Capítulo 4: Lo variable que es la gente

Después de a visita a la señora Pomfrey, Harry no volvió a sufrir mareos (toda una suerte ya que le agradaba el poder retener o que comía) de esa forma que poco a poco fue recuperando su color natural y su salud, pero no había nada que se pudiera hacer con respecto al cansancio que sentía. La gran mayoría de profesores hacían la vista gorda ante sus bostezos, o cuando comenzaban a cerrárseles los ojos, después de todo, era normal el que el embarazo le produjera cansancio.

El problema surgió cuado al mismo día siguiente de su visita a la enfermería tuvo que comunicar al equipo de quidditch que lo dejaba. Ya había hablado con McGonagall y aunque le sabía mal perder a su mejor buscador, comprendía lo peligroso que podía resultar jugar en su estado. Por desgracia, el equipo no lo tomó tan bien.

- Harry ¿Qué ocurre?- Preguntó Ginny, la cual jugaba como cazadora.

- ¡Sí, Harry! ¿Por qué nos has reunido?- Preguntó Dennis Creevey que había resultado ser un magnífico cazador.

- Os he reunido porque tengo algo muy importante que deciros.- Comenzó Harry.- Primero de todo quiero que sepáis que lo he pensado mucho y que lo hago porque es lo mejor…- El gryffinodr moreno se dio cuenta que los tenía a todos bastante preocupados.- Dejo la capitanía del equipo así como el puesto de buscador; a partir de este mismo momento ya no formo parte del equipo.

De un principio, las expresiones de sus compañeros no cambiaron, permanecieron inalterables, pero tan buen punto lo que su capitán había dicho comenzó a entrar en sus cabezas, sus rostros cambiaron con expresiones de enfado.

- ¡No puedes hacernos esto!- Exclamó Ron mientras su rostro adoptaba el mismo tono que su pelo.- ¡El partido contra Slytherin es a final de mes!

- Mayor motivo para que deje el equipo ahora en vez de después. ¡Es demasiado peligroso para mí que juegue!

- ¡No puedes dejar el equipo! ¡No puedes!- Repitió el pelirrojo en sus trece.

- Mira, puedo hacerlo, de hecho es lo que estoy haciendo. Podéis decir lo que queráis pero no voy a volver… al menos por el momento. Tengo mis motivos y McGonnagall lo comprende y me apoya.- dijo el muchacho enfadado.- ¡Ginny puede ocupar mi puesto de buscador y a ella la puede sustituir ese segundo año, William Milton, era bastante bueno! ¡Ya os he resuelto vuestros problemas de plantilla, ahora dejadme tranquilo!

Salió del campo bastante enfadado, aquello era un hecho claro, pero parecía que a nadie le importara lo más mínimo. Para ellos solo cabía en la cabeza el hecho que su buscador se había marchado del equipo, pero no contaban que pudiera tener motivos para ello. Una hora más tarde prácticamente ningún gryffindor le dirigía la palabra, pero sinceramente a él le importaba poco. En aquellos momentos, lo más importante era su bebé, tal y como había dicho Pomfrey, y no pensaba hacer nada que pudiera ponerlo en peligro.

El muchacho se había prácticamente atrincherado en su habitación, cuando un suave golpeteo se escuchó en la puerta. De un principio lo ignoró, seguramente si no le hacía caso quienquiera que fuera se cansaría y se marcharía; pero el golpeteo no cesó, insistió hasta que finalmente contestó.

- Adelante

- Harry, ¿estás bien?- Era Ginny

- ¿Por qué lo preguntas?

- Abajo estabas tan alterado… no que yo te culpe, Ron puede ser un completo imbécil cuando se lo propone.

- Estoy bien.- dijo el chico, no tenía ganas de hablar

- ¿Por qué has dejado el quidditch? Debe de haber sido una razón verdaderamente importante… ¡Tú mas el quidditch!

Harry la miró por unos momentos intentando determinar cuales podían ser los motivos de tal pregunta, pero lo único que vio fue preocupación, una gran preocupación por él.

- Si te lo explico… ¿lo mantendrás en secreto?

- ¿incluso a Ron y a Hermione?- Se asombró la chica.

- Sobretodo a Ron y a Hermione.

- Te lo prometo.

- Sabes que últimamente no me he encontrado bien… y que ayer fui a ver a la señora Pomfrey ¿verdad?

- Sí, claro. Dijo la pelirroja.- Tenías un resfriado estomacal ¿no?

- No… es otra cosa.- Aseguró

- ¿Otra cosa?

- Sí. Estoy embarazado, Ginny, no me preguntes como pero lo estoy.

- ¿¡Qué? ¿Estás seguro?

- Por supuesto… y no tienes ni idea del shock que me produjo… ¡Ni tan siquiera sabía que esto era posible!

- No sabía que fueras homosexual… creía que te gustaban las chicas, como el año pasado saliste con Cho…- Dijo la pelirroja mirándolo con atención.

- ¡Ginny! ¡No soy homosexual!- Se quejó.

- Pero has debido de hacerlo con un hombre para…

- Ginny… no lo he hecho con NADIE.- Dijo con un suspiro.- Es por so que llevo a todos los profesores de cabeza, porque no saben como ha sido posible.

Ginny lo miró durante unos minutos con incredulidad antes de colocar su mano suavemente en el vientre plano de su amigo, con una mirada llena de alegría.

- Vas a ser papá… ¡Muchas felicidades, Harry!

- Gracias...

- Pero ¿por qué no quieres que Ron y Hermione…?

- Si ellos mantienen secretos de mí, yo también puedo hacerlo.

- ¿Qué quieres decir?

