Crisis en Tierras Infinitas Naruhina
Capítulo 31 Cambio de rol
Narberal Gamma tenía la misión más difícil de su existencia y tenía el terror absoluto en todo su ser: Eliminar a Shiro Yoku, alguien que había trascendido a la patética humanidad y estaba por encima de todas las razas.
—¿En serio tienes que eliminar a ese tal Shiro?—preguntó Albedo sorprendida.
—El señor Ainz le teme, jamás lo había visto así—admitió Nabe que había vuelto por unas cosas.
—Que raro que el Ainz sama le tema a un simple humano—.
—No te confundas, no es un simple humano. Nos podría hacer trizas si nos descuidamos—.
—¿No estarás hablando en serio? Tu más que nadie odias a la humanidad—señaló la sucubo en shock.
—Pude sentir su poder por un instante, vi de lo que es capaz de hacer. Mi ser gritaba que no lo enfrente, es un monstruo peor que nosotros—.
La sucubo tenía bastante preocupación porque si Ainz quería deshacerse de un humano era por algo y no quería enfrentarlo directamente. Sin embargo, un humano no podía medirse cara a cara contra un monstruo fuera de la magia.
—Sí Ainz quiere eliminarlo, te ayudaré. Es solo un humano con magia, tiene las mismas debilidades de lo normal—se paró la mujer seria.
—Señorita Albedo, no debería hacer esto. Si Ainz sama no quiere enfrentarlo, es por algo malo—le sugirió Yuri preocupada a su superior.
—Los humanos no son tan fuertes, el hecho de que haya podido invocar algo no lo hace fuerte físicamente. Debe estar agotado por hacer una magia que a un monstruo es mucho más sencillo—.
Albedo estaba cometiendo el error más grande de su vida que la marcaría psicológicamente aunque le serviría bastante a Ryoku cashi shin querer dijera Ximena Sariñana. Nabe no quería que de todos los miembros del gremio, precisamente Albedo hiciera el duelo porque si llegaba a morir, no iba a poder pedir fiado en las reservas de Nazarick y además le preocupaba que Shalltear llegara a ser esposa de Ainz.
—Tiene que reconsiderarlo, señorita Albedo—.
—Voy a eliminar a ese humano y así Ain me va a dar mi lugar que merezco en Nazarick—declaró ella con ambición.
En la noche, Shiro caminaba tranquilamente por un sitio oscuro mientras regresaba de una misión cuando se topó con un caballero negro desconocido. Al principio creyó que era Momon pero su presencia mágica era distinta, como la de una mezcla entre ángel caído y sucubo, lo que prendió sus alarmas.
—Debe ser Albedo. ¿Ainz la mandó a matarme? Si la eliminó, Ryoku me va a reclamar—pensó el chico que iba a tener que contenerse.
—Humano, te reto a un duelo a muerte con cuchillos—sacó la demonio unas armas.
—¿Duelo a muerte con cuchillos?—dijo Shiro entendiendo la referencia aunque no comprendía porque ahora ella se le pegó eso.
—¿Duelo a muerte con cuchillos?—dijo interesada Yuri que estaba espiando lejos de ahí.
—¿Qué es lo que piensan hacer?—quiso saber Nabe.
—He visto muchas peleas contra otros grupos pero jamás había oído hablar de eso. Yo creo que van a pelear con cuchillos—.
—No sé porqué esto sonó demasiado estúpido—pensó la maid fría con cierta sensación de malestar.
Shiro estaba viendo lo que Albedo iba a hacer y recordando que ella es una peleadora meramente física con magia de apoyo enfocado en su defensa, era obvio que iba a atacar seguramente a puñetazos. La caballero le dio con toda su fuerza bruta que no era nada baja y se oyó algo que crujió.
—¡Aaaaaah, mi mano matona!—se veía la mano deformada de la mujer para el horror de las maids—¡Aaaaah, mi otra mano matona!—había intentado golpear ella con la otra mano resultando fracturada pero no se rindió—¡Ay, mi cabeza! ¡Aaah, mis tripas!—.
Nabe miró con horror como la más fuerte físicamente de los más fuertes de Nazarick perdía de esa forma y Shiro no había recibido ningún daño, pero la sucubo no se rendía y transfirió el daño a la armadura que se destruyó porque era demasiado.
—Ah, una sucubo del tipo angelical. Una caída de la gracia del padre de Lucifer—.
—A mi no me creó ese dios, además yo odio a mi verdadero creador—.
—Tienes algo en común con el Lucifer que conozco—.
—¿Espera, conoces a Lucifer?—preguntó ella sin creerlo.
—Anda tras las faldas de una amiga, tiene un bar lejos de acá llamado Lux—.
—No, Lucifer jamás le gustaría una humana. Deja de decir fanfarronadas, ¡ahora me voy a tomar en serio esto!—.
Apenas ella dio un paso y la pierna de Albedo fue atravesada por un mini rayo rojo y cayó presa de un horrible dolor.
—¿Qué demonios es esto? Superó mi defensa—vio horrorizada la sucubo.
—¿Te gusta? Este ataque si que es útil, Aguja Escarlata—.
Los piquetes de magia dieron en el blanco sin posibilidad de que Albedo colocará un contrahechizo rápido y esta cayó casi agonizando del dolor. ¿Qué clase de magia tan perversa era esta?
—Una sucubo caída de los cielos, ahora que un humano mira desde arriba, ¿Qué sientes?—le preguntó el joven tomándola del cabello como si no pesará nada.
—Pudrete, Ainz sama te va a matar—.
—No te preocupes por eso, no te va a extrañar más que su tesorera fiel como perro. Lastima que jamás tendrás su amor—se burló el hombre.
—¡Él me ama, algún día lo hará y por eso tengo que ganar!—.
—Meh, ya perdí el interés por matarte. No vale la pena que mueras por un amor tan unilateral—la arrojó al suelo de nuevo.
—¡¿A dónde vas?! ¡Esto no ha terminado!—intentó ella levantarse pero no podía.
—Te dejaré vivir por simple capricho, soy un dios generoso. Intenten matarme cuantas veces quieras, los estaré esperando—se fue de ahí el hombre sabiendo que iba a ser asistida medicamente por sus maids.
—Albedo sama, ¡necesita curarse ahora!—dijo Yuri desesperada.
—Que raro, él no atacó a zonas vitales—notó Nabe ciertos patrones de ataque.
—¿Qué demonios?—alzó los ojos la sucubo sin entender.
—Mire las zonas de las heridas, atacó zonas no vitales—señaló la maid fría.
—Solo jugó con la señorita Albedo—suspiró Yuri agradeciendo la piedad del guerrero.
—Que humillante, si Ainz sama se entera de esto me va a castigar. No le digan, se los suplico—les pidió la pelinegra con cuernos desesperada mientras calmaba su dolor.
—Le sugiero que no se muestre ante nadie estos días. Si Shalltear sospecha es capaz de tenderle una trampa—mencionó Yuri ante eso.
Después de eso, Nabe no le quedó duda de que Shiro era un monstruo envuelto en la apariencia de un humano frágil y le preocupaba el destino de su grupo ahora que había esa amenaza suelta. Ahora ella tenía que probar otros métodos ya que la mayoría de los miembros de Nazarick estaban al nivel de Albedo, siendo solo pocos superiores a ese nivel y no estaba segura si iban a ganar.
—Shiro—llamó ella de forma bastante vergonzosa para su habitual frialdad.
—¿Eh, ahora que pasa?—.
—¿Quieres que te invité una bebida?—sonrió ella en un tono sospechosamente lindo.
—Ah, gracias—.
La bebida en realidad tenía un potente veneno que mataría a mil humanos con solo una gota pero ella le echó todo el frasco para rematar. Shiro lo bebió y se sentó bastante tranquilo, pero se comenzó a sentir mal.
—No me siento bien—.
—¿Shiro, te pasa algo?—se hizo ella de la vista gorda.
—Algo me hizo mal, debo ir al baño—se fue este allá.
Unos minutos después salió y Shiro no tenía nada más que malestar abdominal porque el veneno le cayó pesado pero no era letal siendo como si hubiera comido tacos de 5x10.
—No debí ir a los tacos de suaperro, creo que traían colmillo—se quejó Shiro sin saber que ahora era inmune a un veneno letal para cualquier especie mortal.
—Mierda—maldijo Nabe en tono South Park.
El segundo intento de homicidio fue Nabe contratando a un Shinigami de este mundo por un ritual demoníaco que venía en el anuncio de una tal Kushina Uzumaki.
—Debo de pegar el sello en Shiro y todo estará arreglado—murmuró para si misma la chica.
En ese momento, vio a lo lejos al joven que quería encontrar haciendo algunas actividades extraoficiales para la recuperación del pueblo y hablaron a solas.
—¿Te sientes mal por lo de la batalla contra el zorro?—.
—Tengo unas pesadillas, aún su presencia me da muchos escalofríos. Quiero un abrazo—dijo la mujer con un tono de waifu real bien realista.
—Vamos, el zorro ya se fue. Que raro que estés tan temerosa, supongo que incluso las más frías sienten miedo—.
En fin, la mujer le pegó el sello y resultó ser un éxito, por lo que la noche se moriría porque el ente del infierno se lo llevaría sin dudas. Más tarde, Nabe dormía cuando sintió que el Shinigami la llegó a ver con terror.
—¡¿No se supone que debes llevarte su alma?! ¡Es un humano!—.
—¡¿Estas loca?! ¡No, ni mergas! ¡Él no puede ir ni al cielo ni al infierno! ¡Izanami me mataría! Cancelo el contrato—se fue el dios de la muerte de ahí.
—Me lleva la chin…—.
Al día siguiente, Nabe pensaba en otra forma de matar a Shiro cuando de la nada se topó una libreta negra que decía Death Note y leyó las instrucciones.
—Puedo matar una persona con solo anotar el nombre. Esto debe ser una mala noticia, siento una presencia maligna en esta cosa—.
—Tiene un buen ojo, señorita maid—se oyó a un sujeto espeluznante en el aire.
—¿Otro Shinigami? Ya contraté a un inútil ayer y no quiso hacer el trabajo—.
—Yo opero de forma distinta, me llamo Ryuk. Si anota el nombre que desee en la libreta, esta morirá irremediablemente. Por cierto, no parece humana—señaló el Shinigami.
—Soy una doopelganger—.
—Interesante, tal vez por tener forma humana puede usar con libertad la libreta sin caer en la corrupción. Anote el nombre de quien quiera asesinar—.
—Veamos, Shiro Yoku. Ahora espera que muera de la nada, ese sujeto es como una cucaracha—suspiró la mujer.
El mencionado caminaba de la nada por el sitio cuando de la nada le dio un tremendo dolor de pecho y cayó fulminado al cielo como si nada, denotando el poder de la libreta.
—¿Se murió?—.
—Sí, ese es el poder de la libreta—declaró el Shinigami con aspecto de metalero pesado.
—¡Sí, por fin!—celebró la maid.
—Ay, eso sí me dolió—se levantó de nuevo Shiro como si nada.
—Lo debí ver venir—se decepcionó Nabe ante lo ocurrido.
—Que raro, al menos que sea un dios debería haber muerto. Es eso o que tenía mucho colesterol en sus arterias—.
Mientras tanto, se podía ver a Albedo deprimida en el quinto piso de Nazarick y una chica salió de un sitio espeluznante, acercándose a ella como la niña del Aro.
—No estoy de humor para darte una muñeca, quiero estar sola—.
—Te ves mal, ¿Qué demonios te pasó?—dijo Nigredo bastante asombrada de que alguien hubiera hecho ese daño a su hermana menor.
—Bueno, es una triste historia. No le digas al señor Ainz sobre esto—.
—¿Cuéntame, quien te hizo esto? ¡Dime para que le de una lección!—.
Albedo se quejó con su hermana mayor aterradora sobre lo que pasó con ella en su enfrentamiento a un vil humano y se enojó, a la vez que le dio miedo porque era imposible que un saco de carne pudiera hacerle eso a alguien tan fuerte como ella.
—¿En serio quieres que me crea que un humano te pateó el trasero?—.
—No solo eso, jugó conmigo. Ni siquiera era en serio, no creo que ni siquiera nuestra hermana Rubedo pueda con él. Tengo ese presentimiento—.
—¡Espera, no exageres! ¡Rubedo es una maldita amenaza para todos! ¡¿Dices que posiblemente si ella lo enfrenta morirá?!—.
—Lo afirmo, algo en mi interior me lo dice—.
—Me niego a aceptarlo. Esto es personal, ¿Quieres que le demos una lección a ese infeliz? Puedo tener sus coordenadas—.
—Tendríamos que liberar a Rubedo pero ella no obedece órdenes. ¿Cómo le hacemos para que ella acceda?—.
—Ya se me ocurrirá algo—.
A la noche siguiente, Shiro volvía de otro encargo que le dio Ninya que últimamente se había comportado más dócil y ya no estaba gruñona. Parecía que se ablandó bastante por el tema de su hermana mayor que iba a visitar seguido para su rehabilitación. Sin embargo, parecía que otra vez Albedo hacia de las suyas y esta vez trajo compañía.
—Señorita Albedo, no de nuevo. ¿Acaso se volvió masoquista?—se preguntó Yuri que estaba bastante preocupada en el fondo de un árbol.
—No puedo creer que hayan convocado a sus hermanas y una es muy peligrosa—dijo Nabe a su lado.
—Veremos que pasa, tal vez esta vez tengan una oportunidad—.
Shiro no parecía preocupado aunque la mujer trajo refuerzos y las reconoció por las descripciones de la novela, a lo que este bostezó.
—Acabemos con esto, quiero irme a mimir—.
—Parece que este niño nos subestima bastante, quiero arrancarle los ojos—se veía frenética a Nigredo.
—No mames, la niña del Aro tuvo una hija con Jeff The Killer y se hizo jefa de enfermeras del IMSS—.
—No sé de qué hablas pero lo último creo que sonó ofensivo—.
—Ainz sama te quiere muerto, haré su voluntad ahora—se podía ver a Rubedo con una sed de sangre muy potente.
—Bueno, les daré una advertencia porque estoy de buenas. Haré de cuenta que no me amenazaron, pueden irse con tranquilidad y nadie resultará…—intentaba negociar Shiro pero Rubedo lo golpeó muy fuerte y lo mandó a volar bastantes metros mientras que Nigredo intentaba apuñalar al joven con esas tijeras ensangrentadas.
