Crisis en Tierras Infinitas Naruhina
Capítulo 7 Vivencias en el reino
Mientras tanto, Yuna estaba en el reino de los zorros pidiendo posada con Riki y esta no entendía el que había sucedido con la niña.
—¿Por qué estas aquí? ¿Te peleaste con tus padres?—.
—Ellos me dijeron que le dijera a usted que iban a estar muy ocupados fuera de casa y que fuera a jugar con Shiori en una pijamada—explicó la niña de forma inocente.
Riki suspiró divertida ya que entendió el porqué Naruto y Hinata estarían tan "ocupados" fuera de casa. Lo que pasaba es que deseaban recuperar tiempo perdido y pues iban a darle duro a la alcoba en el hotel del amor del reino.
—Bien, quédate aquí por esta noche. A Shiori le gustará tener amigos con quien jugar—.
—Yupi—.
Yuna y Genji se habían quedado a dormir con Shiori en la Pradera Fushimi ya que tenían una pijamada y se dispusieron a jugar videojuegos.
—Genji, eres muy malo en esto—mencionó Yuna molesta.
—Es mi primer juego, es difícil—.
Riki se fue a ver a los niños por si se les ofrecía botanas cuando notó que a su hija se le veía enojada.
—¡Mamá, el niño rata me volvió a insultar!—le avisó Shiori a su madre.
—Noobmaster69—murmuró furiosa la mujer.
—Sí, ese—.
—Pásame el micrófono—.
—Sí—.
—Noobmaster, hola soy Riki la general Kitsune otra vez. Muy bien, o te desconectas del juego ahora mismo o voy a volar a tu casa, bajaré a tu sótano en donde te escondes, te arrancaré los brazos y te los meteré por tu trasero. Si corre por tu mamita, pequeña rata—se puso a lanzar insultos la pelirroja y los niños la veían con cara de pena ajena.
—Gracias mami—.
—Sí te vuelve a molestar, le voy a volar su castillo. Iré por nachos—.
—Tu mamá ya está muy grande para jugar videojuegos—dijo Genji extrañado.
—Nah, todos los generales y los reyes tienen su cuenta. Consejo: No se metan con el rey porque convocó un lich para matar a las tropas—les comento Yuna.
—Espera, no hay liches en el juego—dijo Yuna confundida.
—¡Nadie sabe como le hizo!—.
En el castillo, el rey jugaba el mismo árcade y tenía planeado conquistar el castillo de Riki ya que no se le olvidaba el chanclazo pero tenía burbuja encima para proteger su fortaleza.
—Veamos, tengo fantasmas de generales de nivel Omega, fantasmas de dragones jefes y fantasmas de monstruos—.
—Mi amor, te vas a meter en problemas si le dejas ir tu legión de fantasmas. Un segundo, ¿se pueden manejar fantasmas en las tropas?—.
—Sí tienes un lich general si se puede, ¡caguabunga!—.
Unos 5 minutos después, Riki recibió un mensaje en su dispositivo y notó que su reino estaba lleno de fantasmas que atravesaron la burbuja y se llevaban todo sus recursos.
—¡Shirooooooo!—.
En otro sitio, Hinata y Naruto iban tomados de la mano, pero la mujer iba muy pegada a su amante ya que aún no estaban casados bajo la ley y la religión.
—¿Nadie nos ha visto, verdad?—preguntó Naruto curioso.
—No—.
En ese instante, veían salir del lugar a Kushina y Minato que habían disfrutado de la noche anterior su nueva juventud pero miraron nerviosos a su hijo y nuera.
—Así los quería atrapar, puercos—dijo Naruto en burla.
—Ah ya, ni que no supieras que mamá y papá necesitan amor—alegó Kushina molesta.
—Un gusto verlos de nuevo, suegra—saludó formal la peliazul.
—Ya me contaron lo que sucedió en esa dimensión. Me alegra verte de nuevo, ojitos—.
—El lugar está bueno, disfruten el recorrido—.
