Crisis en Tierras Infinitas Naruhina

Capítulo 30 Guerra de guerrillas

Mientras tanto, Ninya fue a ver a Shiro que no había llegado a sus tareas como aventurero y es que aún estaba a prueba solo por sus tanates ya que no se rendía. Sin embargo, cuando llamó a la puerta lo recibió una chica alta y rubia que solo tenía una mini toalla que apenas cubría lo esencial.

—Buenos días, ¿a quien busca?—preguntó Mariska con algo de curiosidad.

—Este… busco a Shiro. Debe ir al gremio—se puso muy nervioso el chico.

—Ah, ya veo. Está cansado, tuvimos bastante acción anoche—se veía a la mujer con bastante chupetones.

—¿Q-que es de usted Shiro?—se veía muy nervioso al castaño.

—Soy su antigua mentorra—señaló esta con su asunto extraño para el aventurero.

—D-dígale que lo fui a buscar, lo espero en el gremio—.

Él se fue con bastante nerviosismo y Mariska notó algo raro en este chico pero lo dejó pasar y notó que Shiro salía de la ducha.

—¿Alguien me buscaba?—.

—Sí, era un chico de carra bastante andrógina. Podría jurrar que es una mujer disfrazada—.

—Bueno, tengo que irme. Parece que tengo más quehacer—suspiró el joven.

La rubia se dispuso a acompañarlo para ver como era su día a día y notó que ese niño androgino se la pasaba bien con dagas al chico y su furia era más grande que antes.

—Parrece que no te cae bien Shirro—.

—Eso a usted no le incumbe—se volteó el castaño con enojo y un sonrojó furioso.

—¿Te gusta?—alzó la ceja la centinela encubierta.

—¡Claro que no, soy hombre!—.

—No estoy en contra del yaoi, no es de mis cosas preferridas perro tengo la mente abierta—.

—¡No pienso hablar del tema!—se fue de inmediato este de ahí.

—Que tsunderre—.

Habian pasado días desde que Albedo fue reprogramada y aun no se había dado cuenta de lo que le había pasado. Sin embargo, si tenía el presentimiento de que algo dentro de su interior no cuadraba y se lo comentó como secreto a Yuri Alpha, la maid en la que más confiaba de las Pléyades.

—¿Siente que algo hay más con usted?—.

—Sí, se siente igual que cuando Ainz sama me reprogramó antes de que se fueran nuestros creadores—explicó la sucubo.

—No sabía que se podía hacer eso, no me gustaría que alguien me controlara. Estoy bien así—señaló la maid.

—Pero no sé porqué siento que algo me duele. Me siento muy sola—.

—No entiendo a su problema—.

—Ainz es mi prioridad como la mano derecha que soy, pero siento que últimamente me siento abandonada como hizo mi creador conmigo. No sé si estoy mal, solo quiero que me ponga más atención—admitió ella su pesar.

—¿Le digo la verdad o seguimos siendo amigas?—.

—Dime la verdad—.

—No creo que Ainz esté interesado en el romance mientras siga con su plan de conquistar este mundo nuevo, además es un Overlord. No creo que sienta deseo a usted—.

—¿Crees que me debo de rendir?—.

—No sé qué digan los demás acerca de esto. Nadie aquí tendría algo con usted, ¿no es una sucubo?—.

—Nunca he tenido sexo, quería guardarme para Ainz sama. Solo que mi paciencia ya llegó a su limite—suspiró Albedo ante ello.

—Espero que halle pareja si tiene buena suerte. Rezo porque sea feliz—.

Albedo se fue de ahí pensando en lo que pasó y se dispuso a pasear en el bosque con el fin de despejar su cabeza. En el camino, había un hermoso lago y ahí había una pareja de aventureros teniendo una carne asada mientras que la que era la mujer salía del agua en un bikini tradicional.

—Esto me recuerda a la casa—salía ella del lago y se secaba el cabello.

—¿A poco en tu Japón hacían carne asada?—preguntó Ryoku curioso.

—No, pero a veces iba a la piscina pública. No entiendo como es que tienes costumbres extranjeras—.

—Soy un half, tengo sangre latina—.

—Ah, eso explica muchas cosas. Siempre quise ir al extranjero a probar las deliciosas comidas pero era muy pobre—.

Algo que Katarina agradecía de tener de compañía a Ryoku es que este le había expandido la variedad de comidas y aun no terminaba en su estadía pero recordaba que le dio diarrea por probar tacos de 5x10.

—Huele delicioso, es solo carne asada. ¿Qué tiene de diferente?—se preguntó Albedo a sus adentros.

No sólo era carne asada, sino que había cabrito, chorizo para que se sienten ustedes y varias cosas más. Albedo se escondía mientras que la pareja convivía y se podía ver que tenía mucha envidia de algo así. ¿Por qué no podía tener algo así con Ainz sama?

—Tengo tanta hambre que me comería todo, si esas locas celosas supieran que me estas haciendo una carne asada se volverían locas—señaló Katarina con lengua venenosa.

—No puedo argumentar en contra de esa lógica—.

Albedo seguía escondida y el apetito se le abrió, a lo que su estómago rugió de forma traicionera y la descubrieron en el acto. Ella salía avergonzada por como terminaron las cosas y la invitaron a comer.

—Lo siento, olvidé almorzar. Tengo bastantes preocupaciones que no puedo pensar en otra cosa—.

—Una persona más no hace daño, ¿verdad Katarina?—sonrió Ryoku ante ello.

—Sí, la comida sabe mejor con la gente. ¿Cómo te llamas? ¿No pareces humana?—.

—Soy, soy Albedo. ¿No están espantado por ser un monstruo?—preguntó la sucubo curiosa.

—Vivimos en una tierra de criaturas mágicas y monstruos. No hemos visto algo fuera de lo normal—alegó Ryoku sobre ello.

—"¿Qué raro? No me han generado repulsión, ¿es esto lo que está mal conmigo? ¿Por qué no odio a los humanos como se me dijo? ¿Algo de mis órdenes cambiaron recientemente?"—se cuestionó la pelinegra en sus pensamientos.

—Hmmmm, yom. ¡Esta delicioso!—exclamó Bakarina bien eufórica denotando su lado japonés de nuevo.

—Me llamó Ryoku y ella es Bakarina—.

—¡No me llames Bakarina, lo haces a propósito! ¡Soy Katarina!—reclamó la castaña en berrinche.

—Me llamo Albedo, mucho gusto—.

—¿Qué raza eres? ¿Pareces un ángel caído?—preguntó Ryoku curioso.

—Ah, soy un sucubo. No me confundas, por favor—.

—¿Sucubo? Que raro, eres de una raza distinta a los normales—señaló Katarina que recordaba de anime a esa especie.

—Yo no lo entiendos. ¿Por qué dije eso?—.

—Lo que trata de decir, Baka… que diga Katarina es que tu raza es más similar a los ángeles caídos que a los sucubos normales—.

—No se si halagarme de que parezco un ángel caído, tengo aspecto monstruoso cuando me enojo—señaló la pelinegra.

—Sí, lo entiendo. Eres muy interesante—sonrió el sujeto.

—¿Acaso no me tienen miedo? Que raros son ustedes, los humanos temblarian al verme—.

—Créeme, ya he visto cosas muchísimo peores—dijo Katarina con mirada vacía recordando ciertos eventos bizarros como a Hageshi posando como Jojo.

El picnic inesperado fue bastante agradable para Albedo y se sintió bien en un día amargo. ¿Era posible que humanos y monstruo de verdad no se odiaran? Esta era una de las razones por las que odiaba a su creador, ya que se metió con su libre albedrío y estaba cayendo en cuenta de que agregó un odio retorcido que no tenía pies y cabezas. Quizás ahora entendía porque Yuri estaba en contra de asesinar a la gente sin motivo alguno.

—Bueno, creo que me tengo que ir. Fue un gusto conocerlos, no se si algún día nos veremos de nuevo—se despidió Albedo de ellos.

—Sí algún día nos necesitas, solo usa esto. La felicidad al alcance de una lagrima—le mostró Ryoku un cupón raro.

