CAPÍTULO 9: ¿Saberlo o no saberlo? La indecisión del sexto mes.
Después de aquel arranque por parte del muchacho, el viaje a la escuela fue realmente tranquilo. Durante todo lo que restó del trayecto Ron miró a su amigo con auténtico miedo, algo que a Neville le pareció muy divertido… sobretodo, considerando lo valiente que siempre había sido el pelirrojo.
- Lo tienes merecido, Ron.- Le dijo el tímido gryffindor de séptimo año.- Harry ha tenido mucha paciencia con vosotros dos… sobretodo considerando sus cambios de humor y lo tonto de vuestro comportamiento.
- ¿Desde cuando lo sabes?- Preguntó Hermione.- Quiero decir… ¿desde cuando sabes que Harry está…?
- Me lo ha explicado mientras estabais en la reunión.
- ¿Y cómo es que no os habéis comportado como nosotros? Sobre protector, quiero decir.- Preguntó a su vez Ron.
- Bueno, tal vez porque mi tía Judith, la hermana menor de mi madre, tuvo un bebé hace tres años.- Explicó Neville.- Nació en septiembre y pasó el embarazo en casa de mi abuela porque mi tío tuvo que irse de viaje, y claro… me puse muy sobre protector con ella… lo aguantó bastante menos que Harry y me comenzó a gritar que si pensaba que estaba enferma o inválida y también me amenazó con varias cosas muy desagradables si continuaba. Me asustó tanto que no volví a hacerlo.
Ron parpadeó con sorpresa, antes de suspirar derrotado. Mirándolo de esa forma, Harry había sido bastante clemente con él cuando se enfadó… al menos no le había amenazado.
Así pues, el resto del viaje fue de forma tranquila, Harry fue tratado con normalidad y a cambio los premió con bastante buen humor y cuando el bebé decidió moverse casi cuando estaban en Hogwarts, fue recibido con entusiasmo y expectación.
El banquete de inicio de curso fue tal y como los años anteriores, lleno de diversión y comida , lo único diferente fue cuando a entrar en el Gran Comedor, la profesora McGonagall le dio el mensaje de la señora Pomfrey, de ir a verla después del banquete.
- ¿Te podemos acompañar?- Preguntó Ron.
- No, llamaríamos mucho la atención.- Le contestó el muchacho.- Cuando vuelva os explico… además, no creo que tarde mucho.
Así pues el muchacho se separó de sus compañeros e hizo camino a la enfermería, donde ya le esperaba una amistosa señora Pomfrey que lo saludó con amabilidad.
- Hola, Harry. ¿Qué tal el verano?
- Muy bien, gracias. Fue muy amable por su parte el enviarle la dieta a mis tíos.
- ¿La siguieron?- Preguntó la matrona mientras comenzaba a preparar unos cuantos instrumentos para el examen.
- Más o menos.
La mujer dio una mirada reprobatoria antes de hacerle un gesto para que se tumbara y se acercó.
- Bien… veamos como va ese pequeño.- Murmuró la matrona levantándole la camisa.
Como aquella primera vez, le lanzó un hechizo en el vientre haciendo que apareciera la misma esfera de tono amarillento donde ahora no había un ser informa, sino que ya se podía ver claramente que era un bebé.
- Muy bien… muy bien… el bebé se encuentra en perfecto estado… y es muy sano.- Dijo la mujer.- ¿Quieres saber cual es su sexo?
- ¿Qué? ¿Se puede?
- Sí, claro que sí.- Rió.- Ya está lo suficientemente formado como para saberlo. ¿Quieres?
- No… no lo sé.
Harry la miró indeciso, por un lado le agradaba la idea de saber que era lo que iba a tener, pero por otro, le hacía ilusión que en sí, fuera una sorpresa y descubrirlo en el momento en que naciera.
La enfermera sonrió mientras terminaba el hechizo y comenzaba a utilizar otros instrumentos para ver el estado de salud del muchacho.
- No te preocupes, Harry. Lo entiendo.- Le dijo.- Mira, hagamos una cosa, hoy no te digo nada y cuando vuelva a examinarte el mes que viene, me dices que has decidido. Si quieres saberlo, te lo diré entonces y si prefieres que sea una sorpresa, entonces no te lo diré ¿Bien?
El muchacho asintió con una sonrisa y observó lo siguiente que hizo la enfermera. Vio como la mujer, le lanzó toda una serie de hechizos de reconocimiento, así como le daba un objeto de forma algo extraña.
- Muy bien… ya está. Según esto, Harry, estás falto de hierro… es algo bastante normal para alguien embarazado, pero aún así no es recomendable.- Dijo la enfermera antes de mirar muy seriamente al muchacho.- Ya sabes lo que significa ¿verdad?
- Tendré que comer comidas ricas en hierro, ¿no es así?
- Exactamente.- Corroboró la matrona.- Por ahora ya está, puedes irte y espero no tener que verte por aquí hasta el mes que viene, así que a tu Sala Común… ¡corre!
Al muchacho no fue necesario que se lo dijeran dos veces, salió de la cama en donde se encontraba y antes de que la enfermera cambiara de idea, se marchó de sus dominios rápidamente.
Cuando llegó a la Sala Común, le estaban esperando sus amigos con caras preocupadas… de hecho, en cuanto lo vieron casi se abalanzaron sobre él con la intención de que se lo explicara todo.