Después de la despedida, los dos entraron y vieron a Sora en la recepción y estos se la quedaron viendo rara ya que debería estar en el hospital.
—¿Tú que haces aquí?—preguntó Naruto curioso.
—Soy otro de los clones de la verdadera Sora. Bienvenido al hotel del amor del reino, el único lugar donde sus fantasías y perversiones se hacen realidad—presentó la mujer albina el lugar.
—¿Qué clase de hotel es este?—preguntó Hinata confundida.
—Es un hotel de temática erótica donde las parejas de amantes y esposos van a reavivar las llamas de la juventud—.
—Eso sonó a Gai sensei—mencionó Hinata recordando al cejudo.
—De hecho…—iba a decir la mujer algo pero se escuchó un ruido al fondo.
—Uuuuuuuuh—se oía la bulla de las mujeres.
—¿Y eso?—.
—Es un centro de bailarines exóticos, está dividido en sexos así que es mixto. Miren quien es el bailador estrella—.
Ambos solo estaban en la puerta y notaron que el bailarín en la barra era Maito Gai vestido como Ricardo Milos y las mujeres las traía locas.
—¡Mis ojos, mis ojos!—gritó Naruto en el suelo.
—Pásenme el cloro—dijo Hinata toda gris.
—No les dijimos pero al parecer encontramos a Maito Gai en la última dimensión. Estaba muy deprimido porque perdió la capacidad de caminar, a sus alumnos y Kakashi en la guerra pero cuando le dijeron que su rival estaba vivo no dijo más. Ahora es el bailarín estrella y el dueño del centro de zumba del reino—les contó la asistente.
—¡Mueve ese culo, papi!—se oía a una mujer en el lugar.
—Sí que están desesperadas por un hombre aquí—murmuró Hinata perturbada.
—Mueve ese paquete—se oyó a un hombre cerca.
—Nunca dijimos que fueran solo mujeres sus fans—aclaró Sora esto último.
—Una pregunta, ¿puedo grabar? Quiero enviar esto a Kakashi—preguntó Naruto de forma muy sospechosa.
—Claro—.
En el reino de los Inugamis, Kakashi Hatake era entrenado por Tsukiko para que fuera su general perro ya que el ninja tenía una afinidad natural a los sabuesos. En ese instante, el hombre recibió un mensaje en su celular y cuando abrió el video vio el video más perturbador de todos.
—¡Mis ojos, mis ojos!—.
El sujeto intentó suicidarse con la Electricidad Púrpura varias veces pero se regeneraba y todo era inútil, por lo que comenzó a chuparse el pulgar sumando otro trauma a su lista enorme.
—Ay no es para tanto, deja ver—miró la mujer yokai para después arrepentirse de por vida—¡Mis ojos, mis ojos!—se fue ella con cáncer visual.
—¡Me las vas a pagar por esto Naruto!—juró venganza el Ninja que Copia.
De vuelta al hotel, el par de amantes tenían un recorrido y entraron a una habitación de una dimensión de bolsillo en blanco que les pareció sospechosa.
—Esta dimensión se va a personalizar de acuerdo a sus gustos para que hagan realidad sus peores fantasías. Por ejemplo, miren este video de los últimos clientes que se fueron satisfechos—mostró Sora una grabación.
En el dispositivo se vio que los últimos clientes eran Kushina y Minato que habían probado recientemente una fantasía peculiar que les habían platicado: El BDSM.
—¡Castígame Minato, hazme sentir más dolor!—decía una Kushina desnuda y llena de marcas en la espadas—¡Ay si, más duro!—.
—¡Oye, no quiero más traumas!—reclamó Naruto furioso.
—Guau, Kushina es pasiva entonces—mencionó Hinata curiosa.
—Aquí tienen los paquetes que pueden elegir. Como son primerizos será gratis esta vez y por agradecimiento de parte del rey tendrán el servicio completo—.
—Muchas gracias, de veras—asintió el rubio agradecido.
