CAPÍTULO 6.- DESPUÉS DEL INFIERNO VIENE EL CIELO.
El día veintinueve de julio, Harry se despertó con un creciente sentimiento de cambio. No estaba seguro de cual podía ser la causa, pero estaba convencido de que ese día iba a pasar algo que cambiaría su verano de forma definitiva. Así pues, cuando en mitad del desayuno llamaron ala puerta sintió un cierto nerviosismo mientras se disponía a abrir; nerviosismo que se convirtió en sorpresa cuando descubrió delante de la puerta a unos sonrientes Ron y Ginny.
- ¡Hola Harry!- Exclamó Ron en cuanto lo vio.- Hemos venido a buscarte.
- ¿Qué?- Se sorprendió el mago moreno.
- Que recojas tus cosas, Harry, nos vamos a la Madriguera.- Rió Ginny.- ¡Anda vamos!
El muchacho la miró con sorpresa antes de comenzar a sonreír él también y tras asentir, enseguida les hizo pasar para salir corriendo hacía las escaleras y subir a su habitación.
- ¡Muchacho! ¿Se puede saber que demonios haces? ¿No me digas que sigues en la puerta…?- Su tío gritó mientras salía de la cocina en dirección a la puerta, aunque se paró en seco al ver a los dos pelirrojos. Tal vez no conocía ala muchacha, pero obviamente reconoció al joven mago pelirrojo como demostró el hecho que su cara adoptara un extraño tono de púrpura.
- Buenos días, señor Dursley.- comenzó Ginny.- mi nombre es Ginny Weasley y este se mi hermano Ron. Hemos venido a buscar a Harry y darle una sorpresa.
Si Ginny creía que su comentario haría que el señor Dursley dejara de estar enfadado, tuvo la desagradable sorpresa de ver que al contrario, lo que ocurrí era que se enfadaba aún más.
- Ya sé quienes sois.- Dijo el hombre con auténtico odio.- Otro par de monstruos como el inútil del sobrino de mi esposa. Lo que quiero sabe es ¿Qué demonios estáis haciendo en mi casa?
- Creo que ya se lo hemos dicho señor Dursley. Mi hermana se lo ha indicado muy amablemente y con bastante más educación que con la que usted se ha dirigid a nosotros.- Afirmó Ron- Hemos venido a buscar a Harry y mejor que no me tiente porque al contrario que su sobrino, yo ya soy mayor de edad y por tanto, puedo hacer magia fuera de la escuela.
Ante aquellas palabras el hombre retrocedió casi como si le hubieran dado un golpe físico. Dos segundos más tarde el hombre se había refugiado en la cocina con su mujer y su hijo… era mucho mejor no darle motivos al mago para que hiciera algo de lo que luego, el señor Dursley no pudiera salir.
Para cuando el joven moreno bajó, los pelirrojos ya habían estado más tiempo del necesario en aquella casa, según su opinión, y por ese motivo, Ron no tardó en coger el baúl de su amigo y desaparecerse hasta la madriguera mientras Ginny le sonreía al joven mago asombrado.
- Recuerda que Ron ya tiene los diecisiete… en canto comenzó el verano fue a sacarse la licencia. No han hecho como los gemelos que se aparecen delante de ti cuando menos te lo esperas, pero es útil.
- Sí, claro…- Murmuró el muchacho.
- Igualmente tú tendrás que esperar hasta el próximo verano En tu estado es demasiado arriesgado que te aparezcas, así que tengo conmigo un traslador.
La muchacha sacó de su bolsillo una lata de refrescos vacía y poco después de ambos la tocaron la pelirroja murmuró una palabra que hizo activar el traslador.
Harry sintió la ya familiar de ser cogido por un gancho por el ombligo y luego el que los pies dejaran de tocar el suelo. Un minuto más tarde, volvió a notar el contacto con el suelo y al abrir los ojos, los cuales no era consciente de que los hubiera cerrado, vio el paisaje familiar de la madriguera.
- Bienvenido a casa, Harry.- Murmuró Ginny mientras comenzaba a hacer camino hacía la desvencijada casa Weasley.
Harry la siguió por el camino, con una extraña y boba sonrisa en el rostro. Estaba feliz de haber regresado ala Madriguera, un lugar que siempre le había hecho sentir bienvenido, todo lo contrario que en casa de sus tíos. Ahora estaba seguro que podría pasar tranquilo el tiempo de embarazo que le restaba antes de volver a Hogwarts; sabía que la señora Weasley se encargaría de ello.
- ¡Harry!- Hablando del Rey de Roma…
La señora Weasley había estado esperando en la puerta de la casa desde que su hijo menor había llegado con las pertenencias de su invitado. Así pues, cuando vio a su única hija y al joven moreno por el camino en dirección a la Madriguera no había dudado en adelantarse hasta llegar a ellos darle un fuerte abrazo al muchacho que había llegado a querer como su octavo hijo.
- ¡Oh, Harry! ¿Cómo estás?- Preguntó la mujer.
- Estoy bien, señora Weasley. En serio.- Respondió Harry lo mejor que pudo al verse tan fuertemente estrechado en los brazos de la matrona Weasley.
La mujer se apartó del muchacho para acto seguido acercar su mano derecha hasta el vientre del joven mago para luego sonreír entusiasmada.
