Capítulo 15: Nunca digas nunca; basta que lo digas para que sea lo que suceda.
Cuando Harry salió de la enfermería cinco días más tarde, se encontró con que gran parte de los alumnos de Hogwarts lo estaban esperando fuera de esta, esperando el poder ver a la pequeña Alexia, la cual ya era bastante famosa en la escuela. Fue necesario la intervención de Severus para que todos se marcharan corriendo hacía sus respectivas salas comunes, a lo que el muchacho asintió agradecido.
Mientras se dirigía a su habitación, Ginny, Ron y Hermione le informaron que por lo visto, la pequeña Alexia se había visto como un símbolo de esperanza para el futuro y que aún no se sabía como la noticia se había filtrado a la prensa y desde entonces habían sido muchos los periodistas que habían tratado de llegar a la enfermería para verla y fotografiarla; algo que al joven padre no le hizo ninguna gracia.
- Ah, no… eso no pienso permitirlo.- Declaró tajante.- No permitiré que le hagan a mi hija lo que me hicieron a mí. ¡No se convertirá en un icono o símbolo para el mundo mágico!
- ¿Y como vas a evitarlo?- preguntó Hermione.
- Fácil… la forma de transformar a alguien en un icono es a través de la prensa y la política… me aseguraré de que ninguno de esos medios se aproveche de mi hija, ¡aunque para eso deba amenazarles!
Sus amigos lo miraron con atención pero no dijeron nada, después de todo estaba en su derecho de exigir que dejaran a su hija tranquila; y de más estaba decir que ellos le ayudarían.
Aquella resolución se vio amenazada esa misma tarde cuando, tras dejar a Alexia dormida en su cuna tras su toma, Harry escuchó como llamaban a la puerta. Cerrando la puerta de la habitación de su hija, fue a abrir la puerta de sus habitaciones varita en mano. Sinceramente no le sorprendió el ver al Ministro junto con un grupo de reporteros.
- ¿Qué es lo que quiere Ministro?- Preguntó Harry mirándolo como a un insecto que quieres aplastar.
- Señor Potter, quería felicitarle por su reciente paternidad y…
- No era consciente que el Ministro de Magia en persona felicita a todas aquellas personas que acaban de tener un hijo.- Dijo el muchacho alzando una ceja.
- Bueno, eso es porque no lo hago…
- Bien, entonces gracias por su felicitación pero no tiene nada que hacer aquí.
- ¡Muchacho! ¡Ten en cuenta con quien hablas!- Exclamó el Ministro.
- Oh, ya lo tengo. Hablo con una persona que está planeando utilizar a mi hija como una forma de conseguir más publicidad y poder. Alguien que quiere transformarla en un icono para la sociedad, ¿y sabe qué? No pienso permitir que le hagáis lo mismo que a mí. Usted sabe que no le conviene el ir en mi contra, Ministro.- Dijo Harry, a la vez que susurraba la última frase.- Ahora, buenas tardes, Ministro.
Después de eso, Harry les cerró la puerta sin siquiera un ápice de culpabilidad y se dirigió a su habitación con tal de descansar. Según viera como se comportaban al día siguiente en El Profeta, así reaccionaría él. Siempre podía amenazarlos sobre las publicaciones de hacía dos años; jamás los había denunciado por difamación aunque bien podía hacerlo. Todo dependía de su actitud.
No supo exactamente que era lo que debía esperar en la edición del Profeta del día siguiente, pero desde luego un gran titular que decía "HARRY POTTER NIEGA AL MINSTRO Y LA PRENSA, EL DERECHO DE VER A SU HIJA, ALEXIA POTTER" no era del todo inesperado. En el artículo, se describía extensamente el hecho que cuando el día anterior el Ministro fue "con toda su buena voluntad" a ver a la hija del "Niño que Vivió" le fue negada la entrada. También explicaban su desilusión por el hecho que no se les hubiera permitido ver a la "Esperanza de futuro" de la comunidad mágica.
No fue muy difícil imaginar que Harry se puso furioso y cuando poco después vinieron sus amigos para hablar sobre como había sentado el artículo y su contenido a todos en el Gran Comedor, no mejoró su ya pésimo humor.
