Crisis en Tierras Infinitas Naruhina
Capítulo 28 La llegada de la masoquista suprema
En algún sitio apartado del reino, Kazuma Sato estaba levantándose tarde como siempre y pudo notar que Aqua no estaba en la mansión a diferencia de Megumin y Darkness.
—Oigan, alguien ha visto a Aqua. Normalmente espera a que le hagan el desayuno—comentó el aventurero algo curioso.
—No sé, desde ayer que no la veo. Espero que no se haya perdido como siempre—dijo Darkness recordando la última vez.
—Probablemente fue a conseguir más alcohol, debe haber buenas ofertas—mencionó Megumin pensando en lo que haría hoy.
Luego de eso, la fueron a buscar en todas partes y no estaba, pero en una de esas la lograron avistar con un diseño distinto en su vestuario. Se soltó el cabello, su mirada lucía más fría de lo usual y su vestuario era más elegante, con una leve armadura para aumentar su proyección en piernas, abdomen y hombros, además de que dejaba algo su escote.
—Ah, hola. Estaba viendo unas cosas para mi, ahorré para estas preciosidades—mostró Aqua unos kunais de triple punta.
—Que hermosas armas—notó Darkness lo elegante y ligeras.
—Aqua, esas armas son kunais de triple punta, ¿verdad?—.
—Sí, le pedí al herrero que me las hiciera—.
—Por cierto, ¿por qué cambiaste tu look? Te veías bien como estabas—comentó Megumin preocupada.
—Así estoy bien, quiero aires frescos. Hay que ir al gremio, ¿verdad?—les invitó la diosa sonriendo de forma tranquila.
Todos se quedaron anonadados por la actitud de Aqua que hubiera hecho un escándalo solo por presumir su nuevo look. Ella no había dicho algo en el camino y daba miedo ya que por alguna de sus tonterías iniciaban los temas de platica.
—Aqua, ¿tienes algo que contarnos que sea importante?—preguntó ahora Darkness rompiendo el hielo.
—¿Eh? Oh, el Atlas se hizo campeón—.
—Sí, el Cruz Azul no pudo retener el campeonato. Que mal—.
—¿Qué demonios es el Cruz Azul?—alzó la ceja Kazuma.
—Ignorante, por eso no progresas en la vida—declaró la diosa en un tono burlon y paró la platica.
Kazuma quedó con cara de What ante eso pero no se atrevió a responder ya que ignoraba bastante de lo que hablaba la diosa. Luego de eso llegaron al bar y ahí estaba Yunyun que hablaba con la dueña del lugar. Megumin se quedó sorprendida porque su rival autodeclarada tenía también un look distinto y una mirada igual de fría sino que aún más helada que la de Aqua.
—Yunyun, querida. Buen día—saludó la diosa a su mejor amiga.
—Aqua—.
Ambas se dieron un beso en los labios cortos que dejó en shock a todos los presentes, más al team Kazuma que no sabían que pasaba.
—¡¿Pero que está pasando aquí?!—exclamó Megumin en shock.
—Ah hola, es un gusto verlos. Aqua, compraste un kunai de triple punta que te pedi—.
—Sí—.
—Eres un amor—.
—¡¿Yunyun, acaso eres lesbiana?!—exclamó Megumin en shock.
—No, simplemente me gusta besar a Aqua—sonrió ella en un tono cómplice que dejó a la chica loli nerviosa.
Ella se escondió detrás de Kazuma y Yunyun la ignoró mientras iba con alguien al fondo que ellos no conocian para hablar.
—¿Quién es ese?—preguntó Darkness confusa.
—Es el compañero nuevo de Yunyun, hace poco consiguió que se enlistara en su team—explicó Aqua a todos.
—¿Yunyun tiene amigos? ¿Desde cuando es tan sociable?—alzó la ceja Megumin.
—Tiene una vida fuera de ti, puede que el hecho de que no la hayamos metido la forzó a buscar por otro lado. El amigo de Yunyun es encantador—.
—¿Lo conoces?—.
—Sí, me ayudó apagar ciertas deudas—.
Nadie estaba seguro de eso y Yunyun se sentó en las piernas del hombre misterioso para el horror de Megumin que iba a confrontarlo porque era seguro que se aprovechaba de ella.
—¡Oiga! ¡¿Qué está haciendo usted con Yunyun?!—reclamó la maga enojada.
—Megumin, no hagas escándalo. Shiro es buen tipo, me gusta sentarme en sus piernas mientras me acaricia la cabeza—declaró Yunyun con una mirada de devoción extrema.
—Mierda, creo que la perdimos. Debí ser más estricta con dejarla sola, maldición—pensó la loli aterrada.
—¿Demonios? Apenas la conoció y la tiene a sus pies, ¿Cómo le hizo?—dijo mentalmente Kazuma al ver esa escena.
—La tiene sometida, quiero que hagan lo mismo conmigo—también pensó Darkness suponiendo cosas que no eran.