—Disfruten su estadía—salió la mujer de ahí.
—¿Cuál paquete elegimos? No me siento preparada para el BDSM—mencionó Hinata muy poco convencida.
—Veamos… Creo que este será el paquete ideal para nosotros—.
Hinata lo miró y notó que ese le iba mucho mejor a ella ya que se adaptaba a sus mayores fetiches, pero lo encontró raro hacer esto.
—Esto es vergonzoso—.
—Para mi no, es hora de la acción—.
Fantasía play…
La dimensión en blanco nos proyectó una escena de una escuela preparatoria del mundo AU y nos presenta a la profesora Hinata Hyuga de unos 40 años de edad, solterona, sensual pero de personalidad torpe.
—Niños, abra la página en la página 40. Naruto, ¿dime en donde se firmó el acta de culminación de la guerra entre China y Japón?—.
—En la parte de abajo, maistra—respondió el joven Naruto haciéndose el torpe.
—En primera es maestra y en segunda estas castigado en detención, Uzumaki—le dijo la profesora en tono rebelde.
Ya en detención, Hinata veía a Naruto que se dormía en el salón y le dio un reglazo para disciplinarlo muy seriamente.
—Naruto, eres incorregible. Vas a terminar como conserje si sigues así—.
—¡A mi no me lance amenazas, solterona! Al menos yo si tengo posibilidades de casarme—alegó el estudiante.
—¡Cállate, es que no tengo novio porque terminé con mi pareja!—.
—Ay si, que casualidad—.
—Me engañó por una mujer más joven, estoy mejor sola—alegó la peliazul acomodándose sus lentes.
Naruto notaba que en realidad la profesora no era fea y en realidad tenía un cuerpo de infarto para su edad, cosa que le alborotaba sus hormonas.
—Ya me tocan mis pastillas—.
La Hyuga tomaba sus vitaminas a menudo por su edad pero ese día por una extraña razón se llevó estimulantes sexuales que harían que un toro tuviera sexo por horas ya que tenia una compañera de cuarto que era veterinaria y confundió las pastillas.
Después de un rato, la Hyuga comenzó a sentirse ansiosa y sudaba bastante, cosa que Naruto notó y se acercó a la peliazul.
—¿Está bien?—.
—Sí… Estoy bien, solo tengo mucho calor—jadeó la Hyuga.
—Pero tenemos aire acondicionado, que extraño—.
El rubio miró que se había tomado la mujer y leyó lo que era así que buscó en Internet encontrándose con la sorpresa.
—Sensei, esto es un afrodisíaco para toros. ¡Esta excitada!—le dijo el Uzumaki preocupado.
—Me siento muy mal, muy mal—.
La Hyuga tenía la vista algo nublada y su mente no estaba clara, así que se desabrochó la blusa dejando algo de su escote al descubierto denotando la gran delantera que tenía.
—¡Oh por dios, que tetas!—.
Entre las piernas de la madura se veía que estaba saliendo algo de líquido y la chica estaba tan tensa sexualmente que comenzó a manosearse los pechos como instinto.
El Uzumaki pensó en hacer algo así que vio las pastillas diabólicas y se le ocurrió una idea, así que se tomó una y pues comenzó ahí la acción. En cuanto le hizo efecto, el ojiazul arrancó la blusa y luego le bajó el sostén rápidamente para comenzar a oprimirlos con sus manos firmes.
—¿Qué haces, Uzumaki?—intentó decir la profesora sabiendo que estaba en algo prohibido.
—Olvídese de eso, póngase en la mesa ahora—.
El rubio la puso en ese sitio, alzó la falda de la maestra y bajó sus bragas al suelo para comenzó a penetrarla sin piedad.
—¡Sensei, sensei, se siente tan bien!—.
—¡Esto no está bien! ¡Ay, más fuerte!—.
Para este tiempo ya no estaban pensando en nada más que fornicar y la profesora se veía con la mirada en blanco de lo excitante que era el peligro y los efectos de la droga.