- Tal vez deberías haberles dejado entrar, Harry.- Comentó Hermione.
- ¿Tú de que parte estás?- Le preguntó el aludido.
- ¡De tu parte, claro!
- Pues no lo parece. Si hubiera permitido que la vieran, entonces siempre hubieran hablado de ella en los periódicos e intentarían sacarle fotos a la mínima de cambio. Ni hablar.
- No es como si no hablaran de ella ya.- Dijo la muchacha.
- ¿Acaso crees que no voy a hacer nada al respecto?
Aquello la calló definitivamente, y Ginny sonrió ante la forma en la que Harry había logrado girar la tortilla, la gryffindor había ido con la idea de reñir a su amigo por su comportamiento con el Ministro y los periodistas, pero al final había sido ella la regañada.
Harry por su parte estaba que echaba fuego; ¿cómo se atrevían a usar a su Alex para subir su popularidad o las tiras de venta? El mundo mágico estaba muy mal acostumbrado por culpa de Dumbledore, si este cuando él era un niño no hubiera permitido que lo convirtieran en un ídolo o un icono, ahora el mundo mágico no querría hacer lo mismo con su hija.
Sin pensárselo dos veces no fuera que se arrepintiera, escribió dos cartas al Profeta, una era una clara amenaza con comenzar acciones legales sino dejan a su hija tranquila y la otra una carta para ser publicada en la que explicaba exactamente que era su hija y que significaba para él, pero lo más importante, que no significaba para el mundo mágico. Una vez enviadas ya no había marcha atrás y por eso esperó a ver como reaccionaba el periódico; estuvo agradado cuando más tarde aquel día, recibió contestación del diario pidiendo disculpas y prometiendo no volver a escribir sobre la niña. Aunque lo que más le gustó, fue el artículo retractándose del día siguiente junto con la carta que Harry envió para ser publicada, tal y como él había deseado.
Justamente, parecía que aquella carta hizo que muchos de sus compañeros se dieran cuenta de su comportamiento y por ese motivo, volvieron al que era habitual entre estudiantes, si bien Harry recibía más atención porque no es habitual que un estudiante tenga un bebé.
- Debo decir que has llevado el asunto de la prensa bastante bien.- Dijo Snape al día siguiente de la retractación.- No creí que lo hicieras, la verdad, como nunca haces nada contra artículos que hacen sobre ti.
- No es que no quiera, es que no servirían de nada.- Le respondió Harry mientras le seguía dando de comer.- Cuando he podido hacer algo en contra ya estaba todo tan predispuesto que aunque lo intentara nada se podría hacer.
- ¿Cómo has logrado que dejen a Alexia en paz?
- Los he amenazado con denunciarlos por difamación y por no respetar la intimidad de la persona. Saben que perderían, así que han optado por hacerme caso.
- Eso ha sido muy slytherin de tu parte, Harry. Me has sorprendido.
- Gracias.- Dijo Harry sonriendo.- ¿Quieres cogerla en brazos?
El hombre sonrió y alargó sus brazos con tal de coger a la pequeña, que gorjeó contenta ante la atención que recibía. El hombre tenía tal expresión de felicidad con la niña en brazos que Harry no pudo dejar de maravillarse ante el increíble cambio que experimentaba el maestro ante algo tan simple como sostenerla.
- ¿Por qué no vienes más a menudo a verla?- Preguntó de golpe.- Está claro que deseas poder estar con ella…
- Sería algo sospechoso ¿no crees? El que la gente me viera entrar en tu habitación tan a menudo.
- Mi chimenea está conectada a la red flu… tiene algunas restricciones para que no me molesten presencias indeseadas, pero se puede modificar para que permita la conexión entre tu habitación y la mía.- Le contestó.- Tan solo tendrías que ir a tu habitación, usar el flu y venir a la mía… nadie sospecharía y pasarías tiempo con tu hija.
El hombre lo miró sorprendido, aquello no se le había pasado por la cabeza y era una idea bastante buena. Sonriendo levemente a la niña contestó con un "me lo pensaré".