Todos salieron del lugar con bastante perturbación por lo que vieron y algo de arrepentimientos, menos Aqua que parecía no inmutarse ante la situación.
—Vamos a la tienda de Wiz, le debo dinero—comentó Kazuma a todos ellos.
—Sí, ¿por qué no?—.
En ese instante, se podía ver que la tienda de Wiz sufría reparaciones ya que ahora se expandirían ya que el negocio prosperaba y se podía ver a la castaña supervisando las reparaciones.
—¿Qué pasa ahora?—.
—Hola, chicos. Mi tienda recibió un bono y ahora estoy remodelando mi local—explicó ella a todos.
—Buen día, melones fríos—saludó Aqua manoseando a la mujer pero esta se la quitó y le dio una nalgada.
—No soy masoquista pero eso fue excitante—.
—"¡¿Ustedes también?!"—reclamó Kazuma con el ganso en llamas.
—¿No les has dicho que estamos en una situación de… amigas con derecho? ¿Así se dice?—.
—¡¿Amigas con que?!—balbuceó Megumin muy sonrojada.
—"Ay, quiero que me nalguean asi"—pensó Darkness con antojo.
—¡Maldita sea! ¡¿Por qué solo entre ustedes?! ¡No antojen!—reclamó Kazuma furioso.
—Te dejaríamos participar pero eres un gallina. No eres lo suficientemente hombre para eso, además no nos interesas—dejó en claro Wiz abrazando a Aqua por detrás ya que era más alta.
Todo eso era turbio y excitante a la vez, ¿por qué Aqua se portaba tan radicalmente diferente? Darkness si bien no era yuri, estaba más que dispuesta a hacer un sacrificio para así estar con Kazuma y mantener su amistad con Megumin pero ninguno de ellos dos la dejaría entrar en un trio.
Sin embargo, no se atrevería a dejar el equipo porque era como su familia y aunque le doliera, era imposible dejarlos. Esa era su convicción, ¿verdad? Wiz qué miraba a la rubia notó ese destello de tristeza y más tarde a solas le hizo el comentario a Aqua.
—Así que Darkness fue rechazada, no estaba al tanto de eso. Quiero entender que tiene miedo de dejar el equipo—.
—Sí, no creí que estuvieran tan divididos. De haber sabido hubiera intervenido antes—suspiró Wiz que los quería a cada uno.
—Sí, si hubiera sido más sabia como ahora quizás habría ayudado a que Kazuma tuviera su trio. Ya sabes que el deber de diosa que tengo es que mi protegido tenga su felicidad—.
—Sylphina te dijo que vieras por Darkness. ¿Qué vas a hacer?—preguntó la castaña.
—Lo que tenga que hacer aunque eso signifique la separación del equipo. Es mejor irse en los mejores términos—.
Aqua los quería a todos como su familia y le había dolido ver a todos morir en su línea de tiempo original. Por eso tenía que meter sus manos en este asunto y velar porque todos estén bien, aunque sea doloroso la separación.
—Aqua, ¿ya te decidiste?—se oyó la voz de Shiro en su mente.
—Sí, decidí desligarme de mi antiguo equipo. Manda a Nageru a matar al Rey Demonio para romper mi contrato con Kazuma—.
—De acuerdo. ¿Algo más que agregar?—.
—Sí, ¿no hay posibilidad de que recibas a Darkness en el harem?—.
—No me gustan las masoquistas pero tal vez Nageru si. Anko esta aburrida de solo tenerlo como único sirviente—.
—Entendido, por favor. Envía a Darkness la invitación para que se una a la legión de paladinas masoquistas del reino de Nageru—.
—Entendido, cambio y fuera—.
En otro lado, Megumin estaba muy pensativa porque todo se tornó muy extraño. Primero Aqua se había vuelto una verdadera diosa, lo segundo es que Yunyun ya no estaba sola pero andaba con alguien bastante mayor que ella y por último Wiz parecía mejorar en los negocios. ¿Qué estaba pasando doctor García?
A lo lejos, se podía ver a Yunyun que estaba sola viendo unas cosas y Megumin quería hablar con ella porque le preocupaba bastante.
—¿Te preocupa que este con Shiro?—.
—Así que se llama Shiro, ¿por qué estás con alguien tan mayor? Puede que te doble la edad, hay varios hombres de nuestra generación—.
—Sí, es muy mayor para mi. Estoy consciente de que esta mal, pero no me dejó sola y me agrada mucho estar con él—se sonrojó Yunyun.
—Tú papá te va a matar cuando se entere—.
—No lo creo, Shiro es muy convincente. No te preocupes por mi, es mejor que te empieces a preocupar por ti y tu futuro con Kazuma—.
—¿Qué tiene que ver Kazuma con esto?—.
—Se que lo amas, eso va a dividir al grupo sin duda—le advirtió Yunyun sin pelos en la lengua.
