comenzó a lanzar fuego y Shiro apenas lo esquivó pero el dragón le dio un coletazo bastante fuerte que le bajó bastante salud al jugador.

—A este paso me convertiré en el mejor jugador del mundo, ¡seré invencible!—.

En ese instante, una estaca atacó al dragón negro y este se convirtió en una estatua de ceniza para revelar a una mujer de cabello blanco y ojos perlados.

—Buena distracción, amo Shiro. ¿Le doy el golpe de gracia?—se reveló la chica escondida.

—Si, no quiero enfrentarlo—declaró Shiro yéndose de ahí.

—¡No huyas cobarde, vas a pagar por lo de mi dra…!—intentó decir el hombre pero la compañera NCP de Shiro lo atravesó con cadenas púrpuras.

—¡Cadenas demoníacas!—.

En ese instante, Sebas fue eliminado y la referí anunció el evento ocurrido recientemente a todos los jugadores de manera animada.

—El jugador Sebas y su dragón fue eliminado de la partida, vean la repetición—.

—Demonios, tengo que ir por todo. ¡Jutsu de Invocación: Super Golem de Diamante!—exclamó Hope yendo por todo.

Un gigante de diamante se fusionó con la chica y se armó una trifulca ya que era ahora la más problemática a eliminar pero buscaba a Shiro que se escondía.

—¡Sal de ahí, cobarde! He preparado esto para ti—.

—¡Jutsu de Invocación:Dragon Blanco de Ojos Azules!—gritó Ryoku usando su máxima carta.

Un dragón blanco de ojos azules salió para enfrentar al Golem de Diamante y la lucha era encarnizada. Mientras tanto, otro jugador se había encontrado a Shiro que estaba en problemas y este se puso en guardia.

—¡Voy a destronarte, seré el próximo Asesino de Dioses!—exclamó el jugador llamado Jishin.

Este se activó una especie de chakra negro, junto al Modo Sabio Serpiente y un Modo Biju original basado en las mismas serpientes.

—¡Siente mi veneno!—.

El hombre lanzó un humo especial que mataba al instante a todo lo que tocaba pero había un grave problema con eso. Shiro generó un aire torrencial que despejó ese humo venenoso para la molestia de su rival pero este logro estirar su cuello para intentar morderlo en el cuello y clavarle veneno.

—¡Demasiado expuesto!—.

En el último milisegundo, Shiro se movió a tal velocidad que cortó la cabeza de Jishin y este desapareció porque su salud disminuyó a 0.

—A la próxima que intentes morder el cuello de alguien, averigua si es más veloz que tú o se puede mover siquiera—bufó el hombre.

—Jishin Urorobos fue eliminado por decapitación, miren la repetición—.

Riki miraba el video y ya no quería enfrentar a Shiro hasta el final del torneo, en lo que lograba armar un plan. En ese momento, tenía que usar una de sus cartas más importantes para eliminar a quien sea sin tanto esfuerzo.

—¡Jutsu secreto: Chanclazo final!—.

Este golpe caería aleatoriamente a cualquiera en el terreno y fue lanzada con la esperanza de que le diera al peor rival. De mientras otro rival peleaban con Ayame que mantenía a raya al jugador denominado Kabe de la Fuerza Absoluta.

—No deberías ser tan dura de matar, ¿qué es lo que te hicieron?—preguntó el jugador serio.

—Fui reconstruida después de sufrir un terrible daño, soy una humana artificial—explicó la chica con unos cuchillos en la mano.

—¡No me voy a contener contigo aunque seas una mujer!—.

En ese instante, Ayame sintió que a pocos metros una especie de chancla iba a su dirección y está saltó instintivamente dando una triple mortal hacia atrás, quedando Kabe al merced de la técnica.

—Kabe de la Fuerza Absoluta fue eliminado por un chanclazo atómico, vean la repetición—anunció la referí.

Se veía a Ayame dar su triple mortal invertida y después al sujeto explotar después del terrible impacto generando su eliminación de juego por esa técnica Instant Killer.

—Uf, eso estuvo muy cerca. Debo tener cuidado con las chanclas—suspiró la cocinera.

—¿Qué demonios le pasó a esta Ayame?—se cuestionó Riki intentando plantear alguna estrategia.

Mientras tanto, Natsu estaba frente a un conocido rival de Shiro denominado Barai de la armadura de hierro. Este se especializaba en el concepto olvidado de las armaduras de chakra a un nivel avanzado inspirado en cómics americanos.

—Una NPC del "Asesino de Dioses" vale muchísimo dinero. Voy a apoderarme de ti y después te venderé a un buen precio—declaró sus intenciones el sujeto.

El jugador sacó una imponente armadura estilo Iron Man y un montón de armas para pelear en un duelo épico pero había un defecto muy importante en esto.

—Di tus últimas palabras antes de que vaya con todo—.

—Estilo de Imán: Ataúd de hierro—solo dijo la chica y apretó su puño.

—¡No, espera! ¡Esto es trampa, mi duelo épico!—fue lo último que se escuchó de Barai antes de que la misma armadura implosionara con magnetismo.

—Barai de la armadura de hierro ha sido eliminado por implosión magnética. Mira esa sangre papu—dijo la referí mostrando el video a la red.

—Así fue como me mató la vez pasada, por eso uso repelente de rayo contra magnetismo—murmuró Ryoku recordando una importante lección ese día.

En otro sitio, un sujeto llamado Nageru estaba peleando contra Riki y sus naturalezas de poder eran parecidas pero el componente del sujeto era más mágico que espiritual.

—¡Yo te invoco, Anko!—.

Una versión de Anko en Modo Sabio Serpiente Perfecto apareció lista para pelear y Riki tomó su distancia ya que era peligrosa de seguro.

—Un zorro jamás podrá vencer a una mujer serpiente, veamos que tal sabe tu sangre—declaró la mujer de forma sádica.

En ese instante, una flauta sonó y ahora la miko estaba en un potente Genjutsu sónico del cual la dejó al merced de las kunoichis.

—¡Tayuya, te dije que la miko era mía!—regañó la pelimorada.

—Tú mismo lo dijiste, era tuya—alegó la flautista.

—Eras de mis favoritas, la decepción, la traición hermana—lloró internamente Riki ya que era fan de los Uzumaki.

En ese instante, Ayame estaba corriendo a toda velocidad y vio la escena del trío de usuarios de luz sometiendo a la miko pelirroja y sonrió ya que era un reto para ella pero se preguntaban porque andaban una playera que decía Cruz Azul.

—¡Yo soy el dios de la destrucción, tomaré tus poderes y tendré asegurado el primer lugar!—río a carcajadas Nageru para verse malo.

En ese instante, Ayame llegó y en un destello de velocidad le arrancó la cabeza a Tayuya al ser el eslabón débil del equipo y el Genjutsu de Riki se rompió rápido.

—¡¿Qué demonios?!—maldijo Anko y esta fue pateada lejos ante el ataque sorpresa.

—Sorpresa madafucker—.

En ese instante, Riki se levantó y comenzó a reír a lo bajo, en lo que se acomodaba su larga cabellera y un aura oscura se apoderaba de ella.

—¿Así que te dices llamar el dios de la destrucción? ¡Tonterias, yo misma te destruiré con mi poder!—exclamó poseída por la ira.

Normalmente Riki se mantenía en sentimientos puros para tener poderes de kitsune celestiales pero cuando los sentimientos negativos la llenaban, se hacia de los poderes de un zorro naranja. Un destello de chakra apuntó a Nageru y este comenzó a flotar sin control de sus acciones.

—¡No te muevas, no ves que te voy a matar!—dijo de forma cruel la mujer.

—¡Ya basta Riki!—gritó Anko pero fue atravesada por la mano de Ayame y eliminada.

—¡Anko, aaaah!—explotó el sujeto expandiendo de golpe el chakra incrustado dentro de su cuerpo.

—Nageru de Equestria fue eliminado. Consejo de día: No usen uniformes del Cruz Azul en un torneo internacional—anunció el árbitro.

Mientras se oía el anuncio de la eliminación del rival, Shiro encontró algo en el suelo y era una especie de bolita roja muy brillante. ¿Era un ítem secreto del videojuego? No lo pensó dos veces cuando lo consumió para experimentar el efecto que podría tener.

El tiempo pareció congelarse de la nada y todo se puso de un color rojo sangre, al mismo tiempo que una presencia siniestra se apareció ante él. No tenía una forma cara pero era aterradora y claramente quería algo de él.

—Bienvenido a la Dimensión del Caos Absoluto, Shiro Yoku—se escuchó una voz de un tono grave y monstruosa que intimidaba a cualquiera.

—¿Es una sección del videojuego? No parece un ítem aprobado—.

—No es parte de un videojuego, es la realidad—.

—¡¿Qué?! ¡Entonces no estoy en mi mundo!—.

—Pareces captar la idea, mortal. Has consumido la semilla del Caos misma, la que los creadores de todo lo que existe temen—explicó la criatura monstruosa.

—Ah, no entiendo nada—.

—Soy la encarnación del mismo caos y a través de ti puedo manifestarme. Como tal tienes derecho a pedir un deseo todopoderoso y cambiar la realidad de tu vida—declaró el ente malvado.

—¿Un deseo?—.

—Cualquier cosa que más ansíes en el mundo: Poder absoluto, riquezas, el gobierno del universo, cualquier cosa posible—.

—Suena ser una oferta muy buena, demasiado buena diría yo—comentó con reservas el hombre.

—¡¿Acaso no eres un humano ambicioso?! Amor, codicia, avaricia, venganza, ¿no hay un deseo que se te venga a la mente?—intentó decir el monstruo amorfo.

—Veamos, dinero no me hace falta. Sobre el amor, no estoy tan interesado aún en tener novia, no quiero ro conquistar el universo ya que es mucho trabajo. Creo que estoy bien así—se rascó la cabeza Shiro.

—¡Piénsalo bien, una criatura ancestral e inmortal como yo debe cumplir un deseo! ¡Nadie está exento de tener un deseo!—reclamó el espíritu maligno furioso.

—Veamos, mi deseo es… no se me ocurre algo bueno. ¿De verdad cumples con tus deseos y no es un arma de doble filo?—.

—Si, si, ahora dime tu deseo—alegó el monstruo.

—¿Qué puedo pedir? ¿Una waifu? No creo, es un desperdicio. Quiero ver los términos del contrato—dijo de la nada Shiro.

—¡¿De que estás hablando, humano?! ¡No hay contratos en este deseo!—.

—Es que es demasiado sospechoso, he escuchado de muchos estafadores. Los deseos normalmente es difícil que se cumplan al pie de la letra. Por ejemplo, si pudo ser blanco y con alas, me conviertes en una toalla femenina—.

—¡¿Qué clase de ejemplo es ese?!—reclamó enojado el ente.

—¿Por qué estás tan apurado en cumplir un deseo? No es como si tuvieras una agenda propia, ¿verdad? ¿Este deseo es una trampa?—.

—¡Sólo cumple tu deseo, mortal! ¡Deja de preguntar tanto!—.

—Bueno, pues deseo… deseo que tú desaparezcas para siempre—declaró sorpresivamente el humano.

—¿De que estas hablando? ¿Ese es tu deseo? ¡Ridículo, si yo muero tú estarás eliminado! Mi existencia está ligada a la tuya, por eso el efecto del deseo conlleva estar fusionado contigo—reveló el ente maligno.

—Hazlo, algo me dice que no debo dejarte cumplir otro deseo. Es como instinto del bien común—.

En ese instante, el mundo rojo comenzó a resquebrajarse y el monstruo gritaba de dolor ya que desaparecía de la existencia, junto a su poseedor.

—¡Maldito, podrías haber tenido todo! ¡Poder, lo que tú quieras! ¡Nos has condenado a la nada!—.

—Tu intento de pedir un deseo es una total mentira, pude ver tus intenciones luego de estar expuesto. Lo puedo sentir, mi alma está consumiéndose por tu influencia. Cada segundo que pasa dejo de ser yo y tú pasas al control total hasta que ya no quede nada. Jajajaja, si yo caigo te irás conmigo—sonrió malvadamente el hombre.