—¡Vas a conocer el verdadero terror!—enseñó Nigredo su cara sin piel estilo Jeff The Killer.
—Eso no me da miedo, he visto los horrores más mórbidos del universo. Esto no es nada—.
—Vas a llorar de miedo cuando veas lo que soy capaz—.
Albedo se dirigió con su hermana menor hacia ellos y dirigieron un ataque coordinado físico muy potente que rompió varias costillas del humano dejándolo grave.
—Van ganando, van ganando—se entusiasmó Nabe.
—¿No tienes el presentimiento de que algo malo va a pasar?—interrumpió Yuri acerca de esto.
—¿Disculpa?—.
—¿No crees que esto es demasiado fácil?—.
Nabe se dio cuenta de que esto era un truco y cuando Rubedo desplegó todo su poder en contra de Shiro provocó una explosión que lo mató aparentemente.
—¡Por fin lo vencimos, nadie es rival para las hermanas!—celebró Albedo victoriosa..
—¿Qué están celebrando?—se podía ver a Shiro saliendo de un árbol con la cata de Tobey Maguire.
—¡¿Qué demonios?!—.
El cuerpo que enfrentaron era un clon de sombra increíblemente resistente que hizo un puf de humo y el sujeto se estiró un poco para calentar.
—¿En serio creyeron que tendrían oportunidad? Pobre ilusas, aún creen en los santos reyes—se burló el joven de ellas.
—¡Maldito, ahora vas a conocer porque soy el terror de Nazarick!—exclamó furiosa Nigredo.
—¿De que terror hablas?—.
Albedo al verla en un parpadeo se horrorizó y dio unos pasos atrás, mientras que Rubedo se sorprendió bastante por lo que pasaba, además de las maids escondidas.
—¿Qué les pasa?—.
—¡Tú cara!—señaló Albedo en shock.
—¿Qué le pasa a mi cara?—.
La hermana de blanco le enseñó con un espejo a la mano lo que pasaba y se horrorizó de que su cara horripilante de la cual se sentía orgullosa ahora era normal y en extremo hermosa, muy similar a su hermana Albedo.
—¡Maldito! ¡¿Qué me hiciste a mí horrible rostro?!—.
—Ya no darás miedo así, eso te pasa por meterte conmigo—sonrió el sujeto con bastante malicia.
—¡Dame mi cara de nuevo!—.
—¿Quieren conocer el verdadero terror? Esto es el verdadero horror—.
En ese momento, un puf de humo salió del suelo y de las grietas salía Riki en modo demonio con una chancla buscando a alguien específico y la sed de sangre era la peor hasta ahora en sus vidas como monstruos.
—¡¿Quién es el que dijo que el Narusaku es el ship canon?!—exclamó Riki con voz demoníaca.
—Ellas—.
La mujer daba demasiado miedo y la chancla fue lanzada de tal forma que provocó una explosión que sacudió buena aparte del bosque y casi manda a volar a las maids. Riki se fue por donde vino y las tres hermanas estaban en el cielo como el equipo Rocket siendo vencido otra vez.
—Creo que esta vez rompió record—se veía al joven viendo el punto más lejano.
—Esa mujer mandó a volar a Rubedo, la más fuerte de Nazarick—balbuceó Yuri sin esperanzas.
—La que Ainz sama no podría derrotar sin ayuda—dijo Nabe en total shock.
—Creo que debí usar otra cosa, no creí que Riki se pusiera tan ruda—mencionó Shiro antes de irse.
En fin, Nabe no sabía que hacer después de que la mayor fuerza de Nazarick fue vencida de esa forma y entró en una severa depresión por no poder cumplir la encomienda. La siempre confiable maid de batalla más poderosa no podía hacerle frente a ese ser peor que un monstruo y las ideas se le estaban terminando.
Ella caminaba y podía ver a Shiro caminando con Ninya que se veía bastante feliz de salir con él. ¿Desde cuando eran tan amigos esos dos? ¿No se llevaban mal? La maid los siguió para espiarlos y notó que ella se veía bastante nerviosa.
—¿En serio quieres salir en una cita? ¿No van a pensar que eres hombre?—.
—Mi género ya se reveló, además me estoy dejando crecer el cabello un poco—le mostró ella su cambio.
—Ah si, me gusta como te va a quedar—.
—Mi hermana está mejor gracias a ti, gracias por todo—.
—Ya me vas agradeciendo varias veces, además varias personas ayudaron—le aseveró el joven.
—Pero gracias a ti pude saber su localización. Gracias de todo corazón—.
—Bueno, si te hace sentir mejor no esperaba nada a cambio. Solo quería que dejaras de molestarme—.
—Lo sé, lo siento por eso. Fui muy mala contigo sin razón, eres bastante irritable pero no comenzaste pleito conmigo—dijo ella bastante triste por la culpa que sentía.
—Ya lo pasado pasado y no me interesa. ¿Quieres ir al bosque?—.
—Sí, no tengo problemas—sonrió la chica ante eso.
Nabe los siguió y miró que llegaron a un lago algo alejado del pueblo donde ambos se bañaron en ropa interior, a lo que ella se avergonzó de cosas tan sucias como esa.
—¿Tu maestra no se va a poner celosa?—.
—Ella es mentalidad muy abierta, además ella acaba de partir a su hogar. Tiene ciertos informes que dar a sus jefes—explicó el joven de eso.
Efectivamente Mariska había partido al reino centinela para dar informes de la situación del sitio que pidieron los reyes del Caos y Orden en secreto, a lo que ella daría cosas positivas para cubrir a su amante.
—Te lo advierto, estoy casado por órdenes de la nobleza donde vengo. ¿No te importa?—le preguntó Shiro acerca de eso.
—No, lo estuve pensando. Te debo la vida y mi mayor deseo, de no ser por tu generosidad habría muerto ese día. Incluso jamás sabría si mi hermana estaba bien, no tengo más como saldar mi deuda. Me porté mal contigo y aun así hiciste algo que yo jamás podré igualar. No me siento digna de que aceptes mis disculpas, solo deseo devolverte cada segundo que invertiste en mi. Te amo—se le declaró Cecilia al joven.
—OK, no me esperaba que te confesaras—.
—¿No?—.
—Bueno, no venía precisamente a tener otra prometida. Bueno, a veces las cosas no salen como quiero y no me quejo—sonrió Shiro a su confesión.
En ese momento, ella lo besó con pasión y Nabe abrió los ojos ante esto. Le daba asco esta situación, un monstruo como él que no tenía sentimientos por alguien en especial podía mostrar ese afecto a alguien más.
—Sí quieres oírlo, te amo—le susurró el chico a la castaña y ella lo seguía abrazando bajo el agua.
—Basura, solo la está seduciendo—opinó Nabe pero un pensamiento traicionero la embargó de que ella jamás tendría algo así con Ainz sama limitándose a ser una maid de combate.
—Te amo—.
—Yo también te amo, Celia—.
Ambos habían salido del agua y se podía ver como la ropa interior de la muchacha se transparentaba, a lo que este se la quitó para comenzar a besarla.
—¿Está… apareándose?—se sonrojó Nabe queriendo irse pero sus pies no la dejaron.
—¡Aaaah, Shiro! ¡Aaaaaah!—.
La maid estaba en shock porque jamás había visto algo así y la castaña gemía bastante ya que a pesar de ser su primera vez, su amante si que sabía dónde estaban sus puntos sensibles.
—¿Te gusta, eh?—.
—¡Basta, voy a morir!—.
—Parate, quiero que te pongas frente al árbol—.
La chica se paró y Nabe vio como ella puso sus brazos contra el árbol mientras que sus caderas quedaron expuestas al aire libre, para que luego la penetraran por detrás. La maid vio como ella estaba siendo estocada sin piedad y Shiro daba una mirada de depredacion pero se concentraba bastante en que su amante se sintiera bien tocando sus senos pequeños y su espalda.
—Eres hermosa, no temas en pedir más. Estamos solos—.
Apenas dijo esto último, Shiro volteó a ver en dirección a Nabe y ella notó que la había descubierto para su vergüenza, a lo que salió corriendo de ahí porque no sabía que podía pasarlo. La castaña seguía en lo suyo sin darse cuenta hasta que terminó por venirse después de varios minutos hasta que se desplomó por el extasis.
Unos minutos después, se podía ver a ella cubierta con sus ropas su cuerpo desnudo a lado de Shiro que se dedicaba a besarla y a darle mimos que la chica recibía gustosa.
—Esto es casi como soñé—.
—¿De que hablas?—.
—No te rias de mi, es mi sueño fantasioso—pidió la chica.
—Mientras no sea algo del Cruz Azul o del Tigres todo es válido—.
—No entiendo eso. Como sea, cuando era más chica y no sabía dónde estaba mi hermana soñaba algún día con vivir con Tuare el resto de mis días en un sitio apartado con el dinero que tuviera de mis aventuras. Tal vez encontraría un tesoro en alguna ruina que me diera la oportunidad de retirarme—explicó la chica.
—Probablemente tu hermana quiera vivir con él mayordomo Sebas. Parece que está flechada—.
—Lo sé, al menos quiero vivir cerca de ella y no perder la de vista otra vez—.
—No tengo problemas con eso, la familia es primero como dijo un sabio calvo musculoso—.
—Shiro, quisiera que al menos no me dejes de amar. Solo te pido eso—.
Ella estaba perdidamente enamorada y es que ella se sentía a gusto después de todo, no tenía más que ocultar sobre sus sentimientos y luego besó de nuevo al hombre..
—Bueno, soy un noble después de todo. Tengo muchísimo dinero, solo soy aventurero por diversión—.
—¿Qué puesto tienes?—.
—Ah, bueno. ¿SI te dijera que soy el rey me creerías?—.
—¿Un rey de un país pequeño? No he oído de alguien con un gobernante joven—.
—Es una larga historia, actualmente me están cubriendo desde las sombras. La organización de trata de blancas hace poco acaba de ser desmantelada. Mi comandante a pesar de que bien excéntrico hace bien su trabajo—recordó Shiro al Jojo Hageshi.
—¿Han hallado más chicas como Tuare?—.
—Muchas y aún hay más. Tenemos gente que van a sacar todo a flote—.
Flashback…
Hageshi había desplegado su flota para sacar toda la red de trata que había en varios puntos de los reinos siendo bastante lo sustraído y así caerían varias cabezas que rodarían sin piedad.
—A veces me das pena ajena, pero cuando te pones serio eres bastante… aceptable—mencionó Mei que miraba lo ocurrido con su experiencia de Mizukage.
—¿Por qué ninguna de ustedes me lanza un halago?—se veía con cierta depresión al comandante.
—Te respetaría más si no fuera porque ayer te tropezaste con una ciclovia. ¿Quién se cae por eso?—dijo Chisa con bastante pena ajena.
—Que malagradecidas. Bueno, a trabajar—se fue Hageshi vestido como Dio en su misma pose al caminar.
—¿Le digo yo o le dices tú?—mencionó Iruru con seriedad a Mei.
—Nah, si se pone serio va a descubrir que nos robamos sus ahorros—mencionó la pelirroja con uñas nuevas.
—Sí, es mejor—quedaron de acuerdo todas.
Flashback fin
Luego de eso, se podía ver a Albedo aún más deprimida de lo usual debido a que la última derrota la dejó sin esperanzas de un futuro agradable para ella. Nazarick sería destruida y sus seres queridos también, aunque por ella se podían morir Demiurge y Shalltear.
—Ni Rubedo que es la más poderosa pudo, Nabe no va a poder conseguir hacer la tarea. ¿Qué hago?—empezó a llorar ella por la desesperación.
Al ver caer una lagrima suya al agua del lago, recordó la tarjeta que le dio Ryoku, ese agradable humano que conoció y puso esa lagrima para que así Ryoku fuera invocado de forma inmediata.
—Joven Ryoku—.
—Señorita Albedo, no creí verla de nuevo. ¿Por qué me llamó? ¿Se siente mal? ¿Le hizo algo su jefe?—.
—No es eso, es que yo… no sirvo para nada. No puedo defender a Nazarick, soy la mano derecha y aún así me siento más sola que antes. Ainz prefiere a Demiurge, Shalltear está ganando popularidad, muchos se ríen a mis espaldas, ¡ya estoy harta, nadie me quiere! ¡No siquiera puedo ganarle a ese humano!—empezó a llorar bastante la sucubo.
—Albedo, cuéntame lo que pasó. Tranquilízate—le dijo calmado el hombre para que ella pusiera sus ideas en orden.
—Es que… yo… desobedecí órdenes directas. Yo… quería proteger a Ainz sama y desafié a la amenaza de Nazarick sin éxito. No hay nadie que me pueda ayudar, va a destruirnos a todos. Todo me va tan mal, ni siquiera al hombre que le entregué mi corazón me devuelve mis sentimientos, ¡es frustrante! ¡Yo quiero desaparecer, no sirvo como monstruo!—se veía frustrada la mujer.
—¿A quien desafiaste?—.
—A un guerrero monstruoso humano. Se llama Shiro Yoku según informes de Nigredo—.
—Shiro, ¿eh? No debiste desafiarlo—.
—¿Lo conoces?—preguntó ella interesada.
—Es un amigo cercano de hace años. Viajamos juntos para cazar fortuna—explicó el hombre.
—¿Tienes idea de alguna debilidad que pueda explotar? ¡Dímelo!—pidió ella desesperada.
—No—.
—¡¿Por qué no?! ¡Creí que eramos amigos!—.
—En primer lugar, Shiro jamás ataca sin algún motivo especial. ¿Dime que no lo has desafiado por ego?—dijo el sujeto con una mirada de reproche y Albedo volteó la mirada porque era verdad..
—Es por mi orgullo—.
—Albedo, no necesitas esto. Shiro no atacaría a alguien si un buen motivo, por ejemplo que tu jefe quiera conquistar el mundo para ejercer una tiranía o algo por el estilo—.
—¡¿Cómo supiste que Ainz sama quiere gobernar el mundo?!—dijo la sucubo muy sorprendida.
—Eeeeh, normalmente todos quieren conquistar el mundo. Créeme que he visto caer dictadores, la gente se termina rebelando tarde o temprano—declaró sabiamente el sujeto.
—Ryoku, ¿me estás advirtiendo que Ainz debe parar su plan por el bien de mi grupo?—.