—Por dios, que duro se siente y que vigor. Me estoy corriendo—jadeó la maestra teniendo un orgasmo.
—Vamos, esto no es todo—le dijo el Uzumaki aún sin venirse.
Así estuvieron varias rondas en el salón de clases en lo que el efecto del afrodisíaco pasaba: Misionero, vaquero, etc. Esta era sin duda la mejor cogida de toda su vida de Hinata y para Naruto fue la perdida de su virginidad más honorable de todas.
—Uuuf, eso si que es lo mejor. ¿Cuándo repetimos?—preguntó el rubio emocionado.
—Ay no, ¿Qué hice?—se levantó la Hyuga en shock.
—Vamos, no le voy a decir a nadie—.
—Nada de esto ocurrió, Uzumaki. Si no mi carrera estará arruinada—se levantó Hinata con las piernas temblorosas.
—Adoro mi vida—.
Fantasía stop…
La dimensión volvió a estar en blanco y los amantes tuvieron una experiencia muy rara en esta situación pero si podían experimentar más cosas.
—Quiero algo más normal, Naruto. Eso último fue fuerte—admitió Hinata cansada y desnuda en el suelo.
—A la próxima quiero ser el profesor—le juró el Uzumaki.
—De acuerdo—.
Al mismo tiempo que esto ocurría, la reina Konran tenía una reunión con Ayame a solas ya que tenían que discutir sobre un detalle muy importante que ocurrió en la última misión.
—Dime la verdad, ¿te acostaste con mi marido?—preguntó muy seria la reina.
—No voy a mentirle, mi lady. Si tuve una aventura mientras estábamos en la misión, puede castigarme si lo desea—declaró la maid castaña asumiendo su falta.
—No estoy enojada, esos sentimientos de enojo por adulterio no son propios de mi ya que no soy una humana. Lo que tengo que advertirte es que una vez que empiezas a tener sexo con alguien como mi esposo, ya no hay vuelta atrás—declaró la reina muy seria.
—¿De que habla, mi lady?—.
—Hmmm, ¿Cómo explicarlo? El semen de Shiro es como una droga, cada vez es más necesaria y genera locura al menos que seas una entidad del caos estable como yo que soy su antítesis—reveló la mujer a su maid.
—Espera, ¿entonces quiere decir que me voy a convertir en una ninfómana maníaca del sexo?—.
—Sí, a menos que cada cierto tiempo tú y yo repitamos sexo lésbico entre nosotras. Eso evitará que tu cordura se destruya y la adicción disminuya bastante—.
—¡No soy lesbiana!—exclamó ella avergonzada.
—Eso dices tú, ¿has notado que últimamente los cuerpos de tus compañeras se te hacen más deseables en las duchas?—.
La cocinera se sonrojó ya que se había guardado ese secreto pero en esos días de paz, su mente estaba traicionándola y había estado masturbándose pensando en Honoka y Natsu.
—Adivino que es un si, eso es culpa de los residuos de la energía de Shiro. Bastante de sus deseos sexuales están en su energía que te traspasó en su acostón—le explicó bien la reina la razón.
—¿Por eso me citó a solas?—.
—Así es, necesito depurarte de la excesiva energía del orden en tu organismo. Normalmente por cada vez que tienes sexo con Shiro, debes ir conmigo después para evitar los efectos secundarios devastadores o hacer un trio para ahorrar tiempo aunque no siempre estoy con mi esposo—.
La cocinera estaba nerviosa y es que de verdad su mente estaba demasiado traicionera últimamente, además de que estaba haciendo cosas que jamás querría experimentar en su antigua vida. ¿Este era el precio a pagar por ser la sirviente de un dios como él y obtener los beneficios que acarrea esto?
Antes de eso, se metió a duchar y pensaba en que cada vez más su antiguo yo desaparecía para ser algo más allá de lo humano. Algo que entendió en estos tiempos es que para estos dioses el sexo era algo tan trivial que no era tan estigmatizado como ella estaba acostumbrada.