—Interesante, muy interesante. Podrías haber encabezado a los monstruos del caos, maldita sea. Vamos a morir, así que te lo voy a decir. Otro deseo hubiera condenado al mundo a la invasión de los monstruos del caos que habitan una dimensión sellada y prohibida por los reyes del Todo. Es cierto que tu alma iba a ser consumida pero con tu suicidio práctico hiciste un doble KO, hubieras sido un excelente general—.

—Mi vida no me preocupa, hace tiempo que me dejó de importar mi existencia con tal de que otros se salven aunque sea a mi modo—.

Todo se puso en blanco y ahora Shiro abrió los ojos en una dimensión donde no había algo en absoluto. Era algo similar a la Habitación del Tiempo de Dragon Ball y este caminó en todo el lugar sin hallar a donde ir porque no tenía caso.

—¿Estoy vivo?—preguntó Shiro curioso.

—No lo estás realmente, tu deseo fue desaparecer de la existencia junto a la semilla del caos—se escucho un eco en todo el sitio.

—Hola, ¿hay alguien ahí?—.

En ese instante, había una mujer que colgaba de un madero al puro estilo ramo pero solo estaba amarrada e inconsciente. Era una chica muy hermosa, de cabello negro cenizo suelto, ojos rojos carmesí y un cuerpo muy hermoso con un traje de cuero negro.

—¿Y ella quien es?—se cuestionó el humano.

—Ella es la forma mortal de la semilla del caos, como fue un humano que la consumió se vio obligado a tomar el aspecto de su especie—se escuchó la voz de nuevo pero era una mujer.

En ese instante, Shiro vio que una mujer llegaba al sitio con cabello de color blanco brillante y muy joven, con un vestido de lino fino que marcaba pureza. El chico vio que ella era idéntica a su madre fallecida con otras características.

—Esperaba tu llegada, Shiro. Mira cuanto has crecido—susurró feliz la mujer.

—¿Mamá, que haces tú aquí? ¿Por qué tienes el cabello blanco? ¿Por qué te ves así de joven?—dijo el hombre muy consternado.

—Es una larga historia, por el momento nos ocupamos de ese problema—.

Los dos vieron que la encarnación de la semilla del caos abrió los ojos y está veía sorprendida el hecho de que estaba en una dimensión que desconocía.

—¡¿Qué demonios pasa aquí?! ¡Suéltenme o se van a arrepentir!—exclamó furiosa la chica pero notó que su voz monstruosa cambió y ahora sonaba como una humana—¡Mi voz! ¡¿Qué me pasó?!—.

—Criatura del caos estúpida, ¿creíste que iba a dejar que mi hijo se perdiera en la nada? Afortunadamente para él, yo desde mucho antes del nacimiento del mismo omniverso he vigilado este lugar. Podría borrarte si yo quiero pero eres más útil con vida, sobre todo ahora que no eres capaz de invadir mundos con tus semejantes—.

—¿Criatura del caos? ¿Qué es eso?—pidió saber el sujeto confundido por los términos.

—Hmmm, para que lo entiendas tendré que contarte una larga historia. Primero que nada, el universo que tu conoces es una pequeña parte de una infinita variedad de varios sistemas de multiversos creados por dos dioses primordiales: El Orden y el Caos—.

—Física cuántica mezclada con mitología realista—pensó en voz alta el hombre.

—El Caos es una fuerza femenina y creadora de vida, pero es muy inestable. Cuando ella intentó crear vida sola salieron criaturas horrendas y destructivas—.

—¡Oye, eso es una ofensa para mi! ¡¿Por qué estoy diciendo referencias?!—dijo aterrada la mujer atada por eso último.

—Por eso, el Rey Orden los selló en una dimensión aparte para que no salieran. Luego de eso, los dos gobernantes crearon a otras criaturas más estables que es la vida que tú conoces. Después de eso, los monstruos del caos sintiéndose traicionados por su madre intentaron atacar a las dimensiones creadas rompiendo el sello pero fueron derrotados por los guerreros de los gobernantes. En venganza por su inminente derrota, reunieron una cantidad colosal de energía del caos y las esparcieron por muchas dimensiones al azar en forma de semillas, una de las cuales cayó frente a ti. Dejame decirte que es la semilla más concentrada de caos en lo que llevó observando—.

—¡¿Y por qué ahora soy una humana?!—reclamó la mujer del caos.

—Porque tomaste una parte de su alma como ancla, eso hizo que tomaras una forma de su especie pero debido a que la energía del caos es femenina eres una hermosa waifu violenta—aclaró la encargada de la dimensión extraña.

—Esto es humillante, una poderosa semilla del caos siendo una humana. ¡Que agravio!—.

—Estas atada por toda la eternidad a Shiro, ese deseo ya fue cumplido pero la energía del caos no puede usarse ahora para abrir ese portal a tus semejantes. ¡Estás jodida!–aclaró la peliblanca.

—¿Exactamente que es este lugar?—interrumpió Shiro el tema.

—Esta es la dimensión de la Nada, es lo contrario al Todo que encarnan el Orden y el Caos. Yo soy la reina de la Nada, aquí surgen los omniversos—reveló la mujer y se veía pálida a la chica del caos.

—¡Eso debe ser una mentira! Son leyendas—balbuceó la pelinegra.

—No, eso desafortunadamente no es mentira. Yo también puedo borrarte pero me eres útil—.

—¿Qué es exactamente este lugar, mamá?—volvió a preguntar el sujeto porque parecía que su madre estaba molesta.

—Tomamos en cuenta que la Nada y el Todo es una supercomputadora. El Todo es el mundo físico creado por el software. La Nada es el espacio libre del disco y la Papelera de Reciclaje, mi deber es verificar que mundos podridos tienen algo útil de la basura y extraerlo. También puedo borrar en un instante el Todo y volver a empezar el proceso de la vida como forma automática, lo he hecho miles de veces cuando todo sale mal—dio una larga platica.

Eso era lo que la chica del caos temía de la Nada, el propósito de su existencia sería consumido si se le antojaba a esta mujer. Atacar a las dimensiones oficiales sería un suicidio porque la Nada volaría todo en un chasquido.

—Ay que aburrimiento, quiero irme a dormir—bostezó Shiro con sueño.

—Me sorprende que no estés en shock por toda esta información—comentó la Reina de la Nada.

—A veces ni yo mismo me entiendo, estoy cansado y tengo hambre—.

En ese instante, un banquete apareció frente a todos y el madero desapareció dejando caer a la mujer del caos, para después ella intentar decidir que hacer.

—Ay, me muero de hambre. A pesar de estar muerto, aún sigo con mis necesidades—.

—¿Qué clase de sujeto es este? No le preocupa dejar de existir, quiero irme a mi reino pero me va a vaporizar. ¡Esto es demasiado para mi!—pensó con amargura y depresión la chica del caos.

—Ven a comer con nosotros, estaremos juntos por la eternidad así que tenemos que convivir—alentó Shiro sonriente.

—Que humillación, ser ayudada y sometida así por un humano. Soy una vergüenza para mi especie, Chulltu se reirá de mi si me ve—susurró a punto de llorar la ojirroja.

¿Por qué se veía tan poco preocupado Shiro con respecto a su situación? Estaba atrapado en una dimensión primigenia justo a una entidad absoluta y un error de la misma creación, pero estaba muy imperturbable. La razón era simple: Su personalidad estaba bastante influenciada por la semilla del caos sacando su peor lado, generando que no reaccione como alguien normal.

—Por cierto, ¿Cómo te llamas? Eres una entidad del caos pero deberías tener algún nombre—.

—No tengo nombre, nos los ganamos de acuerdo a nuestros méritos—alegó la mujer.

—Hmmm, veamos. Si eres Caos, entonces si lo transliteras a nipón sería… Konran, me gusta como suena—.

—Konran, le queda—opinó la Nada tomando vino.

—¡Nooooo, ya no puedo ser renombrada!—maldijo la mujer con terror.

Un nombre para una entidad del caos era el máximo título que podrías tener ya que indicaba una jerarquía pero solo podía ser dado por un ser de mayor rango a ellos o en su caso, una entidad suprema.

—¿Por qué tuve que tener un nombre humano?—murmuró ella tomando vino.

—Lamento que hayas tenido que sacrificar tu vida para salvar tu dimensión. Descifraste rápido la trampa de Konran—comentó la Nada sobre ese tema.

—Ya me han estafado varias veces, es como los infomerciales. Nadie te da gratis las cosas, siempre hay un precio que pagar—.

—¿Por qué de todas las personas tuve que toparme con el? A estas horas habría conquistado ese mundo y tendría un mejor nombre—se quejo en silencio Konran.

—Lo dudo, una vez que hayas puesto en marcha tu invasión un Centinela habría llegado a hacerlos mierda—aclaró la Nada.

—¿Centinelas?—.

—Digamos que son Patrulleros de un sector de los Multiversos, mantienen a raya dimensiones infectadas por semillas del caos. Lo siento, Konran. Tus semejantes de alto rango te crearon para ser carne de cañón—.

—¡Mentira, ellos no me harían eso! ¡Las semillas son la esperanza de mi gente, los humanos deben morir! ¡Somos una raza superior y pura!—se levantó Konran furiosa.

—Eso mismo le dijeron los nazis a los alemanes—dijo Shiro a la chica.

—¡No intenten lavarme la cabeza, soy una criatura del mismo caos! ¡Mi existencia como tal debe tener sentido!—.

—Veamos si eso es cierto, por suerte puedo espiar todas las dimensiones. Por suerte, hay una dimensión infectada por una semilla del caos—.

La Reina de la Nada mostró un mundo caído en desgracia y monstruos arrasaban con todo a su paso llegando de su dimensión, pero todos eran soldados rasos por lo que Konran vio.

—¿Dónde están los altos mandos? Esto es el principio de la guerra contra las dimensiones—.

En ese instante, se veía en los cielos a un hombre que expelia un poder aterrador y los monstruos fueron a atacarlo de inmediato para ver que su propia energía era repelida.

—¡Desapareceré este mundo!—exclamó el centinela.

En menos de un segundo, todo se puso blanco y la dimensión fue oficialmente clausurada por el guardián para después irse de ahí como si nada.

—¡¿Eso es todo?! ¡Mis esfuerzos no iban a servir de nada!—reclamó la mujer tirando la mesa del banquete sacando su frustración y se fue de ahí.

—¿Debería eliminarla por su insolencia?—se cuestionó la Nada.

—No lo creo, esta molesta y deprimida. ¿Cómo te sentirías que el trabajo de tu vida al final alguien lo va a arruinar? Pobrecita—.

—A pesar de tener influencia de una semilla del caos aún sientes algo de empatía, creo que te estás acostumbrando a eso. Descansa un poco, dile a Konran que hay espacio para que duerma—.

Más tarde, Shiro despertó de una siesta merecida y notó que la chica del caos estaba sentada en un rincón de la habitación sin decir una palabra.

—¿Primera vez?—dijo en broma el hombre pero no le respondieron—No es que me importe tu propósito de vida, a menos descubriste a tiempo que ibas a hacer algo que no tenía sentido—.

—Mi vida es el caos, la destrucción por mi gente. ¿Por qué me dolió que mis superiores no vayan a reconocer mi esfuerzo? Tantos que fueron enviados para ser eliminados, ¡¿por qué estoy llorando en primer lugar?!—.

—Eso es una crisis existencial, créeme que es muy común cuando te replanteas las cosas—.

—No sé qué hacer ahora, no tengo un propósito en la vida. Mis superiores me dan por muerta y dudo que sepan de mi existencia, estoy atrapada aquí en este plano y autocompadeciéndome—.

—No lo sé, soy pésimo para dar palabras de aliento. Ni siquiera eres una mujer de verdad, incluso intentaste matarme. Pero aún así estoy aquí hablándote, estoy loco. ¿Tienes algún deseo que quieras hacer?—.

—Que mi existencia tenga sentido—murmuró ella en total depresión.