—¿Por qué? El grupo está bien—.
—No te hagas la tonta. Darkness le gusta Kazuma y oí que fue rechazada. ¿Crees que esto se va a quedar de manos cruzadas? No te ha dicho nada porque son amigas y no quiere herir tus sentimientos. Aqua va a irse de tu equipo cuando todo explote o quizás antes, ella tiene que volver a sus deberes como la diosa del agua apenas el Rey Demonio muera—.
Megumin no sabia de esto y suponía que era una confesión de Aqua a ella. Al ser una diosa, suponía que su trabajo terminaría para ir al cielo pero desconocía a que había llegado.
—Darkness se merece ser feliz, si no estás dispuesta a compartir a Kazuma, no hay razón para que ella afiliada a ustedes—.
—¿Desde cuando eres tan venenosa?—preguntó la loli enojada pero dando la razón a su rival.
—Desde que tengo a Shiro que me de confianza. Supongo que hasta aquí llegaron los desafíos, tengo muchas misiones que hacer. No te quito tu tiempo—se despedía Yunyun de Megumin.
—Espera, ¿ya no vas a estar en la ciudad?—preguntó la chica en shock.
—Me iré a la capital por un buen tiempo. Puedes ir a buscarme si quieres, tengo celular. Si quieres charlar y no estoy ocupada, estaré disponible porque somos amigas. Sin embargo, no puedo seguir en Axel ahora que Shiro me quiere en su equipo—.
Megumin intentaba ignorar lo que Yunyun le advirtió y no pudo evitar pensar que era una profecía de lo que pasaría inevitablemente. Su quizás mejor amiga se iba de Axel y todo fue su culpa por dejarla sola y cayó en brazos de alguien que no sabía si se aprovechaba de ella. ¿De verdad su equipo estaba condenado a desaparecer?
Pasaron unos días más y la situación se puso incomoda en la mansión. Darkness se sentía insegura, Megumin no sabía que hacer para que el equipo se quedara intacto, Kazuma no intentaba nada ya que era muy perezoso a pesar de que todo era malo y Aqua simplemente seguía esperando el momento adecuado.
—Aqua, ¿Qué pasa?—preguntó Darkness qué la veía callada.
—Nada, estoy recibiendo un aviso de Eris—anunció la diosa a todos.
—¿De que hablas?—preguntó Kazuma curioso.
—El Rey Demonio ha muerto, nuestro contrato ha sido completado. Debo volver a mi hogar—les avisó la peliazul a todos sorprendidos.
—¿Cómo que te vas? No entiendo—se levantó Darkness en shock.
—No les dijimos nada. Kazuma tenía un contrato conmigo, yo ofrecería todo a él en mi disposición para completar la misión de matar al Rey Demonio, si es que alguien más lo hacía. Ahora que esto se cumplió, debo marcharme a más tardar mañana—determinó la diosa del agua dejando el ambiente lúgubre.
Kazuma jamás pensó que este día llegaría así de pronto y no sabía que decir. Darkness no estaba feliz en lo absoluto y Megumin seguía callada sin saber que hacer.
—No se pongan tristes, estaré vigilándolos desde el cielo o desde donde me asignen—.
—¿En serio no te puedes quedar, Aqua? Sin ti no es lo mismo—preguntó Darkness a la deidad.
—No, tengo familia y amigos en el cielo. No pude despedirme de ellos cuando llegué al mundo terrenal. Lo siento, debo seguir las reglas—.
—Aqua…—.
El ambiente se puso triste y el equipo no sabía que hacer para que todo siguiera igual. Kazuma intentó ir a preguntar a Eris pero la respuesta era obvia, un rotundo no. Megumin sentía que su peor miedo se cumplía y era que su equipo que era como su familia se dividía por azares del destino.
—Kazuma, has algo. Tienes que hacer algo, no dejes que se vaya Aqua–le pidió Darkness al castaño.
—No sé qué hacer—.
La rubia de inmediato fue a hablar con la diosa para que reconsiderada aunque sea volver y esta fue la respuesta de la peliazul.
—¿Por qué quieres que me quede? No somos tan cercanas o íntimas, somos buenas amigas pero no a ese punto de devoción—.
—No me dejes sola, sin ti no sé qué hacer. Megumin y Kazuma van a salir y no quiero tolerar esto sola. Al menos nos hacemos compañía, ¿no puedes quedarte aunque sea por mi?—le pidió la rubia a la deidad.
—No, ni siquiera por ti me puedo quedar. Darkness, hace un tiempo que tomé esta decisión. Debo seguir la vida que dejé, no puedo quedar atada a Kazuma que hará su vida con Megumin. Ninguno quiere un harem, eso nos deja fuera a ambas de la ecuación—.
—Sí, pero… pero… yo…—empezó a llorar la rubia porque no deseaba perder a una amiga más.