—¿Crees que Ainz lo va a hacer? Muchos de tu club quiere conquistar a los humanos y está es la excusa perfecta, ¿verdad?—.
—Bueno, Ainz…—intentó excusarse ella pero si se veía de forma realista, no tenían porque avanzar en su plan.
—Deberían mejor quedarse dentro y formar alianzas pacíficas. Lo que están generando es que Shiro vaya tras sus cabezas. ¿Acaso esperan que los humanos no vayan a pelear por su libertad? Hay humanos muy poderosos, tanto como los monstruos—le dejó en claro el hombre.
—Ryoku, ¿Entonces no me vas a apoyar?—.
—Lo único que haría es abogar por ti y tus hermanas, no por nadie más. Soy alguien muy flexible pero su gremio es peligroso para mi especie. No esperes que seamos sumisos ante ustedes—.
Albedo bajó la mirada y la ayuda que esperaba no era la que deseaba aunque era lo único que tenía ahora y quizás la única que tendría.
—Ryoku, si Shiro quiere matarnos, ¿por qué nos ha perdonado la vida?—preguntó la mujer con seriedad y duda.
—No sintió de ti un verdadero peligro, si te considerara una amenaza no habría jugado contigo. Es piadoso en el fondo—.
—¡No es piadoso, se ha burlado de mi cada vez que puede! ¡Mis hermanas no quieren salir de su cuarto! ¡No se lo voy a perdonar!—exclamó ella furiosa.
—Tú lo provocaste, si fuera otra persona habrías muerto—.
—¡¿Acaso no me vas a apoyar alguna vez?! ¡No me siento mejor!—.
—No es que quiera bajarte la moral. Tú te lo buscaste—.
—¡¿Sabes que?! ¡Fue mi error buscar tu ayuda! ¡No te quiero ver!—se fue ella muy enojada de ahí.
—Albedo—.
—¡No me llames así, humano igualado!—se veía bastante encabritada a la mujer que tenía demasiado en su cabeza y se fue sin decir nada más.
—Shiro, espero que sepas lo que haces. Ahora ella está muy rota—pensó con lástima Ryoku porque parecía que el mundo de la sucubo se caía a pedazos.
El estado mental de Albedo no estaba nada bien y su inestabilidad se debía porque las emociones humanas que ahora estaba desarrollada y el creciente número de frustraciones la atormentaban, por lo que cada día se sentía más sola.
—¿Se siente bien, señorita Albedo?—preguntó Yuri que ponía atención a la mujer.
—No, no me siento nada bien—.
—Supe lo que pasó con la decisión de Ainz—.
—Ya no confía en mi, Shalltear le fue con el chisme de que liberé a Rubedo. Alguien me delató, no sé quien fue pero Ainz me regañó. Me quitó de mi puesto hasta nuevo aviso, ya no soy la mano derecha—se le veía a la sucubo más deprimida y sin ganas de nada.
—Señorita Albedo—.
—¿Crees que el joven Ryoku tiene razón? ¿Ainz sama no va a corresponderme jamás?—.
—¿Habló con el joven Ryoku?—.
—Todo lo que quería era proteger lo que Ainz tiene, desde que mi creador me abandonó me sentí sola y él era todo lo que me quedaba junto a mis hermanas. Ahora Ainz sama no confía en mí, no tuvo reparos en dejarle explicarle las cosas. Yo… no soy de confiar—susurró esto último con bastante tristeza.
—Señorita Albedo, usted es algo temperamental y testaruda pero no es poco confiable. En lo personal es mi guardiana favorita—le aseguró Yuri consolando a su ama.
—Quiero desertar, quiero irme—.
—¿A dónde iría? Si se va, es capaz de que Ainz ponga a todos en su contra, no podría impedir que la cacen, en particular tiene muchos enemigos que querrían tu cabeza—.
La sucubo asintió pensando en que debía jugar sus cartas muy bien porque cualquier cosa podría pasar a partir de ahora y si podía hacer algo para estropear por venganza los planes de Ainz, lo iba a hacer. Ella estaba muy molesta y quería sangre, por lo que tendría que ser muy paciente.
En otro lado, Nabe estaba planeando la que sería quizás su última estrategia donde moriría sólo por el bien de su gremio y es que ya tenía la debilidad de Shiro en absoluto: Su lujuria. Estaba aterrada por el hecho de que había sido vista espiandolo pero podía sacarle alguna ventaja a esto.
—¿Por qué me estabas espiando ese día? No le he dicho nada a Ninya—mencionó Shiro a la aventura encubierta.
—No sé qué me pasó. Simplemente me tomó por sorpresa y no pude apartar la vista—.
—¿No has tenido algo con Momon o cualquier hombre?—preguntó el sujeto curioso.
—No, no lo he hecho jamás. No me había importancia a esos asuntos banales—señaló la mujer acerca de eso.
—Entiendo—.
—¿Por qué haces todo esto? Tienes mucho poder, podrías ser independiente y así tomar a un país entero—.
—¿Quién dijo que no tengo un país entero? Hay mucho que no conoces de mi—.
—Por cierto, hay una misión que nos pidieron hacer en conjunto. Necesito que me acompañes por petición del gremio—.
—Creo que oí de eso, será un placer trabajar juntos—.
Nabe tenía listo su último plan, era una medida desesperada y para ello implicaba tomarlo por sorpresa como pudiera, a lo que tendría que haber pocas interrupciones. La misión era bastante simple pero requería estar fuera de pueblo al menos dos días y había poco personal.
—Que buena cabaña, lástima que solo tuvieran una. Voy a dormir en el suelo—.
—No, duerme conmigo. No hay necesidad de que te sacrifiques—declaró la maid sin miramientos.
—Ah, como quieras—.
Mas tarde, comenzó a llover bastante por la zona y era tan fuerte que no saldría el sol hasta el día siguiente, lo que haría más fácil el trabajo de Nabe en el sitio. Ella miró al joven que estaba acomodando sus cosas, a lo que ella simplemente se comenzó a quitar la ropa quedando desnuda.
—¿Espera, que haces?—.
—Duermo desnuda, espero que no te moleste. Además así ensucio menos mi traje—explicó ella sin ninguna vergüenza al no ser humana.
—Ah, entiendo—.
Nabe esperaba que este se abalanzara sobre ella pero no ocurrió así y es que no tomó en cuenta de que no era Albedo con sus ataques de lujuria desenfrenada. Shiro simplemente no miraba hacia su dirección por respeto, lo que comenzó a frustrarla.
—¿Por qué no me miras?—.
—Es por ética profesional—.
—Tuviste sexo con una compañera aventurera, ¿no es lo mismo esto?—preguntó la mujer acercándose.
—Sí, pero… no esperaba que algo así ocurriera contigo—admitió el joven algo avergonzado por el tema.
—Estoy aburrida, estaremos aquí mucho tiempo. No tenemos mucho tema de conversación, ¿por qué no haces lo que le hiciste a Ninya?—le pidió ella con seriedad habitual.
—Bueno, luego no vayas a quejarte. Es que es tan repentino lo que dices—.
—Ya me conoces, soy mala para expresarme—alegó la maid.
Lo primero que hizo Shiro fue tocar los senos de la mujer que eran de muy buen tamaño y aunque Nabe era una humana falsa, no le quitaba el hecho de que su cuerpo original era humanoide y sentía las mismas cosas. Ella se comenzó a sonrojar y luego el joven se fue al cuello que la hizo gemir un poco.
—Te oyes linda así—.
—Cállate—.
Luego de eso, la derribó contra la cama y ella miró como este se dirigía a su entrepierna de forma que sintió la lengua del sujeto justo en su punto G, lo que la hizo que sujetara las sábanas con fuerza mientras se comenzaba a arquear.
—¿Qué demonios es esto? Estoy perdiendo la cabeza rápidamente, solo me estoy apareando sin sentimientos alguno, ¿por qué me está gustando?—.
El sexo oral le estaba consumiendo la mente y no tardó mucho para que ella tuviera un orgasmo, a lo que Shiro siguiendo recorriendo su cuerpo a punta de besos hasta llegar a su oreja.
—Al fin puedo ver como quitas esa cara de pocos amigos, al final de todo eres igual a Ninya—.
—No me compares de esa forma, solo es sexo y ya—.
La mujer estaba comenzando a perder la batalla y es que no esperaba nada de esto. Luego de esa pequeña charla fue embestida numerosas ocasiones donde esta seguía gimiendo descontroladamente y para aumentar más la excitacion este se aseguraba de trabajar los peones desde arriba.
—Maldita sea, ya se vino dentro de mi. ¿Cuántas veces lo he hecho yo?—preguntó ella a sí misma mientras no se daba cuenta de que su cara estaba toda sudada y un rubor fuerte se asomaba.
—¿No te importa si intentamos otra cosa?—.
—¿De qué hablas?—.
Un minuto después, se podía ver a la mujer acostada con la espalda expuesta al aire y Shiro la comenzó a estocar por detrás mientras ella mordía la almohada por cada vez que era profanada. A veces su amante se iba por el cuello y las orejas mientras manoseada esos melones suyos o besaba esa hermosa espalda pero no dejaba un solo centímetro sin recorrer.
—Los humanos no son tan resistentes, debería poder aguantar más. Se está apoderando de mi, estoy perdiendo mi ser. Mantén tu misión, yo…—.
Ella se volteó y comenzó a besar a Shiro con bastante lascivia, a lo que este le respondió y la cargó contra la pared a pesar de la diferencia de tamaños por la fuerza que tenía el joven.
—Mi mente, mi misión, ya no puedo con esto. Voy a morir, Ainz sama me mandó a mi muerte. No puedo matar a Shiro, no después de esto. Quiero vivir—empezó a tener ella ciertos pensamientos traicioneros a su comando de creación.
Nabe estaba desfallecido en la cama jadeando con la vista nublada mientras no se había dado cuenta de que su forma doopelganger salió a flote ya que perdió la concentración y sus energías por la carga extrema que era varias rondas de sexo desenfrenado. Debería verse horrible ante un ser humano aunque Shiro ya había visto cosas mucho más horribles que la veía normal.
—Una doopelganger, que sorpresa—alzó la ceja el joven.
Ella se dio cuenta de esto y tomó una cuchilla aterrada de que su forma monstruosa salió a la luz pero no entendía porqué Shiro no la atacaba y le arrebataron el arma en un descuido.
—¿Planeaba matarme dormido con una cuchilla después del sexo? Admito que hubiera funcionado si fuera menos resistente—.
—Puedo explicar esto, yo…—intentó hablar ella pero este arrojó el arma y luego la besó en el orificio que tenia por boca la criatura.
—Explícame lo que pasa—.
La mujer no debería haber hablado de esto y antes habría muerto por Nazarick y su líder de forma leal, aunque desde hace días su programación comenzó a salirse de control por muchos sucesos que la empezó a hacer dudar de su lealtad feroz.
—Yo… soy una espía, la maid personal de mi líder. Debía matarte porque eres un estorbo a los planes de nuestra organización, no puedo matarte. Te pido un favor, matarme sin dolor. Dile a Ainz sama que lo intenté—le pidió ella rindiéndose ante sus planes de una vez por todas..
—¿Qué pasa si no lo haces? ¿Tu líder es malvado?—.
—No creo que me pida que me inmole, pero es imperdonable para mi no cumplir con mi misión. Fui diseñada para obedecer, debes morir y no puedo cumplir mi trabajo para el que fui creada. Te odio, te odio por esto. Un humano asqueroso que rompe las leyes de la vida me da miedo, no sé qué hacer, todo es confuso, ya no sé qué hacer contigo. Tuve que rebajarme a esto, era mi último plan—maldijo ella por tener muchas frustraciones en su ser.
—Sí te sirve de consuelo, siempre supe que has querido matarme. Tu presencia es única en el lugar—.
—Jugaste conmigo como con Albedo. Nunca tuve una oportunidad siquiera, eres demasiado infeliz. Te metiste conmigo porque querías seguirme el juego, ¿verdad? Eres despreciable y a la vez no puedo dejar de admirar el hecho de que eres peor que un monstruo—señaló ella en un tono de autodesprecio.
—Sí te sirve de consuelo, no quiero matarte. No mataría a una chica con la que tuve sexo casual, al menos que algo muy malo pasara y eso no es posible este día. Si te pregunta tu líder, dile que no pudiste, si algo te pasa iré por ti—.
—Mi señor si me perdonaría pero no quiero mentirle. Me siento mal por dentro—.
—No seas tan dura contigo, no eres una máquina, solo una maid. No deberías sobrepasar tus límites—.
—Shiro, ¿por qué no quieres matarme aparte de esa excusa barata?—le pidió saber ella.
—Es parte de ser humano ser piadoso. No sé si conozcas algo parecido, a veces hay que saber cuando ser misericordioso y cuando no serlo—señaló el sujeto con bastante casualidad.
En ese momento, ella recuperó su forma humana porque la magia volvía a ella y luego de eso ella volvió a ser besada para su sorpresa pero no hizo algo para no corresponderle. Estaba en jaque y su mente estaba en blanco, se sentía vacía y lo único que podía hacer era estar en piloto automático. ¿Qué era la piedad? Como monstruos, ella adoraba matar humanos por placer y racismo pero el hecho de sentirse inferior a uno de estos le generó esa sensación de que había sido una estúpida y bastante hipócrita. Su programación estaba rompiéndose por cada beso que le daban y no quería morir, su instinto de supervivencia era más fuerte que su lealtad.
Ella estaba abrazando desnuda al hombre que se sentía satisfecho y su mirada daba sensación de tristeza. Estaba muy vulnerable emocionalmente y su orgullo destruido en pedazos porque ahora era el juguete de un humano inferior. Esa noche de sexo estuvo siempre a la merecer del joven que tuvo una noche casual de sexo y sus emociones quedaron al desnudo como estaba ella ahora.
—Maldita sea, no puede ser—.
—¿Cuánto tiempo ha pasado?—preguntó el hombre viendo qué había terminado de llover.
—Dos horas—.
—¿Quieres continuar?—.
—¿Aún tienes ganas?—.
—Podría hacer esto todo el día—.
La mujer no estaba de ánimos aunque no le disgustaba que le hicieran unos mimos. No se sentía nada mal aparearse de ver en cuando. No había pensado en tener una familia o siquiera un novio, aunque si habían seres de su raza dentro del gremio no estaba para eso como maid. Aún así, se sentía mejor con todo este asunto y estaba replanteandose con ciertas cosas.