—¿No has considerado cambiar de prioridades? Tomarte un descanso y relajarte, pareciera que has esperado pacientemente a que yo me coma la semilla del caos por eones—.

—No esperé tanto, solo fueron varios miles de millones de años. Ah, no es tanto tiempo y todo para nada—seguía la chica en su modo emo.

—Bueno, esto se merece desahogar las penas en alcohol—.

—Las criaturas del caos no nos emborrachamos—.

Una hora después…

—Hic, ¡odio a mis jefes! ¡Me usaron y no les importo un carajo! ¡¿Para que me complico la vida, hic?!—decía Konran muy ebria.

—Ahora que tiene un cuerpo humano, sufre de algunas limitaciones que no poseería como monstruo—murmuró la Reina de la Nada mirando desde lejos la escena.

—Ya no pienses en eso y sigue bebiendo—.

La gobernante de la dimensión de la Nada pensaba detenidamente que iba a hacer con ellos dos ahora que no tenían más remedio que estar juntos por la eternidad. ¿Podía llevar a cabo el proyecto Asesino de Dioses que estaba en el olvido?

—Toda una era esperando corromper un alma y luego invadir junto a mí gente una dimensión de humanos para entablar una guerra. Después eso ascendería de puesto y sería nombrada, y todos alabándome. La vida es injusta—.

—Muy injusta, sigue desahogándote—le daba el sujeto palmadas en la espalda.

Al día siguiente, Konran tenía una terrible jaqueca y sentía que iba a morir. ¿Por qué ahora tenía esas clases de debilidades humanas?

—Que bueno que ya despertaste, te quedaste muy ebria—llegó Shiro con un agua mineralizada que sacó de quien sabe donde.

—Por eso odio a los humanos, estos sentimientos son innecesarios. ¡No los quiero! Ay mi cabeza—.

—Deja de quejarte tanto, ya supéralo. Tienes cosas más importantes de que preocuparte, mi madre nos quiere a los dos ahora—.

El destino de los dos sería decidido ahora que estaban en la Dimensión de la Nada y ahora la guardiana tenía decidido lo que iban a hacer.

—¿Hay una forma de revivirnos?—preguntó Shiro intrigado.

—No es como tal una resurrección, sino que vamos a hacer una remodelación—.

—¿Cómo vamos a hacer para volver a las dimensiones principales?—preguntó Shiro serio.

—Es muy simple, tendremos que destruir el omniverso. Síganme—.

La Reina de la Nada guio a los dos a una especie de máquina que protegería de los efectos de las nueve dimensiones que se componía la realidad en el omniverso.

—Konran, al fin verás destruir toda la realidad como es tu propósito en la vida. ¡Adelantamos el tiempo!—.

El tiempo se aceleró de forma veloz y poco a poco todo se fue apagando, sobre todos las estrellas. Se formaron agujeros negros y cúmulos de restos de estrellas que se apagaron y el omniverso murió junto a los Centinelas y los reyes del Orden y el Caos.

—Ahora están muriendo los últimos protones—declaró la reina de la Nada.

—Adiós protones—dijo Shiro sin importarle el fin de la vida como la conocía.

—Ahora todo es Nada, un gran vacío—murmuró Konran satisfecha por ver esto.

—Bienvenidos al mismo fin del mundo—.

En ese instante, el Omniverso volvió a sufrir con un Bing Bang y Shiro comprendió que todo era un ciclo vicioso del que habían escapado realmente.

—Omniversos vienen y se van, solo tenemos que dejar fluir 15 mil millones de años para que lleguemos a nuestro destino—.

Los mundos se formaban poco a poco pero ellos viajaron específicamente a la Tierra de la línea de tiempo de Shiro que era una de las más neutras de todas. La vida se formaba poco a poco, surgieron dinosaurios, luego los cavernícolas, siguieron los griegos, romanos, otomanos, la conquista de las Américas, las independencias, guerras venideras, la primera guerra mundial y la segunda.

—Espera, quiero hacer una parada—pidió Shiro alarmado.

—¿Por qué?—preguntó Konran confundida.

En ese instante, el hombre salió de la nave y disparó un rayo de energía en pleno discurso de Hitler para los nazis que los espantó a todos porque el Fuhrer se desintegró.

—Un problema menos, vámonos—.

El tiempo siguió avanzando y avanzado hasta que llegaron al año 2030, en el hogar de Shiro justo en el momento en que fue desintegrado junto a Konran.

—Aquí estamos, justo un segundo después de la partida de ustedes del omniverso. Aquí termina mi trabajo, recuerden que si mueren por centinelas irán a parar a mi dimensión y volveremos a repetir todo esto. Buena suerte a los dos—.

La Reina de la Nada se fue y el juego aún seguía en el online, viéndose que el jugador que tenía Shiro estaba parado como si nada en el campo.

—¿No ibas a ganar ese torneo?—.

—Ya ni me acuerdo en que iba. Ah si, ya. Me tomará un segundo—.

En cuanto a Konran veía el cuarto simple de Shiro y estaba hecho un asco así que comenzó a limpiar un poco. ¿Por qué estaba siendo tan cortes con un simple mortal? Porque realmente ya no tenía de otra.

—Oye, no deberías de limpiar. Yo me encargo—se escuchó al hombre ya terminando el juego.

—Creí que ibas a tardar más, ¿ganaste?—.

—Si, usé mi arma secreta. La reservé para el torneo, digamos que es una bomba atómica de chakra—.

Flashback

Shiro se había puesto en línea y ahora todos lo habían rodeado estando a punto de ejercer sus más poderosas técnicas de ataque.

—Se acabó, ¿unas últimas palabras?—preguntó Riki sonriente.

—¡El arte es una explosión! ¡Allahu akbar no jutsu!

En ese instante, el hombre tenía una bomba con chakra super concentrado en su mano y todos vieron que estaban en la zona de muerte instantánea.

—¡Estas loco, si mueres nos iremos todos contigo!—.

—No me importa, ¡Katsu! Adiós Bulma, adiós Trunks y también Kakarotto—sonrió el sujeto.

Flashback fin

El torneo terminó en empate por ataque súper suicida, pero claramente el premio se lo iban a dar a Shiro porque fue el perpetrador de esa hazaña.

—Que truco más sucio, me gusta—.

Aunque la chica del caos detestaba a los humanos, admitía que el estilo deshonrado de Shiro le atraía bastante pero no se lo diría.

—¿Qué vas a hacer ahora que tienes este cuerpo?—preguntó el hombre curioso.

—Quiero echar la flojera, soy una humana del caos—admitió ella de forma perezosa.

—Bien dicho, te invito algo para comer. Hace tiempo que no he ido a un buen sitio—.

En otro lado fuera de este universo, un dios guardián de una zona de la vida de los mortales estaba parado frente a su superior, uno de los llamados Centinelas que había sido nombrados para la protección de las realidades.

—¿Hubo una alerta de la semilla del caos y luego desapareció?—preguntó el centinela confundido.

—Los reportes de las actividades de energía caótica cruda eran elevadísimos pero después esto se apagó, ¿habrá sido un problema de la realidad?—comentó el dios guardián.

—Quiero ver la grabación del momento en que ocurrió la detección de energía del caos—.

Ambos fueron a ver que ocurría pero por una extraña razón en el momento de la aparición de la semilla del caos, la parte que debía estar ahí se cortó y no era posible acceder a lo acontecido.

—¿Qué pasó aquí, doctor Garcia digo Shin?—maldijo contrariado el centinela.

—No sé, fallas técnicas—.

—Ve a investigar con cuidado a esa dimensión, debe ser una nueva estrategia de la semilla del caos—.

—A sus sones jefe, que diga Hatori sama—.

Días después, se veía a Ryoku parado en la puerta de la casa de Shiro esperando por algo y se encontraba enojado por como terminó el torneo.

—¡Ábreme Shiro, necesito hablar contigo! ¡Es sobre la convención!—.

En ese instante, salió Konran con una camisa de botones grande y solo eso, despeinada y somnolienta dejando al hombre en shock por lo visto.

—Haces mucho escándalo, tengo que hacer mi sueño embellecedor de 16 horas—murmuró la mujer irritada.

—¡¿Y tú quien eres?!—.

—La amante de Shiro—.

Siendo una mujer creada por el caos, esas cosas como la moral no era algo en su código de personalidad y no veía el sexo como algo malo o tabú. Shiro no lo pensó dos veces antes de aprovechar el bug y por la promesa de no volverse a reprimir.

—¡No me la creo, Shiro tiene una suerte pésima con las mujeres!—alegó el siento conociendo bien al mencionado.

En ese instante, se vio llegar al sujeto con besucones en todo el cuerpo y sólo vestía unos bóxer, mientras que notaba desvelado.

—No toques tan fuerte, ando muy crudo—.

—¡¿Desde cuando contratas suripantas tan caras?!—reclamó Ryoku.

—Ella no es una puta cara, aunque parece una—.

—Te estás ganando una paliza—murmuró Konran enojada.

—Debería venir al rato, creo que los interrumpí—.

—Ya llegaste, dime a que venias—.

—Ah si, en primera te la sudaste con lo del torneo. ¿Qué es eso de ganar como musulmán extremista? Bueno, ya me desahogué. Hay una convención en una semana para que vayas disfrazado—informó Ryoku emocionado.

—¿Convención? No es eso donde los otakus vírgenes que no se bañan van a hacer cosplay, ¿o me equivoco?—comentó la pelinegra con su lengua afilada.

—¡Yo no soy virgen y si me baño!—reclamó el hombre furioso.

—No le hagas caso, es demasiado honesta con sus palabras—alegó Shiro aburrido.

—Te espero allá, no vayas a hacer lo de la otra vez—.

—¿Qué hiciste?—volteó a ver la mujer a su amante.

—Llevé calamares a la convención en la sección de chicas cosplay de ropas ligeras. Ya sabes el final—reveló malvadamente el sujeto.

—Señor Shiro, usted es diabólico—.

Llegó el día de la convención y ambos fueron disfrazados como dictaba la tradición. Konran tenía un traje de cuero de dos piezas cortas: Una que se encargaba de la parte del pecho dejando los hombros descubiertos y un escote grande, y en la parte inferior solo era un short que dejaba relucir sus largas piernas y remarcaba el trasero, sacando al aire su abdomen bien plano. Además vestía unas botas negras que llegaban a media pierna y unos guantes de cuero para combinar con el traje.

—Te dije que no usaras esa gabardina, Shiro. Llamas demasiado la atención—comentó la mujer ignorando la realidad.

—Bueno, ¿tú estás pendeja o que, hija?—le respondió en sarcasmo el sujeto.

Shiro veía que habían varios pervertidos con cámaras que la miraban y este se puso cerca de ella tomándola de la cintura mirando al grupo de otakus con algo que prometía bastante dolor.

—Vaya, no sabía que eras celoso—murmuró burlona la mujer.

—Prefiero evitar problemas, varios de ellos dibujan doujinshis de violación por hombres gordos o viejos—.

Mientras tanto, Shin estaba en el lugar con un aparato de detección de energía del caos en estado crudo y las señales databa que estaba cerca de ahí pero no veía actividades de alteración de espacio-tiempo o creación de portales para las criaturas.

—¿Dónde está la semilla?—,

En otro lugar, estaban los dos tarados en la búsqueda de artículos raros y cosas por el estilo siendo seguidos por el dios Shin que había detectado la señal más intensa.

—Esta cerca de ahí—.

En ese instante, la multitud se comenzó a amontonar por un evento y el pobre sujeto perdió el rastro ya que ellos se salieron a la calle otra vez por algo de tomar.

—Uf, que calor hace—murmuró Konran con bochorno.

—Lo sé—.

—Por cierto, nos están siguiendo—.

—¿Un centinela?—.

—No, es un dios guardián. Digamos que estos vigilan los mundos para ver actividades de semillas del caos. Son unos inútiles—.

En el otro lado, Shin estornudó y por algún motivo se sintió muy ofendido pero siguió la búsqueda encontrándose de nuevo con la señal en un sitio fuera del edificio.

