Capítulo 7

El primer ataque

A la mañana siguiente, Harry se despertó con más sueño que cuando se había acostado. No había

conseguido pegar ojo en casi toda la noche, pensando en los sucesos del día anterior, y cuando se

había logrado dormir, ya estaba amaneciendo.

Bajó a la Sala Común, y vio que estaba desierta, así que Ron y Hermione debían de estar ya en el

Gran Comedor. Cuando llegó vio que, en efecto, estaban allí. Hermione estaba leyendo El

Profeta bastante seria, y Ron no tenía ojos más que para la comida.

-Buenos días, Harry- le saludó Hermione, sin apartar la vista del periódico.

-Güedos fías, Garry- Ron tragó el enorme trozo de tostada que tenía en la boca- Buenos días,

Harry.

-Buenos días chicos- contestó Harry, sentándose a la mesa y cogiendo una tostada- ¿Pone algo

interesante en el periódico, Hermione?

-Esa es la cosa, Harry- contestó ella, pasándole el periódico- No pone absolutamente nada acerca

de la leyenda. Si la leyenda amenaza al mundo mágico, deberían advertir a la gente.

Ron asintió con la cabeza, para decir que estaba de acuerdo con Hermione, puesto que no podía

hablar, ya que tenía la boca llena de zumo de calabaza.

-Recuerda lo que pasó en cuarto año. El profeta estuvo meses sin decir nada acerca del regreso

de Voldemort.- le recordó Harry, devolviéndole el periódico.

Ron volvió a asentir.

-Si, supongo que tienes razón…-admitió ella.

Las puertas del gran Comedor se abrieron, y entraron el profesor Dumbledore, la profesora

McGonagall y Robert Weis.

Dumbledore se acercó a los tres amigos.

-¿Habéis dormido bien?- preguntó el profesor, mirándoles sonriente.

Ron y Hermione asintieron, pero Harry no dijo nada, ya que las ojeras que tenía en la cara

dejaban ver que no había pasado una buena noche.

Dumbledore iba a añadir algo, cuando un gran estruendo hizo tambalearse las mesas del Gran

Comedor.

-¡Qué ha sido eso?- dijo Ron, a quien del susto se le había caído la copa de zumo de calabaza.

-Potter, Weasley, Granger- llamó el profesor Dumbledore. Los tres chicos le miraron confusos

por lo que estaba pasando.- Os acompañaré hasta la Sala Común de Gryffindor, y no saldréis de

ahí a no ser que vaya algún profesor a buscaros. ¿Entendido?

Harry, Ron y Hermione no se atrevieron a contradecir al director, ya que el tono con el que había

hablado dejaba clarísimo que no había lugar a contradicciones.

Dumbledore les acompañó hasta su Sala Común. Antes de entrar habó con la Dama Gorda para

saber si había visto a algún extraño merodear por el lugar, o si había escuchado algún ruido

sospechoso. Como la Dama Gorda no había visto ni oído nada raro nada, el profesor dejó a los

chicos en la Sala Común, y bajó al Gran Comedor, de donde llegaba un ruido nada agradable de

objetos rompiéndose al ser alcanzados por hechizos.

Harry se sentó en la butaca pegada al fuego, y Ron y Hermione en el sofá. Permanecieron unos

minutos sin decir nada, pensando, deseando poder estar en el Gran Comedor peleando ellos

también. Y es que, aunque nadie les había explicado nada, estaba muy claro que era lo que estaba

pasando en Hogwarts, y quienes eran los culpables: los mortífagos les estaban atacando.

Un fuerte estruendo sobresaltó a los tres amigos.

-No lo entiendo- dijo Hermione- es imposible… no entiendo como han logrado entrar. No

pueden aparecerse, eso está descartado…

-Ahora no es momento de pensar como han conseguido entrar- contestó Harry- lo que importa es

que están aquí, y nosotros estamos encerrados sin poder hacer nada. Y yo no puedo más. Voy a

salir.

Harry se dirigió a la puerta, pero cuando iba a salir, un campo de fuerza le expulsó, haciendo que

se chocara contra el sofá.

-¿Pero qué…?- Harry se levantó con la mano en la cabeza, pues se había llevado un buen golpe.

-Parece que el profesor Dumbledore suponía que no nos quedaríamos aquí si no nos obligaba-

dijo Ron.

-Pues podría haber buscado otra forma…-se quejó Harry.

-Hermione- dijo Harry- Cuando leíste El Profeta¿salía algo de fugas de mortífagos?

-Pues…-dudó ella- Como estaba buscando algo sobre la Leyenda, no me fijé en las otras

noticias. Voy a buscarlo.

Hermione subió corriendo las escaleras hacia las habitaciones de las chicas.

De repente, sonó otro gran golpe, pero esta vez era dentro de la Sala Común, y venía de las

escaleras de las habitaciones.

Harry y Rin se levantaron de inmediato, con la varita en la mano.

Se escuchaban pasos bajando las escaleras, muy lentamente.

Y entonces la vio. La persona a la que más había odiado este verano. La persona culpable de que

no fuera a recibir jamás cartas de su padrino. La asesina de Sirius Black.

Al final de las escaleras, y sujetando a Hermione por el cuello, estaba Bellatrix Lestrange.


Séptimo Capítulo!

Reviews, gracias!