—Entendí la referencia—murmuró Katarina que si vio esa película en su mundo.

—Gracias por escuchar mis problemas, no se acerquen mucho a esta área. Mis aliados no son tan amables, pueden que los maten de forma horrible—advirtió la sucubo sonriente.

—Entendemos, si acaso algún día quieres algo estaremos pendientes—se despidió Ryoku con Katarina que se iban de ahí.

—Que humanos tan agradables, no voy a contar esto a Ainz, es capaz de reprogramarme sin permiso—señaló la sucubo para si misma.

Mientras tanto, Shiro vigilaba como le iba a su compañero Ryoku en su misión con su espera de cristal y notó que no había hecho algún avance significativo con Katarina que parecía ser tan densa como siempre. A pesar de ser una japonesa reencarnada, ella no podía aspirar a ser una general porque ya había tomado poseído un cuerpo de un anime, lo que imposibilitaba el proceso.

—¿Por qué demonios no la besas, cadajo?—.

En ese instante, el chico comenzó a generar una raíz a larga distancia donde estaba el pie de Katarina y esta se cayó, pero Ryoku la atrapó entre sus brazos.

—¿Estas bien?—.

—Ah, si. Me dolió—dijo ella avergonzada.

La chica se sentía bastante nerviosa porque estaba actuando de forma torpe aún cuando su destino era ser una villana pero eso no le importaba a Ryoku que venía pensando en la ley del cangrejo.

—¿Deberia tomar la iniciativa? Sé que existe la poligamia pero… no sé qué hacer—pensó la castaña.

Aún dolía el hecho de ser abandonada por Geord y el hecho de que su corazón estaba roto la hacia rechazar alguna iniciativa para acercarse a su nuevo superior.

—Ryoku, ella jamás va a tomar la iniciativa. Katarina es de ese tipo de persona que tienes que tomar por la culata el asunto—se oyó en la mente del general.

—Oye, quiero ir lento. No es mi estilo el ser un depredador—.

—Perdóname niñita—.

—¿Eh?—.

En ese momento, Katarina vio que Ryoku actuó raro y al verlo notó que sus ojos no desprendían esa dulzura sino algo parecido a la furia ciega.

—¿Qué te pasa?—.

En ese instante, este hizo un Kabedon a la castaña que se puso nerviosa ante eso y se sonrojó muchísimo ante lo ocurrido. Incluso en su vida como japonesa jamás tuvo novio y el hecho de experimentar algo como esto la puso nerviosa.

—¡Oye, no hay necesidad de hacer eso!—exclamó ella más nerviosa.

Su cara fue tomada por el hombre y le dieron un beso tan sorpresivo que no pudo reaccionar. Esto normalmente no lo haría Ryoku pero su juicio había sido apagado temporalmente para que su Super Ego se soltara de golpe.

—No, para. No puedo separarme, ¿por qué también me está gustando?—se nublaba el juicio de la castaña en sus pensamientos.

—Eres bastante hermosa, me da miedo tu ropa. ¿Puedo quitartela?—le susurraron en el oído a la mujer.

—¡No estoy lista para esto! ¡Apenas tengo 16 años!—.

—Ya eres legal acá—.

—¡Demonios!—.

Aunque Katarina recordaba bien su vida como esa villana que abusaba escolarmente a Mary y de lo que se arrepentía bastante porque pudo haber abordado mejor eso, en ese momento se sentía increíblemente acorralada y jamás pensó que el dulce caballero que la salvó se volvería un seductor de primera.

Sin embargo, Ryoku volvió a la normalidad en ese momento y miró a Katarina en extremo sonrojada, sudada de los nervios, con los ojos abiertos entre asustada y a la vez nerviosa.

—¡Aaaah, lo siento! ¡No sé qué me pasó!—exclamó el sujeto con terror porque hizo algo irreparable.

—¡No importa, no importa!—empezó a reír nerviosa la chica y se paró para después adelantarse en el camino.

—Se dice gracias—se oyó la voz de Shiro.

—¡¿Qué me hiciste, desgraciado?! ¡Cruzaste la línea!—.

—Me vas a agradecer después—dijo el hombre cortando la comunicación.

—¡Te voy a matar cuando te vea!—.

Habían llegado a sus aposentos más tarde y Katarina recordaba esos besos tan lujuriosos que invadieron su boca y quería llevarse la almohada a su cabeza porque fue terrible. Ella deseaba que la tierra se la tragara porque no supo como actuar.

—¡Anne, ayuda!—llamó por videollamada mágica a su maid.

—Katarina sama, ¿Qué le ocurrió?—preguntó la mujer con cierta curiosidad.

—¡El señor Ryoku me besó y casi me hace el amor! ¡Aaaaaah, no se que hacer!—exclamó la chica con miedo y vergüenza de que fue algo que casi la hace perder el control.

—¡¿La besó?! No esperaba que eso pasara en al menos 5 años con lo torpe y densa que es—.

—¡Anne, no seas tan basada!—.

—¡El señor Ryoku te besó! ¡Guau, es como en las novelas! ¡Tienes que tomar la iniciativa!—exclamó Sophia emocionada.

—Pero…—.

—¡Ya no tienes a tus padres que te respalden, no sabes cuanto tiempo nos tomarán bajo la tutela de Ryoku! ¡Además es un buen candidato, mejor que el príncipe Geord!—.

—¡Aún no se si me gusta como pareja y no sé qué hacer!—reclamó Katarina bastante nerviosa.

—Aprovecha que lo tienes a solas, no habrá otra oportunidad—.

—Katarina sama, no sé si deba casarse de esta forma pero yo no dejaría ir al señor Ryoku. Puedo ver que es mucho mejor partido que cualquiera, no le iría mal como esposa—señaló Anne viendo todo de manera lógica.

—Pero… no sé. ¡Ay, no estoy preparada emocionalmente para esto! ¡Pensé que solo iba a asociarme por el hecho de ser del mismo país!—.

—Katarina, somos reencarnadas. Ya no somos japonesas del todo, ahora estamos la ley de este reino. Eres libre de elegir tu camino pero no habrá otra oportunidad, vas a tener que decidir su volver a abrir tu corazón—le dijo por última vez Sophia bajo la sombra de Aa-chan.

—Ya tomaré una decisión más tarde—.

Katarina colgó y miró la luz de la Luna mientras que su mirada se tornó maléfica y fría sacando a relucir su maldad original. Ese beso definitivamente la tomó por sorpresa y Bakarina no estaba del todo decidida a abrirse pero ella como Ice Katarina si lo estaba y se fue a la habitación de Ryoku que estaba nervioso.

—Katarina, perdóname por lo que pasó—.

—No te preocupes, sé que te gustó en el fondo. ¿Por qué no ignoramos que casi tenemos sexo?—señaló la mujer.

—¡Lo siento por eso también!—.

—Señor Ryoku, no estoy molesta. Al contrario, estoy halagada que me considere hermosa y agradable para ser desposada por usted. ¿Sabe algo? Aún estoy dolida por Geord, mi corazón tiene bastante pesar por ser despechada de tal forma. No me molesta que tenga varias prometidas, esta en la ley de este reino como derecho. Lo que me enfureció de mi ex es que jamás me devolvió cariño sincero y el hecho de que me sienta deseada es un alivio para mi porque me siento mejor con mi apariencia y mi seguridad—sonrio ella con esa mirada fría que denotaba.

—Katarina, tus ojos—.

—Ahora mismo soy la autoproclamada villana, aún así ese lado maléfico esta agradecido por lo que ha hecho por nosotras. Puedo estar segura que cualquier cosa que necesite estaré para usted—.

Ella se fue a dormir a su cuarto y Ryoku suspiró aliviado porque ella no lo odiaba, aunque tenía algo de miedo porque el lado maléfico de la waifu salió a flote y parecía que si tenía sentimientos por él.

—Bueno, no se si agradecerle a Shiro o no. Eso fue demasiado arriesgado o es que lo tenía bien calculado. Me las va a pagar algún día—se juró el General Dragón.

Luego de esto, se podía ver a Menma Uzumaki que se escapó de la prisión Kitsune apenas vio el primer descuido de los guardias y logró conseguir la ubicación de su alter ego debido a la conexión que compartían.