Una vez que Megumin se tornará como la novia de Kazuma, la amistad que tenía con la maga se rompería porque no podría soportar que no la amarán a ella como quisiera y eso le dolía.
—Si tal vez Kazuma hubiera dedicado tiempo a hacer un harén bien hecho, pediría quedarme en el mundo a los dioses. Él tomó su decisión y debo respetarla pero se va a atener a las consecuencias—.
Darkness solo miró abajo con tristeza y Aqua le dio algo en su mano que parecía una especie de pase. Ella no entendía nada y la diosa le dio un beso en la frente como bendición a su amiga.
—Si te quieres ir del equipo no me enojaré. Yo no pienso volver tampoco, si me necesitas mandaré cartas. Necesitas rehacer tu vida, a alguien que te quiera con todo y fetiches—.
—¿Qué es esto?—se preguntó Darkness curiosa.
—Es un pase a la Sociedad Divina del Cruz Azul. No te localizaron en casa así que me pidieron que te diera esto, debes ir sola pero debes desligarte del equipo—.
—¿Por qué la máxima sociedad masoquista me quiere en sus filas?—se sorprendió ella.
—No lo sé, creo que superas los límites del masoquismo—.
Aqua recordaba como era Nageru y el era el rey del masoquismo en el área de irle al Cruz Azul pero en realidad era un switch mandilón pero Darkness iba más allá de eso y era una sumisa 100% irremediable.
—Prueba en otro lado, ya sabes trabajar en equipo. Te hará tener otros aires, puede que te vuelvas a enamorar de alguien mejor que Kazuma—.
Darkness simplemente veía el pase y pensó en las palabras de Aqua que se había decidido marchar en Buenos términos. Ella claramente debía hacer lo mismo, esto se volvería insostenible sin Aqua en el equipo ya que el alma del cuarteto se iba sin remedio.
—¿Ser feliz o leal a mis amigos? Que difícil decisión—.
Al día siguiente, Aqua hizo sus maletas y la diosa estaba parada frente a sus amigos con un portal abierto en el lugar. Los tres restantes veían con tristeza el hecho de que la diosa se iba sin posibilidades de volver.
—Cuídense mucho. Kazuma, ten una buena vida. Si estás en peligro de morir, avisa con este sello—le brindó Aqua un sello en la mano con su signo para que se activara en el momento indicado.
—Aqua—.
—Si alguno resulta malherido estaré pendiente de los tres. No los olvidaré, no es un adiós definitivo. Cuando menos lo crean, nos veremos. Puede que me reasignen al mundo terrenal con otro ser humano—.
—Aqua, ¿en serio no puedes volver?—preguntó Kazuma intentando remediar esto demasiado tarde.
—No, no como tu objeto a llevar. La misión está cumplida y como diosa debo asumir mis funciones de la deidad del agua. Los quiero chicos, sigan sus sueños y sean felices—se despidió ella desapareciendo en polvo estelar para irse al cielo.
—Aqua—intentaron alcanzarla los tres pero se había ido.
—Hasta que nos volvamos a ver, amigos—se oyó la voz de la diosa feliz por ellos.
—Hasta que decidió actuar como diosa y se va. Aqua, tonta—maldijo Megumin con un dolor en el pecho de que el equipo se desmoronaba.
Pasaron unos días de la partida de Aqua y Darkness veía el pase de los Caballeros del Cruz Azul. ¿Debía aceptar la oferta? La palabras de la diosa seguían resonando en su cabeza y más que ahora se hallaba sola. Kazuma y Megumin se habían ido al pueblo de los Magos Carmesí y ella tenía asuntos que atender como una Dustiness, por lo que tendría que declinar en su trabajo de aventurera.
Lalatina tenía una reunión con uno de los nobles ese mismo día y se presentaría bajo su título porque los Dustiness le presentaban más trabajo como la heredera de su casa. Sin embargo, ella no esperaba al Rey de Reyes en el lugar.
—¿El rey de Belzerg no va a llegar?—preguntó Darkness a los presentes.
—No, hija. Quien llegará es el rey de todos los reinos—le informó su padre con preocupación.
—¡¿Queeeeeeeé?!—balbuceó pálida la rubia que no esperaba esto.
Yunyun y Wiz pasaron al sitio para la sorpresa de Darkness y en el lugar se presentaba Shiro con un bastón. La rubia lo reconoció como el aventurero que estaba con Yunyun y se puso más pálida porque era un superior suyo en su rango.
—¡Su majestad altísima, aquí la paladina real Lalatina Dustiness Ford a sus órdenes!—se inclinó ella por su condición de guerrera.
—Madre, no tiene que inclinarse. Con el señor Shiro no es así de estricto—se oyó una voz al fondo.
—Esa voz es de… Sylphina. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué portas una armadura?—se paró Darkness a recibir a su prima menor.