- ¡Ya comienza a notarse!- Exclamó alegre.- ¡Oh que ilusión! ¡Me siento como si fuera a ser abuela!
- Y en cierta forma lo será.- Rió Harry.- Usted será lo más parecido que tenga a una.
Ante eso, la mujer sonrió aún con más fuerza mientras se sentía adulada, y se ruborizaba ligeramente de placer. Luego, con impaciencia pero a la vez sin prisa, empezó a guiar al joven hacía la deforma casa Weasley.
- Bien, será mejor que vayamos tirando hacía dentro no vaya a ser que empiecen a impacientarse.- Dijo la señora Weasley.- No debes preocuparte, no le he dicho nada a ninguno de los chicos sobre su estado… aunque dudo que lo puedas ocultar por mucho tiempo más. ¿Para cuando nacerá?
- Para finales de diciembre, principios de enero.- Contestó el muchacho.- Aunque lo más seguro es que sea principios de enero.
- ¡Estaré ansiosa por que llegue el día!
Aquella vez, Harry no puedo evitar el dar una sonrisa burlona; estaba claro que si alguien estaba ansioso, era él mismo. Tal vez, cuando se enteró de la noticia supuso todo un shock para él, pero estaba claro que ahora mismo no podría imaginar su vida sin el bebé que en aquellos momentos crecía en su interior. A pesar de las molestias típicas de un embarazo como las náuseas, el insomnio, el cansancio generalizado y otras muchas que todavía no conocía; no le importaba lo más mínimo. Tal vez su embarazo era una anormalidad o tal vez algún tipo de accidente, pero era feliz de que hubiera ocurrido.
El día de su cumpleaños, supuso para el muchacho uno de los instantes más felices hasta la fecha. No solo se encontraba en un lugar donde era querido, sino que además desde el mismo momento en el que se levantó, se comenzó a celebrar, siendo toda una novedad para él.
Se sintió más que sorprendido cuando aquel día por la mañana, descubrió en la mesa de la cocina a Hermione que estaba desayunando tranquilamente hablando de forma despreocupada con Charlie y Bill, los cuales tampoco habían estado allí el día anterior. Y más aún cuando al sentarse, descubrió que en su plato en vez del desayuno, había una nota escrito por alguien del que no conocía la letra.
- ¿Qué es esto?- Preguntó con sorpresa.
- No sé, ya estaba allí cuando llegue.- Dijo Hermione. Por cierto, que a partir de hoy me quedaré lo que queda de verano.
La nota en si, eran una especie de instrucciones para encontrar algo… Con curiosidad, tomó la nota en sus manos y salió de la cocina… omitiendo la mirada cómplice que se lanzaron los pelirrojos y Hermione.
Harry no entendía nada, las instrucciones lo llevaron de una punta a otra de la zona colindante a la Madriguera; encontrando diferentes paquetes escondidos que a su vez llevaban otra nota y una orden común: "¡No lo abras aún!". A pesar de eso una creciente curiosidad junto un extraño sentimiento de nerviosismo y anticipación hizo que siguiera las instrucciones al pie de la letra. Debía reconocer que estaba resultando ser bastante divertido.
Aquel juego de sigue las instrucciones lo mantuvo ocupado durante toda la mañana y el muchacho incluso llegó a pensar que a esa ritmo le ocuparía todo el día. Por suerte, para las doce ya tuvo en su poder la última nota que venía a ordenarle que volviera a la madriguera.
Cuando llegó a la casa, le extrañó lo primero de todo el encontrarla vacía. Al principio se asustó un poco pensando que tal vez hubiera pasado algo malo mientras él estaba jugando a aquella búsqueda del tesoro. Pero cuando entró en la cocina se encontró con otra nota.
"Ya estás cerca del final, entra en la sala, y descubre tu premio"
Con una sonrisa entró en la sala solo para ser asustado ante el súbito grito que resonó por toda la habitación.
- ¡SORPRESA!
El muchacho dio un pequeño bote cuando descubrió que en el salón de los Weasley se encontraba lleno de miembros de la Orden así como de todos los pelirrojos (excepto Percy) que le sonreían ante todos los adornos de la fiesta de cumpleaños que habían montado mientras él estaba fuera.
- ¡Sabía que los hallarías todos antes de la hora de comer!- Alborotó Hermione.- Y Ron que decía que aún tardarías unas horas.
- ¿Te ha gustado la búsqueda del tesoro, Harry? ¡Nosotros siempre la hemos tenido hasta que entramos a Hogwarts!- Explicó/preguntó Ron.- Y aún la hacemos con Bill, Charlie, Fred y George.
- Ha sido muy divertido.- Respondió Harry sonriendo mientras levantaba un poco el saco que llevaba en la mano.- ¿Debo suponer que son o me lo salto?
Ante aquello todos rieron divertidos y comenzaron a arrastrar al muchacho ante una gran tarta de chocolate con diecisiete velas y lo instaban a soplar cantándole el cumpleaños feliz. Sus regalos que es justo lo que había en el saco tal y como Harry había supuesto, podían esperar un rato más.
NA: Ei, hola a todo el mundoooo! Espero que os haya gustado… no tenía pensado actualizar por el momento, iba a esperarme un poquito más para darle los últimos retoques al cap. y tal vez actualizar sobre Año Nuevo, pero he decidido subirlo ahora como un regalito de Navidad para todos vosotros…
FELIZ NAVIDAD!
Irethy