—Al fin me las vas a pagar, maldito—se juró vencer el villano al rubio.

Antes tenía la limítate de que debía cruzar los reinos con permisos especiales pero logró colarse mediante una nave especial de arroz destinada a uno de los reinos para atravesar las barreras invisibles.

—Estúpidos zorros, esta vez no habrá lugar a tregua—.

Mientras tanto, Sasuke había llegado para ver el caso de Menma que había escapado de la prisión y todo el reino Kitsune se dispuso a buscarlo sin saber su ubicación.

—Así que Menma escapó, si logró cruzar el reino es posible que vaya tras Naruto. Bueno, Shiro está cerca. Dejemos que él se encargue—señaló Riki sonriente al ver el problema.

—¿Está segura? Puedo simplemente colocarlo en un Genjutsu poderoso—.

—Sí, pero tengo la corazonada de que esto va a ser importante. Confía en mí, dejemos que Menma haga lo suyo—.

Aunque Riki podría ir tras él muy rápido, algo dentro suyo decía que era bastante conveniente para él que lo dejara a sus anchas para su beneficio. Mientras tanto, en la noche se podía ver a Nabe caminando en las calles después de que fue dejada por Ainz porque debía ir a cierto lugar para indagar sobre el nuevo mundo.

—Parece que invadir este mundo de débiles humanos será mucho más sencillo de lo que parece—pensó la maid de combate con bastante soberbia.

En ese momento, se topó a Shiro que estaba en el sitio y ella se irritaba cada vez que lo veía. Era desesperante y todo lo contrario a lo magnífico que podría ser Ainz sama. ¿Por qué se tomaba tanta confianza para hablarle a pesar de amenazarlo varias veces?

—Buenas noches, Nabe chan—.

—¿Chan? ¡Te estás tomando mucha confianza, niño ingenuo! ¡Algún día tu ego me va a hartar!—reclamó furiosa la doppelganger.

—¿Dónde está Momon? Qué raro no verlos juntos—.

—Esta fuera del pueblo en un asunto del gremio—.

—Bueno, no importa. ¿Te invito un trago?—sonrió el jovencito pero lo mandaron al diablo y se fue de ahí.

—Es dura de conquistar—.

—¿Acaso no tienes novia?—oyó una voz conocida detrás de él.

—Ninya, si hablas de Mariska ella es más una amiga con beneficios que una novia—.

—Hmp, no importa. Eres incorregible—se puso molesto el castaño y se dispuso a irse.

—¿Tienes algún problema conmigo? Es por mi origen noble—le dijo el chico con una voz helada y él se volteó.

—¿Ah?—.

—Escuché algo del gremio, ¿acaso no estas siendo injusto conmigo por eso?—.

—¡Cállate, no voy a hablar del tema!—reclamó el aventurero y se volteó para caminar.

—Puedo encontrar a tu hermana Tuare—.

—¿Qué?—volvió a voltear el sujeto con un shock total.

—Tuareninya Veyron, sé de ella. Acabo de localizar su ubicación, tengo a alguien que localizó su paradero. Aún está viva, ¿no quieres verla, Cecilia?—.

—¡¿Cómo sabes mi nombre?! ¡¿Quién te dijo esto?!—exclamó bastante a la defensiva la aventurera revelada como mujer.

—No subestimes la red de información de los reinos. Soy un noble, pero jamás te dije mi cargo—.

—¡¿Estas involucrado en lo de mi hermana?!—.

—No, pero me llegaron rumores de que algo malo ocurrió y estoy investigando casos de corrupción. Soy el peor hijo de puta que puedes conocer pero odio el tráfico de personas como no tienes idea, tu caso me va a ayudar a destruir una red bastante grande de este delito—.

—¿Por qué habría de creer en ti? Los nobles son todos iguales—murmuró furiosa y a la vez con ganas de averiguar más de ello.

—Porque soy el único camino que tienes para reunirte de nuevo con Tuare. Ella está en serios problemas, pero hay alguien que la rescató en estos momentos—.

—¿De que hablas?—.

—No debería decirte esto, pero lo tienes que saber. Mi contacto me afirmó que Tuare fue hallada casi muerta en un callejon cerca de un burdel. No necesitas saber más—le dijo Shiro la cruda verdad.

Ninya trató de ver la mentira en los ojos del hombre pero no había lugar a dudas y fue a vomitar en un callejon porque la noticia cruda no fue digerida de la mejor forma.

—Esta fuera de peligro, no debes preocuparte por el estado de Tuare más que el mental—.

—Debo reunirme con ella, ¡quiero verla! ¡Necesito ver que lo que me dices es verdad!—dijo con ansiedad y nerviosismo por el estado de su hermana mayor.

—Supongo que tengo que ceder, sígueme—.

Mientras tanto, Sawardoooooooooooo…

Unos días después de que se encontrarán por primera vez con Albedo, Ryoku estaba vigilando los acontecimientos hasta que por fin el evento esperado ocurrió. Sebas Tian, el jefe mayordomo de las Pleyades, rescató de una muerte segura a Tuareninya Veyron y casualmente él se acercó para ayudar.

—Pobre jovencita, que crueles son—maldijo Ryoku bastante enojado pero debía aguantar por el bien de la misión.

—Gracias por ayudar, buen hombre. Lamento importunarlo—.

—No, descuide. Le aseguro que tomaré cartas en el asunto. Soy Ryoku—saludó el hombre ante ello.

—Sebas Tian, puedo ver que es usted muy honorable y elegante apenas con solo una primera impresión—señaló el dragonewt al sujeto.

—¡Kyaaaa, dijo que soy honorable y elegante!—pensó Ryoku como fanboy del mayordomo.

—Ahora debemos ver que hacer con esta pobre chica—.

—Puedo ayudar, tenemos la tecnología mágica para curarla—.

—¿Tecnología mágica? Nunca he oído de eso—.

Sebas estaba interesado en algo así y Ryoku a propósito dejó entrever la información para alimentar la curiosidad del sujeto a su grupo. Así pues, llegó desde el reino Dragón una tecnología especial médica para recuperar casos como este en muy poco tiempo y Tuare fue sometida a eso.

—¿Debería decirle sobre esto al amo Ainz?—se preguntó el sujeto en voz baja.

—Que horror, pobre niña. Casi muere de no ser por nosotros—se quejó molesta la diosa Tetsuko.

—¿Es un monstruo?—.

—Algo parecido, soy una yokai. Tiene muchas fisuras dentro de ella y mi digamos de las enfermedades venéreas, por fortuna no es nada para este bebé. Ryoku, te dejo. Más tarde veremos ese asunto de trata de personas, no quisiera que involucraran a las demás razas—mencionó la diosa.

—Sí, a mi me preocupa—asintió el general serio y la mujer se fue.

—Es curioso que no le tenga miedo a alguien como ella—.

—¿Se refiere a los no humanos? Meh, he convivido con muchas razas. No me impresiona esto—.

—Me agrada su mentalidad abierta—asintió Sebas al ver que este humano parecía conocer bien sobre el tema de los no humanos.

—Me voy, no puedo quedarme mucho tiempo. Espero que la cuide, cualquier cosa estoy pendiente—.

—Sí lo desea, puedo invitarlo a tomar un té mientras hablamos del reino—señaló Sebas sobre eso.

—Claro que acepto, señor—asintió Ryoku de forma elegante.

—Que agradable sujeto—pensó el mayordomo bastante cómodo.

—Me invitó a una fiesta de té, puedo morir en paz—dijo a sus adentros el general.

En ese momento, a lo lejos Katarina comía un bocadillo como siempre de golosa cuando sintió una enorme perturbación en el ambiente y tenía escalofríos sobre Ryoku.

—No sé porqué pero creo que si me descuido perderé a Ryoku. Creo que debo acelerar las cosas un poco—.

En fin, pasaron los días y era hora de que Ninya y su hermana Tuare se reunieran en un encuentro muy emotivo. No era de esperarse que todo el ambiente se pusiera tenso ante el momento y no era para menos porque todo se tornó muy triste.

