11.- La aceptación es necesaria para seguir adelante.
El profesor Severus Snape permanecía en su habitación tratando de resolver el problema que suponía el embarazo del chico Potter. Jamás en un millón de años hubiera llegado a imaginar que el bebé que Potter iba a tener en poco más de un mes era su hijo; cuando lo descubrió, tuvo la reacción más fuera de carácter que había tenido jamás: se desmayó.
Ahora algo más tranquilo se planteaba que era lo que debía hacer, puesto que aquella era una situación complicada. El odiaba a Potter y el muchacho lo odiaba a su vez, aquello era un hecho conocido por todos y también por eso, esta situación planteaba ser un problema: Potter jamás aceptaría cualquier tipo de relación con él (relación no-sentimental) y en realidad tampoco él la quería… pero el bebé tenía derecho a saber quien era su padre y al mismo tiempo interaccionar con él ¿no? Seguramente sí, pero el maestro de pociones sabía que debido a la forma en la que había tratado al joven lo tendría muy difícil para iniciar una relación con su hijo o hija.
- ¡Severus!- La voz del director lo sacó de sus pensamientos y mirar a su alrededor buscando al director, al que encontró en el flu.
- Sí, Albus… ¿Qué ocurre?
- Harry. Le acabo de explicar que eres el padre de su niño… no se lo ha tomado muy bien.
- ¿Qué parte de tu oficina no ha sobrevivido esta vez, Albus?- Dijo el hombre divertido.
- Está intacta… pero Harry ha salido corriendo de mi oficina y no logro encontrarlo.
- ¿Cómo?- Se asustó el maestro.
- Necesito que me ayudes a encontrarlo.- Dijo el anciano.- Puede encontrarse en cualquier parte del castillo, por eso he pedido ayuda a los demás profesores.
En muy poco tiempo todos los profesores estaban buscando al adolescente por toda la escuela. Encontrarlo era bastante complicado puesto que la escuela era inmensa y había decenas de pasadizos secretos que la gran mayoría desconocía.
- Es inútil,- dijo el profesor Flitwick después de varias horas de búsqueda.- Harry se conoce este castillo tan bien como los gemelos Weasley (si no mejor) y que los merodeadores. Ni tan siquiera Filch lo conoce tan bien como él.
- Podríamos pasarnos más de una semana buscando y no encontrarlo.- Añadió la profesora Sprout creo que hasta que él no quiera que lo encontremos no lo hallaremos.
Harry había permanecido en aquel lugar oscuro durante quien sabe cuanto tiempo. Había llorado como no había llorado nunca, por primera vez había desahogado todo el dolor y toda la pena que había llegad dentro durante tanto tiempo; había llorado por sus padres asesinados a los veinticuatro años; por Cedric, asesinado a los diecisiete; por su padrino, asesinado sin haber podido demostrar su inocencia, por todas aquellas personas asesinadas por Voldemort… pero ante todo, lloró por él: por su niñez infeliz, por la perdida de sus seres queridos uno por uno y por todas aquellas veces que tuvo que tragarse su dolor o su miedo poniendo una cara valiente por los demás.
Cuando al fin se calmó lo suficiente como para dejar de llorar, pudo pensar con mayor claridad. Snape era el otro padre de su bebé, había sido quien había dado la otra mitad genética de su niño o niña… pero ¿y qué? Eso no significaba el fin del mundo ¿verdad? No se lo iba a quitar porque él jamás se lo permitiría, ni tan siquiera llevaría su apellido… después de todo, dudaba que el otro hombre quisiera ser una figura paterna de su bebé… como mucho querría comportarse como hacía muchos de aquellos padres muggles que se divorciaban… hacer el papel del padre simpático que aparecería de vez en cuando y tal vez ni eso. ¿Merecía la pena llevarse tal disgusto? ¡No!
