12.- Y cuando parece que todo mejora, como siempre ocurre algo que lo estropea.
Cuando Harry salió de le enfermería fue llevado directamente al dormitorio de la torre, hasta que el suyo propio, cerca de la enfermería, estuviera listo un poco más tarde. Según le informó la señora Pomfrey, el director había informado al cuerpo de estudiantes sobre la situación.
- ¡Harry!- Gritó Hermione.- ¡Estaba tan preocupada! Ayer no viniste a dormir y luego nos enteramos que estabas en la enfermería.
La muchacha había entrado dando un golpe fuerte a la puerta y corriendo hasta su embarazado amigo que se encontraba cómodamente incorporado en su cama leyendo un libro.
- ¡El profesor Dumbledore ha informado de tu embarazo, Harry! ¡Lo ha dicho esta mañana durante el desayuno!- Exclamó horrorizada.
- Es cierto, compañero.- Dijo Ron entrando junto con Hermione algo más calmado.- Lo ha dicho justo antes de comenzar el desayuno. Ha dicho que estabas embarazado de treinta y cinco semanas y que fue debido a un accidente a la hora de realizar tu poción, se agregó de forma equivocada un ingrediente de más creando una poción de fertilidad muy potente… pero que no se sabe quien era el padre.
- Ya lo sé.- Les contestó Harry.- Me lo explicó ayer cuando estaba en la enfermería. Me dijo que consideraba demasiado arriesgado el que no se supiera porque si se filtraba iba a ser mucho peor.
- Pero… ¿por qué estabas en la enfermería, compañero?
- ¿Va algo mal en tu embarazo?- Se asustó Hermione.
- No, que va.- Rió el muchacho y entonces cogió su varita e hizo un hechizo para imponer silencio.- Os contaré lo que pasó.
Los otros dos muchachos se miraron preocupados, pero se sentaron cerca de su amigo se dispusieron a escuchar la historia.
- ¿Os acordáis que ayer, McGonnagall me avisó que Dumbledore quería verme? Era para decirme que ya se había descubierto como me había quedado embarazado. Resulta que el curso pasado, durante pociones "alguien" adulteró mi poción, pero utilizó un ingrediente muy raro y caro y con grandes propiedades curativas. Aquel ingrediente combinado con mi poción, hizo que sin darme cuenta creara una poción de fertilidad no solo muy potente sino además, algo inusual.
- ¿Por qué inusual?
- Porque hace que prepare tu cuerpo para concebir y que quedes embarazado con la primera persona que te toque.
- Claro… ha pasado tanto tiempo que no eres capaz de recordar quien te tocó primero.- Comenzó Hermione.
- No, lo recuerdo bien.- La contradijo.- La primera persona que me tocó, fue Snape.
- ¿¡QUÉ?- Exclamaron pero Harry les ignoró.
- Aquello me asustó un montón y me escapé de la oficina del director. Por lo visto, todos los profesores me estuvieron buscando pero no me encontraron. Por eso cuando me calmé y me topé con McGonnagall esta me llevó directo a la enfermería y la señora Pomfrey me ha obligado a quedarme allí hasta hoy.
- Oh, Harry, lo siento muchísimo… con Snape… ¡Debe ser horrible!- Le dijo Hermione compadeciéndolo.
- No tanto.- Rió.- cierto que al principio creí que era el fin del mundo, pero luego cuando me calmé y lo pensé detenidamente vi que no era tan malo. Además, ya lo he hablado con él y hemos llegado a un acuerdo.
- Pero… si se sabe quien es el padre de tu bebé… ¿por qué no se ha dicho?
- Pues porque es muy peligroso para Snape, contando su situación, que se sepa que tiene un hijo conmigo, aunque sea de forma accidental.
El que Harry estuviera embarazado, supuso todo un escándalo tanto a nivel prensa, como a nivel político (el que el salvador del mundo mágico se encontrara en una situación tan frágil, no le convenía al Ministerio). Por los pasillos se le quedaban mirando con una expresión bastante rara y algunos incluso lo rehuían, si bien los gryffindors hicieron una defensa cerrada sobre él.
Además, el mismo día del anuncio, fue movido hasta la habitación que había sido preparada para él. En si misma, parecía como un pequeño apartamento, tenía una sala de estar (decorada con los colores gryffindors) y varias puertas que llevaban a su dormitorio, al baño y aquello en lo que todos más habían trabajado, el cuarto del bebé.