Las dos hermanas apenas se vieron y empezaron a llorar mientras que se abrazaban, cosa que enterneció e incluso Sebas que era un bloque de hierro empezó a lagrimear.

—Snif, Snif, ¡¿Quién dejó aquí las cebollas?!—reclamó el mayordomo viendo que Shiro silbaba.

—¿Tenías que hacer ese chiste? Estamos en un momento sad—regañó Ryoku a Shiro en voz baja.

—Era absolutamente necesario—alegó el hombre como si nada.

—Shiro, eres incorregible—se volteó enojada Ninya.

—¿Quién es él?—se limpió las lágrimas Tuare ya calmada.

—Es un aventurero de la nobleza, él investigó tu caso porque hay una red de trata. Supongo que ya tiene bastantes cabezas que cortar—suspiró la hermana menor.

—¿Un noble bueno? ¿Existen de verdad?—.

—Aquí el único que se pasa de bueno es Ryoku. Yo solo estoy acechando a los que se pasan de listos—se volteó el joven.

Tuare sonrió y notó que en el fondo había bondad en ese jovencito a pesar de su condición de noble. Puede que aún queda esperanza en esta humanidad corrompida que experimentó pero aún así seguía con muchos traumas.

—Sí hay alguien que tiene que agradecerle es al mayordomo. Se apiadó de usted y le ha permitido hospedarse—señaló de nuevo Shiro.

—¿En serio?—volteó la rubia.

—Solo fue porque es lo justo—alegó Sebas sobre eso.

—No se haga el duro—.

—Estuve a punto de morir y no creí volver a ver a mi hermana menor. Celi, tienes que agradecer a ellos porque hicieron ese milagro—señaló Tuare de buena fe.

—No quiero, no a él—se quejó un poco la castaña.

—Celi, aún hay nobles buenos en este mundo. Puede que sólo vimos el lado corrupto de la vida, es hora de ver el otro lado de la moneda—.

—Tuare—.

La rubia estaba con heridas emocionales que no iban a sanar en muchísimo tiempo, se sentía sucia y asqueada por lo que vivió pero un atisbo de esperanza surgió al ver que finalmente la justicia se iba a aplicar y además el deseo de volver a ver a Cecilia era lo único que la mantenía viva. Además viendo de reojo al mayordomo elegante y honorable su corazón le decía que tenía aún un propósito en la vida que era pagarle con lo poco que tenía de cualquier forma.

—¿Qué va a pasar con mi hermana, señor Sebas?—preguntó Ninya con preocupación.

—Sí eso es lo que le preocupa y siente esa deuda que me dijo, ella puede trabajar para mi como mi aprendiz y asistente—declaró el sujeto con seriedad.

—Gracias, le agradezco tanto lo que hace por mi hermana—asintió la chica.

—Solo lo hago porque es lo justo y honorable—.

Después de eso, todos se retiraron y Shiro volvió al pueblo con Ninya a través de teletransportación. Para ella, era una magia increíblemente avanzada que quería indagar pero antes tenía que charlar con él.

—Shiro—.

—¿Ahora que quieres?—.

—Gracias—.

—Creo que es la primera vez que me das las gracias, déjalo así. Solo lo hice porque era lo correcto, o quizás por capricho. Tal vez así me dejas de molestar a cada rato—señaló el joven con bastante arrogancia.

—¡Eres odioso!—.

—Y tú una fastidiosa—.

—¡No soy fastidiosa!—.

—¡Claro que si y no creas que te daré privilegios porque eres una niña, soy creyente de la igualdad de género!—.

—¡Te voy a matar!—.

Ni siquiera lo emotivo que pasaron hace momentos pudo hacer que esos dos se llevaran bien aunque en el fondo Ninya estaba en extremo conmovida pero era tan tsundere que no iba a ceder en esa rivalidad.

—¡Has lo que quieras, yo me largo!—se fue la aventurera furiosa.

—Sí, aja—.

Ninya caminaba y paró un momento para recordar por un instante que el joven irritante le había cumplido su deseo más ferviente. Aunque se comportará de esa forma, si de verdad fuera tan egoísta no se habría tomado la molestia de reunirlas, ni siquiera tenía algo que darle a cambio.

—Estúpido, porque siempre haces quedarme en ridículo—se quejó de forma vacía la chica.

En ese instante, ocurrió un temblor terrible en el pueblo y un rugido espantoso resonó en el pueblo. Un enorme zorro de nueve colas de color pardo oscuro estaba comenzando a destruir el lugar y la gente salía corriendo despavorida, a lo que ella dio la mirada de terror más grande en su vida.

—¡¿Qué demonios hace él aquí?! ¡Rikiiiiiiii!—exclamó Shiro que vio lo que pasaba.

—Lo siento, creí que no era necesario atraparlo. Hay algo que me dijo que era mejor que tú resolvieras esto—se oyó a Riki telepaticamente.

—¡Lo que pasa es que eres una perezosa en vez de kitsune!—.

—Le dije que se iba a enojar—se oyó a Inari en la conversación.

—Inari, quiero que vengas a mi ubicación. Es hora de usar el arma secreta—.

—¡Ahora voy!—.

—¿De que arma secreta hablan?—preguntó Riki confundida.

—Es secreto—.

En otro sitio, Narberal Gamma vio bastante sorprendida al enorme zorro que destruía el pueblo y podía comparar esa destrucción a la que podía generar el mismo Ainz con sus hechizos y lo peor del asunto es que no estaba siquiera cerca para someterlo.

—Maldita sea, si este lugar es destruido Ainz sama no podrá volver—.

Así pues Nabe fue la primera en luchar usando su traje especial de combate pero comenzó a resultar insuficiente porque la bestia era estúpidamente fuerte.

—Maldita sea, no sabía que existía algo tan atroz. ¡Chain Dragon Lightnight!—exclamó la maid lanzando un potente dragón de rayo al zorro.

El Kurama maligno fue impactado pero no le generó un daño considerable para la sorpresa de la maid de combate y este respondió con una Bijudama que apenas logró esquivar y una montaña cercana fue destruida.

—Sí eso me hubiera alcanzado, estaría muerta—sudó frío la mujer.

Varios tornados se formaron alrededor y la destrucción era masiva, de forma que Nabe no podía contra esto. La gente estaba gritando ayuda y se podía ver a Ninya tratando de ayudar a pesar del peligro a los que estaban ahí pero una de las colas del kitsune azotó el sitio y la mandó a volar bastante lejos.

—Estoy malherida, fui demasiado imprudente—jadeó la chica que tenia varios huesos rotos y no podía moverse.

El zorro se acercaba a ella y este era su fin, aunque miró como Narberal Gamma que ahora vestía un conjunto de conejita playboy de la nada intentó hacer algo y fue atrapada por las colas del Biju y fue azotada contra el suelo muchas veces y golpeada salvajemente.

—Incluso ella fue derrotada, ¿Dónde está Momon? Rayos, este es nuestro fin. ¿Por qué pasó esto? Tuare, perdóname. Al menos pude verte una vez más, espero que seas feliz con el señor Sebas. Shiro, te odio pero gracias por todo. No pude devolverte el favor—dijo ella mientras esperaba el golpe final con resignación.

Apenas iba a aplastarla el zorro con su puño cuando alguien muy rápido la llegó a rescatar y Kurama miró que era un adolescente desconocido para él mientras que Ninya abría los ojos estando en brazos del sujeto.

—Casi no llego a tiempo—.

—Shiro, corre—susurró la mujer sin fuerza.

—Nabe, ¿aún puedes caminar?—preguntó el joven a la maid que apenas se levantaba.

—Tenemos que irnos, esa cosa es invencible. Necesito llamar a Momon—declaró la maid reconociendo que no podía contra la bestia.

—Llévate a Ninya, yo me encargo de esto. Pensar que tenía que hacer esto—se veía algo ofuscado el joven.

—Ni yo pude contra ese monstruo. Un humano inferior no podría ganar—.

—Cállate y observa—.

La cara de Shiro estaba ahora llena de tatuajes rojos y su cabello se tornó blanco como la nieve, a la vez que tenía ciertos rasgos Bishonen. Sus ojos eran zorrunos dorados y su aura cambió bastante en lo que veía a Kurama.