- ¿Cómo estás?
- ¿Te pasa algo?
- ¿Qué te ha dicho la señora Pomfrey?
- ¿Ha ido todo bien?
Las preguntas salían una tras otra, logrando que se sintiera mareado y desconcertado… les lanzó una mirada dura, lo que logró que se callaran con rapidez (especialmente Ron).
- Vamos a tranquilizarnos, ¿de acuerdo?- Dijo el muchacho mientras se sentaba tranquilamente en uno de los sofás que habían en la Sala.- Especialmente cuando estáis armando tanto follón que estáis llamando la atención de todo el mundo.
- Lo sentimos.- Murmuraron los otros.
- Bien… no pasa nada. Lo más que pensaran es que he comido demasiado, o algo por el estilo.
- ¿¡Que te ha dicho?- Preguntó Hermione nerviosa.
- Que estamos bien, perfectamente sanos.
- ¿En serio? ¿Lo dos?
- Bueno… yo estoy bajo en hierro… pero la señora Pomfrey dice que eso es normal en mi caso. Tan solo debo comer cosas que sean muy ricas en hierro.- Dijo el muchacho.
Los otros cuatro lo miraron con más o menos preocupación, poniéndolo lo suficientemente nervioso, como para hacer que les lanzara una de sus ahora conocidas como miradas asesinas.
- ¿Y que será?- Preguntó Hermione.- ¿Niño o niña?
- No lo sé…- Dijo el moreno.
- ¿Cómo que no lo sabes? ¡Estás de cinco meses y medio ya debería saberse!- Exclamó Ron.
- Pero yo no sé si lo quiero saber, Ron. Por un lado quiero saberlo, y por el otro no.
El pelirrojo lo miró sin comprender, mientras el resto mantuvo una cara neutral para no ganarse el enfado del moreno. Así pues, este se encogió de hombros y añadió.
- La señora Pomfrey me ha dicho que me lo piense durante este próximo mes y que cuando tenga otra revisión le diga mi decisión.
- Pero… ¿y si le dices que no y luego cambias de opinión?- Preguntó Hermione.
- Pues me quedo sin saberlo hasta que llegue el momento.- Dijo el muchacho sin inmutarse.- Pero realmente, no sé que es lo que debo hacer.
- Haz lo que consideres mejor.- Le dijo Ginny.
- Sí, eso lo único que quiere decir es que tendrás que elegir tanto nombres de niñas como de niños.- Dijo Neville.- Y será mejor que comiences ya, porque piensa que se puede adelantar.
El muchacho asintió, y tras un "buenas noches" se marchó a la cama, para estar descansado para el día siguiente… debía acordarse especialmente de pedirle a Flitwick que le enseñara algún encanto glamour para de esa forma no tener que soportar las burlas de sus compañeros, ante su aumento de peso y volumen.
A partir de aquel día, a Harry era bastante común encontrarlo en la biblioteca en mitad de libros d nombres y sus significados, o bien pensativo en la Sala Común con sus manos sobre el estómago.
Nadie (excepto sus amigos) tenían la más remota idea de que podría ser lo que le inquietaba, o porque no dejaba de mirara en todos aquellos libros, aunque lo que sí que aprendieron con rapidez fue a tener cuidado con lo que decían o con como lo trataban ya que era muy posible que después de aquello, el antiguo buscador tratara de arrancarle la cabeza.
De esa forma, fueron pasando los días y el curso tomaba su rutina habitual… o tan habitual como lo sería si no se encontraran en mitad de una guerra. Parecía que ese año no habría ningún misterio, o misión que completar, así que los cotilleos sobre lo que ocurría en el exterior de la escuela, tomaba su mayor importancia.
Harry vio pasar poco a poco lo que le restaba del quinto mes, así como el inicio de su sexto mes… finalmente, cuando casi alcanzaba su sexto mes y medio llegó a la decisión que tanto le había costado tomar. Cuando fue hasta la enfermería para su revisión, una muy sonriente señora Pomfrey le estaba esperando.
- Bien, Harry… quítate los encantos y túmbate en la cama.
El muchacho, que ya conocía el procedimiento, se tumbó en su cama ya habitual y se abrió la túnica y la camisa; a lo que la sonrisa de la señora Pomfrey todavía aumentó.
- Muy bien… veamos como va el chiquitín.- Cuando la enfermera lanzó el habitual hechizo de reconocimiento, levantó la mirada y le preguntó.- Bien… ¿Qué has decidido? ¿Quieres saberlo?
- Lo he pensado bien… y quiero que sea una sorpresa.
N.A: Hola a todos! Sip, ya vuelvo a estar aquí. Siento que haya tardado tanto la nueva actualización, pero tal y como comenté en mi livejournal, estaba en proceso de mudanza y en el piso nuevo aún no teníamos internet… Así que no he podido subir nada… Aunque eso no quiere decir que no haya estado haciendo nada! He escrito bastante aunque aún queda por terminar de pasar al ordenador… si todo va bien, muy pronto tendréis un nuevo cap de Vida.
Por si acaso volviera a pasar algo con mi conexión o alguna cosa de esta informaré en mi livejournal, así que por si las moscas estad atentos.
Irethy