—Estoy cerca, muy cerca—.

La firma de poder era concentrada y cuando este llegó, miró que era un papel impreso con energía del caos para actuar como señuelo, y el dios vio a las espaldas que una mujer hermosa sonreía sádicamente para notar como le volaban la cabeza de tajo.

En el Otro Mundo, Hatori esperaba pacientemente en el sitio cuando observó que Shin estaba en el cielo decapitado y este usando sus poderes lo resucitó.

—¡Aaaaaaah, me las va a pagar esa infeliz!—reclamó el pobre dios menor.

—¿Qué fue lo que pasó? No deberías haber muerto, no es un mundo de humanos fuertes—.

—¡Esa mujer tiene energía del caos en su estado más crudo! ¡Lo pude sentir! ¡No me pagan para esto!—.

—¿Una mujer con energía del caos? Esa solo es la reina—.

—¡Lo sentí! No es una centinela o una diosa guardiana, su esencia es la de una semilla del caos. ¡¿Cómo es esto posible?!—.

—Tómate unos días, ya trabajaste bien. Urge una junta con el resto de los centinelas—finalizó Hatori serio.

En la convención, Shiro y Konran estaban sentados comiendo un helado cuando vieron llegar a un hombre misterioso con una armadura medieval reconocible.

—Vamos a matar duendes, Shiro—.

—¿Ryoku, te vestiste del Globin Slayer?—.

—Souka—murmuró el joven de la armadura.

—¿Tienes la lucecita roja del casco?—.

—Sí, traje un láser rojo destruyerretinas—.

En ese instante, se vio salir a una mujer con su hija pequeña en brazos que estaba murmurando molesta sobre algo y se sentó para acomodar los pañales de la chiquilla.

—Estúpidos concursos de cosplays, estúpidos jueces—maldecía ella muy enojada.

—¿Perdiste un concurso?—preguntó Shiro qué oía las maldiciones.

—Perdí contra… ¡contra de ella!—reclamó Riki a Konran que bebía un jugo.

—Un clásico, perder contra la cosplayer destapada y sexy—.

—En mi defensa, a la próxima usa un mejor tinte. Hueles a vil azufre—alegó la mujer molesta por el comentario.

—¡Mi cabello es 100% natural!—.

La chica usaba una especie de kimono personalizado de estilo miko, unas orejas de zorras y se teñía el cabello con el fin de darle realismo pero se le notaba las raíces un poco.

—Como sea, soy Riki—.

—¿Riki, no eres la que quedó en tercer lugar en el torneo de videojuegos? Soy Ryoku—se quitó el casco el caballero.

—Oh, un jugador experimentado. Un gusto—.

—Soy Shiro...—.

—¡Tú eres el que usó ese truco sucio kamikaze para ganar!—reclamó la mujer pero su hija se puso a llorar.

—Asustas a la niña—.

—Perdona Shiori, mamá no está enojada contigo—.

—¿Por qué trajiste a una bebé en la convención? No es muy seguro que digamos—preguntó Ryoku movido por la curiosidad.

—Soy mamá soltera, no conseguí niñera y ya tenía pagado la convención. No me la quería perder—.

En ese instante, se oyó una explosión en la convención y un monstruo con tentáculos se vio en el sitio que comenzó a atacar a gente inocente.

—¡Corran! ¡Yo me encargo de él!—se tronó los nudillos Konran.

En ese instante, ella se lanzó corriendo al lugar y el monstruo feroz rugió cuando vio a la chica correr hacia él.

—¡Es hora de la invasión!—exclamó la criatura.

—Ni se te ocurra, madafucker—.

—¿Cómo es posible? Un humano hecha del caos puro, es una abominación para nuestra raza—se oyó de forma despectiva al ser del caos.

La criatura juntó una energía hecha de caos crudo y la disparó hacia Konran pero esto fue inútil ya que ella lo absorbió como esponja.

—Imposible—.

—Vuelve a la Dimensión del Caos o te voy a devorar—le advirtió la mujer en modo sádico.

—¡Nunca, voy a invadir esta dimensión de débiles humanos!—.

—Sí tú lo pides—.

En ese instante, el lugar comenzó a temblar bastante y un aura negra la comenzó a cubrir, con el cielo oscuro por nubes de tormenta. Mientras tanto, los Centinelas observaban todo la escena y Hatori tragó saliva ya que había una humana hecha de puro caos en sus dominios.

—¿Alguien había escuchado algo sobre este tipo de casos?—preguntó otro centinela en el sitio.

—Nunca, siempre son monstruos—.

—Espera, creo que yo si lo he escuchado una vez—se vio a otro de ellos levantándose.

—¿De que hablas?—preguntó Hatori

—Es un rumor entre los monstruos del caos, un mito entre su especie—.

—Cuenta—.

—Los monstruos del caos han buscado replicar un proceso que genera una versión de la Reina del Caos pero han fallado miserablemente. Alguien tuvo éxito en lo que ellos fallaron—declaró el centinela de nombre desconocido.

—¿Y por qué está actuando en contra de su propia especie?—.

—Ese mismo sujeto debe tener su lealtad, los monstruos del caos sirven muy fielmente a sus superiores—.

Ya en el campo de batalla, el monstruo del caos sintió por primera vez en su vida el terror. Nunca en su existencia había visto a una humana dominar de esa manera el caos, ni siquiera a los poseídos por las semillas del caos a menos que...

—¿Qué cosa eres tu?—.

—Soy caos igual que tú—.

El cabello negro de la chica se tornó de un rojo sangre al igual que sus ojos denotando la cantidad de energía caótica que recorría su cuerpo humano. El monstruo comenzó a oír una música curiosa en el sitio y se veían a 4 sujetos de raza africana vestidos de negro y gafas de sol con un ataúd a lado.

—Arruinaste mi día, prepárate para sentir el verdadero dolor—.

Cinco minutos después, los monstruos del caos esperaban pacientemente al soldado que habían enviado pero un portal se abrió y varios humanos entraron con un ataúd bailando con música electrónica de la nada.

—¡¿Qué carajos?!—se oyó decir al monstruo Chulltu.

En ese instante, el ente malvado vio una nota a la vez que abrieron el ataúd viendo como el soldado fue destazado salvajemente.

Vuelva a enviar tropas y los hago picadillo.

Atentamente. Los Zetas.

—¿Qué demonios?—.

Ya después de eso, la chica se hallaba cansada y descansaba ya que usar energía del caos en un cuerpo humano sin entrenamiento previo era muy desgastante.

—¡¿Qué fue eso?! ¡Eres alguna especie de protagonista femenina de anime rota y empoderada!—exclamó Riki en shock.

—No me dijiste que recuperaste tu poder—interrumpió Shiro serio.

—Acabo de hacerlo, cuando maté a ese dios guardián absorbi energía divina. Eso me permite usar una versión divina del caos, mi cuerpo sufre cambios para adaptarse a esa energía—explicó Konran más o menos en síntesis.

—¿Esto va a tener una repercusión?—pidió saber el hombre.

En ese instante, todos sintieron una energía abrumadora en el área y un hombre con apariencia de dios apareció de la nada de forma amenazante.

—¿Alguien tiene el presentimiento de que algo muy malo va a pasar?—comentó Ryoku con miedo.

—Entréguenme a la mujer ahora, su existencia debe ser eliminada ahora—.

—¿No es de mala educación no presentarse antes?—dijo Riki en tono mandón.

—Me llamó Hatori y soy uno de los Centinelas pero dudo que me conozcan. Esa mujer es un peligro para el Omniverso entero, si no quieren que esta dimensión sea eliminada denme a la chica—.

—¡Mira, es Chulltu!—exclamó Konran de forma sorpresiva.

—¿Dónde?—se volteó el centinela pero cuando volvió a girar la cabeza todos se habían ido—Esto es demasiado vergonzoso—murmuró molesto el hombre.

El grupo se había ido en un carro a toda prisa pero para su desgracia el centinela los localizó y estaban atrapados aparentemente.

—¡No me atraparán viva, muajajaja!—se río Konran como loca.

El auto comenzó a arrancar motores pero la mujer lo adaptó de forma automática para reforzarlo con energía del caos y eso no lo vio venir Hatori que se había confiado.

—¡Oh, mierda!—.

El centinela fue atropellado y quedó malherido pero comenzó a sanar muy rápido y vio alejarse a esos desgraciados de la zona.

—¡Ahora si ya me enojé!—.

El carro iba a todo gas onda vital pero cuando se dieron cuenta Hatori iba corriendo a gran velocidad detrás de ellos sin parecer rendirse.

—Vaya que es persistente, por algo es un centinela. Debe estar tratando de contenerse, esos guardianes no saben hacer nada sin sus poderes. Tenemos la ventaja táctica—analizó Shiro detenidamente.

—Tú eres el de los trucos sucios, ¿alguna idea?—preguntó Riki seria.

—Creo que tengo algo en mente. ¿Konran, dices que el caos es capaz de crear cosas?—.

—Sí—.

—Recrea el chile fantasma—.

—Ni los dioses toleran eso, buena idea—.

En la mano de la mujer del caos, se generó una especie de granada de humo llena de esencia de chile fantasma y se lo dio a Shiro para que este la arrojará. El hombre la botó y el centinela creyendo que era un arma la tomó porque era invulnerable a las explosiones y heridas por armas de fuego.

—Necesitarán más que eso para hacerme retroceder, soy uno de los 14 guerreros más fuertes de todos los universos—declaró con soberbia merecida el sujeto.

La granada de humo explotó y el chile fantasma entró por los ojos, piel y narices del centinela generando algo que no había sentido en varios billones de años: Un ardor espantoso en todo su rostro.

—¡Aaaaaaaaaaaah!—se quejó el sujeto arrastrándose en el suelo sin dejar de llorar.

En el observatorio de las multirrealidades, la líder de los dioses observadores enseñaba servilmente a los mismos reyes del Orden y el Caos la escena que ahora mismo se desarrollaba.

—¿Qué demonios está haciendo ese inútil de Hatori? No puede capturar unos simples humanos—declaró molesta la Reina del Caos.

—Parece que está fuera de forma, mi lady—comentó la asistente divina.

—No sabía que las granadas de chile fuera efectivas contra los centinelas—mencionó el rey del Orden movido por la curiosidad.

—Shin chan, tráeme un chile fantasma. Quiero probar uno—.

—A sus ordenes, mi lady—.

Los humanos se habían escondido en el último lugar donde los dioses buscarían: La casa de un tipo llamado Nageru. Él también había entrado al concurso de videojuegos pero no había ido a la convención ya que no tenía dinero.

—No dijiste que ibas a venir con amigos, Ryoku. Pásenle—.

Konran notaba que toda la casa estaba dedicada al Cruz Azul y es que el hombre era fan del fútbol pero por una extraña razón ese escudo era como plomo para el caos y se perdía su rastro a unas cuadras de ahí.

—Gracias por ocultarnos, Nageru. Después veo como pagarte—dijo amablemente Ryoku.

—No creí que este escudo sea capaz de esconder mi firma de poder, interesante—.

El departamento estaba lleno de figuras de colección de ponies y jamás habían salido de su empaque, cosa que les daba bastante valor.

—Así que el famoso Nageru tiene un fetiche con los caballos miniatura—.

—Soy un bronie orgulloso, esto es el resultado de toda una vida de colección—alegó el sujeto.

—¿Son de colección?—preguntó nerviosa Riki.

—Sí, ¿por qué?—preguntó el bronie pero se dio cuenta muy tarde de que Shiori abrió todas las figuras para jugar con estas—¡Mi colección!—.

—Ups, sorry—dijo la mujer sin sentir pena realmente.

En ese instante, alguien tocó la puerta y Nageru fue a tocar para ver a un conocido suyo que traía al mismo Hatori que los veía con sed de venganza.

—Oigan, este hombre los está buscando por algo. Ya cumplí mi buena labor del día—se despidió el sujeto.

—¡Chusai, eres un idiota! ¡Ya nos cargó el payaso!—reclamó Ryoku aterrado.