Después de salir de la ducha se secó y se puso una lencería negra que apenas dejaba a la imaginación, y se fue a ver a la reina que estaba desnuda solo cubierta con una sabana.
—¿Cómo me veo?—cuestionó ella muy avergonzada.
—Muy bien. No estés tan avergonzada, considera esto tu pago por hacer que mi esposo me ponga los cuernos—mencionó en broma.
La chica se quitó el sostén dejando al descubierto sus pechos crecidos por la ingeniería genética y luego se quitó la tanga quedando completamente desnuda. Ya estaba acostumbrada a mostrarse sin nada de ropa ante ella y su experiencia sexual previa le quitó algo del nerviosismo inicial para esta acción.
—Ven aquí, preciosa. Ven con tu reina—.
Ayame ya había sido besada por su reina por sorpresa pero esta vez ella tomó la iniciativa y está aceptó su beso que inició lento pero se tornó más y más salvaje.
—Te está gustando esto, ¿verdad?—preguntó Konran viendo que su amante lo disfrutaba más de lo que pensaba.
—Ya cállese o me voy a arrepentir—.
—Esta bien, no te detengas—.
En otro lado al mismo tiempo, Honoka y Natsu terminaban su ingeniería genética en el centro de hospitalización privada de la realeza y habían vuelto al palacio a cumplir sus funciones. Las dos chicas se veían muchos más jóvenes, hermosas y sus medidas cambiaron de forma que eran más deseables de lo que llegaron a imaginar. Sin embargo, ahora venían discutiendo un asunto muy importante al respecto y se trataba de su futuro ahí como maids por la eternidad.
—¿Vendiste tu alma para derrotar a Sakura? No me habías dicho eso—mencionó Honoka muy seria.
—Estaba desesperada y él cumplió su promesa realmente. Aunque Naruto y Hinata hicieron ese jutsu poderoso, fue la energía de Shiro que la eliminó. Ahora tengo que cumplir mi deuda aunque no esta mal trabajar aquí ya que fui maid toda mi vida—le contó ella sonriente.
—No soy una maid, sino una Uzumaki de la realeza. Jamás pensé que me rebajaría a esto pero es el precio por vender mi alma, ¿verdad?—admitió ella con un tono melancólico.
—¿Qué pediste a cambio?—.
—Asegurar de que el clan Uzumaki y Hyuga renacerán de sus cenizas y que sigan prósperos para siempre. Sufrimos bajas antes y no deseo que haya algo que nos vuelva a masacrar—.
—Ya veo, es una buena petición a cambio de tu alma. Al menos estamos juntas en esto con Ayame, el trio de Bellezas nunca descansará hasta que el mal perezca—levantó la otra mujer su mano muy efusiva.
—¿Estas de acuerdo con lo que va a pasar ahora? Recuerda lo que nos dijo la asistente Sora sobre un detalle en nuestras tareas—.
—¿Te refieres a la parte del sexo? A mi no me molesta realmente—admitió la peliverde.
—Eres una pervertida—.
—En el clan Hyuga no podía ser muy liberal por culpa de las normas que ellos tenían. En cambio desde hace años que soy muy flexible, ¿verdad que te ha gustado cuando te masajeo los pechos cuando estamos solas?—.
—Hmmm, te estás aprovechando de mi adicción a los Hyuga—murmuró ella muy sonrojada y enojada.
—Tú me hiciste despertar mi pervertida interna cuando me besaste en las aguas termales hace años—.
—Y estoy arrepentida de eso, te convertí en una pervertida bicuriosa—.
En ese instante, se toparon con el rey Shiro que entrenaba duro con Sora y esta se hallaba muy exhausta ya que no estaba del todo recuperada.
—Mi señor, no debe descargar su tensión en mi—.
—Tú energía de la nada no se ha recuperado porque mis reservas de orden están muy bajas. Si lo llego a hacer demasiado con Ayame se va a volver loca, no puedo abusar de ella—.
