Capítulo 4

El misterioso intruso.

Cuando Harry y Hermione entraron a la habitación, vieron que Ron no estaba solo. En

frente de la ventana se encontraba un extraño hombre. Vestía un largo abrigo negro y

tenía el pelo también negro. Por el contrario, sus ojos destacaban mucho, ya que eran de

un azul intenso. Cuando vio entrar a Harry y a Hermione, en su cara se dibujó una

media sonrisa.

- Vaya vaya, al fin nos vemos, estaba deseando que llegara este momento…- dijo el

misterioso hombre mirando fijamente a Harry- …Harry James Potter.

El hombre se acercó a Harry, pero este retrocedió.

- Harry, no debes tenerme miedo- le dijo el hombre, con un tono e voz que pretendía ser

tranquilizador. Pero para Harry no lo era.

- ¿Quién es usted y que hace aquí?- preguntó Harry. Aquel hombre, por alguna razón, le

resultaba familiar…

- No te voy a preguntar si me recuerdas, porque sería prácticamente imposible que lo

hicieses- dijo el hombre.

- ¿Es que acaso debería acordarme de usted?- quiso saber Harry

- Bueno… la verdad es que yo te conozco, y tú me conoces.

- ¿Cómo? Disculpe, pero yo no le conozco, y ni siquiera se que hace en mi habitación-

dijo Harry. Realmente aquel hombre si le parecía familiar, y mucho. Pero no sabía de

que…

- Harry… yo era un gran amigo de tu madre, nos conocíamos desde siempre…-dijo el

hombre, que de pronto parecía realmente triste

- ¡QUE?- exclamó Harry, estupefacto.

- Yo era amigo de tu madre desde muy pequeños, y cuando descubrimos que ambos

éramos brujos, y de que nos habían aceptado a los dos en Hogwarts, nos pusimos muy

contentos. Sus padres no sabían nada de que yo también era brujo. Cuando tú tenías

unos pocos meses, yo fu a tu casa, y ahí nos conocimos. Hace ya mucho tiempo, por

eso digo que sería casi imposible que me recordases.

Harry trataba de asimilar lo que aquel hombre le acababa de decir. ¿Conoció a su

madre¿También es brujo?

- Bueno, yo he venido hasta aquí para avisarte. Todo el mundo mágico está en alerta.

No solo por Voldemort sino también porque se ha esparcido el rumor de que una

antigua leyenda podría hacerse realidad.

- Una... ¿leyenda?- dijo Harry. - ¿Qué leyenda?

- Ahora no puedo explicártelo. Lo que si te puedo decir es que quiero que vengas con

migo a Hogwarts. Tú, y tus amigos.- dijo mirando también a Ron y a Hermione, quienes

permanecían sin decir una palabra.

- Pero… - trató de replicar Harry, pero el hombre le detuvo.

- Harry, no hay tiempo para protestar. Si la leyenda se cumple, será muy peligroso

permanecer fuera de Hogwarts. Y no me preguntes de que leyenda se trata, porque

ahora no te lo puedo explicar- añadió el hombre, al ver que Harry abría la boca

justamente para preguntar sobre la leyenda.

- ¿Cómo se que puedo confiar en usted?- preguntó Harry- no acostumbro a fiarme de

cualquiera que se presente de repente en mi habitación. – Harry de pronto recordó a

Dobby y pensó que mejor ese detalle no lo contaba…

- Se que te cuesta creerme, pero te aseguro que soy de fiar, Harry. No soy mortígrafo, ni

nada parecido. Soy amigo de Dumbledore, y también lo fui de tu madre, y ahora solo

quiero tu seguridad, y tu seguridad está en Hogwarts. Por favor, hazme caso. – el

hombre miraba a Harry fijamente, y de pronto Harry sintió que podía confiar en él. La

mirada de sus ojos no demostraba maldad.

- Está bien- contestó Harry- iremos a Hogwarts.

Harry miró a sus amigos. Ron estaba blanco, posiblemente por el susto que le había

causado el entrar en la habitación de Harry y encontrarse a un extraño en ella.

Hermione, en cambio, parecía estar realmente asustada. Harry se acercó a ellos, y les

dijo:

- Si lo que dice este hombre es cierto, estaremos mejor en Hogwarts.

- Pero, Harry…- dijo Hermione- ¿en serio te fías de este hombre? Aparece de repente en

tu habitación, te dice que le acompañemos los tres a Hogwarts, y le haces caso… no se,

pero no me da buena espina…

- Tranquila Hermione- la tranquilizó Harry- podemos fiarnos de él, estoy seguro.

Harry entonces miró a Ron, pero este, antes de que Harry pudiese decir nada, se

adelantó:

- Yo también me fío de él. Iremos a Hogwarts, pero primero tendré que avisar a mis

padres.

Harry le sonrió, y miró a Hermione.

- Bueno… esto es lo malo de ser tres… iremos a Hogwarts.- dijo Hermione, dándose

por vencida- pero habrá que avisar también a mis padres…

Harry entonces se dio la vuelta y miró al hombre.

- Iremos, pero primero avisaremos a los padres de Ron y de Hermione- dijo Harry,

decidido.

- Eso no será necesario- le dijo el hombre.- yo ya hablé con los Weasley, y me dieron su

permiso para llevarme a Ron a Hogwarts. Y también hable con los padres de Hermione.

Harry, Ron y Hermione estaban sorprendidos. ¿Aquel extraño hombre conocía también

a los padres de Ron y Hermione?

- Bueno¿podemos irnos ya?- apresuró el hombre. Parecía que tenía bastante prisa.

- ¿Y como se supone que iremos?- preguntó Hermione, que seguía mostrando su

desconfianza.

- Iremos con polvos Flu Callejón Diagón, allí nos estará esperando Dumbledore.

- Eh… señor… la chimenea de esta casa no es muy buena para viajar por ella con

polvos Flu- dijo Harry, recordando el incidente en 4º año.

- No te preocupes por eso, yo llegué a esta casa con polvos Flu, y arreglé la chimenea.

Pero si es verdad que estaba bastante mal…

Los cuatro salieron de la habitación, y cuando estaban en frente de la chimenea, el

hombre se dio la vuelta y se dirigió a Harry, Ron y Hermione.

- Por seguridad, seré el primero en ir al Callejón Diagón. Quiero que esperéis 3 minutos

para ir vosotros, no quiero que vayáis inmediatamente después que yo. Tengo que

asegurarme de que no haya nada peligrosos al otro lado de la chimenea.

El hombre se dio la vuelta, pero recordó algo, y volvió a hablar.

- Lo olvidaba, mi nombre es Robert Weis.

Y dicho esto, Robert Weis desapareció por la chimenea.