En ese instante, todos fueron teletransportados en contra de su voluntad hasta un reino desconocido donde estaban en un tribunal especial de varias personas reunidas en una especie de jurado. Había dos sillas especiales de personas que parecían tener una realeza divina y se sentía una presión de poder abrumadora.

—¡Voy a acusarlos con la FEPADE si no me sueltan!—reclamó Riki intentando zafarse sin éxito.

—Hoy se celebra el jurado de la corte centinela, ha pasado un tiempo desde que todos llegamos a tomar una decisión para preservar o eliminar a formas de vida peligrosas—se escuchó a un hombre serio con aspecto de rey.

—Espera, ¿nos van a decir quienes son ustedes?—preguntó Shiro muy serio.

—¡Más respeto a tus superiores, mortal! No seas así de igualado—se escuchó a uno de la corte que parecía tener un aspecto intimidante.

—¡Oblígame perro!—.

—¡Shiro, no deberías provocar a estos sujetos! ¡Vas a provocar que nos maten a todos!—reclamó Nageru aterrado.

—Nos van a terminar matando, no hay diferencia entre ser sumiso o grosero ahora que estamos a su merced—.

—Miren el tamaño de esos huevos—admitió asombrada Konran.

—Ya basta de tonterías, muy posiblemente la corte vaya a fallar en tu contra. Soy la reina del Caos y él es mi esposo el Rey del Orden. Somos los representantes de todo el Omniverso como lo conocen—se presentó la mujer que parecía tener un aire de realeza suprema.

—Mi nombre es Shiro, ella es Konran y los de al fondo son unos conocidos—resumió el hombre sin mucha importancia.

—Estas aquí por crímenes en contra de la vida en la realidad del mismo Omniverso, pusiste en peligro a tu mundo al comer esa semilla del caos y darle forma humana—declaró el rey del Orden de forma severa.

—Ósea que la existencia de Konran es una abominación según ustedes, ¿es por las criaturas del caos que no son capaces de controlar? No pongan a Konran en el mismo grupo, ella se rige bajo sus términos—alegó el hombre sin rodeos.

—¡¿Cómo sabes de las criaturas del caos?! Es un secreto muy buen guardado entre nosotros, solo de saberlo es un grupo muy selecto y un mortal como tú no tiene siquiera derecho de enterarse de estas cosas—se escuchó a una mujer llamada Amatista que tenía una apariencia angelical pero una personalidad cuadrada e insufrible.

—Burocracia y secretos de nación, ustedes dos son peores que políticos corruptos. Tengo mis contactos—.

—Soy una criatura del caos mismo pero mi forma es humana, ¿eso les causó tanta curiosidad que quieren estudiarme? Prefiero la muerte antes de dejar que sus sucias manos me toquen, ningún centinela o siquiera ustedes dejaría tocar mi cuerpo—declaró Konran muy agresiva.

—¿Sabes que podemos matarte y no dejar rastro de ustedes? Tu nivel de caos no es problema para un centinela como yo—dijo un hombre fornido llamado Tetsuko.

—Mátame y este sistema de multiversos será eliminado en un chasquido de dedos. No les tengo miedo, un poco de poder de orden no va a matarme—les dijo la mujer descaradamente.

—Entonces dictamos sentencia general, ¿cuál es el veredicto general?—preguntó el Rey Orden muy molesto por la falta de respeto de la chica del caos.

—Todos hemos decidido de forma unánime que son declarados culpables—declaró el máximo líder de los Centinelas.

—En ese caso están sentenciados a la extinción total, ¡Borrar!—.

El Rey Orden chasqueó los dedos pero no ocurrió nada para su sorpresa, lo intentó de nuevo y nada. ¿Qué estaba pasando aquí?

—Amatista, inténtalo—dijo Hatori serio.

Ella usó su versión de borrado pero tampoco sirvió y Shiro estaba aburrido queriendo ir a casa por tanta burocracia.

—El borrado de orden no funciona, ¿por qué?—se cuestionó Shin muy consternado.

—Eso es porque su alma y cuerpo están protegidos con un sello de contraseña, necesitan permiso de administrador—se escuchó una voz de mujer al fondo.

Todos vieron entrar a una chica de cabello blanco y ojos azules profundos que hacían contraste con el cabello negro y ojos rojos de Konran.

—¿Qué está pasando, doctor García?—preguntó molesta la reina del Caos.

—Permítanme presentarme, soy Sora y actualmente soy la mano derecha de la Reina de la Nada. Vine en representación suya—.

—¿Reina de la Nada?—se preguntaron todos los Centinelas.

—Oh, mierda—maldijo el rey Orden.

—¿Usted la conocen?—preguntó la centinela Kara a los reyes.

—Creí que ella era neutral a nuestros asuntos, ¿por qué se está metiendo en asuntos del Omniverso?—dijo la reina Caos muy confundida.

—En primer lugar, este joven que ven aquí fue criado por uno de los avatares humanos de la Reina de la Nada—explicó la albina muy divertida.

—¡¿La reina de la Nada tuvo un hijo?! ¡Las fuerzas del Omniverso no pueden engendrar descendencia?!—dijo Hatori muy consternado.

—Sí ellos se vuelven humanos temporalmente si que pueden hacerlo y la reina adora a su único hijo—.

—Ya era hora de que esa loca nos viniera a apoyar—suspiró Konran aliviada.

—¡¿Espera, que es lo que está pasando aquí?! No entiendo nada—alzó la mano Chusai.

—Permítanme que yo explique esta situación. La señorita Konran fue creada a partir del mismo caos crudo y Shiro le dio forma sin querer de forma predestinada. Los centinelas y los reyes aquí presentes consideran a ambos un peligro latente y quiero borrarlos pero la madre de Shiro que es la Reina de la Nada bloqueó cualquier borrado a ellos. Ahora mismo también ustedes están con una contraseña para su protección en caso de chantaje—explicó Sora muy detalladamente.

La situación se había volteado para la corte de centinelas y una especie de abogada cósmica procedente de una especie de vacío dimensional que era la Nada estaba intercediendo por los presentes.

—Además estoy viendo una actitud muy decepcionante de ustedes, ¿se hacen llamar dioses centinelas? Parecen más unos tiranos de la estirpe griega, que decepción. Mira que traer a unos pobres mortales bajo amenazas en vez de hablar pacíficamente—.

—¡A mi me mataron!—reclamó Shin al fondo.

—Ya miré la escena, ¿Qué clase de dios guardián muere así de fácil? Yo te habría despedido por descuidado, además violaron la ley de no intervención entre los mortales. Konran no ha hecho algo malo, solo lleva una vida humana con Shiro—.

—Admito que la vida humana es muy divertida, a veces no está mal ser una perezosa–alegó la mencionada.

—Además ya revise el desempeño de equilibrio de sus universos. Su reinado tiene una calificación de 4.5 de 10, es el peor reinado hasta ahora de todos los Omniverso que han existido. Ni siquiera podrían pasar de panzazo—respondió Sora sonriente.

—¡¿Nos está inspeccionando?!—cuestionó Honoka en shock.

—Por el amor de las dimensiones, que pésimos guardianes. Puro papeleo, por eso hay tecnología inteligente zoquetes—.

Shiro y Konran sonrieron en complicidad ya que la ayuda llegó y se iban a aprovechar de la situación sin piedad ya que no eran de las personas que sentían lástima.

—¡Buaaaaah, que bueno que llegó! ¡Los reyes fueron tan malos conmigo, me amarraron como puerca! ¡Mira mis manos! ¡¿Y mis 50000 pesos que?!—lloró la pelinegra de forma creíble.

Todos sudaban frío y Shiro notaba que la tal Sora escribía en una tablet todo lo que estaban diciendo a una rápida velocidad como si lo aprendiera rápido.

—La Reina de la Nada no tiene derecho a meterse en los asuntos de nosotros, ella tiene su reino y yo el mío—declaró la reina Caos muy molesta.

—En realidad si tiene derecho, ustedes firmaron el acuerdo cuando el Omniverso se creó. Aquí está la copia de los papeles, miren la sección 69—.

—Veamos, tiene razón. Esta en letras chiquitas, los engañaron por no leer bien los acuerdos—comentó Shin que leyó el papel.

—Mira lo que hago con tu papel, si tiene una queja de como gobernamos que venga ella misma hasta acá—dijo el rey Orden con frialdad total.

En ese momento, una chancla apareció y le dio en la cara al rey sin que pudiera esquivarlo, y todos vieron que salió de la nada.

—Esa fue la Reina Nada, ya lo escuchó—comentó Sora divertida.

—Jajajajaja—se oyó una risa malvada de la Nada.

Una lluvia de chanclazos cayeron sobre todos pero Shiro y Konran por una razón los esquivaban sin problema. Riki fue usada como escudo humano por todos y las chanclas se desviaba apenas estaban cerca de ella.

—OK, eso fue raro—.

—Este juicio llegó a su fin, me voy a llevar a los dos a un sitio seguro de ustedes. No están preparados para esta conversación—declaró Sora y los escoltó fuera del palacio.

—Ustedes no se van, aun tienen que explicarnos como fue que una semilla del caos fue hecha mujer por un humano—declaró Tetsuko molesto.

—¿Acaso no lo ven? Todos ustedes fueron los culpables de esto en primer lugar—reveló la mujer divertida.

—¿Qué tenemos que ver en esto?—.

—Está no es la primera vez que este fenómeno pasa, sino una segunda ocasión—.

—¿Cuando ocurrió esto?—.

—En el fin de la primera guerra centinela contra los monstruos del caos—.

—¿Hubo alguien que comió de la semilla del caos y creó algo como yo?—pregunro Konran interesada en la historia.

—No, deja que me explique. La realidad absoluta siempre busca el equilibrio entre el Orden y el Caos, eso es una ley que nadie rompe. La primera guerra dejó un terrible desequilibrio de energía en todos lados. Mucha energía del caos y orden residual podría haber roto todo pero la naturaleza es sabia, por ello está misma energía tomó forma humana a partir de la vida espiritual consumida y creó dos seres: Una hecha de caos y uno de orden, algo similar a la creación de los reyes pero una versión humana y joven—.

Shiro ya entendía a donde llegaba esto y comprendía lo que iba a pasar a partir de ahora pero necesitaba oír de la mujer que pasó.

—Eran dos bebés y la misma Reina de la Nada los crío con un avatar humano en una dimensión independiente de estos dominios: La realidad cero. Los humanos que viven ahí los trataron como dioses y un reinado de prosperidad llegó por muchos eones—.

—¿Por qué nadie reportó esto hace tantos años?—preguntó el Rey Orden a sus Centinelas.

—Nunca detectamos dos vidas de ese tipo—alegó Amatista.

—Dudo que lo hubieran hecho, la Nada los ocultó muy bien. Como sea, los monstruos del caos encontraron primero la firma de energía de la chica del caos y trataron de usarla para ganar la guerra. Resultó un desastre para ellos, ahora mismo esa dimensión está sellada por energía de caos y orden en perfecta armonía. Nada entra o sale sin permiso—.

Riki también entendió de que hablaba la mujer y suspiró porque esto era un grave problema, deseando haber ido a casa antes.

—Esto se va a poner feo—murmuró la pelirroja escribiendo su testamento.

—La razón por la que esta mujer tiene tanta energía del caos y es humana es por Shiro. Él tiene esa misma energía del orden para mantenerla así. Todo esto es su culpa, ahora pasa a mi jurisdicción como marca la ley—.

Reglas sin reglas y todos en la habitación sabían esto de antemano, así que el juicio terminó con una victoria algo agridulce pero vivos y coleando.

—Shiro y Konran, ustedes dos pasaron a mi cuidado como me lo ordenó la Reina Nada. Cualquier duda, problema o fetiche pasarán conmigo—dictó Sora.

—¿Por qué dijo fetiche?—.

—Mi labor es servir en todo ámbito a los dos, por ello fui creada hace eones—.

—Perdona que interrumpa la charla, pero creo que nuestros hogares ya no son seguros. Estamos al merced de seres poderosos vengativos—comentó Ryoku con toda razón.