Hablaría con el profesor y pondría las cosas claras… pero no negaría a su bebé la oportunidad de tener un padre. Le explicaría que lo quería y también lo que esperaba, si lo aceptaba, ¡bien! ¡Bienvenido a la paternidad! Si no, pues… lo sentía mucho pero no tendría ningún hijo o hija.
Ya más tranquilo, el muchacho salió del cuarto de menesteres y comenzó a hacer camino hacía la sala común. Seguía pensando en la mejor forma de actuar ahora, cuando se cruzó con la profesora McGonnagall.
- ¡Señor Potter!- Exclamó la mujer al verlo.
Aquello lo sacó de su ensimismamiento; seguramente hacía ya rato que había pasado el toque de queda y ahora estaría en serios problemas con su Jefa de Casa.
- Profesora… yo…
- ¡Gracias a Merlín que ha aparecido!- Exclamó otra vez la bruja mientras lo abrazaba y de paso dejaba al muchacho anonadado.- ¡Estábamos todos muy preocupados! Le hemos estado buscando por toda la escuela…
Mientras hablaba, la mujer lo fue llevando en dirección a la enfermería tal y como Harry fue capaz de comprobar. Por lo visto había puesto a toda la escuela en revolución para buscarlo.
- Quédese aquí señor Potter, voy a avisar a la señora Pomfrey para que lo revise.
El muchacho parpadeó mientras se sentaba en su cama habitual y esperaba a la enfermera para su ya habitual reconocimiento. No tardó mucho en entrar en la habitación y rodearlo mientras lo mimaba y lo reconocía a la vez que le expresaba lo preocupados que habían estado.
- ¿Cómo se le ocurre el salir así? Nos ha matado de preocupación… salir corriendo a Merlín sabe donde en su estado… eso ha sido muy irresponsable por su parte, señor Potter. Por suerte, todo está bien.
- Lo siento… no creí que les preocuparía.- Dijo el muchacho mientras miraba como la enfermera lo revisaba.
- ¡Por supuesto que nos preocupamos por usted, señor Potter! ¡Todos y cada uno de los profesores!- Le riñó la señora Pomfrey.- Tan buen punto salió del despacho del director, comenzamos a buscarlo. Ahora espere aquí mientras pido a las cocinas algo de cena para usted.
La enfermera salió de la habitación para regresar poco después con una bandeja de comida a rebosar. A pesar de todo, el muchacho no tenía hambre, así que su cara se convirtió en una expresión de horror ante la bandeja, más cuando intentó de explicárselo a la matrona, esta le hizo callar con solo una mirada. El muchacho comió con resignación todo lo que pudo y se estaba preguntando cuando debía más o menos intentar dejar de comer lo que quedaba para no enfadar a la enfermera sobre protectora, cuando Dumbledore apareció en la enfermería.
- Harry, mi muchacho… menos mal que has aparecido… Nos has tenido a todos muy preocupados.
- No era mi intención.
- Ya lo supongo. Me gustaría hablar un momento contigo.
- Pero director… debe comer y descansar. Lo que ha hecho, considerando su estado ha sido una gran tontería… debe reponerse.
- Mi querida Poppy… solo será un momento y considerando que el muchacho va a pasar aquí la noche podrá descansar todo lo que veas conveniente.
- Muy bien, pero avíseme cuando acabe.- Dijo la enfermera saliendo de la habitación.
- Bien… creo que ahora ya puedes dejar a un lado la bandeja… si conozco bien a Poppy, estaba llena cuando la trajo.- Rió el director mirando al joven delante de si.- Ahora vamos a acabar la conversación que comenzamos hace algunas horas. Entiendo que la verdad ha sido un shock para ti, Harry, pero comprende que nadie es el culpable de esta situación.
- Salvo la persona que puso la sangre a mi poción.- Murmuró el muchacho, pero el director se hizo el sordo.