—¿Alguna vez has querido ser la amante de tu líder?—.
—Sí me hubiera propuesto algo así, no me habría negado. Solo está enfocado en su plan de conquistar el mundo—.
—¿Piensas mal de los humanos como especie?—.
—Son seres inferiores, merecen ser esclavos nuestros—alegó ella en su pensamiento racista.
—Solo te diré esto, si son seres inferiores, ¿por qué es la sociedad más avanzada de todas?—.
—Eso no tiene nada que ver—volteó ella sin poder replicar eso.
—¿Por qué tu creador del que hablas te programó para odiar a los humanos?—.
—Porque odia a los humanos como yo—.
—Sí tan solo supieras—sonrió el sujeto a lo que ella no entendía lo que pasaba.
—¿Qué pasa?—.
—¿Quieres que te diga una verdad que no me creerías a la primera?—.
—Dímelo—.
—Sí te dijera que los creadores de tu grupo son originalmente humanos, ¿Qué me dirías?—le soltó la sopa.
—¿Eh? No es verdad eso, Ainz es un ser supremo—declaró sin creerlo la mujer.
—Momonga es solo un avatar de un humano como todos sus creadores. Digamos que reencarnó—.
—Shiro, deja de jugar con eso. Sólo lo dices para molestar—.
—¿Quieres que lo compruebe?—le retó el joven a ella.
—¿Qué quieres hacer?—.
—Quiero reunirme con tu líder y que tú escuches la conversación a escondidas. No quiero que él sepa que estas ahí, vas a ver que mi afirmación es real. Él y yo venimos del mismo lugar—.
—¿Cómo no se que es un truco?—preguntó ella muy desconfiada.
—No tengo porque mentirte—.
Nabe notó que en realidad no estaba mintiendo ya que ella tenía cierta telepatía para notar estas cosas, a lo que ella asintió. Luego de varias horas, Shiro se quedó dormido y la doopelganger volvió a su forma original para usar todo su poder con el fin de conseguir información. Una habilidad suya de forma innata es que podía acceder a varios recuerdos de las personas que ella toca o está en un rango cercano para así poder infiltrarse.
Sin embargo, apenas se adentró en la mente del joven cuando ella quedó inmediatamente sumergida en ese sueño que retratada varios aspectos de la vida pasada del sujeto pero ella no sabía ese pequeño detalle.
—¿Qué es esto?—.
En un mundo bastante diferente al suyo, se podía ver a una mujer idéntica a ella entrenando a un niño idéntico a Shiro pero de 4 años con una crueldad que la sorprendió.
—Vamos niño, levántate. El enemigo no te va a dar piedad porque eres un mocoso—.
El chiquillo se levantaba con dificultad sorprendiendo a la mujer cruel mientras se denotaba una sonrisa confiada porque aún podía con esto.
—¿Eso es todo? Mi mami era más estricta—.
—Tienes muchas agallas para hablarme asi—se le veía furiosa a la mujer desconocida empezando a darle otra golpiza.
—¿Qué es esto?—se preguntó Nabe en shock.
En otro recuerdo, se podía ver una sangrienta donde un ejército de mujeres valientes se enfrentaba a una terrible horda de monstruos lovecraftianos mientras el mundo comenzaba a caer en pedazos. Una criatura humanoide con aspecto de cabra veía con una risa sociopata como la mujer idéntica caía ante su poder y se hallaba moribunda frente al niño que se parecía a Shiro con aproximadamente 11 años.
—Corre, huye—.
—¡Sensei, va a recuperarse!—.
—Lo siento por ser tan mala contigo. No pude ver como te hiciste un hombre, te odié porque eras la imagen del hombre que me robó a tu madre, no puedo creer que esto esté pasando. Terminé dando mi vida por ti de todas las personas y no me arrepiento—declaró ella agonizando.
—Sensei—.
—Corre, te quiero—.
La mujer falleció en ese instante y la llamada Emperatriz del Caos se reía de esto pero su sonrisa se borró cuando notó que los ojos y cabello del niño se tornaron un blanco plateado intenso, mientras que la mirada que le daba era del desprecio más puro.
—¿Nani?—solo dijo Nabe al ver esa apariencia.
El poder era tan abrumador en ambos lados que casi vomitaba, jamás había sentido tal presión de poder en alguien, incluso de los creadores u otros gremios. La batalla entre los dos era en extremo sangrienta y todo era tan rápido que apenas se ponía al día.
Los monstruos del caos detuvieron el ataque para ir a ayudar a su líder que estaba perdiendo poco a poco poder pero eran exterminados sin poder acercarse siquiera. La Emperatriz del Caos sólo sonreía porque había hallado por fin al guerrero digno de enfrentarse a ella, despertando su interés.
—Te odio, pero te reconozco como el más fuerte de todos—se le veía de forma bastante psicópata a la mujer cabra.
—¡¿Por qué conquistas a mi mundo?!—.
—Por diversión, ¡jajajajaja! ¡Al fin me siento entretenida! ¡Mi corazón por fin late de emoción! ¡Duele mi cuerpo después de mucho!—.
La batalla fue feroz, más que ninguna en la faz del universo, casi todo el planeta fue destruido por esto y se podían ver rayos y lava por todos lados, mientras que se podía ver que la batalla fue ganada por aquel muchacho.
—Jajaja, no sé qué decir. Me rindo, sería una pena que murieras. Este mundo está podrido ahora, el caos y el orden están luchando por quien se queda en el mando—.
La emperatriz se alzó en los cielos sonriendo y comenzó a modificar la realidad en lo que absorbía el exceso de magia caótica a su cuerpo. Nabe miró con asombro lo que pasaba en el ambiente y ahora todo estaba reparado.
—Fortalécete más, niño. Cuando llegue el día, nos volveremos a enfrentar—se evaporaba la presencia en humo.
El niño cayó desmayado apenas terminó todo y se podía ver un poco después como su sosias llegaba resucitada de alguna manera para auxiliarlo. Así terminó el sueño y se sintió perturbada, ¿Qué clase de visión fue esa? ¿Era un recuerdo como tal? Si era así, Shiro era un monstruo mucho peor que ellos y no había posibilidad de ganar. ¿Por qué esa mujer se parecía tanto a ella en su forma humana? No tenía idea de lo que pasaba y esos pensamientos se quedarían en su mente bastante tiempo.
Luego de algunos días del suceso, Nabe siguió la encomienda que Shiro le dio. Ella mintió sobre el hecho de que fue descubierta y quería que Ainz se reuniera con él para negociar a solas. Inicialmente el sujeto se negó pero ante la posibilidad de que algo bueno pudiera salir es que lo hizo.
Ambos estaban cara a cara en un páramo vacío lejano al pueblo de aventureros y se podía ver a Shiro con sus ropas modernas que Ainz reconoció como sacadas de su mundo y época, lo que confirmó sus sospechas.
—Entonces tenía razón, eres un japonés—.
—En realidad soy un half—admitió el sujeto.
—Ya veo, ¿fuiste víctima del juego YGGDRASYLL como yo?—.
—No precisamente, mis circunstancias fueron distintas a las tuyas—explicó el hombre al esqueleto.
—¿Qué es lo que buscas de mi?—.
—Detener tus planes de conquista mundial, este nuevo mundo está bajo mi protección—.
—Entonces estamos con metas diferentes. Que lastima, pensar que tengo que enfrentar a un compatriota—señaló el sujeto.
—¿Por qué quieres conquistar el mundo? Lo tienes todo, amantes potenciales, fortuna, amistades, ¿no crees que es innecesario hacer planes de dominio mundial?—preguntó el sujeto con el tema.
—No, ya he decidido expandir mi fortuna y mi poder fuera de las instalaciones—.
—Es por eso que no puedo dejar que debas conseguir tus objetivos. Los humanos no tienen como defenderse de ustedes. Mientras yo esté vivo no voy a dejar que otros amenacen la paz que tanto los ha costado sostener—declaró Shiro con ojos fríos.
—Entonces nuestros objetivos no serán jamás afines. Es una pena, habría sido un placer asociacion asociarse a un compatriota—.
—Como muestra de buena fe te daré varios consejos—.
—¿Consejos?—.
—No manejes fuerzas que no eres capaz de entender. Hay alguien en este reino que es más peligroso que yo, si algo me pasa todo será destruido sin duda—.
—Lo manejaré sin problema—respondió el esqueleto dudando de la veracidad de la afirmación.
—En serio, ten mucho cuidado con lo que hagas. Podrías romperle el corazón a alguien y eso puede costarte la cabeza—.
—Nadie de mis subordinados se atrevería a traicionarme. Todo Nazarick es uno solo, soy el único que se quedó con ellos después de que sus creadores se fueron—declaró Ainz al joven.
—Eso no es suficiente, estar ahí como florero no es lo mismo. Tal vez la mayoría de tus subordinados son conformistas pero algunos quieren más. Un corazón roto puede ser el peor error que cometas—.
—Ya no puedo sentir esas cosas—explicó el ente con seriedad.
—No me refería a ti, sino a alguien cercano. A pesar de que son monstruos, tienen sentimientos propios. Ten mucho cuidado con lo que haces, un movimiento en falso y dile adiós a tu gremio—fue lo último que dijo Shiro antes de dar la vuelta.
—¿Alguna otra cosa más?—.
—Ah si, en menos de un mes todo se irá al carajo en tu gremio si no paras con tus actividades de guerra. Te prometo que ni siquiera yo seré quien te haga caer, no moveré un dedo en contra tuya—determinó por último el joven antes de irse de ahí.
Ainz se fue sin confiar en las palabras de Shiro y lo se dio cuenta de que Nabe estaba escondida ya que se había camuflado bien con el ambiente. Ella cerró los ojos pensando en que era verdad la afirmación del joven sobre qué provenía del mismo lugar que su jefe.
Flashback
Nabe no entendía nada del concepto de los japoneses que eran humanos de otra dimensión con un nivel tecnológico más allá de lo que concebía ella y Shiro se lo explicaba en términos que ella conocía.
—Los humanos de mi mundo tienen una tecnología muy avanzada, tanto que somos capaces de crear seres de otras razas como tú para ser programados mentalmente para nuestros propósitos. Nosotros pasamos nuestra mente y alma a un avatar de cualquier raza para manipularlo y así interactuar en ese mundo alterno en que ustedes vivían—.
—Una magia de traspaso de almas muy avanzada. ¿Por qué no se nos dijo de esto?—.
—Parece que Ainz tiene miedo de que sepan que alguna vez fue humano. Ya no puede volver a su cuerpo original. Mi caso es muy diferente, mi tecnología mágica es aún más avanzada y logré ir con mi cuerpo a este mundo—explicó Shiro armando bien su historia.
—¿Tenías creaciones como nosotros?—.
—Ah, no realmente. Soy más un ladrón—.
—¿Ladrón?—preguntó curiosa ella.
—Verás, en el juego todos hacen sus creaciones pero muchos las descuidan de forma torpe como lo hace Ainz con algunos de ustedes. Yo les doy un nuevo hogar depende de sus funciones y las mejoro al limite de sus capacidades—.
Flashback fin
La maid cerró los ojos y se fue decepcionada de que su amo que tanto los programó para odiar a los humanos, lo era en el interior y era un Overlord falso. ¿Qué más da odiar a los humanos? Ella se fue pensando mucho sobre el tema pero no se había dado cuenta de que Albedo estaba también escondida que empezó a llorar de forma descontrolada mientras que un Ryoku encapuchado la comenzó a abrazar.
—No puede ser, es un mentiroso. ¿Cómo pudo hacernos esto? Es un antiguo humano, maldito hipócrita. ¡Lo odio!—seguia ella sollozando con todas sus fuerzas.
El dolor era tal que después de 20 minutos de llorar mucho se bloqueó emocionalmente por el shock emocional y estaba demasiado vulnerable.
—Albedo, ¿ya te sientes mejor?—.
—Ya no quieros vivir—susurró ella en tono hindu.
—¿Eh?—.
—Matame, matame. No quiero saber nada más, hazlo tú—le pidió ella con una mirada perdida y sin brillo.
—Albedo, no exageres—.
—Ryoku, no quiero vivir en un mundo así. Ya no tengo un propósito, quiero que el dolor desaparezca—.
—Tengo una mejor idea—.
En ese instante, él la besó para calmar esas ansias y ella no sabía como responder. Quizás era una forma de anclar su vida a este mundo pero la mujer le correspondió ese beso de forma amarga. No había amor, solo una necesidad grande de desquitarse, despejar su mente al estilo sucubo. Sus instintos primarios como demonio del sexo se apoderaron de ella y comenzó a quitarse el vestido.
—Quería dejar esto para Ainz, que se pudra. Me mintió, no me confió algo tan delicado. Es peor que los creadores, lo odio—.
—Desquita tu odio conmigo—.
Ella siguió besándolo y luego se recostó en un árbol para recibir las estocadas de Ryoku que al principio eran dolorosas pero se hicieron placenteras.
—Ya no soy pura, aún así me gusta. Me encanta como me lo haces, esta primera vez no esta mal—se dejaba llevar ella por su lado sucubo más puro.
—¿Quieres una noche entera?—.
—¿Crees poder como humano?—alzó ella la ceja.
—Mejor lo averiguamos—.
La noche de sexo duró bastantes horas donde Albedo sacó a relucir lo puerca que podía ser hasta que ya no pudo más y ambos se quedaron dormidos una vez satisfechos. Sin embargo, debido a que ambos unieron cuerpo y alma durante el acto, la pelinegra entró a la mente de Ryoku y notó que estaba en un campo destruido. Es como si el mundo estuviera patas para arriba y podía reconocer al fondo a Nabe que yacía lastimada y detrás del infame Shiro que tenía también lastimado un brazo. De su lado estaba Ryoku que tenía un poder espantoso y detrás se podía ver a ella misma con las almas extendidas mientras se reía de la miseria de los humanos.
—¿Esa soy yo?—.
—Este será el final de la humanidad. Patéticos seres inferiores no tienen nada que hacer contra nosotros—se oyó al sujeto reír como desquiciado.
—¿Crees que me voy a quedar de brazos cruzados? Con solo un brazo puedo hacerte pedazos—le mostró el joven preparando su técnica final.
—¡Jajajaja!—.
Ambos choque de poderes eran espantosos para ella que su máximo nivel que había registrado era el de su hermana menor y eso era apenas basura a lo que estaba sintiendo.