—Descuiden, seres como ustedes tienen cabida en la Realidad cero, donde los Centinelas no tienen poder de mando. Tómense de la manos, este será un viaje largo—finalizó la platica y los llevo justo a su destino.

La Realidad Cero es una utopía creada hace eones y era quizás la única que conservaba la esencia de la humanidad primitiva durante los primeros siglos del universo. Nadie entra sin autorización pero la misma firma de energía de Shiro y Konran fue suficiente para la prueba.

—Bienvenidos a la utopía de la Realidad Cero, el refugio de seres de realidades destruidas en la era primitiva—.

En si, el lugar era hermoso y lleno de la naturaleza muy conservada pero en armonía con la tecnología más avanzada que hayan visto. En pocas palabras parecía un mundo solarpunk que era raro de encontrar.

—¿Qué razas podemos encontrar aquí?—preguntó Shiro.

—Ángeles, demonios, orcos, dragones…—.

—¡¿Dijo dragones?!—exclamó emocionado Ryoku.

—Kitsunes…—

—¡Quiero ir a verlos!—interrumpió Riki exaltada.

—Y dicen que soy la niña—murmuró Shiori.

—Hay ponies…—.

—Me apunto—alegó Nageru.

—No puedo terminar de nombrar las razas, es un mundo gigantesco—suspiró Sora.

Después de una plática detallada de la dimensión, los viajeros descansaron en un hotel en habitaciones separadas y a la mañana siguiente tomaron diferentes rumbos. Shiro y Konran tenían que conocer cada zona del reino así que fueron a mi sitio más cercano: El reino espiritual de los Kitsunes.

La zona de los Kitsune era una de las más importantes ya que se encargaban del área espiritual de esta dimensión y todo estaba en manos de la diosa Inari que gobernaba sobre ellos.

—Uy, que emoción. No puedo esperar conocer a Kitsunes de verdad, ¿cierto Shiori?—preguntó Riki a su hija.

—Baba—balbuceó la niña.

—¿Por qué tenemos que ir nosotros a que la madre luchona se convierta en una miko de esos tapetes andantes?—preguntó molesta Konran.

—Como reyes de este sitio deben conocer a las razas pero ahora no digan algo sobre su linaje. Quiero que les demos una sorpresa, los Kitsunes son muy engreidos—les explicó Sora.

Los Kitsunes recibieron a los viajeros pero miraron con desdén a los humanos que pisaban tierra santa y no muy querían dejarlos pasar.

—No necesitamos una miko, estamos bien sin humanos—alegó un Kitsune anciano.

—Eso no lo decides tú ni el consejo de ancianos, para eso tienen una diosa Kitsune—comento la asistente.

Todos los zorros veían con malos ojos a los humanos y Shiro los quería hacer alfombras pero se aguantó las ganas ya que los necesitaba vivos.

—La diosa Inari es una mujer ocupada, no responde a nuestras oraciones a menos que sea sumamente importante. Ni a nosotros que somos sus más devotos seguidores nos responde inmediatamente—declaró el viejo zorro.

En ese instante, Sora hizo un movimiento con un báculo que ella tenía y luego comenzó a recitar unas palabras en un idioma antiguo que nadie de ellos comprendió, excepto Shiro y Konran por su origen.

—Odamall ortseun edneita, Inari sama—.

Una luz brillante llegó al sitio y en medio de los Kitsunes llegó una hermosa mujer de cabello blanco como la nieve y ojos amarillentos como el ámbar, además de tres marcas rojas en las mejillas.

—¿Por qué me han invocado? Espero que sea importante—declaró la diosa de forma arrogante y orgullosa.

En ese instante, al fondo ella divisó a Shiro y Konran que la miraban extrañados y estaba en shock total por una extraña razón para los zorros egocéntricos, pero notaron que ella comenzó a llorar y salió corriendo hacia ellos.

—¡Mamá, papá!—decía ella como una niña pequeña.

—¡¿Queeeé?!—exclamó todo el mundo consternados por completo.

La diosa abrazó con todas sus fuerzas a esos dos y comenzó a sollozar como una niña pequeña frente a sus súbditos que no tenían idea de que pasaba.

—¿Disculpa, que te sucede?—preguntó Shiro confundido secando sus lágrimas.

—Ustedes han regresado a gobernar el reino, es un honor verlos de nuevo. Esperaba por milenios su regreso, mis creadores supremos—declaró la diosa emocionada.

—¿Espera? ¿Nosotros dos te creamos en nuestra vida pasada?—pidió saber Konran.

—Así es, soy una Kitsune que viene de la mano divina de ustedes. Era su mascota fiel y me daban mimos y abrazos cuando era una cachorra de una cola. Sé que aún no se acuerdan pero sus memorias van a volver—se secaba sus lágrimas la diosa.

—¡Está diciendo que esos dos humanos la crearon! ¡Esto es innegable!—reclamó otro anciano zorro al fondo.

—¿Están dudando de mi palabra, viejos amargados? Les recuerdo que soy más antigua que todos ustedes juntos. Si no lo saben, ellos son los reyes de esta dimensión—les aclaro en un tono de muerte que hizo temblar a los Kitsunes.

—Mucho gusto, lady Inari. Soy Riki Senryaku y ella es mi hija Shiori. Vine a ser una candidata a miko de su orden—.

—¿Es su amiga?—preguntó la diosa sonriente.

—Sí, vino a buscar otra oportunidad en este mundo—explicó Shiro cordialmente.

—En ese caso, yo misma la iniciaré en mi orden—se ofreció la diosa animada.

—Pero mi señora, no debe faltar a sus obligaciones—se escuchó a otro zorro viejo de ahí.

—Ah ya dejen de fastidiar, necesito una miko de confianza. Además es una amiga importante de mis creadores, no puedo fallarles—aseveró la deidad Kitsune muy firme y todos obedecieron.

—Puedo ayudarle con la chancla si desea—se ofreció Riki mostrando su regalo.

—Oh, así que esa la legendaria chancla del caos y el orden. Así pondré más control a estos buenos para nada—.

—¿Por qué todo lo que toco se convierte en unas sádicas del control?—se preguntó Shiro.

—Tal vez seas un imán de la chancla—asintió Konran.

La diosa le mostraría las nuevas instalaciones a Riki para que pudiera estar cómoda y Sora sonreía ya que sabía como iba a reaccionar la deidad con la presencia de sus creadores. Inari era una niña consentida de sus superiores y haría lo que sea para complacerlos por sus instintos de lealtad.

—Espero que sea de su agrado, señora Senryaku. Mañana temprano inicia su formación—.

—Es un honor, diosa Inari. Siempre fui fan de los zorros así que pondré mi mayor esfuerzo en esto—.

—Entonces nosotros nos retiramos, buena suerte Riki—se despidió Shiro.

—¡Espera!—dijo la deidad kitsune apurada.

—¿Ahora que pasa?—preguntó ahora Konran confundida.

—¿Pueden acariciar mi cabeza?—.

Sora sabía que para los zorros el ser acariciado en la cabeza era la mayor muestra de cariño hacia ellos y por eso no acostumbraban a hacer cosas de este tipo. La diosa hacia chillidos de zorro mientras era acariciada y sus 9 colas blancas se movían como muestra de su felicidad.

—Esto es como ser una niña de nuevo—murmuró Inari recordando su infancia.

Al día siguiente, Shiro y Ryoku fueron a visitar al clan Dragón que eran los rivales en poderío y rango de los Kitsunes en el reino. Ryoku había sido llevado ahí para comenzar su entrenamiento y al parecer había sido aceptado.

—No había visto dragones en la vida real, si que hay de todo tipo—.

Todos en el sitio tenían una apariencia como lo describían en las leyendas y mito de todo el mundo humano: Occidentales, chinos, japoneses entre otras clases. Sin embargo, no había ninguna de esa especie con apariencia humana.

—¿Es mi imaginación o nos quieren devorar?—preguntó Konran muy precavida.

—Normalmente los dragones son hostiles con los humanos—.

—¿Acaso todos se llevan mal acá?—cuestionó molesto Shiro.

—Los únicos a los que reciben de buena gana son a los humanos con afinidad a ellos, son muy raros entre las dimensiones—.

En un campo abierto, estaba Ryoku entrenando con varios reptiles tamaño caguama y este se hallaba feliz de la vida.

—Hola amigos, les presento a mis maestros—saludó el otaku caballero.

—Sora, no deberías meter humanos a esta villa. Tenemos reglas que firmamos en la era antigua—se escuchó una voz intimidante a la asistente.

—Las reglas no aplican a los que crearon este santuario. Les presento a los reyes de la Dimensión Cero—.

Todos los dragones se pusieron a sudar balas y se transformaron en humanos rápidamente para inclinarse ante ellos.

—¡Lo siento, es mi culpa por no reconocerlos!—exclamó un viejo con facciones de reptil.

—¿Señor, que es lo que ocurre?—.

—¡Trae oro y diamantes, Tohru!—.

—¡Sí, padre!—salió volando lo que parecía un dragón con voz de mujer.

—¿Ah, no me digas que…?—volteó a ver Shiro a su asistente.

—Ellos vienen de una línea temporal del multiverso de Kobayashi san—explicó Sora a todos.

—Hmmm, ok—.

Para Shiro eso explicaba porque Ryoku estaba más que a gusto en esta zona de la dimensión aunque sus pensamientos fueron interrumpidos por la cantidad de joyas y oro que le trajeron ahí.

—¿Es mi imaginación o los dragones son de Guanajuato?—comentó el hombre a su pareja.

—Posiblemente—.

—Por cierto, tengo un favor que pedirles a los dos—dijo Sora a los dos tarados.

—Sí, ¿Qué pasó?—.

—Este lugar necesita un dios dragón urgente—.

—¡¿Un dios dragón?! ¡¿No son leyenda?!—preguntó la princesa Tohru.

—Probablemente seas muy joven para recordar pero hace muchos eones hubo una guerra entre dragones del caos y los del orden. Las dos facciones ocasionaron problemas pero el dios dragón les pateó el trasero a todos y los unió bajo un mismo reino—contó la asistente.

—¿Qué hace un dios dragón?—pidió saber Ryoku.

—Mantiene el equilibrio en el reino y es objeto de devoción de los dragones. Normalmente son creados por humanos afines a esta raza bajo la supervisión de los reyes de la dimensión ya que tiene la capacidad de conceder deseos que alteran la realidad—.

—¿Cómo las esferas del dragón?—habló Shiro curioso.

—El universo Dragon Ball nació de esta premisa—.

—Entonces quieres que Ryoku cree a un dios dragón—.

—Así es, no es algo tan difícil. Necesito una figura en la cual debe basarse y darle vida—.

—¿Qué tal esta?—enseñó Ryoku con una mirada de fuego una figura edición limitada de Kanna Kamui.

—Oye viejo, si que estas enfermo—se burlo Konran del otaku.

—Déjame ser—.

Lo otro que necesitaban era unas 7 rocas redondas en el sitio lo cual no era difícil de conseguir y así pusieron en marcha el ritual. Como Ryoku era inexperto en manejar energía fue ayudado por Shiro y Konran para la manipulación y donación de caos y orden.

Unos rayos de energía pura salieron de la figura de Kanna Kamui y fue depositada en las 7 esferas que luego se juntaron y dieron forma a una niña dragón que flotó en el aire de forma majestuosa y con los ojos cerrados.

—Díganme, ¿Cuáles son sus deseos? Puedo cumplir lo que sea mientras esté en mis posibilidades—anunció la dragona recién creada.

—¿Tienes algunas limitantes?—preguntó curioso Shiro.

—Sí, la primera es que no puedo hacer que ella te ame—.

—Puta, que sad—.

—La segunda es que no puedo hacer que el Cruz Azul gane un torneo o que el Tigres sea un equipo grande—.

—Que pésimo servicio—murmuró Ryoku.

—La tercera y última es que no puedo invocar waifus, ustedes deben ir por ellas—.

—Entonces deseo que seas mi hija adoptiva—declaró el otaku emocionado.