—Modo Asesino de Generales activado: Liberación Kitsune—.

—Hace eones que no hacíamos esto, me recuerda a la guerra—se oyó a Inari en la mente de Shiro.

El Modo Asesino de Generales es una medida de contingencia secreta que Shiro preparó por sí acaso alguno de los generales se volvía turbo o era manipulado de forma que podría ser detenido de forma más sencillo. En el caso de Riki, la elegida desde hace mucho para hacer este modo era a Inari debido a sus poderes únicos en su especie que la hacían distinta de los demás kitsune.

En sí, el diseño era idéntico al Modo Barion de Naruto pero el color de las colas y la capa era blanco y sus tatuajes si eran rojos, denotando la influencia de Inari en el cuerpo de Shiro.

—¿En que nos quedamos? Ah si. ¡Arte Sabio: Estilo de Madera: Millar de manos!—.

Nabe que se había llevado más lejos a Ninya miró con horror la columna de madera que se levantó y pudo ver bien que era Shiro quien estaba en esa estructura y mucho más grande que el zorro invasor.

—¿Eso que es? Si Ainz ve esto, va a catalogar a Shiro de enemigo—pensó la doppelganger con terror.

Kurama comenzó a disparar una potente Bijudama y esta fue repelida por la estatua de madera que llegó a absorber el impacto y de inmediato las 1000 manos golpearon en sucesión al monstruo.

—Así que lograste poseer por completo a Menma en este transcurso del tiempo. Creí que te habían sellado bien pero lograste hallar la forma de romperlo. Hora de que ese sujeto despierte—.

En ese instante, un golem de madera hizo caer al Kurama malvado en un estado de sueño y así Menma volvió a la normalidad mientras que caía al suelo estrepitosamente.

—Eso fue demasiado fácil, ¿no lo cree?—mencionó Inari curiosa.

—Ya conocía de antemano las debilidades de los Bijus y criaturas espirituales como estas. Por eso eres el arma perfecta en contra de ellos—.

Inari no había nacido con los poderes estándar de un kitsune ordinario y sus poderes abarcaban la vida y muerte de toda la naturaleza, lo que le daba habilidades únicas para ser la diosa de la fertilidad y agricultura regente de los Kitsunes.

—Llévate a Menma a prisión, no quiero que nadie lo vea. Puedes castigar a Riki por ser tan floja—.

—Enseguida, necesito un favor de ella—sonrió la diosa como Anya.

—Cuídate—.

Mientras tanto, se podía ver a Ninya en el hospital siendo atendida y a su lado estaba Nabe que decidió cuidar de la chica solo porque era seguro que Shiro iba a ir a buscarla.

—¿Te sientes bien? Deberías atenderte con un médico—.

—Estoy bien, gracias—.

La maid tenía mucho pánico, uno que jamás había sentido en su vida. Nunca había surgido un humano capaz de enfrentar a seres tan abominablemente poderosos y su peor pesadilla salió a flote.

—Shiro es asombroso, maldita sea. Ahora si me dejó sin palabras—mencionó Ninya sonriendo con asco.

—No deberías hablar mucho, estás delicada—.

—¿Sabías que soy mujer?—.

—Vi las vendas debajo de tu traje cuando te atendieron. No puedo creer que esto suceda—maldijo la maid.

—¿No es bueno? Quiere decir que hay otro aventurero igual de poderoso que Momon, Shiro me vio la cara todo este tiempo. No es para nada un noble mimado, tiene sus motivos para ser así de arrogante—.

La castaña pensaba con autodesprecio que todo este tiempo juzgó muy mal a su kohai y solo por capricho este se lo permitió. Además este se había tomado la necesidad de hallar a su hermana perdida y no tenía forma de agradecerlo.

—Ya llegue, lo bueno que la capital envió personal de salud—saludó Shiro como si nada y Nabe se puso más nerviosa que Komi San, incluido sus ojos grandes.

—Shiro, llegaste—susurró Ninya con bastante debilidad.

—Quédate quieta—.

El joven usó sus habilidades de curación superiores y la chica se levantó sorprendida por lo sucedido mientras que Nabe estaba con más miedo.

—Estoy recuperada, ¿Cómo es que…?—.

—Ahora sigues tu, señorita Nabe—.

Ella fue envuelta en un aura de sanación que la curó en un instante, devolviendo sus energías al mismo estado que antes siendo una habilidad increíblemente potente.

—Bueno, supongo que vendrán los médicos de la capital a poner bajo control todo—sonrió el joven.

Nabe jamás había visto una habilidad de curación así de potente y podía comparar esto a lo que hacían los creadores de Nazarick. ¿Podría ser alguien a la par de ellos? Debía informarlo a Ainz sama.

—Por cierto, ¿por qué usas ese traje de coneja tan provocativo?—.

—No es de su incumbencia—.

—Bueno, no estoy de humor para peleas. Ese zorro provocó un alboroto, vamos a tener bastante trabajo de rescate—suspiró Shiro ante ello.

Luego de esto, se reportaron todos los que acompañaron a Shiro en ese viaje ya que tenían distintas misiones que los pusieron fuera de escena esa noche y la noticia del ataque de un zorro gigantesco fue conocido en los reinos.

—Sí hubiera estado aquí, habríamos parado a Menma más rápido—se lamentó Naruto.

—No se preocupen por esos detalles, por fortuna estaba ahí para detenerlo. Lo malo es que van a comenzar a sospechar quien soy—declaró Shiro sobre ello.

—¿Lo dice por ese tal Ainz?—dijo ahora Harry ante eso.

—Sí, de por si él es demasiado cauteloso. Debo mantener de nuevo mi guardia baja—.

—Iré a reportarme a Chusai sobre esto, ustedes harán lo mismo con Riki. Vuelvan cuando puedan, Shiro tendrá que arreglar unos asuntos—señaló Elma más seria de lo usual.

—Es raro ver a Elma en esa actitud—.

—Lo que pasa es que quiere dar buena impresión, la última vez Chusai estaba enojado porque se comió las reservas de invierno del reino—.

—¡Tenía hambre! ¡Ya dejen el bullying!—lloraba ella por eso.

—No, ya tienes mala fama de no controlar tu gula—.

—Mondrigos dijera Kanna—.

—No sé porqué me rodeo de puros tontos—declaró Shiro como Scar.

—Por cierto, te llegó esta carta—se podía ver a Mariska entrar.

—¡¿Y tú por qué no participaste en la batalla?!—reclamó Hinata al fondo.

—Estaba dormida—respondió ella con una risa despreocupada.

—Que sueño tan pesado tiene—pensaron todos perdiendo respeto a los "honorables" dioses supremos.

—Veamos que dice la carta. Me lleva… lo único que me faltaba—se llevó la mano de nuevo Shiro a su cara.

—¿Qué dice ahora?—dijo curioso Naruto.

—Nageru fue a hacer otra de sus estupideces—.

—Adivino, algo del Cruz Azul seguro—mencionó Ginny sobre ello.

—Me sorprende que sepas algo de un equipo muggle mexicano bueno para nada—alzó la ceja Mariska.

—Una vez fui a la Copa Mundial de Quidditch y oí que si un equipo tenia ese nombre que me abstuviera de apostar—explicó la chica.

—Ni los magos quieren al Cruz Azul—.

Flashback

Nageru estaba vestido como Hitler yendo rumbo a un lugar desconocido de los reinos en un bosque y las chicas a su mando les estaba dando cringe el traje.

—¿Por qué usas eso?—preguntó Anko con bastante vergüenza ajena.

—Mi sueño más grande es ser un facista de ultra derecha y esta es mi oportunidad de someter a Polonia—decía el hombre con acento alemán muy malo.

—Eres peor que Pinkie Pie—dijo Sunset con desprecio total.

—Prefería la camisa del Cruz Azul—alegó Tayuya sobre eso.

—¡Vamos, apoyenme en mi sueño!—.

—Debí irme al harem de Ryoku—mencionó Sunset con el peor cringe de su vida.

—¡Oigan, no se rebelen de esa forma!—se cambió de una vez Nageru a su camisa de Ludovico.

