Capítulo 14: Momentos especiales.
Después de haber visto a su pequeña, Harry no pudo evitar el perder el conocimiento a causa del agotamiento, pero ninguno de los presentes se preocupó, la verdad sea dicha, todos consideraron que aquel era su justo descanso y por ese motivo, mientras McGonagall se encargaba de limpiar, medir y pesar a la pequeña, Pomfrey y Remus se ocuparon del adolescente, colocándolo en un cama más normal para que pudiera descansar.
- Es una niña preciosa.- Murmuró Remus cuando McGonagall la trajo tras limpiarla y todo lo demás y la puso en una cunita junto a la cama del padre.
- Sí, realmente lo es.- Corroboró McGonagall con una sonrisa suave.- Aunque ha costado que naciera…
- Todos los partos masculinos son difíciles.- Explicó Pomfrey mientras vendaba la apertura de nacimiento en el vientre del adolescente.- Aunque debo reconocer que el del señor Potter ha sido excepcionalmente difícil.
- Bien, creo que será mejor que avise a mis gryffindors que ya ha nacido y que será mejor que se arreglen para las clases… al contrario que Harry, ellos no están exentos, y comenzaran en una hora.
- Pobres… y justo hoy no tienen historia de la magia para recuperar horas de sueño.- Rió Remus.
Cuando Harry volvió a despertar, era completamente de día y no parecía haber ni rastro de la señora Pomfrey, la profesora McGonagall o Remus, por lo que debía hacer bastante rato que se durmió.
Con una sonrisa miró hacía un lado de su cama y allí se encontraba la cunita con su hija. Estaba a punto de cogerla cuando alguien le habló.
- Por fin despiertas.
El muchacho se relajó visiblemente cuando descubrió que el dueño de la voz era su profesor de pociones, el otro padre de su pequeña.
- Me habías asustado.- Susurró Harry mientras cogía a su pequeña en brazos.
- No era mi intención.- Respondió el hombre sin moverse de junto la ventana.
- ¿Ya la has visto?
- No. No quería despertarte si me acercaba.
- Ven, mírala. Es preciosa.
El hombre se movió de su posición y se acercó hasta el adolescente. No sabía muy bien que hacer, así que se sentó junto a él en la cama y miró a la bebé. Era cierto que era preciosa, tenía un poco de pelo muy negro y sus rasgos, aunque arrugados por acabar de nacer, eran delicados.
- ¿No te parece preciosa?
- Sí, es muy bonita.- Respondió y luego mirando a Harry, añadió.- ¿Sigues pensando en dejarme nombrarla a mí?
- Sí, ¿por qué? ¿Acaso no encuentras ningún nombre?
- ¡Claro que sí! Es que pesé que tal vez, querías nombrarla tú.
- Bueno, pues ahora sabes que no es así. ¿Qué nombre habías pensado?
- Alexia. Alexia Morgan Potter.
- Mmm… Me gusta. Suena bien.
El hombre se estuvo un rato más junto con el muchacho y el bebé, antes de afirmar que debía irse porque tenía una clase en poco rato y sería muy sospechoso que no fuese. Así pues, el muchacho se quedó solo no mucho más tarde, junto a su pequeña, la cual se había despertado durante el rato que su otro padre había estado allí, y tras unos cuantos gimoteos y lágrimas recibió su primera comida, después de que la señora Pomfrey enseñara al chico como debía alimentar a la pequeña.
Mientras la observaba no podía dejar de pensar el que tan solo unas horas antes, la pequeña cosita que tenia en sus brazos hubiera estado en su interior. Era tan perfecta… por más vueltas que le daba era incapaz de comprender como era posible que se pudiera formar un bebé tan bonito. El milagro de la vida siempre supondría para él algo incompresible pero hermoso… ahora comprendía lo que la señora Weasley le había durante las pasadas vacaciones de verano: "No importa cuan duro o doloroso sea el parto, no importa lo frustrante que resulta la espera durante el embarazo, la primera vez que sostienes a tu hijo en tus brazos, esa espera, ese sufrimiento vale la pena. Todo lo que ha precedido su llegada, ha merecido la pena". Realmente debía de estar de acuerdo con ella; todo había valido la pena.