En ese instante, las dos maids se presentaron a su servicio y el rey notó su presencia de inmediato así que fue a verlas.
—Mi señor, ya nos reportamos al servicio. No pudimos oír de eso con nuestra amiga Ayame, de hecho nos hizo el comentario pero no entiendo porque es peligroso—quiso saber Honoka la verdad de este asunto.
—Es porque la energía del rey es adictiva como una droga y hace que las personas quieran más de su semen porque les otorga poder. La solución es que se metan después con la reina para purificación—respondió Sora sobre ello.
—Así que Ayame ya tuvo sexo con una mujer, al fin se unirá a nosotras la mosca muerta—dijo Natsu relamiéndose los labios.
—Miren que tenemos aquí, una pervertida que salió del closet. Esa clase de detalles no me los guarden—les pidió Shiro secándose el sudor de su cara.
—Entiendo más o menos eso de las adicciones, los Uzumaki una vez que tienen un beso con un Hyuga especifico no pueden dejar de ir tras él—reveló Honoka al rey que se oía interesado.
—Cuéntame más de eso—.
—Los Uzumaki tienen una extraña condición en sus genes que genera una atracción muy poderosa a alguien del clan Hyuga o usuarios descendientes del clan de los ojos blancos. A veces es fuerte y raya en la obsesión, en otros casos es más leve y se genera una hermosa amistad que puede evolucionar a amor, nunca se sabe pero en mi caso es del tipo sexual y para mi desgracia fue con alguien de mi sexo—explicó a detalle la pelirroja.
—Y vaya que lo disfrute, Honoka onee sama—le dijo la ojiperla dándole un beso en la mejilla a una Uzumaki incómoda.
Shiro pensó en las parejas de los Uzumaki sobrevivientes que ha ido recolectando a lo largo de estas dimensiones y notó que habían tres casos en que los Uzumaki habían estado atraídos a los Hyuga: Naruto y Hinata, Neji y Karin, recientemente notó que Yuna le tenía muchas ganas a su primo dimensional Genji, y ahora notó que Natsu y Honoka tenían este problema. Además podría agregar el plus de que en una de las realidades que visitaron la madre de Hinata estuvo enamorada del Naruto Suggar Daddy y ella fue interés amoroso de él hasta que apareció la Princesa Byakugan. ¿Podría ser que este fuera un patrón que se daba en muchos universos? Eso se lo plantearía más tarde a Riki de lo que estaría muy interesada en conocer.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando vio salir a Ayame muy avergonzada junto a la reina que tenía una sonrisa de satisfacción y la cocinera tenía varias marcas en su cuello.
—Oh, por los dioses. Al fin te uniste a mi club—abrazó Natsu a Ayame.
—Vaya que si grita esta mujer—mencionó Konran a su esposo.
—Lo sé, eso me da una idea. En la noche como tenemos a dos nuevas recién llegadas, tendremos un fiesta privada en el jacuzzi real—declaró Shiro esa orden y eso hizo sonreír a Sora.
—Lo voy a preparar todo para esta noche, lleven sus bikinis. Mientras tanto vayan a sus puestos—fue lo último que dijo Sora antes de irse.
Por su parte, desde que Yuna llegó a la nueva dimensión estaba obligada a ir a la escuela del reino pública y es que todos los niños sin excepción tenían que educarse para evitar lo más posible el analfabetismo y los mismo ocurrió con Genji que recién se habían incorporado.
—Hoy recibimos a un nuevo compañero de la clase, su nombre es Genji Uzumaki Hyuga—dijo la maestra sonriente.
—Hola Genji—saludó Yuna al fondo.
—Espero que lo traten bien—.
Yuna era una niña de pocos amigos así que su circulo social era Shiori, Genji y Kanna Asai que también asistía ahí. Los demás niños no se acercaban mucho a Shiori y Kanna en un principio ya que al ser de la realeza prácticamente eran considerados niños populares y estaban celosos de que dos niños de la nada se juntaran con ellos.