—Sí, así le queda mejor—asintieron todas.

—No sé si odiarlas o no—.

Justamente en ese instante entraban Rarity con Darkness que había rediseñado su traje a uno más hermoso. La modista Pony logró ver el traje negro con la franja roja en el brazo de Nageru y se enojó muchísimo.

—¿Qué demonios llevas puesto y quien lo hizo?—exigió Rarity una explicación con una furia pasiva y un extraño brillo verde en sus ojos que prometía dolor.

—Bueno, es un traje facista, lo d-d-diseñó un tal Hugo Boss—explico nervioso el hombre.

—¡Quítate esa chingadera inmediatamente!—.

—¡Sí!—secundaron las presentes, menos Darkness que no tenía idea de lo que pasaba aún.

—Si vuelvo a verte vestir algo que no haya sido diseñado por mi, tu tiempo con nosotras no será tan divertido, ¿entiendes ca-ri-ño?—amenazó la chica en un tono yandere.

—Solo lo hago porque yo lo decido—declaró el sujeto mientras sonaba la canción del mandilón.

—Entonces cambio de modista—dijo Darkness con un brillo en los ojos.

—Esta loca es incorregible—pensaron todas al ver que la rubia si podía caer más profundo.

Luego de perder el tiempo con discusiones banales acerca de trajes nazis fueron de inmediato al nuevo reino que había surgido de la nada, el Reino Conejo o conocido cariñosamente como el Reino Cruz Azul.

—¿En serio? ¿Por qué vamos por conejos?—preguntó Sunset con duda.

—Chicas conejo, no es lo mismo. Es como si dijera que vamos por ponys—.

—Pero soy una pony—.

—Eres una chica pony que es distinto. Hay ponys salvajes sin raciocinio en este mundo—.

—Ah, ya entiendo. Son ponys que no evolucionaron con magia a diferencia de nuestra especie—explicó Rarity a su compañera.

—¿Por qué vamos por mujeres conejo?—preguntó Darkness sin entender el asunto.

—Para ganar esclavas legales—.

—Para eso estoy yo, solo pongame una cadena y pidame lo que quiera—empezó a babear la rubia.

—Oye, incluso a mí que me gusta someter a las personas me está haciendo sentir culpa—admitió Anko que le daba bastante pena.

—Te dije que no te excedieras, ya le derretiste el cerebro más de lo normal—le recalcó Tayuya sobre eso.

—Ella ya venía así de fabrica, solo se volvió más descarada. Vamos por esas conejas—.

En el bosque de los conejos había muchas tribus de semihumanos conejos pero los que Nageru buscaba era la de las amazonas que tenían una peculiar tradición: Si las derrotadas en batalla, ellas se someterían sin replicar a sus enemigos.

—Sí mis cálculos son correctos, deberían estar aquí—.

Cuando llegó Nageru al sitio, solo encontró al conejo de Trix comiendo su cereal solo para chavos por fin y todas lo miraron feo de que era malo para hallar direcciones.

—Presta para acá. Estamos bien lejos del punto, esto es el oeste—.

—¿Oeste, creí que era oreste?—.

—¡¿Oreste?!—exclamó enojada Tayuya.

—¿Quién vota por Anko como la que guíe a la ubicación del sitio?—sugirió Rarity de forma severa y todos alzaron la mano.

—¿Alguien quiere cereal?—preguntó el conejo Trix al fondo.

—¿Saben dónde están las amazonas conejo?—.

—¿Quieren morir, verdad?—.

—Solo danos la dirección—amenazó Anko con víboras.

—Esta al noroeste—señaló el conejo blanco.

—Gracias—.

Luego de eso, zarparon rumbo a la dirección de las amazonas conejo pero hubo un pequeño inconveniente ya que al llegar no era precisamente el sitio del objetivo que querían conseguir.

—Buen día, ¿buscan algo?—saludó una chica conejo con muy poca ropa y de buen cuerpo.

—Ese conejo de mierda nos engañó—señaló Nageru que si conocía ese personaje.

—¿No es una amazona coneja?—preguntó Sunset qué creía erróneamente eso.

—Las amazonas conejo se cambiaron de tribu, ahora la humilde tribu Haulia ocupa este terreno. Me llamo Shea Haulia—saludó la chica de cabello azul grisáceo.

—Bueno, ella no está nada mal—miró Anko de reojo.

—Hoy hay concurso de quien come más zanahorias, ¿pueden descansar el día de hoy?—.

—¿Es seguro? ¿Las tribus del bosque no son muy salvajes?—preguntó Rarity con cautela.

—No, la tribu Haulia en realidad son demasiado pacíficos y buenos anfitriones—.

La tribu de los Haulia era la más pequeña y dócil de las tribus conejo, tanto que eran bastante menospreciados por los demás, en especial por las amazonas conejo que los veían como una especie inferior y era poco usual que alguien de esa zona quisiera descendiente de ellos.

—Que incómodo, todos andan con poca ropa—se veía avergonzada Darkness por esto.

—Que hipócrita viniendo de la masoquista más grande—señaló Tayuya.

—No es lo mismo que me lo hagan a mi que ver a otros—.

—Nageru, ¿Qué tanto miras?—preguntó Anko qué puso atención a su líder.

—La chica Shea, ella no lo parece pero su nivel es superior a la de una chica conejo. Con un poco de entrenamiento podría batirse contra varias de ellas sin problema—explicó Nageru recordando la advertencia de Shiro sobre personajes conejo de novelas ligeras.

—Osea que ella es fuerte—.

—En pocas palabras, tiene el mismo talento que Tsunade—.

En ese instante, se llevó a cabo el concurso de comer zanahorias de la tribu y los invitados miraron como es que se batian a duelos esos lugareños mientras que el padre de Shea siendo el líder de la tribu observaba todo.

—Oye niña, te reto a un duelo. Pareces muy fuerte—dijo Tayuya algo bravucona.

—Pero no se pelear—.

—Has lo que puedas contra mi—.

Tayuya se fue al combate de una vez y Shea aunque recibía golpes, era un tanque al igual que Darkness pero apenas dio un puñetazo, mandó a volar a la pelirroja bravucona sin querer.

—¡Tayuya!—exclamó Sunset aterrada.

—¡Aaaah, se me pasó la mano!—exclamó la chica conejo en shock.

—¿Alguien anotó las placas del camión que me atropelló?—.

—Tiene bastante fuerza, si llegara a pelear en su contra estaría en problemas—mencionó Darkness que era la más resistente de ellos.

—Te dejarías golpear si es posible—aseveró Rarity bien basada.

—¿Por qué me juzgas sin antes conocerme bien?—reclamó la rubia.

—¿Lo harías?—.

—Si—.

Mientras tanto, Nageru se fue a hablar con Cam Haulia, el jefe de la tribu para que le dieran información acerca de las amazonas conejo pero la respuesta que le dieron fue terrible.

—¡¿Cómo que las capturaron a todas?—exclamó furioso Nageru.

—Hace unas semanas, las amazonas fueron invadidas por el Imperio Saderano y fueron vencidas. Nosotros huimos apenas nos enteramos, es posible que nos invadan. No deberían quedarse, vamos a ser masacrados sin duda—alertó el líder del clan.

—Puta madre, esto es peor que cuando el América se robó el triunfo del Cruz Azul—empezó a hacer berrinche el hombre.

—No fue robado—se oyó la voz de Shiro en el cielo.

—Hijo de…—.

—Lo siento, no hay nada que podamos hacer—.

Nageru estaba que se lo llevaba la fregada porque se le adelantaron aunque esto no se iba a quedar así, por lo que reunieron a todo el pueblo.

—¡¿Acaso no tienen tropas?!—vio el hombre con decepción pura a los pueblerinos.

—Los Haulia tenemos el dogma de ser bonitos y gorditos, no somos una tribu guerrera—explicó Shea a Nageru.

—¡Escúchenme bien, a partir de ahora van a cambiar las reglas! ¡Desde este momento los Haulia serán respetados como tribu guerrera! ¡Anko, Tayuya, tienen vía libre para entrenar a estos holgazanes!—.