Después de eso, era muy fácil el encontrarse con el hombre en la habitación de Harry y la bebé, viviendo día a día los diferentes cambios que sufría la niña. Había también muchas otras visitas, pero como el profesor de pociones ninguna. Fue bastante divertido el ver su expresión, cuando se dio cuenta que al igual que a Harry, la pequeña lo conocía.
Aproximadamente un mes más tarde de aquella conversación, el hombre entró a la habitación con una expresión preocupada; aunque al ver a Harry cantándole un arrullo a Alex, permaneció en silencio hasta que la pequeña se acabó de dormir. Cuando Harry salió de la habitación de su hija se sorprendió bastante al ver al hombre paseando frenéticamente por la sala de estar, pero de forma silenciosa.
- Severus… ¿Qué te ocurre? Pareces preocupado.- Dijo el muchacho con preocupación.
Aunque le pesara, a lo largo de ese mes, había llegado a conocer al auténtico Severus Snape, no el sarcástico y frío maestro de pociones y espía para la luz; sino el hombre que se escondía tras esa máscara. Un hombre bueno y amable, divertido cuando podías mantener una conversación relajada con él e increíblemente tierno cuando su hija estaba de por medio. Un hombre que no se había permitido amar y ser amado por miedo de que podría pasarle a la persona amada si Voldemort se enterara de su auténtica lealtad; un hombre, que se encontraba increíblemente solo y que había pensado que moriría solo. Y un hombre del cual, aún sin querer, se estaba enamorando perdidamente.
Si alguien le hubiera dicho hacía un tiempo que se enamoraría de Severus Snape, le habría reservado una cama permanente en San Mungo, de hecho, si le hubieran dicho que se enamoraría de cualquier hombre, pensaría que estaba loco. Cuando la gente empezó a saber que estaba embarazado, la gran mayoría le preguntaba si era homosexual y aquello le había fastidiado en gran medida… pero la cuestión, es que no era homosexual, tampoco bisexual… no le gustaban el resto de hombres, solo él. Si tan solo correspondiera a sus sentimientos…
- Acabo de averiguar algo…- Comenzó nervioso.- hace poco he tenido una reunión con el Lord Oscuro…
- ¿Una reunión? ¿Estás bien? ¿No has resultado herido?- Le cortó Harry comenzando a mimarlo y mirarlo para ver si estaba herido.
- No, estoy bien… estaba de buen humor.- Dijo sonriente ante la preocupación del muchacho, pero su expresión se volvió preocupada otra vez.- pero el motivo de su buen humor…
- ¿Qué ocurre, Severus?
- Quiere a Alexia.
- ¿¡QUÉ? ¿¡Por qué? ¡Es solo un bebé!
- Pero es tu hija.- Murmuró el hombre.- Eso ya la hace poderosa, y el que fuera concebida de una forma tan mágica… eso la hará mucho más poderosa. Además, el hecho de que sea tuya también tiene otro aliciente… estarás tan preocupado por su seguridad, que serás incapaz de pensar y actuar racionalmente; y de esa forma, será mucho más fácil matarte.
- Pero…- Dijo el muchacho.- ¡No es justo! ¡Ni siquiera esto me va a dejar! ¡Ya me lo ha arrebatado todo!
Ante esto, Harry se puso a llorar… desde el embarazo había tenido las hormonas muy alteradas y puesto que había preferido por la lactancia directa (algo que aunque incómodo para el padre, era muy beneficioso para el bebé) las seguía teniendo a flor de piel.
- Es por ese motivo que he decidido mudarme a estas habitaciones.- Dijo entonces el hombre mientras lo abrazaba y le pasaba la mano por la espalda tratando de calmarlo.- De esa forma podré asegurarme que nada malo os pasa.
NA: Hola!1! Bueno, parece que aunque no he acabado aún la substitución (ya dije que la persona que substituyo querría seguir descansando) he podido sacar tiempo para acabar el capítulo… claro que eso también tiene que ver con el inicio de la jornada intensiva… supongo que a partir de ahora podré ir actualizando más… si bien estamos a punto de acabar la historia… jejejeje…
Irethy
Pdta.: Estoy planteándome el hacerle una continuación…. pero aún no estoy segura… ¿Qué opináis? ¿Merece la pena?