Crisis en Tierras Infinitas Naruhina
Capítulo 31 Cambio de rol
Narberal Gamma tenía la misión más difícil de su existencia y tenía el terror absoluto en todo su ser: Eliminar a Shiro Yoku, alguien que había trascendido a la patética humanidad y estaba por encima de todas las razas.
—¿En serio tienes que eliminar a ese tal Shiro?—preguntó Albedo sorprendida.
—El señor Ainz le teme, jamás lo había visto así—admitió Nabe que había vuelto por unas cosas.
—Que raro que el Ainz sama le tema a un simple humano—.
—No te confundas, no es un simple humano. Nos podría hacer trizas si nos descuidamos—.
—¿No estarás hablando en serio? Tu más que nadie odias a la humanidad—señaló la sucubo en shock.
—Pude sentir su poder por un instante, vi de lo que es capaz de hacer. Mi ser gritaba que no lo enfrente, es un monstruo peor que nosotros—.
La sucubo tenía bastante preocupación porque si Ainz quería deshacerse de un humano era por algo y no quería enfrentarlo directamente. Sin embargo, un humano no podía medirse cara a cara contra un monstruo fuera de la magia.
—Sí Ainz quiere eliminarlo, te ayudaré. Es solo un humano con magia, tiene las mismas debilidades de lo normal—se paró la mujer seria.
—Señorita Albedo, no debería hacer esto. Si Ainz sama no quiere enfrentarlo, es por algo malo—le sugirió Yuri preocupada a su superior.
—Los humanos no son tan fuertes, el hecho de que haya podido invocar algo no lo hace fuerte físicamente. Debe estar agotado por hacer una magia que a un monstruo es mucho más sencillo—.
Albedo estaba cometiendo el error más grande de su vida que la marcaría psicológicamente aunque le serviría bastante a Ryoku cashi shin querer dijera Ximena Sariñana. Nabe no quería que de todos los miembros del gremio, precisamente Albedo hiciera el duelo porque si llegaba a morir, no iba a poder pedir fiado en las reservas de Nazarick y además le preocupaba que Shalltear llegara a ser esposa de Ainz.
—Tiene que reconsiderarlo, señorita Albedo—.
—Voy a eliminar a ese humano y así Ain me va a dar mi lugar que merezco en Nazarick—declaró ella con ambición.
En la noche, Shiro caminaba tranquilamente por un sitio oscuro mientras regresaba de una misión cuando se topó con un caballero negro desconocido. Al principio creyó que era Momon pero su presencia mágica era distinta, como la de una mezcla entre ángel caído y sucubo, lo que prendió sus alarmas.
—Debe ser Albedo. ¿Ainz la mandó a matarme? Si la eliminó, Ryoku me va a reclamar—pensó el chico que iba a tener que contenerse.
—Humano, te reto a un duelo a muerte con cuchillos—sacó la demonio unas armas.
—¿Duelo a muerte con cuchillos?—dijo Shiro entendiendo la referencia aunque no comprendía porque ahora ella se le pegó eso.
—¿Duelo a muerte con cuchillos?—dijo interesada Yuri que estaba espiando lejos de ahí.
—¿Qué es lo que piensan hacer?—quiso saber Nabe.
—He visto muchas peleas contra otros grupos pero jamás había oído hablar de eso. Yo creo que van a pelear con cuchillos—.
—No sé porqué esto sonó demasiado estúpido—pensó la maid fría con cierta sensación de malestar.
Shiro estaba viendo lo que Albedo iba a hacer y recordando que ella es una peleadora meramente física con magia de apoyo enfocado en su defensa, era obvio que iba a atacar seguramente a puñetazos. La caballero le dio con toda su fuerza bruta que no era nada baja y se oyó algo que crujió.
—¡Aaaaaah, mi mano matona!—se veía la mano deformada de la mujer para el horror de las maids—¡Aaaaah, mi otra mano matona!—había intentado golpear ella con la otra mano resultando fracturada pero no se rindió—¡Ay, mi cabeza! ¡Aaah, mis tripas!—.
Nabe miró con horror como la más fuerte físicamente de los más fuertes de Nazarick perdía de esa forma y Shiro no había recibido ningún daño, pero la sucubo no se rendía y transfirió el daño a la armadura que se destruyó porque era demasiado.
—Ah, una sucubo del tipo angelical. Una caída de la gracia del padre de Lucifer—.
—A mi no me creó ese dios, además yo odio a mi verdadero creador—.
—Tienes algo en común con el Lucifer que conozco—.
—¿Espera, conoces a Lucifer?—preguntó ella sin creerlo.
—Anda tras las faldas de una amiga, tiene un bar lejos de acá llamado Lux—.
—No, Lucifer jamás le gustaría una humana. Deja de decir fanfarronadas, ¡ahora me voy a tomar en serio esto!—.
Apenas ella dio un paso y la pierna de Albedo fue atravesada por un mini rayo rojo y cayó presa de un horrible dolor.
—¿Qué demonios es esto? Superó mi defensa—vio horrorizada la sucubo.
—¿Te gusta? Este ataque si que es útil, Aguja Escarlata—.
Los piquetes de magia dieron en el blanco sin posibilidad de que Albedo colocará un contrahechizo rápido y esta cayó casi agonizando del dolor. ¿Qué clase de magia tan perversa era esta?
—Una sucubo caída de los cielos, ahora que un humano mira desde arriba, ¿Qué sientes?—le preguntó el joven tomándola del cabello como si no pesará nada.
—Pudrete, Ainz sama te va a matar—.
—No te preocupes por eso, no te va a extrañar más que su tesorera fiel como perro. Lastima que jamás tendrás su amor—se burló el hombre.
—¡Él me ama, algún día lo hará y por eso tengo que ganar!—.
—Meh, ya perdí el interés por matarte. No vale la pena que mueras por un amor tan unilateral—la arrojó al suelo de nuevo.
—¡¿A dónde vas?! ¡Esto no ha terminado!—intentó ella levantarse pero no podía.
—Te dejaré vivir por simple capricho, soy un dios generoso. Intenten matarme cuantas veces quieras, los estaré esperando—se fue de ahí el hombre sabiendo que iba a ser asistida medicamente por sus maids.
—Albedo sama, ¡necesita curarse ahora!—dijo Yuri desesperada.
—Que raro, él no atacó a zonas vitales—notó Nabe ciertos patrones de ataque.
—¿Qué demonios?—alzó los ojos la sucubo sin entender.
—Mire las zonas de las heridas, atacó zonas no vitales—señaló la maid fría.
—Solo jugó con la señorita Albedo—suspiró Yuri agradeciendo la piedad del guerrero.
—Que humillante, si Ainz sama se entera de esto me va a castigar. No le digan, se los suplico—les pidió la pelinegra con cuernos desesperada mientras calmaba su dolor.
—Le sugiero que no se muestre ante nadie estos días. Si Shalltear sospecha es capaz de tenderle una trampa—mencionó Yuri ante eso.
Después de eso, Nabe no le quedó duda de que Shiro era un monstruo envuelto en la apariencia de un humano frágil y le preocupaba el destino de su grupo ahora que había esa amenaza suelta. Ahora ella tenía que probar otros métodos ya que la mayoría de los miembros de Nazarick estaban al nivel de Albedo, siendo solo pocos superiores a ese nivel y no estaba segura si iban a ganar.
—Shiro—llamó ella de forma bastante vergonzosa para su habitual frialdad.
—¿Eh, ahora que pasa?—.
—¿Quieres que te invité una bebida?—sonrió ella en un tono sospechosamente lindo.
—Ah, gracias—.
La bebida en realidad tenía un potente veneno que mataría a mil humanos con solo una gota pero ella le echó todo el frasco para rematar. Shiro lo bebió y se sentó bastante tranquilo, pero se comenzó a sentir mal.
—No me siento bien—.
—¿Shiro, te pasa algo?—se hizo ella de la vista gorda.
—Algo me hizo mal, debo ir al baño—se fue este allá.
Unos minutos después salió y Shiro no tenía nada más que malestar abdominal porque el veneno le cayó pesado pero no era letal siendo como si hubiera comido tacos de 5x10.
—No debí ir a los tacos de suaperro, creo que traían colmillo—se quejó Shiro sin saber que ahora era inmune a un veneno letal para cualquier especie mortal.
—Mierda—maldijo Nabe en tono South Park.
El segundo intento de homicidio fue Nabe contratando a un Shinigami de este mundo por un ritual demoníaco que venía en el anuncio de una tal Kushina Uzumaki.
—Debo de pegar el sello en Shiro y todo estará arreglado—murmuró para si misma la chica.
En ese momento, vio a lo lejos al joven que quería encontrar haciendo algunas actividades extraoficiales para la recuperación del pueblo y hablaron a solas.
—¿Te sientes mal por lo de la batalla contra el zorro?—.
—Tengo unas pesadillas, aún su presencia me da muchos escalofríos. Quiero un abrazo—dijo la mujer con un tono de waifu real bien realista.
—Vamos, el zorro ya se fue. Que raro que estés tan temerosa, supongo que incluso las más frías sienten miedo—.
En fin, la mujer le pegó el sello y resultó ser un éxito, por lo que la noche se moriría porque el ente del infierno se lo llevaría sin dudas. Más tarde, Nabe dormía cuando sintió que el Shinigami la llegó a ver con terror.
—¡¿No se supone que debes llevarte su alma?! ¡Es un humano!—.
—¡¿Estas loca?! ¡No, ni mergas! ¡Él no puede ir ni al cielo ni al infierno! ¡Izanami me mataría! Cancelo el contrato—se fue el dios de la muerte de ahí.
—Me lleva la chin…—.
Al día siguiente, Nabe pensaba en otra forma de matar a Shiro cuando de la nada se topó una libreta negra que decía Death Note y leyó las instrucciones.
—Puedo matar una persona con solo anotar el nombre. Esto debe ser una mala noticia, siento una presencia maligna en esta cosa—.
—Tiene un buen ojo, señorita maid—se oyó a un sujeto espeluznante en el aire.
—¿Otro Shinigami? Ya contraté a un inútil ayer y no quiso hacer el trabajo—.
—Yo opero de forma distinta, me llamo Ryuk. Si anota el nombre que desee en la libreta, esta morirá irremediablemente. Por cierto, no parece humana—señaló el Shinigami.
—Soy una doopelganger—.
—Interesante, tal vez por tener forma humana puede usar con libertad la libreta sin caer en la corrupción. Anote el nombre de quien quiera asesinar—.
—Veamos, Shiro Yoku. Ahora espera que muera de la nada, ese sujeto es como una cucaracha—suspiró la mujer.
El mencionado caminaba de la nada por el sitio cuando de la nada le dio un tremendo dolor de pecho y cayó fulminado al cielo como si nada, denotando el poder de la libreta.
—¿Se murió?—.
—Sí, ese es el poder de la libreta—declaró el Shinigami con aspecto de metalero pesado.
—¡Sí, por fin!—celebró la maid.
—Ay, eso sí me dolió—se levantó de nuevo Shiro como si nada.
—Lo debí ver venir—se decepcionó Nabe ante lo ocurrido.
—Que raro, al menos que sea un dios debería haber muerto. Es eso o que tenía mucho colesterol en sus arterias—.
Mientras tanto, se podía ver a Albedo deprimida en el quinto piso de Nazarick y una chica salió de un sitio espeluznante, acercándose a ella como la niña del Aro.
—No estoy de humor para darte una muñeca, quiero estar sola—.
—Te ves mal, ¿Qué demonios te pasó?—dijo Nigredo bastante asombrada de que alguien hubiera hecho ese daño a su hermana menor.
—Bueno, es una triste historia. No le digas al señor Ainz sobre esto—.
—¿Cuéntame, quien te hizo esto? ¡Dime para que le de una lección!—.
Albedo se quejó con su hermana mayor aterradora sobre lo que pasó con ella en su enfrentamiento a un vil humano y se enojó, a la vez que le dio miedo porque era imposible que un saco de carne pudiera hacerle eso a alguien tan fuerte como ella.
—¿En serio quieres que me crea que un humano te pateó el trasero?—.
—No solo eso, jugó conmigo. Ni siquiera era en serio, no creo que ni siquiera nuestra hermana Rubedo pueda con él. Tengo ese presentimiento—.
—¡Espera, no exageres! ¡Rubedo es una maldita amenaza para todos! ¡¿Dices que posiblemente si ella lo enfrenta morirá?!—.
—Lo afirmo, algo en mi interior me lo dice—.
—Me niego a aceptarlo. Esto es personal, ¿Quieres que le demos una lección a ese infeliz? Puedo tener sus coordenadas—.
—Tendríamos que liberar a Rubedo pero ella no obedece órdenes. ¿Cómo le hacemos para que ella acceda?—.
—Ya se me ocurrirá algo—.
A la noche siguiente, Shiro volvía de otro encargo que le dio Ninya que últimamente se había comportado más dócil y ya no estaba gruñona. Parecía que se ablandó bastante por el tema de su hermana mayor que iba a visitar seguido para su rehabilitación. Sin embargo, parecía que otra vez Albedo hacia de las suyas y esta vez trajo compañía.
—Señorita Albedo, no de nuevo. ¿Acaso se volvió masoquista?—se preguntó Yuri que estaba bastante preocupada en el fondo de un árbol.
—No puedo creer que hayan convocado a sus hermanas y una es muy peligrosa—dijo Nabe a su lado.
—Veremos que pasa, tal vez esta vez tengan una oportunidad—.
Shiro no parecía preocupado aunque la mujer trajo refuerzos y las reconoció por las descripciones de la novela, a lo que este bostezó.
—Acabemos con esto, quiero irme a mimir—.
—Parece que este niño nos subestima bastante, quiero arrancarle los ojos—se veía frenética a Nigredo.
—No mames, la niña del Aro tuvo una hija con Jeff The Killer y se hizo jefa de enfermeras del IMSS—.
—No sé de qué hablas pero lo último creo que sonó ofensivo—.
—Ainz sama te quiere muerto, haré su voluntad ahora—se podía ver a Rubedo con una sed de sangre muy potente.
—Bueno, les daré una advertencia porque estoy de buenas. Haré de cuenta que no me amenazaron, pueden irse con tranquilidad y nadie resultará…—intentaba negociar Shiro pero Rubedo lo golpeó muy fuerte y lo mandó a volar bastantes metros mientras que Nigredo intentaba apuñalar al joven con esas tijeras ensangrentadas.