Aquello había sido en sí mismo lo que le había maravillado… era absolutamente perfecta. Pintado con el motivo de pequeños unicornios, dragoncitos y otras criaturas de mirar hermoso (todas como crías), reunidas en un fondo boscoso estas se movían y comportaban como las pinturas de Hogwarts; el mobiliario se encontraba lleno de motivos correspondientes al dibujo de las paredes y de hecho la cuna estaba hecha en forma de un gran nido de lo que supuso, de dragón.
Había varias estanterías que se encontraban llenas de libros muggles y mágicos, así como varios peluches de ositos, pero también había un unicornio, un grifo, un león y un dragón. Un gran armario también decorado con el tema de cuarto y semejaba la entrada de una gran cueva, y que se hallaba lleno de ropa de bebé así como diferentes enseres para el cuidado de su hijo/hija. Además, como toque final, había una bonita mecedora al lado de la cuna.
En conjunto la habitación era preciosa y el muchacho que se encontraba muy inestable emocionalmente a causa de las hormonas y el embarazo, no pudo evitar el echarse a llorar al verla.
Así pues, fue pasando el mes de noviembre y comenzó diciembre y el muchacho era fácilmente visto dentro del pequeño santuario en que se había convertido la habitación de su bebé. Para sorpresa de todo el mundo incluido el mismo Harry, Snape lo fue a ver varias veces a su habitación, interesándose por el embarazo e incluso trayendo alguna que otra cosita para el bebé.
De esa forma llegó la semana número treinta y siete del embarazo y Harry se encontraba entre otras cosas con una gran barriga que suscitaba las miradas curiosas de sus compañeros de estudios, y el nerviosismo de sus profesores que sabían que la fecha se acercaba. Fue por aquel tiempo que la señora Pomfrey hizo el último reconocimiento al muchacho, pero al contrario de las otras veces que permitía al chico volver a su habitación, esta vez le hizo permanecer en la enfermería.
- Bien señor Potter, supongo que se dará cuenta que el parto está al caer.- comenzó la enfermera sentándose justo delante de él.
- Sí, claro.- Dijo el chico.
- Supongo que recordará que el embarazo masculino es diferente del femenino en momento del parto.- Le dijo.- Se lo comenté cuando le informé de su embarazo, pero me negué a explicarle como sería hasta que llegara la hora ¿recuerda?
El muchacho asintió, si era sincero aquello era una cosa que le había carcomido por dentro. No tenía ni idea sobre como iba a nacer su bebé y se le habían estado ocurriendo ideas de lo más dispares.
- Bien, creo que es el momento de explicarle como se desarrollará, sobretodo para que sea consciente de que es lo que sucede durante el parto.- La matrona dio un gran suspiro a la vez que se ponía cómoda.- Primero de todo, hágase a la idea que es tan doloroso como el femenino, porque pasará por todo el procedimiento. Cuando llegue el momento, sentirá un dolor muy fuerte en el bajo vientre, en eso será algo más fuerte que el femenino, porque será el momento de acondicionar su cuerpo… en esos momentos se formará un canal d e nacimiento y en el bajo vientre comenzará a formarse una apertura.- Explicó.- En cuanto esté listo el canal y se abra ni que sea unos milímetros la apertura, sentirá lo que se conoce como la ruptura de la bolsa fetal… o en otras palabras "roto aguas"… será entonces cuando deberá venir hasta aquí… a partir de ese momento, el parto será como si se tratara de uno femenino. ¿Alguna pregunta?
El muchacho estaba bastante pálido pero negó con la cabeza. Estaba claro que cualquier cosa que se había imaginado, no era eso.
- Bien entonces, ya puede irse.
El chico se levantó y se fue de la enfermería todavía bastante sobresaltado ante lo que su cuerpo iba a experimentar en las próximas semanas; semanas que por demás las pasó bastante ensimismado. Se encontraba nervioso y la mayor parte del tiempo irritable, pero intentaba mantener sus cambios de humor lo más controlados posible, algo que todos sus compañeros agradecían profundamente.
Las clases no eran mucho mejores. Los profesores, aunque infinitamente pacientes, poco podían hacer para tenerlo a gusto y era por eso que estas se caracterizaban por la tensión predominante; pero si había alguna que se llevaba la palma, era pociones, donde el frío de las mazmorras junto con los ingredientes de las pociones lo ponían de mal humor… y justamente pociones era lo que el muchacho tenía en esos momentos.