—Al fin, hora de entrenar—sonrió salvajemente Anko.

—De algo nos va a servir ser alumnas de Orochimaru—asintió con instinto asesino Tayuya.

—Tu vienes con nosotros, tus habilidades de nacimiento parece que son distintas a tu raza—señaló Sunset que se había dado cuenta de ese detalle.

—¿Eh?—.

—Esas amazonas van a ser mías, me dejo de llamar Nageru si no lo consigo—se veía bastante enojado al sujeto que se iba a planear el diseño de los trajes con Rarity.

—¿Camisa negra del Cruz Azul?—.

—Sí no es mucha molestia—.

Esas dos semanas de entrenamiento fueron las más horribles en toda la historia de los conejos Haulia que se vieron sometidos a los duros regímenes del grupo debido a la crueldad de Anko y Tayuya. Sin darse cuenta, los débiles conejos se convirtieron en la tribu más peligrosa del bosque ya que años de abuso a su grupo salieron a flote y nada quedó de su amabilidad.

—Oigan, creo que se les pasó la mano con su entrenamiento—señaló Rarity en modo basada.

—Nah, me estoy limitando bastante—alegó Anko.

—Se están peleando por un poco de carne—señaló la diseñadora y ahí estaban dos hombres conejo luchando a muerte por el último pedazo de carne.

—Bueno, creo que si se me pasó un poquito la mano—.

Mientras tanto, el entrenamiento de Shea dio sus frutos y Darkness estaba bastante agotada de que era la primera vez en mucho tiempo que llevaron su resistencia al límite, con su armadura destrozada y Sunset estaba bastante drenada de toda magia. Shea estaba jadeando mientras su cuerpo ya no daba más y su potencial dormido había surgido de golpe.

—¿Quién dice que las conejas son débiles?—maldijo Sunset viendo de lo que era capaz la chica de cabello azul pálido.

Aparte de ese cuerpo superior a su raza, tenía un talento inusual a usar cuchillas para hacer cortes limpios al desmembrar lo que sea, cosa que sorprendió a Anko y además se notaba que su arma predilecta eran las hachas y los martillos, por lo que Nageru encargó vía mágica un hacha-mazo que se calibrara con la magia, para que luego Rarity diera coloración bonita al arma.

—Aquí está tu encargo, ya le di diseño final. Llegaron las armas de la capital para abastecerlos—anunció Rarity llegando con el arma encargada.

—¿No creen que están exagerando? Solo con lo que hicimos sería suficiente para masacrar una tropa—alegó Sunset sobre ello.

—Nunca es suficiente si estás en una guerra. Además, sobrevolé el sitio y hay una tropa que llegará muy pronto. Ya di aviso a Nageru, estaremos preparados para el ataque—.

—¿Tan pronto? Parece que tendremos bastante quehacer estos días—suspiró Darkness viendo que habían traído una nueva armadura con el logo de su familia.

—Por fortuna, ya no serás un estorbo. Superaste esa estúpida debilidad de precisión con las armas—mencionó Rarity volviendo a ser basada.

—¡¿Te la traes contra mi?!—reclamó la rubia.

—Solo digo la verdad, no quisiera que termines avergonzado a Nageru—.

El día decisivo llegó y la tribu Haulia estaba oculta en sitios estratégicos mientras que Shea estaba en posición de loto con los ojos cerrados viendo distintos ángulos de la batalla. Un talento natural que salió a flote única en su especie era la clarividencia que le permitía ver el futuro más probable o ver lo que pasaba en otros sitios en ese momento.

—Están cerca, cuando lo diga ataquen—mandó ella la orden vía telepática a todos con ayuda de Tayuya.

—Nunca pensé que ella podría tener habilidades mentales bastante descentes—menciono Anko sobre ello.

—Karin me enseñó como hacer esto, según me dijo es una habilidad que un Uzumaki puede aprender fácilmente si se le enseña—.

Las tropas enemigas se paseaban en el bosque viendo que el lugar estaba vacío y no veían que les habían tendido una emboscada letal. En el grupo habían esclavas amazonas conejas que eran llevadas como carne de cañón, a lo que Nageru y Shea dieron la orden de que ellas sólo debían ser neutralizadas.

—¡Ataquen ahora!—.

—¡Wakanda forever!—exclamó Nageru directo a la batalla.

—¿Qué demonios es Wakanda?—volteó Darkness a las demás.

—No sé pero se oye genial—admitió Sunset que siguió a la acción ya convertida en una híbrida pony humana.

¿Cómo podríamos describir esta batalla? Literalmente fue una violación en masa por parte de los conejos ya que no tuvieron la mínima piedad. Estaban en su terreno y prepararon trampas por todos lados, además de que llovían flechas a los invasores.

—¡¿Qué demonios es esto?!—exclamó el general que estaba atrás de las tropas.

En el cielo estaba Sunset con un aspecto bastante angelical pero su aura denotaba que era en realidad un ángel de la muerte. Originalmente siendo una villana, ella tenía poderes demoníacos que fueron mermándose por su corazón ablandado, lo que le permitió resistir el poder controlador de Pinkie Pie en su mundo, pero ahora era más poderosa de lo que fue la reina corrupta alguna vez.

—Sunset ya se encendió—mencionó Rarity al fondo.

—¿Y tú no vas a pelear?—preguntó Darkness con curiosidad.

—Yo lo haré con elegancia—.

La habilidad de Rarity en su podría considerarse demasiado rota pero jamás la había explotado hasta ahora. Entre todas las ponys de su mundo, su habilidad de aparecer cualquier objeto era única y el hecho de que no se estaba limitando a cosas bonitas la hacía peligrosa pero no era lo único en su arsenal.

—Sí creen que pueden vencerme, vengan a mi—declaró la mujer dejando caer una tela enorme de ropa en ambas manos.

—¡Maten a esa maldita!—dijo uno de los soldados invasores.

La tela se enredó en las manos de Rarity y se convirtió en una lanza y un puño comprimido que que comenzó a masacrar a muchos por donde pasara.

—A pesar de ser bien mamona, es bastante buena en lo que hace—notó Tayuya que sacaba su flauta.

Darkness se había dirigido a la carga y la escena era algo sacado de la película de 300 cuando los enemigos estaban a la carga. A su espada se le había agregado un escudo bastante duro y ligero con el fin de protegerla mejor ya que el masoquismo de ella le impediría pensar adecuadamente a plena batalla. Todos salían volando y la fuerza que ejercía era fortalecida con magia sagrada que al fin aprendió.

—Sirvieron las lecciones de magia pony, no vuelvo a burlarme de ellas—admitio de nuevo Tayuya empezando a desplegar su sello maldito modificado y entró en Modo Oni.

El cielo se puso nublado y detrás de Tayuya salieron dos Onis particulares: El dios del rayo Raijin y el dios del viento Fujin. Después de aumentar más su poder y destreza, ella pudo canalizar mejor a sus criaturas afines para usarlo en contra de los enemigos.

—Desplieguen la furia de la tormenta, ataquen sin piedad a los enemigos sin prisioneros—.

En el caso de Anko, ella comandaba a serpientes gigantes que devoraban y masacraban a los pobres diablos que se le atravesaban. Las esclavas amazonas estaban en shock porque no era posible que los normalmente sumisos Haulia estuvieran atacando de forma salvaje a los invasores con la sed de sangre más cruda que hayan sentido. Al parecer, estos habían conseguido aliados muy poderosos pero ellos no se quedaban atrás, porque un Haulia promedio estaba a la par de 50 hombres humanos del imperio, siendo una batalla perdida para los enemigos.

—¡Retirada!—declaró el general del ejército invasor.

—¿Quién dijo que los íbamos a dejar escapar?—se oyó a Nageru con sed de sangre acumulada.

—Jamás había visto tan enojado a Nageru—dijo Tayuya que se hizo para atrás.

—Es que se acaba de enterar de que el Cruz Azul fueron eliminados por los chiquitines, ahora le debe dinero a Ryoku y debe desquitarse con alguien—explicó Anko con burla.