A pesar de que la pequeña se había dormido tan buen punto acabó su comida, Harry no la devolvió la cunita. Estaba demasiado absorto mirándola… además, no tenía nada mejor que hacer, tenía algo de hambre pero todavía no podía ni comer ni beber nada. Era algo que no llegaba a comprender, pero supuso que la enfermera sabía mejor que é lo que debía o no debía hacer.
El leve sonido de pasos le hizo levantar la vista de su pequeña. Allí en la entrada de la enfermería y caminando lo más silenciosamente posible, estaban Remus y los Weasley. Sonrió imaginando que le creían dormido. ¿Cómo dormir en esos momentos? ¿Cómo dormir cuando estaba su pequeña con él?
Prefirió no decir nada y esperar a que estuvieran algo más cerca para saludarlos, después de todo, creían que estaba dormido ¿por qué decepcionarlos? Sonrió divertido ante los suaves cuchicheos que intercambiaban sus visitantes… tan suaves y discretos como si levantaran tan solo un poco el tono de voz, podría perder su posibilidad de visita.
- ¿Dónde está?- Escuchó que susurraba excitada la matrona Weasley y pensando que sería mejor el dar a saber que estaba despierto, le contestó con voz suave para no despertar a su hija.
- Justo aquí, señora Weasley.
Fue gracioso el ver como daban un bote asustados por la voz del mago. Los visitantes lo miraron entre asustados y emocionados y fue por ese motivo que Harry comenzó a reír suavemente.
- ¡Estás despierto!- Exclamó Fred a lo que Harry miró divertido.
- ¿No querrás que esté dormido todo el tiempo?
- Bueno… es que… Remus nos explicó que había sido un parto duro… supusimos que estarías muy cansado.- Respondió George por su gemelo.
- Y estoy cansado.- Aseguró el joven.- Pero eso no quiere decir que vaya a estar todo el rato durmiendo.
Harry se fijó que la última frase no fue escuchada por nadie más que Remus, porque al fin se habían fijado en la pequeña que descansaba en sus brazos, satisfecha tras su primera comida. El muchacho observó sus caras y pudo ver la alegría desbordante en las caras de los Weasley… Especialmente en la señora Weasley. Ella parecía que le habían dado su regalo de Navidad con antelación.
- Oh, Harry…- Murmuró la mujer.- ¿Puedo?
El muchacho sonrió antes de asentir y darle a la matriarca Weasley, su pequeña. Era agradable el ver tanto afecto y cariño dirigido hacía su niña… al menos, así sabía que si algo le pasaba a él o a su otro padre, siempre habrían personas que estarían dispuestas a cuidar de ella… no a la hija del "Niño que Vivió". Su sonrisa se amplió todavía más cuando vio como el resto de los Weasley se agrupaban a su alrededor y la arrullaban y gorjeaban al verla.
- Es preciosa.- Murmuró la señora Weasley mientras se sentaba en la cama a su lado.- Una de las bebés más bonitas que he visto en la vida.- Aquello hizo que Harry ampliara su sonrisa y distraídamente se preguntara si se podía sonreír más.
- Tienes una hija preciosa, Harry…- Murmuró Charlie. Y luego sonriendo añadió.- Voy a poder fardar de tener la sobrina más bonita de todas.
Aquello lo hizo; su sonrisa se amplió aún más y Harry pudo comprobar que sí se podía aún más. Al mismo tiempo, Remus y los Weasley pudieron observar como el brillo de sus ojos se intensificaba.
- ¿Y ya has decidido como se llamara?- Preguntó Bill a lo que Harry asintió aún más feliz.- ¿Cómo?
- Alexia Morgan Potter.- Dijo orgulloso.
- Alexia Potter…- Murmuró Fred.- Suena bien, me gusta.