- La cuestión es que después de pesarlo mucho, creo que ya es hora de hacer público tu embarazo.- Dijo entonces el anciano.- Ahora mismo te encuentras en una situación delicada y es mucho mejor que se sepa ya a que alguien lo descubra y filtre la información.
- Pero…
- Sé que aún no habías planeado el decírselo a la gente, pero creo que es lo mejor. Por supuesto, como comprenderás, no se dirá que es también el hijo del profesor Snape… podría resultar peligroso en su situación, así que diremos que a causa de la poción quedaste embarazado… algo totalmente accidental y que se desconoce la identidad del otro padre.
- Entonces, ¿no comenzaran a especular sobre su identidad?
- Puede… pero tú mismo lo has dicho, especularan, no sabrán con seguridad. Además, piensa que ya estás muy avanzado y podría adelantarse, por lo que tu traspalado a otro dormitorio se hará lo más rápido posible.
El muchacho asintió con resignación mientras el director se levantaba y comenzaba a dirigirse hacía la puerta.
- Ahhh, se me olvidaba… el profesor Snape vendrá a verte mañana por la mañana. Al menos trata de mantener una conversación con él.
Después de eso, el director se marchó y la enfermera se precipitó hacía él, obligándolo a tumbarse e instándolo a dormir.
Cuando Harry se despertó a la mañana siguiente, Snape ya se encontraba sentado a su lado y lo miraba con una expresión indescriptible.
- Buenos días, señor Potter.
- Buenos días, profesor.
- Creo que debemos hablar sobre esta situación… inesperada.
- Sí.- Dijo el muchacho incómodo, estaba claro que ninguno de los dos sabía como llevar a cabo esa conversación.- Dígame la verdad, profesor, ¿que es lo que piensa de todo esto?
- Bueno… es por demás, inesperado. La verdad jamás creí posible el encontrarme en esta situación.
- ¿Qué relación quiere mantener con mi bebé?- Preguntó Harry a bote pronto dejando a Snape completamente mudo.
- ¿Cómo?
- ¿Qué que relación quiere tener?- Repitió Harry.- Lo que quiero saber, profesor, es si quiere ser una figura paterna para mi bebé.
El profesor de pociones parpadeó con sorpresa ante lo inesperado de la conversación. Cuando había planeado que era lo que le iba a decir al muchacho no había esperado que este le preguntara si quería ser el padre del bebé.
- Sí, ciertamente me gustaría. Después de todo, aunque haya sido completamente accidental, es mi hijo.
- O hija.- Le recordó el muchacho.
- Sí, eso…- Dijo el hombre.- Me gustaría formar parte de su vida, si me deja.
- Yo no lo voy a impedir, siempre que usted no me lo quiera quitar…
- ¡Por supuesto que no!- Se asustó Snape.- Pero comprenderá, que no se puede anunciar públicamente que es también mi hijo… al menos, no hasta que Voldemort sea eliminado.
- Lo sé, por eso llevará mi apellido.- dijo el muchacho y viendo la cara del profesor añadió.- Pero puede elegir su nombre.- Ante esto el profesor sonrió.
- Muy bien señor Potter…
- Harry.
- ¿Perdón?
- Vamos a tener un bebé… al menos podría llamarme Harry en privado.
- Muy bien, tenemos un acuerdo.- Dijo Snape mientras se levantaba y cuando estaba casi en la puerta añadió.- Y en privado, puedes llamarme Severus.- Después de eso salió dejando a un asombrado y al mismo tiempo alegre Harry.
NA: Hola! Ha costado un poco, pero finalmente he conseguido el tiempo suficiente como para pasar otro capítulo. Es increíble el poco tiempo que tienes cuando te toca hacer de canguro de tu sobrina de 17 meses… -- casi no puedo hacer nada!
Bueno, espero que hayáis disfrutado del capítulo; trataré de pasar el siguiente lo más rápidamente posible… pero no aseguro nada --U esta niña parece que tiene veneno en las venas… no para quieta!
Irethy