—Ese es el deseo más norteño que puedo hacer, tu deseo será concedido—respondió Kanna y sus oís azules brillaron por un momento.

—No creen que es un deseo muy pequeño que se tomó al pie de la letra—murmuró Konran a Sora.

—Un dios dragón recién nacido debe hacer deseos pequeños porque debe acostumbrarse poco a poco. No es un deseo difícil de mantener—explicó la albina.

—Entonces si me disculpan, me voy a mimir. Preparen mi cobijita—finalizó la dragona y se echó a dormir al suelo.

—Un deseo de una recién nacida es cansado, llévenla a dormir–.

—¿Entonces estos dragones no se van cuando terminan sus deseos?—preguntó curioso Shiro.

—No, ellos se quedan ya que es su reino y son más estables. Normalmente los dragones no son apegados a sus dueños pero Ryoku pidió un primero deseo de apego. Esto le va a costar muy caro—.

—¿Espera, por qué?—pidio saber el implicado.

—Los dragones son las criaturas más norteñas que pueden existir en la faz de las dimensiones si son criados por humanos o le toman cariño a uno. Ahora mismo para Kanna solo tendrá ojos para su creador—.

—¡Yo sólo quería una dulce hija adoptiva!—reclamó el pobre sujeto.

—Eso nunca acaba bien en los animes y lo sabes, ahora estará bien pero espera que crezca—le dijo Shiro muy malvado.

—Pero puedo pedir un deseo que especifique que solo tengamos una relación padre-hija—.

Kanna se despertó y le escribió un papel sobre otras regla que había olvidado mencionar dejando en shock al sujeto, mientras que ella se echó a dormir.

—Regla 4: No se permite la modificación de deseos, pídeselo a otro dios dragón más poderoso si es que este se pone de acuerdo contigo. Posdata: Depende de como me mimes, va a ser mi primera vez cuando entre en celo de adulta—.

—Ah si, olvidé decirles. Tenga cuidado con los deseos de una bebé dragón, son algo troll si no eres específico en ellos—agregó Sora.

—¡Me lo dices ahora!—reclamó el implicado.

Luego de eso, los dos fueron a visitar a Nageru en el reino de los ponies pero ahora todos estos tenían la camisa del Cruz Azul como moda que este les había puesto.

—¡Azul, azul, azul!—gritaban los caballos enanos.

—¡La victoria contra los Action Man va a ser nuestra!—exclamó el hombre en un sueño contra el reino de los hombres de acción.

—Va, mejor me voy. Van a perder de seguro—se alejó Shiro de ahí.

Luego de eso, fueron a la zona tecnológica del reino donde Chusai estaba más a gusto y este parecía estar disfrutando el sitio ya que era fan de los inventos.

—Así que esta es una red 5000 G a base de líquido de rodilla—comentó Shiro al ver una torre gigante.

—Creí que era un mito, pero aquí hay más secretos que en otros lados—alegó Chusai dando el paseo como guía.

—¿Tienen algo para resolver el por que el Cruz Azul no gana copas?—.

—Viejo, aun nos faltan milenios para resolver ese enigma junto al del secreto de la inmortalidad de Chabelo—.

En ese momento, se veían a los robots más avanzados del reino verificando unas cosas y Konran fue a preguntar algo que tenía duda.

—¿Ustedes son muy inteligentes?—.

—Sabemos de todo, nuestro conocimiento es el mayor que existe—declaró un robot.

—Entonces quiero saber algo, ¿Cuál es el lugar más frío de todos?—.

—El corazón de tu ex—.

—Puta, que sad. ¿Algún día el Cruz Azul va a ganar un campeonato?—.

En ese instante, el robot se bloqueó y la cabeza explotó en llamas de forma graciosa y Chusai sonreía nervioso ya que eso no ocurría por lo común.

—No hagas esa pregunta, no es algo que ellos entiendan o puedan predecir—explicó el sujeto.

Habían pasado varios días y las cosas aún eran raras en el palacio donde estaban los dos invitados especiales. Sin embargo, había una cosa que se tenía que hacer como parte del protocolo.

—¿Por qué me tengo que casar con Konran? Ni siquiera le he pedido que sea mi novia—comentó Shiro al respecto.

—Pero tuvimos sexo hace no mucho—.

—Sexo casual no cuenta—.

—Ejem, como los gobernantes de esta humilde dimensión tienen que desposarse frente al pueblo para que ellos los vean como sus nuevos reyes. La ceremonia fue anunciada y la nobleza va a asistir—declaró Sora con un papel.

—¿Qué hay de los cuates?—preguntó el hombre al ver la lista de los que no siquiera conocía.

—Ellos están en su entrenamiento, además no son nobles—.

—Renuncio—dijo de la nada el joven.

—¡No puedes renunciar, eres el rey!—dijo aterrada la asistente.

—Así que chiste, adivino como va a ser esto. Una fiesta aburrida, codeándose con gente estirada y cosas por el estilo. Soy un hombre de pueblo de todo corazón—.

—Yo los odio a todos, si no estoy generando caos es porque él no quiere que lo haga. Además esos papanatas me caen bien—.

Los dos se iban pero fueron detenidos por la asistente que se veía bastante asustada de que se le iban a ir de las manos.

—Bien, bien, vamos a invitarlos pero no renuncien—se rindió la mujer.

—Así está mejor—.

Shiro ya había conocido a algunos personajes de la nobleza del sitio y la verdad es que no le cayó bien a ninguno. Es igual en todos lados con el clasismo pero tuvo cuidado de no presentarte como el nuevo rey pero por su aspecto humilde creyeron que era un trabajador asalariado.

—Odio el vals, ¿por qué tenemos que bailar?—murmuró Konran muy pegada a Shiro mientras danzaban.

—Incluso de donde vengo es una tradición, ahora cállate y baila—.

Mientras tanto,

En la Dimensión de los Reyes del Caos y el Orden, estos habían logrado acceder con ayuda de los centinelas a la visión de esta dimensión desconocida pero no podían intervenir ya que estaba muy fuertemente sellada.

—¿Eso es un vals?—preguntó el Rey Orden curioso.

—Pareciera que se van a casar—comentó Hatori que notaba ciertos detalles en el palacio.

—¡¿Por qué no me has sacado a bailar desde hace mucho?!—reclamó la reina del Caos muy molesta con su esposo.

—Tenemos trabajo—.

—Todos los hombres son iguales—.

En la dimensión cero, las cosas estaban listas y el pueblo se preparaba para la coronación de los nuevos reyes. Los recién llegados a la dimensión fueron invitados y se prepararían con las mejores galas para la ocasión.

—¿Oigan, no voy a tener despedida de soltero?—preguntó Shiro muy molesto.

—Los reyes no tienen eso, aquí no existe—alegó la asistente como si nada.

—¡Hasta la proximaaaaa!—se escuchó al sujeto yéndose del palacio por la ventana.

—¡Vuelve aquí, baboso!—.

Shiro se había ido a cada reino a invitar a sus únicos conocidos de su mundo a una despedida de soltero y pues estos ni tardos y perezosos dejaron su entrenamiento ya que esto era más importante.

—Ya esta la carnita asada—dijo el futuro rey.

—Casi lista—levantó la mano Ryoku.

—¿Las Biblias?—.

—Ya está—levantó la mano Nageru.

—¿Las oraciones?—.

—Ya déjate de mamadas, huasteco. Vamos por las putas—dijo molesto Chusai.

—Aaaww, yo quería cantar el salmo de los ponies—murmuró Nageru al respecto.

—Eres un ser cuasi divino, no entiendo para que la biblias—.

—Esta es la Bible Black—mostró Shiro a todos.

—Anuma, esa madre es del diablo—se alejó Ryoku.

—Bien, lo haremos a la antigua. ¡Vamos a buscar putas!—.

Sin embargo, la prostitución era ilegal en el reino y esto molestó en sobremanera a Shiro ya que no podía ir a bares que por cierto eran sólo de nobles y controlados.

—Oh que la fregada, no puedo creer que este sitio no tenga suripantas—.

—¿Qué hay del reino de las súcubos?—sugirió Nageru.

—Oí que se volvieron monjas—dijo Chusai según los rumores.

—Eso es mejor, el epítome de la ninfomanía. Imagínense que tanta tensión sexual tienen acumulada—.

Mientras tanto, las chicas estaban reunidas en una especie de fiesta nice ya que no había de otra y Konran estaba aburrida porque no era lo que esperaba.

—¿Por qué no trajeron bailarines guapos y semidesnudos?—.

—Son ilegales—explicó Sora sonriendo.

—¡Esto no es una despedida de soltera!—.

—Sssh, Shiori está durmiendo. No hagan ruido—les calló Riki.

—A la mierda la legalidad, ¡traiganme bailarines o los destruyo a todos!—se levantó molesta la futura reina.

—¡Ahorita se los traigo!—se fue corriendo Sora.

—¡Y que uno se parezca a Ricardo Milos!—le advirtió la chica.

Los pervertidos llegaron al reino de las súcubos y estas oraban a alguien desconocido vestidas de monja. Por lo que entendían, hace mucho tiempo que las demonios del sexo no habían tenido acción y se tuvieron que adaptar a este estilo de vida.

—Buenos días, bienvenidos al reino de la santidad. ¿Planea dejar sus oraciones al Asesino de Dioses?—preguntó una monja suprema de cabello rojo.

—¿Asesino de Dioses?—preguntó Shiro curioso.

—Es el apodo que se le da al rey que gobernaba antes en los tiempos mitológicos. El nos aceptó tal y como somos, dándonos este reino sin discriminación—explicó la mujer.

—¿Entonces ustedes no hacen rituales demoníacos?—pidió saber Ryoku.

—No desde que en nuestra dimensión original nos desterraron. El rey nos aceptó con ciertas reglas y vivimos en paz pero desde que dejó este mundo entramos en celibato hasta su regreso como muestra de lealtad—aclaró la sucubo.

—¿Entonces si el rey vuelve van a romper su celibato?—.

—Si—.

—¿Como van a saber si el supuesto rey ya regresó y no es un impostor?—preguntó Nageru ya sabiendo que quería hacer.

—Ya han venido impostores así que nosotras guardamos un tesoro que solo el rey podría manipular—.

En ese instante, ellas mostraron una especie de tesoro les fue mostrado y Shiro lo sostuvo pero apenas lo tocó y este se abrió solito saliendo de ahí una especie de collar.

—Ah, mira que bonito. Este es un buen regalo de bodas para Konran—.

—¡Es el, es el rey! ¡El elegido ha regresado a nosotras!—se escuchó a una de ellas decir en tono de pos de gloria.

El sitio de santidad se transformó en una especie de burdel y antro fusionados, y las sucubos se despojaron de sus vestiduras de monja para dejar ver sus cuerpos ultra sensuales en diminutos trajes.

—Esto sin duda dibuja una sonrisa en mi rostro—declaró Shiro sintiendo que su despedida de soltero iba bien.

Al día siguiente, las chicas platicaban en lo mucho que se divirtieron en la noche con los bailarines pero vieron llegar a los varones y estos estaban flacos, cadavericos y apenas podían respirar.

—¡¿Qué carajos les pasó?!—balbuceó Sora en shock.

—Valió la pena—sonrió Shiro de forma débil.

Después de unos chanclazos de Riki por enterarse de lo que hicieron los patanes que tenía por compañeros, los preparativos de la boda se finalizaron para así dar paso a la ceremonia. Shiro estaba con traje estilo príncipe Disney y se veía venir a Konran con un hermoso vestido de novia al altar mientras caminaba.

—Por dios, crecen tan rápido—decía la Reina de la Nada que llegó al sitio aún violando las reglas y se sonaba la nariz.

—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de... ¿Cómo es que se llaman?—preguntó el sacerdote que parecía nuevo.

—Shiro y Konran—murmuró Sora al cura.

—Ah si, ¿alguien tiene una objeción por la que esta unión deba de hacerse?—.

En ese momento Riki levantó la mano y todos voltearon a verla curiosos porque no había dicho algo al respecto.