—¡Vas a conocer el verdadero terror!—enseñó Nigredo su cara sin piel estilo Jeff The Killer.
—Eso no me da miedo, he visto los horrores más mórbidos del universo. Esto no es nada—.
—Vas a llorar de miedo cuando veas lo que soy capaz—.
Albedo se dirigió con su hermana menor hacia ellos y dirigieron un ataque coordinado físico muy potente que rompió varias costillas del humano dejándolo grave.
—Van ganando, van ganando—se entusiasmó Nabe.
—¿No tienes el presentimiento de que algo malo va a pasar?—interrumpió Yuri acerca de esto.
—¿Disculpa?—.
—¿No crees que esto es demasiado fácil?—.
Nabe se dio cuenta de que esto era un truco y cuando Rubedo desplegó todo su poder en contra de Shiro provocó una explosión que lo mató aparentemente.
—¡Por fin lo vencimos, nadie es rival para las hermanas!—celebró Albedo victoriosa..
—¿Qué están celebrando?—se podía ver a Shiro saliendo de un árbol con la cata de Tobey Maguire.
—¡¿Qué demonios?!—.
El cuerpo que enfrentaron era un clon de sombra increíblemente resistente que hizo un puf de humo y el sujeto se estiró un poco para calentar.
—¿En serio creyeron que tendrían oportunidad? Pobre ilusas, aún creen en los santos reyes—se burló el joven de ellas.
—¡Maldito, ahora vas a conocer porque soy el terror de Nazarick!—exclamó furiosa Nigredo.
—¿De que terror hablas?—.
Albedo al verla en un parpadeo se horrorizó y dio unos pasos atrás, mientras que Rubedo se sorprendió bastante por lo que pasaba, además de las maids escondidas.
—¿Qué les pasa?—.
—¡Tú cara!—señaló Albedo en shock.
—¿Qué le pasa a mi cara?—.
La hermana de blanco le enseñó con un espejo a la mano lo que pasaba y se horrorizó de que su cara horripilante de la cual se sentía orgullosa ahora era normal y en extremo hermosa, muy similar a su hermana Albedo.
—¡Maldito! ¡¿Qué me hiciste a mí horrible rostro?!—.
—Ya no darás miedo así, eso te pasa por meterte conmigo—sonrió el sujeto con bastante malicia.
—¡Dame mi cara de nuevo!—.
—¿Quieren conocer el verdadero terror? Esto es el verdadero horror—.
En ese momento, un puf de humo salió del suelo y de las grietas salía Riki en modo demonio con una chancla buscando a alguien específico y la sed de sangre era la peor hasta ahora en sus vidas como monstruos.
—¡¿Quién es el que dijo que el Narusaku es el ship canon?!—exclamó Riki con voz demoníaca.
—Ellas—.
La mujer daba demasiado miedo y la chancla fue lanzada de tal forma que provocó una explosión que sacudió buena aparte del bosque y casi manda a volar a las maids. Riki se fue por donde vino y las tres hermanas estaban en el cielo como el equipo Rocket siendo vencido otra vez.
—Creo que esta vez rompió record—se veía al joven viendo el punto más lejano.
—Esa mujer mandó a volar a Rubedo, la más fuerte de Nazarick—balbuceó Yuri sin esperanzas.
—La que Ainz sama no podría derrotar sin ayuda—dijo Nabe en total shock.
—Creo que debí usar otra cosa, no creí que Riki se pusiera tan ruda—mencionó Shiro antes de irse.
En fin, Nabe no sabía que hacer después de que la mayor fuerza de Nazarick fue vencida de esa forma y entró en una severa depresión por no poder cumplir la encomienda. La siempre confiable maid de batalla más poderosa no podía hacerle frente a ese ser peor que un monstruo y las ideas se le estaban terminando.
Ella caminaba y podía ver a Shiro caminando con Ninya que se veía bastante feliz de salir con él. ¿Desde cuando eran tan amigos esos dos? ¿No se llevaban mal? La maid los siguió para espiarlos y notó que ella se veía bastante nerviosa.
—¿En serio quieres salir en una cita? ¿No van a pensar que eres hombre?—.
—Mi género ya se reveló, además me estoy dejando crecer el cabello un poco—le mostró ella su cambio.
—Ah si, me gusta como te va a quedar—.
—Mi hermana está mejor gracias a ti, gracias por todo—.
—Ya me vas agradeciendo varias veces, además varias personas ayudaron—le aseveró el joven.
—Pero gracias a ti pude saber su localización. Gracias de todo corazón—.
—Bueno, si te hace sentir mejor no esperaba nada a cambio. Solo quería que dejaras de molestarme—.
—Lo sé, lo siento por eso. Fui muy mala contigo sin razón, eres bastante irritable pero no comenzaste pleito conmigo—dijo ella bastante triste por la culpa que sentía.
—Ya lo pasado pasado y no me interesa. ¿Quieres ir al bosque?—.
—Sí, no tengo problemas—sonrió la chica ante eso.
Nabe los siguió y miró que llegaron a un lago algo alejado del pueblo donde ambos se bañaron en ropa interior, a lo que ella se avergonzó de cosas tan sucias como esa.
—¿Tu maestra no se va a poner celosa?—.
—Ella es mentalidad muy abierta, además ella acaba de partir a su hogar. Tiene ciertos informes que dar a sus jefes—explicó el joven de eso.
Efectivamente Mariska había partido al reino centinela para dar informes de la situación del sitio que pidieron los reyes del Caos y Orden en secreto, a lo que ella daría cosas positivas para cubrir a su amante.
—Te lo advierto, estoy casado por órdenes de la nobleza donde vengo. ¿No te importa?—le preguntó Shiro acerca de eso.
—No, lo estuve pensando. Te debo la vida y mi mayor deseo, de no ser por tu generosidad habría muerto ese día. Incluso jamás sabría si mi hermana estaba bien, no tengo más como saldar mi deuda. Me porté mal contigo y aun así hiciste algo que yo jamás podré igualar. No me siento digna de que aceptes mis disculpas, solo deseo devolverte cada segundo que invertiste en mi. Te amo—se le declaró Cecilia al joven.
—OK, no me esperaba que te confesaras—.
—¿No?—.
—Bueno, no venía precisamente a tener otra prometida. Bueno, a veces las cosas no salen como quiero y no me quejo—sonrió Shiro a su confesión.
En ese momento, ella lo besó con pasión y Nabe abrió los ojos ante esto. Le daba asco esta situación, un monstruo como él que no tenía sentimientos por alguien en especial podía mostrar ese afecto a alguien más.
—Sí quieres oírlo, te amo—le susurró el chico a la castaña y ella lo seguía abrazando bajo el agua.
—Basura, solo la está seduciendo—opinó Nabe pero un pensamiento traicionero la embargó de que ella jamás tendría algo así con Ainz sama limitándose a ser una maid de combate.
—Te amo—.
—Yo también te amo, Celia—.
Ambos habían salido del agua y se podía ver como la ropa interior de la muchacha se transparentaba, a lo que este se la quitó para comenzar a besarla.
—¿Está… apareándose?—se sonrojó Nabe queriendo irse pero sus pies no la dejaron.
—¡Aaaah, Shiro! ¡Aaaaaah!—.
La maid estaba en shock porque jamás había visto algo así y la castaña gemía bastante ya que a pesar de ser su primera vez, su amante si que sabía dónde estaban sus puntos sensibles.
—¿Te gusta, eh?—.
—¡Basta, voy a morir!—.
—Parate, quiero que te pongas frente al árbol—.
La chica se paró y Nabe vio como ella puso sus brazos contra el árbol mientras que sus caderas quedaron expuestas al aire libre, para que luego la penetraran por detrás. La maid vio como ella estaba siendo estocada sin piedad y Shiro daba una mirada de depredacion pero se concentraba bastante en que su amante se sintiera bien tocando sus senos pequeños y su espalda.
—Eres hermosa, no temas en pedir más. Estamos solos—.
Apenas dijo esto último, Shiro volteó a ver en dirección a Nabe y ella notó que la había descubierto para su vergüenza, a lo que salió corriendo de ahí porque no sabía que podía pasarlo. La castaña seguía en lo suyo sin darse cuenta hasta que terminó por venirse después de varios minutos hasta que se desplomó por el extasis.
Unos minutos después, se podía ver a ella cubierta con sus ropas su cuerpo desnudo a lado de Shiro que se dedicaba a besarla y a darle mimos que la chica recibía gustosa.
—Esto es casi como soñé—.
—¿De que hablas?—.
—No te rias de mi, es mi sueño fantasioso—pidió la chica.
—Mientras no sea algo del Cruz Azul o del Tigres todo es válido—.
—No entiendo eso. Como sea, cuando era más chica y no sabía dónde estaba mi hermana soñaba algún día con vivir con Tuare el resto de mis días en un sitio apartado con el dinero que tuviera de mis aventuras. Tal vez encontraría un tesoro en alguna ruina que me diera la oportunidad de retirarme—explicó la chica.
—Probablemente tu hermana quiera vivir con él mayordomo Sebas. Parece que está flechada—.
—Lo sé, al menos quiero vivir cerca de ella y no perder la de vista otra vez—.
—No tengo problemas con eso, la familia es primero como dijo un sabio calvo musculoso—.
—Shiro, quisiera que al menos no me dejes de amar. Solo te pido eso—.
Ella estaba perdidamente enamorada y es que ella se sentía a gusto después de todo, no tenía más que ocultar sobre sus sentimientos y luego besó de nuevo al hombre..
—Bueno, soy un noble después de todo. Tengo muchísimo dinero, solo soy aventurero por diversión—.
—¿Qué puesto tienes?—.
—Ah, bueno. ¿SI te dijera que soy el rey me creerías?—.
—¿Un rey de un país pequeño? No he oído de alguien con un gobernante joven—.
—Es una larga historia, actualmente me están cubriendo desde las sombras. La organización de trata de blancas hace poco acaba de ser desmantelada. Mi comandante a pesar de que bien excéntrico hace bien su trabajo—recordó Shiro al Jojo Hageshi.
—¿Han hallado más chicas como Tuare?—.
—Muchas y aún hay más. Tenemos gente que van a sacar todo a flote—.
Flashback…
Hageshi había desplegado su flota para sacar toda la red de trata que había en varios puntos de los reinos siendo bastante lo sustraído y así caerían varias cabezas que rodarían sin piedad.
—A veces me das pena ajena, pero cuando te pones serio eres bastante… aceptable—mencionó Mei que miraba lo ocurrido con su experiencia de Mizukage.
—¿Por qué ninguna de ustedes me lanza un halago?—se veía con cierta depresión al comandante.
—Te respetaría más si no fuera porque ayer te tropezaste con una ciclovia. ¿Quién se cae por eso?—dijo Chisa con bastante pena ajena.
—Que malagradecidas. Bueno, a trabajar—se fue Hageshi vestido como Dio en su misma pose al caminar.
—¿Le digo yo o le dices tú?—mencionó Iruru con seriedad a Mei.
—Nah, si se pone serio va a descubrir que nos robamos sus ahorros—mencionó la pelirroja con uñas nuevas.
—Sí, es mejor—quedaron de acuerdo todas.
Flashback fin
Luego de eso, se podía ver a Albedo aún más deprimida de lo usual debido a que la última derrota la dejó sin esperanzas de un futuro agradable para ella. Nazarick sería destruida y sus seres queridos también, aunque por ella se podían morir Demiurge y Shalltear.
—Ni Rubedo que es la más poderosa pudo, Nabe no va a poder conseguir hacer la tarea. ¿Qué hago?—empezó a llorar ella por la desesperación.
Al ver caer una lagrima suya al agua del lago, recordó la tarjeta que le dio Ryoku, ese agradable humano que conoció y puso esa lagrima para que así Ryoku fuera invocado de forma inmediata.
—Joven Ryoku—.
—Señorita Albedo, no creí verla de nuevo. ¿Por qué me llamó? ¿Se siente mal? ¿Le hizo algo su jefe?—.
—No es eso, es que yo… no sirvo para nada. No puedo defender a Nazarick, soy la mano derecha y aún así me siento más sola que antes. Ainz prefiere a Demiurge, Shalltear está ganando popularidad, muchos se ríen a mis espaldas, ¡ya estoy harta, nadie me quiere! ¡No siquiera puedo ganarle a ese humano!—empezó a llorar bastante la sucubo.
—Albedo, cuéntame lo que pasó. Tranquilízate—le dijo calmado el hombre para que ella pusiera sus ideas en orden.
—Es que… yo… desobedecí órdenes directas. Yo… quería proteger a Ainz sama y desafié a la amenaza de Nazarick sin éxito. No hay nadie que me pueda ayudar, va a destruirnos a todos. Todo me va tan mal, ni siquiera al hombre que le entregué mi corazón me devuelve mis sentimientos, ¡es frustrante! ¡Yo quiero desaparecer, no sirvo como monstruo!—se veía frustrada la mujer.
—¿A quien desafiaste?—.
—A un guerrero monstruoso humano. Se llama Shiro Yoku según informes de Nigredo—.
—Shiro, ¿eh? No debiste desafiarlo—.
—¿Lo conoces?—preguntó ella interesada.
—Es un amigo cercano de hace años. Viajamos juntos para cazar fortuna—explicó el hombre.
—¿Tienes idea de alguna debilidad que pueda explotar? ¡Dímelo!—pidió ella desesperada.
—No—.
—¡¿Por qué no?! ¡Creí que eramos amigos!—.
—En primer lugar, Shiro jamás ataca sin algún motivo especial. ¿Dime que no lo has desafiado por ego?—dijo el sujeto con una mirada de reproche y Albedo volteó la mirada porque era verdad..
—Es por mi orgullo—.
—Albedo, no necesitas esto. Shiro no atacaría a alguien si un buen motivo, por ejemplo que tu jefe quiera conquistar el mundo para ejercer una tiranía o algo por el estilo—.
—¡¿Cómo supiste que Ainz sama quiere gobernar el mundo?!—dijo la sucubo muy sorprendida.
—Eeeeh, normalmente todos quieren conquistar el mundo. Créeme que he visto caer dictadores, la gente se termina rebelando tarde o temprano—declaró sabiamente el sujeto.
—Ryoku, ¿me estás advirtiendo que Ainz debe parar su plan por el bien de mi grupo?—.