—Sylphina fue orgullosamente seleccionada para ser la paladina personal del Rey Supremo de los Reinos. Es un alto honor que los Dustiness jamás han tenido—declaró Igneus, el padre de Lalatina.
—Darkness, escucha lo que nuestro rey tiene que decirte—le pidió Wiz a la rubia que aún estaba incrédula pero se sentó a oír toda la propuesta.
—¿Quiere que me una a los caballeros reales del Cruz Azul?—.
—Es una legión poderosa de nobles guerreros de distintas especialidades con diversos… gustos diferentes si se le pueden llamar así. El guerrero que venció al Rey Demonio sería tu nuevo superior inmediato, el Rey del Reino de Fantasía—.
—¡¿Qué, el mismo del reino de criaturas fantásticas y puras?!—se levantó en shock la mujer.
—Sylphina ya es mi paladina en entrenamiento y no quiero desperdiciar tus talentos. Así que serás asignada al rey Nageru de la región fantástica donde el Cruz Azul fue campeón—.
—¿En serio? ¿Qué hay de tu enfermedad?—preguntó preocupada Darkness.
—Mi enfermedad fue curada gracias a los avances en medicina del reino. No te preocupes mamá, me siento mejor. Aprovecha la oferta de trabajo que te da nuestro rey, serás la mejor paladína de todas—alentó su primita que era casi como una hija.
—Sylphina, ¿de verdad crees que sea bueno?—.
—Sí, te irá bien. Estoy orgullosa de ti a pesar de que seas una masoquista, te amo tal y como eres—.
—Oye, ¿Quién te dijo que soy…?
—Eso es lo de menos, mamá. Me alegra mucho verte bien, quiero que seas feliz—le dijo la niña misteriosamente.
—Entiendo. Creo que aceptaré el empleo, no puedo negarme a las órdenes del rey de todos los reinos. Tengo que volver a empacar mis cosas y a despedirme—se decidió Darkness movida por su pequeña prima-hija.
—Daré a conocer a Nageru que su paladína estará en unos días en su corte—declaró Wiz teletransportándose de ahí.
—¿Cómo es que ustedes…?—preguntó Darkness a Yunyun sobre cómo se metieron con el mismo rey.
—Te contaremos después, ahora tienes que irte al reino. Espero que te vaya bien—se despidió Yunyun de la rubia.
La rubia se fue de ahí apenas terminó la sesión y dio a conocer la noticia a Kazuma y Megumin que no podían creer la vuelta de los acontecimientos.
—Primero Aqua y ahora tu. ¿En serio aceptaste?—preguntó Megumin sin entender el porqué lo hizo.
—No puedo negarme esta vez. Es una orden de más arriba, lo siento mucho—.
—¿No hay forma de que te quedes?—dijo Kazuma muy serio.
—No quiero quedarme, agradezco todo lo que han hecho por mi. Sin embargo, ya no hay lugar para mi en este equipo, no después de que ustedes han decidido entrar en una relación—determinó Darkness su decisión.
—Darkness, yo…—.
—Megumin, sabias que esto iba a pasar. Lo sé, ustedes dos tomaron su decisión y ahora toca mi turno de ver por mi. Lo siento, no podré soportar verlos. Se han a esconder de mi para que no los vea, no quiero seguir en ese juego. Además, quiero probar una experiencia distinta, volverme a enamorar y sacarme del corazón lo que alguna vez sentí. Esta es mi última palabra, yo también me iré del equipo—.
Las palabras de Darkness fueron muy duras pero llenas de una verdad muy cruda: No estaba dispuesta a hacerse de ojos ciegos al ver como la relación de sus dos amigos crecía y ella era desplazada con el corazón roto. Esto lo sabían bien esos dos y en el momento en que ellos se dedicaron a entrar a su relación, la separación era inminente.
—Y así mis amigos, se termina una relación en un grupo. Cuidado con la idea de dedicar a una sola mujer su corazón, inevitablemente alguien terminará con el corazón roto o ellas abandonarán el equipo porque sus metas ya no se alinean a ustedes—les mostró Shiro a sus generales y todos miraban a Ryoku.
—Oye, ya me quedó claro desde hace mucho con el asunto de Kanna. Todos para uno y uno para todos—se quejó Ryoku de que no era diferente a Kazuma antes de lo que ocurrió con la época rebelde de su dragona.
—Por cierto, Shiro. Te debo un favor enorme, no sabía realmente cómo llevar a Darkness a mi equipo—agradeció Nageru a su amigo.
—Iba a ayudar a Darkness por petición de Sylphina. El hecho de que la desearas reclutar sólo modificó mis planes levemente—.
—¿No que no te gustaban las lolis?—alzó la ceja Chusai.
—No me gusta negarle un favor a un niño. Además Aqua fue la que más quería ayudar, no confundas las cosas, negro—.
—¿Por qué no llamaste a Riki y Shiori?—preguntó Ryoku por ellas.