—¿Por qué no quiere que se casen?—.

—No es eso, ¿pueden esperarme? Shiori quiere ir a mi baño—confesó apenada la pelirroja.

—No tardes mucho—dijo divertido Shiro que comprendía lo duro que era ser madre soltera.

Después de unos minutos, se continuó con la ceremonia y el sacerdote pasó a la parte de los votos de los prometidos.

—Bueno, no sé qué decir. Eres la mujer de mi vida, literalmente sin ti estoy muerto. Eres odiosa, caprichosa, malhumorada pero no me desagradas—dijo Shiro un pésimo voto.

—¿En serio ellos se aman?—murmuró Nageru a Ryoku.

—Shiro, eres un cínico, barbajan, imbecil y descarado. Pero no me aburre tu presencia—ahora dijo sus votos Konran.

—Que amor—rodó los ojos Chusai.

—Los declaro marido y mujer, ya váyanse a su casa—finalizó el cura.

Shiro besó a Konran como correspondía y todos aplaudieron para después irse en un carruaje al palacio. Habría un banquete privado con varios nobles originalmente pero varios fueron echados ya que Shiro y Konran fueron insultados por nobles egocéntricos, a lo que ahí sacaron invitaciones para los amigos de la pareja de recién casados.

—Jojojo, pasenme el tenedor, mi lady—decía Shiro en tono de rey mamón.

—Tenga, mi lord, jojojo—respondió Konran con un tono parecido.

—Ya dejen esos acentos, me dan miedo—comentó Ryoku con asco.

—Es bastante comida, que bueno que traje mi topper—sacó Chusai sus trastes.

—Igual yo—asintió Riki muy divertida.

—Huele a pobre aquí—murmuró Shiro burlón.

—Somos ahorrativos que es diferente—alegó Nageru sobre ello.

Después de la boda, los nuevos esposos ahora estaban en su lecho de casados y se vio que Shiro llevaba carga de forma nupcial a su reina para depositarla en la cama.

—Shiro, no creo que haya sido buena idea de que nos hayamos casado. No me gustas así como parece—alegó Konran.

—¿Es por que no eres humana, verdad?—.

—No sé, me agrada estar cerca de ti pero no estoy acostumbrada—admitió ella mirando al cielo estrellado.

—No te tomes en serio esto, somos marido y mujer. No es diferente a como hemos vivido antes—.

—Posiblemente, la verdad es que jamás pensé casarme como humana. Los entes del caos como yo no nos casamos—.

—Es la primera vez, no pienses demasiado las cosas. La fiesta fue divertida, ahora vamos a dormir—.

Justo en ese momento, alguien tocó la puerta y se veía a Sora vestida con un traje de lencería blanca que dejó en shock a los dos.

—¡¿Qué demonios?!—balbuceó Shiro en shock.

—Pensé que habían empezado a consumar su noche de bodas, este es j regalo mío para hacerlo más picante—alegó la asistente.

—OK, esto no me lo esperaba—.

—Ya he tenido sexo antes con Shiro, no sé en qué se diferencia ahora que estamos casados—dijo la reina Konran.

—Es una tradición tener sexo después de la boda, notó que Shiro al tener un origen humano es más caliente de lo normal—declaró Sora estando en lo cierto.

—Eso no lo puedo negar, es un pervertido—.

—No se si están hablando mal o bien de mi, pero si debo consumar mi noche de bodas voy a ser un hombre—dijo muy serio el nuevo rey.

—Admito que ya no recuerdo cuando fue la última vez que tuve acción, fue hace tantos millones de años que se me olvidó como se siente—mencionó la asistente albina.

—Eso sí es malo, espero que no te quejes de mi. No soy muy experimentado más que con lo que hice con Konran—.

El hombre se quitó su ropa rápido y cuando se bajó los bóxer, Sora se sonrojó ya que no recordaba haber visto eso de la entrepierna del rey ni hace tantos años.

—¡Ah caray! ¡¿Y así ni tenías novia?! ¡Deberías ser un actor porno!—gritó en shock la asistente.

—Creí que ese era el tamaño promedio de un pene—volteó a ver Konran a Sora.

—¡Los nipones no son dotados!—.

—¿Cuenta que tengo ascendencia latina?—alzó la mano Shiro que no tenía nada de pudor frente a ellas.

—Eso explica varias cosas—.

Como marcaba la tradición, Shiro besó primero a Konran y esta lo recibió por placer aunque no sabía cómo sentirse ya que ahora ambos se pertenencian. Luego de eso, Sora besó a su rey y a diferencia de la reina ella tenía más experiencia en esto.

—Olvidé como es que saben sus labios, su majestad—susurró la asistente.

—Oye, no te quedes con todo—reclamó la reina.

En ese momento, Sora también le dio un beso caliente a su superior que la tomó muy desprevenida y Shiro comenzó a excitarse con sólo ver eso.

—¡¿Creí que solo ibas a besar a Shiro?!—exclamó sorprendida la reina.

—Mi deber es hacer sentirlos bien a ambos, por ello no me detengo independientemente del género—.

En ese momento, las dos mujeres sintieron un instinto de perversión gigantesco que venía del rey y ellas tragaron saliva ya que esto no salió como esperaban.

—¿Querían noche de bodas? ¡Ahora tendrán su noche de bodas!—.

Aunque Konran no era una humana, se puso muy nerviosa y es que Shiro no había actuado así de dominante antes y por algún extraño motivo eso la prendió bastante. Primero comenzaron con besos entre los tres y el hentai fue una clara ayuda en estos casos tan especiales.

Sora era besada en el cuello por la reina y esta era tomado del trasero por su esposo que lamía su cuello, de forma que este llevaba el control y ritmo de la situación.

—Oh por los universos, ¿de donde sacó tanto poder hentai?—jadeaba la asistente siendo desnudada ahora.

—¡Es más de 8000!—exclamo Konran sin saber que hacer.

El rey junto las caras de las chicas y ahora les obligó a hacer un beso triple que era extrañamente placentero pero usaba más saliva ajena.

—"No recuerdo que el rey me haya usado así como ahora, ¿por qué me está gustando?"—se cuestionó Sora confundida.

La primera en ser penetrada fue la reina que estaba en una posición de vaquero invertido mientras que la asistente besaba sus pechos y los manoseaba bastante.

—¡Aaaaah, esto es vergonzoso! ¡Antes eras más tierno! ¡No le gusta así!—admitió la chica pero fue silenciada por un beso de la dama de compañía.

—Shh, calla y no digas nada—.

Konran ya estaba haciendo muecas de aheago y sintió el éxtasis cuando su esposo se corrió dentro de ella sin piedad.

—No puedo más, esto no es humano—sintió la reina llegar a su límite.

—Mi trabajo aquí ha terminado, puedo comprobar que los reyes tuvieron su primera experiencia sexual como marido y mujer—intentó irse Sora pero Shiro la detuvo.

—¿A dónde vas? Esto no ha terminado—sonrió malvadamente el rey.

—Ya no es necesario—sonrió nerviosa la mujer.

—Ah no, ahora te aguantas—.

La chica fue puesta en cuatro y Shiro comenzó a darle por detrás sin piedad ya que aún no había descargado su tensión sexual y Sora comenzó a enrojecer mientas sudaba bastante. Su vagina estaba muy humeda y Konran veía débil que efectivamente subestimó la capacidad de su marido.

—¡Lo siento, lo siento! ¡Ya no quiero, me voy a morir!—decía la albina jadeando con la lengua de fuera.

En ese instante, la reina quería venganza y le puso su mano en la cara de la desconcertada asistente para ponerla ahora en su vagina llena de fluidos.

—Déjame limpia con tu lengua, para eso eres mi asistente—declaró ella de forma malévola.

La asistente lloró ya que su mente estaba muy rota en estos instantes y tuvo como una especie de epifanía o revelación existencial que le indicaban que este era el motivo por el que la Reina de la Nada la creó: Satisfacer en todo, absolutamente en todo, a sus dos superiores.

—Mete más lengua, Sora. Lo haces bien, te voy a dar un premio si me hacer venir—le dijo la mujer con una palmaditas en la nuca.

Sora gimió con unas nalgadas de parte de Shiro que la tenía bien sometida y ni hablar de la reina que estaba gozando de lo caótico que podría ser su esposo en estos instantes.

—Ay, Sora. Eres muy buena, me voy a venir—le avisó la reina y esta jadeó para dejar ir su orgasmo que fue bastante controlado pero exhaustivo.

—¿Cómo… lo hice… mi lady?—preguntó la asistente entrecortada por el placer.

—Eso estuvo bien, Sora. Ahora prepárate porque Shiro se va a correr dentro de ti—.

Apenas terminó la reina de hablar cuando Sora sintió que su superior se vino dentro de ella y su mente explotó por tanta dopamina en su cerebro.

—Uf, eso se sintió muy bien—jadeaba Shiro bastante cansado.

—Te pasaste con Sora, esta rota ahora. Va a tardar en recuperarse—mencionó Konran señalando a la chica dormida.

—Creo que le dejo unas disculpas mañana que despierte—.

Al día siguiente, Sora despertó desnuda y se cubrió con una sabana para notar que los reyes la tenían como sándwich contra su cuerpo. La mujer no sabía que pensar y los recuerdos de la noche anterior se hacían presentes y la hizo sonrojar bastante porque esto no era lo que tenía en mente

—Buenos días, Sora—saludó Shiro que despertó.

—Buenos… días—.

—¿Cómo amaneciste hoy?—.

—Eh, mi estado de salud no importa—.

—Viéndote de cerca te miras bastante preciosa, ¿por qué no has tenido novio?—.

—No estoy interesada en el romance, ese no es el propósito de mi creación. Solo soy una herramienta suya—recitó su código de vida la chica.

—¿En serio no te gustan estas cosas? ¿Por qué viniste anoche con lencería?—.

—Mi deber es que su matrimonio sea sólido y anunciar sus decisiones al pueblo. Mi vida es lo que ustedes hagan, por eso debo hacer lo que sea para asegurarme de que todo salga bien—.

—Pero anoche no parecías dudar hasta el último instante, no flaqueaste hasta antes de que Konran se viniera. ¿Por qué tuviste miedo?—recalcó el hombre que era muy perspicaz para esas cosas.

—Bueno, yo… Solo soy una herramienta, no estoy acostumbrada a estas cosas. No soy digna siquiera de estar en su cama, ¿por qué me hizo sentir tan bien anoche? Esto es demasiado extraño, su status es más alto que el mío. ¡¿Por qué no me trata como una herramienta y con mucho respeto?!—reclamó la chica sacando sus verdaderos sentimientos.

—Porque somos amigos—dijo simplemente el joven.

—¿Ah, soy una amiga?—susurró la chica totalmente sorprendida.

—Eh, si. Has sido de mucha ayuda, no conozco para nada este sitio tan extraño. Y aunque lo conociera eres muy buena en tu labor, nadie podría sustituirte. Me simpatizas bastante, eres muy hermosa y definitivamente eres buena en la cama, mira que hacer correr a Konran es bastante complicado. Lo mínimo que puedo hacer es tratarte con respeto y mutua admiración—alegó el rey Shiro.

Cuando este terminó de hablar, la pobre chica estaba soltando muchas lágrimas y estas no podíanparar, y esto despertó a Konran que se estiró y vio que la chica lloraba amargamente.

—¿Ahora que pasó? Estaba durmiendo plácidamente y ahora me despertaron tus sollozos—murmuró la reina.

—Lo siento, mi lady. Es que yo…—.

—Deja de tomarte todo en serio, sonríe y mejor acompáñame a la ducha. Estoy toda sudada de ayer, bañarse en compañía es mucho mejor que estar sola—.

Sora solo sonrió secándose sus lágrimas y desde ese día ella tenía un propósito en la vida que debía renovar: Velar por la felicidad de sus superiores más que nunca. Quizás era similar a su fe pero esta vez se sentía diferente a antes y es que el vacío que generaba su existencia única se estaba llenando bastante.

Continuará e inicia las Crisis Infinitas...