—¡Ah no, eso sí que no! ¡Primero la mula de Rarity me quita mi uniforme fascista que tanto me costó conseguiste, luego no encuentro mi péndulo especial, para terminar de fregarme ustedes me quieren quitar a las conejas guerreras, le debo dinero al Palomito de Lolis, y para colmo, perdió La Poderosa Máquina Azul contra el club de los Super Pequeñines! ¡Alguien pagará y serán ustedes, serán 1 minuto de diversión, jajajaja! ¡No, menos, como 5!—.

—¡¿Cómo que mula, infeliz?!—le dio un zape Rarity a Nageru.

—¡Me estas avergonzando!—.

—¡Discúlpate por decirme mula!—.

—Te pasaste con lo de mula, debiste decirle burro miniatura—se burló Sunset.

—¡Tu también eres una pony, cabeza de tocino!—.

—¡¿A quien le dices, tocino?!—.

—¡Ustedes dos cállense! ¡En cuanto a las chicas conejo, no se suponen que se van a levantar en armas! ¡Peleen ahora que pueden, ya me tienen harto!—se lanzó Nageru a la batalla bastante frustrado.

Las cadenas de las mujeres desaparecieron por la magia de Rarity que se desocupó y las palabras del hombre hizo eco en ellas, por lo que contrario a sus costumbres entraron de nuevo a la batalla. Mientras tanto, Shea habia dislumbrado en el futuro la victoria y dejó de estar en posición de loto, por lo que en miró en sus manos una marca de conejo extraña.

—Felicidades: Acaba de conseguir la marca divina del conejo. Corra ahora—se oyó una voz en el lugar.

La chica se preparó para el último asalto y corrió tan rápido que todo se le hizo en cámara lenta, a la vez que comenzó a atacar a todos aprovechando el bug. En menos de cinco segundos, el ejército fue terminado y solo quedó el general que estaba a punto de ser asesinado por la reina prisionera.

—¡Espera, si me sueltas haré que el emperador las perdone!—.

—¿Crees que te voy a perdonar a ti y al Imperio por humillarnos de esta forma? ¡Tu cabeza será el mensaje para ese infeliz!—.

Así fue como la reina acabó con el cabecilla y Nageru miró como es que Shea estaba mareada porque sacó una velocidad tremenda que no se le había enseñado.

—Ese tatuaje, ¿dotes divinos? La velocidad de un conejo, esto no era algo que tuviera ella en su mundo original—pensó el sujeto guardando su espada.

—Mi traje quedó arruinado—miró la chica que su traje quedó hecho girones.

—Ya lo reparo, debo preparar resistencia a la cinética—analizó Rarity esto.

—¡Esta es nuestra victoria! ¡Auh!—exclamó el líder Haulia.

—¡Auh, auh, auh!—hicieron eco todos los hombres conejo de la zona.

—¿Qué demonios les pasó a los Haulia?—se preguntó la líder amazona en shock.

Más tarde, los lugareños sacaban a los cadáveres humanos lo más lejos posible y los líderes de las dos tribus conejo charlaban sobre lo acontecido. La reina llamada Tyuule veía al tranquilo Cam junto a Nageru para ponerse a discutir el futuro de la tribu.

—No pensé que jamás llegaría el día en que mi tribu necesitaría de los Haulia para sobrevivir. Los números de mi gente están en números rojos y necesitamos protección—determinó la reina con pesar.

—Es bueno que confíen en nosotros como la única tribu hermana que queda—sonrió Cam ante esto.

—Tengo una duda, ¿ustedes están sometidos a otro reino?—.

—En realidad estamos en una alianza cooperativa con el General Furro—.

—¡¿Quién te dijo sobre qué soy el general Furro?! ¡Soy bronie!—reclamó Nageru ante eso.

—Entonces sirven a un cacique, entiendo porque cambiaron a ser una tribu guerrera. Nuestra especie está en peligro de extinción. Señor Cacique, si usted ayuda a nuestra especie le juraremos leal interminable y eterna para su protección—ofreció la reina de forma sincera.

—¿Para siempre dijo?—.

—Sí otros reinos se enteran de que estamos en una situación tan vulnerable, no tardaremos en extinguirnos. Somos la fuerza de combate por excelencia de la especie conejo, no tenemos nada más que ofrecer que nuestro cuerpo y alma como pago—determinó Tyuule de forma bastante severa ante el futuro de su pueblo.

—OK—.

—¿Tan fácil?—volteó a ver Cam ante esto.

—No es que me guste ver morir a especies enteras. Me hace falta mano de obra, además ellos piden un favor y no puedo negarme si es sincero—explicó Nageru con bastante simpleza.

—A partir de ahora las Conejas Guerreras seremos un espada y escudo. No se arrepentirá de este trato—se inclinó la reina ante este acto de gratitud.

Así fue como las tribus conejo del bosque fueron trasladados de inmediato al reino de Nageru, anexando oficialmente el territorio del bosque al suyo. Los conejos se convirtieron en la fuerza de élite del General Bronie y se iniciaría un proyecto de recuperación de la especie amazona.

—Bueno, todo terminó bien—suspiró el hombre feliz por su éxito.

—No debería decir eso, siempre le sale algo mal cuando dice eso—aseguró Rarity que oficialmente se había convertido en su mano derecha por ser tan sensata y basada.

—No creo—.

—Por cierto, las guerreras conejo quieren de su presencia ahora—.

—Que raro, ¿para que me querrán?—.

Nageru caminó hacia donde estaba la nueva fortaleza de las chicas conejo cuando las encontró vestidas como porristas con los logos y colores del América, cosa que le repugnó.

—¡¿Qué es esto?!—exclamó horrorizado el general.

—Ayer tuve un sueño divino y me dijo que esto le alegraría. ¡Vamos chicas! ¡América, a ganar!—empezaron a cantar las mujeres.

Nageru tenía una vena furiosa en la frente y sólo conocía a una persona que era capaz de jugarle una broma de este tipo o más bien a dos personas.

—¡Maldito Chusai, Shiro! ¡Cuando los vea van a ver!—gritó el sujeto por la ventana.

—¿Qué, no le gustó?—preguntó la reina curiosa.

—¡Claro que no!—.

—Le dije que era mejor una orgia lesbica con él—dijo una al fondo.

—¡Apoyo eso!—señaló Nageru eso con aprobación.

—Eso es en la Luna Llena donde danzamos desnudas—.

—¡Noooo, no me dejen con la ilusión!—.

—Hasta la Luna Llena, costumbres son costumbres—.

Mientras todo esto pasó, se podía ver a Narberal Gamma hablar con Ainz Ooang Gown sobre el asunto de Shiro Yoku y sobre el hecho de que era de la misma talla de los creadores supremos, cosa que le preocupó al sujeto.

—¿Has hallado alguna debilidad que podamos explotar de él?—preguntó el Puro Hueso japonés.

—Bueno, aparte de ser humano quizás sea su arrogancia sin límites y el hecho de que es muy lujurioso. Siempre me está persiguiendo—respondió la maid con bastante incomodidad.

—Narberal, el gremio depende de lo que puedas hacer con ese sujeto. Tienes una misión a partír de ahora. Si puedes reclutarlo, hazlo. Si no, tienes que asesinarlo de forma silenciosa, no te enfrentes cara a cara con él—.

—¡¿Qué yo lo mate?!—.

—Averigua sus debilidades, prueba con lo que sea. Si es necesario, métete en la cama con él. No importa el método que uses, esto es para el bienestar y futuro de Nazarick—.

Nabe estaba insegura de esto, ella odiaba con pasión a los humanos pero Shiro no podía calificar como uno. Era un monstruo sin duda, aún peor que ellos. Le tenía miedo, su ser le decía que no debía enfrentarlo y solo porque Ainz se lo ordenaba tendría que obedecer por sus compañeros.

—Entendido, Ainz sama—.

—Espero que tengas éxito. Tengo más asuntos que atender, mientras tanto continúa con tu misión—fue lo último que dijo el amo de los monstruos.

—Que cruel de su parte enviarme a mi muerte segura, ¿sería capaz de revivirme? Yo solo fui hecha como pieza desechable después de todo—se preguntó la mujer con bastante desconfianza.

Continuará…