- Y si no te gustaba te aguantabas.- Le contestó su gemelo.- Porque es Harry quien decide.- Rió
En ese momento, la puerta de la enfermería se volvió a abrir y pudieron ver como entraban Ron, Hermione y Ginny. Los tres también iban lo más silenciosos… al menos hasta que vieron al resto del clan Weasley alrededor de la cama de un muy pálido pero muy feliz Harry Potter. En muy poco tiempo, los tres se encontraban ya al lado de la cama, y también observando felices la niña.
- ¿Qué ha sido, niño o niña?- Preguntó Hermione.- Ningún profesor no s lo ha querido decir.
- Sí. ¡Siempre que preguntábamos, sonreían y cambiaban de tema!- Exclamó Ron con enfado.
Los demás visitantes no pudieron evitar el reírse de la indignación del pelirrojo, aunque podían ver que las dos féminas estaban ansiosas por saber el sexo del bebé. Harry recordó que ambas habían quedado muy decepcionadas cuando habían les habían dicho que no iba a averiguar el sexo de su bebé… ambas habían protestado, engatusado y suplicado y aún así, no lograron romper la defensa del mago. La verdad, es que había sido bastante divertido el verlas intentando convencerle de averiguar el sexo.
- Bueno, ¿qué?- Saltó Ginny algo mosqueada por no saber nada aún.- ¿Qué ha sido?
- Niña, Ginny, ha sido una niña.- Le respondió Harry.
Ambas lanzaron un gritito excitado que no despertó a Alexia de puro milagro y que hizo que apareciera una muy enfadada señora Pomfrey que las amenazó con echarlas sino eran capaces de guardar un tono de voz razonable.
- ¿Cómo la vas a llamar, Harry?- Preguntó Hermione excitada y luego añadió antes de que pudiera contestar.- Bueno, seguramente aún no harás podido decidir un nombre… iré a la biblioteca y buscaré libros de nombres y te ayudaré a buscar uno que sea perfecto y…
- Hermione.- Dijo Ron tapándole la boca con la mano.- Si no te callas, Harry no podrá contestarte.- La muchacha le lanzó una mirada incrédula a la vez que exclamaba.
- ¿¡Ya tienes un nombre?
- Sí.- Murmuró el mago de ojos verdes.- Ya tengo uno.
- Bueno ¿Y como se llamará?- Preguntó la joven pelirroja.
- Alexia. Alexia Morgan Potter.
El resto de la visita fue bastante tranquila, la mayor parte del rato se centró en la niña que tras un poco más de rato en brazos de la señora Weasley, volvió a los de su padre que la recibió feliz.
Cuando tanto los Weasley como sus amigos se marcharon, Harry se sorprendió cuando descubrió que Remus aún no se había marchado y en cambio lo miraba contento, pero en silencio como esperando que Harry diera el primer paso.
- Remus…- Comenzó Harry.- Creí que te ibas con los Weasley.
- Quería estar contigo a solas.- Dijo el hombre lobo sentándose al lado del muchacho y mirando a Alexia que en aquellos momentos estaba en su cunita.- Tanto tus padres como Sirius, hubieran sido muy felices por estar aquí.- Murmuró.- No estarían emocionados sobre quien es el otro padre, pero serían muy felices… y estoy seguro que estén donde estén, los tres están sonriendo viendo a tu hija.
Ante esto, Harry sonrió y abrazó al hombre lobo con mucha fuerza. No se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba escuchar eso.
NA: Hola a todos! Siento mucho haber estado tantos días sin actualizar, pero es que justamente al día siguiente de la última actualización, conseguí una substitución de 15 días… y la verdad es que este grupo de niño son pura dinamita… -- a duras penas me queda tiempo para respirar, menos para actualizar…
Espero que pueda actualizar pronto, porque se supone que mañana la acabo… aunque quien sabe… no me extrañaría si su maestra-tutora, quisiera tener un descanso más largo :P
Irethy