De hecho, ya se encontraba malhumorado y ni tan siquiera había comenzado la poción, solo la había nombrado y había ido a buscar los ingredientes. Estaba mirando apáticamente los diferentes enseres que necesitaba cuando un agudo y profundo dolor se manifestó en su vientre, haciéndolo dar un leve grito y agarrarse con fuerza al escritorio.
- ¡Potter! ¿¡Puede decirme el motivo por el cual considera adecuado interrumpir mi clase de esa manera?- Le gritó Snape y al mirarlo vio algo en su mirada que le hizo cambiar de idea ante lo que estaba a punto de decir.
- Lo siento, señor. No es nada.
- Pues si no es nada, absténgase de volver a interrumpirla y póngase a trabajar. Cinco puntos de gryffindor.
- Sí, señor.
Ignorando la mirada preocupada de sus compañeros de clase, el muchacho comenzó a preparar los ingredientes, aunque no de una forma muy atenta, mientras con los dientes apretados trataba de ignorar el incesante y cada vez más intenso dolor de lo que estaba seguro era el inicio del parto.
A pesar de todo, por lo visto no era muy buen actor, porque no solo sus compañeros de casa continuaban mirándolo de forma preocupada, sino que también los Slytherins y de vez en cuando el mismo Snape; pero el adolescente se negó a decir nada.
El dolor resultaba insoportable, y como en aquellos momentos era continuo, el chico cada ve le resultaba más difícil el hacer tan solo el intento de disimular. Además, se trataba de una clase de hora y media, lo que aún lo ponía peor.
- Harry…- Murmuró Hermione tratando de llamar su atención; pero este lo único que hacía era ignorarla.
Cuando aproximadamente una hora más tarde el dolor paró, el chico suspiró con alivio. Por lo visto el parto le iba a dar un descanso; pero tan solo unos minutos más tarde, una violenta punzada de dolor le hizo jadear. Aquellas punzadas duraban tres o cuatro minutos antes de parar para tenerlas un rato más tarde. Sus compañeros lo miraban angustiados, especialmente las féminas que habían adivinado que era lo que le estaba pasando.
Cuando al fin acabó la clase, Hermione lo ayudó a levantarse, ya que el pobre estaba tan inestable que apenas era capaz de mantenerse en pie.
- Vamos Harry, te acompañaré a la enfermaría.- Le dijo la prefecta gryffindor.
- No…- Murmuró Harry, mientras avanzaba hacía el pasillo.
- ¡Pero Harry, estás de…!
- Aún no, aún no puedo.- Murmuró.
- Pero…- comenzó Hermione mientras le ayudaba a salir por la puerta del aula.
En aquellos momentos, una nueva punzada hizo que Harry diera un grito de dolor a la vez que agarraba con (mucha) fuerza la mano de su amiga, que también gritó por una mezcla de dolor y susto. Fue en esos momentos cuando los pantalones del muchacho se mancharon de líquido a la vez que se formaba un charco a sus pies.
- ¡Mierda!- Dijo Hermione ganándose miradas asombradas de todos.- ¡Harry, has roto aguas!
- ¿¡ESO QUÉ?- Preguntó Ron.- ¡Pero eso es imposible! ¡Estás de treinta y ocho semanas! ¡Aún le faltan dos!
- ¿Y?
- ¡Que aún no puede tenerlo! ¡Harry aún no puedes! ¡Tienes que aguantar dos semanas más!
Si en aquellos momentos Hermione no hubiera estado aguantando a Harry, obviamente le hubiera dado una colleja a su novia por idiota… pero se la dio Malfoy.
- ¡Merlín, Weasley! Y eso que has tenido un montón de hermanos… ¡Cuando empieza no se puede parar! Además, no es precisamente Potter quien elige que nazca ahora…
Aquello hizo que todos se quedaran mudos de horror… el mundo debía estar por terminar si Malfoy se comportaba así.
NA: Hola! bien… ya llegamos a la parte final del fic… jejeje… ya estamos con el parto… o al menos con el inicio de parto. Como se comportará Harry? Será "una madre" agresiva o estarás más preocupado por que pase el dolor? A ver acepto sugerencias… y a ver quien me adivina que sexo será el bebé jejeje…
Un abrazo a todos,
Irethy.