—Están reforzando las fronteras del reino, llegaron monstruos de muchas dimensiones y además están construyendo una versión japonesa de Hogwartzzzz—.
—Ay, que aburrido. No me gusta ese mundo—se quejó Chusai sobre ello.
—Para que no me duerma, agregué elementos Isekai y más alquimia moderna para que no sea la típica escuela ñoña de magos ingleses atrasados en el siglo XIX—.
—Eso suena mejor—.
—Fue Shiori quien lo sugirió, se aburrió más en el mundo mágico que cuando vio One Pizzzzz—.
—Mondrigo—murmuró Ryoku enojado.
Luego de que pasó el día, Darkness habían hecho sus maletas y se despediría de sus amigos. Esto era muy doloroso y solo habría una cosa que la detuviera en esos momentos.
—¿En serio no hay algo que pueda hacer para que te quedes?—preguntó Kazuma a la rubia.
—Solo hay una cosa y es imposible de que ambos acepten. Megumin, Kazuma, sean felices juntos. Espero encontrarnos de nuevo y riamos de todo esto, por el momento solo me queda desearles lo mejor. No vayan a arruinarlo, ya no estamos Aqua y yo para resolver los problemas—se despidió Darkness sonriente y se marchó de ahí.
—Darkness, lo siento…—se alcanzó a oír a Megumin.
—No te lamentes, tú ganaste a Kazuma. No te guardo rencor, solo hazlo feliz—.
La separación era definitiva y Megumin realmente en el fondo no estaba dispuesta a ceder ni siquiera por su amiga para compartir novio, además de que Kazuma tampoco quería perder el progreso que tanto le costó con la maga. Sin embargo, todo tenía un precio muy alto a pagar y fueron Aqua y Darkness. ¿Si hubiera luchado más en serio podría haber armado un harem con ellas para que el equipo fuera más unido? Esa pregunta ya no tenía respuesta porque ellas no regresarían. Si fuera más frío, se hubiera dado cuenta que para haber podido armar el harem, primero debió ir por Darkness en vez de Megumin para forzar al resto a entrar ya que la rubia era más flexible y deseaba más que nadie la unión que tenían en su época.
En el camino, la paladina lloraba amargamente porque los recuerdos la embargaban y el pasado nostálgico la atacaba. Sylphina la esperó en el camino y notó que su madre-prima cayó en llanto ante la dura decisión.
—Madre, no quiero que llores. No merecen tus lágrimas, ve por tu felicidad. No entregues tu corazón a alguien que no te valora, somos nobles que un simple plebeyo debería gozarnos como trofeo siquiera por fijarnos en ellos. Allá ellos si no te quisieron incluir, ahora levántate hija de perra porque Sylphina te ama—le dedicó esas palabras de aliento a su madre adoptiva.
—¿Desde cuando eres tan madura?—.
—Tal vez mi educación de paladina suprema me hizo cambiar un poco—.
La rubia infante recordaba la muerte de su versión de Darkness de forma horrible en la invasión de los seres del caos absoluto y como se tornó loca por las visiones. No iba a volver a dejar que algo así le pasara y la protegería de todo mal, incluso de sus amigos.
—Vamos, mamá. Ellos te esperan en el reino de fantasía—.
—Gracias por levantarme el animo. Eres maravillosa—se sentía orgullosa Darkness de su hija adoptiva.
Así Darkness finalmente después de un día, llegó a donde estaba su nuevo superior y el sitio era hermoso, además de grande. Estaba un poco nerviosa ya que no sabía cómo era y siguió el protocolo de paladín para intentar encajar. Lo curioso del lugar es que el sitio estaba lleno de panfletos del Cruz Azul y esas cosas que denotaban la afiliación a ese equipo.
—Bienvenida Lalatina Dustiness Ford al reino de fantasía—se oyó la voz de un sujeto en sus 30s.
Darkness notó que no era definitivamente un Bishonen y tampoco parecía un rey, sino más bien un terrateniente excéntrico, lo que haría más fácil las cosas.
—Soy Nageru Barai, el Señor Feudal del Reino de Fantasía. El Rey Shiro me encomendó a ti para mí escolta—.
—Gracias por decidirse por mi, es un honor servir a uno de los altos jerarcas de los reinos—agradeció ella profundamente al sujeto.
—Sí, aquí hay libertad de expresar tus emociones y los fetiches. Este reino es para los parias masoquistas y sádicos—.
—No dijeron nada de sádicos—alzó los ojos Darkness ante eso.
—Los masoquistas no saben vivir sin dominantes, por eso ellos son recibidos aquí—.
—Oh, entiendo. ¿Usted que es?—.
—Sería más masoquista pero a veces me gusta cambiar—.
—¿Y eso del masoquismo que hacen?—se preguntó curiosa y avergonzada la chica.
—Ah si, se hacen eventos privados donde los masoquistas son azotados y castigados por dominantes—.