- ¿Sabías que Ron y Hermione se estaban dando el lote ayer por la tarde?

- ¿¡QUÉ? ¡NO!

- Sí… ellos no me vieron, pero yo a ellos sí… y daba toda la pinta de no ser la primera vez. Cuando les pregunté si había pasado algo ayer por la tarde ¡tuvieron la cara de decirme que no!

- Entonces no les dices que vas a ser padre como venganza por no decirte que están saliendo. ¿Y cuando se lo dirás? Llegará un momento que se notará.

- Cuando me digan que están saliendo, se lo diré y si no, se enterarán al mismo tiempo que el resto de la escuela

- Yo quiero estar delante cuando lo sepan, ¡sus caras no tendrán precio!

Harry rió mientras asentía y Ginny volvía a colocar su mano en su estómago. Era agradable el que lo supiera alguien… y no sabía muy bien porqué, pero tenía la extraña sensación de que la joven Weasley iba a resultar una estupenda ayuda.

Los siguientes días le resultaba todo muy duro, ningún gryffindor (a excepción de Ginny) le dirigía la palabra y el hecho que los miembros de Slytherin no hacían más que agradecerle el que hubiera abandonado el equipo, no lo hacía mucho más fácil.

Y luego estaba el hecho que la gran mayoría del personal docente no hacía más que darle miraditas por demás extrañas, que sinceramente le sacaban de quicio… y luego estaba Snape… aquella era una auténtica tortura. Sus comentarios sarcásticos y sus miradas le hacían parecer como el conejillo de indias de un extraño experimento; lo ponía de los nervios. Lo único bueno, era que ya no debía probar las pociones.

De esa forma fueron pasando los días, y el mes de mayo se fue acabando. Se iban acercando las vacaciones de verano y el muchacho no pudo evitar el preocuparse por lo que iba a pasar durante este. Su familia ya lo consideraba lo suficientemente monstruo como para que además se enteraran de que iba a ser padre… pero no en la función habitual. Además, el hecho que durante el verano solía ser convertido en el esclavo personal de los Dursley no lo ponía más fácil… ¡y la dieta! Se iría completamente al traste… debería hablarlo con Pomfrey para saber si tendría alguna repercusión negativa.

También se lo diría a Ginny, ella tal vez le enviara la comida necesaria para no perder su dieta… aunque la pobre lo tendría bastante complicado con su madre, la señora Weasley parecía tener un radar para conocer este tipo de cosas.

Con paso decidido, comenzó a hacer camino a la enfermería mientras pensaba divertido que pensaría todo el mundo si supieran que iba de forma completamente voluntaria a la enfermería; no que fueran a saber después de todo seguían sin dirigirle la palabra.

- ¿Señora Pomfrey?- Preguntó en cuanto entró con algo de cuidado.

- ¿Sí? ¡Ah, señor Potter! Debo decir que no le esperaba todavía hasta al menos otra semana más.

- Sí, ya lo sé… pero debo hacerle una consulta.

- ¿Una consulta?- Se sorprendió.- Bien, hágamela.

- Bien… ¿Pasaría algo malo si durante el verano trabajara mucho y no pudiera seguir mi dieta?

- La dieta es obligatoria que la haga, señor Potter, y el trabajo podrá realizarlo sierre que no sea agotador. ¿Por qué lo pregunta?- Entonces lo miró con suspicacia.- ¿No lo pregunta?- Entonces lo miró con suspicacia.- ¿No estará planeando ignorar mis instrucciones?

- ¡No! ¡Por supuesto que no! Al menos, no de forma voluntaria.

- ¿Qué quiere decir?

- Bueno… mis tíos… durante el verano me hacen trabajar mucho… y además pues…

- ¿Sí?

- No me dan mucho de comer.

- O en otras palabras, si le conozco lo sufiente, le hacen trabajar hasta casi el desmayo y prácticamente no le dan de comer. ¿Me equivoco?

Harry permaneció en silencio a la vez que miraba el suelo de forma obstinada. ¿Qué debía hacer? Darle la razón o negarlo…

- El que calla, otorga, señor Potter.- Dijo la enfermera con amabilidad.- No se preocupe, ya me encargaré yo de que durante el mes que deberá permanecer con ellos, no hagan nada de todo eso. Después de su cumpleaños estoy segura de que podrá ir a algún lugar que no lo mantenga en esas condiciones… Ahora, ¿Qué le parece si le hago ese reconocimiento?

Ante esto, Harry sonrió y asintió a la vez que iba hasta su cama habitual y se tumbaba. La enfermera sonrió y se acercó a él varita en mano.

- ¿Se puede saber ya el sexo del bebé?- Preguntó el muchacho.

- ¡Por Merlín, no!- Rió la mujer.- Es demasiado pronto muchacho. En la próxima revisión sí que te podré decir que sexo tiene el bebé.

Después de eso, la enfermera lazó un hechizo hacía el vientre del muchacho y apareció lo que parecía una esfera de un suave tono amarillento donde en el centro se pudo ver lo que parecía ser un pequeño ser informa… o al menos, eso fue lo que le pareció a Harry.

- Mira, esto de aquí, es tu bebé.- Rió la enfermera.- Aquí está la cabecita, las manos, los pies… esto de aquí es su corazón… Parece que tiene mucha fuerza…

Ante esto, Harry sonrió a la vez que miraba fascinado la vida que estaba creciendo en su interior.

Nota Autora: Hola a todos! Siento haber tardado tanto en actualizar un nuevo capítulo… pero es que he comenzado a trabajar y ahora tendré menos tiempo para escribir. Lo siento.

Disfrutad del capítulo.