—Espero que den ramen en el almuerzo—declaró Yuna hambrienta.
—El almuerzo de hoy es brócoli—señaló Kanna asqueada al ser carnívora.
—¡Noooooo!—.
Había un lugar reservado en la cafetería para Shiori y Kanna por ser de estatus alto, pero hicieron espacio para sus amigos ya que en realidad no había otro sitio y los demás podían ser crueles con los nuevos.
—¿Por qué los demás nos miran feo?—preguntó Genji qué era el más listón de ellos.
—Es porque somos hijas de los más allegados al rey, imagina que de la nada nosotras elijamos a dos desconocidos mientras que hemos rechazado a ellos por años. Puedo ser ingenua pero hasta yo sé cuando la gente es falsa—explicó Kanna recordando las enseñanzas de su amado papi.
—Ya veo, es una pelea de status—.
En si la escuela estaba dividía en estratos sociales: Alto, medio y bajo, dependiendo de tu cuna y antecedentes familiares. Kanna y Shiori eran sin duda las que actualmente estaban arriba de la cadena alimenticia pero nunca se aprovecharon de sus privilegios como los fifis de cuna y trataban bien a medio mundo pero el problema era con los de la cuna alta inferiores a ellos.
—Oh, ¿y nosotros en que rama entramos?—preguntó Yuna interesada.
—Los Uzumaki y los Hyuga no existen como facción noble aquí, así que están en lo más bajo de lo bajo hasta que el rey declare formalmente su posición social por influencias de mi madre. De mientras serán nuestros kohais—explicó ahora Shiori.
Aunque Shiori se preocupaba por Yuna ya que era nueva, estaba olvidando un gran detalle: Ella tenía la sangre de los Uzumaki en sus venas y eran peligrosos de provocar teniendo a Kushina como su abuela. Sin saber ese detalle, un mocoso fifi abusivo se acercó a la niña estando sola en sus ratos libres y empezó a acosar a la desprevenida Uzumaki.
—Mira, si es la nueva. ¿Cómo le hiciste para enredarte con lady Shiori? ¿La embrujaste? Dinos el secreto—declaró el jovencito de forma irrespetuosa.
—Piérdete—le advirtió la pelirroja empezando a encenderse.
—¡Ten cuidado con quien hablas así, plebeya! ¡Soy de los nobles del reino y me debes respeto!—exclamó el sujeto tirando el ramen que se iba a comer ella.
Algo se rompió dentro de Yuna y una lagrima corrió en su mejilla para después ver que su cabello se levantó en 9 mechones, su Jogan salió al flote y su instinto asesino inundó el salón entero con todos sus compañeros engreídos aterrados por esa aura.
—Tiraste mi ramen, ¡ahora vas a conocer lo que es el verdadero dolor!—se le oía a Yuna una voz demoníaca que sentenció a muerte a su agresor.
Tres horas más tarde, Naruto y Hinata estaban en la dirección con una Yuna sin arrepentirse de lo que hizo a pesar de los regaños de la directora a cargo y pues nada de lo que le dijeran iba a hacer de cambiar de opinión a la niña.
—Volvería a golpearlo y con más fuerza si me vuelve a tirar mi ramen—declaro ella sin arrepentirse.
—Yuna, ¿Entonces fue por que te tiró tu ramen? Entonces le hubieras dado con la silla—declaró Naruto molesto.
—¡Naruto, debes corregir a nuestra hija!—regañó Hinata a su marido.
—Pero tu también te desquitaste con tus acosadores después de que te hice mi alumna—.
—Cierto, le hubieras dado más fuerte—cambió de parecer la peliazul al recordar malas cosas.
En fin, el castigo de Yuna pudo haber sido fuerte de no ser porque alguien exterior intervino para que no fuera algo grave a pesar de ser una golpiza a un fifi de la nobleza y eso era que Shiori le pasó el chisme a su madre para que le hicieran el favor a los Uzumaki.
Continuará…