Ella estaba agitada y nerviosa porque era literalmente algo que definitivamente querría hacer. No tenía compromisos de ningún tipo y le ofrecían en bandeja de plata saciar y experimentar sus peores fetiches.
—Nageru, ya llegué. Dicen la cabeza de tocino y la adicta a la moda que quieren más material de diseñadores. ¿Ah? Que guapa es, ¿Quién es?—preguntó Anko que llegaba ahí.
—Es Lalatina Dustiness Ford, pero llámala Darkness. Es la paladín que encargué de los reinos—.
Darkness vio un látigo que la chica tenía con nervios y Anko notó ese detalle con una sonrisa ya que sin duda era una masoquista de primera clase, incluso aún peor que su propio jefe.
—¿Te gusta esto, perra?—.
—N-no—decía la rubia aguantando sus impulsos.
—Vaya, vaya, curiosamente mañana es el evento mensual. Es perfecto para darle la bienvenida a la paladína, quiero azotarla. Tengo una fusta lista para eso—.
—Eso lo quiero ver—asintió el general sonriente.
¿En serio esto era real? ¿De verdad un paraíso como este era posible? Ahora entendía porque el rey Shiro la mandó aquí, era la representación de sus fantasías más bajas sin ser juzgada y con la camisa oficial del Cruz Azul como muestra de su masoquismo total.
Omake Crónicas de un pasado muy lejano
En un páramo desolado, se podía ver a los Centinelas reunidos frente a un hombre que estaba bastante lastimado y con un brazo perdido, además de varias cicatrices en la cara.
—Creo que este es mi fin, al menos terminamos con la amenaza—sonrió el sujeto con resignación.
—Uchitel, ¿no hay alguna manerra de salvarlo?—se acercó Mariska con preocupación.
—No moriré toda la eternidad. Voy a reencarnar seguramente. No recordaré nada de esto hasta después de un tiempo—.
Los Centinelas se veían con pesar porque aquel hombre fue quien los había entrenado para dominar su poder descomunal y aún así no fue suficiente sin hacer sacrificios.
—No lloren por mi, nos volveremos a ver. Lo más probable es que cuando lo haga, me vean más como una amenaza que como un aliado—.
—¡Nunca, usted nos guio a la victoria! ¡Protegió a mi hermana del peligro!—declaró Asterión con mucho respeto.
—Eso lo veremos, las personas cambian y más si pasan eones larguísimos. Tal vez en el futuro, ya no sientas más respeto—.
—Sensei, no diga eso. Nosotros lo recibiremos como lo que es cuando vuelva—dijo Hatori bastante serio ante las predicciones de su maestro.
—Siempre tan leal como un samurai, espero que no pases a ser un ninja—.
El hombre comenzaba a desvanecerse ya que su sacrificio ya estaba comenzando a surtir el efecto y varios apretaron los dientes.
—Uchitel, ¡no se vaya!—corrió Mariska y abrazó al sujeto pero estaba perdiendo tangibilidad.
—Lo único que lamento fue no haberte enseñado a bailar, no tuvimos el tiempo—.
—Yo lo amo, quédese conmigo—empezó a llorar la rusa.
—¿Eh? ¿Una confesión? Demonios, no me lo esperaba—.
—Maestro, ¿no hay nada que podamos hacer? Usted no merece esto, ¡fue mi culpa que tuviera que sacrificar su vida!—declaró Amatista sintiéndose culpable de lo ocurrido.
—La muerte para nosotros no existe, voy a volver sin duda. No fue tu culpa, algún día nos veremos. Espero que no me odies—.
Poco a poco se fue evaporando hasta que el cuerpo del hombre desapareció dejando a Mariska arrodillada en llanto y a todos bajando la cabeza porque la guerra tuvo un precio a pagar. De no haberse confiado, quizás su sensei no se habría sacrificado al sellar el ataque de Azathoth que los pudo haber matado y le arrebató su inteligencia a cambio de su vida actual.
—Do Cvidanja—fue lo último que oyó la centinela rusa ante de la partida.
Tiempo actual…
Mariska suspiró porque entre sueños y sueños estaba recapitulando cosas que había olvidado de poco a poco a través de los milenios. Incluso entre seres supremos como ellos, los recuerdos a través de tantos eones se distorsionaban de tal forma que se había eliminado los recuerdos de su Uchitel que en ruso era maestro.
—Shiro, todo lo que profetizaste se cumplió. Ellos te han olvidado por completo, incluso yo te había olvidado. Había olvidado esa impotencia a pesar de ser dioses supremos—susurró ella ante eso.
Nunca olvidaría que las lecciones de su Uchitel la salvaron de su otro yo maligno y mientras que todos se deshicieron de sus emociones más humanas para acceder a más poder, ella jamás lo hizo. Quizás la que más amo a su maestro fue Amatista pero la culpa de que fue su descuido el que se sacrificara el antiguo Asesino de Dioses que se deshizo de esas memorias dolorosas y eso probablemente creó a esa chica albina, aunque no tenía forma de comprobarlo.