—¿Crees que Ainz lo va a hacer? Muchos de tu club quiere conquistar a los humanos y está es la excusa perfecta, ¿verdad?—.
—Bueno, Ainz…—intentó excusarse ella pero si se veía de forma realista, no tenían porque avanzar en su plan.
—Deberían mejor quedarse dentro y formar alianzas pacíficas. Lo que están generando es que Shiro vaya tras sus cabezas. ¿Acaso esperan que los humanos no vayan a pelear por su libertad? Hay humanos muy poderosos, tanto como los monstruos—le dejó en claro el hombre.
—Ryoku, ¿Entonces no me vas a apoyar?—.
—Lo único que haría es abogar por ti y tus hermanas, no por nadie más. Soy alguien muy flexible pero su gremio es peligroso para mi especie. No esperes que seamos sumisos ante ustedes—.
Albedo bajó la mirada y la ayuda que esperaba no era la que deseaba aunque era lo único que tenía ahora y quizás la única que tendría.
—Ryoku, si Shiro quiere matarnos, ¿por qué nos ha perdonado la vida?—preguntó la mujer con seriedad y duda.
—No sintió de ti un verdadero peligro, si te considerara una amenaza no habría jugado contigo. Es piadoso en el fondo—.
—¡No es piadoso, se ha burlado de mi cada vez que puede! ¡Mis hermanas no quieren salir de su cuarto! ¡No se lo voy a perdonar!—exclamó ella furiosa.
—Tú lo provocaste, si fuera otra persona habrías muerto—.
—¡¿Acaso no me vas a apoyar alguna vez?! ¡No me siento mejor!—.
—No es que quiera bajarte la moral. Tú te lo buscaste—.
—¡¿Sabes que?! ¡Fue mi error buscar tu ayuda! ¡No te quiero ver!—se fue ella muy enojada de ahí.
—Albedo—.
—¡No me llames así, humano igualado!—se veía bastante encabritada a la mujer que tenía demasiado en su cabeza y se fue sin decir nada más.
—Shiro, espero que sepas lo que haces. Ahora ella está muy rota—pensó con lástima Ryoku porque parecía que el mundo de la sucubo se caía a pedazos.
El estado mental de Albedo no estaba nada bien y su inestabilidad se debía porque las emociones humanas que ahora estaba desarrollada y el creciente número de frustraciones la atormentaban, por lo que cada día se sentía más sola.
—¿Se siente bien, señorita Albedo?—preguntó Yuri que ponía atención a la mujer.
—No, no me siento nada bien—.
—Supe lo que pasó con la decisión de Ainz—.
—Ya no confía en mi, Shalltear le fue con el chisme de que liberé a Rubedo. Alguien me delató, no sé quien fue pero Ainz me regañó. Me quitó de mi puesto hasta nuevo aviso, ya no soy la mano derecha—se le veía a la sucubo más deprimida y sin ganas de nada.
—Señorita Albedo—.
—¿Crees que el joven Ryoku tiene razón? ¿Ainz sama no va a corresponderme jamás?—.
—¿Habló con el joven Ryoku?—.
—Todo lo que quería era proteger lo que Ainz tiene, desde que mi creador me abandonó me sentí sola y él era todo lo que me quedaba junto a mis hermanas. Ahora Ainz sama no confía en mí, no tuvo reparos en dejarle explicarle las cosas. Yo… no soy de confiar—susurró esto último con bastante tristeza.
—Señorita Albedo, usted es algo temperamental y testaruda pero no es poco confiable. En lo personal es mi guardiana favorita—le aseguró Yuri consolando a su ama.
—Quiero desertar, quiero irme—.
—¿A dónde iría? Si se va, es capaz de que Ainz ponga a todos en su contra, no podría impedir que la cacen, en particular tiene muchos enemigos que querrían tu cabeza—.
La sucubo asintió pensando en que debía jugar sus cartas muy bien porque cualquier cosa podría pasar a partir de ahora y si podía hacer algo para estropear por venganza los planes de Ainz, lo iba a hacer. Ella estaba muy molesta y quería sangre, por lo que tendría que ser muy paciente.
En otro lado, Nabe estaba planeando la que sería quizás su última estrategia donde moriría sólo por el bien de su gremio y es que ya tenía la debilidad de Shiro en absoluto: Su lujuria. Estaba aterrada por el hecho de que había sido vista espiandolo pero podía sacarle alguna ventaja a esto.
—¿Por qué me estabas espiando ese día? No le he dicho nada a Ninya—mencionó Shiro a la aventura encubierta.
—No sé qué me pasó. Simplemente me tomó por sorpresa y no pude apartar la vista—.
—¿No has tenido algo con Momon o cualquier hombre?—preguntó el sujeto curioso.
—No, no lo he hecho jamás. No me había importancia a esos asuntos banales—señaló la mujer acerca de eso.
—Entiendo—.
—¿Por qué haces todo esto? Tienes mucho poder, podrías ser independiente y así tomar a un país entero—.
—¿Quién dijo que no tengo un país entero? Hay mucho que no conoces de mi—.
—Por cierto, hay una misión que nos pidieron hacer en conjunto. Necesito que me acompañes por petición del gremio—.
—Creo que oí de eso, será un placer trabajar juntos—.
Nabe tenía listo su último plan, era una medida desesperada y para ello implicaba tomarlo por sorpresa como pudiera, a lo que tendría que haber pocas interrupciones. La misión era bastante simple pero requería estar fuera de pueblo al menos dos días y había poco personal.
—Que buena cabaña, lástima que solo tuvieran una. Voy a dormir en el suelo—.
—No, duerme conmigo. No hay necesidad de que te sacrifiques—declaró la maid sin miramientos.
—Ah, como quieras—.
Mas tarde, comenzó a llover bastante por la zona y era tan fuerte que no saldría el sol hasta el día siguiente, lo que haría más fácil el trabajo de Nabe en el sitio. Ella miró al joven que estaba acomodando sus cosas, a lo que ella simplemente se comenzó a quitar la ropa quedando desnuda.
—¿Espera, que haces?—.
—Duermo desnuda, espero que no te moleste. Además así ensucio menos mi traje—explicó ella sin ninguna vergüenza al no ser humana.
—Ah, entiendo—.
Nabe esperaba que este se abalanzara sobre ella pero no ocurrió así y es que no tomó en cuenta de que no era Albedo con sus ataques de lujuria desenfrenada. Shiro simplemente no miraba hacia su dirección por respeto, lo que comenzó a frustrarla.
—¿Por qué no me miras?—.
—Es por ética profesional—.
—Tuviste sexo con una compañera aventurera, ¿no es lo mismo esto?—preguntó la mujer acercándose.
—Sí, pero… no esperaba que algo así ocurriera contigo—admitió el joven algo avergonzado por el tema.
—Estoy aburrida, estaremos aquí mucho tiempo. No tenemos mucho tema de conversación, ¿por qué no haces lo que le hiciste a Ninya?—le pidió ella con seriedad habitual.
—Bueno, luego no vayas a quejarte. Es que es tan repentino lo que dices—.
—Ya me conoces, soy mala para expresarme—alegó la maid.
Lo primero que hizo Shiro fue tocar los senos de la mujer que eran de muy buen tamaño y aunque Nabe era una humana falsa, no le quitaba el hecho de que su cuerpo original era humanoide y sentía las mismas cosas. Ella se comenzó a sonrojar y luego el joven se fue al cuello que la hizo gemir un poco.
—Te oyes linda así—.
—Cállate—.
Luego de eso, la derribó contra la cama y ella miró como este se dirigía a su entrepierna de forma que sintió la lengua del sujeto justo en su punto G, lo que la hizo que sujetara las sábanas con fuerza mientras se comenzaba a arquear.
—¿Qué demonios es esto? Estoy perdiendo la cabeza rápidamente, solo me estoy apareando sin sentimientos alguno, ¿por qué me está gustando?—.
El sexo oral le estaba consumiendo la mente y no tardó mucho para que ella tuviera un orgasmo, a lo que Shiro siguiendo recorriendo su cuerpo a punta de besos hasta llegar a su oreja.
—Al fin puedo ver como quitas esa cara de pocos amigos, al final de todo eres igual a Ninya—.
—No me compares de esa forma, solo es sexo y ya—.
La mujer estaba comenzando a perder la batalla y es que no esperaba nada de esto. Luego de esa pequeña charla fue embestida numerosas ocasiones donde esta seguía gimiendo descontroladamente y para aumentar más la excitacion este se aseguraba de trabajar los peones desde arriba.
—Maldita sea, ya se vino dentro de mi. ¿Cuántas veces lo he hecho yo?—preguntó ella a sí misma mientras no se daba cuenta de que su cara estaba toda sudada y un rubor fuerte se asomaba.
—¿No te importa si intentamos otra cosa?—.
—¿De qué hablas?—.
Un minuto después, se podía ver a la mujer acostada con la espalda expuesta al aire y Shiro la comenzó a estocar por detrás mientras ella mordía la almohada por cada vez que era profanada. A veces su amante se iba por el cuello y las orejas mientras manoseada esos melones suyos o besaba esa hermosa espalda pero no dejaba un solo centímetro sin recorrer.
—Los humanos no son tan resistentes, debería poder aguantar más. Se está apoderando de mi, estoy perdiendo mi ser. Mantén tu misión, yo…—.
Ella se volteó y comenzó a besar a Shiro con bastante lascivia, a lo que este le respondió y la cargó contra la pared a pesar de la diferencia de tamaños por la fuerza que tenía el joven.
—Mi mente, mi misión, ya no puedo con esto. Voy a morir, Ainz sama me mandó a mi muerte. No puedo matar a Shiro, no después de esto. Quiero vivir—empezó a tener ella ciertos pensamientos traicioneros a su comando de creación.
Nabe estaba desfallecido en la cama jadeando con la vista nublada mientras no se había dado cuenta de que su forma doopelganger salió a flote ya que perdió la concentración y sus energías por la carga extrema que era varias rondas de sexo desenfrenado. Debería verse horrible ante un ser humano aunque Shiro ya había visto cosas mucho más horribles que la veía normal.
—Una doopelganger, que sorpresa—alzó la ceja el joven.
Ella se dio cuenta de esto y tomó una cuchilla aterrada de que su forma monstruosa salió a la luz pero no entendía porqué Shiro no la atacaba y le arrebataron el arma en un descuido.
—¿Planeaba matarme dormido con una cuchilla después del sexo? Admito que hubiera funcionado si fuera menos resistente—.
—Puedo explicar esto, yo…—intentó hablar ella pero este arrojó el arma y luego la besó en el orificio que tenia por boca la criatura.
—Explícame lo que pasa—.
La mujer no debería haber hablado de esto y antes habría muerto por Nazarick y su líder de forma leal, aunque desde hace días su programación comenzó a salirse de control por muchos sucesos que la empezó a hacer dudar de su lealtad feroz.
—Yo… soy una espía, la maid personal de mi líder. Debía matarte porque eres un estorbo a los planes de nuestra organización, no puedo matarte. Te pido un favor, matarme sin dolor. Dile a Ainz sama que lo intenté—le pidió ella rindiéndose ante sus planes de una vez por todas..
—¿Qué pasa si no lo haces? ¿Tu líder es malvado?—.
—No creo que me pida que me inmole, pero es imperdonable para mi no cumplir con mi misión. Fui diseñada para obedecer, debes morir y no puedo cumplir mi trabajo para el que fui creada. Te odio, te odio por esto. Un humano asqueroso que rompe las leyes de la vida me da miedo, no sé qué hacer, todo es confuso, ya no sé qué hacer contigo. Tuve que rebajarme a esto, era mi último plan—maldijo ella por tener muchas frustraciones en su ser.
—Sí te sirve de consuelo, siempre supe que has querido matarme. Tu presencia es única en el lugar—.
—Jugaste conmigo como con Albedo. Nunca tuve una oportunidad siquiera, eres demasiado infeliz. Te metiste conmigo porque querías seguirme el juego, ¿verdad? Eres despreciable y a la vez no puedo dejar de admirar el hecho de que eres peor que un monstruo—señaló ella en un tono de autodesprecio.
—Sí te sirve de consuelo, no quiero matarte. No mataría a una chica con la que tuve sexo casual, al menos que algo muy malo pasara y eso no es posible este día. Si te pregunta tu líder, dile que no pudiste, si algo te pasa iré por ti—.
—Mi señor si me perdonaría pero no quiero mentirle. Me siento mal por dentro—.
—No seas tan dura contigo, no eres una máquina, solo una maid. No deberías sobrepasar tus límites—.
—Shiro, ¿por qué no quieres matarme aparte de esa excusa barata?—le pidió saber ella.
—Es parte de ser humano ser piadoso. No sé si conozcas algo parecido, a veces hay que saber cuando ser misericordioso y cuando no serlo—señaló el sujeto con bastante casualidad.
En ese momento, ella recuperó su forma humana porque la magia volvía a ella y luego de eso ella volvió a ser besada para su sorpresa pero no hizo algo para no corresponderle. Estaba en jaque y su mente estaba en blanco, se sentía vacía y lo único que podía hacer era estar en piloto automático. ¿Qué era la piedad? Como monstruos, ella adoraba matar humanos por placer y racismo pero el hecho de sentirse inferior a uno de estos le generó esa sensación de que había sido una estúpida y bastante hipócrita. Su programación estaba rompiéndose por cada beso que le daban y no quería morir, su instinto de supervivencia era más fuerte que su lealtad.
Ella estaba abrazando desnuda al hombre que se sentía satisfecho y su mirada daba sensación de tristeza. Estaba muy vulnerable emocionalmente y su orgullo destruido en pedazos porque ahora era el juguete de un humano inferior. Esa noche de sexo estuvo siempre a la merecer del joven que tuvo una noche casual de sexo y sus emociones quedaron al desnudo como estaba ella ahora.
—Maldita sea, no puede ser—.
—¿Cuánto tiempo ha pasado?—preguntó el hombre viendo qué había terminado de llover.
—Dos horas—.
—¿Quieres continuar?—.
—¿Aún tienes ganas?—.
—Podría hacer esto todo el día—.
La mujer no estaba de ánimos aunque no le disgustaba que le hicieran unos mimos. No se sentía nada mal aparearse de ver en cuando. No había pensado en tener una familia o siquiera un novio, aunque si habían seres de su raza dentro del gremio no estaba para eso como maid. Aún así, se sentía mejor con todo este asunto y estaba replanteandose con ciertas cosas.