—Genma, ¿piensas que el Asesino de Dioses es una amenaza como el resto?—.
—Normalmente diría que sí, pero ha disminuido mucho la carga de trabajo. Me parece raro que ni los primos de Calamardo hayan intentando frenar sus planes—.
—Sí, quizás sea eso. ¿En serrio no recuerdas más de la época de la guerra?—.
—No, entre todos sellamos a esos cefalopodos. ¿Por qué?—dijo el sujeto con duda.
—Nada importante, solo siento que algo falta. Fue hace tanto tiempo—.
—No te preocupes tanto por ello, mejor ocupa tu tiempo en algo—se fue Genma despreocupado.
Mariska sonrió porque era obvio que nadie recordara nada de que alguna vez fueran entrenados por Shiro Yoku y era mejor que se quedara así. Era triste que Asterion que alguna vez respetó mucho a su maestro y ahora que no lo recordara lo consideraba un estorbo.
Flashback
Una recién reclutada Mariska que se había cambiado el nombre para olvidar su humanidad, entrenaba más duro que nadie para ser más poderosa y servir a su nueva afiliación.
—No es bueno que te sobreesfuerces, lo único que conseguirás es que te lastimes—.
—Es para servir a mi nueva patria. No deberría interrumpir mis entrenamientos—respondió la rusa más fría que el invierno soviético.
—Sé que estamos en guerra, pero debes relajarte un poco. Estas muy tensa, eres aún peor que el resto que se toma en serio su papel de guerreros—dijo este dándole un masaje de hombros a la chica.
—¿Por qué hace esto? Soy solo el arma del orden y caos, las emociones solo debilitan a los humanos, por eso somos dioses—.
—Dioses, humanos, a final de cuentas lo que nos separa es que tenemos poderes. Sé lo mucho que te maltrataron los soviéticos en tu realidad natal, no deberías seguir con la doctrina que te inculcaron—.
—Los sentimientos estorban en la guerra, en algo tienen razón los que me entrenaron. No debe haber sentimientos en esta guerra—veia la mujer con la más cruda frialdad a su superior.
—¿Sabes que hace más fuerte a una persona en todos los mundos?—le preguntó el hombre a la rubia.
—El poder, el poder es lo que mueve a todo—.
—El amor es la respuesta. ¿Alguna vez has tenido a alguien importante para ti que debas proteger?—le lanzó esa cuestión el guerrero.
—No, mi patria era la única cosa que importaba—.
—Tienes el corazón roto y frío, te hirieron demasiado. Cuando alguien tiene algo importante que proteger y está en peligro, un poder desconocido brota de nosotros—le determinó el Uchitel a la centinela.
—Los sentimientos no importan, esa es la realidad. Mis compañeros son desechables, ellos sirven para proteger y resguardar como herramientas de los sagrados dioses. Nada más importa—.
Flashback fin
La guerra duró muchísimo tiempo, en una guerra de resistencia y Mariska recordaba poco a poco como se tornó más humana. Ella comenzó a apreciar a sus compañeros y esa fuerza de proteger a otros nacía, dándole la razón a su Uchitel. El amor estaba enlazado al Caos y al Orden, por lo que mientras más era humana, más poderosa se volvía.
Sin embargo, los sentimientos eran un arma de doble filo y el dolor que sintió esa vez fue el peor de todos. Nada había dolido más que ver morir a la persona que la hizo redescubrir su humanidad.
Flashback
—¡¿Vas a deshacerte de tus sentimientos?! ¡Nuestro Uchitel no debe ser olvidado así!—exclamó furiosa Mariska.
—Has cambiado demasiado, Mariska. Yo no soy tan fuerte como tú, yo fui al culpable de lo que pasó. Lo siento mucho, no puedo vivir con el hecho de que nuestro maestro diera su vida por salvar la mía—.
—¡Él no querría esto! Los sentimientos duelen mucho, aún me duele. Aún así no quiero desprenderme de ellos porque es la marca que dejó en mi vida—.
—Lo sé, aún así no soy tan fuerte. Lamento lo que haré, no le digas nada a mi hermano y a los demás. No puedo suicidarme, solo quiero olvidar todo—.
—Amatista, ¿ya tomaste tu decisión?—preguntó la rusa rubia.
—Toma mis sentimientos, has lo que creas necesario—.
Flashback fin
Después de esa ocasión, ella liberó al vacío interdimensional sin saber qué pasó con esto. Su teoría era muy posible que debido a la energía divina que desprendía y el amor ligado al caos y el orden, quizás tomaron vida propia en algún momento.
De hecho, la chica Sora era en personalidad la misma Amatista antes de desprenderse de esos sentimientos dolorosos. Era una lástima que ella no fuera una centinela, sería más una amiga que una compañera más si tuviera sentido del humor.
Fin de omake