—¿Alguna vez has querido ser la amante de tu líder?—.
—Sí me hubiera propuesto algo así, no me habría negado. Solo está enfocado en su plan de conquistar el mundo—.
—¿Piensas mal de los humanos como especie?—.
—Son seres inferiores, merecen ser esclavos nuestros—alegó ella en su pensamiento racista.
—Solo te diré esto, si son seres inferiores, ¿por qué es la sociedad más avanzada de todas?—.
—Eso no tiene nada que ver—volteó ella sin poder replicar eso.
—¿Por qué tu creador del que hablas te programó para odiar a los humanos?—.
—Porque odia a los humanos como yo—.
—Sí tan solo supieras—sonrió el sujeto a lo que ella no entendía lo que pasaba.
—¿Qué pasa?—.
—¿Quieres que te diga una verdad que no me creerías a la primera?—.
—Dímelo—.
—Sí te dijera que los creadores de tu grupo son originalmente humanos, ¿Qué me dirías?—le soltó la sopa.
—¿Eh? No es verdad eso, Ainz es un ser supremo—declaró sin creerlo la mujer.
—Momonga es solo un avatar de un humano como todos sus creadores. Digamos que reencarnó—.
—Shiro, deja de jugar con eso. Sólo lo dices para molestar—.
—¿Quieres que lo compruebe?—le retó el joven a ella.
—¿Qué quieres hacer?—.
—Quiero reunirme con tu líder y que tú escuches la conversación a escondidas. No quiero que él sepa que estas ahí, vas a ver que mi afirmación es real. Él y yo venimos del mismo lugar—.
—¿Cómo no se que es un truco?—preguntó ella muy desconfiada.
—No tengo porque mentirte—.
Nabe notó que en realidad no estaba mintiendo ya que ella tenía cierta telepatía para notar estas cosas, a lo que ella asintió. Luego de varias horas, Shiro se quedó dormido y la doopelganger volvió a su forma original para usar todo su poder con el fin de conseguir información. Una habilidad suya de forma innata es que podía acceder a varios recuerdos de las personas que ella toca o está en un rango cercano para así poder infiltrarse.
Sin embargo, apenas se adentró en la mente del joven cuando ella quedó inmediatamente sumergida en ese sueño que retratada varios aspectos de la vida pasada del sujeto pero ella no sabía ese pequeño detalle.
—¿Qué es esto?—.
En un mundo bastante diferente al suyo, se podía ver a una mujer idéntica a ella entrenando a un niño idéntico a Shiro pero de 4 años con una crueldad que la sorprendió.
—Vamos niño, levántate. El enemigo no te va a dar piedad porque eres un mocoso—.
El chiquillo se levantaba con dificultad sorprendiendo a la mujer cruel mientras se denotaba una sonrisa confiada porque aún podía con esto.
—¿Eso es todo? Mi mami era más estricta—.
—Tienes muchas agallas para hablarme asi—se le veía furiosa a la mujer desconocida empezando a darle otra golpiza.
—¿Qué es esto?—se preguntó Nabe en shock.
En otro recuerdo, se podía ver una sangrienta donde un ejército de mujeres valientes se enfrentaba a una terrible horda de monstruos lovecraftianos mientras el mundo comenzaba a caer en pedazos. Una criatura humanoide con aspecto de cabra veía con una risa sociopata como la mujer idéntica caía ante su poder y se hallaba moribunda frente al niño que se parecía a Shiro con aproximadamente 11 años.
—Corre, huye—.
—¡Sensei, va a recuperarse!—.
—Lo siento por ser tan mala contigo. No pude ver como te hiciste un hombre, te odié porque eras la imagen del hombre que me robó a tu madre, no puedo creer que esto esté pasando. Terminé dando mi vida por ti de todas las personas y no me arrepiento—declaró ella agonizando.
—Sensei—.
—Corre, te quiero—.
La mujer falleció en ese instante y la llamada Emperatriz del Caos se reía de esto pero su sonrisa se borró cuando notó que los ojos y cabello del niño se tornaron un blanco plateado intenso, mientras que la mirada que le daba era del desprecio más puro.
—¿Nani?—solo dijo Nabe al ver esa apariencia.
El poder era tan abrumador en ambos lados que casi vomitaba, jamás había sentido tal presión de poder en alguien, incluso de los creadores u otros gremios. La batalla entre los dos era en extremo sangrienta y todo era tan rápido que apenas se ponía al día.
Los monstruos del caos detuvieron el ataque para ir a ayudar a su líder que estaba perdiendo poco a poco poder pero eran exterminados sin poder acercarse siquiera. La Emperatriz del Caos sólo sonreía porque había hallado por fin al guerrero digno de enfrentarse a ella, despertando su interés.
—Te odio, pero te reconozco como el más fuerte de todos—se le veía de forma bastante psicópata a la mujer cabra.
—¡¿Por qué conquistas a mi mundo?!—.
—Por diversión, ¡jajajajaja! ¡Al fin me siento entretenida! ¡Mi corazón por fin late de emoción! ¡Duele mi cuerpo después de mucho!—.
La batalla fue feroz, más que ninguna en la faz del universo, casi todo el planeta fue destruido por esto y se podían ver rayos y lava por todos lados, mientras que se podía ver que la batalla fue ganada por aquel muchacho.
—Jajaja, no sé qué decir. Me rindo, sería una pena que murieras. Este mundo está podrido ahora, el caos y el orden están luchando por quien se queda en el mando—.
La emperatriz se alzó en los cielos sonriendo y comenzó a modificar la realidad en lo que absorbía el exceso de magia caótica a su cuerpo. Nabe miró con asombro lo que pasaba en el ambiente y ahora todo estaba reparado.
—Fortalécete más, niño. Cuando llegue el día, nos volveremos a enfrentar—se evaporaba la presencia en humo.
El niño cayó desmayado apenas terminó todo y se podía ver un poco después como su sosias llegaba resucitada de alguna manera para auxiliarlo. Así terminó el sueño y se sintió perturbada, ¿Qué clase de visión fue esa? ¿Era un recuerdo como tal? Si era así, Shiro era un monstruo mucho peor que ellos y no había posibilidad de ganar. ¿Por qué esa mujer se parecía tanto a ella en su forma humana? No tenía idea de lo que pasaba y esos pensamientos se quedarían en su mente bastante tiempo.
Luego de algunos días del suceso, Nabe siguió la encomienda que Shiro le dio. Ella mintió sobre el hecho de que fue descubierta y quería que Ainz se reuniera con él para negociar a solas. Inicialmente el sujeto se negó pero ante la posibilidad de que algo bueno pudiera salir es que lo hizo.
Ambos estaban cara a cara en un páramo vacío lejano al pueblo de aventureros y se podía ver a Shiro con sus ropas modernas que Ainz reconoció como sacadas de su mundo y época, lo que confirmó sus sospechas.
—Entonces tenía razón, eres un japonés—.
—En realidad soy un half—admitió el sujeto.
—Ya veo, ¿fuiste víctima del juego YGGDRASYLL como yo?—.
—No precisamente, mis circunstancias fueron distintas a las tuyas—explicó el hombre al esqueleto.
—¿Qué es lo que buscas de mi?—.
—Detener tus planes de conquista mundial, este nuevo mundo está bajo mi protección—.
—Entonces estamos con metas diferentes. Que lastima, pensar que tengo que enfrentar a un compatriota—señaló el sujeto.
—¿Por qué quieres conquistar el mundo? Lo tienes todo, amantes potenciales, fortuna, amistades, ¿no crees que es innecesario hacer planes de dominio mundial?—preguntó el sujeto con el tema.
—No, ya he decidido expandir mi fortuna y mi poder fuera de las instalaciones—.
—Es por eso que no puedo dejar que debas conseguir tus objetivos. Los humanos no tienen como defenderse de ustedes. Mientras yo esté vivo no voy a dejar que otros amenacen la paz que tanto los ha costado sostener—declaró Shiro con ojos fríos.
—Entonces nuestros objetivos no serán jamás afines. Es una pena, habría sido un placer asociacion asociarse a un compatriota—.
—Como muestra de buena fe te daré varios consejos—.
—¿Consejos?—.
—No manejes fuerzas que no eres capaz de entender. Hay alguien en este reino que es más peligroso que yo, si algo me pasa todo será destruido sin duda—.
—Lo manejaré sin problema—respondió el esqueleto dudando de la veracidad de la afirmación.
—En serio, ten mucho cuidado con lo que hagas. Podrías romperle el corazón a alguien y eso puede costarte la cabeza—.
—Nadie de mis subordinados se atrevería a traicionarme. Todo Nazarick es uno solo, soy el único que se quedó con ellos después de que sus creadores se fueron—declaró Ainz al joven.
—Eso no es suficiente, estar ahí como florero no es lo mismo. Tal vez la mayoría de tus subordinados son conformistas pero algunos quieren más. Un corazón roto puede ser el peor error que cometas—.
—Ya no puedo sentir esas cosas—explicó el ente con seriedad.
—No me refería a ti, sino a alguien cercano. A pesar de que son monstruos, tienen sentimientos propios. Ten mucho cuidado con lo que haces, un movimiento en falso y dile adiós a tu gremio—fue lo último que dijo Shiro antes de dar la vuelta.
—¿Alguna otra cosa más?—.
—Ah si, en menos de un mes todo se irá al carajo en tu gremio si no paras con tus actividades de guerra. Te prometo que ni siquiera yo seré quien te haga caer, no moveré un dedo en contra tuya—determinó por último el joven antes de irse de ahí.
Ainz se fue sin confiar en las palabras de Shiro y lo se dio cuenta de que Nabe estaba escondida ya que se había camuflado bien con el ambiente. Ella cerró los ojos pensando en que era verdad la afirmación del joven sobre qué provenía del mismo lugar que su jefe.
Flashback
Nabe no entendía nada del concepto de los japoneses que eran humanos de otra dimensión con un nivel tecnológico más allá de lo que concebía ella y Shiro se lo explicaba en términos que ella conocía.
—Los humanos de mi mundo tienen una tecnología muy avanzada, tanto que somos capaces de crear seres de otras razas como tú para ser programados mentalmente para nuestros propósitos. Nosotros pasamos nuestra mente y alma a un avatar de cualquier raza para manipularlo y así interactuar en ese mundo alterno en que ustedes vivían—.
—Una magia de traspaso de almas muy avanzada. ¿Por qué no se nos dijo de esto?—.
—Parece que Ainz tiene miedo de que sepan que alguna vez fue humano. Ya no puede volver a su cuerpo original. Mi caso es muy diferente, mi tecnología mágica es aún más avanzada y logré ir con mi cuerpo a este mundo—explicó Shiro armando bien su historia.
—¿Tenías creaciones como nosotros?—.
—Ah, no realmente. Soy más un ladrón—.
—¿Ladrón?—preguntó curiosa ella.
—Verás, en el juego todos hacen sus creaciones pero muchos las descuidan de forma torpe como lo hace Ainz con algunos de ustedes. Yo les doy un nuevo hogar depende de sus funciones y las mejoro al limite de sus capacidades—.
Flashback fin
La maid cerró los ojos y se fue decepcionada de que su amo que tanto los programó para odiar a los humanos, lo era en el interior y era un Overlord falso. ¿Qué más da odiar a los humanos? Ella se fue pensando mucho sobre el tema pero no se había dado cuenta de que Albedo estaba también escondida que empezó a llorar de forma descontrolada mientras que un Ryoku encapuchado la comenzó a abrazar.
—No puede ser, es un mentiroso. ¿Cómo pudo hacernos esto? Es un antiguo humano, maldito hipócrita. ¡Lo odio!—seguia ella sollozando con todas sus fuerzas.
El dolor era tal que después de 20 minutos de llorar mucho se bloqueó emocionalmente por el shock emocional y estaba demasiado vulnerable.
—Albedo, ¿ya te sientes mejor?—.
—Ya no quieros vivir—susurró ella en tono hindu.
—¿Eh?—.
—Matame, matame. No quiero saber nada más, hazlo tú—le pidió ella con una mirada perdida y sin brillo.
—Albedo, no exageres—.
—Ryoku, no quiero vivir en un mundo así. Ya no tengo un propósito, quiero que el dolor desaparezca—.
—Tengo una mejor idea—.
En ese instante, él la besó para calmar esas ansias y ella no sabía como responder. Quizás era una forma de anclar su vida a este mundo pero la mujer le correspondió ese beso de forma amarga. No había amor, solo una necesidad grande de desquitarse, despejar su mente al estilo sucubo. Sus instintos primarios como demonio del sexo se apoderaron de ella y comenzó a quitarse el vestido.
—Quería dejar esto para Ainz, que se pudra. Me mintió, no me confió algo tan delicado. Es peor que los creadores, lo odio—.
—Desquita tu odio conmigo—.
Ella siguió besándolo y luego se recostó en un árbol para recibir las estocadas de Ryoku que al principio eran dolorosas pero se hicieron placenteras.
—Ya no soy pura, aún así me gusta. Me encanta como me lo haces, esta primera vez no esta mal—se dejaba llevar ella por su lado sucubo más puro.
—¿Quieres una noche entera?—.
—¿Crees poder como humano?—alzó ella la ceja.
—Mejor lo averiguamos—.
La noche de sexo duró bastantes horas donde Albedo sacó a relucir lo puerca que podía ser hasta que ya no pudo más y ambos se quedaron dormidos una vez satisfechos. Sin embargo, debido a que ambos unieron cuerpo y alma durante el acto, la pelinegra entró a la mente de Ryoku y notó que estaba en un campo destruido. Es como si el mundo estuviera patas para arriba y podía reconocer al fondo a Nabe que yacía lastimada y detrás del infame Shiro que tenía también lastimado un brazo. De su lado estaba Ryoku que tenía un poder espantoso y detrás se podía ver a ella misma con las almas extendidas mientras se reía de la miseria de los humanos.
—¿Esa soy yo?—.
—Este será el final de la humanidad. Patéticos seres inferiores no tienen nada que hacer contra nosotros—se oyó al sujeto reír como desquiciado.
—¿Crees que me voy a quedar de brazos cruzados? Con solo un brazo puedo hacerte pedazos—le mostró el joven preparando su técnica final.
—¡Jajajaja!—.
Ambos choque de poderes eran espantosos para ella que su máximo nivel que había registrado era el de su hermana menor y eso era apenas basura a lo que estaba sintiendo.
